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El sueño de los aborígenes sobre un continente

eterno
Se cree que los aborígenes australianos llegaron a estas tierras
en barco, desde el sudeste asiático durante la última glaciación,
hace al menos 50 000 años. En la época del descubrimiento y
colonización europea, un millón de aborígenes vivían en el
continente y eran cazadores y recolectores. Se distribuían en
300 clanes, hablaban 250 idiomas y 700 dialectos. Cada clan
tenía una conexión espiritual con un territorio específico, pero
también viajaban para comerciar, buscar agua, frutas y
verduras de temporada además de realizar reuniones rituales y
celebraciones totémicas.

A pesar de la diversidad de sus territorios de origen, que iban


desde los desiertos del outback, las selvas tropicales hasta las
montañas cubiertas de nieve, los aborígenes compartían la
creencia en el reino eterno y mágico del «Tiempo del Sueño» de
los aborígenes. Según los mitos aborígenes, los espíritus
ancestrales totémicos crearon todos los aspectos de la vida
durante la creación del mundo. Estos espíritus ancestrales
siguen conectados a los fenómenos naturales, así como al
pasado, presente y futuro a través de cada aspecto de la cultura
aborigen.

Cultura aborigen
Los aborígenes de Australia cuentan con una rica cultura viva
que se remonta a hace más de 50 000 años. Realice una
instantánea de las distintas experiencias que se le ofrecen al
sumergirse en la Australia aborigen.

Descubra lugares repletos de historia aborigen en el Territorio


del Norte. Visite el Red Centre de Australia y camine al pie de
Uluru con un guía anangu. Explore el arte aborigen en Alice
Springs, tierras habitadas por los arrernte desde hace 20 000
años. Conozca los mitos del Dreamtime en las intrincadas
galerías de arte rupestre del Parque Nacional de Kakadu,
Patrimonio de la humanidad.

Busque los viajes que le ofrezcan un enfoque más cercano a la


cultura del mundo antiguo. Maneje por la ruta Red Centre Way
hasta lugares sagrados como Uluru, Kata Tjuta y Kings Canyon.
Siga el circuito South Australian Loop por la cordillera Flinders,
donde puede escuchar alrededor de una hoguera las historias de
los adnyamathanha sobre la creación. Maneje por la ruta
Savannah Way hasta los yacimientos de arte rupestre aborigen
de Queensland, el Territorio del Norte y Australia Occidental.

Invasión de Gran Bretaña y llegada de sus


presidiarios
Diversos exploradores europeos navegaron por la costa de
Australia, conocida en aquella época como Nueva Holanda, en el
siglo XVII. Sin embargo, no fue hasta 1770 que el capitán
James Cook desembarcó en la costa este y reclamó el territorio
como británico. El nuevo puesto se utilizó como colonia
penitenciaria y, el 26 de enero de 1788, la primera flota de once
navíos que transportaba 1500 personas, la mitad presidiarios,
llegó al puerto de Sídney. Hasta que el transporte de presos
finalizó en 1868, 160 000 hombres y mujeres llegaron a
Australia como presidiarios.

Mientras que los colonos libres comenzaban a asentarse a


principios de 1790, la vida era muy dura para los convictos. Los
hombres superaban en número a las mujeres (cinco hombres
por cada mujer) y éstas vivían bajo la constante amenaza de la
explotación sexual. Los reincidentes recibían brutales azotes y
podían morir en la horca por delitos tan insignificantes como el
robo. Los aborígenes, desplazados por el nuevo asentamiento,
sufrieron aún más. La confiscación de las tierras, los problemas
de salud y las enfermedades mortales afectaron a sus prácticas
y estilos de vida tradicionales.

La expropiación del continente


En la década de 1820, muchos soldados, oficiales y presidarios
emancipados habían convertido las tierras que recibieron del
gobierno en prósperas granjas. Las noticias que llegaban de
Australia, que hablaban de tierras a buen precio y numerosas
oportunidades de trabajo, estaban atrayendo a cada vez más
barcos cargados de emigrantes aventureros procedentes de
Gran Bretaña. Los colonos comenzaban a adentrarse en los
territorios aborígenes, a menudo pistola en mano, en busca de
pasturas y agua para su ganado.

En 1825, un grupo de soldados y presidarios se asentaron en el


territorio de la tribu Yuggera, cerca de la actual ciudad
de Brisbane. Perth fue colonizada por caballeros ingleses en
1829, y en 1835 un colono ilegal zarpó de la bahía de Puerto
Phillip y eligió la ubicación para la ciudad de Melbourne. Al
mismo tiempo, una compañía privada británica, orgullosa de no
tener vínculo alguno con los presidarios, colonizó Adelaida en
Australia Meridional.

La fiebre del oro atrae riqueza, emigrantes y rebeliones


El oro se descubrió en Nueva Gales del Sur y en la zona central
de Victoria en 1851, lo que atrajo a miles de hombres jóvenes y
algunas jóvenes mujeres aventureras de las colonias. Se
unieron a barcos cargados de buscadores de oro procedentes de
China y a un carnaval caótico de artistas, dueños de pubs,
vendedores ilegales de bebidas alcohólicas, prostitutas y
farsantes de todos los rincones del mundo. En Victoria, los
intentos del gobernador británico por imponer el orden (con
licencias de pago mensual e ineptos oficiales supervisores)
desembocaron en la sangrienta lucha contra la autoridad de
Eureka Stockade en 1854. A pesar de la violencia en
los yacimientos de oro, las riquezas obtenidas de este metal
precioso y la lana propiciaron grandes inversiones en Melbourne
y Sídney que, durante la década de 1880, se convirtieron en
ciudades modernas y elegantes.

