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Poder Judicial de la Nación

TRIBUNAL ORAL EN LO CRIMINAL NRO. 1 DE LA CAPITAL FEDERAL


CCC 40770/2012/TO1

Y VISTOS: En la ciudad de Buenos Aires, a los 18 días del


mes de septiembre de dos mil quince, se reúnen los integrantes del Tribunal Oral
en lo Criminal n°1, Dr. Martín E. Vázquez Acuña en su carácter de Presidente y
los vocales Doctores Alberto Huarte Petite y Adrián N. Martín para dictar
sentencia en esta causa n° 4643/4478 seguida contra HORACIO JAVIER LA
GIGLIA (titular del D.N.I. 23.248.985, con legajo de reincidencia 02380496,
prontuario policial T.M. 19522, de nacionalidad argentina, nacido el 3 de marzo
de 1973 en esta Ciudad, hijo de Horacio Ramón y de María Agustina
Mantuverría, con domicilio real en Carabobo 479, 7° “A”, de esta ciudad,
actualmente detenido en el C.P.F. I de Ezeiza del S.P.F. a disposición del T.O.F. 5
de San martín en el marco de la causa N° 3467) asistido por Defensor Oficial, Dr.
Sergio Steizel, a cargo de la Defensoría Oficial N° 1.-
Establecido que fue en la deliberación que se produjera, que
las cuestiones a decidir se refieren a la existencia del hecho delictuoso y sus
circunstancias jurídicamente relevantes, a la participación del imputado Matías
Méndez, la calificación legal de su conducta, sanción aplicable y costas, el
Tribunal entiende que:
I.- En el requerimiento de elevación a juicio de fs. 535/541
(causa 4478) se le atribuyó a Horacio Javier La Giglia el hecho de fecha 17 de
noviembre de 2011 alrededor de las 1.30 hs. al llamar por teléfono a la
damnificada, Sra. Vílchez, quien se encontraba en su domicilio sito en Byron 46,
Depto. 3, oportunidad en la que el imputado le refirió “si te veo con alguien te
voy a matar y a cagar a trompadas”.-
Asimismo, le imputó haber proferido frases amenazantes a la
Sra. Vílchez con la intención de que sacara la denuncia que le había efectuado,
manifestándole “te voy a matar, saca la denuncia” y “a mí no me vas a ver nunca
más y cuando te vea te voy a cazar de las mechas y te voy a cagar a trompadas”.
Ello, tuvo lugar el 3 de diciembre de 2011 a las 14 hs., oportunidad en que la
llamó por teléfono cuando la victima estaba en su casa.-

Fecha de firma: 25/09/2015


Firmado por: ALBERTO HUARTE PETITE, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: ROBERTO JOSE SALAS LUIS, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: MARTIN VAZQUEZ ACUÑA, JUEZ DE CAMARA
Firmado(ante mi) por: SABRINA CICCONI, PROSECRETARIO ADMINISTRATIVO
También le imputó el haber desobedecido la orden dictada
por la Sra. Jueza del Juzgado en lo Civil N° 102, en el marco del expediente N°
97.709/11, donde con fecha 18 de noviembre de 2011 le prohibió a La Giglia
acercarse a un radio menor a los 200 metros del domicilio de Vílchez y de su hijo.
En efecto, el 18 de marzo de 2012 el imputado se presentó en el domicilio de la
calle Byron 46, Depto. 3, y comenzó a tocar el timbre, para luego romper una
puerta para lograr el ingreso, siendo que la damnificada llamó a la policía y se
logró la detención del nombrado La Giglia.-
Por otra parte, le imputó el haber desobedecido nuevamente
la orden de la jueza civil, el día 25 de abril de 2012 alrededor de las 17.20, cuando
el imputado se contactó telefónicamente con la nombrada, cosa que también le
estaba prohibido, oportunidad en la que el imputado le refirió: “¿cuándo voy a ver
al nene?, ¿cuándo me lo vas a dar?.-
Por último, le imputó el haber desobedecido, una ves más, la
orden de la jueza civil el día 6 de abril de 2012, cuando nuevamente llamó al
domicilio de la damnificada y le dijo frases como “los quiero ver” y “¿con quien
estas?”.-
La Sra. Fiscal de Instrucción calificó el hecho como
constitutivo del delito de amenazas coactivas reiteradas en concurso real con el
delito de desobediencia reiterada que a su vez concursa materialmente con el
delito de daño simple, por lo que La Giglia deberá responder a titulo de autor.-
Por otra parte, en el marco de la causa N° 4643, el Sr. Fiscal
de Instrucción le atribuyó al nombrado el haber coaccionado a los moradores de la
finca sita en José de Cubas 3965, junto a Gerónimo Coco, el día 20 de octubre de
2012 a las 6.50 hs., oportunidad en la que le refirió desde la vereda “devolveme la
plata, dame la plata que me debés o sino te voy a matar”. Asimismo, en dicha
oportunidad el nombrado habría arrancado un canasto metálico de basura de un
vecino y golpeó a la Sra. Lola Pérez en su rostro, lo que le provocó un
traumatismo de nariz.-
El Sr. Fiscal de Instrucción calificó el hecho como
constitutivo del delito amenazas coactivas en concurso real con daño simple y
lesiones leves, debiendo responder La Giglia como coautor de los delitos
enrostrados.-
II.- Al ser llamado a prestar declaración indagatoria durante
la audiencia, Horacio Javier La Giglia declaró con respecto a la causa n° 4643 y
dijo “que se presentaron con Coco después de haber ido a comprar cocaína a la
casa de Roberto, temprano a la mañana, entonces salió el hijo del nombrado con
una cachiporra de resortes con una bola de metal en la punta con la cual le pegó
dos veces, él retrocedió, el otro lo persiguió pegándole con ese elemento y le hizo

Fecha de firma: 25/09/2015


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CCC 40770/2012/TO1

daño en la espalda, ante lo cual el deponente agarró un tacho de basura de los que
estaban sacando para poner los tachos verdes, que estaba tirado en la calle, y
después se enteró por Coco de que había una señora que salió lastimada, una
señora muy mayor, ya que el mismo sobrino haciendo vaivén con esa resortera
cachiporra, cuando la señora se acercó desde atrás de él le pegó generándole un
corte en la nariz y luego la señora vino a forcejear junto con su sobrino en contra
del dicente; que nunca agredió a ninguno de los dos, sino que ellos lo agredieron
al deponente; que en la comisaría pidió que se presentara un forense para ver sus
lesiones y no le hicieron caso, no vino ningún médico forense y le pareció que
está mal, tendrían que haberlo revisado, ya que él tenía heridas notables; que
después del hecho junto con Coco se encontraron con “Robert” una vez y éste les
pidió disculpas por lo que había pasado, aclarando que conoce a Robert y a
Marcelo que son los que le vendían cocaína; a preguntas de la Fiscalía respondió
que Robert intervino porque es el padre de la persona que agredió al dicente y
estaba en la vereda de enfrente; que el hijo no sabe cómo se llama, el de la
cachiporra, y Marcelo es otra persona de las que le vendía droga; añadió que
estuvieron toda la noche consumiendo cocaína con Coco y esto tiene relación con
la ida a Cubas 3965 porque iban ahí a comprar; que se señala en la imputación
como “devolveme la plata”, etc, dirigidas a Pérez Dasilva, dijo que no lo conocía
ni le dijo a nadie esas frases; que desconocía si la señora de edad tenía relación
con Robert o Marcelo, sólo conocía lo que dice la causa, no la conocía de antes;
que tampoco vio a la señora, sino que fue Coco el que le contó que estaba
lastimada; con respecto a la frase “mi papá es brigadier, los voy a echar a todos”
explicó que cuando llegó la policía se sintió defendido y tiró lo que había tomado
como escudo, el tacho, que estaba suelto y no lo tuvo que arrancar, era justo la
época donde estaban sacando los tachos de basura de la calle para poner los
grandes; respecto a la conciencia dice que estaba lúcido; que tenía lesiones
visibles en el omóplato, la cabeza y la espalda de cuando se dio vuelta a agarrar el
tacho; que no lo revisó un médico en la Seccional; respecto del informe de fs. 596
expresó que nunca nadie fue a la comisaría a verlo; a preguntas de la Defensa
respondió que había ido muchas veces a la casa de Cubas, siempre con el mismo
fin; que la vivienda tiene un hall de entrada, una parte circular a la izquierda que
debe ser un living comedor pero no entró, luego hay un pasillito, a mano
izquierda una habitación chiquitita donde se fracciona la droga para venderla, la
tenían en una bolsita, picada, la pesaban y se la daban en el momento; que a veces
atendían por la mirilla, pero más de una vez entró y fue a esa habitación, pocas
veces, si no lo atendían en el pasillo, que es descubierto; que Coco es vago, no se
dedica a nada, tiene mucho dinero y no necesita trabajar, el padre inventó las
mangas para que salgan los jugadores de fútbol a la cancha y cobra derechos por

Fecha de firma: 25/09/2015


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ello; expresó que el padre del dicente falleció hace más de quince años y era
gerente de “Xerox”; con respecto a la causa n°4778 expresó que no se va a
desdecir, quizás mezcló cosas y quiso declarar pero sin que le pregunten; dijo que
tuvo una pelea con Débora Vilchez, se enojaron, hubo agravios de las dos partes,
pero nunca la amenazó; que después de la pelea lo único que quería era ver a su
hijo, que actuó en forma muy ignorante en algunas ocasiones violando lo que le
habían prohibido, por inconciencia y porque quería arreglar la situación con
Vilchez para que pudieran tener una buena relación y ver a su hijo; que nunca la
amenazó, en forma telefónica o personal, de hecho es una persona a la que quiere
mucho y hoy en día tienen buena relación; que lo que hizo fueron siempre
peticiones para ver a su hijo, además al momento de la discusión estaba pintando
la casa de la nombrada para que vivieran en un lugar más lindo y no estaban
juntos, pero cuando se veían se abrazaban y se besaban, se querían mucho; que
sabía que tenía una orden judicial de no acercamiento pero no había prestado
atención al tema de no llamar por teléfono, no lo tuvo en cuenta, no lo leyó; que sí
sabía que no tenía que acercarse a la casa de ella pero nunca la amenazó; que en
una ocasión sí se acercó a la casa de la calle Byron; que no tuvo en cuenta de que
tenía una prohibición de contacto telefónico y pensaba que hablando por teléfono
podía arreglar los problemas personales que tenían para ver a su hijo; con respecto
a la imputación de romper la puerta de ingreso de la vivienda dijo que él estaba
con un pie enyesado porque tuvo un problema con una cortadora de pasto, le
agarró el dedo índice del pie derecho y lo habían operado; que estaba sentado en
el hall de entrada donde pusieron una reja porque la puerta de entrada está
vencida y con un empellón se abre, había tocado el timbre, lo atendió la hermana
de Débora que lo mandó a la mierda y le dijo que tenia prohibido entrar, él
empujó la puerta de entrado y empezó a llamar a Débora verbalmente, pero a los
cinco minutos y antes de que se retire vino la policía; que habrá gritado “Débora
por favor salí, quiero ver al nene, tenemos que hablar” y esa es la vez que admitió
haber ido a la casa; con respecto a la pelea que mencionó fue porque ella le dijo
“vago”, él dijo que era despachante pero no tenía trabajo, que no le dijera vago,
ella respondió que él quería vivir con ella porque estaba cómodo y él la mandó a
cagar; que no sabe en qué momento fue esta pelea, ya que pasó mucho tiempo;
que desde que él se peleó con la madre de su hijo de crianza, Kevin, vivió seis
meses en la casa de Débora y en esos seis meses ella quedó embarazada, la dejó
embarazada pero él no quería que tuvieran un hijo, la relación no era consistente,
él estaba ahí provisoriamente y no quería que lo tome como una persona en serio,
pero como quedó embarazada y le tiene respeto y cariño la siguió viendo y siguió
teniendo buena relación hasta el día de la pelea; que fue a la casa de Débora
cuando el nene tenía más o menos de un año, aclaró que además a él esto le

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planteó problemas con su pareja de toda la vida, le tuvo que decir que tenía un
hijo cuando éste nació y ahí surgió una pelea con Adriana, mamá de Kevin, que le
dio la separación, ante lo cual él se fue a vivir a casa de su mamá, se quedó sin
trabajo y para entonces estaba pintando en lo de Débora y ahí fue que ella le dijo
un montón de cosas, que era un vago, y entendió que se lo dijo porque estaba
resentida porque la había dejado; que hoy tiene buena relación, no se repitieron
estos hechos, la quiere mucho e incluso está en su lista de visitas, trató de venir a
Marcos Paz pero como no era concubina no pudo demostrar el vínculo y no la
dejaron pasar; que también tuvo llamadas desde el penal, él le dijo que lo viniera
a ver, que estaba muy solo, y ella respondió que no era capaz de tomar una
responsabilidad que no iba a poder llevar, él le pidió por favor que tratara de traer
al nene, y ella contestó que no sabía qué efecto podía tener para el nene tener al
padre en el penal, ya que sabe por qué la gente está presa, él le dijo que se fijara,
ella señaló que lo iba a pensar y luego no se pudo comunicar más ya que ella le
pone algo al teléfono para que las llamadas molestas, las ventas, no le entren,
entonces no entra la llamada del penal, él le tiene que avisar a la hermana y ahí lo
atiende; que además ella dijo que le iba a pasar para que hablara con el nene pero
no se le está dando, el 16 de agosto la llamó a ella para el cumpleaños no se pudo
comunicar, como también para que declare solamente que en este momento tienen
buena relación, que no tienen agresión mutua”.-
III.- Durante el debate se recibieron diversas declaraciones
testimoniales: LOLA PÉREZ declaró “que sigue viviendo en José Cubas 3965;
que no recordó la fecha pero sí el episodio, en el cual alguien que no conocía
arrancó un tacho de basura de la esquina, enfrente, y vino a su casa a atacarlos;
que ella salió porque oyó los gritos, pidió ayuda, alguien llamó a la policía que
está a dos cuadras y por suerte vinieron rápido y lo pudieron agarrar, si no cree
que los mataba, aclarando que a ella la lastimó en la nariz; que ella cuando salió
vio a su sobrino y su sobrino nieto, Roberto Marcelo Pérez y Joel Daniel Pérez
Dasilva; que puede ser que a Roberto le digan “Robert”; que no sabe qué se decía
en los gritos, no recordó ni sabe si lo supo porque estaba muy nerviosa viendo que
le quería pegar y mal, en una forma muy brutal; que estas personas eran dos, uno
tenía el fierro ese con el que atacaba, con mucha brutalidad, no supo por qué, y el
otro más bien estaba al lado de él; que con ese fierro la lastimó en la nariz y
quería atacar a su sobrino más chico, su sobrino nieto, pero por suerte vino la
policía; que no sabe si ese golpe fue dirigido pero pudo ser por el forcejeo; que la
policía se llevó a los dos, les puso las esposas y cree se los llevaron en ese
momento; que no los puede distinguir ni puede decir cómo eran; que no le
comentaron quiénes eran estas personas ni por qué estaban ahí, tampoco les
preguntó porque no quiso saber nada con el tema, se lo quiso sacar de la cabeza,

