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El apunte de Seman/Vila va a tratar de responder el por qué hay determinadas prácticas


musicales las cuales unos las aceptan, se identifican, se sienten definidos por ellas y otro
grupos no. Entonces lo primero a tener en cuenta es que el rock chabón, llamado así
porque es una práctica musical que ayuda a la construcción de una identidad, anclada en
el cuerpo, de joven marginado de sectores populares y lo hace a través de las diferentes
alianzas que dichos jóvenes establecen entre sus diversas e imaginarias identidades
narrativizadas y las imaginarias identidades esenciales que el rock chabón materializa en
su práctica musical.

A medida que va pasando el tiempo, a los metálicos, punk y rockeros se le van agregando
los “divertidos”, luego los “underground” para desembocar ya en los modernos pop.
Entonces de letras que expresaran lo que han vivido, lo que desean vivir o la protesta de
no poder vivir como ellos quisieran, o de gritar verdades reclamando justicia, etc se
desembocan en frivolidades con nada de mensajes que aporten al cambio y a la
conciencia de mejorar o cambiar lo que se ve mal en el contexto.

Vemos entonces que los consumos que en un momento se los anclaba con la propia
identidad como en el caso del rock chabón; para Kantor el consumo será el acceder solo a
bienes materiales y simbólicos que suponen una identidad en construcción y aquí se haría
tangible en la “música comercial”, la música danzable, la bolichera a la que se opone el
rock chabón.

Así como la música podía originar colectivos sociales en donde se sentían identificados,
Kantor va a aclarar que también aquí hay identidades de segmentos poblacionales más
amplios, solo que ya no va responder únicamente a lo nacional sino a lo global, es decir a
las comunidades trasnacionales o desterritorializadas de consumidores: por ejemplo en
torno a la música o a programas televisivos globales.

Vemos aquí una identidad que traspasa barreras geográficas puesto que se tiene más
cosas en común quizás con un chico/a de otro extremo del mundo que con uno de acá. Es
por ello que la polémica al interior del rock nacional, en este caso, se profundiza y
adquiere nuevos actores, en un proceso en el cual florecen diferentes estilos musicales y
al mismo tiempo las interpelaciones sociales y políticas que se dirigen a los jóvenes se
multiplican como se explicito más arriba con la suma de diferentes estilos

Entonces el consumo es visto no solo como “la posesión individual de objetos aislados
sino como apropiación colectiva en relación de solidaridad con unos y distinción con otros,
de bienes que dan satisfacciones de muy distinto tipo, que tienen una gran potencia no
solo mercantil sino también simbólica y que sirven para enviar y recibir mensajes” García
Canclini. Los consumos irán cambiando, lo que antes identificaba a un sujeto con algún
ideal pasa a identificarse con el placer y la diversión como bienes o la adquisición de algún
producto conlleva a tener seguridad e inscripción en los diferentes estamentos
socioculturales. Es así que la música pasa de ser comprendida a ser consumida sin
cuestionamientos.

b- Todos nosotros creemos que nuestros consumos musicales influyen en el modo en que
nos auto percibimos, más allá de que no andamos caracterizados con la vestimenta
mostrando a los cuatro viento lo que nos gusta creemos que “somos lo que escuchamos”

Tres de nosotros somos profes de música académica, si bien la conocimos en un ámbito


