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Discapacidad cognitiva y psicosocial

El hombre ha nacido libre, y sin embargo, vive en todas partes entre cadenas. El mismo que

se considera amo, no deja por eso de ser menos esclavo que los demás. Ahora bien, como

los hombres no pueden engendrar nuevas fuerzas, sino solamente unir y dirigir las que

existen, no tienen otro medio de conservación que el de formar por agregación una suma de

fuerzas capaz de sobrepujar la resistencia, de ponerlas en juego con un solo fin y de hacerlas

obrar unidas y de conformidad. Esta suma de fuerzas no puede nacer sino del concurso de

muchos; pero, constituyendo la fuerza y la libertad de cada hombre los principales

instrumentos para su conservación, ¿cómo podría comprometerlos sin perjudicarse y sin

descuidar las obligaciones que tiene para consigo mismo? Esta dificultad, concretándola a

mi objeto, puede enunciarse en los siguientes términos: "Encontrar una forma de asociación

que defienda y proteja con la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado, y por

la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre

como antes." Tal es el problema fundamental cuya solución da el Contrato social. (Rosseau,

J, 1762)

Lo anterior quiere decir que el hombre presenta distintos problemas debido a su propia

naturaleza. Pese a esto ha buscado la forma de establecer normas sociales que le permitan

convivir más sanamente entre sí. A lo que Rosseau llamaría Contrato social. Pero aun

teniéndolo siguen viviendo episodios de marginación, exclusión y estigmatización, tanto así

que, de acuerdo con el diario El País, “la Fiscalía General de la Nación reveló a la fecha
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cuenta con 737 investigaciones por racismo o discriminación y 443 relacionadas con

hostigamientos por motivos de raza, religión, ideología u origen nacional, étnico o cultural”.

Las cifras anteriores son bastante alarmantes y no solo existe discriminación racial o cultural,

de hecho una de las minorías más afectadas en todos los sentidos han sido las que sufren una

discapacidad intelectual o psicosocial. Según informes de Noticias Caracol (2018), hay un

caso reportado en la ciudad de Valledupar, donde los padres de un menor señalan a una

institución por discriminar a su hijo con síndrome de Down. Es decir que las discriminaciones

no solo provienen de personas del común, sino también de entidades prestadoras de servicio,

que por regla deberían disponer de personal capacitado para proveer la inclusión de personas

que padezcan una discapacidad cognitiva o psicosocial, estos últimos que son tratados como

“seres poseídos por fuerzas y poderes sobrenaturales –fueran éstos dioses o

malignidades demoniacas– hasta la asociación de los trastornos mentales con

pecados, vicios y crímenes, estas conductas han sido consideradas como

desviaciones de las normas y comportamientos sociales aceptables, y a quienes

las presentan, un peligro tanto para sí mismos como para la sociedad”

(Fernández, M, 2010, p.11).

Con el caso de la escuela en Valledupar se evidencia que aun cuando la educación es un

derecho consagrado por la Constitución Política del Estado, la Reforma Educativa y por

instrumentos internacionales a los que nuestro país se adhirió, es muy difícil acceder a ella

debido a,

“la aún escasa formación de maestros no sólo en lo específico sobre discapacidad,

sino sobre todo, en lo referente a las cuestiones de la diversidad y heterogeneidad

áulica; la carencia de recursos humanos y materiales; el paralelismo entre


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educación regular y régimen de educación especial; la existencia de muchas

instituciones donde la enseñanza se organiza en función de la discapacidad y no

de acuerdo a las necesidades del alumno; la falta de adecuaciones curriculares y

de estrategias en el método de enseñanza aprendizaje observando las distintas

discapacidades, la falta de accesos a las sedes mismas que impiden no sólo el

ingreso sino la libre circulación dentro del mismo, padecido por quienes tienen

problemas motores, etc”(Carrasco y Contreras, s.f, p.2)

La discapacidad entonces se ha convertido como una característica que ha fomentado ciertos

actos ilícitos o como una excusa a atrocidades que se han llevado a cabo. Incluso, cuando el

holocausto Nazi, que según Brigitte Osterath (2017), Hittler no solo mandaba a asesinar a

los judíos, sino también a aquellos judíos y alemanes que tenían algún tipo de discapacidad

porque lo que buscaba era mejorar la raza. “Los nazis asesinaron a 300.000 discapacitados.

