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La sociobiología como ultradarwinismo

La consideración de que sólo la biología darvinista proporciona un fundamento sólido a las


ciencias humanas y sociales es clave en la filosofía wilsoniana. Según esta perspectiva, la
genética, unida a la etología, describe y explica la totalidad de la conducta humana, su
cultura y todo lo que el hombre es. La sociobiología, sería pues un hiperdarwinismo que
pretendería explicar en su totalidad el enigma del hombre en términos de biología
evolucionista. Evidentemente esto no es otra cosa que antropología materialista, pero esta
vez no viene profesada por autores marxistas, sino que es formulada por teóricos e
intelectuales conservadores y tecnócratas.
La sociobiología busca explicar el comportamiento en términos de selección natural,
de tal modo que el comportamiento y la cultura humana serían el conjunto de esfuerzos
orientados a preservar los genes propios en una determinada población. Más aún, si un rasgo
cultural pervive durante varias generaciones en un pueblo, sería porque el gen o los genes
que lo “producen”, siguen sobreviviendo y actuando en el genoma de dicha población.
Por lo tanto la tesis principal de la sociobiología es que el comportamiento social de
cualquier animal, incluido el hombre, está orientado a dejar el mayor número posible de
descendientes, según las alternativas que ofrece la situación y los costos a afrontar. Para
Wilson cada individuo trata de preservar sus propios genes a través de la reproducción,
promoviendo a su vez la difusión de los genes de sus parientes, que son en parte suyos
también. El éxito evolutivo de un individuo vendría determinado por el número de
descendientes que deja, incluidos la cantidad de hermanos, sobrinos, nietos y primos. Con
un hermano se compartiría un 75% de genes, mientras que con los propios hijos se comparte
un 50%
Esta teoría lleva a la conclusión de que aquellos individuos que posean genes
“defectuosos” carecen de “valor evolutivo” y por lo tanto no deberían de reproducirse. Para
ello la naturaleza emplearía mecanismos de selección y exclusión reproductiva. Pero como
muy bien indica el biólogo francés Remy Chauvin, esta selección de los mejores debería de
desembocar en la perfección orgánica, y esto no es así en la realidad.
La sociobiología se asienta sobre el dogma de la selección natural de los más dotados
y su éxito reproductivo, así como la eliminación de los más débiles, pero la realidad de la
experiencia humana contradice esta tesis. Si por algo se caracteriza el ser humano es que
precisamente han sido los más débiles, los que más han contribuido al progreso humano con
su trabajo, su intelecto o su pericia para resolver aquellas mismas dificultades que para el
resto que les impidieran integrarse en la comunidad social.
Mediante un biograma humano los sociobiólogos tratarían de identificar los
comportamientos y reglas que hacen aumentar la eficacia darvinista de los seres humanos,
y por tanto de la sociedad. Según Wilson esto se puede realizar de dos maneras:
 Determinando las leyes que fundamentan el comportamiento humano, similar a lo que
en psicología se pretende con la jerarquía de necesidades de Maslow o el esquema de
aprendizaje básico de Homans.
 Comparando al hombre con otras especie animales buscando rasgos de los primates que
subsistan en el comportamiento social humano.
Determinismo sociobiológico: la dictadura del gen
Edward O. Wilson adopta una perspectiva reduccionista en la que todo el ser
humano, incluido su cerebro, viene determinado por su genética. Así llega a afirmar
que el tabú del incesto es la expresión de un imperativo genético ya que el
apareamiento entre consanguíneos provoca pérdida de capacidad genética.
Para la sociobiología todo es competencia y lucha, incluso valores tan humanos como
la cooperación y el altruismo responderían a un mecanismo competitivo subyacente.
Así por ejemplo el tribalismo, la actitud empresarial, la xenofobia, la dominación
masculina y la estratificación social son dictados por el genotipo humano el cual ha
sido modelado a lo largo del tiempo mediante la lucha y la selección de los mejores.
La existencia del altruismo en el género humano es un aspecto crucial en el debate
científico que contradice la teoría darvinista cuando esta se aplica al hombre. Por
ello Wilson ideará una enrrevesada teoría para intentar justificarlo. Así postulará
que un organismo puede llegar a realizar un sacrificio puntual si este beneficia a la
perpetuación de su especie.
“¿Cómo puede el altruismo que, por definición, merma el éxito individual,
desarrollarse por selección natural? La contestación que ofrece se fundamenta en
el parentesco: si lo genes causantes del altruismo son compartidos por dos
organismos a causa de una ascendencia común y si el acto altruista de un
organismo aumenta la contribución conjunta de estos genes a la próxima
generación, la propensión al altruismo se propagará al sustrato genético”. E.O.
Wilson. Sociobiología: la nueva síntesis. 1975
La sociobiología trata de explicar que si existe el altruismo en la naturaleza es porque
beneficia a los genes del individuo que lo posee. Para E. Wilson la selección natural
actúa sobre el individuo y no sobre el grupo. Wilson define el término “éxito
reproductivo” como la capacidad de transmitir el mayor número de genes a la
siguiente generación.
Gould considera que existe un término medio entre el determinismo biológico, para
el que cada conducta humana corresponde a la manifestación de un programa
perfectamente codificado en el código genético, y el relativismo cultural, para el cual
la biología no puede nada ante la libertad humana de un ser vivo que a cada momento
está redefiniendo su ser y su existencia. Para Gould hay aspectos fundamentales en
los que la biología puede aportar su metodología.
 No toda la conducta humana es de origen genético, pero la analogía biológica podría ser
útil para interpretar su significado.
 El ser humano posee una potencialidad biológica tan superior a los animales que nos
hace muy diferentes a ellos, de tal manera que las ganas conductuales en el hombre son
enormemente amplias. Así, la selección natural podrá establecer algunas normas
principales, pero las conductas específicas son epifenómenos de estas normas, y no
objetos de estudio darviniano.
Para Lewotin, Rose y Kamin, autores del libro “No está en los genes”, la
relación entre el gen, el medio ambiente, el organismo y la sociedad es de tal modo
compleja, que el simple argumento reduccionista no ha logrado abarcarla.
Otros autores defienden el interaccionismo, una teoría que postula que cada
organismo es el resultado de la interacción entre su genética y el entorno. Así pues,
para un mismo genotipo se pueden desarrollar diferentes fenotipos según los
distintos entornos y viceversa. Un mismo fenotipo puede provenir de la interacción
de distintos genotipos con su entorno. Así por ejemplo un fenómeno típicamente
fenotípico como el sexo, se ha descubierto que en ciertas especies de reptiles o de
peces, dependen de la temperatura del entorno en que se desarrolle el animal.

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