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Este acertijo quizás te muestre algo de ti

mismo que no sabías


Inma Gil Rosendo BBC Mundo
 8 marzo 2018

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¿Te atreves a tratar de resolverlo?

Cuando me encontré con este acertijo por primera vez, hace unos años, sentí rabia y una
especie de decepción personal al conocer la respuesta y ver que no se me había
ocurrido.

Con el tiempo supe que, en realidad, la mayoría no logra resolverlo, como el 86% de los
estudiantes de psicología que participaron en 2014 en un estudio de la Universidad de
Boston (EE.UU.) que usó esta adivinanza, conocida en el ámbito de la sociología:

Un padre y su hijo viajan en coche y tienen un accidente grave. El padre muere y al


hijo se lo llevan al hospital porque necesita una compleja operación de emergencia,
para la que llaman a una eminencia médica. Pero cuando entra en el quirófano dice:
"No puedo operarlo, es mi hijo". ¿Cómo se explica esto?

Si ya sabes la solución, probablemente te parezca increíble que alguien dude de la


respuesta. (Si no la conoces, sigue leyendo).

Derechos de autor de la imagen ismagilov / Getty Images Image caption ¿Cómo puede
ser posible que a tanta gente no se le ocurra la solución más obvia?

Pero ¿cómo puede ser posible que a tanta gente no se le ocurra la respuesta más obvia?

"Parcialidad implícita"
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Fin de las recomendaciones

Lo que nos pasa a la mayoría, hombres y mujeres, tiene un nombre científico: es una
parcialidad inconsciente o "implícita".

Este sesgo automático explica por qué muchas veces hasta a las personas más feministas
no se les ocurre resolver el acertijo diciendo que la eminencia médica es una mujer.

El origen de este tipo de prejuicios "implícitos" se remonta a la infancia temprana:


cuando los niños aprenden del mundo que los rodea y se crean en el cerebro
asociaciones neuronales que relacionan conceptos y recuerdos de una manera
inconsciente.

De hecho, "el cerebro inconsciente está a cargo de la mayoría de nuestro


funcionamiento diario", explica Tinu Cornish, psicóloga del centro Equality Challenge
Unit, que asesora a universidades sobre diversidad.

"Si cada vez que vas a trabajar o que enciendes la tele o escuchas la radio ves que los
hombres están asociados al liderazgo, a un mayor estatus y a una mayor capacidad, eso
es lo que nuestro cerebro inconsciente va a aprender", dijo.

Derechos de autor de la imagen Lin Shao-hua / Getty Images Image caption La


exposición desde la infancia a imágenes aparentemente insignificantes como esta puede
reforzar asociaciones de género que se quedan en el inconsciente.

"Nuestro cerebro inconsciente es como si dijéramos nuestro cerebro mamífero o reptil:


no razona las cosas en palabras, sino que aprende que dos cosas están relacionadas. Y
cuando dos eventos están relacionados hace que las neuronas establezcan una
conexión", añadió la especialista.

Esas asociaciones son culturales, pero se fijan como huellas en nuestro cerebro y nos
acompañan inconscientemente durante toda la vida.

En realidad, forman parte de nuestro desarrollo evolutivo: estos atajos mentales,


llamados heurísticos, nos ayudan a navegar por el mundo, a categorizar
automáticamente personas y situaciones que podrían representar un peligro y a tomar
decisiones rápidas constantes a un nivel inconsciente.

Pero también nos predisponen a tener prejuicios de género, de raza, de religión, o de


estatus socioeconómico que pueden contradecir los valores que firmemente
defendemos.

"Como si me clavaran un puñal y después me lo


retorcieran"
Que las mujeres también tienen un sesgo sexista hacia otras mujeres está ampliamente
documentado.

En un experimento de 2012 de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, los


investigadores les pidieron a 200 académicos que revisaran currículos idénticos para un
puesto de director de laboratorio. La única diferencia entre las hojas de vida de los
distintos candidatos eran los nombres, la mitad de mujeres y la mitad de hombres.

