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Figura 1. Historia del vehículo eléctrico.

[6]
El desarrollo de la tecnología de baterías fue la pieza clave que propulsó la comercialización de
vehículos eléctricos. Francia, Alemania y Gran Bretaña fueron los primeros países que apoyaron
esta innovación y a partir de la década de 1880 se empezaron a producir modelos para el
consumo privado.
Era el siglo XIX, y los avances en electromagnetismo, así como los experimentos de Ányos
Jedlik, que en 1828 desarrolló el primer motor eléctrico formado por un estator, un rotor y
un conmutador.
La introducción del arranque eléctrico del Cadillac en 1913 simplificó la tarea de arrancar
el MCI. En 1908 Ford implantó el sistema de producción en cadenas de montaje de forma
masiva y más barata. Esto, junto con el nuevo sistema de arranque contribuyó a la caída
del vehículo eléctrico. Además las mejoras se sucedieron a mayor velocidad en los
vehículos de combustión interna que en los vehículos eléctricos.
El coche eléctrico triunfaba por su simplicidad, fiabilidad, suavidad de marcha, sin cambio
de marchas ni manivela, no hacían ruido, eran veloces, la autonomía era razonable y su
coste era soportable para la burguesía y las clases altas, los primeros usuarios de
automóviles superaban por 10 a 1 a los de gasolina.
Sin embargo el coche de gasolina recibió el motor de arranque (1912), Henry Ford inventó
la producción en masa mecanizada, la gasolina alcanzó un precio muy popular, se
empezaron a abrir carreteras al tráfico y entonces la autonomía pasó a ser una
característica muy valorada, además del precio.
Sin embargo, tenían un gran problema, la tecnología de las baterías eléctricas estaba en
pañales, la autonomía era muy reducida, tiempos de recarga lentos y se añadía mucho
peso al conjunto, había que buscar una forma de eliminar esta desventaja y de ahí
nacieron los coches híbridos.

En 1896 los británicos H. J. Dowsing y L. Epstein patentaron ideas sobre hibridación en


paralelo, que posteriormente fueron utilizadas en Estados Unidos para mover vehículos
grandes, como camiones o autobuses. Dowsing llegó a montar en un Arnold una dinamo
que o bien arrancaba el motor de gasolina, propulsaba o bien recargaba baterías, tal vez
fue el primer híbrido de la Historia.

Figura 2. Historia del coche híbrido; los pioneros. [7]

También en 1899 un empleado de Jacob Lohner & Co hace su primer diseño de un coche
híbrido, con motor eléctrico y de gasolina. Su nombre era Ferdinand Porsche y tenía 24
años. Su diseño consistía en un motor de gasolina que giraba a velocidad constante,
alimentando una dinamo, para cargar unas baterías eléctricas. Además, el arranque del
motor de gasolina se hacía mediante la misma dinamo.
Figura 4. Historia del coche híbrido; los pioneros. [9]

A principios del siglo XIX, el ingeniero franco-suizo Francois Isaac de Rivaz ya había
diseñado, como otros tantos, varios automóviles impulsados por vapor de agua. Pero el
espíritu innovador de Rivaz no se daba por satisfecho, y comenzó a desarrollar un motor
de combustión interna, en contraposición a la combustión externa propia de las máquinas
movidas de vapor de agua. El combustible que empleaba no era otra cosa que una
mezcla de hidrógeno y oxígeno almacenada en un balón. Aun habría de pasar más de
medio siglo para que llegaran la gasolina y el motor de ciclo Otto que acabarían por
dominar la industria automotriz en las décadas siguientes.

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