Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Es fácil dejarse llevar en el día a día por la rutina, las prisas y la urgencia del
ahora y olvidar dedicarle unos minutos a pensar a medio-largo plazo. Pero si no
sabes hacia dónde te diriges, no habrá ningún viento que te resulte favorable y
es posible que acabes navegando a la deriva.
Uno de los problemas a los que me enfrenté cuando decidí cambiar de rumbo y
que también suele ser un problema muy común entre las personas que me
rodean, es que no tenía ni idea de qué es lo que quería hacer, que pudiera
suponer un cambio de paradigma en mi vida y no me llevara a una situación
parecida a la que me encontraba.
Sin embargo, aunque sea un primer paso, saber lo que no quieres no te acerca
demasiado a descubrir qué es lo que te gustaría conseguir y mucho menos a
poder empezar a trabajar para construirlo.
A veces hay que dejarse sorprender por la vida, confiar en que al final las cosas
acabarán funcionando y saliendo bien y que todo tendrá sentido una vez se mire
con el prisma de la experiencia. Sin embargo, tus objetivos, tus retos personales
y en definitiva tus sueños no van a cumplirse por sí mismos si no los formulas
con claridad y les dedicas suficiente esfuerzo y dedicación.
Seguro que alguna vez has hecho algún viaje espontáneo en el que no te ha
dado tiempo a planificar nada, ni siquiera a leerte una guía de la ciudad. Por
ejemplo, este verano fui con unas amigas a Mallorca y ninguna de nosotras tuvo
tiempo (o ganas) de planificar nada de antemano. Y aunque nos lo pasamos muy
bien, porque al fin y al cabo lo que queríamos era estar juntas, acabamos
pasando muchas horas en autobuses para llegar a playas que resultaron no ser
tan maravillosas como habíamos pensado. Si alguna de nosotras se hubiera
informado un poco antes de ir, seguramente habríamos alquilado un coche o
habríamos buscado cuáles eran las mejores playas para ir en autobús (y
habríamos tenido tiempo de contrastar la información).
Por el contrario, algunos amigos planifican sus viajes con tanto detalle que
siempre acaban decepcionándose si un restaurante al que querían ir estaba
cerrado o estaban reparando la torre de la catedral y no se podía visitar. Como
siempre, el punto medio suele ser el acertado: planificar ciertas cosas que se
quieren ver o hacer y dejar tiempo libre para sorprenderse y para improvisar.
Al final del artículo puedes encontrar una plantilla de proyecto de vida, donde he
concentrado las preguntas que más me ayudaron a mí a salir del bloqueo y
definir mis objetivos y las he agrupado siguiendo esta estructura: