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Caracas, 27 de junio de 2016 Formación Ciudadana

Universidad Central de Venezuela Prof. Iván Nieto


Programa Samuel Robinson Verónica Pérez Sección “C”
Síntesis de Democracia, Estado y construcción del sujeto (ciudadanía)
Rodolfo Mariani
El tema en estudio es la relación Estado-Democracia, basada en la bidireccionalidad, e de la
democracia al Estado, como la democracia impregna al Estado, según el autor “la vía de la
democraticidad del estado”, y el otro sentido el que va del estado a la democracia, lo que le exige la
democracia al Estado para ser ejercida como principio en la organización de la sociedad, según el autor
“la vía dela estatalidad democrática”. La primera consiste cómo influye la democracia en la
organización del estado, de su estructura organizativa y de funcionamiento. La segunda se refiere a a
capacidad del Estado al establecer la democracia como principio de organización en la sociedad.

El vínculo de democracia y Estado se caracteriza por dos ataduras: El sistema legal, debido a
que en un estado democrático sostiene derechos y libertades con idealismos democráticos
prevaleciendo la premisa de que nadie puede estar fuera del alcance de la ley. Y También se ven atados
basados en la ciudadanía como un producto-resultado de la historia y sinónimo de libertad y justicia,
donde ese punto de enlace es el poder que el Estado atesora, y que la democracia le suministra y espera
que éste utilice en la garantía de los derechos universales.

El sistema legal y el poder son los factores que conforman la relación democracia- Estado,
donde las dos deben estar en equilibrio para beneficio de dicha relación, es decir que la democracia,
entendida como las libertades inscritas en el sistema legal, requiere las acciones políticas del estado
destinadas a construir un orden social efectivo con centro en la ciudadanía.

Al revisar esta relación ante otro tipo de régimen, se define por la distancia, o sea que en un
régimen no democrático se hace mas notoria la distancia entre la democracia y la voluntad política, o
sea que en una democracia el sistema legal limita el poder político del Estado, y determina reglas y
procedimientos a favor de los derechos universales, mientras que en un régimen no democrático el
poder define la ley y hasta se puede colocar al margen de la misma. Otra característica es que en
democracia hay pluralidad en la participación política, y en un régimen no democrático, es menor esta
participación.
En esta relación se refleja la importancia que cada uno tiene para el otro, están muy ligados
desde su esencia. El autor expone que esta estrecha relación se sostiene en la noción de ciudadanía,
vista como una normativa universal de derechos y deberes propios del ciudadano como integrante y
ambiente dentro del contexto democrático.

Finalmente el autor expresa que lo que es intrínseco es la legalidad y la ciudadanía democrática,


por ser sujeto y objeto de la democracia, genera el poder del Estado y marca pautas con los medios en
el régimen, lo que hace distinta la relación del Estado con cualquier otro régimen político.

Sobre el segundo artículo Estado y principios de organización, el autor manifiesta que la


democracia es uno de los principios de organización sobre los cuales opera el Estado, además del
principio social y económico. Estos son principios de organización con los cuales las sociedades
trabajan en conjunto para plantear formas del Estado regulando el poder y su aplicación. Estos
principios mantienen relaciones de diversos tipos.

Continua diciendo que la democracia como precepto de organización en una sociedad es


sinónimo de igualdad y libertad, aunque en algún momento puedan suceder algunos hechos contrarios a
estos principios; ante esto en democracia no puede ser considerado la esclavitud o sometimiento y la
desigualdad. En contraste en un Estado la igualdad y la libertad están definidas como lo prohibido o no
prohibido.

El autor termina diciendo que además del sistema legal como atadura de la democracia y el
Estado, entendiendo que la ciudadanía es parte de este enlace, existe un algo más fuerte en la
ciudadanía democrática: cuando la democracia se queda en la sociedad como igualdad y libertad
simplemente, la ciudadanía inspira la norma legal, hasta sobrepasarlo, la idea de justicia creada a los
largo de los años de desarrollo en y por la ciudadanía.

En el tercer artículo, Democracia y Estado a través de la ciudadanía, el autor empieza


exponiendo que no hay concordancia en la conceptualización de ciudadanía, sin embargo es
comprensible porque ese es un tema con muchas controversias a nivel político. Para explicar la
situación plantea tres fuerzas de la ciudadanía de “matriz marshalliana: a) La cara individual y la cara
colectiva (social) de la ciudadanía; b) La cara nacional y la cara democrática de la ciudadanía; c) Los
planos de ciudadanía (civil, social, política) formando sistema o desplegándose secuencialmente” (Nun,
J. 2002).

En la primera, La cara individual y la cara colectiva (social) de la ciudadanía, define que son
los derechos políticos quienes emergen de los otros planos de la ciudadanía, que suponen esta asociada
a la aplicación de los derechos democráticos en la región. Al comparar la ciudadanía de América Latina
con la de los otros países y continentes, se nota grandes diferencias, que pueden abarcar los procesos
propios de la historia latinoamericana; la particularidad en este continente es la mano de Estado, quien
impulsa y sostiene el proceso democrático y de ciudadanía, con la promoción de los derechos
democráticos. Este proceso viene dado por un Estado donde la autoridad se ejercía verticalmente, el
Estado propone y promueve la “democracia”, de acuerdo a su visión, muy diferente a otros países
donde los ciudadanos en consenso deciden y fomentan la organización social con el objetivo de ejercer
los derecho democráticos; siendo ésta una particularidad en la creación de la ciudadanía en América
latina, distinta a la de EEUU y Europa.

