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Propuesta de cambio del modelo extraccionista de Descartes

Martín Mendoza, Rosario Valencia G18A

Descartes fue un filósofo francés del siglo XVIII que sentó las bases del pensamiento
moderno, el Racionalismo poniendo fin al paradigma de la edad media, en la que todo
giraba únicamente alrededor de Dios. Esta teoría postula que el hombre para existir y
entender el mundo debe pensar. Es decir el pensamiento de este precede la existencia. Por
ejemplo nosotros sabemos que existimos porque pensamos, pero aquello que no piensa no
sabe que existe y debemos pensarlo nosotros para verificar su existencia. Este proceso
ocurre en el plano que él llama Res Cogitans, que significa “sustancia mental” es el
pensamiento. Junto a esta también existe la Res Extensa. Este sería el plano de todo lo que
se encuentra fuera de la mente humana que pertenece al mundo material, que tiene
extensión y ocupa lugar en el espacio. Por último existe la Res Divina. Este es el plano de
todo lo que se relaciona con lo divino.

Estos tres planos conforman la cosmovisión de Descartes. Para él, el hombre es el único
ser capaz de entender su existencia. El hombre es el único que posee consciencia. Por esto
este pensamiento se basa en lo que él llamó Cogito, ergo sum. Esto quiere decir pienso,
luego existo. Con esta frase se puede entender el hecho de que el hombre para existir debe
primero pensar, pues si no su existencia no está comprobada.

Según Descartes y su teoría interfibrilar, el hombre es el único capaz de saber de su


existencia y por tanto pensar. Él propone que esta cualidad es exclusiva del hombre, ya que
según él, es el único ser vivo que tiene glandula pineal. La teoría interfibrilar asegura que
los estímulos que recibimos del exterior provocan una alteración en la posición de una
supuestas fibras que se encuentran alrededor del cerebro. El papel que cumple la glándula
pineal en todo esto es de decodificadora de información, ya que cada movimiento y espacio
interfibrilar significa algo, y quien debe traducir esa información es esta glándula para que
luego se de la respuesta correspondiente.

Como Descartes creía que solo los humanos tenían la capacidad biológica, o Res Cogitans,
para decodificar los estímulos, eran los únicos capaces de sentir. Según la teoría del
racionalismo, la Res Extensa está subordinada por la Res Cogitans. Como los animales no
poseen Res Cogitans, pertenecen a la Res Extensa y como los humanos sí tenemos
conciencia pertenecemos a la Res Cogitans. Este es el principal argumento para
fundamentar la explotación de animales para nuestro consumo. Así como el lápiz existe
para que los humanos escriban, los animales existen para que los humanos nos los
comamos.

Hoy en día se lleva a cabo en el sistema de vida la subordinación de las Res Extensa a las
Res Cogitans. El hombre al ser el único ser capaz de entender la existencia, está facultado
para ocupar la Res extensa a su favor. Todo lo que conforma la Res extensa no tiene la
capacidad de comprender su propia existencia, por lo que al está servicio del hombre y no
sienten nada. Esta mentalidad se ha llevado hasta al extremo, pasando de ocupar lo
necesario de la Res Extensa para sobrevivir a la sobreexplotación de animales. Esto se
puede evidenciar en la industria alimenticia presente en los sistemas económicos actuales.
Debido al aumento vertiginoso de la población, ha surgido una necesidad de generar una
cantidad de alimentos mucho mayor de forma eficiente para responder a la demanda actual.
Esto ha hecho que se generen las granjas industriales.
En las granjas industriales los animales “producidos”, siguiendo el pensamiento racionalista,
son tratados como un objeto al servicio del hombre. Estos no sienten por lo que el trato que
se les puede dar puede ser tan cruel como sea necesario para hacer más eficiente la
producción, viviendo así en situaciones de hacinamiento extremo, privación de libertad,
maltrato constante con fines comerciales y por supuesto ninguno de estos animales podrá
nunca vivir una vida como se supone es lo natural.