formal al cual le dedicamos orgullosamente más de diez años de estudio no por eso quiere
decir que no conozcamos otros estilos que también nos deleiten. Sin embargo los tres
coincidimos en un enojo particular en cuanto al sujeto que se aprende un par de acordes y
sube a un escenario haciéndose llamar músico. Ver a un músico académico es ver a una
persona que paso horas de horas sentado frente a su instrumento para lograr la
perfección, y dominio. Nos auto percibimos como estudiosos con constancia y vemos a
los “músicos de show” como gente que busca solo ganar dinero a costa de los gustos de la
masa. Gente que canta lo que otro quiere escuchar. Últimamente lo que se escucha es tan
frívolo y con mensajes tan degradantes que podemos afirmar que a la música se la ha
prostituido, se la “usa” para ganar dinero, olvidando su esencia artística, el poder sanador
que tiene. Como sabemos el dominio mental que tiene sobre los seres humanos creemos
necesario que ciertas cosas que se hacen llamar “música” deberían ser desterradas para
que el hombre mejore. Por ejemplo: en el ámbito del reggaetón solo se habla de sexo sin
responsabilidad, de que la mujer es un mero objeto que sirve al hombre. Al cantarse eso
en masa hace que esto se empiece a ver sin vergüenza, de manera que se van rompiendo
ciertos tabúes que por lo menos no predisponían a que los chicos cada vez más chicos
tengan acceso al sexo como si fuese comprar una golosina. Pero como todo esto es puro
comercio, esta “música” ayuda a las grandes empresas a lograr sus objetivos. Dicho más
claro, cantemos sexo para que se tenga más sexo, y así comprar anticonceptivos de
manera que más dinero para las farmacias, o para legalizar el aborto que es un gasto
millonario el llevarlo a cavo. Por ende la mujer destruye su cuerpo y luego debe pagar
para hacerse una fertilización. Y lo más gracioso es que se ven de pañuelos verdes
cantando reggaetón, pidiendo que las respeten y faltándose ellas mismas el respeto.

Con respecto al otro integrante del grupo, la música para él, es una recreación de un
ambiente en el que queda grabada en la memoria y en los sentimientos de manera que
cada vez que la escucha puede palpar esas situaciones de goce, nostalgia, paz, regocijo,
etc. Como esta música está más relacionada con una elaboración en una sala de
producción él desde ya siempre busca programas de computadoras que le permitan con
ciertos sonidos electrónicos lograr eso y es a lo que pretende dedicarse también.

C- Teniendo en cuenta a Kantor creemos que el papel que debe tener el profesor de
música popular debe contemplar diversos puntos. Primero se les debería acercar a ellos
nuevos horizontes a través de lo que ya conocen ya que estamos convencidos de que el
docente debe “abrir puertas a otros mundos” no basta con repetirles y mostrarles ese
mundo superfluo de gente con valores chatos sino que es un deber ético nuestro
mostrarles otros caminos.

Se debe respetar lo que traen pero de a poco y con mucha sutileza abrirles los ojos para
que aspiren a cosas mejores... como dijimos anteriormente: lo que escuchamos nos
define. Este es un trabajo arduo que podría comenzarse primero en incluirlos a un grupo
musical donde queden enganchados al aprender un instrumento y de paso con las
melodías muy bien seleccionadas ir empujándolos a una auto reflexión en ellos que los
ayude a verse en la situación en la que están, en lo que desearían ser y en cómo deben
trabajar para lograrlo.

Todo esto implicara mucha paciencia pero no debe verse como imposición porque la idea
principal es que ellos puedan apuntar a caminos mejores que quizás el propio contexto no
les permite ver. No podemos quedarnos de brazos cruzados y con una simple expresión
“los chicos saben lo que hacen” o “por lo menos vienen a la escuela” quedarnos tranquilos
y ver cómo se pueden llegar a perder en la vida. Porque somos adultos y ya pasamos las
etapas de la adolescencia creemos necesario intervenir para advertir, para aconsejar, para
redirigir. El punto a favor es que la música se presta para entrar en la vida de cada
persona, la música hace hablar y expresar lo más profundo, entonces, quien no querría
participar y /o contar alguna anécdota, transformarla en canción y ayudar a otro para que
no le pase nada malo? No se trata de civilizarlos porque no son bestias sino de “educar en
valores” ya que la mayoría de los padres han dejado de lado ese deber. Tampoco se trata
de compensarlos puesto que no podemos ser cómplices de su ruina y de que sigan así
porque no tienen otra opción, no es celebrarles lo malo sino de celebrarles lo bueno para
que formen un mundo mejor.

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