Cerebros de víctimas de la eutanasia reposan aún en institutos de investigación”. Es decir que

la discapacidad, sin importar el tiempo que sea siempre ha sido escenario de violencia y

agresión.

Las situaciones comentadas anteriormente llevó a la necesidad de contar “con información

estadística sobre la población con discapacidad […], razón por la cual a partir de 1981, año

designado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el “Año Internacional

de las Personas con Discapacidad”, comienzan a divulgarse ampliamente algunas

recomendaciones sobre la forma de captar información de este grupo de la población”

(Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática, s.f, p.2)

Sin embargo, según la Comunidad de Madrid (s.f) el concepto de discapacidad

“ha sufrido distintos cambios a lo largo de la historia. Durante los últimos años,

hemos visto como se ha ido pasando de una perspectiva paternalista y asistencial


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de la discapacidad, que miraba a la persona como un ser “dependiente y

necesitado”, hacia un nuevo enfoque, que contempla a la persona con

discapacidad como un individuo con habilidades, recursos y potencialidades”.

Sin duda, este cambio también ha estado acompañado de mejoras en los tratamientos médicos

que han emergido de forma paralela y que permite la inserción social de ese grupo

minoritario. De acuerdo con un recorrido histórico realizado por la Comunidad de Madrid

(s.f) en el siguiente esquema se muestra las fases de la evolución del concepto de

discapacidad, así como su consideración y tratamiento social, (p.11)

Época Enfoque Tratamiento Actitud a nivel social

Culturas Mágico-religioso: Los remedios utilizados Las personas que

Antiguas Veían a las era la magia a través de padecían alguna

discapacidades como brujos, chamanes, baños discapacidad eran objeto

poderes en hierbas. de rechazo y causa de

sobrehumanos que muerte.

ponían a prueba o

servían como castigo

por algo que

hubiesen cometido

las personas.

Desde el Técnico y Surgen los manicomios Internamiento masivo,

siglo XV. secularizado, veían a orientados a la las tareas fueron

la discapacidad como rehabilitación con sustituidas por la

resultado de tratamientos enfocados


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accidentes naturales a la inserción social de custodia y cronificación

que debían contar los pacientes. de los atendidos.

con terapias, así

como otras

enfermedades.

Finales del Médico y asistencial: Atención educativa y Siguen prevaleciendo las

siglo XIX y Identificaban y asistencial. El Estado etiquetas y una política

II Guerra explicaban muchos comenzó a tomar paternalista donde

Mundial trastornos, partido e iniciaron las fortalecían el discurso de

relacionados con la creaciones de “centros dependencia a las

parte física y especiales” de instituciones, lo que

psíquica. educación y ocupación. ocasionó nuevas formas

de discriminación social

y laboral.

2° mitad Origen social de la Se defiende la inclusión Movimiento social

del siglo discapacidad, y normalización escolar promulgado por

XX prevención, y laboral con el soporte asociaciones formadas

rehabilitación e que sea necesario. por personas con

inserción condición de

comunitaria. discapacidad junto con

sus familiares

defendiendo sus

derechos.
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La tarea para las personas que residen en el siglo XXI está prestar atención a la persona y no

a la discapacidad y ser conscientes de que todos en algún momento está discapacitado. Por

tanto, la Organización Mundial de la Salud (2001), buscando ofrecer una mayor unificación

del concepto de discapacidad, establece una 2ª Clasificación Internacional, donde miran a la

discapacidad como “término genérico que incluye déficit, limitaciones en la actividad y

restricciones en la participación. Indica los aspectos negativos de la interacción entre un

individuo (con una condición de salud) y sus factores contextuales (factores ambientales y

personales)”. Pasando entonces de un concepto estático en la que sólo se tenía en cuenta la

condición de salud de la persona, a una concepción dinámica, en la que también los factores

ambientales y personales jugarán un rol esencial. Lo que nos lleva entonces a coincidir con

el significado que ofrece la Comunidad de Madrid (s.f), “la discapacidad no es sólo una

condición de salud propia de la persona, sino el resultado de la interacción entre las

limitaciones humanas y el medio en el que nos desenvolvemos. Se reconoce el contexto social

como factor determinante en la discapacidad de una persona”. (p. 13)

Debemos entender entonces que existen distintos tipos de discapacidad, las cuales han sido

clasificadas en el Real Decreto 1972/1999, de 23 de diciembre, por el que se determina el

procedimiento para el reconocimiento, declaración y calificación del grado de minusvalía.

Gracias a este decreto se reconoce que existen 3 grupos de discapacidad, la física, sensorial

y psíquicas. (Citado por Comunidad de Madrid, s.f, p. 6)

“A pesar de estos avances se reconocen ciertas limitaciones en la información

disponible, y alguna falta de homogeneidad en los criterios para clasificar y

captar a esta población. El tema se incluyó en el XII Censo General de Población

y Vivienda 2000 por la necesidad de contar con información detallada sobre la


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población con discapacidad, que sirviera de base para el estudio de la incidencia

de estos problemas entre la población y a la vez proporcionara un marco de

referencia para realizar estudios particulares sobre la discapacidad. Otra razón

para incluirlo fue aprovechar la oportunidad que brinda el censo de recopilar

datos en forma exhaustiva, y presentar información con diferentes niveles de

agregación geográfica” (Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e

Informática, s.f, p.1)

Las personas con discapacidad en el mundo llegan a más de 600 millones, es decir, cerca del

10% de la población global. Alrededor del 80% de este grupo viven en países en vía de

desarrollo, en donde igualmente se limitan sus derechos de primera y segunda generación

(Stein, 2007, p. 76). Esta es una de las razones por las que no se debe invisibilizar a este

grupo de personas y por lo que se hace necesario y pertinente realizar estudios que le permitan

al hombre adaptarse a las necesidades de esas personas y ayudarlas. Es importante que se le

reconozcan sus derechos. Como en las cifras se menciona la mayoría de personas con

discapacidad se encuentran en países en vía de desarrollo, y Colombia es uno de ellos y

todavía este año cuando se inició el censo 2018 no los iban a incluir, esta exclusión generó

tanta controversia que el Ministerio de Cultura Colombiano

“acompañó técnicamente desde el Consejo Nacional de Discapacidad y el Grupo

de Enlace Sectorial el proceso de construcción colectiva de la propuesta del tema

de funcionamiento humano para el cuestionario censal, el cual tiene como marco

conceptual la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las

Personas con Discapacidad, los Principios y Recomendaciones para los Censos

de Población y Vivienda (GW- Grupo de Washington sobre estadísticas de

discapacidad) de la División de Estadísticas de las Naciones Unidas y la


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Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud

(CIF) de la Organización Mundial de la Salud”

Ahora bien, la discapacidad cognitiva y psicosocial afectan directamente el comportamiento

de las personas que lo padecen y además trasciende en las personas que están a su alrededor.

Por tanto, son términos que deben ser vistos desde un aspecto sociológico, entendiendo a

esta desde el concepto que proporciona el DRAE como una “ciencia que trata de la estructura

y funcionamiento de las sociedades humanas”.

Las teorías que hablan, desde un aspecto sociológico, sobre la discapacidad han permitido

tener un amplio conocimiento acerca de esto, a través de aportes que han provenido de

estudiosos en el tema. Sin embargo, pese a tantos avances que ha habido en materia de este

tema, sigue representando un tabú en los países del tercer mundo donde aún las personas que

presentan estas discapacidades son víctimas de rechazo y discriminación.

La discapacidad causa múltiples cambios en la vida de una persona y de sus familiares, por

tanto, debe ser vista como una problemática, debido a su trascendencia en los ámbitos

personales, familiares y sociales, que aportan a la exclusión de una persona.

Ahora bien, la discapacidad cognitiva o intelectual, de acuerdo con Luckasson y Cols (2002),

“es caracterizada por limitaciones significativas tanto en funcionamiento intelectual como en

conducta adaptativa, entendiendo ésta como habilidades adaptativas de tipo conceptual,

social y práctico Esta discapacidad se origina antes de los 18 años”( p.8).

Es decir que, es algo que se manifiesta en el funcionamiento intelectual, como razonamiento,

solución de problemas, planificación, pensamiento abstracto, toma de decisiones, aprendizaje

académico y a través de la propia experiencia. Por tanto, no es algo que se detecte a los días
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de nacido, por ello pide a los padres de familia estar pendientes de todos los movimientos de

sus hijos.

