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Isaac Newton

Hola muy buenas tardes me llamo Isaac Newton y soy considerado protagonista fundamental de la
“Revolución científica” ocurrida en los siglos XVI y XVII y además padre de la mecánica clásica. Y
bueno hoy les vengo a contar básicamente lo que ha sido mi vida. Nací de forma prematura el 4 de
enero de 1643 en el seno de una familia campesina en una pequeña aldea de Inglaterra llamada
Woolsthorpe-by-Colsterworth. Tuve una infancia complicada ya que 3 meses antes de mi
nacimiento mi padre murió y mi padrastro se negó a criarme al no ser su hijo biológico. Durante mi
infancia y juventud fui un niño introvertido, de pocas amistades y con poco interés por mis
estudios, aunque según mis cercanos no me falto inteligencia, curiosidad e imaginación. A los 12
años comencé a estudiar en la escuela primaria de Grantham y posteriormente cuando tuve 18
años ingresé en el Trinity College de la Universidad de Cambridge para estudiar matemáticas bajo
la tutela de Isaac Barrow. En mis estudios universitarios no destaque especialmente, pero asimile
los conocimientos y principios científicos de mediados del siglo XVII, con las innovaciones
introducidas por Galileo Galilei, Johannes Kepler, Francis Bacon, René Descartes entre otros. Tras
mi graduación en 1665, me oriente hacia la investigación de la física y matemáticas.

Mis aportes esenciales se produjeron en el terreno de la física y mis primeras investigaciones


giraron en torno a la óptica. En mi época era habitual un experimento que consistía en que al
pasar un rayo de luz a través de un prisma, provocaba que el rayo se dividiera en los colores del
arco iris, aunque en la época se desconocía el origen de esta partición, yo entonces experimente
utilizando un segundo prisma para intentar descomponer uno de los colores resultantes que fue el
amarillo, pero este siguió manteniendo sus mismas cualidades, posteriormente aplique el prisma a
la descomposición lumínica y vi cómo el arco iris volvió a convertirse en la original luz blanca.
Entonces concluí que todos los colores se encuentran dentro de la luz y al atravesar una superficie
como el cristal se curvan, de tal forma que cambian sus velocidades y se diferencian, entonces
demostré la refracción de la luz. Posteriormente estos estudios me ayudaron a corregir la
aberración cromática que presentaban los telescopios de la época, diseñe un aparato que corregía
ese problema mediante la sustitución de las lentes por espejos, esta mejora permitió la creación
de mayores telescopios, lo que implicó el auge de los experimentos astronómicos. En 1665 halle la
fórmula para el desarrollo de la potencia de un binomio con un exponente cualquiera, entero o
fraccionario. El procedimiento que seguí para establecer la fórmula binomial tuvo la virtud de
hacerme ver el interés de las series infinitas para el cálculo infinitesimal, legitimando así la
intervención de los procesos infinitos en los razonamientos matemáticos y poniendo fin al rechazo
tradicional de los mismos impuesto por la matemática griega.

A pesar de estos importantes avances que realice, mi lugar en la historia de la ciencia se lo debo
sobre todo a mi refundación de la mecánica. En mi obra más importante llamada “Principios
matemáticos de la filosofía natural” formule rigurosamente las tres leyes fundamentales del
movimiento, que hoy son llamadas Leyes de Newton: la primera ley o ley de la inercia, consiste en
que todo cuerpo permanece en reposo o en movimiento rectilíneo uniforme si no actúa sobre él
ninguna fuerza; la segunda o principio fundamental de la dinámica, consistía en que la
aceleración que experimenta un cuerpo es igual a la fuerza ejercida sobre él dividida por su masa;
y la tercera o ley de acción y reacción, explica que por cada fuerza o acción ejercida sobre un
cuerpo existe una reacción igual de sentido contrario.
De estas tres leyes deduje una cuarta, que es la más conocida, la ley de la gravedad, que según la
creencia popular se me ocurrió luego de la observación de la caída de una manzana del árbol.
Planteé que la fuerza de atracción entre la Tierra y la Luna era directamente proporcional al
producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa,
calculándose dicha fuerza mediante el producto de ese cociente por una constante G; al extender
ese principio general a todos los cuerpos del Universo lo convertí en la ley de gravitación universal.

A pesar de tener acusaciones y críticas, fui respetado durante toda mi vida como ningún otro
científico, y prueba de ello fueron los diversos cargos con que se me honraron: en 1689 fui elegido
miembro del Parlamento, en 1696 se me encargó la custodia de la Casa de la Moneda, en 1703 se
me nombró presidente de la Royal Society y finalmente en 1705 recibí el título de sir de manos de
la reina Ana.

Mi obra culminaba la revolución científica iniciada por Nicolás Copérnico e inauguraba un período
de confianza sin límites en la razón, extensible a todos los campos del conocimiento.

Quisiera finalizar este relato sobre mi vida con las siguientes frases que dije en su momento

“Si he visto algo más lejos, es porque estoy aupado en hombros de gigantes”

Esta frase representa todo lo que es la ciencia: nada se crea de la nada. Todos los grandes
experimentadores han desarrollado sus teorías a hombros de investigadores anteriores. La ciencia
se apoya en la ciencia para crecer.

Ahora esta frase que es a mi parecer, una representación de mi vida

“No sé cómo puedo ser visto por el mundo, pero en mi opinión, me he comportado como un niño
que juega al borde del mar, y que se divierte buscando de cuando en cuando una piedra más
pulida y una concha más bonita de lo normal, mientras que el gran océano de la verdad se exponía
ante mí completamente desconocido”

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