Fecha de firma: 25/09/2015


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fue un momento muy feo; y que desconocía si en la casa se comentó algo; que no
ocurrió algo así a sus parientes en otra oportunidad; que viven todos juntos en la
parte de atrás, adelante hay un departamento; que a ella la curaron pronto y no fue
gran cosa, igual le quedó un poco de señal, también fue el susto; que no vio
cuando la persona supuestamente arrancó el tacho, lo vio cuando ya estaba
atacando enfrente de su casa; que el canasto le pareció que no estaba, que quedó
en la esquina, y lo que tenía era el fierro que sostiene el canasto; que a una de las
dos personas la conocían en su casa pero no sabe cuál era, tampoco preguntó y no
quiso saber más nada de todo eso”.-
Por su parte, JOEL JON DANIEL DASILVA dijo “que no
se sintió damnificado por los hechos; que no conocía a La Giglia; que para
octubre de 2012 vivía en José Cubas 3965 y recordó que hubo un incidente, no
supo si llamarlo una pelea, dos personas enfrente de su casa vinieron a buscar a su
papá, Roberto Pérez, él dijo que no estaba, estas personas siguieron dando
vueltas, el dicente se enojó y una de las personas, a la que no conocía, se puso
loca, agarró un canasto y lo corrió con él; que además estaba su abuela afuera, no
sabe si ya estaba o si salió después, y éste hombre la golpeó con el canasto; que él
conocía a una de las personas, llamada Coco, al otro no; que el canasto era uno de
la basura; que no le dijeron por qué buscaban a su padre, que también vivía con
ellos; que no recordó cómo fue el diálogo, hubo gritos e insultos y no recordó
puntualmente qué decían los gritos, pero gritó un montón de cosas y la policía lo
escuchó, además había algo grabado por su hermano, que lo pasó a un CD y se lo
dio a la comisaría; que su hermano apareció después de que esta persona golpeó a
su abuela; que el golpe a ella fue cuando él se fue adentro a buscar a su papá y su
abuela quedó afuera, por lo que él no vio cuando se produjo el golpe pero la vio
lastimada en la boca o en la nariz, en la cara y se dio cuenta porque estaba
sangrando; que su abuela le dijo que esta persona le pegó con el canasto; que la
situación terminó con la policía y las dos personas detenidas o al menos bajo
control policial; que luego su padre salió a la puerta, detrás de su hermano,
cuando el dicente fue a buscarlo, pero no supo cuál era el motivo de la presencia
de las dos personas, tampoco le preguntó a su padre porque era común que la
gente lo busque a él, incluso a la mañana temprano; que los gritos antes de que
viniera la policía eran parecidos a cuando no estaba la policía; y que una vez
tuvieron un allanamiento en su casa; que la casa tiene un pasillo, jardín, living,
habitaciones y cocina; que el pasillo no es descubierto, sólo en el jardín, que está
al final; que él le dijo a estas personas que su papá no estaba por el horario,
además él estaba llegando de bailar y no sabía si estaba o no pero se quería ir a
dormir”.-

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A su turno, ROBERTO MARCELO PÉREZ recordó “que


a eso de las seis o siete de la mañana lo vinieron a despertar diciendo que estaba
su hijo Joel con su tía afuera y estaban siendo golpeados o violentados, entonces
salió y ya estaban Coco y este muchacho sentados en la vereda de enfrente,
detenidos o demorados por la policía; que a la noche sintió unos estruendos en la
puerta; que su tía estaba lastimada y sabe que hubo violencia entre su hijo y ellos
pero él no estuvo en ese momento; que conocía a Coco desde antes de este
episodio por un amigo de él al cual el dicente le compraba marihuana y a este otro
muchacho lo conocía por medio de Coco; que tiene entendido que lo estaban
esperando al dicente pero él nunca les indicó que lo esperaran, estaba trabajando
en una remisería y la noche anterior los vio a los dos, solo se saludaron y a la
madrugada su hijo los vio por su casa, parece que pegaron la vuelta manzana y
ahí empezó todo; que supo que agredieron con un canasto que arrancaron de la
vereda de enfrente y supo que hubo agresión porque su tía estaba lastimada; que
ignoró si señalaron a alguno de los dos como el agresor; que vio el canasto pero
no vio que le pegaran a nadie”.-
Asimismo, DÉBORA NATALIA VILCHEZ, refirió “que
para 2011 estaba separada de la Giglia y es ex mujer de él; expresó que empezó
como una persecución y hostigamiento telefónico, muchos llamados todo el
tiempo, persiguiéndola, amenazándola, después de eso se asesoró y realizó una
denuncia porque ya no podía usar el teléfono, y el detonante fue más que nada
cuando él hizo una amenaza con respecto al hijo y ahí hizo la denuncia; que ellos
estaban separados y tenían una especie de relación más que nada por su hijo, pero
no sabe si le agarró una obsesión, ataques de celos o qué pero empezó a llamarla
por teléfono y a cuestionarle si estaba con alguien, por qué no le contestaba, era
todo el tiempo, más que nada eso, siempre preguntando lo mismo, fueron muchas
llamadas y mensajes del tipo “te voy a matar a vos y al tipo que estás y después
me mato yo”, esto estaba grabado, y después hizo la denuncia porque dijo que se
iba a llevar al nene y “andá a saber cuándo lo volvés a ver”; que ella lo toleraba
hasta ahí porque el tema era entre ella y él; que no recordó si el llamado ese día
fue acompañado de algo más, por ejemplo si ella hacía algo él iba a hacer tal o
cual cosa pero sí tiene presente que fue a la O.V.D., después de reiterados
llamados de él desde la madrugada, toda la noche hasta la mañana, ella estaba
trabajando y llamó al 137 para asesorarse, entonces le dijeron que no atendiera
más llamados e hiciera la denuncia; que él la hostigaba, le hacía reclamos de
cosas, sí recuerda que le dijo “me voy a llevar al nene y andá a saber cuándo lo
volvés a ver”, y después de la denuncia hubo más llamados, constantemente, en
alguna ocasión para que dejara sin efecto la denuncia; que ante su presentación en
el Juzgado Civil se le implantó una restricción de acercamiento hacia ella y su

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hijo, pero después de esa orden igualmente continuó el contacto con llamados o
visitas, él rompió la puerta de entrada de su casa, la tiró abajo, y ella llamó al 911;
que no vio si en esa ocasión La Giglia estaba enyesado; que creyó que esa vez
estaba su hermana; a preguntas de cómo está la relación hoy en día, expresó que
supo que está detenido pero no lo visitó, él la llama cada tanto por teléfono pero
no hay relación al día de hoy, tienen un hijo en común pero no hay relación; que
después de todos estos episodios y denuncias le impusieron la restricción en lo
civil, no la cumplió y más allá de esto caducó porque él le hizo una denuncia a
ella por impedimento de contacto con el hijo y ella se tuvo que presentar en la
comisaría, llamó a su abogada y ella le comentó que lo civil caducó, que si quería
continuar con esto tenía que hacer otra denuncia pero ella estaba cansada de tantas
idas y vueltas, sintió que no tenía ningún apoyo o defensa de nadie a pesar de todo
lo que hizo, entonces lo llamó a él para arreglar las cosas directamente, le pidió
que hiciera un régimen de visitas que no hizo y se veían porque él quería ver al
nene y ella lo acompañaba ya que no quería dejar solo al menor, y ahí empezó de
vuelta como una relación para que viera al nene, hablaban y no había maltratos,
ella le dijo que las cosas iban a ser como ella quisiera y él aceptó, lo que pasó,
pasó y quedó atrás, así empezó a ver al nene y después por la hermana de él se
enteró de que estaba detenido, ahí él le pidió el número de su celular a la
hermana, ella aceptó que se lo diera y empezaron comunicaciones telefónicas
esporádicas, hablan muy cada tanto y si está su hijo le pasa con él, pero su hijo no
sabe dónde está el padre; que la orden incluía comunicarse telefónicamente y
también a través de terceros; que entendió que La Giglia tuvo conocimiento de
que no la podía llamar porque le llegó a él la misma notificación; que algunos
mensajes de texto o voz quedaron grabados y ella se los pasó a su abogado pero
no recuerda qué decían; preguntada sobre si era similar el contenido de los
mensajes al de las conversaciones telefónicas contesta que es relativo, según el
estado de ánimo de él y las condiciones en que estaba, ella trataba de no atenderlo
porque había una restricción, pero había mensajes de texto y llamadas, y aunque
ella dejó de atenderlo las comunicaciones seguían; que no tuvo presente ahora lo
que él expresaba pero los tonos variaban, a veces pedía las cosas bien y a veces
con autoridad; aclaró que la llamaron de un montón de lugares, no recordó la
fecha ni el lugar; la Fiscalía le recordó lo declarado a fs. 111, renglón 10 (“…
como el celular previamente mencionado… lo volvió a atender… Javier le
preguntó… si estaba con alguien y nuevamente le dijo que estuvieran juntos… se
negaba ... la comenzó a insultar tratándola de imbécil… si te veo con alguien te
voy a matar y cagar a trompadas … se iba a llevar al nene”) y la testigo expresó
que pudo ser, que no lo recordó textualmente pero eran de esa índole los mensajes
y al nene a veces lo metía en el medio, en una ocasión lo dijo y por eso ella hizo

Fecha de firma: 25/09/2015


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la denuncia, pero después no recordó si volvió a mencionarlo pero si lo declaró


habrá sido así, aunque reitera que en este momento no lo recordó; el Sr. Fiscal
leyó lo declarado por la testigo a fs. 191 vta. sobre el tema de sacar la denuncia
(“nada hubiera ocurrido… él quería que se vieran y cortó la comunicación… 35
llamadas más... fue a la comisaría 44ª. … la última vez que violó la orden fue el
25 de marzo último… siendo las 17.20 la llamó al teléfono de su casa… 0905…
cuando podía ver al nene… la justicia lo va a decidir… si seguís con la denuncia
vas a tener problemas… que le pegás al nene”); la testigo dijo que pudo ser, sí, lo
recordó, fue una denuncia en una comisaría y creyó que la denuncia fue
inmediata”.-
También declaró WALTER GUIDO VILCHEZ refirió al
ser preguntado por la Fiscalía sobre si recordaba haber recibido en el domicilio
llamados telefónicos de quien era pareja de su hija o mensajes, respondió “que
hará más o menos un mes o dos meses que llamó de la cárcel, y en el período de
2011 a 2013 no recordó; que sí supo de inconvenientes de la relación que
originaron una presentación en sede civil y fue por amenazas; el Sr. Fiscal solicitó
que para ayudar su memoria se leyeran los dichos obrantes a fs. 88, prestados en
sede contravencional, ante quien instruye: “en reiteradas oportunidades en su casa
se han recibido llamados telefónicos… en una ocasión dejó infinidad de
mensajes… en otra… llegó a atender el teléfono… le hizo saber al imputado este
extremo… contestó te voy a dejar la línea desocupada una hora”, el testigo dijo
que ahora lo recordó y que es correcto; a preguntas de la Defensa respondió que
se domicilia en la calle Byron, igual que su hija; y que no presenció hechos de
violencia entre ella y La Giglia”.-
FELIPE AGUIRRE dijo “recordar la prevención realizada
en la calle José Cubas 3965, que había una persona que estaba muy alterada y
cuando él llegó al lugar ya estaba reducido por un compañero pero se resistía a la
detención, y lo iban a detener porque había agredido a unas personas; que no tiene
presente si había alguna persona lastimada en el lugar; que creyó que los
detenidos eran dos, pero no lo recuerda bien en este momento; que a ellos los
insultaban en todo momento, además decían que no sabían con quién se metían,
pero no recordó exactamente los términos, aclarando que su compañero era un
agente de apellido Perrone; que no recordó si se secuestró algún elemento el día
del hecho”.-
MARTÍN GONZALO PÉREZ DASILVA recordó “que lo
despertó su hermano Joel diciendo que le habían pegado a su abuela Lola y
cuando salió el dicente la vio con la nariz sangrando y a los dos individuos
agrediendo desde la vereda de enfrente, por lo que empezó a grabar, luego los
esposaron y se los llevaron a la comisaría; que no recordó si cuando él salió ya

Fecha de firma: 25/09/2015


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estaba la policía; que no había objetos esparcidos pero le comentó su hermano que
faltaba el tacho de basura, pero esto él no lo vio; que no recordó haber visto nada
en las manos de ellos; que oyó que le gritaban amenazas al dicente, “te vamos a
matar, gordo”, porque estaba grabando, le decían que no grabe que lo iban a
matar; que desconoce por qué estas personas estaban ahí, aclaró que no habló del
tema con su padre o su abuela ya que están peleados, mucho no se hablan ahora y
en ese momento también; que lo que pasó no era algo habitual, él estaba dormido
y lo despertaron porque había pasado algo en la puerta, entonces como familia
salió a ver qué pasaba; que no recordó si vio cuando llegó la policía pero sabe que
grabó y estaban pero no sabe si vinieron antes o después; que desconoce si estos
sujetos le decían algo a la policía porque estaban en la vereda de enfrente y que de
las dos personas conocía por su papá a Coco; y que no recordó quién dijo la frase
de que lo iban a matar pero sí tuvo presente lo que le dijeron porque como él de
chico era gordo tuvo problema con que le digan “gordo”; que a Coco lo conocía
por medio de su papá pero no sabe nada de él; que el dicente tiene un perro, un
“pitbull red nose”; que supo que faltaba el tacho de basura pero no supo cómo era,
le dijeron que había un tacho de basura y un par de cosas pero no sabe qué eran”.-
BLANCA ISABEL LÓPEZ expresó “no recordar el caso,
no obstante las preguntas que se le formularon para ayudar a su memoria;
exhibida el acta de fs. 172, reconoció su firma, le dio lectura y dijo que no recordó
el caso, que para entonces prestaba servicios en la Comisaría 44ª. que era una
vorágine, tuvo muchos procedimientos y éste en particular no lo recordó”.-
Por último declararon los testigos de procedimiento:
FERNANDO ARIEL SCHEDROVITZKY quien declaró “que le había pedido
el auto a su papá, tomó por Cubas y lo paró personal policial porque había dos
personas que tenían problema con otra de una casa pero no supo qué había
pasado, la discusión entre ellos, eran dos personas contra un señor que grababa
con una cámara lo que pasaba, además había un chico jovencito de 20 años,
policías y dos personas aprehendidas que estaban enojadas con la persona de la
casa, pero no supo el motivo; dijo ignorar si les decían algo a los policías, estaban
un poco exaltados, nada más; y que creyó que no se secuestró nada; exhibida que
fuera el acta de fs. 577, el testigo reconoció su firma, recordando que el cesto de
basura estaba salido, estaba con la base abajo, pero no recordó otros elementos ni
un fierro más grande; que era el “coso” de la basura nada más que estaba salido,
la parte metálica, la base, era el mismo canasto de basura, estaba todo junto”.-
CARLOS PATRICIO SCOPPA recordó “que se retiraba de
la casa de su padre, en Cubas al 3900, era temprano por la mañana, y vio a unos
policías y cierta gente detenida, le hicieron señas para que parara y fuera testigo y
entonces firmó un acta, pero no recordó la fecha ni la hora exacta, tampoco vio lo

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que estaba pasando, cuando se retiraba de casa de su padre vio que había
movimiento y ya había personal policial, que fue el que le hizo señas, pero era
todo muy confuso, había mucho grito; que se detuvo a por lo menos dos personas,
había muchos gritos y no supo específicamente a quién iban dirigidos o si eran
hacia la policía, no recordó qué decían, tampoco si se secuestró algún elemento ni
si en el acta se hizo constar algo; exhibida que fuera el acta de fs. 577, reconoció
su firma y le dio lectura, recordando que había como un trozo de fierro pero lo
recordó vagamente y no tuvo presente si estaba unido a algo; que recordó que era
uno de esos canastos para poner bolsas de basura, había sido removido de la
vereda y estaba unido el canasto con el fierro, pero no tuvo presente que hubiera
un fierro aparte”.-

