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Termodinámica y Mecánica Estadı́stica I - Notas 2017 99

11. Estabilidad y Transiciones de fase de primer orden


11.1. Transiciones de primer orden: fenomenologı́a, definiciones y propiedades
generales
El agua es lı́quida a temperatura ambiente y presión atmosférica, pero si se la enfrı́a hasta los
273.15 K, manteniendo la presión constante, solidifica en hielo; si se la calienta hasta los 373.15 K
se transforma en vapor. En cada una de estas temperaturas el material sufre un cambio abrupto
en sus propiedades termodinámicas (por ejemplo, en la densidad). Fenómenos de esta naturaleza
ocurren prácticamente en todos los materiales en diferentes circunstancIas y se conocen como
transiciones de fase. Los diferentes estados entre los cuales transiciona el material se denominan
fases termodinámicas. Las mismas transiciones de fase pueden observarse variando la presión a
temperatura constante. Existen muchos otros tipos de transición de fase, no solo la solidificación ó
la vaporización. Por ejemplo, a altas presiones y/o bajas temperaturas el hielo sufre diversas otras
transiciones entre diferentes fases sólidas, caracterizadas por diferentes estructuras cristalinas (el
hielo presenta nueve fases sólidas cristalinas).
En el caso del agua lı́quida (o un fluido genérico) el punto de transición (supongamos lı́quido-
vapor) representa un punto en el diagrama (P, T ). Si modificamos la presión veremos que la tem-
peratura de transición cambia, definiendo una lı́nea de transición P = P (T ), la cual separa la fase
lı́quida de la gaseosa. Tenemos una curva semejante para la transición sólido-lı́quido y, en general
una lı́nea por cada transición diferente. Para un sistema con mas grados de libertad podremos
tener superficies que separan diferentes fases. El conjunto de hipersuperficies en el espacio de con-
figuraciones termodinámicas o alguno de sus cortes definen lo que se conoce como diagramas de
fases.
Volvamos a la transición lı́quido-vapor. Supongamos que entregamos calor a presión constante
a una cierta cantidad de lı́quido, hasta que el mismo alcanza la temperatura de transición. Si con-
tinuamos entregando calor, una cierta fracción del lı́quido se transformará en vapor, sin aumentar
la temperatura, esto es, todo el calor entregado se utiliza en transformar el lı́quido en vapor. La
cantidad de calor necesaria para tranformar un mol de la sustancia ı́ntegramente en vapor se cono-
ce como calor latente de vaporización. Una vez que tranformamos todo el lı́quido en vapor, si
continuamos entregando calor aumentaremos la temperatura del sistema, ahora todo vapor. Pero
si en la mitad del proceso interrumpimos la entrega de calor y mantenemos la temperatura y la
presión constantes, se observa que las proporciones de lı́quido y vapor se mantienen constantes
indefinidamente. Esto es, en el punto de transición coexisten en equilibrio termodinámico el
lı́quido y el vapor. Las interacciones microscópicas son tales que en dichas condiciones un estado
homogéneo de la sustancia se vuelve inestable termodinámicamente y el estado de equilibrio se
vuelve heterogéneo. Lo mismo vale para la transición sólido-lı́quido (fusión ó solidificación, según
la dirección) ó la sólido-gas (sublimación). Existe una enorme variedad de transiciones de fase en
las cuales dos o más fases coexisten en equilibrio; mas aún, existen otros tipos de transición sin
coexistencia de fases (veremos ejemplos de esto mas adelante).
Que es lo que caracteriza entonces estas transiciones en las cuales pueden coexistir dos o mas
fases en equilibrio? Mas aún, como se define una transición de fase? O incluso, a que estamos
llamando fase? Veamos las respuestas a estas preguntas en orden inverso.
Estamos llamando fases a dos estados termodinámicos diferentes que pueden existir (o coexistir)
para los mismos valores de un cierto conjunto de parámetros intensivos, por ejemplo, para la
misma temperatura y presión. Pensemos de nuevo en la transición lı́quido-gas en el punto de
transición. Que diferencia ambas fases, es decir, el lı́quido del vapor? Principalmente su densidad,
o equivalentemente, su volúmen molar. El lı́quido tiene un volúmen molar mucho menor que el gas.
De esta manera, el volúmen molar sufre un cambio abrupto (discontinuo) en la transición. Esta no
es la única cantidad que cambia de manera discontı́nua. El hecho de que exista un calor latente de
vaporización lv nos dice que la entropı́a también sufre un cambio discontı́nuo al transformar una
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cierta cantidad de lı́quido en vapor, ya que la transición ocurre a temperatura constante. Esto es,
∆s = svapor − sliq = lv /Tt , donde Tt es la temperatura de la transición a la presión dada. Dado que
lv > 0 (es necesario entregar calor para vaporizar el lı́quido) tenemos que svapor > sliq ; esto está
de acuerdo con el segundo postulado (estabilidad termodinámica): la entropı́a tiene que ser una
función monótona creciente de la temperatura ya que (∂s/∂T )P = −(∂ 2 g/∂T 2 )P ≥ 0. Las mismas
consideraciones valen para la transición solido-lı́quido, con algunas pequeñas diferencias. En primer
lugar, el volúmen molar del sólido no necesariamente es menor que el del lı́quido (aunque sigue
existiendo una discontinuidad). El ejemplo tı́pico de esto nuevamente es el agua, ya que el hielo a
0o C tiene mayor volúmen molar que el agua lı́quida a igual temperatura, gracias a lo cual flota
(y gracias a lo cual existen seres vivos en la tierra que pueden estudiar la termodinámica de las
transiciones de fase!). El cambio de entropı́a, por otro lado, es siempre positivo al pasar del sólido
al lı́quido (esto es, el calor de fusión es siempre positivo), ya que de otro modo se vioları́a el segundo
postulado. No obstante, existe una gran diferencia con la transición de vaporización. Mientras que
en este último caso el aumento de entropı́a se debe exclusivamente al aumento de volúmen, en el
caso de la fusión se debe fundamentalmente a un cambio de simetrı́a. Las moléculas en un lı́quido
pueden ocupar cualquier posición con igual probabilidad y por lo tanto el sistema es invariante ante
traslaciones, mientras que en un sólido las moléculas se ordenan en una estructura cristalina, con
lo cual el mismo pierde la simetrı́a de traslación continua. Esta pérdida de simetrı́a produce una
reducción drástica en la entropı́a al solidificar. El análisis de los cambios de simetrı́a se encuentra
en la base de la teorı́a de las transiciones de fase, pero excede el presente curso.
Tenemos entonces que el volúmen y la entropı́a sufren cambios discontı́nuos en este tipo de
transiciones. Ahora bien, tanto el volúmen como la entropı́a son proporcionales a derivadas primeras
del potencial Gibbs, con respecto a la temperatura y la presión respectivamente. Se define entonces
una transición de fase de primer orden como aquella en la cual una o mas de las derivadas
primeras de un potencial termodinámico son discontı́nuas.
La denominación anterior es de orı́gen histórico y se debe a una clasificación de las transiciones
de fase debida a Ehrenfest, en la cual se suponı́a que toda transición de fase debı́a estar asociada a
discontinuidades en las derivadas de algún orden. Hoy sabemos que dicha clasificación es incompleta
e incluso en algunos casos incorrecta ya que, si bien existen algunas transiciones en las cuales
derivadas de orden superior son discontı́nuas, eso no describe completamente el fenómeno. Incluso
se conocen ahora un conjunto muy amplio de transiciones (mal llamadas también de 2do orden) en
las cuales no hay ninguna discontinudad en ninguna derivada y en cambio algunas de estas resultan
divergentes. De todas maneras, estas denominaciones se han mantenido por el uso de la costumbre.
En una perspectiva mucho mas moderna, se define en términos generales una transición de fase
como un punto (o una región) en el espacio de configuraciones termodinámicas de no analiticidad
de la relación fundamental.
Una comprensión acabada de las transiciones de fase en general requiere de un análisis de las
propiedades microscópicas de los sistemas y por lo tanto cae fuera del alcance de la termodinámica.
No obstante, al menos las transiciones de primer orden pueden interpretarse en general como una
pérdida de estabilidad en una relación fundamental subyacente. De esta manera, la coexistencia de
fases resulta asociada a la región lineal de la relación fundamental termodinámica que restaura la
estabilidad global, tal como vimos en el capı́tulo anterior.

11.2. Coexistencia de fases: regla de las fases de Gibbs


El hecho de que diferentes fases coexistan en equilibrio nos permite deducir varias de las pro-
piedades generales de las transiciones de primer orden, simplemente a partir de la aplicación de
las condiciones de equilibrio termodinámico. Esto es, podemos pensar cada una de las fases como
subsistemas separados por paredes no restrictivas y aplicar el formalismo previo.
Una primera pregunta a plantearse es: ¿Cuantas fases pueden coexistir para un dado sistema?
Veremos que los postulados de la termodinámica imponen restricciones acerca del número máximo
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de fases que pueden coexistir en equilibrio.


Tomemos por ejemplo un sistema simple monocomponente, el cual posee solo dos grados de
libertad termodinámicos. Las fases que coexisten en un sistema de este tipo están en equilibrio
térmico y mecánico (iguales temperaturas y presiones1 ) y pueden intercambiar materia. Bajo estas
condiciones ambas fases tendrán que tener iguales potenciales quı́micos. Para un sistema simple
tenemos que µ = µ(P, T ) y si tenemos dos fases I y II entonces

µI (P, T ) = µII (P, T )

Esta ecuación nos da una relación P = P (T ) que define una curva en el diagrama de fases, a lo
largo de la cual las fases I y II pueden coexistir en equilibrio. Si tenemos tres fases I, II, y III
coexistiendo, las mismas tienen que satisfacer

µI (P, T ) = µII (P, T ) = µIII (P, T )

Dado que tenemos dos ecuaciones en las incógnitas P y T , la solución, si existe, es única. Por lo tanto
tres fases diferentes de un sistema simple solo pueden coexistir en un punto aislado del diagrama
de fases. Esto se conoce como punto triple. Para un sistema simple, cuatro fases diferentes no
pueden coexistir en equilibrio, ya que tendrı́amos que satisfacer tres ecuaciones para los distintos
potenciales quı́micos con solo dos incógnitas.
Supongamos ahora que tenemos una mezcla de dos componentes quı́micas a temperatura y
presión constantes. Supongamos además que el sistema puede presentar dos fases, una lı́quida y
una sólida. Este sistema tiene tres grados de libertad termodinámicos, que pueden elegirse como
(T, P, x1 ), donde x1 es la fracción molar de una de las componentes. Por cada una de las componentes
de la mezcla tenemos un potencial quı́mico µj = µj (T, P, x1 ) con j = 1, 2. A su vez, el potencial
quı́mico de cada componente será diferente en cada fase (tenemos que pensar cada fase como un
subsistema diferente). Las condiciones de equilibrio serán entonces:

µL L S S
1 (T, P, x1 ) = µ1 (T, P, x1 )
µL L S S
2 (T, P, x1 ) = µ2 (T, P, x1 )

Estas son ecuaciones para los valores de las fracciones molares de equilibrio xL S
1 y x1 . Vemos entonces
que para cada par de valores (T, P ) en principio es posible que exista solución, es decir, coexistencia
de fases (esto no quiere decir que necesariamente haya coexistencia para todo valor de T y P ; eso
depende de las ecuaciones de estado en particular). Supongamos ahora que tenemos tres fases I,
II, y III coexistiendo en equilibrio. En este caso tienen que satisfacerse las condiciones

µI1 (T, P, xI1 ) = µII II III III


1 (T, P, x1 ) = µ1 (T, P, x1 )
µI2 (T, P, xI1 ) = µII II III III
2 (T, P, x1 ) = µ2 (T, P, x1 )

Tenemos cuatro ecuaciones y por lo tanto no existe solución para valores arbitrarios de T y P .
Si fijamos el valor de la temperatura, podemos resolver las cuatro ecuaciones en las incógnitas P ,
xI1 , xII III
1 y x1 . Esto determinará una relación P = P (T ), que corresponde a una lı́nea de puntos
triples. Si continuamos con esta lı́nea de razonamiento llegamos a la conclusión de que en una
mezcla binaria es posible la existencia de puntos cuádruples aislados, pero que no es posible tener
cinco fases en coexistencia.
1
Estamos despreciando aqui la tensión superficial de la interface entres fases. Esto es en general válido en las
condiciones de laboratorio, en las cuales estas transiciones se observan en presencia de gravedad. Sabemos que la
diferencia de presiones debida a la tensión superficial es proporcional a la curvatura de la superficie; en presencia de
gravedad las fases suelen separarse presentando una interface plana entre ellas, la cual tiene curvatura cero.
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Estas mismas ideas pueden generalizarse a sistemas multicomponentes (o incluso a sistemas


otros tipos de grados de libertad). Sea un sistema con r componentes quı́micas. El estado del
mismo puede ser descripto por los r + 1 parámetros (T, P, x1 , . . . , xr−1 ). Supongamos que tenemos
M fases diferentes en coexistencia. Tenemos r potenciales quı́micos y todos ellos en la primera fase
serán funciones de las variables T, P, xI1 , . . . , xIr−1 ; los potenciales quı́micos en al segunda fase serán
funciones de las variables T, P, xII II
1 , . . . , xr−1 , etc.. Por cada potencial quı́mico (cada componente)
tenemos M − 1 ecuaciones independientes que resultan de igualar el potencial entre las diferentes
fases. Tenemos entonces un total de r (M − 1) ecuaciones a resolver en las variables T , P y las r − 1
fracciones molares en cada una de las fases, es decir, un total de 2 + M (r − 1) incognitas. Por lo
tanto, el número variables a las cuales podemos en principio asignar valores arbitrariamente en una
mezcla de r componentes con M fases es:

f = 2 + M (r − 1) − r (M − 1) = r − M + 2

Esto se conoce como regla de las fases de Gibbs. En particular, implica que el número
máximo de fases en coexistencia es M = r + 2 (f = 0).

11.3. Transiciones de fase en sistemas simples


Vamos a analizar las caracterı́sticas generales de una transición de fase de primer orden en un
sistema simple monocomponente, entre dos fases genéricas I y II.

11.3.1. Potenciales termodinámicos


Dado que en una transición de primer orden coexisten dos fases diferentes, las cuales actúan
como subsistemas en equilibrio que pueden intercambiar energı́a y materia, los parámetros intensivos
deben tomar iguales valores en ambas fases. Esto es, además de la temperatura y la presión, el
potencial quı́mico debe ser igual en ambas fases. Pero para un sistema monocomponente el potencial
quı́mico es igual al potencial de Gibbs molar g(P, T ) y por lo tanto este toma los mismos valores en
ambas fases. En otras palabras, el potencial de Gibbs molar es contı́nuo en el punto de transición.
El potencial de Gibbs total, por otra parte, viene dado por

G(T, P, N ) = GI (T, P, NI ) + GII (T, P, NII ) = NI g(T, P ) + NII g(T, P ) = N g(T, P )

donde NI y NII son los números molares de cada fase. Vemos entonces que el potencial de Gibbs
total es independiente de que fracción del material se encuentra en cada una de las fases.
Analicemos entonces la forma general cualitativa del potencial de Gibbs. Consideremos primero
una curva de g en función de P a lo largo de una isoterma. Sabemos que g es una función cóncava
de P . Por otra parte,
∂g
 
v= >0
∂P T

de manera que g tendrá pendiente positiva para todo valor de P . Dado que el volúmen molar
cambia de manera discontı́nua, la pendiente sufre un salto en la presión de transición Pt = Pt (T ).
La forma cualitativa de g en función de P y su derivada v(P ) a lo largo de una isoterma se muestra
cualitativamente en las Fig.20a y b.
Consideremos ahora la forma de las curvas g(T ) a P constante. Nuevamente g(T ) es una función
concava para todo T , pero en este caso la pendiente es siempre negativa, ya que
∂g
 
s=− >0
∂T P
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Figura 20: Comportamiento cualitativo del potencial de Gibbs molar g y sus derivadas v y s en
una transición de fase de primer orden. (a) g en función de la presión a T constante. La pendiente
en el punto de transición es discontı́nua, en correspondencia con el salto en el volúmen molar. (b)
Isoterma v vs. P obtenida de derivar el potencial anterior. (c) g en función de la temperatura a P
constante. La pendiente en el punto de transición es discontı́nua, en correspondencia con el salto
en la entropı́a molar. (b) Isobara v vs. T obtenida de derivar el potencial anterior.

La pendiente en el punto de transición Tt = Tt (P ) nuevamente es discontı́nua debido a la existencia


de calor latente l = Tt ∆s, donde la fase de alta temperatura tiene siempre mayor entropı́a que la
de baja temperatura. La forma cualitativa de g en función de T y su derivada s(P ) a lo largo de
una isobara se muestra cualitativamente en las Fig.20c y d. Por otra parte, tenemos que la entalpı́a
molar viene dada por

h=g+T s

de donde l = ∆h.
Consideremos ahora el potencial de Helmholtz. De la relación f = g − P v vemos que, en el
punto de coexistencia, el potencial de Helmholtz molar toma diferentes valores en cada fase, esto
es,

fI = g − P vI
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fII = g − P vII
Analicemos entonces la forma del potencial de Helmholtz molar f = f (T, v) en función del
volúmen molar a T constante. Sabemos que f es una función convexa de v y pendiente negativa,
ya que
∂f
 
P =− >0
∂v T

Supongamos vI < vII y supongamos que nos encontramos inicialmente en la fase de alta presión
P > Pt (T ) en la cual v < vI . A medida que nos aproximamos al punto de transición v → vI la
presión (y por lo tanto el valor absoluto de la pendiente de la curva) disminuye hasta alcanzar el
valor P = Pt . En ese punto una fracción del sistema adopta abruptamente el valor v = vII y el
proceso continúa hasta que todo el sistema pasa a la fase II; a partir de ahi el volúmen molar
continúa aumentando a valores v > vII y la presión continúa disminuyendo (por ejemplo, podemos
pensar que incialmente tenemos un lı́quido y entregamos calor de manera contı́nua). Tenemos
entonces dos ramas diferentes de la curva para v < vI y v > vII correspondientes a las dos fases
puras. Ambas ramas presentan la misma pendiente en los puntos v = vI y v = vII , ya que en la
coexistencia la presión es constante (ver Fig.21a), esto es

fI − fII

∂f ∂f
−Pt = = =− (326)
∂v vI
∂v vII
vII − vI
Pensando ambas fases como susbsistemas en equilibrio, en la región de coexistencia tenemos
que el potencia de Helmholtz total vale

F = FI + FII = NI fI + NII fII


ya que la transición ocurre a T constante; NI y NII son los números molares de la sustancia en
cada una de las fases. Por lo tanto

f = xI fI + xII fII (327)


donde xI = NI /N y xII = NII /N con N = NI + NII el número total de moles. Sean además
VI = vI NI y VII = vII NII los volúmenes ocupados por cada fase y V = VI + VII . Tenemos que
v ≡ V /N . Esta cantidad representa el volúmen molar total, pero debemos tener siempre en cuenta
que para vI < v < vII el sistema es heterogéneo y esta cantidad representa un volúmen molar
promedio. Esto es, de la relación
V = N v = VI + VII = NI vI + NII vII
tenemos que

v = xI vI + xII vII
y

xI + xII = 1
De estas dos ecuaciones podemos despejar las fracciones molares

vII − v
xI = (328)
vII − vI
v − vI
xII = (329)
vII − vI
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Figura 21: (a) Comportamiento cualitativo del potencial de Helmholtz molar f a temperatura
constante en una transición de fase de primer orden, en la cual coexisten dos fases con volúmenes
molares vI < vII . Para vI < v < vII f viene dado por la recta de pendiente −Pt (T ) tangente a la
curva en los puntos vI y vII . (b) Isoterma P vs. v obtenida de derivar la curva anterior. Notemos
que la pendiente de esta curva es siempre negativa (excepto en la región plana, en la cual no hay
una única compresibilidad), de acuerdo con el criterio de estabilidad κT ≥ 0.
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Estas relaciones se conocen como regla de la palanca. Esto es, un punto intermedio en la parte
plana de una isoterma (ver Fig.21b) representa un sistema heterogéneo, en el cual la fracción molar
de cada fase es igual a la distancia fraccional del punto al extremo opuesto de la región plana.
Reemplazando las Ecs.(328) y (329) en la Ec.(327) luego de algo de algebra y usando la condición
de la igualdad de pendientes (326) tenemos que

fI − fII
 
f (T, v) = fI − (v − vI ) = fI − Pt (v − vI ) (330)
vII − vI
para vI < v < vII . Esto es, el potencial de Helmholtz molar en la región de coexistencia esta
representado por un segmento de recta de pendiente −Pt , como se ilustra en la Fig.21a.

11.3.2. Diagramas de fase


Un conjunto tı́pico de curvas de coexistencia en el espacio (P, T ) para un sistema simple mo-
nocomponente se muestra en la Fig.22. A bajas temperaturas y altas presiones, algunas sustancias
como el agua pueden presentar diversas fases sólidas, con curvas de coexistencia sólido-sólido y
puntos triples entre diferentes fases sólidas o entre dos fases sólidas y el lı́quido.
El punto A es un punto triple donde las tres fases sólido-lı́quido-gas coexisten en equilibrio. Para
el agua el punto triple se encuentra a 273,15 o K (recordemos que esta temperatura se toma como
referencia para definir la escala Kelvin) y a una presión de 611,73 Pa (aproximadamente 6 × 10−3
atm).
El punto C es sumamente particular y se conoce como punto crı́tico. En este punto termina
la lı́nea de vaporización y por encima del mismo podemos pasar contı́nuamente del lı́quido al gas.
La curva de fusión no presenta punto crı́tico (al menos no se concoce ningún sistema que lo tenga):
para pasar de un sólido a un lı́quido necesariamenente debe mediar una transición de fase. Esta
diferencia entre las transiciones sólido-lı́quido y lı́quido-gas indica que existe una diferencia mucho
mas fundamental entre sólidos y lı́quidos que entre lı́quidos y gases. La mayor diferencia radica en
sus simetrı́as. Como ya mencionamos en la sección anterior, los sólidos exhiben un tipo de orcen
ausente en los lı́quidos y gases. De hecho, liquidos y gases exhiben el mismo tipo de simetrı́as
(homogéneos e isotrópicos), siendo la única diferencia entre ellos en una transición su densidad. A
presiones y temperaturas suficientemente altas es posible cambiar contı́nuamente la densidad, de
manera que la distinción entre lı́quido y gas desaparece.
En la Fig.22 se muestra en lı́nea de trazos una curva de coexistencia sólido-lı́quido con pendiente
negativa. Esto describe una situación en la cual aumentando la presión el sólido licua. Esto es lo
que ocurre con el agua y mas adelante veremos porqué.
En la Fig.23 vemos el diagrama de fases correspondiente en el espacio (P, v). Las curvas de
coexistencia se transforman en este caso en regiones bidimensionales, en las cuales el sistema no
puede existir en forma homogénea. En lı́nea de trazos se muestran tres isotermas tı́picas para
diferentes temperaturas. En todas estas isotermas la pendiente es negativa de acuerdo con el criterio
de estabilidad κT > 0, excepto en la región de coexistencia en la cual se vuelven planas, como
vimos en la sección anterior (esto no significa que la compresibilidad se anule, ya que el sistema
esta compuesto por dos fases cada una con compresibilidad positiva). Si nos adentramos en la
región de coexistencia, para T < Tc , la fracción molar de cada fase esta dada por la regla de
la palanca. A medida que la temperatura aumenta aproximándose a Tc , la longitud de la región
plana de las isotermas en la transición lı́quido-gas disminuye y finalmente se anula para T = Tc .
La isoterma T = Tc tiene un punto de inflexión a derivada nula en el punto crı́tico. Esto implica
que la compresibilidad κT → ∞ al aproximarnos al punto crı́tico. Esta divergencia tiene profundas
implicancias fı́sicas. Volveremos a analizar este punto en mayor profundidad mas adelante.
A altas temperaturas T  Tc las isotermas adoptan una forma hiperbólica, ya que en este lı́mite
el comportamiento de cualquier sistema aproxima el del gas ideal.
Termodinámica y Mecánica Estadı́stica I - Notas 2017 107

sólido fusión

líquido

vaporización

gas

sublimación

Figura 22: Diagrama de fases P vs. T tı́pico en un sistema simple monocomponente. La curva de
trazos corresponde a un sistema con comportamiento anómalo en la densidad, tal como el agua.