Este sistema según el pensamiento racionalista no tienen ningún problema, pero con el
paso del tiempo se ha descubierto que esto no es así. El hecho que los animales son seres
que no sienten es algo que ha sido desmentido. Se ha descubierto que los animales por
ejemplo sí crean lazos afectivos con sus crías o que sienten dolor. Esto hace que la mirada
de la Res Extensa según Descartes se invalide. Los elementos que forman este plano si
tienen la capacidad de entender su existencia, por lo menos los animales, por lo que son
capaces de sentir. Este hecho hace que el actual sistema de producción alimenticia,
especialmente las granjas industriales, sean un concepto erróneo.
Por otra parte este proceso productivo también se invalida por el hecho de que para llevarlo
a cabo el hombre interfiere en el ciclo natural de la vida. Los animales al nacer en la granja
son separados de sus madres para ser criados de forma tal que se puedan matar lo más
rápido posible y que se les pueda sacar la mayor cantidad de provecho. Esto hace que por
ejemplo se alimenten con alimentos con hormonas o que se les apliquen antibióticos para
hacerlos más resistentes a distintas enfermedades, con lo que se evita perder materia prima
para conseguir el máximo provecho del producto, evitando tomar conciencia de que es un
animal lo que están criando y no están produciendo cosas.

Este sistema productivo y el pensamiento que hay detrás de este son elementos que están
muy arraigados en la cultura capitalista en la que vivimos que es difícil encontrar una
solución para el cambio de paradigma que se pretende. Lo que proponemos no es erradicar
el consumo de carne, sin embargo queremos que los ciclos naturales de las vidas de todos
estos animales no se interrumpan. Para esto el consumo de carne tendría que bajar, ya que
es imposible tener buenas condiciones de vida para una cantidad tan inmensa de
consumidores. Debido a esto también los precios subirían, y esto afectaría aún más al
incremento de los niveles de los precios. Como ayuda para reemplazar el consumo de la
cantidad necesaria de proteínas, se pueden plantar más legumbres. Esto ayudaría también
a mejorar la situación de contaminación y exceso de CO2 que la vacas producen, y aunque
el agua necesaria para mantener las plantaciones sea grande, no se compara con lo que es
ocupada para criar a estos animales. Para que el cambio de paradigma funcione, es
indispensable educar a la gente sobre los nuevos hábitos de alimentación propuestos y
mostrar la muchas otras opciones que existen de alimentación sana sin abusar de los
animales.
Sin embargo creer en todo esto es un tanto utópico, ya que por lo menos en nuestra
sociedad la carne fue vista durante mucho tiempo como un lujo, y cuando se convirtió por
fín en un alimento más accesible la gente en un acto de locura cambió su modo de vida y
basó su dieta en la carne. Por esto una real solución sería unir la propuesta anteriormente
planteada con el actuar de la publicidad. Actualmente es muy común ver que lo que nos
dicen en los medios es que comer carne es algo casi obligado para algunas fechas como la
fiesta nacional o en algún partido de fútbol. Pero si en vez de mostrar esta escena del
parrillero haciendo un asado mientras hay partido de la selección, se muestra otra opción de
menú, quizás la gente amplíe las posibilidades que existen de comida. Al mismo tiempo
innovar con las comidas es importante, para quizás volver más atractivo el consumo de otro
alimento que se producido a costa del sufrimiento.
Por supuesto todo esto tiene que ir acompañado en un principio por políticas públicas que
aseguren que el consumo de carne se reduzca. Esto, algunos argumentarán que va en
contra de la libertad de poder elegir de las personas, pero si durante tanto tiempo hemos
sacado provecho de los animales de manera desmedida entonces es un precio justo que
pagar.
Este modelo extraccionista es imposible de mantener en la sociedad de hoy en día. Si esto
sigue igual que antes nos haremos oídos sordos al sufrimiento de algunos a cambio de
nuestro deleite y terminaremos destruyendo al planeta y a nosotros.

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