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De todos modos, hay que tener en cuenta un criterio adicional: cuanto menos
formadas están las alucinaciones, más probable es que se deban a causas
bioquímicas, neurofisiológicas o neurológicas, y menos a trastornos mentales
como la esquizofrenia. Por lo tanto, dado que la incidencia de esquizofrenia es
significativamente menor que la de los muchos trastornos causados por
anomalías bioquímicas, neurológicas o neurofisiológicas, no es de extrañar que
las alucinaciones elementales sean más frecuentes que las complejas.
b) Temas o Contenidos
Los temas sobre los que pueden versar las alucinaciones son prácticamente
inacabables, si bien suelen hacer referencia a cualquier temor, emoción,
expectativa, deseo, sensación, recuerdo o experiencia, vivenciadas
anteriormente por el individuo. Como regla general, se puede decir que los
contenidos concretos sobre los que versan las alucinaciones de una persona
están relacionados con sus necesidades, conflictos, temores y preocupaciones
particulares. Pero además, y al igual que sucede en otros muchos fenómenos
mentales, los contenidos de las alucinaciones recogen y reflejan características
culturales propias del medio en que la persona se ha desarrollado (Al-Issa,
1977). Las experiencias religiosas representan un excelente ejemplo de
expresión social de muchos conflictos personales: culpa, vergüenza,
inseguridad, soledad y sentirse insignificante son temas sobre los que
frecuentemente versan las alucinaciones en contextos culturales como el
nuestro. Por otro lado, hay ciertas situaciones o condiciones vitales extremas
que, en cierta forma, predisponen a alucinar sobre contenidos específicos: por
ejemplo, la persona que permanece encerrada en una celda en contra de su
voluntad, puede tener alucinaciones relacionadas con sus verdugos (oír que
hablan de él, escuchar planes sobre cómo torturarlo, e incluso oler cómo el gas
va lentamente invadiendo su celda, o detectar sabores venenosos en la comida).
c) Modalidad sensorial
Las dos modalidades sensoriales en las que con más frecuencia se
experimentan fenómenos alucinatorios son la auditiva y la visual. Pero también
se pueden dar en las restantes modalidades y, en este aspecto, podemos
encontrarnos con alucinaciones táctiles o hápticas, cenestésicas (somáticas o
viscerales), cinestésicas o de movimiento, gustativas y olfativas.
1. Alucinaciones auditivas
Son probablemente las alucinaciones más frecuentes; y dentro de ellas, las más
comunes son las verbales, lo que quizá es una prueba de la importancia que
tiene el habla para los seres humanos como medio de adaptación al ambiente
(Ludwig, 1986). El rango de experiencias alucinatorias en la modalidad auditiva
es muy amplio. Pueden ir desde las alucinaciones más elementales como los
sonidos de ruidos, pitidos, cuchicheos, murmullos, campanas, pasos, etc., y que
reciben el nombre de «acoasmas», hasta alucinaciones más estructuradas y
formadas en las que la persona puede escuchar claramente palabras con
significado. Estas voces alucinatorias fueron denominadas «fonemas» por
Wernicke a comienzos de este siglo. El individuo puede asociarlas a voces
familiares o desconocidas; pueden tener un tono imperativo que el paciente se
ve obligado a cumplir, o simplemente pueden consistir en voces que comentan
las acciones del paciente; pueden hablar en tercera persona o adquirir el carácter
de diálogo o conversación entre dos o más personas; pueden tener una duración
breve o estar produciéndose de manera continua o casi continua; y finalmente,
su contenido puede ser terriblemente amenazador o, por el contrario, amigable.
Alucinaciones simples
Caso 8. Epiléptico con crisis parciales y con afectación del lóbulo temporal,
escucha del exterior siempre la misma canción de su infancia.
Alucinaciones complejas
Son voces, música, frases completas o canciones, pero pueden ser palabras
aisladas, como el nombre del paciente; a menudo son imperativas y hacen
comentarios sobre las actividades y pensamientos del paciente; también pueden
hablar unas con otras y referirse al paciente en tercera persona.
El paciente puede localizar la voz en distintas partes del cuerpo (rodillas, pies,
corazón, estómago) o en su ropa; también en los muebles, árboles, todo tipo de
animales, así como en las personas.
2. Alucinaciones visuales
Las alucinaciones visuales se presentan, sobre todo, en personas que padecen
trastornos orgánicos- cerebrales (lesiones del lóbulo occipital, epilepsia),
enfermedades oculares y del nervio óptico, infecciones agudas, intoxicaciones
graves (alcoholismo), pero también en pacientes con trastorno mental e incluso
en personas sanas. En la práctica clínica es útil considerar que las alucinaciones
visuales (sobre todo si es el único fenómeno observado) suelen estar más
relacionadas con trastornos orgánico-cerebrales; por el contrario, las
alucinaciones auditivas (sobre todo si es el fenómeno dominante) se observan
en mayor medida en los cuadros psicóticos funcionales. No obstante, las
alucinaciones visuales también pueden aparecer en la esquizofrenia e incluso en
las depresiones graves. En culturas africanas sucede al contrario: en las psicosis
funcionales sobresalen las alucinaciones visuales, no las auditivas.
Ocular
Central
Caso 6. Epiléptico joven que tiene una crisis de agitación psicomotora; asusta-
do, pide ayuda para no ser quemado por inmensas llamas que lo persiguen y lo
acechan, señala donde están y aterrado se protege detrás de nosotros.
Fenómenos endópticos
Fosfenos
Poliopía
Tóxico–metabólicas
Psicóticas
Disociativas
Aquí aparecen imágenes detalladas con el contenido del origen del estrés pos-
traumático, como cuando el paciente fue agredido, secuestrado o estaba en
combate. La forma más común son los flash–backs intrusivos del evento
traumático y con participación de los otros sentidos (táctiles, olfatorios,
gustativos, etc.), o sea, son multimodales.
Normales
Durante el sueño las alucinaciones son normales. Muchos sujetos sanos han
manifestado tener alucinaciones, desde Sócrates hasta Napoleón, y la mayoría
de las veces se relacionan con eventos religiosos.
3. Alucinaciones olfativas
4. Alucinaciones gustativas
Diversos autores están de acuerdo en señalar que, sea cual sea la causa de
estas alucinaciones, están relacionadas con una alteración de la conciencia del
Yo en su vertiente somática o «Yo corporal». Esta alteración de la conciencia del
Yo corporal lleva a que el propio cuerpo se perciba de una manera especial. No
obstante, para poder hablar de verdaderas alucinaciones no basta con esta
especie de despersonalización en la esfera somática, sino que es necesario que
el sujeto tome esas falsas sensaciones como reales, debido a la pérdida del juicio
de la realidad. De no ser así, no se podría hablar de auténticas alucinaciones,
sino de falsas sensaciones o de extrañamiento en el ámbito corporal, tal y como
manifiestan algunas personas con trastornos emocionales.
7. Alucinaciones cinestésicas
1. Pseudoalucinación
Además, imágenes más vividas y realistas conviven en nuestra mente con otras
más difusas o poco estructuradas.
Por lo tanto, es razonable pensar que algo similar sucede con las alucinaciones
que son, en definitiva, imágenes mentales.
Desde este punto de vista es posible que Hare tenga razón cuando afirma que
el concepto de pseudoalucinación es superfluo. Puede que más que hablar de
pseudoalucinaciones fuera más útil, en la práctica, calificar las experiencias
alucinatorias según criterios dimensionales de claridad perceptiva, convicción,
juicio de realidad, duración, etc.
1. Alucinación funcional
2. Alucinación refleja
Aquí es importante hacer una distinción con las metáforas que se usan para
describir algunos aromas o sabores cuyo concepto no es claro, como: “este vino
es amable, tiene cuerpo y es redondo” o “el perfume es luminoso y limpio”.
1. Alucinación negativa
3. Autoscopia negativa
4. Autoscopia interna
5. Alucinación extracampina
6. Alucinaciones psicóticas
Las alucinaciones psicóticas se presentan junto con las ideas delirantes y por
ello no es sencillo separarlas, ya que bajo una percepción delirante, la realidad
es transformada de tal manera que la interpretación de los contenidos percibidos
está muy alterada y éstos son difíciles de escindir unitariamente. Por ello algunos
autores no las aceptan como verdaderas alucinaciones.
Tienen todos los elementos para ser denominadas como tales, sólo que el sujeto
las critica, sabe que son irreales y no se refieren a él; por ejemplo, las voces no
hablan sobre el sujeto ni conversan con él. Se presentan en alucinosis alcohólica,
alucinosis peduncular y en personas normales: “Tengo visiones.”
8. Alucinaciones normales
9. Alucinaciones específicas
Un grupo de alucinaciones tiene características muy particulares y son de mucha
ayuda para la integración de los cuadros clínicos específicos:
El sujeto realiza una crítica apropiada de las visiones y percibe personas, anima-
les u objetos pequeños (“enanitos”) en diferentes actividades; por lo regular son
placenteras, se presentan en delirium y otras alteraciones orgánicas, sobre todo
en el mesencéfalo anterior, áreas de Brodmann 19, 21 y 37, así como en algunas
personas normales, por agotamiento. Cuando las alucinaciones son muy
persistentes el sujeto puede buscar ayuda médica.
13. Palinopsia
Es la persistencia o recurrencia de una imagen visual después de que el estímulo
ha desaparecido, y permanece a pesar de que se cambie la vista hacia otro lugar
y reaparece después de algún tiempo; el sujeto puede sobreponer las imágenes,
y por lo tanto encimar la tela que vio, sobre la cara de la persona que está viendo.
Este trastorno aparece abruptamente después de una lesión cerebral de tipo vas-
cular, infecciosa o traumática que involucre la parte posterior de ambos
hemisferios, pero es más frecuente en el hemisferio derecho. No se debe
confundir con la posimagen, que es la aparición de los colores complementarios
después de haber estado mirando cualquier imagen cromática.
17. Alucinosis
Se trata de un síndrome orgánico cerebral bien determinado o por el uso de
psicotomiméticos, con la percepción de alucinaciones recurrentes de predominio
visual y auditivo, que se presenta en estado claro de conciencia. Puede incluir
manifestaciones autonómicas como taquicardia, hiperhidrosis, dilatación pupilar,
palpitaciones, visión borrosa, temblores e incoordinación motora. El sujeto puede
hacer crítica o no de estos cambios perceptuales.
Los niños que reportan voces que les dicen que hagan cosas malas se
relacionan con conducta disruptiva. Cuando les dicen que se suiciden, se
relacionan con depresión. Los niños con trastorno por déficit de la atención (TDA)
en ocasiones reportan alucinaciones de todo tipo; los niños con síntomas fóbicos
a menudo tienen alucinaciones visuales o táctiles durante la noche relacionadas
con ansiedad intensa.