Igualmente se incorporó la siguiente prueba:

Referente a la causa N° 4643:


- Acta de fs. 575 de la que se desprende que Horacio Javier
La Giglia fue detenido el 20 de octubre de 2012 a las 7.34 hs. en José Cubas
frente a la numeración catastral 3984.-
- Acta de fs. 577 de la que se desprende que el 20 de octubre
de 2012, en la calle José Cubas frente a la numeración catastral 3984, se procedió
al secuestro de: “un (1) caño metálico de un metro de largo de una pulgada de
diámetro, un (1) canasto metálico de basura de 65 cm de largo por 40 cm de
ancho por 30 cm de altura, soldado a un caño metálico de un metro de largo de
una pulgada de diámetro” .-
- El informe pericial de fs. 586 practicado sobre los efectos
secuestrados detallados ut supra, el cual nos permite concluir que tanto el canasto
junto al caño que lo sostiene, como el otro caño secuestrado se tratarían de un
único caño para sostener el canasto en cuestión y que habría sido roto presentando
uno de los caños en uno de sus laterales dobladuras.-
- El informe pericial practicado sobre la vereda donde se
encontraba el canasto de basura que fuera arrancado (cfr. fs. 590).-
- Las constancias de fs. 597, 604/5 y 607, las que nos indican
que La Giglia al momento de su detención se negó a que se le extraiga sangre,
como así también las transcripciones del informe médico que nos revelan que el
nombrado se encontraba lucido, exitado, verborrágico, agresivo de palabra contra
el personal policial. Asimismo, que la Sra. Pérez presentaba una escoriación
inflamable en ala de nariz izquierdo, por golpe o choque con o contra superficie.-
- El informe médico practicado a Lola Pérez glosado a fs.
603, del que se desprende que la nombrada el 20 de octubre de 2012 presentaba

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una escoriación inflamable en ala de nariz izquierdo, por golpe o choque con o
contra superficie.-
- El informe toxicológico de fs. 841/844 del que se desprende
que de la muestra de orina remitida como perteneciente a La Giglia no se ha
comprobado la presencia de estupefacientes ni psicofármacos.-

Referente a la causa N° 4478:


- Comparendo de fs. 44 del que se desprende que la
damnificada concurrió al Juzgado de Instrucción el 20 de mazo de 2012 a fin de
solicitar protección personal por temor a ser agredida por La Giglia.-
- Informes de la empresa “CLARO” de fs. 21/4, 118/21,
donde se desprenden las llamadas realizadas al celular 1133255502 el 17 de
noviembre de 2011, donde surge que a partir de la 1.21 hs. hasta las 19.42, recibió
muchas llamadas del abonado nro. 1135357740.-
- Informes de “Tgestiona” referentes a las llamadas entrantes
y salientes del abonado nro. 1146350905 el día 17 de noviembre de 2011 (cfr. fs.
30/2, 90/1, 93//5, y 127/9).-
- Informe de “Nextel” de fs. 67/9, referente a las llamadas del
día 17 de noviembre de 2011, el que nos informa que las líneas 1135357740 y
1553041355 son titularidad de Javier Horacio La Giglia.-
- Informe de “Telecentro” glosado a fs. 78/81, del que se
desprende las llamadas realizadas por el abonado nro. 1135357740 el 17 de
noviembre de 2011 al abonado nro. 1133255502, como así también que el primer
teléfono se corresponde con el domicilio sito en Carabobo 479, piso 7°, Depto.
“A”, C.A.B.A.-
- Acta de fs. 150, que da cuenta del allanamiento del
domicilio de Carabobo 479, piso 7°, Depto. “A”, C.A.B.A.-
- Actas de fs. 153 y 156, la que da cuenta de que tanto el 20
de marzo como el 3 de abril de 2012 personal policial de la Comisaría 44ª,
concurrió al domicilio de la Sra. Vilchez, sito en Byron 46, Depto. 3, C.A.B.A, a
fin de informar los números de contactos.-
- Informe de la empresa “CLARO” referente a las llamadas
entrantes y salientes del teléfono 011533255502 correspondientes al día 3 de
diciembre de 2011 entre las 13 y las 15 hs., del cual surge que no se registraron
llamadas en ese día y horario (cfr. fs. 165/6).-
- Informe de “Tgestiona” de fs. 166/7, referente a las
llamadas entrantes y salientes de la línea 1146350905 el día 3 de noviembre de
2011.-

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- Informe de la empresa “CLARO” de fs.333/6, referentes a


las llamadas entrantes y salientes de línea 1133255502 el día 1 de abril de 2012 al
11 del mismo mes y año.-
- Informe de “Tgestiona” de fs. 337/0, referente a las
llamadas entrantes y salientes de la línea 1146350905 el día 1 de abril de 2012.-
- Informe de la empresa “CLARO” de fs.472/8, referentes a
las llamadas entrantes y salientes de línea 1133255502 el día 17 de junio de
2012.-
- Informe de la empresa “CLARO” de fs. 481/4, referentes a
las llamadas entrantes y salientes de línea 1133255502 durante el periodo del 11
al 13 de mayo de 2012.-
- Informe de la empresa “Telefónica” glosado a fs. 492/3,
referentes a las llamadas entrantes y salientes de línea 1146350905 el día 17 de
junio de 2012.-
- Acta de fs. 172 de la que se desprende que Horacio Javier
La Giglia fue detenido el 18 de marzo de 2012 a las 11.45 hs. en Byron 46,
C.A.B.A.-
- Informe socio ambiental del imputado (ver legajo de
personalidad).-
- Certificado de antecedentes de fs. 547vta.-
- El legajo nro. 7210/211 de la Oficina de Violencia Doméstica de la
C.S.J.N. (en adelante O.V.D.) de fs. 1/9, 52/60, y 97/106. En lo que interesa para
la presente es el informe de riesgo elaborado por los profesionales de la O.V.D.:
“…VALORIZACIÓN DE LA SITUACIÓN: La dicente se presenta en esta OVD,
por indicacion de la Linea 137, a los efectos de exponer la situación de violencia
que dice padecer por parte de La Giglia Horacio Javier (38). Surge de sus
dichos que mantuvo con el nombrado una unión consensual durante dos años
finalizando la misma en el año 2009. Expresa que dicha convivencia fue
antecedida por un periodo de tres años de noviazgo. Fruto de esa relación nació
su hijo Lucio Ismael La Giglia (2) quien concurre al jardín maternal Instituto
Nuevo Sol. El grupo de convivencia está integrado por la dicente y su hijo y, en la
planta alta del domicilio, vive su padre y su hermana. Tal como ha sido
circunstanciado por la compareciente en el Acta que antecede el último suceso
de violencia se habría desencadenado en el día de la fecha en ocasion de haber
recibido, en horas de la madrugada, un llamado telefonico de La Giglia, quien la
habría interrogado para que ella le informara acerca de si mantenía una relación
sentimental con otro hombre. La dicente refiere haber cortado la comunicacion
por lo que La Giglia habria reiterado sus llamados una docena de veces,
profierendo insultos, dichos soeces mediante un trato denigrante y

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desvalorizador hacia la actividad laboral de la compareciente (quien se
desempeña como obstétrica en un hospital público). Agrega que también la
habría amenazado con “sacarle a su hijo. Posteriormente, ya en horas de la
mañana, encontrándose.La dicente en su lugar de trabajo, refiere haber recibido
otro llamado del mencionado para decirle que iría a buscar al niño para, más
tarde, haber registrado unos ochenta llamados del mismo tenor, uno de los cuales
habría sido atendido por la hermana de la deponente a quien La Giglia le habría
advertido que iría a su trabajo a buscarla. La dicente alude a reiteración de los
dichos intimidatorios del nombrado. Asimismo, refiere haber sido objeto de
amenazas de muerte y daño en caso de que él se entere que ella está con otro
hombre. La dicente refiere que esta escena interfirió en su jornada laboral por lo
que debió retirarse antes de su horario para, posteriormente, concurrir a esta
oficina, previa comunicación con la Linea 137 en el marco de sucesivos llamados
por pate del denunciado. ANTECEDENTES DE VIOLENCIA: Sitúa el inicio
de los episodios de violencia hace un año atrás (ya finalizada la convivencia). El
tipo predominante habría sido emocional y verbal. Las escenas habrían sido
protagonizadas por La Giglia primero de manera esporádica (utilizando como
excusa el reclamo por ver al niño en cualquier momento). Refiere que el
mencionado tiene una conducta de consumo de larga data a sustancias
psicoactivas (extasis, ketamina, cocaina, pasta base, entre otros, asi como
alcohol en exceso). Agrega que varias de estas sustancias serían producidas por
el mismo. La dicente refiere que recientemente (hace aproximadamente hace
cuatro meses atrás) se habrian revinculado sentimentalmente. No obstante, en el
transcurso del último mes, la dicente le habría expresado su intención de cortar
la relación lo que habría incrementado la conducta hostil del denunciado. En
cuanto a las familias de origen la dicente niega la existencia de antecedentes de
violencia en tanto dice desconocer sobre tales situaciones en la familia del
denunciado. CARACTERISTICAS DE LA COMPARECIENTE: Al momento de
la entrevista se la observa orientada temporoespacialmente y con un discurso que
impresiona organizado y coherente. Su modalidad de expresión es clara y su
actitud de activa colaboración. Se advierte implicación afectiva con los dichos
que relata. Manifiesta sentimientos de incertidumbre ante los dichos amenazantes
proferidos por su ex pareja. Reflere haber solicitado turno para ser atendida en
el CIM Maria Gallego. Hace referencia a efectos en su salud que asocia a los
hechos que relata (alude cefaleas, trastornos del sueño y alimentarios).
Asimismo, expresa un impacto negativo en su actividad laboral con el perjuicio
económico que esto le habria representado. Manifiesta contar con su padre, su
madre, su hermana, amigas y compañeras de abajo como referentes significativos
de contención y apoyo. CARACTERISTICAS DEL PRESUNTO AGRESOR: Lo

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describe como un hombre “irresponsable y vago”. Se desprende de sus dichos


que se trataría de un hombre emocionalmente inmaduro e inestable quien
ejercería maltrato de tipo psicológico hacia la dicente registrando, en la
actualidad, una marcada conducta de acoso que iría in crescendo. Su despliegue
se vería potenciado (si bien no de manera causal) ante su conducta de consumo
excesivo de alcohol y de sustancias psicoactivas. En lo que respecta al
establecimiento del vinculo paterno-filial se advierten dificultades asociadas a la
caracterización antes descriptas para posicionarse empáticamente hacia su hijo
e instrumentar acciones protectoras. El niño, al igual que la dicente, estarían
ubicados a mode de objeto de satisfacción de su demanda. EVALUACIÓN DE
RIESGO: Del relato escuchado, al momento de la entrevista se valoran
indicadores compatibles con RIESGO MEDIO con proyección a alto riesgo, de
no mediar acciones que arbitren como limite a la conducta del denunciado.
Dicha va1oración considera la detección de los siguientes factores: 1.
Cronicidad de situaciones de maltrato emocional y verbal (las mismas se
expresarian mediante un trato hostil y de acecho). En la actualidad se habría
registrado un incremento de dicha conducta por parte del denunciado asociada
al deseo manifiesto por parte de compareciente de no proseguir la relación
sentimental con el mismo. 2. En este contexto se habrían registrado las presuntas
amenazas de daño y muerte próferidas por el denunciado así como los
recurrentes llamados telefónicos interfiriendo incluso en la actividad laboral de
la dicente. 3.Amenazas con “sacarle” al niño por la fuerza con el consecuente
impacto que dicha situación implicaría para la salud emocional del niño,
considerando las necesidades propias de su edad cronológica y del momento
evolutivo que transita. 4. Perfil del presunto agresor quien además tendría una
conducta de consumo de larga data a sustancias psicoactivas y alcohol en
exceso. En cuanto a los factores protectores cabe meticionar que se observa a la
dicente subjetivamente implicada con la situación que relata y sensibilizada ante
los eventuales riesgos. La dicente cuenta con inserción laboral, autonomía
económica y habitacional y con red vincular de apoyo. Se refuerza la
importancia de sostener atención en el CIM Maria Gallego. Dra. Alejandra
Garcia y Lic. Graciela Marques.”.-

Además se incorporó como prueba documental e


instrumental:
Referente a la causa N° 4643:
- Fotos de fs. 587 donde se muestra el canasto de basura
junto a su caño sostén.-

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- Video aportado por las víctimas y glosado a fs. 621.-
- Efectos que quedaran en depósito de la Comisaría 45 (cfr.
fs. 623).-
- Constancias de la atención médica recibida por la Sra. Lola
Pérez en el Hospital Zubizarreta de fs. 626/28.-

Referente a la causa N° 4478:


- Copias de fs. 3/4, 42/3, y 297 referentes a la
documentación aportada por la damnificada Vilches, cerificados de denuncias, y
presentación en la O.V.D.-
- Copias de fs. 500/531 de la causa N° 11386/2012 del
Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N° 17.-
- El legajo de copias del expediente N° 97709 que corre
por cuerda.-
- Copias de fs. 70/2, 175/77, 201 bis/284, 311/2, 348/50,
375/77, 385bis/411, 418/43, pertenecientes a los autos “Vilchez, Débora Natalia
c/La Giglia, Horacio Javier s/denuncia por violencia familiar” del Juzgado
Nacional en lo Civil N° 102. En lo que interesa para la presente es la resolución
de fecha 18 de noviembre de 2011 dictada por la Magistrada a cargo del Juzgado
Nacional en lo Civil N° 102, Dra. Martha B. Gómez Alsina, cuya parte resolutiva
se transcribe: “I.- Tener a Débora Natalia Vílchez por presentada, parte y por
denunciado el domicilio. Hacer saber a la compareciente que en lo sucesivo
deberá dar cumplimiento con lo previsto por el artículo 56 del C.P.C.N.
(asistencia letrada).- II.- Prohibir a Horacio Javier La Giglia mantener contacto
con la denunciante, Débora Natalia Vílchez y su hijo Lucio Ismael La Giglia y
acercarse a un radio menor a doscientos metros del domicilio donde estos
habitan, sito en Byron N° 46 depto. “3”, C.A.B.A., de su lugar de trabajo en el
Hospital Santojanni, sito en Pilar 950, C.A.B.A., del jardín de infantes al que
concurre el hijo de ambos sito en Lope de Vega entre Rivadavia y Yerbal C.A.B.A.
y a ochenta metros de cualquier lugar en que los mismos se encuentren, asimismo
se le ordena al presunto agresor que cese en los actos de perturbación o
intimidación que, directa o indirectamente, realice hacia la mujer hasta que obre
en autos el informe psicológico que a continuación se ordena. La prohibición se
hace extensiva a las comunicaciones telefónicas por celular o de la línea, correo
electrónico y/o cualquier otro medio que implique una intromisión injustificada,
incluso por intermedio de terceras personas, BAJO APERCIBIMIENTO DE
IMPONERSE UNA MULTA DIARIA DE PESOS QUINIENTOS ($500.-) POR
CADA INCUMPLIMIENTO, A FAVOR DE LA BIBLIOTECA DE LA C.S.J.N. Y
DAR INTERVENCIÓN A LA JUSTICIA CRIMINAL POR LA PRESUNTA

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COMISIÓN DEL DELITO DE DESOBEDIENCIA (art. 239 del Código Penal)