11.3.3. Curvas de coexistencia: ecuación de Clausius-Clapeyron


La forma de las curvas de coexistencia en la Fig.22 son menos arbitrarias de lo que parecen: su
forma esta determinada por las propiedades termodinámicas de las fases coexistentes.
Consideremos cuatro estados A, A0 , B y B 0 a lo largo de una curva de coexistencia, tal como
se muestra en la Fig.24. Los estados A y A0 se encuentran sobre el mismo punto de la curva, pero
corresponden a fases diferentes (podemos pensarlos como los lı́mites a derecha e izquierda del mismo
punto). Lo mismo ocurre con B y B 0 . Supongamos que la diferencia de presiones PB −PA = PB 0 −PA0
es infinitesimal (dP ) y lo mismo para la diferencia de temperaturas dT = TB − TA . La pendiente
de la curva en el punto A es entonces dP/dT . El equilibrio de fases requiere que

µ A = µA 0

µB = µB 0

de donde restando ambas igualdades obtenemos

µB − µA = µB 0 − µA 0

Pero

µB − µA = dµ = −s dT + v dP

donde hemos usado la ecuación de Gibbs-Duhem; en forma semejante

µB 0 − µA0 = dµ0 = −s0 dT + v 0 dP


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Figura 23: Diagrama de fases tı́pico P vs. v en un sistema simple monocomponente. Las curvas
de trazos corresponden a isotermas tı́picas para diferentes temperaturas. Los puntos A y C se
corresponden con los de la Fig.22.

B
P

B'

A
A'

Figura 24: .
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Igualando ambas expresiones y reacomodando términos obtenemos:


dP ∆s
=
dT ∆v
donde ∆s = s0 − s y ∆v = v 0 − v son las discontinuidades en la entropı́a y el volúmen molar
respectivamente. Dado que l = T ∆s tenemos que

dP l
 
= (331)
dT coex T ∆v
Esta se conoce como ecuación de Clausius-Clapeyron.
Vemos que una pendiente positiva corresponde a un aumento en el volúmen molar (o una
disminución en la densidad molar) al pasar de la fase de baja a la de alta temperatura (el calor
latente siempre es positivo). Esta es la situación mas frecuente. En el caso del agua sabemos que
el hielo tiene menor densidad que el agua lı́quida en el punto de fusión y por lo tanto la pendiente
de la curva de coexistencia es negativa.

11.3.4. Curva de vaporización


Supongamos que evacuamos completamente una cámara, la llenamos parcialmente con una
sustancia lı́quida, manteniendo la temperatura constante T . El sistema esta inicialmente fuera del
equilibrio y el lı́quido comenzara a evaporar, es decir, a tranformarse en vapor, aumentando la
presión del sistema. Si la temperatura se encuentra entre el punto triple y el punto crı́tico, este
proceso se interrumpirá cuando la presión alcance la curva de coexistencia P = P (T ). En esta
situación el sistema se mantiene en equilibrio, ya que, si la presión del vapor aumenta por encima
del valor de coexistencia, cierta fracción del vapor condensará disminuyendo la presión del vapor;
por el contrario, si la presión del vapor es inferior al valor de coexistencia, cierta fracción del lı́quido
se transformará en vapor aumentando la presión. En otras palabras, para una dada temperatura,
la presión del vapor y del lı́quido esta completamente determinada por la curva de coexistencia
y se denomina presión de vapor saturado o simplemente presión de vapor. Si cambiamos la
temperatura, la presión de vapor cambiará también, variando a lo largo de la curva de coexistencia.
La ecuación de Clausius-Clapeyron determina esta variación.
Podemos obtener una ecuación simple para la curva de vaporización si hacemos algunas apro-
ximaciones. Usualmente los gases son sumamente compresibles comparados con los lı́quidos (muy
poco compresibles) y en general vgas  vliq . Podemos ası́ asumir que el volúmen molar del lı́quido
es despreciable frente al del gas (esta aproximación es buena en tanto no estemos muy cerca del
punto crı́tico). Vamos a asumir además que el vapor satisface la ecuación de estado de un gas ideal.
Ası́
∆v = vgas − vliq ≈ vgas ≈ R T /P
y la ecuación de Clausius-Clapeyron toma la forma
dP P lv
 
=
dT coex RT2
Asumiendo además que el calor latente de vaporización es aproximadamente independiente de la
temperatura (puede verse que esta aproximación también es válida solo lejos del punto crı́tico)
podemos integrar la ecuación anterior obteniendo

