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Sistema Circulatorio

Es la estructura anatómica compuesta por el sistema cardiovascular que conduce


y hace circular la sangre, y por el sistema linfático que conduce la linfa
unidireccionalmente hacia el corazón.
Más del 25% de la población mundial tienen algún tipo de enfermedad
cardiovascular, siendo uno de los más grandes causantes de muertes en el mundo
y la primera causa de muerte natural.

Características
El aparato cardiovascular tiene las mismas funciones básicas descritas para la
sangre ya que es el aparato donde ésta va a ser transportada:
1. Transporte de nutrientes a las células de los tejidos.
2. Transporte de productos de desecho metabólicos.
3. Participación en mecanismos homeostáticos como la regulación de la
temperatura, regulación del equilibrio hídrico, etc.
4. Participación en la defensa y comunicación en el organismo, transportando
células y moléculas de defensa y hormonas.
5. Participación en la reproducción al proporcionar el mecanismo de erección del
pene. Estas importantes funciones se llevan a cabo por las dos piezas que
componen este aparato: el corazón, que actúa como bomba impelente-aspirante, y
una red de distribución constituida por los vasos sanguíneos.

Arterioesclerosis
Es una enfermedad, por la cual las arterias se taponan con grasa (colesterol).
Es peligrosa pues puede producir que las células mueran por falta de nutrientes y
también es a la acumulación de depósitos grasos que contienen colesterol en las
paredes internas de las arterias.
A medida que la placa se desarrolla, el interior de estos grandes vasos se
estrecha, con lo que se reduce el flujo sanguíneo. Cuando esto ocurre en las
arterias coronarias se produce un tipo de dolor en l pecho denominado angina
pectoris.

Tratamiento
No existe tratamiento médico alguno demostrado para la arteriosclerosis pese a
ser el fármaco probablemente más buscado por la industria farmacéutica.
El tratamiento farmacológico (antihiperlipidémicos, antiagregantes o
anticoagulantes) sirve para disminuir sus causas o sus consecuencias.
El tratamiento quirúrgico es muy resolutivo en la cardiopatía isquémica y también
en otras localizaciones.
El tratamiento profiláctico consiste en evitar los factores predisponentes de la
enfermedad y a las complicaciones de ésta: obesidad, hipertensión, sedentarismo,
hiperglucemia, hipercolesterolemia, tabaquismo, etc.

Arritmia
Alteraciones hormonales, falta de riego sanguíneo al corazón, infecciones
víricas… Existen muchas causas de arritmia, un trastorno que disminuye la
capacidad de bombeo del corazón y que hay que vigilar.

Tratamiento de las arritmias


Fármacos antiarrítmicos: la mayoría de estos medicamentos regulan la actividad
de canales de sales iónicas de la membrana de las células cardíacas, que son los
responsables de la actividad eléctrica cardíaca.
Cardioversión eléctrica: una descarga eléctrica instantánea de corriente continua
al corazón es capaz de eliminar las arritmias y recuperar el ritmo cardíaco normal.
Se utiliza en arritmias que ponen en compromiso la vida del paciente como la
fibrilación ventricular.
DAI: es un marcapasos que detecta los cambios en el ritmo del corazón, y es
entonces cuando produce descargas eléctricas que eliminan la arritmia.
Marcapasos: es un sistema formado por una batería que acumula energía
eléctrica, un procesador que detecta la actividad cardíaca y toma decisiones, y
uno o varios cables que transmiten impulsos eléctricos al corazón. Son
especialmente útiles en los bloqueos cardíacos, coordinando la actividad de las
aurículas y los ventrículos.

Anemia
La anemia se define como una concentración baja de hemoglobina en la sangre. Se
detecta mediante un análisis de laboratorio en el que se descubre un nivel de
hemoglobina en la sangre menor de lo normal. Puede acompañarse de otros parámetros
alterados, como disminución del número de glóbulos rojos, o disminución del hematocrito,
pero no es correcto definirla como disminución de la cantidad de glóbulos rojos, pues
estas células sanguíneas pueden variar considerablemente en tamaño, en ocasiones el
número de glóbulos rojos es normal y sin embargo existe anemia.
La anemia no es una enfermedad, sino un signo que puede estar originado por múltiples
causas, una de las más frecuentes es la deficiencia de hierro, bien por ingesta insuficiente
de este mineral en la alimentación, o por pérdidas excesivas debido a hemorragias. La
anemia por falta de hierro se llama anemia ferropénica y es muy frecuente en las mujeres
en edad fértil debido a las pérdidas periódicas de sangre durante la menstruación.
La hemoglobina es una molécula que se encuentra en el interior de los glóbulos rojos de
la sangre y sirve para transportar el oxígeno hasta los tejidos. Por ello cuando existe
anemia severa, los tejidos y órganos del organismo no reciben suficiente oxígeno, la
persona se siente cansada, su pulso esta acelerado, tolera mal el esfuerzo y tiene
sensación de falta de aire.

Tratamiento de la anemia
El tratamiento de la anemia depende de la causa que la provoca. Sea cual sea, el objetivo
será incrementar el nivel de oxígeno que la sangre es capaz de transportar, ya sea
mediante el aumento de glóbulos rojos o la concentración de hemoglobina. Por supuesto,
habrá que tratar también la causa o enfermedad que pueda haber provocado la anemia.
En general bastará con la reposición de hierro por vía oral en casos de anemia
ferropénica; o de vitamina B12 y ácido fólico en casos de anemia megaloblástica.
Cuando se deba a pérdidas importantes de sangre se realizará una transfusión de sangre.
Y en casos más específicos (como síndromes hereditarios) pueden plantearse el
trasplante de médula ósea. En todo caso es necesario consultar con el médico
especialista para que te indique el tratamiento de la anemia más adecuado para tu caso.

Hay diferentes tipos de anemia, en función de cuál sea la causa de la destrucción de los
glóbulos rojos:
Anemia ferropénica: es el tipo más común y se produce como consecuencia de la
carencia de hierro en el organismo.
Anemia por déficit de vitamina B12: esta vitamina desempeña un papel importante en
la producción de glóbulos rojos.
Anemia perniciosa: la causa el hecho de que el estómago no produce en cantidad
suficiente la proteína que favorece la absorción de la vitamina B12.
Anemia por deficiencia de ácido fólico o megaloblástica: si la alimentación no aporta
la cantidad suficiente de este nutriente, los glóbulos rojos aumentan su tamaño de forma
anormal.
Anemias causadas por enfermedades crónicas: ciertas enfermedades de origen
inflamatorio, trastornos del sistema inmunitario, infecciones crónicas, cirrosis, o cáncer
pueden afectar negativamente a la producción de glóbulos rojos.
Anemia drepanocítica: es hereditaria y se caracteriza por la alteración de la
hemoglobina al cambiar la forma de los glóbulos rojos, lo que reduce la cantidad de
oxígeno que estos son capaces de transportar hasta los tejidos.
Anemia hemolítica: en este caso es el propio sisma inmunitario el que destruye los
glóbulos rojos.
Anemia aplásica idiopática: no se conoce la causa, pero sí que ese dañan las células
madres que se encargan de la producción de las células sanguíneas en la médula ósea.
Talasemia: puede ser hereditaria. Se produce a consecuencia de un defecto en los genes
que controlan la producción de los dos componentes de la hemoglobina, las globinas alfa
y beta.

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