Australia se convierte en una nación


Los seis estados de Australia se convirtieron en una nación
regida por una única constitución el 1 de enero de 1901. Una de
las primeras leyes del nuevo parlamento nacional fue aprobar
una legislación, conocida posteriormente como la Política de la
Australia blanca, que restringía la migración a personas de
origen principalmente europeo. Esta política dejo de tener
validez progresivamente tras la Segunda Guerra Mundial y, en
la actualidad, Australia es el hogar de personas procedentes de
más de doscientos países.

Los australianos van a la guerra


La Primera Guerra Mundial tuvo un efecto devastador en
Australia. Australia contaba con menos de tres millones de
hombres en 1914, sin embargo casi 400 000 se registraron
como voluntarios para luchar en la guerra. Se estima que
murieron unos 60 000 y decenas de miles resultaron heridos.
Como reacción a este doloroso periodo, la década de los años
veinte del siglo pasado fue un torbellino de nuevos automóviles,
películas y jazz, procedentes de los EE. UU. y un auténtico
fervor por el Imperio Británico. Cuando se produjo la Gran
Depresión de 1929, las divisiones sociales y económicas se
incrementaron y numerosas instituciones financieras
australianas fracasaron. El deporte era la distracción nacional y
héroes deportivos, como el caballo de carreras Phar Lap y el
jugador de críquet, Donald Bradman, alcanzaron un estatus que
casi rozaba lo mítico.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas armadas


australianas contribuyeron en gran parte en la victoria de los
Aliados en Europa, Asia y el Pacífico. La generación que luchó en
la guerra y sobrevivió, regresó con un gran orgullo por Australia
y su valiosa actuación.

Nuevos australianos llegan en un momento de boom


después de la guerra
Cuando la guerra terminó en 1945, cientos de miles de
emigrantes de toda Europa y Oriente Medio llegaron a Australia
en busca de un empleo en el sector manufacturero, que se
encontraba en plena expansión. Muchas de las mujeres que
trabajaron en las fábricas, mientras los hombres luchaban en la
guerra, continuaron con su trabajo durante los tiempos de paz.

La economía de Australia creció en la década de los años


cincuenta, con importantes proyectos para el país, como por
ejemplo el Proyecto hidroeléctrico de las Montañas Nevadas,
cerca de Canberra. La demanda internacional aumentó en lo que
respecta a las principales exportaciones de Australia: metales,
lanas, carnes y trigo. La Australia suburbana también prosperó.
La tasa de propiedad de vivienda aumentó de forma
significativa, desde apenas un 40% en 1947 a más del 70% en
la década de los sesenta.

Australia abre su mente


Al igual que otros países, Australia se sumergió en la atmósfera
revolucionaria de la década de los sesenta. La nueva diversidad
étnica de Australia, su mayor independencia con respecto a
Gran Bretaña y la resistencia popular contra la Guerra de
Vietnam contribuyeron a fraguar una atmósfera de cambios
políticos, económicos y sociales. En 1967, los australianos
votaron a favor de un referéndum nacional para permitir que el
gobierno federal creara leyes para los australianos aborígenes e
incluirlos en futuros censos. El resultado fue la culminación de
una importante campaña de reforma para australianos
aborígenes y blancos.

En 1972, el Partido Laborista australiano, bajo el liderazgo


idealista del abogado Gough Whitlam, obtuvo la victoria en las
elecciones generales, lo que supuso el punto y final de la
dominación posguerra de la coalición del Partido Liberal y el
Partido Nacional. Durante los tres años siguientes, su nuevo
gobierno acabó con el servicio militar obligatorio, anuló las tasas
de la universidad y estableció un sistema sanitario universal y
gratuito. Abandonó la política de la Australia blanca, adoptó el
multiculturalismo e introdujo el divorcio amistoso y salarios
equiparados para las mujeres. Sin embargo, en 1975, la
inflación y los escándalos provocaron que el Gobernador general
fuera destituido. En las siguientes elecciones generales, el
Partido Laborista sufrió una gran derrota y la coalición
Liberal/Nacional gobernó hasta 1983.

Desde la década de los setenta


Entre 1983 y 1996, los gobiernos laboristas de Hawke y Keating
llevaron a cabo una serie de reformas económicas, como la
desregulación del sistema bancario y el lanzamiento del dólar
australiano. En 1996, un Gobierno de la coalición, encabezado
por John Howard, ganó las elecciones generales y fue reelegido
en 1998, 2001 y 2004. El Gobierno de coalición Liberal y
Nacional aprobó varias reformas, entre las que se incluyen,
cambios en la fijación de impuestos y en los sistemas de
relaciones industriales. En 2007, el Partido Laborista,
encabezado por Kevin Rudd, fue elegido con una agenda para
reformar el sistema de relaciones industriales de Australia, las
políticas sobre el cambio climático y los sectores de la sanidad y
la educación.

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