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JURISPRUDENCIA

Roj: SAP AB 998/2016 - ECLI: ES:APAB:2016:998


Id Cendoj: 02003370022016100513
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Albacete
Sección: 2
Fecha: 01/12/2016
Nº de Recurso: 786/2016
Nº de Resolución: 529/2016
Procedimiento: PENAL - APELACION PROCEDIMIENTO ABREVIADO
Ponente: MARIA OTILIA MARTINEZ PALACIOS
Tipo de Resolución: Sentencia

AUD.PROVINCIAL SECCION N. 2
ALBACETE
SENTENCIA: 00529/2016
C/ SAN AGUSTIN Nº 1 ALBACETE
Teléfono: 967596539 967596538
Equipo/usuario: 02
Modelo: 213100
N.I.G.: 02003 51 2 2016 0000603
RP APELACION PROCTO. ABREVIADO 0000786 /2016
Delito/falta: V.DOMÉSTICA Y DE GÉNERO.LESIONES/MALTRATO FAMILIAR
Recurrente: Demetrio
Procurador/a: D/Dª CONCEPCION VICENTE MARTINEZ
Abogado/a: D/Dª
Recurrido: Encarna
Procurador/a: D/Dª RAFAEL ROMERO TENDERO
Abogado/a: D/Dª
SENTENCIA Nº 529/16
NOMBRE DE S. M. EL REY
Ilmos. Sres.
Presidente:
D. ANTONIO NEBOT DE LA CONCHA
Magistrados:
D. JUAN MANUEL SANCHEZ PURIFICACION
Dª. OTILIA MARTINEZ PALACIOS
En ALBACETE, a uno de diciembre de dos mil dieciséis.
VISTOS ante esta Audiencia Provincial en grado de apelación los autos nº 786/16 seguidos ante el Juzgado de
lo Penal nº 3 de Albacete, sobre Maltrato Familiar, siendo apelante en esta instancia Demetrio , representado
por el/a Procurador/a D/ª. CONCEPCION VICENTE MARTINEZ; siendo parte apelada Encarna , representado

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JURISPRUDENCIA

por la Procurador/a D./ª RAFAEL ROMERO TENDERO, con intervención del Ministerio Fiscal, y Ponente el Ilmo.
Sr. Magistrado D. MARIA OTILIA MARTINEZ PALACIOS.

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- En el presente se dictó Sentencia por el Juzgado de lo Penal nº 3 de Albacete, cuya Parte dispositiva
dice: "CONDENO a Demetrio como autor de un delito de maltrato en el ámbito familiar del art. 153.1 y 3 del Cp,
sin circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, a la pena de 10 meses de prisión, inhabilitación
especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante la condena, privación del derecho a la tenencia
y porte de armas por tiempo de 2 años y prohibición de aproximarse a Encarna a una distancia inferior a 500
metros, a su domicilio o lugar de trabajo o comunicar con ella por cualquier medio durante dos años, y como
autor de un delito de amenazas del art. 171.4 del Cp, sin circunstancias modificativas de la responsabilidad
criminal, a la pena de 7 meses de prisión, inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo
durante la condena, privación del derecho a la tenencia y porte de armas por tiempo de dos años y prohibición
de aproximarse a Encarna a una distancia inferior a 500 metros, a su domicilio o lugar de trabajo o comunicar
con ella por cualquier medio durante dos años y costas ."
SEGUNDO .- Por la representación procesal del imputado se interpuso Recurso de Apelación contra la anterior
Sentencia.
Del recurso se dio traslado al Mº Fiscal, impugnándolo.
De dicho recurso también se dio traslado a la acusación particular, oponiéndose al mismo.
Se aceptan los antecedentes así como los HECHOS PROBADOS que la Sentencia apelada y que son los
siguientes:

HECHOS PROBADOS
Apreciando en conciencia la prueba practicada en el acto del Juicio Oral, expresa y terminantemente se declara
probado que:
UNICO.- En DIRECCION000 , el día 6 de octubre de 2015, el acusado Demetrio , mayor de edad y sin
antecedentes penales, se encontraba con su esposa Encarna , en el domicilio familiar sito en la CALLE000
nº NUM000 de DIRECCION000 , cuando inició una discusión con su esposa, en el curso de la cual la agarró
fuertemente por el brazo y la empujó, haciéndole caer al suelo, sin que conste que sufriera lesiones, al no haber
acudido Encarna a un centro médico para ser asistida.
El 7 de octubre de 2015 el acusado, tras enterarse que su esposa se había ido del pueblo, se dirigió al
supermercado donde trabajan los padres de Encarna y actuando con ánimo de amedrentar a su esposa, le
dijo a su madre Trinidad , que los iba a rajar a los dos, refiriéndose a Encarna y al chico que le acompañaba,
que él iría a la cárcel, pero de allí se sale, que donde iba a ir ella no iba a salir más, comunicándole Trinidad a
su hija Encarna lo que le había dicho el acusado para que tuviese cuidado.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Se alza el recurrente contra la anterior sentencia esgrimiendo, en síntesis, y como primer motivo
del recurso, error en la valoración de la prueba y vulneración del principio constitucional de presunción de
inocencia e in dubio pro reo, por cuanto no existe prueba directa que desvirtúe dicha presunción. Y todo ello al
considerar que la declaración de la víctima no reúne los requisitos exigidos jurisprudencialmente para tal fin.
En este sentido entiende que existe un móvil espurio en la interposición de la denuncia con la que busca
acelerar los trámites del divorcio y quedarse con la guarda y custodia de las hijas menores, habiéndola
interpuesto seis meses después de cuando acaecieron los hechos , hechos que ocurrieron un día antes de
marcharse y estar desaparecida , sin tener contacto alguno con sus hijas.
También combate el recurrente que el testimonio sea verosímil, sin que exista ningún parte médico que lo
avale, y sin que se compagine con el testimonio de la Sra. Encarna , respecto de las amenazas, el que durante
esos seis meses el recurrente haya seguido manteniendo una relación cordial con la familia de la denunciante
En lo que respecta a la persistencia en la incriminación, dice que el relato no es coherente.
También alega que, en todo caso, los hechos denunciados no encajan dentro de la ley de Protección Integral
contra la Violencia de Género, tratándose de una simple discusión de pareja, pero sin la existencia de una

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manifestación de discriminación o situación de desigualdad o manifestación de una revelación de poder del


