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Cuando me encontré con este acertijo por primera vez, hace unos años, sentí rabia y una
especie de decepción personal al conocer la respuesta y ver que no se me había
ocurrido.
Con el tiempo supe que, en realidad, la mayoría no logra resolverlo, como el 86% de los
estudiantes de psicología que participaron en 2014 en un estudio de la Universidad de
Boston (EE.UU.) que usó esta adivinanza, conocida en el ámbito de la sociología:
Derechos de autor de la imagen ismagilov / Getty Images Image caption ¿Cómo puede
ser posible que a tanta gente no se le ocurra la solución más obvia?
Pero ¿cómo puede ser posible que a tanta gente no se le ocurra la respuesta más obvia?
"Parcialidad implícita"
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Lo que nos pasa a la mayoría, hombres y mujeres, tiene un nombre científico: es una
parcialidad inconsciente o "implícita".
Este sesgo automático explica por qué muchas veces hasta a las personas más feministas
no se les ocurre resolver el acertijo diciendo que la eminencia médica es una mujer.
"Si cada vez que vas a trabajar o que enciendes la tele o escuchas la radio ves que los
hombres están asociados al liderazgo, a un mayor estatus y a una mayor capacidad, eso
es lo que nuestro cerebro inconsciente va a aprender", dijo.
Esas asociaciones son culturales, pero se fijan como huellas en nuestro cerebro y nos
acompañan inconscientemente durante toda la vida.
Según John Dovidio, coautor de estudio, los resultados mostraron que tanto los hombres
como las mujeres estaban más predispuestos a emplear a los candidatos varones, así
como a darles una mayor valoración en capacidad y a pagarles unos US$4.000 más que
a las mujeres.
"El género de los académicos que recibieron los currículos no marcó ninguna diferencia,
el sesgo tenía la misma magnitud en unos y otros", le dijo Dovidio a la BBC.
En Estados Unidos, por ejemplo, varios estudios demostraron que los doctores
prescriben más cantidades de analgésicos a los pacientes blancos que a los negros, aún
cuando ambos grupos describían el mismo nivel de dolor.
Cuando Banaji hizo el test de asociaciones implícitas que ella misma había
desarrollado junto a sus colegas investigadores se llevó una decepción:
"Encontrarme cara a cara con el hecho de que no puedo asociar a las mujeres con el
liderazgo o la piel oscura con cosas buenas tan rápidamente como puedo asociar la
piel blanca con lo bueno, o el liderazgo con los hombres, fue como si me clavaran un
puñal y después me lo retorcieran", admitió en conversación con la BBC.
¿Y qué hay de las nuevas generaciones? A mí me chirriaron los oídos cuando mi propia
hija, con unos cuatro años, me dio a entender mientras jugábamos que los hombres son
médicos y las mujeres enfermeras.
Quizás el paso del tiempo ayude a reequilibrar algunos sesgos de género: en 2017, por
primera vez más mujeres que hombres se matricularon en las facultades de medicina de
Estados Unidos, según datos de la Association of American Medical Colleges, una
tendencia que también se está dando en otros países.
Entretanto, "la vigilancia eterna es la única solución", como opina Deborah Belle, una
de las psicólogas de la Universidad de Boston que utilizó el acertijo de la eminencia
médica para su estudio sociológico.