En Colombia se han promulgado leyes que aporten a la

“formulación e implementación de la política pública en discapacidad, en forma

coordinada entre las entidades públicas del orden nacional, regional y local, las

organizaciones de personas con y en situación de discapacidad y la sociedad civil,

con el fin de promocionar y garantizar sus derechos fundamentales, en el marco

de los Derechos Humanos.” Ley 1145 de 2007. Art.1.

Es decir que en Colombia deben existir entidades y lugares que cuenten con la infraestructura

necesaria que aporten y fomenten la inclusión de personas con grado de discapacidad.

Objetivo mejor explicado en la Ley 1145 de 2007, en el artículo 2

“el conjunto de condiciones ambientales, físicas, biológicas, culturales y

sociales, que pueden afectar la autonomía y la participación de la persona, su

núcleo familiar, la comunidad y la población en general en cualquier momento

relativo al ciclo vital, como resultado de las interacciones del individuo con el

entorno”.

Por tanto, parte de los factores que contribuyen a la discapacidad son los ambientales,

creencias, tradiciones y aspectos sociales, que generan situaciones de discriminación y

exclusión social.

Pese a esto, según García y Hoyos (2017)

“en las dos últimas décadas ha cambiado el enfoque hacia las personas con

discapacidad, al comenzar a verlas como sujetos portadores de derechos (Dane,

2005). La Corte Constitucional no se puede quedar atrás, y debe dejar de lado en

sus análisis el modelo médico-rehabilitador, que pretende reemplazar el


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consentimiento de la persona con discapacidad, al considerarla incapaz de tomar

dichas decisiones. En su lugar debe acoger un modelo social que reconozca las

capacidades y habilidades de estas personas y sus derechos fundamentales, como

el derecho a tener una familia y al libre desarrollo de la personalidad” (p. 32)

Sin embargo, aunque estas discapacidades afecten contundentemente el comportamiento de

una persona y su forma de aprendizaje, no es motivo para que sean víctimas de

discriminación y exclusión social. Es por esta razón que se han venido desarrollando estudios

que se han convertido en una verdadera herramienta, ofreciendo datos de forma cualitativa y

cuantitativa, al momento de iniciar un proceso de inclusión social de las personas en situación

de discapacidad (Gilardelli y Accolla, 2016), (Brischetto y Tosi, 2016).

Según Santiago Araoz (2010), la inclusión social es el proceso de

“cambio de las personas, familias, comunidades e incluso regiones, de manera

que participen social, económica y políticamente, tanto de forma pasiva

(beneficios y oportunidades) como activa (mecanismos y procesos de decisión

comunitaria). El concepto de inclusión social forma parte de la tendencia de

ampliación progresiva de la ciudadanía, que busca llegar a una participación, de

ser posible total, como ocurre en los países del Primer Mundo” (p.9)

Es decir que este proceso pretende incluir a los excluidos, para que participen como

ciudadanos activos en miras de una sociedad donde se cumpla a cabalidad los derechos de

todas las personas.

Si aterrizamos este tema de inclusión en Colombia, esto solo sería posible si se asume este

proceso como una política de estado que favorezca el entorno laboral para todas las personas

y ofrezca más oportunidades de empleo a todas las personas sin importar su raza, religión,

orientación sexual y en este caso, que posean una discapacidad.


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Según García Martín en su texto “La discapacidad hoy” (2006), la discapacidad es un término

que concierne a otros aspectos como lo son las deficiencias, limitaciones y restricciones y

ofrece un concepto para cada uno. Establece que la deficiencia son problemas de carencia o

insuficiencia de las funciones vitales o en alguna parte del cuerpo de una persona. Esta se ve

reflejada en una pérdida de una parte específica del cuerpo, o que presente alguna

irregularidad ya sea visual, auditiva o motriz. Asimismo, las limitaciones en ciertas labores

y se ve reflejado en la forma cómo realiza determinado trabajo una persona en comparación

con otras que quizá no tienen la misma discapacidad. Y debido a estas limitaciones y

deficiencias existen restricciones en la implicación activa de una persona en relaciones con

los demás, al adquirir un puesto de trabajo y hasta en el lugar donde quieran estudiar.