Derechos de autor de la imagen DNY59 / Getty Images Image caption Cuando la


psicóloga Mahzarin R. Banaji, de la Universidad de Harvard, hizo el test de
"asociaciones implícitas" que ella misma había desarrollado junto a sus colegas
investigadores se llevó una decepción.

Según John Dovidio, coautor de estudio, los resultados mostraron que tanto los hombres
como las mujeres estaban más predispuestos a emplear a los candidatos varones, así
como a darles una mayor valoración en capacidad y a pagarles unos US$4.000 más que
a las mujeres.

"El género de los académicos que recibieron los currículos no marcó ninguna diferencia,
el sesgo tenía la misma magnitud en unos y otros", le dijo Dovidio a la BBC.

Lo interesante es que la mayoría de la gente, incluida la más proigualdad, no sabe que


porta estos sesgos culturales, que afectan a su comportamiento y a las decisiones que
toman.

En Estados Unidos, por ejemplo, varios estudios demostraron que los doctores
prescriben más cantidades de analgésicos a los pacientes blancos que a los negros, aún
cuando ambos grupos describían el mismo nivel de dolor.

Derechos de autor de la imagen Vintervarg / Getty Images Image caption Todos


llevamos en nuestros cerebros asociaciones inconscientes sobre raza, etnicidad, género,
religión, orientación sexual y estatus socioeconómico.

La psicóloga Mahzarin R. Banaji, de la Universidad de Harvard, publicó en 2013 un


libro titulado "Punto ciego: los sesgos ocultos de la gente buena" (Blindspot: Hidden
Biases of Good People).

Cuando Banaji hizo el test de asociaciones implícitas que ella misma había
desarrollado junto a sus colegas investigadores se llevó una decepción:

"Encontrarme cara a cara con el hecho de que no puedo asociar a las mujeres con el
liderazgo o la piel oscura con cosas buenas tan rápidamente como puedo asociar la
piel blanca con lo bueno, o el liderazgo con los hombres, fue como si me clavaran un
puñal y después me lo retorcieran", admitió en conversación con la BBC.

Si es inconsciente, ¿se puede equilibrar?


Sabiendo que las asociaciones implícitas existen, hoy en día muchas organizaciones,
como la propia BBC, les dan a sus gerentes y empleados formación para que sean
conscientes de su parcialidad y en la medida de lo posible la minimicen.
Derechos de autor de la imagen wildpixel / Getty Images Image caption Aprender sobre
la parcialidad implícita y entender de dónde viene no es suficiente para que se generen
cambios.

Así, en 2016 el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció un programa para


entrenar a más de 28.000 policías, fiscales y otros funcionarios para que reconozcan sus
sesgos inconscientes y les hagan frente en sus trabajos.

Pero aprender sobre la parcialidad implícita y entender de dónde viene no es suficiente


para generar cambio.

Los especialistas en género proponen estrategias más proactivas, como fomentar


modelos femeninos en el trabajo o desarrollar maneras de corregir el sexismo en el
mismo momento de la toma de decisiones.

¿Y qué hay de las nuevas generaciones? A mí me chirriaron los oídos cuando mi propia
hija, con unos cuatro años, me dio a entender mientras jugábamos que los hombres son
médicos y las mujeres enfermeras.

Me pregunté a mi misma, furiosa, de dónde habría sacado esa conclusión y empecé a


revisar mentalmente la educación que le estábamos dando en casa y las experiencias que
vivimos juntas cada vez que vamos al doctor o al hospital.

Quizás el paso del tiempo ayude a reequilibrar algunos sesgos de género: en 2017, por
primera vez más mujeres que hombres se matricularon en las facultades de medicina de
Estados Unidos, según datos de la Association of American Medical Colleges, una
tendencia que también se está dando en otros países.

Entretanto, "la vigilancia eterna es la única solución", como opina Deborah Belle, una
de las psicólogas de la Universidad de Boston que utilizó el acertijo de la eminencia
médica para su estudio sociológico.

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