….” .-
IV.- Al momento de alegar sobre la prueba, el Señor Fiscal
General, Dr. Ciruzzi, manifestó que se elevó la causa a juicio por atribuirse al
encausado La Giglia diversas conductas, cinco en la causa 4478 y luego los
sucesos de la n° 4643 y por lo que trató separadamente ambas imputaciones para
mayor claridad; expresó que la imputación que se desprende de la causa 4478 gira
alrededor del conflicto no negado por nadie del imputado La Giglia con su ex
pareja Débora Natalia Vilchez, y hay una serie de sucesos que individualizará de
la misma manera que le fue informado al imputado al ser indagado en el juicio: el
primero acaeció el 17 de noviembre de 2011 en horas de la madrugada y tuvo
como escenario el lugar donde habitada Vílchez, el departamento 3 de Byron 43,
y surgen los llamados porque básicamente esto se inicia por un llamado telefónico
que hace el imputado desde el departamento del 7° “A” de Carabobo 479, así
menciona los teléfonos que recepcionan los llamados, el 4635 0905, particular de
Vilchez; el 11 3325 5502, celular de la nombrada, y en esta ocasión inicial del 17
de noviembre los llamados salen del 113535-7740, particular de La Giglia de la
calle Carabobo; que el contenido de los llamados tuvieron una serie de insultos y
la frase “si te veo con alguien te voy a matar”, y además de algunas maneras de
increparla los epítetos fueron “idiota”, “imbécil”, “hija de puta”, “si te veo con
alguien te voy a matar y a cagar a trompadas”. Que luego hubo un segundo
suceso, a las 14 del 3 de diciembre de 2011, donde repite “te voy a matar”, “sacá
la denuncia”, “te voy a cagar a trompadas”, y luego agrupó los tres sucesos que
siguen porque partían de una resolución del 18 de noviembre de 2011 en la cual
se impuso al encausado, además de una multa de 500 pesos por cada
incumplimiento, dos prohibiciones: una primera de mantener contacto con
Vilchez y su hijo, Lucio, a un radio menor a 200 m de Byron 46 o del lugar de
trabajo de ella, el hospital Santojanni, o el jardín de infantes al que concurría el
niño, y se hizo extensiva la orden a las comunicaciones telefónicas por celular,
teléfono de línea, correo electrónico o cualquier otro medio que implique una
intromisión injustificada, inclusive por intermedio de otras personas; que esta
prohibición surge del legajo de copias del expediente n°97709 del Juzgado Civil
n° 102, a fs. 12 y siguientes, y esta resolución judicial encuentra tres desacatos
por parte del imputado: el 18 de marzo de 2012, y en el requerimiento de
elevación se agregó además un daño a una puerta tras una reja del domicilio de
Byron con golpes de puntapiés, y luego el 25 de abril de 2012, a las 17.20, y el 6
de abril de 2012, ambos por vía telefónica; que estos sucesos tienen adecuación
típica, los dos primeros, las llamadas del 17-11 y 3-12-11, como amenazas
coactivas, y los tres restantes en la figura de desobediencia, agregando en el hecho

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3 del requerimiento de elevación del 18-3-12 el daño al que hizo referencia, como
autor, y concursando todos los sucesos realmente entre sí (arts. 45, 55, 149 bis
párrafo 2°, 239 y 183 C.P.), esto es amenazas coactivas, desobediencia y daño
simple. En cuanto al imputado, señaló que ha dicho al respecto en la indagatoria
que no amenazó ni le pegó ni rompió la puerta de Vilchez, que sabía de la
existencia de la orden judicial pero por distracción o porque no la leyó,
desconocía la prohibición de comunicación telefónica o por otra vía, además
admitió que una vez fue a la casa, en una época que ubica a partir del nacimiento
del hijo que tienen juntos, en marzo de 2012, y agregó que sí hubo acercamientos
telefónicos y llamados pero pensó que esto podría hacer que depusieran actitudes;
que además dijo La Giglia que hubo una pelea con ofensas mutuas, que el 18 de
marzo de 2012 nunca podría haber roto la puerta porque tenía el pie enyesado y lo
que ocurrió es que lo atendió por el portero eléctrico la hermana de la
denunciante, lo mandó a la mierda y por eso su enojo, pero no rompió la puerta y
a ella no la vio; y que hoy en día hay buena relación, incluso ella lo ha llamado a
la cárcel, y en definitiva reconoció que fue una vez al domicilio, cuando no debía,
y habló por teléfono cuando no debía pero no sabía que no debía hacerlo, que
hubo ofensas mutuas, pero nunca amenazas ni simples ni coactivas y hoy en día
hay una buena relación, a punto tal que ha tenido llamados en la cárcel, intentó
ponerla como visita y tienen una buena relación y se tienen aprecio y respeto. Con
respecto a la prueba, por un lado destacó la fecha del acto jurisdiccional de la
prohibición de acercamiento, que según las copias que citó es del 18 de
noviembre de 2011, notificada al imputado y al defensor público oficial. Respecto
de esta violación de la prohibición de acercamiento tuvo en cuenta la admisión del
imputado de que el 18 de marzo de 2012 fue a la calle Byron, la negativa de la
rotura de la puerta y que quien lo atendió pero claramente violó los 300 metros,
era la hermana, y también estuvieron las admisiones de los llamados telefónicos,
es decir que de los tres hechos de desobediencia tenemos el desbaratamiento de
cualquier tipo de error respecto de su conocimiento de que no podía llamarla por
teléfono y lo redujo a ello porque él mismo admite que sabía que no se podía
acercar, dio una justificación pero ésta no vence esa prohibición de acercamiento
y no hay una notificación parcial, el texto de la resolución es un contenido
omnicomprensivo, con lo cual si sabía lo uno debía saber lo otro, entonces estuvo
el conocimiento de la existencia de la prohibición y su voluntad, y no obstante
ello y con las justificaciones que quiera presentar, llamar y/o acercarse. Entonces,
con esta admisión de la cuestión de hecho, y la cuestión de derecho que ya
mencionó, entendió que existe el dolo de infringir esta prohibición, que encuadra
en el art. 239 de la ley sustantiva. Hizo abstracción del concurso entre los hechos
del 18 de marzo de 2012 con el delito del art. 183 C.P. de rotura de la puerta para

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entrar, y se le produjo una duda pero consideró que no necesariamente tenía que
pedir una postura liberatoria, pero ante la posibilidad de que se entienda que son
hechos escindibles y no hay un concurso, pidió que se lo absuelva por dicho delito
de daño de la puerta de Byron 43, ya que el imputado dijo que se apoyó, que la
puerta se abrió sola y que él tenía el pie enyesado, se preguntó en el juicio al
preventor y dijo que no sabía nada de la puerta, Vilchez expresó que ella no bajó y
no se puede descartar la manifestación del encausado de que estaba enyesado,
además la policía López que vino a declarar tampoco lo recordó y dada la postura
del Tribunal de no leerle lo que declaró, más allá de lo que dijo el perito sobre la
puerta, no tuvo otros elementos como para formular acusación al respecto. Pidió
entonces la condena del encausado por tres hechos de desobediencia en concurso
real y su absolución por daño. En cuanto a los demás hechos de la presentación de
la señora Vilchez, la nombrada mencionó los inconvenientes con el imputado, una
relación conflictiva, y que luego del nacimiento del hijo se produjeron los
principales distractos de la relación con el imputado y acá es donde por mayoría
se recurrió a la declaración de la señora que tiene dos vertientes, una en sede
jurisdiccional y otra en la O.V.D., y cuando se le hizo saber el contenido de las
declaraciones anteriores más cercanas en el tiempo puntualmente confirmó desde
los términos de “sí, así es”, que hubo dos llamados, que en el fondo no tuvo una
negativa absoluta por parte del imputado, no de su contenido, donde ella admitió
lo que son la médula de las dos situaciones de aquellas amenazas para que haga o
deje de hacer algo con los insultos iniciales del 17 de noviembre de 2011 en la
llamada, luego de 15 o 20 llamados, con el “si te veo con alguien te voy a matar”
y los del 3 de diciembre a las 14, “te voy a matar, sacá la denuncia, te voy a cagar
a trompadas”, que fueron las dos admisiones que desde la lectura hizo Vilchez;
que esto tiene un correlato, por un lado la admisión de Walter Vilchez, padre de la
víctima, que se perdió un poco en el tiempo, porque dijo que existían llamados,
que él la llamó desde la cárcel y ella no quería atender, lo cual demuestra que no
confirma un interregno de tiempo de los llamados del encausado a su hija pero sí
desbarató esa argumentada excelente relación actual y la eventual visita en la
cárcel no concretada, es decir que la Fiscalía entendió que los dichos de Vilchez
no están huérfanos, además hay desgrabaciones sobre el contenido de algunos
llamados, pero Vilchez confirmó la amenaza coactiva en esas dos llamadas, y la
coacción es una coacción donde si se exige un especial elemento subjetivo a la
amenaza acá lo tienen, muchas veces se le exige el análisis de un elemento
subjetivo a la amenaza desde el punto de vista del sujeto pasivo, qué le pasó ante
las amenazas, qué hizo, y parte de la doctrina dice que cuando esa es la reacción
del sujeto pasivo, en este caso ante la frase “te voy a matar si estas con otro”, y
retira la denuncia, demuestra dos cosas, que a la señora Vilchez las amenazas le

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socavaron su modo de vida común y corriente y le hicieron emerger ese aspecto
de exigencia de un especial elemento subjetivo del sujeto pasivo, cambió la vida,
hizo la denuncia y acá aparece algo que está más allá de cualquier prueba, la
lógica, el contenido que confirma la señora desde la lectura autorizada por el
Tribunal por mayoría, es “sacá la denuncia”, después de haberla hecho, entonces
entendió probados estos cinco hechos que ha calificado, los hechos 3, 4 y 5 de
desobediencia, en concurso real entre sí porque hay una renovación del dolo de
avasallar la resolución, y esas dos amenazas coactivas del art. 149 bis, “si estás
con otro te voy a matar”, “sacá la denuncia”, todos los cuales concurren de
manera real y por los cuales deberá responder La Giglia como autor, descartando
cualquier tipo de error respecto de los acercamientos telefónicos con la
antijuricidad.-
En cuanto al hecho del 20 de octubre de 2012 frente al
domicilio de Cubas al 3900, entendió que en esa fecha, entre las 6.50 y 7.15, el
imputado junto con Gerónimo Antonio Máximo Coco, no sometido a proceso y
con suspensión del juicio a prueba, se acercaron a ese lugar con el pretexto o
necesidad de buscar a Roberto Pérez, quien vivía en ese lugar con una señora
mayor, sus hijos y aparentemente en una conflictiva situación; que, en el lugar, se
le imputó la realización de amenazas reclamando plata porque si no los iba a
matar a todos, luego arrancar un cesto de basura no de los de la Ciudad sino los
que suelen poner los habitantes de las casas en su frente, con una base de hierro y
sobre ella una canasta, haberlo arrancado de la vereda y con ello además de
acompañar los epítetos y amenazas para con Joel Pérez Dasilva, hijo de Pérez, y
haber golpeado en la zona de la nariz a Lola Pérez y haberle producido, según los
informes incorporados, lesiones de importancia leve, redondeando luego ante la
presencia de la policía haberlos amenazado cuando los reducían y detenían,
diciendo “ustedes no están identificados, no saben con quién se metieron, los voy
a hacer echar a todos”; que estas conductas se encuadran respecto de Pérez en el
art. 89 C.P., lesiones leves, daño por la rotura y arrancar el cesto de basura, sin
analizar aquí si este objeto está al uso y servicio de los que pasan, y en las
amenazas del art. 149 bis en dos tramos, uno para con los habitantes, Daniel
Pérez, Joel Pérez da Silva, su hermano y “Robert” o Roberto Pérez, aunque no
estaba presente, y a los policías con la frase de “mi papá es brigadier etc.”, que
entendió es una amenaza simple, y sin ampliar el requerimiento respecto de la
última de las personas que filmaba el video, configuran daño simple por el tema
del cesto, lesiones leves respecto de la señora, amenazas coactivas para con
Roberto Pérez o su hijo Joel y las simples para con los policías que actuaban; así
vino requerido, en coautoría, y en concurso real entre sí todos los hechos; que el
imputado en su indagatoria calificó ese lugar como de compra de droga, alegando

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que por ese motivo habían ido, también dijo que fue con Coco a ver a “Robert”,
que éste le pegó con una cachiporra, una especie de palo con un resorte, admitió
que tomó el tacho de basura para defenderse pero alega que no lo rompió sino que
estaba así, y que Coco fue quien le contó que el sobrino, en el revoleo con la
cachiporra, le pegó a quien después se supo era la tía abuela, Lola Pérez; que
asimismo dijo que habían estado tomando cocaína, que luego “Robert” le pidió
disculpas por lo que pasó y que él conocía el lugar, describió la casa, y agregó que
quedó muy golpeado por el sobrino, no obstante lo cual en la seccional no lo
revisó ningún médico. Sin embargo, destacó que a fs. 40 de la foliatura original,
actual fs. 604, se transcribe una constancia de la instrucción, del informe médico
firmado por dos policías, que dice que La Giglia presentaba hematoma de reciente
data en región escapular y muñeca izquierda, excoriaciones en ambas rodillas por
golpe o choque contra superficie dura y estaba agresivo, verborrágico, profería
amenazas contra el personal policial, pero tenía el juicio e ideación coherente, un
discurso agresivo, y no percibió en ambos (incluyendo a Coco) aliento etílico pero
sí impresionaban estar bajo efecto de medicación o sustancia ilegal, ello ese día a
las 12.49, con lo cual está claro que no hubo falta de revisación médica, y lo que
fueron esas lesiones evidentes y que deberían haber generado mayor atención son
las que escucharon, que se compadecen con lo que dijo; que además en el día de
hoy se pudo ver el video que filmó el hijo de “Robert”, quien lo que más
recordaba era que le habían dicho “gordo” y un poco confirmó lo que dijeron
todos, todos transitaron una falta de recuerdo, Joel, Robert, Lola Pérez, y si bien
no se puede quitar del contexto donde se produjo el suceso la posibilidad de que
Robert venda drogas en esa casa, que hayan existido compras o negociaciones
anteriores, y esto lo puedo decir libremente porque no es su objeto procesal y se
ventiló en la justicia federal aparentemente, ninguno recuerda puntualmente, no
sabe si son mendaces, reticentes o si no recuerdan, qué hacían dos personas
insultando, lastimando a Lola, en el lugar, y si bien esto es poco creíble esa parte
no tiene que hacer un análisis de lo que supone sino de lo que dicen, que venían a
cobrar algo, que le dijeron a la policía “no sabes con quién te metes” y la rotura y
toma para agredir del cesto de basura, y vimos el video, el cual aislado de los
dichos vertidos en la causa por los testigos y el procesado sería demostrativo de
una reyerta más, no excedería lo común, pero al escuchar el sonido y por eso
insistió en uno de ellos, primigenio en el tiempo y segundo en exhibirse en la
audiencia, quien filma dice algo sobre que son hijos de un brigadier, además en un
momento quien entendió es La Giglia es reacio a subir al patrullero o iba y volvía
pero esposado, dijo “quiero llamar a mi madre”, y en un momento y por eso dijo
que no iba a ampliar el requerimiento, quien está filmando dijo “si no les debemos
nada”, y lo dijo en voz alta hacia Coco y La Giglia, y se dedujo fácilmente que se

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lo dijo a alguien que está al lado, además sin perjuicio de que estaban con los
policías y esposados no trepidan y acá son los dos, a quien ahora supo que es
Coco, que se acercó más cuando van contra el que estaba filmando, y nuestro
procesado señaló “vos no vas a ir más a bailar, te vamos a llenar de plomo” o algo
así, “vos gordo, vos”, y ambos lo señalan, ambos salieron patentizados en la
filmación con frases y dichos y luego no quisieron acatar la orden cuando la
policía se los quería llevar, y viene requeridos por coautoría aunque los testigos
dijeron que conocen a Coco, no al otro, la señora dijo “el señor” es quien la
lastimó, entonces entendió que ese video es contemporáneo del segundo tramo de
la imputación y es absolutamente conteste con lo que no recordaban todos los
testigos, que fue la imputación negada por el imputado, es lo que se dijo en el
video, se habla del padre brigadier, del “no te debemos nada, de dejá de filmar
que te vamos a …”, “no vas a ir más a bailar”, y entendió que esta frase no está
dirigida tanto a quien filmaba sino a Joel que dijo que venía de bailar, además
coincidió con el conocimiento de Coco y la diferenciación que hacen de que
conocían a Coco y no al aquí imputado, entonces entendió que no podría existir el
contenido verbal, el léxico del video, si los extremos de la imputación no se
estuviesen produciendo antes y durante la filmación del video, hay una
posibilidad que no se desentrañe quién dice, qué dice, que quizás el padre de
Coco sea brigadier, que la plata la pida uno o el otro, pero hubo una clara
sindicación de quien blande el fierro o sustento del tacho de basura, nuestro
procesado, pero lo que sí creyó es que era Coco el hijo del brigadier, sea el que
gritaba y amenazaba, si vemos a nuestro procesado en el video lo que ya refirió, y
hay una integración de elementos objetivos y subjetivos que se toman y quedan
aprehendidos en el art. 45 C.P. cuando habló de coautoría ya que fueron los dos
juntos, los dos gritan e insultan, mencionan un término vulgar a quien está
filmando, y lo hicieron los dos, los dos se encaminan esposados hacia la cámara,
uno aún esposado y creyó fue La Giglia dijo “yo quiero llamar a mi viejo”, y
entendió entonces que esta coconstrucción que hizo en un inicio se ve patentizada
por las pruebas; que Lola Pérez dijo que cuando salió de la casa el cesto ya estaba
arrancado, que uno le pegó, el otro no, y que no supo el contenido de las frases,
sólo supo la existencia de los gritos; Joel Pérez Dasilva dijo que buscaban a su
padre, Robert Pérez, dijo que no era la primera vez, que hubo un allanamiento,
como cansado de la situación, pero básicamente dijo que lo buscaban al padre y
que agarró el canasto el que no es Coco, al cual conocía, y claramente supimos
quién no es Coco; que por su parte Roberto Pérez señaló que salió después, que
no entendía por qué lo buscaban y explicó que conocía a Coco, que con el
coimputado son los que estaban afuera con los gritos, entonces en la conjunción
de todos estos dichos tuvo claro que quien blandía el elemento con que se le pegó

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a la señora Pérez era La Giglia, las lesiones están constatadas, los dos participaron
de esa exigencia (si no se cumple lo van a matar) que se escucha en el video, “no
te debemos nada”, y uno, que cree es La Giglia pero no lo puede asegurar, no
supo quién es el que habló, dijo que quiso llamar al padre, y además confirman
desde la filmación que dicen algo de que es hijo de un brigadier, y hasta el médico
que los revisó, en el informe incorporado, mencionó las amenazas hacia el
personal policial.-
En cuanto a la adecuación típica tuvo inconvenientes
nuevamente respecto del daño, aunque pudo pensar que La Giglia arrancó el
canasto y buscó el hierro, pero de este tramo del daño no tiene prueba de que él lo
haya hecho y entonces la duda debe jugar a su favor, y volvió a lo que planteó
respecto de que pidió una actitud liberatoria pero también puedo entenderse en un
“iter criminis” único, y si el Tribunal no califica por ese delito no hace falta la
absolución; que el forcejeo que mencionó la señora no tiene entidad como para
quitarle el dolo de lastimar, quien blande eso y lo revolea con una señora como la
que vimos, en ese estado y con su edad, por lo que mantuvo las lesiones de
importancia leve y las amenazas coactivas respecto de quienes vivían en el lugar,
Pérez Dasilva y Robert, y por último las amenazas simples para con el personal
policial y en este caso entendió que el concurso debe ser ideal, ya que se dan en el
mismo contexto con unidad de acción y de resultado, amenazan a los de la casa y
a los policías cuando llegan.-
Entendió que La Giglia es coautor de lesiones leves en perjuicio de Lola
Pérez, en concurso real con amenazas coactivas contra Joel y Roberto Pérez, que
concursan de manera ideal con las amenazas hacia el personal policial, en carácter
de coautor. Para graduar la pena que solicitó tuvo en cuenta la pluralidad de
acciones en la primera causa, que debía renovar en cada llamado el dolo de la
figura escogida, pero tampoco pudo ignorar que el hecho generador es siempre el
mismo, la relación de pareja; la falta de antecedentes condenatorios, las conductas
posteriores, esa especie de acercamiento para con Vilchez y la edad de la
damnificada de las lesiones. Por todo ello pidió que se condene al imputado a la
pena de dos años y seis meses de prisión, cuyo cumplimiento puede ser dejado en
suspenso, con costas.-

V. Por su parte el Defensor Oficial, Dr. Steizel, también


separó las diferentes imputaciones comenzando por el caso de la señora Vilchez.
Entendió que el Fiscal ha sido claro y para evitar reiteraciones innecesarias,
señaló que ha hecho acusación por dos hechos de amenazas coactivas ocurridas el
17 de noviembre de 2011 y el 3 de diciembre de 2011, y luego por los hechos 3, 4
y 5, de desobediencia. En cuanto a la desobediencia, recordó que en la presente

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causa se había atribuido otros hechos relacionados con ese delito y se sobreseyó a
su asistido (hechos 6 y 7), que en su momento se pidieron informes a las
compañías telefónicas y dio como resultado que en las fechas y horarios que dijo
Vilchez que le habían efectuado llamadas no sucedieron y por eso se dictó el
sobreseimiento el 28 de noviembre de 2011, es decir que denunció hechos que se
comprobó no habían ocurrido así. Dicho ello, se refirió primero a los llamados
telefónicos, señalando que la orden del juzgado de familia prohibió en un punto 2
extenso el contacto con la damnificada en los términos que allí señala, y a la
vuelta y al final aparece en negrita y subrayado “bajo apercibimiento de una multa
diaria y de dar intervención a la justicia penal”; que la fecha de la orden es del 18
de noviembre de 2011, y usualmente se suele poner un plazo por el cual no se
puede acercar o llamar por teléfono pero en este caso no hubo plazo, lo cual llama
la atención, pero sí se puso como condición hasta que obre en autos el informe
psicológico que se ordenó en ese acto, y en el punto 5 se ordenó remitir las
actuaciones al Cuerpo Médico Forense, pero cuando se notificó a su asistido no se
transcribió el punto 5, sólo hasta el punto 3, entones desde el 18 de noviembre de
2011 hasta que se hiciera la pericia médica, debía esperarse que se hiciera lo antes
posible ante la privación del ejercicio del derecho de un padre de ver a su hijo,
pero recién se hizo más de seis meses después, el 15 de junio de 2012 y tampoco
obra después una resolución que haya variado la situación, entonces en algún
punto esta orden nace viciada porque es sin plazo, y toda orden preventiva o
cautelar debe durar un tiempo determinado y si se sujeta a condición debe
procurarse que ésta se cumpla lo antes posible, para determinar si tiene razón de
ser su subsistencia, con lo cual en este punto advirtió un error, debe existir un
plazo razonable en toda medida cautelar y acá no se dio; que en la orden se
disponía asimismo la aplicación de una sanción dentro del ámbito civil, multa, en
caso de incumplimiento, es decir hubo una doble sanción, no constó tampoco si se
ejecutó esa orden, y también la de dar intervención a la justicia criminal, es decir
que hubo una doble penalidad innecesaria, pues si la propia justicia civil impone
una sanción por el incumplimiento es innecesario y además improcedente la
aplicación de una posible sanción penal, que es la “última ratio”, entonces debe
aplicarse la sanción que el propio proceso civil establece; que hay diversos fallos
donde se destaca que no todo incumplimiento a una orden judicial implica
desobediencia, así el caso “Capozzolo, Enrique”, del 30-9-05, en el cual la
C.C.C., Sala IV, descartó las “órdenes que se refieren a intereses personales de las
partes”, de estricto derecho civil, es decir que faltaría el bien jurídico protegido
por la ley, al igual que en el caso “Krause Bonpadre”, caso de atipicidad, se
señaló que no toda desobediencia implica este delito, más cuando es en el marco
de un expediente civil e impone la propia orden una sanción civil específica.-

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Respecto de la prohibición de llamadas telefónicas, señaló


que en la declaración de su asistido manifestó que no advirtió la imposibilidad o
prohibición de comunicarse telefónicamente, por celular o correo electrónico, y si
bien se lo notificó dijo con sinceridad que no reparó en este punto, es decir que no
obró en conocimiento de la prohibición, con conocimiento del tipo objetivo, no
conocía la restricción en ese sentido y a una persona lega bien pudo habérsele
pasado por alto, de hecho no se presentaba continuamente a la casa a ver a su hijo,
para no violar la orden, pero no evitaba llamar por teléfono, con lo cual aparece
como razonable su confusión, pero sin perjuicio de ello en todo caso señaló que
obró con culpa, con desconocimiento por imprudencia al leer la orden, es decir
con un error de prohibición vencible que excluye el dolo, y no estando previsto el
delito culposo, entendió que la conducta era atípica; que La Giglia sí reconoció
que el 3 de diciembre se hizo presente en la casa, es decir procuraba cumplir con
la orden, y ese día se produjo un altercado verbal y el incidente de la puerta por el
que no acusó el Ministerio Público Fiscal. En cuanto a la desobediencia destacó
también cuántos días pasaron hasta los hechos 3, 4 y 5, desde la prohibición hasta
el hecho 3 pasaron 120 días, hecho 4, 150 días, hecho 5 unos 130 días, es decir
que La Giglia procuraba retomar el contacto con su hijo y después de 120 días de
dar cumplimiento empezó con los llamados donde se le imputa violar la
prohibición, pero cabe preguntarse cuánto tiempo tenía que esperar para tomar
contacto, además si bien no es éste el ámbito propio para pedir la invalidez de la
orden de restricción, sí se puede analizar la razonabilidad y aquí no se prevé un
plazo razonable, 120 o 150 días de vigencia de la orden parece excesivo ante el
derecho y la necesidad paternal de tomar contacto con su hijo, y no discutió si
estuvo bien o no emitida la orden, pero sí señaló que la proliferación de estas
medidas tiene que ser muy cautelosa, cortar el vínculo no debe ser sencillo para
ningún padre, no tener una fecha cierta de terminación, sin siquiera llamadas
telefónicas; que el delito de desobediencia no está debidamente acreditado.-
En cuanto a las amenazas coactivas que se habrían dicho en
oportunidad de realizar dos llamados telefónicos, el 17 de noviembre, en la cual le
habría dicho “si te veo con alguien te voy a matar y cagar a trompadas”, y el 3 de
diciembre “te voy a matar sacá la denuncia… te voy a cagar a trompadas”,
entendió que la imputación tal como vino referida en el requerimiento de
elevación no pudo ser demostrada en el debate, y el Sr. Fiscal olvidó que estamos
en un debate oral donde lo que vale son las pruebas del debate, no lo que pasó en
la instrucción, así la señora no pudo recordar aquí el contenido de lo que el Fiscal
sostuvo como amenazas coactivas, fue clara y dijo no recordar, aún después de
darle lectura de sus declaraciones en etapa instructoria, no recordó
espontáneamente, sólo a partir de la lectura que se produjo, y aún con la

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relatividad que tiene este tipo de declaración cuando se tiene necesidad de leerle
algo, sin embargo dijo “no recuerdo en este momento, no lo recuerdo, si lo dije así
pudo haber sido pero hoy no lo recuerdo”, entonces si no lo recuerda no es que lo
está ratificando, es decir que en el debate no se pudo reproducir la frase que el
Fiscal atribuyó a su asistido y que le dio significancia jurídica como amenazas
coactivas; que a todo evento la única referencia que tuvimos son los dichos en la
instrucción, no ratificados en el debate, de un llamado telefónico a Vilchez y no
dijo que ha mentido, pero la sola declaración de la víctima no basta para hacer un
juicio de condena y romper el principio de inocencia que tiene todo imputado, es
dicho contra dicho, su defendido negó que haya habido amenazas y hace falta
ratificar la denuncia de alguna otra manera, además hubo indicios para dar por
cierto lo dicho por su asistido ya que a fs. 246/247 se transcriben los mensajes y
llamadas al celular de Vilchez desde el teléfono de su defendido, y acá sí quedó
constancia de lo que dijo en los mensajes de texto, y si bien no es un léxico
agradable no hay un tono amenazante y lo que su pupilo reclama todo el tiempo
es ver a su hijo, además son todos mensajes contemporáneos a la fecha de los
llamados; que esta defensa le preguntó a Vilchez si el tenor de los mensajes de
texto era parecido a los llamados telefónicos y dijo que sí, y es innegable el
conflicto en la pareja, seguramente subido de tono, hubo maltrato, insultos,
discusiones subidas de tono, pero de ahí a decir que son amenazas coactivas con
relevancia penal entiende que no están debidamente acreditadas; que llaman la
atención las penas establecidas por el legislador, y hay que ver el tenor de las
frases, si tienen concordancia con la gravedad que el legislador impuso a las
amenazas coactivas, por ejemplo la frase “te voy a cagar a trompadas”, que habría
dicho su asistido, son frases que se vierten en el calor de la discusión y no
constituyen de por sí amenazas coactivas, que tienen una pena mínima de dos
años, es decir que según esta lógica serían mucho más graves estos dichos que
unas lesiones graves que tienen un mínimo de un año de prisión; que es distinto si
la amenaza es seria, con un temor verdadero, vertida con frialdad, fuera del calor
de la discusión, que deja a alguien bajo la seria amenaza de sufrir un mal
posterior, pero este hecho no puede constituir un delito de la gravedad del del art.
149 bis, y esto demuestra que no fueron amenazas coactivas, de haber existido, y
que eventualmente fueron frases vertidas sin un real contenido amenazante sino
en el fragor de la discusión y del conflicto que estaba sucediendo.-
No se le escapó que su defendido reconoció haberse hecho
presente en el domicilio de la calle Byron el 18 de marzo, luego de 120 días de
dictada la restricción de acercamiento, y en la inteligencia que dijo de haber
aprehendido la prohibición que tenía de acercarse al domicilio se acercó, más allá

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del plazo que señaló, y si bien lo reconoció por las razones expuestas no procede
condena en ese sentido.-
En cuanto a los hechos de la calle Cubas, del 20 de octubre
de 2012, señaló que su asistido declaró que fue con Coco a comprar
estupefacientes a ese lugar, que lo quisieron venir a agredir, tomó un canasto,
hubo un forcejeo y vio que salió lastimada la señora Lola, quizás con la
cachiporra que usaron Robert o Joel; respecto de las lesiones a Lola, señaló que
surge de la causa, no sólo del acta de secuestro sino de las demás actuaciones, que
se secuestraron dos elementos, un caño metálico de un metro de largo, de una
pulgada de diámetro, y un canasto metálico de basura, de 65 cm x 40 x 30,
soldado a un caño de un metro de largo de una pulgada de diámetro, y ese caño le
fue secuestrado a Coco; que, más allá de que la señora Lola dijo que hubo un
forcejeo y allí fue donde se lastimó, no se puede desentrañar de qué manera se
produjeron esas lesiones, ella habló de un fierro, es decir que no hubo un dolo de
cometer lesiones, además no se sabe si se produjeron con el canasto o con el
fierro que tenía Coco, y está la foto a fs. 587 del canasto y del caño, si bien no se
vio bien, pero es evidente que en la de arriba está el caño y hubo entonces una
duda insalvable, y si bien a diferencia de lo que dijo su asistido, fue revisado en
sede policial como expresó el Sr. Fiscal, más allá de la confusión sobre si lo vio o
no un médico esto no hace más que confirmar los dichos de su asistido en cuanto
a que por este altercado también resultó lesionado, lo cual da más credibilidad a
su declaración, y también dice el informe que ambos estaban bajo los efectos de
medicación o de una sustancia ilegal, lo cual confirma los dichos de su asistido de
que venían “de gira”.-
En cuanto a las amenazas coactivas, destacó que nada
recordaron los testigos, por lo que ignora cómo pudo el Fiscal acusar por la
imputación, “ustedes devuélvanme la plata… los voy a matar a todos.. si no te
voy a matar” dice el requerimiento, y en el video se escucha a alguien diciendo
“no te debo nada”, pero ninguno de los testigos ratificó la imputación, ni siquiera
la señora mayor, que habló de gritos pero no se ratificó el contenido de la frase en
cuestión, de extrema gravedad en el ámbito penal, con una pena alta, esto más allá
de que esa frase no constituye de por sí una amenaza coactiva en el sentido que se
refirió antes sino que fue vertida en calor de una discusión, pero considera que
aquí tampoco se pudo comprobar la imputación efectuada en el requerimiento de
elevación.-
Respecto de las amenazas simples al personal policial
“ustedes no están identificados.. mi papá es brigadier etc”, tampoco se ratificó
esto en el juicio, los testigos no las recordaron, además no es difícil argumentar
que esto lo habría dicho quien según la causa tenía relación con la aviación, que

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sería Coco, además el padre de su asistido falleció hace muchos años, en cambio
Coco tiene relación con la aviación, pidió frecuentemente permiso para viajar y es
probable que el padre sea brigadier, entonces quien habría dicho eso sería Coco y
no La Giglia; que el Fiscal habló de integración de elementos subjetivos y
objetivos y de coautoría, con lo cual si uno amenaza el otro también es coautor
por estar al lado, pero cada uno responde por sus actos, por el principio de
culpabilidad, no por lo que dice el otro; que no se demostraron estos sucesos del
20 de octubre de 2012 y pidió la absolución de su pupilo.-
Finalmente, en cuanto a la pena, mencionó como atenuantes
la adicción a las drogas que mencionó su asistido y quedó demostrada con los
elementos que mencionó, como el informe médico; que es padre de dos hijos; la
buena intención que tuvo respecto del primer hecho, esto es retomar contacto con
su hijo; que el vínculo actual con Vilchez es bueno y ésta dijo que había buen
trato; y su inestabilidad laboral al momento de los hechos, todo esto en subsidio
ya que entendió que se impone el dictado de un absolución.-

VI. Materialidad y responsabilidad:

Previo ingresar a analizar cada uno de los hechos endilgados


por el Sr. Fiscal General a Horacio Javier La Giglia se entiende necesario realizar
algunas consideraciones sobre la valoración de la prueba introducida a este
debate.-
Cabe señalar, en primer término, que en atención a la
naturaleza de los hechos de que fuera víctima la Sra. Vílchez - esto es, en el
contexto de violencia doméstica donde los sucesos ocurren en la intimidad y
generalmente fuera de la presencia de terceros- conforme al artículo 31 de la ley
26.485-ley de protección integral a las mujeres- rige para supuestos como en el
caso bajo estudio el principio de amplia libertad probatoria para acreditar los
hechos denunciados, evaluándose las pruebas ofrecidas de acuerdo con el
principio de la sana crítica.-
En ese sentido, bien se ha sostenido que en la búsqueda de la
verdad en el proceso, el Juez tiene a su alcance diversos medios probatorios y que
según nuestro ordenamiento su valoración se rige por las reglas de la “sana
crítica”, que no son otras que la lógica más elemental, el sentido común y las
máximas de la experiencia.-
Ha sido el legislador quien ha confiado esta facultad al
magistrado (arts. 241, 263 inc. 4°, 398 2° párrafo del C.P.P.N.), y nuestro máximo
Tribunal quien se ha hecho eco de sus implicancias; en tal sentido ha expresado:
“El examen de un proceso exige al juez valorar la concatenación de los actos, de

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acuerdo con la sana critica racional y atendiendo a las reglas de la lógica…”


(Fallos 311:2045; 302:284, entre muchos otros).-
Enseña Jauchen que a partir de este sistema -superador de los
métodos de “prueba tasada” y de la “íntima convicción”- el juez puede admitir
cualquier medio de prueba que estime útil y pertinente para comprobar el objeto
de conocimiento. Pero ello no implica de ninguna manera un arbitrio exclusivo
del juzgador, pues fuera de aquella amplitud referida al principio de libertad
probatoria, se le impone su valoración conforme a los principios de la sana
decisión basándose no en su íntimo convencimiento, sino objetivamente en los
más genuinos lineamientos que indica la psicología, la experiencia común y las
reglas de la lógica y el recto entendimiento humano (Jauchen, Eduardo M. La
prueba en materia penal, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1992, p. 53).-
En esta dirección, corresponde al Magistrado elaborar la
adecuada combinación y vinculación de las pruebas reunidas en el proceso,
capaces de formar un grado de convicción tal que le permita fallar con certeza.
Esa convicción, debe ser objetiva y coherente.-
A su vez, como constituye una prueba común a los sucesos
criminosos atribuidos a La Giglia en los que resultara víctima Débora Natalia
Vílchez, se valora el informe de situación de riesgo de fecha 17 de noviembre de
2011, obrante a fs. 7/8 del legajo de copias del expediente que corre por cuerda.
En lo que nos interesa, el grupo interdisciplinario, luego de mantener la entrevista
con la damnificada valora la detección de los siguientes factores: “…1.
Cronicidad de situaciones de maltrato emocional y verbal (las mismas se
expresarian mediante un trato hostil y de acecho). En la actualidad se habría
registrado un incremento de dicha conducta por parte del denunciado asociada
al deseo manifiesto por parte de compareciente de no proseguir la relación
sentimental con el mismo. 2. En este contexto se habrían registrado las presuntas
amenazas de daño y muerte próferidas por el denunciado así como los
recurrentes llamados telefónicos interfiriendo incluso en la actividad laboral de
la dicente. 3. Amenazas con “sacarle” al niño por la fuerza con el consecuente
impacto que dicha situación implicaría para la salud emocional del niño,
considerando las necesidades propias de su edad cronológica y del momento
evolutivo que transita. 4. Perfil del presunto agresor quien además tendría una
conducta de consumo de larga data a sustancias psicoactivas y alcohol en
exceso. En cuanto a los factores protectores cabe mencionar que se observa a la
dicente subjetivamente implicada con la situación que relata y sensibilizada ante
los eventuales riesgos. La dicente cuenta con inserción laboral, autonomía
económica y habitacional y con red vincular de apoyo…”.-

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Dicho informe interdisciplinario dio pie a la resolución de la
Jueza Civil a cargo del Juzgado Nacional en lo Civil N° 102, Dra. Martha B.
Gómez Alsina, en el marco del expediente N° 97709/2011, caratulado “Vilchez,
Débora Natalia c/La Giglia, Horacio Javier s/denuncia por violencia familiar”, de
fecha 18 de noviembre de 2011, cuya parte resolutiva se transcribe: “I.- Tener a
Débora Natalia Vílchez por presentada, parte y por denunciado el domicilio.
Hacer saber a la compareciente que en lo sucesivo deberá dar cumplimiento con
lo previsto por el artículo 56 del C.P.C.N. (asistencia letrada).- II.- Prohibir a
Horacio Javier La Giglia mantener contacto con la denunciante, Débora Natalia
Vílchez y su hijo Lucio Ismael La Giglia y acercarse a un radio menor a
doscientos metros del domicilio donde estos habitan, sito en Byron N° 46 depto.
“3”, C.A.B.A., de su lugar de trabajo en el Hospital Santojanni, sito en Pilar
950, C.A.B.A., del jardín de infantes al que concurre el hijo de ambos sito en
Lope de Vega entre Rivadavia y Yerbal C.A.B.A. y a ochenta metros de cualquier
lugar en que los mismos se encuentren, asimismo se le ordena al presunto
agresor que cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa o
indirectamente, realice hacia la mujer hasta que obre en autos el informe
psicológico que a continuación se ordena. La prohibición se hace extensiva a las
comunicaciones telefónicas por celular o de la línea, correo electrónico y/o
cualquier otro medio que implique una intromisión injustificada, incluso por
intermedio de terceras personas, BAJO APERCIBIMIENTO DE IMPONERSE
UNA MULTA DIARIA DE PESOS QUINIENTOS ($500.-) POR CADA
INCUMPLIMIENTO, A FAVOR DE LA BIBLIOTECA DE LA C.S.J.N. Y DAR
INTERVENCIÓN A LA JUSTICIA CRIMINAL POR LA PRESUNTA COMISIÓN
DEL DELITO DE DESOBEDIENCIA (art. 239 del Código Penal)….” .-
Por su parte se considera, el informe elaborado por el Cuerpo
Medico Forense de fecha 15 de julio de 2012 -obrante a fs. 76/78 del legajo de
copias del expediente civil mencionado, que corre por cuerda- que fuera
encomendado por la Jueza en lo Civil, que, entre otras consideraciones, señala “El
Sr. La Giglia presenta en líneas generales. Una estructura psíquica conformada
por un “Yo” débilmente estructurado, con predominio de un elevado monto de
ansiedad y una precariedad defensiva que lo torna vulnerable, pudiendo llegar a
irrumpir conductas hostiles” “presenta (La Giglia) una modalidad vincular
anómala dado que predomina una postura egocéntrica lo cual condiciona los
vínculos que establece, porque tiende a prevalecer su voluntad y satisfacer sus
propias necesidades sin poder tener en cuenta las necesidades del otro”.
Agregando “posee baja tolerancia a la frustraron y escasa capacidad de
autocrítica, lo cual lo torna inestable en los vínculos con su entorno. Es por ello,
que en dichas recomendaciones, la primera, se considera necesario que La Giglia

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inicie un tratamiento psicológico que le permita poder modificar los aspectos


conflictivos de su personalidad y poder trabajar sobre la responsabilidad y
compromiso que implica ejercer el rol paterno”.-
Finalmente como principio medular, ya en relación a todos
los sucesos criminosos por los cuales fuera acusado el imputado, es preciso
resaltar el derecho de todo acusado a no sufrir una condena al menos que su culpa
haya quedado establecida, más allá de toda duda razonable en virtud de pruebas
que puedan considerarse de cargo y obtenidas con todas las garantías. Es decir, se
valorará si la actividad probatoria durante el debate resultó suficiente para
desvirtuar el principio de presunción de inocencia de rango constitucional
(artículo 18 de la Constitución Nacional).-

1) Hecho de fecha 17 de noviembre de 2011. Amenazas coactivas


en perjuicio de Débora Natalia Vílchez.

Las probanzas allegadas al debate permiten tener por


comprobado que el 17 de noviembre de 2011 desde la 1.30, La Giglia, desde el
teléfono 11353-7740, llamó en reiteradas oportunidades a la damnificada Vílchez;
así se contactó con ella tanto en su celular nro. 1133255502, como en el teléfono
fijo de su casa nro. 4635-0905; que mantuvieron varias conversaciones, siendo
que en la última de ellas le manifestó “que si me entero que estás con alguien, te
voy a matar y a cagar a trompadas…” (SIC).-
Al respecto contamos, en primer término, con los dichos de
la damnificada, quien refirió que, el día que fue a la Oficina de Violencia
Doméstica, recibió varios llamados del imputado durante la madrugada hasta el
mediodía, y al contrastar durante el debate lo declarado por ella ante el Juez de
instrucción el 30 de noviembre de 2011 (cfr. fs. 110/111), en ocasión en la cual
refirió “así, lo terminó volviendo a atender, manteniendo una conversación de
una hora y media aproximadamente durante la cual Javier le preguntó, entre
muchas otras cosas, si estaba con alguien y nuevamente le dijo que estuvieran
juntos, a lo que la dicente se negaba. Así, Javier la comenzó a insultar tratándola
de “imbécil, idiota, hija de puta, y cobarde”, a la vez que terminó diciendo: “SI
TE VEO CON ALGUIÉN, TE VOY A MATAR Y CAGAR A TROMPADAS…”,
señaló que si bien no recordaba textualmente lo que le había dicho la Giglia,
manifestó que las frases eran de esa naturaleza.-

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A su vez, cabe hacer mención al informe de situación de
riesgo de la O.V.D. ya mencionado; los técnicos evaluaron sus dichos y en él se
hace mención “que el último suceso de violencia se había desencadenado en el
día de la fecha -17.11.11- en ocasión de haber recibido, en horas de la
madrugada, un llamado telefónico de La Giglia, quien la habría interrogado
para que ella le informara acerca de si mantenía una relación sentimental con
otro hombre”.-
Por su parte, se menciona que “la dicente refiere haber
cortado la comunicación porque La Giglia habría reiterado sus llamados una
docena de veces, profiriendo insultos, dichos soeces mediante un trato denigrante
y desvalorizador hacia la actividad laboral de la compareciente, quien se
desempeña como obstétrica en el Hospital público”. También se vuelca en dicho
informe “que también la habría amenazado con sacarle a su hijo.
Posteriormente ya en horas de la mañana, encontrándose la dicente en su lugar
de trabajo, refiere haber registrado 80 llamados del mismo tenor, uno de los
cuales habría sido atendido por la hermana de la deponente a quien La Giglia le
habría advertido que iría a su trabajo a buscarla. Asimismo, refiere haber sido
objeto de amenazas de muerte y daño en caso de que él se entere que ella estaba
con otro hombre…”.-
A dichos datos se suma el listado de llamadas entrantes y
salientes: informes de la empresa “CLARO” obrantes a fs. 21/4, 118/21, donde se
desprenden las llamadas realizadas al celular 1133255502 el 17 de noviembre de
2011, y que a partir de la 1.21 hasta las 19.42, recibió reiteradas llamadas del
abonado nro. 1135357740; comunicado por “Tgestiona” referentes a las llamadas
entrantes y salientes del abonado nro. 1146350905 el día 17 de noviembre de
2011 (cfr. fs. 30/2, 90/1, 93//5, y 127/9); de la empresa “Nextel” de fs. 67/9,
referente a las llamadas del día 17 de noviembre de 2011, el que nos brinda el
dato que la titularidad de las líneas 1135357740 y 1553041355 pertenecen a
Javier Horacio La Giglia; de la empresa “Telecentro”, glosado a fs. 78/81, del cual
surgen las llamadas realizadas por el abonado nro. 1135357740 el 17 de
noviembre de 2011 al abonado nro. 1133255502, como así también que el primer
teléfono se corresponde con el domicilio sito en Carabobo 479, piso 7°, Depto.
“A”, C.A.B.A.-
Cada uno de los datos aportados, engarzados unos con otros,
permiten tener por acreditado que efectivamente dicho llamado existió y el
contenido del mismo en cuanto amenazó a la víctima a fin de que no mantuviera
relaciones sentimentales con otros hombres.-

Fecha de firma: 25/09/2015


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2) Hecho del 3 de diciembre de 2011. Amenazas coactivas en


perjuicio de Débora Natalia Vílchez.