Tanto las deficiencias, limitaciones y restricciones hacen que la integración social de las

personas en condición de discapacidad no solo sea vista ya como una intervención del Estado,

“sino que ha trascendido a todas las esferas de la sociedad, incluidas las encargadas de la

planificación y diseño de espacios construidos” (Cardona, Echeverri y Sevilla, 2017, p. 146).

No obstante, en el proceso de inclusión se ve afectado por dos factores claves. El primero de

ellos es el contextual, que establece el estilo de vida de una persona. Este también se apoya

en los factores personales y ambientales, donde estos pueden influir de manera positiva o

negativa en el desarrollo de una persona en la sociedad.

En medio de este proceso de adaptabilidad que según García Martín (2006) establece que

existen unos facilitadores que son aquellas personas que pueden estar presente o ausente en

la vida de una persona, y de esta misma manera ayudan a mejorar el funcionamiento y reducir

la discapacidad.
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En el caso de Colombia estos facilitadores vendrían siendo la fundación Teletón*1 y todas

aquellas entidades que ayuden a las personas discapacitadas.

La teletón, que según Jeanet Chegwin, exgerente de esta fundación en Barranquilla, “además

de rehabilitar a personas con condición de discapacidad, esta fundación también vela porque

ayudarles a encontrar un trabajo dentro de sus capacidades, incluso dentro de las oficinas de

Teletón barranquilla había una persona que con discapacidad motora que se encargaba de la

atención al público. Su nombre es Rosa María Natera”. Con el ejemplo anterior se cumple lo

que García Martin (2006) establece de los facilitadores que “pueden prevenir o evitar que un

déficit o limitación en la actividad se convierta en una restricción en la participación” (p.248).

Pero como en todo existen personas que se vuelven una verdadera barrera para las personas

en condición de discapacidad, entendiendo barreras como los aquellos “factores en el entorno

de una persona que, cuando están presentes o ausentes, limitan el funcionamiento y generan

discapacidad” (García, J, 2006, p.248). Un ejemplo de esto puede ser el poco

acondicionamiento de ciertos lugares, que no permiten el fácil acceso de una persona.

Como ya hemos mencionado anteriormente existen factores que influyen en la adaptabilidad

de una persona con discapacidad, y así como estos factores pueden ser el entorno, también

puede ser visto desde la perspectiva familiar, ya que padecer una discapacidad puede crear

tensión y modificar en alto grado la vida familiar y laboral de una persona o un grupo de

personas. El ambiente familiar se altera drásticamente, aumentando su carga de trabajo

y altera seriamente sus vidas.

Aunque se torne difícil, en ocasiones, el hecho de que las personas discapacitadas se adapten

a un entorno en específico. Sin embargo, “la igualdad ante la Ley se ha reconocido para todos,

1
La fundación Teletón es una fundación enfocada la rehabilitación integral a personas con discapacidad física o motora. Tomado de:
https://teleton.org.co/teleton/
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y la obligación de garantizarla obliga a todos, sin perjuicio del papel de liderazgo que

corresponde a los poderes públicos. No es materia de buena voluntad, sino de justicia. El

concurso del sector no gubernamental es además de obligado, imprescindible” (García, J,

2006, p.50).

La capacidad de adaptación de una persona en condición de discapacidad determina la habilidad de

funcionamiento de sí mismo, ya que las limitaciones en la conducta adaptativa son las que más van

a afectar tanto a la vida diaria como a la habilidad para responder a los cambios constantes e

imprevistos que ocurren permanentemente en sus vidas y las exigencias constantes que les hace el

entorno.

Es por la anterior razón que vivir con una discapacidad crea, además, sentimientos de tristeza,

desolación e impotencia. Las experiencias más difíciles en la vida de estas personas es la

falta de autonomía corporal, lo que limitó la continuación de su diario vivir; y consigo la

sensación de sentirse inútiles por no poder realizar actividades normales como todas las

demás personas y por el hecho de depender para lo mínimo de la persona que esté a cargo de

su cuidado. Además que muy pocas personas cuentan con la suerte de encontrar un lugar

donde los acepten para trabajar o una universidad que cuente con las condiciones en

infraestructura y profesores capacitados para enseñarles. Y lo mismo en las escuelas.

La discapacidad cognitiva no puede ser resumida en un concepto único dado, sino que debe

comprender un conjunto de condiciones que la van conformando hasta expresarse en un

individuo determinado.