P (T ) = P0 e−lv /R T
Por lo tanto, a medida que la temperatura se incrementa, la presión de vapor crece expo-
nencialmente a lo largo de la curva de coexistencia. Conversamente, si aumentamos la presión la
temperatura de vaporización aumenta.
Termodinámica y Mecánica Estadı́stica I - Notas 2017 110

11.4. El modelo de Van der Waals para transiciones de primer orden


En los primeros capı́tulos del curso vimos el fluido de Van der Waals como un modelo feno-
menológico para gases interactuantes, es decir, como una aproximación mas precisa de los gases
reales que el gas ideal. Este modelo fué presentado en realidad como un modelo para la transición
lı́quido-gas por Van der Waals en su defensa de Tesis Doctoral en 1873. El mismo constituye hasta
hoy el modelo fenomenológico mas simple que exhibe las caracterı́sticas escenciales de la transición
lı́quido-gas.

11.4.1. Isotermas inestables


La emergencia de la transición de fase en el modelo puede apreciarse claramente si analizamos
las isotermas que resultan de la ecuación de estado

RT a
P = − (332)
v − b v2
las cuales se muestran en la Fig.25. Vemos que por debajo de cierta temperatura Tc , las isotermas
muestran un mı́nimo y un máximo locales. La aparición de esta forma a bajas temperaturas puede
entenderse facilmente si invertimos la ecuación anterior de la forma

RT a ab
 
3
v − b+ v2 + v− =0 (333)
P P P
Para valores fijos de T y P , esta es una ecuación cúbica para v, la cual puede presentar una ó tres
raices reales. Un análisis del discriminante de esta ecuación cúbica muestra que para T > Tc existe
una sola raiz real ∀P , mientras que para T < Tc existe siempre un rango de valores de P para el
cual existen tres raices reales, las cuales coalescen para T → Tc− . Para temperaturas T  Tc las
isotermas aproximan la forma correspondiente a un gas ideal.
Resulta inmediato de la Fig.25 que para T < Tc existen intervalos de valores de los parámetros
P y v para los cuales no se satisface el criterio de estabilidad termodinámica κT > 0 ó
∂P
 
<0
∂v T

en la región entre el mı́nimo y el máximo locales de la isoterma. Esta región es por lo tanto no fı́sica
y constituye la marca de una transición de fase. La existencia de dicha región implica un cambio
de convexidad en alguna relación fundamental (esto es, convexidad en la relación fundamental
entrópica, o concavidad respecto del volúmen en algún potencial termodinámico) la cual constituye
por lo tanto una relación fundamental subyacente, como explicamos en el capı́tulo anterior.
Veamos entonces la forma del potencial de Gibbs que se deriva de una isoterma inestable. Si
integramos la relación de Gibbs-Duhem

dµ = −s dT + v dP

a lo largo de una isoterma (T constante) tenemos


Z
µ= v dP + φ(T ) (334)

donde φ(T ) es la constante de integración. El integrando v(P ) se obtiene de resolver la Ec.(333) y


se muestra en la Fig.26. El mismo es una función multivaluada de P en el intervalo de presiones
entre los puntos B y N. Si tomamos como referencia un estado como el A, podemos calcular la
diferencia en el potencial de Gibbs molar entre dicho estado y uno cualquiera en la isoterma, por
ejemplo el B, como
Termodinámica y Mecánica Estadı́stica I - Notas 2017 111

Figura 25: Isotermas de Van der Waals para diferentes temperaturas.

Figura 26: Isoterma inestable (esquemática) de Van der Waals.


Termodinámica y Mecánica Estadı́stica I - Notas 2017 112

Figura 27: Potencial de Gibbs molar (esquemático) para el modelo de Van der Waals a temperatura
constante, obtenido por integración de la isoterma de la Fig.26; la nomenclatura de los puntos se
corresponde con dicha figura.

Z B
gB − gA = v dP (335)
A
Esto dará lugar a un potencial de Gibbs molar multivaluado, tal como se muestra en la Fig.27.
Analicemos este resultado. Al integrar de A hasta F , la función es univaluada, monótona creciente
(la derivada primera es el volúmen, que es positivo) y cóncava (la derivada de v respecto de P es
negativa). Al continuar integrando a lo largo de la curva hasta el punto J, la presión disminuye y g
aumenta, generando una nueva rama F − J por encima de la anterior. La pendiente de esta nueva
rama continua siendo positiva pero la curva es convexa, ya que su derivada segunda (derivada
primera de v) es positiva. A partir del punto J se genera una tercera rama, creciente, cóncava
pero por debajo de la segunda rama. A partir del punto N la curva vuelve a ser univaluada. La
rama F − J es claramente inestable, ya que es convexa. Las dos ramas cóncavas se intersectan en
el punto D, L, que corresponde a la presión de transición Pt . Para las presiones correspondientes
a los puntos entre B y N , tenemos tres valores posibles del potencial g para cada presión. Los
puntos sobre la rama inestable son no-fı́sicos. De las dos ramas estables el estado de equilibrio va a
corresponder a la rama de menor energı́a libre. Ası́, para presiones menores a Pt , el potencial estará
dado por la rama A − D, mientras que para P > Pt el potencial estará dado por la rama L − O.
Esta será la relación fundamental termodinámica, que cumple con los requisitos que vimos en la
sección anterior, mientras que el conjunto de las tres ramas constituyen la relación fundamental
subyacente. El potencial de Helmholtz molar puede obtenerse de manera semejante.
Termodinámica y Mecánica Estadı́stica I - Notas 2017 113

Figura 28: Isoterma fı́sica en el modelo de Van der Waals. La isoterma subyacente es la
ABDF HJLN O, pero la construcción de Maxwell la convierte en la isoterma fı́sica ABDHLN O.

11.4.2. Construcción de Maxwell


La presión de transición en la isoterma de la Fig.27 (o equivalentemente los puntos D y L)
esta determinada por la condición gD = gL (igualdad de potenciales quı́micos por la condición de
equilibrio). De la Ec.(335) tenemos entonces
Z L
v dP = 0 (336)
D
De la Fig.26 vemos que podemos expandir esta integral como
Z F Z H Z J Z L
v dP + v dP + v dP + v dP = 0
D F H J


Z F Z F Z H Z L
v dP − v dP = v dP − v dP (337)
D H J J
La integral entre D y F corresponde al área bajo el arco D − F en la curva de la Fig.26, mientras
que la integral de H a F nos da el área bajo el arco H − F y por lo tanto el lado izquierdo de
la Ec.(337) nos dá el área de la región 1 en la Fig.28. De la misma manera, el lado derecho de la
Ec.(337) nos dá el área de la región 2 en la Fig.28. De esta manera, los puntos únicos L y D quedan
determinados por la condición gráfica

área1 = área2
Termodinámica y Mecánica Estadı́stica I - Notas 2017 114

la cual se conoce como construcción de Maxwell. De esta manera, para una dada temperatura
T < Tc , los volúmenes molares del lı́quido vl y el gas vg quedan determinados conjuntamente con
la presión de transición Pt por el conjunto de ecuaciones
Z vg
P (v) dv = Pt (vg − vl )
vl

P (vl ) = P (vg ) = Pt
donde P (v) viene dada por la Ec.(332) (ver Fig.28). La parte inestable de la isoterma orignal
resulta entonces reemplazada por el segmento plano P = Pt para vl < v < vg determinado por la
construcción de Maxwell; esta isoterma modificada, constituye la isoterma fı́sica.
A partir de la construcción de Maxwell, podemos calcular también el calor latente integrando
la cantidad
∂s
 
ds = dv
∂v T
entre vl y vg . Usando relaciones de Maxwell tenemos entonces:
Z vg  Z vg
∂P dv vg − b
  
lv = T ∆s = T dv = R T = R T ln
vl ∂T v vl v−b vl − b

11.4.3. Punto crı́tico


Para T → Tc− las tres raices reales coalescen en una sola. En otras palabras, la ecuación cúbica
(333) tiene en este punto una raiz triple y por lo tanto puede escribirse como

(v − vc )3 = 0 (338)
Comparando los coeficientes de la Ec.(338) con los de la Ec.(333) evaluada en T = Tc , v = vc y P =
Pc ) pueden calcularse los valores de los parámetros crı́ticos. Alternativamente, dichos parámetros
pueden calcularse del hecho de que en el punto crı́tico la isoterma correspondiente tiene un punto
de inflexión a derivada nula, esto es:

∂ 2 P

∂P
= =0
∂v 2 v

∂v vc ,Tc
c ,Tc

las cuales deben resolverse conjuntamente con la ecuación de estado. Los valores de los parámetros
crı́ticos resultan entonces:
a 8a
vc = 3 b Pc = 2
R Tc =
27 b 27 b2
Si reescribimos la ecuación de estado en términos de las variables reducidas: π = P/Pc , τ = T /Tc
y ω = v/vc obtenemos:
8τ 3
π= − 2 (339)
3ω − 1 ω
Notemos que la Ec.(339) no contiene ninguna referencia a las caracterı́sticas del material. En otras
palabras, esto predice que la ecuación de estado en variables reducidas es una propiedad universal
de los gases. Esto se conoce como ley de estados correspondientes. En particular, esta implica
que la curva de coexistencia deberı́a ser independiente del material si graficada en función de
variables reducidas. Este hecho se verifica experimentalmente, al menos en las cercanı́as del punto
crı́tico, tal como se muestra en la2 Fig.29.
2
Extraido de Introduction to Phase Transitions and Critical Phenomena, H. E. Stanley, Clarendon Press - Oxford,
1971
Termodinámica y Mecánica Estadı́stica I - Notas 2017 115

Figura 29: Curvas de coexistencia temperatura vs. densidad para 8 gases diferentes en función de
variables reducidas.

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