El Ministerio Público Fiscal también acusó a La Giglia de


haber proferido frases amenazantes vía telefónica el 3 de diciembre de 2011
aproximadamente a las 14, con alocuciones como “te voy a matar saca la
denuncia”.-
En primer término, cabe destacar al respecto que la testigo
damnificada no fue interrogada durante el debate sobre esta amenaza. A su vez,
tampoco surge de los listados de llamadas ya referidos, que en ese horario el
imputado haya llamado a Vílchez. Nada agregan los dichos de Walter Guido
Vílchez –padre de la víctima-, pues solamente refirió durante el debate que se
enteró de una serie de llamados a su domicilio por parte del imputado y en ciertas
ocasiones se dejaron mensajes. Al ser preguntado si alguna vez vio un acto de
violencia entre su hija y La Giglia, respondió que no.-
Tenemos entonces que al no existir prueba suficiente por
imperio del artículo 3 del C.P.P.N. cabe absolverlo respecto de este hecho.-

3) Hecho de fecha 18 de marzo de 2012. Desobediencia.

Se encuentra comprobado que el 18 de marzo de 2012 el


imputado alrededor de las 11 (ver acta de detención de fs. 172) se presentó en el
domicilio de la calle Byron 46, Depto. 3, donde moraba Débora Natalia Vílchez,
junto con su hijo, haciendo caso omiso a la ya referida manda judicial de fecha 18
de noviembre de 2011, la cual le fuera notificada el 21 del mismo mes y año,
según surge de la copia obrante a fs. 25 del referido legajo de copias, que corre
por cuerda.-
A fin de avalar dicha imputación, en primer término,
contamos con los dichos de la damnificada, quien durante el debate al ser
interrogada expresamente sobre el hecho bajo análisis, contestó que aún con la
orden impartida por la Sra. Jueza el imputado en la fecha indicada se presentó en
su vivienda, rompió la puerta de entrada, la tiró abajo, lo que originó que llamara
al 911, concurriendo a su vivienda una oficial mujer. En apoyo a su declaración,
cuyo contenido no se duda, pues se encuentra respaldado por distintos datos
probatorios: valoramos el acta obrante a fs. 172, de la cual se desprende que el 18
de marzo de 2012 se constituyó en el domicilio de la calle Byron 46 la Inspectora
Blanca Isabel López y procedió a la detención del Horacio Javier La Giglia.-

Fecha de firma: 25/09/2015


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Por su parte la Inspectora López, si bien no recordaba el
hecho, confirmó la diligencia de detención que da cuenta el acta mencionada,
reconociendo su firma en ella.-
Cabe reseñar que el imputado al prestar declaración
indagatoria admitió haber concurrido a la vivienda, no obstante la prohibición que
le había sido decretada; refirió que “empujó” la puerta de entradas con un
empellón, tocó el timbre y lo atendió la hermana de Débora, “que lo mandó a la
mierda” y le dijo que tenía prohibido entrar, él empujó la puerta y comenzó a
llamar a Débora y a los cinco minutos vino la Policía.-

4) Hecho del 6 de abril de 2012. Desobediencia.

A su vez, se encuentra corroborado que La Giglia,


desobedeciendo la orden de la Sra. Jueza Civil a cargo del Juzgado Civil N° 102,
ya analizada, el día 6 de abril de 2012, a partir de las 13.24, efectuó treinta y
cuatro llamados telefónicos desde nro.1135357740 al celular 1133255502,
propiedad de la damnificada.-
Tales comunicaciones se encuentran corroboradas no
solamente por los dichos de la víctima, que si bien no especificó el día en que
fuera acometida por el imputado, refirió que fueron muchas las llamadas y
mensajes que recibió, al igual que el hostigamiento y amenazas que sufriera, sino
que además se cuenta con los listados de llamadas entrantes y salientes del
abonado nro. 1133255502 en el día en cuestión (cfr. informes de fs. 333/6 ya
reseñados); y que los mismos se efectuaron desde un teléfono que se encontraba
instalado en la vivienda de la calle Carabobo 479, 7° “A”, donde residía el
imputado (cfr. fs. 78).-

5) Hecho del 25 de abril de 2012. Desobediencia.

Asimismo, el Sr. Fiscal le imputó a La Giglia haber


desobedecido la orden del Juzgado Civil N° 102, ya mencionada. En efecto, le
atribuye que el 25 de abril de 2012 alrededor de las 17.20 la víctima recibió un
llamado de La Giglia que fuera recibido en el teléfono 4635-0905 y que en dicha
ocasión le habría referido “cuándo voy a ver al nene, cuándo me lo vas a
dar…”.-
Respecto a esta imputación debe señalarse que cotejado en
el listado de llamadas entrantes y salientes del abonado 4635-0905 no pudo
comprobarse que en esa franja horaria el imputado lo hubiera llamado.-

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Es decir, que salvo los dichos de la víctima, se verifica una


orfandad probatoria, pues su testimonio no se ve avalado por prueba
independiente que permita atribuirle al acusado haber cometido el delito de
desobediencia en esa fecha. Por lo que en este hecho, también por aplicación del
principio “in dubio pro reo” (artículo 3 del C.P.P.N.) corresponde adoptar un
temperamento liberatorio respecto del nombrado La Giglia.-

6) Hecho del 20 de octubre de 2012. Lesiones leves en perjuicio de


Lola Pérez:

También respecto de este ilícito, las pruebas allegadas al


debate impiden reprochar las lesiones leves sufridas por Lola Pérez que el Sr.
Fiscal General le endilga a Horacio Javier La Giglia, en atención a que las mismas
resultan insuficientes para desvirtuar el principio de inocencia.-
Sentado ello, cabe analizar, en primer término, los dichos de
la Lola Pérez quien principalmente en lo que nos interesa, mencionó que el 20 de
octubre de 2012 frente a su vivienda de José Cubas 3965, salió a la calle porque
escuchó gritos sin saber qué sucedía porque estaba muy nerviosa; que en lo
referente a la agresión que ella sufriera manifestó que una persona que desconocía
arrancó un tacho de basura, que se encontraba ubicado en un lugar cercano a su
casa; que eran dos los agresores; que uno llevaba un fierro y fue el que la lastimó
en la nariz; que ella se interpuso cuando querían agredir a su sobrino más chico, y
que el golpe del que da cuenta el informe médico de fs. 603 pudo ser producto de
un forcejeo. En cuanto al elemento contundente utilizado dijo que era el fierro que
había sido desprendido del canasto de la basura.-
En suma tenemos entonces que la Sra. Pérez no pudo
individualizar quien fue su agresor.-
Por su parte, pronto que se analiza la restante prueba (fotos
de fs. 587 y acta de secuestro de fs. 577) se advierte que su testimonio se
contradice con dicha prueba, toda vez que en el acta de secuestro se mencionan
dos elementos: “un (1) caño metálico de un metro de largo de una pulgada de
diámetro, un (1) canasto metálico de basura de 65 cm de largo por 40 cm de
ancho por 30 cm de altura, soldado a un caño metálico de un metro de largo de
una pulgada de diámetro” (cfr. fs. 577). Mientras que en la imagen fotográfica de
fs. 587 se visualiza el canasto con su fierro adherido.-
Nada nos agrega el testimonio de Joel Jon Daniel Pérez
Dasilva, quien dijo que recordaba que había habido un incidente; que escuchó
gritos amenazantes en la puerta de su casa; que dos personas habían ido a buscar a

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su papá; que cuando salió en un momento dado una persona que no conocía “se
puso re loca” (SIC), agarró un canasto y lo corrió; que el canasto era donde se
colocaba la basura; que luego ingresó a su casa y fue a buscar a su papá; que su
abuela, Lola Pérez, quedó afuera y que no vio cuándo se produjo el golpe; la vio
lastimada en la boca o en la nariz; que ella le dijo que le pegaron con el canasto.
Su versión no condice con los dichos de su abuela porque aquélla señaló que le
pegaron con un fierro separado del canasto. A su vez, él no presenció cuándo la
agresión se habría producido, con lo cual no puede arrojar luz sobre el tema.-
Por su parte, Roberto Marcelo Pérez tampoco presenció
cuándo se produjo el hecho de violencia que damnificó a Lola Pérez; solamente
pudo señalarnos que entendió que la lesión se produjo con un canasto que había
sido arrancado de la vereda.-
Finalmente, Martín Gonzalo Pérez Dasilva señaló que lo
habían despertado, porque había pasado algo en la puerta, que por eso salió y vio
a su abuela sangrando por la nariz, pudiendo escuchar a ambos agresores decir
“te vamos a matar gordo”, entre otras amenazas, sin poder individualizar de
quiénes proferían tales gritos intimidantes, y a quién había golpeado a aquella.-
Ahonda, aún más el estado de incertidumbre, los dichos del
testigo del procedimiento Fernando Schedrwitzky quien específicamente en
relación al elemento secuestrado, recordó que el tacho de basura estaba
arrancando del piso, y su base estaba unida al mismo, lo cual confirmó el testigo
Carlos Patricio Scoppa.-
En suma, dichos elementos probatorios, analizados a la luz
de las reglas de la sana critica, producen un estado de duda difícil de soslayar,
pues ni la víctima ni los demás testigos permiten llegar a un juicio de convicción.-
Por lo que corresponde absolver al La Giglia del delito de
lesiones leves por el principio de la duda (artículo 3 del C.P.P.N.).-

7) Hecho del 20 de octubre de 2012. Amenazas coactivas contra la


familia Pérez Dasilva:
El Sr. Fiscal General imputó a La Giglia que durante
el suceso ocurrido el día 20 de octubre de 2012 frente al domicilio de Cubas al
3900, habría proferido amenazas a los ocupantes del inmueble de la calle José
Cubas 3965, reclamando plata porque si no los iba a matar a todos.-
El Sr. Fiscal General respaldó su imputación en los dichos de
la familia Dasilva y la filmación incorporada en el DVD´R de fs. 621.-
Al respecto, cabe señalar que la prueba aludida por el Fiscal
General resulta insuficiente para responsabilizar a La Giglia del delito de

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amenazas coactivas, pues no se ha incorporado prueba independiente a los dichos


de los moradores de la finca de José Cubas 3965, que permitan suponer que el
imputado La Giglia profiriera frases amenazantes. Solamente, contamos con los
dichos de Martín Gonzalo Pérez Dasilva quien expresó que le dijeron “te vamos a
matar gordo” dirigidos contra él porque lo estaba grabando, frases bien distinta a
las que aparecen en la imputación primigenia.-
A su vez, en la filmación que tuviera oportunidad el Tribunal
de visualizar y escuchar, no pudo verificar que efectivamente La Giglia hubiera
amenazado a los moradores de la vivienda de la calle José Cubas 3965.-
En atención a lo señalado, no contando elementos de prueba
que permitan atribuirle a La Giglia las amenazas coactivas imputadas, cabe
absolverlo.-

8) Hecho del 20 de octubre de 2012. Amenazas simples que


damnificarán al personal policial interviniente:
La imputación formulada por el Fiscal General referente a las
amenazas simples que La Giglia le profiriera al personal policial en ocasión de ser
detenido el 20 de octubre de 2012, frente a la finca sita en José Cubas 3965, no
aparece reflejada en el testimonio del Auxiliar Felipe Aguirre, quien dijo recordar
que cuando él llegó al lugar había una persona muy alterada, ya reducida por un
compañero; que se resistió a la detención, aclarando que eran dos personas las
aprehendidas; que ambos los insultaban, pero no precisó que los amenazaran.-
Tampoco los testigos Scoppa y Schedrwitzky escucharon las
amenazas; éste último solo mencionó que pudo observar una discusión entre dos
personas y que uno de ellos grababa con una cámara; que estaban exaltados. A su
vez, Scoppa solo refirió recordar muchos gritos sin saber a quien estaban
dirigidos.-
Por todo ello, ante la escarces probatoria de la imputación
sostenida por el Fiscal General, también por el beneficio de la duda corresponde
absolver a La Giglia del delito de amenazas simples.-

9) Hecho de daño simple reiterado en dos oportunidades (el 18 de marzo


de 2012 y el 20 de octubre de 2012):

Al momento de alegar sobre la prueba producida en el


debate, el Señor Fiscal General, por las argumentaciones que expuso y que surgen

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del acta respectiva, no sostuvo la imputación del delito de daño simple reiterado
que se le imputara a La Giglia en el requerimiento fiscal de elevación a juicio.-
La Corte Suprema de Justicia tiene dicho reiteradamente que
en materia criminal la garantía consagrada por el artículo 18 de la Constitución
Nacional exige la observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la
acusación, defensa, prueba y sentencia, dictada por los jueces naturales. En la
especie no ha mediado acusación, por lo que de conformidad con lo dispuesto por
nuestro más Alto Tribunal en los fallos “Tarifeño, Francisco”, resuelta el 28 de
diciembre de 1989; “García, José Armando s/recurso de hecho”, del 21 de
diciembre de 1994; “Ferreyra, Julio s/recurso de casación”, resuelta el 20 de
octubre de 1995; y “Cáseres, Martín H. s/tenencia de arma de guerra” del 25 de
septiembre de 1997, y el más reciente decisorio, “Mostaccio, Julio Gabriel
s/homicidio culposo”, M.528, XXXV, sentencia del 17 de febrero de 2004, entre
otras, está vedado a los infrascriptos efectuar evaluación alguna tendiente a la
reconstrucción del delito y a la determinación de la responsabilidad o
irresponsabilidad penal del enjuiciado en torno a su comisión, razón por la cual el
Tribunal deberá limitarse a expedir una solución liberatoria, con prescindencia del
criterio que al respecto pueda sustentar.-
En análogo sentido y tal como ya lo ha sostenido el Tribunal
al dictar el fallo “Octavione” (causa N° 1313, de fecha 26 de septiembre de 2001),
la solicitud fiscal se encuentra sujeta al control de legalidad por parte del Tribunal
conforme lo dispone el art. 69 del Código Procesal Penal, que exige que los
representantes del Ministerio Fiscal formulen sus requerimientos de forma
motivada y razonable, debiendo decretarse su invalidez en caso de que así no se
hiciere, criterio este que fue considerado acertado por la Sala Tercera de la
Cámara Nacional de Casación Penal, en la misma causa, el 6 de febrero de 2002.-
A juicio del Tribunal ese control satisface plenamente las
exigencias de independencia del Tribunal evitando que quede sujeto a pedidos
infundados o arbitrarios del Ministerio Público.-
En el “sub lite”, el Tribunal considera que el pedido
liberatorio respecto de los hechos de daño simple resulta ser motivado y
razonable, de conformidad a las pruebas reunidas en la audiencia, que son las
únicas que el Tribunal podría considerar en un pronunciamiento, por lo que
corresponde dictar la absolución del encausado La Giglia en orden al delito de
daño simple reiterado en dos oportunidades, el 18 de marzo de 2012 y el 20 de
octubre del mismo año.-

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VII. TIPICIDAD:

• Hechos de fecha 18 de marzo y 6 de abril de 2012.


Desobediencia reiterada.-

Los hechos perpetrados el 18 de marzo de 2012 y el 6 de


abril del mismo año, constituyen el delito de desobediencia (art. 239 del C.P.N.).
Ello teniendo en cuenta que con fecha 18 de noviembre de 2011 el Juzgado
Nacional en lo Civil N° 102, Dra. Martha B. Gómez Alsina, resolvió: “I.- Tener a
Débora Natalia Vílchez por presentada, parte y por denunciado el domicilio.
Hacer saber a la compareciente que en lo sucesivo deberá dar cumplimiento con
lo previsto por el artículo 56 del C.P.C.N. (asistencia letrada).- II.- Prohibir a
Horacio Javier La Giglia mantener contacto con la denunciante, Débora Natalia
Vílchez y su hijo Lucio Ismael La Giglia y acercarse a un radio menor a
doscientos metros del domicilio donde estos habitan, sito en Byron N° 46 depto.
“3”, C.A.B.A., de su lugar de trabajo en el Hospital Santojanni, sito en Pilar
950, C.A.B.A., del jardín de infantes al que concurre el hijo de ambos sito en
Lope de Vega entre Rivadavia y Yerbal C.A.B.A. y a ochenta metros de cualquier
lugar en que los mismos se encuentren, asimismo se le ordena al presunto
agresor que cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa o
indirectamente, realice hacia la mujer hasta que obre en autos el informe
psicológico que a continuación se ordena. La prohibición se hace extensiva a las
comunicaciones telefónicas por celular o de la línea, correo electrónico y/o
cualquier otro medio que implique una intromisión injustificada, incluso por
intermedio de terceras personas, BAJO APERCIBIMIENTO DE IMPONERSE
UNA MULTA DIARIA DE PESOS QUINIENTOS ($500.-) POR CADA
INCUMPLIMIENTO, A FAVOR DE LA BIBLIOTECA DE LA C.S.J.N. Y DAR
INTERVENCIÓN A LA JUSTICIA CRIMINAL POR LA PRESUNTA COMISIÓN
DEL DELITO DE DESOBEDIENCIA (art. 239 del Código Penal)….”.-
Es decir que dicha conducta es subsumida por el tipo penal
del artículo 239 de la ley de fondo, pues que el 18 de marzo y 6 de abril, ambos
del año 2012, como ya se acreditara, La Giglia no acató las órdenes dictadas por
el órgano jurisdiccional, de prohibición de acercamiento y contacto con Vílchez.-
El Sr. Defensor ha cuestionado la significación jurídica que
escoge el Tribunal, pues a su juicio no se configura el delito de desobediencia en
este caso, ya que se trataría de un incumplimiento de una orden que tiene previsto
una sanción civil, haciendo mención a doctrina y fallos de la Cámara Criminal,
que sostienen que el acatamiento que impone es la dada por la autoridad en

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función de tal, con repercusiones administrativas y no aquellas que constituyen
obligaciones de carácter personal, con repercusiones en el derecho civil; en este
sentido sigue la postura del profesor Donna quien sostiene “que tampoco será
desobediencia una orden referida a intereses personales de las partes, es decir que
resultan ajenas a tal significación las obligaciones de carácter personal con
repercusiones de estricto derecho civil” (ver Donna, Edgardo Alberto “Derecho
Penal. Parte Especial. Tomo III, pág. 86 y sucesivas).-
No obstante la postura del distinguido jurista, entendemos
que la decisión de la Jueza Civil adoptada conforme la ley 26.485 no tiene como
fin regular simples aspectos de la vida privada, pues la violencia intrafamiliar o
doméstica expone una problemática que reviste trascendencia social, y es
justamente esto, lo que hace que se vea afectado el bien jurídico protegido por la
norma penal cuando se incumplen órdenes de restricción. En este sentido, se ha
señalado que “…la desobediencia a las órdenes de restricción dictada por los
órganos judiciales en caso de violencia familiar y bajo dicha normativa especifica,
claramente encuadran dentro de la figura penal bajo análisis (art. 239 C.P.N.) y es
que nos encontramos frente a un destinatario determinado a quien la autoridad
pública competente le notificó una prohibición y su incumplimiento lesiona el
bien jurídico protegido, esto es, el compromiso expresamente asumido por la
administración de justicia, como parte del Estado, para erradicar y sancionar los
hechos de violencia intrafamiliar (Convención para la Eliminación, Sancionar y
Erradicar la Violencia de todas las Formas de Discriminación para la Mujer, y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer). Por consiguiente, la normativa impuesta le asigna a los órganos
judiciales que entienden en esta clase de conflictos una tarea preponderante en
orden a minimizar y castigar estos casos de violencia, expectativa institucional,
que pasa a formar parte del normal desenvolvimiento de la administración de
justicia, que tutela la norma penal traída a estudio (cfr. Tribunal Superior de
Justicia de la Provincia de Córdoba, sentencia N° 299 “F.N. y otros s/lesiones
calificadas, etc.” -Recurso de Casación- Expte. “F 29/2012” resuelto el
14.11.2012).-
A su vez cabe recordar al esforzado defensor que el artículo
32 de la ley 26.485, prevé que “…cuando el incumplimiento configure
desobediencia u otro delito el juez deberá poner el hecho en conocimiento del/la
juez/jueza con competencia en materia penal”. Está claro entonces que las
sanciones monetarias que puede imponer el juez con jurisdicción civil (astreintes)
conforme el artículo 32 ya citado, no implica concluir que el legislador haya
pretendido reemplazar la aplicación de la figura penal de desobediencia para
quien no acatare la orden impuesta.-

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Asimismo, el Dr. Steizel planteó que su ahijado procesal


desconoció el alcance de la prohibición de contacto impuesta por la jueza en la
resolución ya citada, por lo que entiende que se da en el caso un error sobre el
elemento objetivo del tipo por lo que devendría atípica su conducta (artículo 34
inc. 1° del C.P.N.). En su alegato hizo mención a que su asistido manifestó que si
bien le fue notificado que le estaba vedado comunicarse telefónicamente, no
reparó en este punto.-
Entiende este Tribunal que no se da el supuesto de error de
tipo, esto es, que el imputado habría violado la prohibición de contacto
desconociendo el contenido de la orden judicial, por cuanto resulta claro, en
primer lugar, que la resolución fue notificada al imputado integralmente el 21 de
noviembre de 2011, como surge de la constancia obrante en copia a fs. 25 del
referido legajo que corre por cuerda. Nótese, que cuando se le remite el oficio al
responsable de la Comisaría 45ª para que notifique al imputado las medidas
cautelares impuestas, se acompañó copia de la resolución en cuestión, de la que
surge claramente en qué consistía la prohibición de contacto (de acercamiento y
de comunicación telefónica y/o cualquier otro medio que implique una
intromisión injustificada).-
En suma, La Giglia no pudo desconocer el contenido de
dicha manda judicial, pues resultaba claro y preciso lo ordenado en ella, sin que
su alcance pudiera llevarlo al error. Por lo que cabe rechazar el planteo defensita
en relación a la atipicidad de las conductas endilgadas.-
En otro orden de cosas, también el Sr. Defensor Oficial,
mencionó que si bien no era ésta la jurisdicción para pedir la invalidez de la orden
de restricción, resultaba irrazonable la misma, pues no contenía un plazo de
vigencia.-
Acordamos con el Sr. Defensor que la jurisdicción
competente para decidir sobre las medidas cautelares resulta ser la civil; sin
embargo debemos agregar que la Magistrada a cargo del Juzgado en lo Civil N°
102, expresamente subordinó la prohibición de contacto hasta que se confecciones
un informe psicológico del victimario que ordenara en el mismo dispositivo (ver
punto V de dicha resolución). Debe señalarse que conforme al artículo 34 de la
ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres, el/la juez/a deberá controlar la
eficacia de las decisiones adoptadas, ya sea a través de la comparecencia de las
partes al Tribunal, con la frecuencia que se ordene, y/o mediante la intervención
del equipo interdisciplinario, quienes elaborarán informes periódicos sobre la
situación. Ahora bien, dicho estudio de interacción familiar recién pudo ser
llevado a cabo el 15 de julio de 2012 como surge de fs. 76/79 del legajo que corre
por cuerda, siendo atribuible tal demora al propio imputado, pues como surge del

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oficio obrante a fs. 22 del referido legajo librado por el Cuerpo Médico Forense al
Juzgado Nacional en lo Civil N° 102, La Giglia no pudo ser citado, por lo que no
pudo ser llevado a cabo la medida requerida. En breves palabras, en modo alguno
la decisión adoptada por la Jueza puede pensarse como irrazonable, pues la
subordinó a un informe que la misma ley de “Protección Integral de la Mujer”
prevé, lo que no pudo llevarse a cabo por culpa del imputado.-

• Hecho de fecha 17 de noviembre de 2011. Amenazas coactivas.-

El hecho de fecha 17 de noviembre de 2011 cuya conducta


fuera descripta en el punto I del apartado VI, constituye el delito de amenazas
coactivas, pues como ya se dijera, el imputado al llamarla por teléfono a la
damnificada le refirió “SI TE VEO CON ALGUIÉN, TE VOY A MATAR Y CAGAR
A TROMPADAS…”.-
Tenemos entonces que las amenazas que profiriera La Giglia
tenían el propósito de impedir que la víctima mantuviera una relación sentimental
con otros hombres. Es decir, que dicha imposición conllevaba un no hacer en
contra de la voluntad de la persona a quien estaba dirigida dicha amenaza (ver en
ese sentido Creus, Carlos “Derecho Penal. Parte Especial. Tomo I, Ed. Astrea
1983, pág. 332 y siguientes).-
Como ha sostenido el Supremo Tribunal de España en
referencia al bien jurídico protegido en el delito de coacciones “incide sobre la
libertad de determinación del individuo, atendiendo sus propias motivaciones y
esquemas intelectivos y éticos, formando y decidiendo el sentido de su voluntad y
actuando o ejecutando en contra del contenido de la misma…” (citado en
“Derecho Penal. Parte Especial. Tomo II-A. Ed. Rubinzal-Culzoni 2001 por
Donna, Edgardo Alberto).-
En el contexto de violencia en que se profirió dicha frase
amenazante, la misma tenía la entidad suficiente para poder doblar la voluntad de
la víctima. Todo lo cual nos lleva a subsumir la conducta enrostrada a Horacio
Javier La Giglia en el tipo penal del artículo 149 bis, 2do párrafo del Código
Penal.-

VIII. AUTORÍA:
Cabe responsabilizar a Horacio Javier La Giglia como autor de
los delitos enrostrados pues actuó solo sin la intervención de otras personas,
teniendo todo el dominio de los hechos (artículo 45 del Código Penal).-

Fecha de firma: 25/09/2015


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IX. ANTIJURIDICIDAD Y CULPABILIDAD:


No se advierten causales de justificación ni de inculpabilidad
que tornen lícitas las conductas enrostradas a Horacio Javier La Giglia ni que
impidan reprocharla, pues conforme se desprende de los informes médicos
obrantes a fs. 183 y 596, el nombrado al momento de las detenciones, se
encontraba lucido y coherente.-

X. PENA
A fin de graduar la pena a imponer a Horacio Javier La Giglia
se considera razonable la de dos años y seis meses de prisión de ejecución
suspendida, habida cuenta como circunstancias agravantes: que las acciones
enrostradas se cometieron en un contexto de violencia familiar; nótese que sin
perjuicio del delito de amenazas coactivas y las desobediencias a las
prohibiciones de acercamiento y contacto telefónico que tenemos por
comprobadas, las múltiples llamadas constatadas en el expediente -muchas de las
cuales fueron realizadas en la madrugada- revelan una voluntad de acosar y
cosificar a la víctima conllevando un claro impacto en su psiquis. Asimismo, se
tiene en cuenta que en el epicentro de la violencia familiar se encontraba el hijo
de ambos. Por otra parte, no se advierten causales objetivas ni subjetivas que
permitan valorarse como atenuantes.-
Finalmente, se considera que debe dejarse en suspenso la pena
de prisión en virtud de lo establecido en el artículo 26 dada la carencia de
antecedentes del imputado (cfr. certificado de fs. 547vta.) y además al tratarse de
una pena corta, de disponerse que la misma sea de efectivo cumplimiento, ella
deviene criminógena desde el punto de vista de la prevención especial.-
Ahora bien, conforme se desprende del artículo 27 bis de la ley de
fondo, corresponde imponerle al nombrado, en caso de que recupere su libertad
en la causa N° 3467, las obligaciones previstas en el artículo 27 bis inciso 1° del
Código Penal por igual término que el de la condena (artículo 27 bis del C.P.N.), a
partir de que quede firme la presente.-

XI. COSTAS:
En atención al resultado del presente proceso, el imputado
deberá cargar con las costas del proceso (inciso 3° del artículo 29 del Código
Penal).-

En atención a ello y al mérito que ofrece el acuerdo que antecede el


Tribunal RESUELVE:

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Firmado(ante mi) por: SABRINA CICCONI, PROSECRETARIO ADMINISTRATIVO
I.- ABSOLVER a HORACIO JAVIER LA GIGLIA, cuyos
demás datos personales obran en el encabezamiento, del delito de daño simple
reiterado en dos oportunidades (hechos de fecha 18 de marzo de 2012 y 20 de
octubre del mismo año) por el cual se requiriera la elevación de la causa a juicio y
el Sr. Fiscal General pidiera su absolución (artículo 18 de la Constitución
Nacional).-
II.- ABSOLVER a HORACIO JAVIER LA GIGLIA de los
delitos de amenazas coactivas reiteradas en dos oportunidades, amenazas simples,
lesiones leves y desobediencia (hechos de fecha 3 de diciembre de 2011, y 25 de
abril de 2012, cuya víctima fuera Débora Natalia Vílchez y 20 de octubre de 2012
cuya victima resultó ser Lola Pérez y el personal policial interviniente) por los
cuales fuera elevada la causa a juicio y el Sr. Fiscal General formulara acusación
durante el debate (artículo 2 del C.P.P.N.).-
III.- CONDENAR a HORACIO JAVIER LA GIGLIA, a la
pena de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional y al pago de
las costas del proceso, por considerarlo autor material penalmente responsable del
delito de amenazas coactivas (hecho de fecha 17 de noviembre de 2011 en
perjuicio de la Sra. Vílchez) en concurso real con el delito de desobediencia
reiterada en dos oportunidades que concursan materialmente entre sí (hechos de
fecha 18 de marzo de 2012 y 6 de abril de 2012, en razón de la orden dictada por
la Magistrada a cargo del Juzgado en lo Civil N° 102, el 18 de noviembre de 2011
en el marco del expediente N° 97.709/2011) (arts. 26, 29 inc. 3°, 45, 55, 149 bis,
segundo párrafo, y 239 del Código Penal y 530 y 531 del C.P.P.N.).-
IV.- DISPONER la LIBERTAD de HORACIO JAVIER LA
GIGLIA en lo que a esta causa respecta, la que NO SE HARÁ EFECTIVA por
permanecer detenido a disposición del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5
de San Martín en el marco de la causa N° 3467.-
V.- IMPONER a HORACIO JAVIER LA GIGLIA, en caso de
que recupere su libertad en la causa N° 3467, las obligaciones previstas en el
artículo 27 bis inciso 1° del Código Penal por igual término que el de la condena
(artículo 27 bis del C.P.N.), a partir de que quede firme la presente.-
Insértese, hágase saber, y cúmplase. Una vez firme el fallo,
comuníquese a la Policía Federal, al Registro Nacional de Reincidencia, y hágase
saber al Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de San Martín. Siga la causa
respecto del coimputado Coco según su estado.-

Fecha de firma: 25/09/2015


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CCC 40770/2012/TO1

MARTÍN E. VÁZQUEZ ACUÑA ALBERTO


HUARTE PETITE

Ante mí:

SABRINA CICCONI
SECRETARIA AD HOC

NOTA: para dejar constancia que el Dr. Luis R. J. Salas participó en la


deliberación pero no suscribe la presente por hallarse en uso de licencia al
momento de la lectura de los fundamentos. Es todo cuanto dejo constancia,
Secretaría a los 18 días del mes de septiembre de
2015.--------------------------------------------------------------------------------------

SABRINA CICCONI
SECRETARIA AD HOC

Fecha de firma: 25/09/2015


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