Algunas de estas condiciones son inherentes a la persona, son sus puntos fuertes y sus puntos

débiles, que es preciso descubrir para poder intervenir adecuadamente. Pero otras son

inherentes a su entorno y a los recursos de que dispone o de que deja de disponer. Por eso la

discapacidad intelectual de un individuo no es una entidad fija e incambiable. Va siendo


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modificada por el crecimiento y desarrollo biológicos del individuo y por la disponibilidad y

calidad de los apoyos que recibe.

En una interacción constante y permanente entre el individuo y su ambiente. La tarea

primordial es la detección de las limitaciones y de las capacidades, en función de su edad y

de sus expectativas futuras. Con el único fin de proporcionar los apoyos necesarios en cada

una de las dimensiones o áreas en las que la vida de la persona se expresa y se expone.

Por otro lado, la discapacidad psicosocial, de acuerdo con la Secretaría general de Salud de

México,

“es la limitación de las personas que padecen disfunciones temporales o

permanentes de la mente para realizar una o más actividades cotidianas o para

ejercer sus Derechos Humanos. Está causada por las influencias del entorno

social a falta de diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado de disfunciones

mentales tales como: depresión, bulimia, anorexia, trastorno obsesivo-

compulsivo, etc. Este término deriva del modelo social, que toma en cuenta el

enfoque de Derechos Humanos y no solo el enfoque médico, por lo que visibiliza

la condición social de las personas que padecen disfunciones mentales”.

La discapacidad psicosocial ronda los espacios más oscuros de la depauperación humana. Y

todos somos susceptibles de presentarla, sin embargo, se presenta con mayor frecuencia en

los adolescentes que en adultos. Por otra parte, es importante saber que la discapacidad

psicosocial no es resultado de las debilidades del individuo o la falta de carácter o de la

personalidad pues depende de múltiples factores (genéticos, sociales, culturales, económicos,

etc.)

Es importante tener en cuenta que los trastornos psicóticos o psicosis se caracterizan por una

pérdida del contacto con la realidad. Entre ellos están la esquizofrenia, la paranoia y las
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formas extremas de depresión, como la psicosis maniaco-depresiva. También existen otros

problemas mentales ocasionados por la edad y el deterioro de los tejidos cerebrales. Entre

ellas están por ejemplo el Alzheimer o el mal de Parkinson que afecta el sistema nervioso.

De hecho, las personas que padecen una discapacidad mental o psicosocial son las que

“han sido históricamente más blanco de discriminaciones, exclusiones y hasta

malos tratos por parte de la sociedad; su aceptación e inclusión ha sido un proceso

histórico complejo y difícil, más los resultados evidenciados en los últimos años

resultan de cierta manera prometedores hacia la búsqueda de una correcta

inclusión, ahora esto, con respecto a la mayoría de discapacidades que de cierta

forma presentan una menor complejidad para su abordaje en inclusión, no así con

la discapacidad psicosocial, que por sus respectivas complejidades presentan sus

propios desafíos, en los cuales pareciera ser que no se ha avanzado mucho en la

búsqueda de su aceptación e inclusión como lo evidencia la ONU (2006) con el

siguiente concepto:

“Las personas con discapacidad mental siguen siendo limitadas en su

autonomía, rechazadas, estigmatizadas y agredidas por instituciones prestas

a diagnosticar lo que

perciben, a invadir su psique con definiciones unívocas, terapias de

shock o fármacos;

y muchas de ellas, si no la mayoría, siguen siendo víctimas de encierros

arbitrarios o involuntarios, tanto

en instituciones psiquiátricas como en centros de reclusión y readaptació

n social, donde sufren graves violaciones a sus derechos humanos, además


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de efectos nocivos irreversibles sobre su integridad y el desarrollo de su

personalidad” (Como se citó en Fernández, M, 2010, p.12).