En la segunda, La cara nacional y la cara democrática de la ciudadanía, el autor cita a O


́Donnell y el Informe PNUD (2004), basándose en la corriente constructivista, dice que la democracia
supone la existencia de un Estado y una nación, así como la nación es un elemento básico del Estado y
que el Estado y la nación tienen existencia previa a la democracia. Tener presente estos dos conceptos
Estado y nación como antecedentes de la democracia, contribuye a comprender las dos caras de la
ciudadanía: la ciudadanía nacional y la ciudadanía democrática. O ́ Donnell, define que la ciudadanía
nacional es adscrita, mientas que la democrática es activa, la ciudadanía nacional es un requisito que se
adquiere al ser integrante de la nación, así como la ciudadanía democrática es una norma que muestra
la historia de las luchas por la igualdad y la libertad como principios democráticos de una determinada
población.

El autor también expresa que la ciudadanía nacional puede dejar de ser adscrita y pasar a ser
activa, si se accionan méritos a favor de la democracia o se enfrentan a ella, por lo que las dos
ciudadanías en algún momento se refuerzan mutuamente con la identidad nacional o el orgullo nacional
que fomenta la democracia de un pueblo particular. En contraposición, las dos ciudadanías se enfrentan
cuando la igualdad vista desde cada punto de vista se encuentran: para la nacional, la igualdad se define
desde la identidad que le separa de otro distinto al sujeto, y para la democracia se reconoce a partir de
la distinción en lo que se difiere del otro igual al sujeto.
En la tercera parte Los planos de ciudadanía (civil, social, política) formando sistema o
desplegándose secuencialmente, en esta tención del concepto de ciudadanía el autor expone que en el
Informe PNUD (2004) señalan repetidamente que en América Latina, existe una democracia que
convive con altos grados de desigualdad social, afirmando que en A.L. Existen derechos políticos más
o menos plenos.

De esta afirmación surgen dos posturas relevantes, la primera argumenta que los sistemas de
ciudadanía forman sistema, por lo tanto aunque puede aceptar cierto nivel de desigualdad, la carencia
de los derechos básicos hacia una gran parte de la población “quita todo contenido” a la democracia.

Y existen otros quienes afirman que la relevancia de los derechos políticos en sí mismos y
sirven como palancas de expansión de las otras dimensiones de ciudadanía. Sin embargo ambas
visiones tienen un punto en común, este es que una democracia propiamente dicha, necesita una gran
expansión de la ciudadanía en todos sus planos.

Y el autor comenta que en América Latina la expansión de la democracia debería proceder a


través de la utilización de los derechos políticos que permitan el impulso de otras dimensiones, pero
que está probado que tal secuencia funcione en todos los casos.

Mariani concluye esta parte afirmando que además de las tensiones nombradas, para poder idear
la construcción de ciudadanía en democracia en América Latina hay que analizar tambien las
relaciones de la democracia con el Estado, con la economía, con la globalización, con los medios de
comunicación, con la política y con el poder.

En el cuarto articulo La preeminencia de lo económico y ladesvinculación democracia-estado-


ciudadanía el autor señala que en los años 90 en América Latina el Estado se moldeó a la supremacía
del principio económico, llevando a la independización del mundo económico de la esfera de la
política.
Este proceso malogró el principio democrático por dos vías: una operación de poder que
implicó la pérdida de influencia de la democracia y el Estado, obligándolos a aceptar y moldearse a la
forma de operar del modelo económico; Y la definición de un modelo económico “de talla única” con
resultados negativos en las ciudadanías con la política y con la democracia.
Por último en esta parte el autor plantea que la relación de Estado y democracia es opuesta a la
de Estado y economía neoliberalista, aunque sus principios de organización social sean el sistema legal
y el poder, luego de instaurar las reglas del mercado, este le pide al Estado que se ausente, en cambio
la democracia y la nación le exigen al estado que se presente, para poder cumplir con sus funciones.

La quinta parte del ensayo de Mariani se llama La sisa y la cisura en la cual añade dos
aclaratorias importantes de resaltar, la primera señala que aunque la democracia es una institución
social que afronta las desigualdades del orden económico, pierde mayor poder ante fracturas sociales
que aluden a la fragmentación del orden social, más que a las desigualdades del orden económico,
debido a que la desigualdad, todavía permite un orden simbólico.

El segundo punto señala que detrás de todo lo dicho anteriormente existe una visión de que la
sociedad es independiente al estado, esta premisa lleva a debates, sobretodo de la relación Estado-
mercado, y la influencia del estado en la sociedad. Pero que más alla de esto “se trata de una ruptura de
la concepción de sociedad desde el Estado” la cual definió el curso complicado de la ciudadanía en
América Latina, donde sociedad es una noción que debe ser inculcada y aunada al Estado y la
democracia.

En la sexta y última parte (sin )fin o el otro, el autor expone que la individualización y la
deshonesta indiferencia del Estado y la política hacia aquellos carentes de autonomía, ha neutralizado
el malestar social, debido a que “la felicidad y la ética no es posible” solo se puede vivir en el malestar
general.

Es decir que los Estados débiles y angostos, crean un marco en el que es imposible casi todas
las legalidades que pueden fundar sociedad, ciudadanía y democracia. Sin embargo, Weber señala que
los Estados han cambiado, pero no han desaparecido, que las ciudadanías han dado y dan muestras de
no conformarse con la exclusión, en cambio persisten, algunas formas de inclusión, como el empleo y
la educación, que pueden ser pilares para la democracia
.
Conceptos propios:
Ciudadano: persona que está sujeta a una serie de derechos y deberes políticos de un Estado.
Ciudadanía: Es el ejercimiento de los derechos y deberes del ciudadano.

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