Es decir que si partimos desde una postura fenomenológica, la persona en condición de

discapacidad psicosocial convive con unos componentes que van más allá de las pautas

médicas tradiciones, de tal forma que involucran la subjetividad para la producción de ciertas

tradiciones y comportamientos, fomentando sistemas de necesidades, con unos métodos un

poco extraños para satisfacerlos. Asimismo, el hecho de que no exista un asidero familiar,

cultural que esté relaciones con el sufrimiento continúo de las frustraciones que obstruyen la

plena realización de la persona son los factores que agravan la construcción de una identidad

y su mantenimiento, la que se reconoce como incapacidad de auto realizarse. No son nadie y

la existencia no tiene significado ni para ellos mismos, hecho que también aporta a la

sociedad que los excluye (Esser, J, 2009).

La mayoría de personas en condición de discapacidad no han logrado un desarrollo pleno en

su vida y esto también se debe a que no cuentan con los apoyos necesarios para ello. Estos

sujetos se encuentran en un proceso de adaptación, es decir, han tratado de ajustarse o

acomodarse a su entorno, sin lograr la integración social que equivale al respeto y ejercicio

de sus derechos humanos, políticos y sociales, como son la igualdad de oportunidades para

el trabajo, la equidad en el acceso de los servicios y su plena participación en la sociedad.

De acuerdo con Arabian (2010), la discapacidad psicosocial aunque no es algo nuevo, si es

una de las discapacidades más olvidadas e invisibles por el hecho de que no es detectable a

simple a vista. De acuerdo con una Convención que existe sobre los Derechos de las personas

con discapacidad de las Naciones Unidas ya se conoce que enfermedades como la depresión

y la esquizofrenia hacen parte de estas discapacidades psicosociales que limitan el diario vivir
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de la persona que las posee, impidiéndoles realizar actividades como estudiar, trabajar y

cuidar a sus hijos (p.6).

Como ya hemos mencionado anteriormente, las discapacidades, sobre todo, las psicosociales

no permiten que las personas tengan una autonomía y lleven su vida con absoluta normalidad,

aumentando entonces los niveles de dependencia. La autonomía entonces debe ser entendida,

de acuerdo con Fernández (2010) como “uno de los principios universales en los que se

cimientan los derechos humanos. La Convención reconoce la autonomía individual y la

independencia de las personas con discapacidad como el primero de sus principios rectores

de acuerdo con la noción de que la autonomía individual es la condición previa para el

ejercicio de derechos, un derecho universal inalienable que no puede restringirse por motivos

de discapacidad” (p.14). Sin embargo, en todos los casos la ayuda oportuna, adecuada y

humana, puede ayudar a mejorar las condiciones y la calidad de vida del paciente. A veces

es necesario solo la ayuda de un psicólogo y otras de un médico psiquiatra que controle

adecuadamente los medicamentos, que siempre serán administrados bajo un control absoluto.

De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (2017), una de 4 personas tendrá un

trastorno mental o neurológico, por lo menos una vez en su vida, siendo aproximadamente

450 millones las personas en el mundo que ya padecen un trastorno mental o neurológico en

la actualidad. La discapacidad psicosocial puede tanto afectar a una persona con enfermedad

mental cuya dolencia es generada por factores bioquímicos y genéticos como a personas que

viven una crisis de angustia y debido a la mala atención primaria son estigmatizadas y

derivadas a una institución psiquiátrica, muchas veces contra su voluntad.

Como ya se ha mencionado anteriormente, el panorama de la discapacidad ha variado

notablemente en el mundo y en Colombia también, realizándose proyectos y llevándose a


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cabo estrategias encaminadas a la inclusión e inserción social de personas con alguna

discapacidad. De hecho, “El proyecto de MinTIC y la Fundación Saldarriaga Concha, que

busca la inclusión de personas con discapacidad cognitiva y psicosocial del país a través del

uso y apropiación de la tecnología, inicia un nuevo ciclo de capacitaciones en mayo del

2017”(Narratic, s.f)

El anterior proyecto consiste en capacitar a a estos estudiantes en el manejo de herramientas

de producción de contenidos escritos y audiovisuales, aptos para ser publicados en medios

de comunicación como prensa, radio, televisión y plataformas digitales, convirtiéndose así

en una valiosa oportunidad de expresión para este grupo de personas.

La anterior estrategia es un ejemplo de cómo se deben efectuar proyectos que aporten a la

mejora de la calidad de vida de personas con condición de discapacidad y que además, aporte

a su autonomía e independencia. Pero estas estrategias también deben ser incluidas en el

ámbito escolar y laboral, garantizando la igualdad y el reconocimiento de estas personas.

Por lo tanto, la igualdad debe ser entendida como “principio que reconoce la equiparación

de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones” (DRAE).

“En este sentido, la igualdad de oportunidades es, sin duda, un principio

compartido y una aspiración generalizada en nuestras sociedades. Para las

personas con discapacidad, dicho principio se ha traducido en la lucha contra la

discriminación y en la búsqueda de la normalización en todas las esferas de su

vida. Sin embargo, no todos los tipos de discapacidad presentan las mismas

dificultades a la hora de conseguir la integración laboral. Mientras las personas

con discapacidades motrices o sensoriales pueden, en muchas ocasiones,

conseguir y mantener un empleo mediante la realización de adaptaciones del

entorno laboral relativamente sencillas, las personas con discapacidad intelectual


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requieren, en la mayoría de los casos, adaptaciones y cambios más profundos

(Alba y Moreno, 2004).

Sin embargo, no se trata sólo de reconocer y legislar sobre un derecho, sino de viabilizar y

practicar los derechos, adoptar medidas eficaces dirigidas hacia la inclusión real, promover

las transformaciones arquitectónicas y urbanísticas, curriculares, legislativas, etc., que

correspondan según los ámbitos de aplicación, para posibilitar en los hechos ese derecho.

Asimismo, es importante tener en cuenta que la discriminación no sólo se da en grandes

situaciones, sino principalmente en lo cotidiano, ya que esta es

“hija del estigma y éste es una clase especial de relación entre atributo y

estereotipo. La mejor forma de entender los efectos excluyentes de la

discriminación por las razones que quieran esgrimirse, será apropiarse del

estigma ajeno, por lo menos en un nivel imaginario y esto dará paso a la

necesidad de saber más sobre la discapacidad; y no hallaremos mejor manera de

evacuarla, que acercándonos al próximo, al otro, al diferente” (Carrasco y

Contreras, s.f, p.2)

Todo lo descrito anteriormente nos permite observar mejor el panorama de la discapacidad

y entenderlo un poco más, sobre todo, teniendo en cuenta que todas pueden ser tratadas de

manera oportuna y no impiden que quienes las padezcan lleven una vida normal. Del mismo

modo, darnos cuenta que aunque muy pocas personas se atreven a hablar sobre discapacidad,

el Ministerio de Salud de Colombia ha venido desarrollando leyes y estrategias en pro de la

inclusión. Como ejemplo están “La Convención Interamericana para la Eliminación de todas

las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad”, de la Organización de

Estados Americanos OEA. Aprobada mediante la Ley 762 del 31 de Julio de 2002. Declarada

exequible por la Corte Constitucional en la Sentencia C-401 de 2003. Y “La Convención


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sobre los Derechos de las personas con Discapacidad”, de la Organización de las Naciones

Unidas ONU, fue aprobada mediante la ley 1346 de 2009, declarada exequible por la

Honorable Corte Constitucional, mediante la Sentencia C-293 del 22 de Abril de 2010.

Leyes y convenciones que de acuerdo con el Ministerio de Salud Colombiano (s.f) , ayuda a

“promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de

todos los derechos humanos y libertades fundamentales para todas las personas

con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente (Articulo 1).

El Artículo 93 de la Constitución política de Colombia, establece que los tratados

internacionales sobre derechos humanos prevalecen sobre el orden interno y las

normas nacionales, incluyendo los preceptos constitucionales, que deberán ser

interpretadas a la luz de estos tratados”.

Finalmente, la discapacidad cognitiva y psicosocial hoy no es vista como resultado de

acciones pecaminosas (Comunidad de Madrid, s.f, p.11). Por el contrario, ambas

discapacidades que se componen de otras más, deben ser habladas y visibilizadas ya que “el

estigma, la discriminación y las violaciones de los derechos humanos de los que suelen ser

víctima quienes padecen trastornos mentales; asociado a la insuficiencia de recursos para

afrontar estos problemas, y la distribución desigual de éstos, agravan el cuadro” (Ochoa J,

s.f, p.7). Es decir, es necesario seguir trabajando por estas minorías, para normalizar su

estado, que la misión en nuestra vida, así como la de Paola Alcázar y uninorte incluyente, sea

la inclusión, como fue manifestado en una entrevista concedida al diario El Heraldo.


21

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