hombre sobre la mujer.
Por último se esgrime que, para el supuesto de no estimar la libre absolución, debe aplicarse en ambos delitos
la modalidad atenuada, en atención a las razones que brevemente expone.
En lo que respecta a las costas de la acusación particular , considera que no deben ser impuestas, ya que nada
ha añadido a la acusación del Mº Fiscal, siendo además la letrada de oficio , por lo que no es procedente el
devengo de las mismas.
SEGUNDO.- Al haberse esgrimido error en la valoración de la prueba, con carácter previo, debemos hacer una
breve referencia sobre la misma, su valoración e íntima conexión con el derecho a la presunción de inocencia.
El art. 24 de la Constitución Española consagra el principio de inocencia, que es una presunción " iuris tantum",
que puede quedar desvirtuada con una mínima, pero suficiente, actividad probatoria, producida con todas las
garantías procesales, que pueda entenderse de cargo, y de la que quepa deducir la culpabilidad del encausado.
Esto es, se configura la presunción de inocencia como una verdad interina de inculpabilidad.
La Sentencia 131/1997 recoge una reiterada doctrina constitucional, que exige que la condena penal impuesta
se funde en distintos actos de prueba, obtenidos con estricto respeto de los Derechos Fundamentales
y practicados en Juicio Oral, bajo la vigencia de los principios de igualdad, contradicción, inmediación y
publicidad, y que la actividad probatoria sea suficiente para generar en el Tribunal o Juzgado la evidencia de
la existencia, no sólo de un hecho punible, sino también de la responsabilidad penal que en él tuvo el acusado,
pues la inocencia ha de entenderse en el sentido de no autoría, no producción del daño o no participación en
él ( Sentencias del Tribunal Constitucional 150/1989, 139/1991 y 76/1993 entre otras).
Ahora bien , debe recordarse que es pacífica la Jurisprudencia en el sentido de que, cuando la cuestión
debatida por la vía del recurso de apelación, es la valoración de la prueba llevada a cabo por el Juzgador de la
instancia, en uso de la facultad que le confieren los artículos 741 y 973 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal,
y sobre la base de la actividad desarrollada en el juicio oral, la observancia de los principios de inmediación,
contradicción y oralidad a que esa actividad se somete, conducen a que, por regla general, deba reconocerse
singular autoridad a la apreciación de las pruebas hecha por el juez en cuya presencia se practicaron, siendo
este juzgador y no el de alzada, quien goza de la privilegiada exclusiva facultad de intervenir en la práctica
de las pruebas ( inmediación ) y de valorar correctamente su resultado. Por ello, para que el Tribunal de la
segunda instancia pueda variar los hechos declarados en la primera, se precisa que, por quien se recurra, se
acredite que así procede por concurrir algunos de los siguientes casos:
-Inexactitud o manifiesto error en la apreciación de la prueba, llegando a conclusiones ilógicas , arbitraria o
contrarias a las normas de la sana crítica.
-Que el relato fáctico sea oscuro, impreciso, dubitativo, ininteligible, incompleto, incongruente o contradictorio
en sí mismo.
-Cuando haya sido desvirtuado por probanzas practicadas en segunda instancia.
- O cuando se lleguen a conclusiones distintas tras el análisis de la misma.
TERCERO.- Sentadas las anteriores consideraciones generales, pero plenamente aplicables a la luz de lo que se
combate en el recurso, debemos decir que, examinada la prueba tras el visionado del juicio , la Sala considera
que no existe error en su valoración, y que las conclusiones alcanzadas por la juez a quo no son ilógicas ni
arbitrarias, se ajustan a las reglas de la lógica, y este tribunal llega a las mismas conclusiones.
En efecto, es jurisprudencia reiterada, la que entiende que la declaración de la víctima puede constituir
prueba suficiente para enervar la presunción de inocencia, siempre que cumpla determinados presupuestos
o parámetros, que de forma orientativa deben tenerse en cuenta para valorar la declaración de la víctima y
entenderla apta para desvirtuar dicha presunción.
Entre otras, en SS 21 Sep. 2000 y de 5 May. 2003 , viene declarando de manera constante y reiterada que
el testimonio de la víctima, aunque no hubiese otro más que el suyo, cuando no existan razones objetivas
que invaliden sus afirmaciones o provoquen dudas en el Juzgador impidiéndole formar su convicción , es
considerado apto para destruir la presunción de inocencia ( SS 5 Mar., 25 Abr. , 5 y 11 May. 1994 , entre
otras muchas). Declaración cuya valoración debe efectuarse atendiendo ciertas cautelas garantizadoras de
su veracidad, que como señala la sentencia de 19 Feb. 2000, son :
A) Ausencia de incredibilidad subjetiva, que pudiera resultar de sus características o de sus circunstancias
personales. En este punto dos son los aspectos subjetivos relevantes:

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a) Sus propias características físicas o psicoorgánicas, en las que se ha de valorar su grado de desarrollo
y madurez (en el caso de menores), y la incidencia que en la credibilidad de sus afirmaciones pueden tener
algunas veces ciertos trastornos mentales o enfermedades, como el alcoholismo o la drogadicción.
b) La inexistencia de móviles espurios que pudieran resultar bien de las tendencias fantasiosas o fabuladoras
de la víctima, como un posible motivo impulsor de sus declaraciones, o bien de las previas relaciones acusado-
víctima, denotativas de móviles de odio o de resentimiento, venganza o enemistad, que enturbien la sinceridad
de la declaración haciendo dudosa su credibilidad, y creando un estado de incertidumbre y fundada sospecha
incompatible con la formación de una convicción inculpatoria sobre bases firmes; pero sin olvidar también que
aunque todo denunciante puede tener interés en la condena del denunciado, no por ello se elimina de manera
categórica el valor de sus afirmaciones (S 11 May. 1994 ).
B) Verosimilitud del testimonio, basada en la lógica de su declaración y el suplementario apoyo de datos
objetivos. Esto supone:
a) La declaración de la víctima ha de ser lógica en sí misma, o sea no contraria a las reglas de la lógica vulgar
o de la común experiencia, lo que exige valorar si su versión es o no insólita, u objetivamente inverosímil por
su propio contenido.
b) La declaración de la víctima ha de estar rodeada de corroboraciones periféricas de carácter objetivo
obrantes en el proceso; lo que significa que el propio hecho de la existencia del delito esté apoyado en algún
dato añadido a la pura manifestación subjetiva de la víctima ( SS 5 Jun. 1992 ; 11 Oct. 1995 ; 17 Abr. y 13 May.
1996 ; y 29 Dic. 1997 ). Exigencia que, sin embargo habrá de ponderarse adecuadamente en delitos que no
dejan huellas o vestigios materiales de su perpetración ( art. 330 LECrim. ), puesto que, como señala la S 12 Jul.
1996, el hecho de que en ocasiones el dato corroborante no pueda ser contrastado no desvirtúa el testimonio
si la imposibilidad de la comprobación se justifica en virtud de las circunstancias concurrentes en el hecho.
Los datos objetivos de corroboración pueden ser muy diversos: lesiones en delitos que ordinariamente las
producen; manifestaciones de otras personas sobre hechos o datos que sin ser propiamente el hecho delictivo
atañen a algún aspecto fáctico cuya comprobación contribuya a la verosimilitud del testimonio de la víctima;
periciales sobre extremos o aspectos de igual valor corroborante; etcétera.
C) Persistencia en la incriminación, que debe ser mantenida en el tiempo, y expuesta sin ambigüedades ni
contradicciones. Este factor de ponderación supone:
a) Persistencia o ausencia de modificaciones en las sucesivas declaraciones prestadas por la víctima sin
contradecirse ni desdecirse. Se trata de una persistencia material en la incriminación, valorable «no en un
aspecto meramente formal de repetición de un disco o lección aprendida, sino en su constancia sustancial de
las diversas declaraciones» (S 18 Jun. 1998 ).
b) Concreción en la declaración que ha de hacerse sin ambigüedades, generalidades o vaguedades. Es
valorable que especifique y concrete con precisión los hechos narrándolos con las particularidades y detalles
que cualquier persona en sus mismas circunstancias sería capaz de relatar.
c) Coherencia o ausencia de contradicciones, manteniendo el relato la necesaria conexión lógica entre sus
diversas partes.
Debe recordarse en todo caso, que no se trata de condiciones objetivas de validez de la prueba, sino de criterios
o parámetros a que ha de someterse la valoración del testimonio de la víctima, delimitando el cauce por el
que ha de discurrir una valoración verdaderamente razonable, y controlable así casacionalmente a la luz de
las exigencias que esos factores de razonabilidad valorativos representan.
Pues bien , examinemos dicha declaración en su triple vertiente:
En cuanto a la ausencia de incredibilidad subjetiva derivada de la relación imputado -víctima, debemos decir
que por el solo hecho de haber estado unidos por vínculo matrimonial, no le priva per se de credibilidad , pues
lo contrario supondría dejar impunes todos los delitos que ocurren en la intimidad familiar, y que precisamente
por ello, la mayor parte de las veces no hay testigos u otras pruebas para acreditarlos. Por tanto, habrá que
atender a otros parámetros y valorarla junto con el resto de hechos o indicios acreditados que respalden la
veracidad del testimonio. Esto es, habrá que examinar si en la misma realmente existe un sentimiento espurio ,
un ánimo de venganza o un resentimiento que le priven de la objetividad necesaria para dictar una condena,
que siempre debe estar basada sobre bases objetivas y firmes.
Pues bien, en este caso no se aprecia en la víctima la existencia de éstos ánimos o sentimientos, ya que el
hecho de haber tardado sobre seis meses en interponer la denuncia en nada obsta a restarle credibilidad, pues
es bien sabido que cuando nos encontramos ante víctimas de violencia de género, es habitual que tarden en
denunciar o, incluso, que no lo hagan , precisamente por el vínculo y la situación vivida. Amén del miedo que

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pueden sufrir , como dice la denunciante. Y sin que el hecho de que fuera el denunciado quién interpusiera
la demanda de divorcio, nos puede llevar a pensar que ella denuncia para acelerar los trámites del divorcio,
precisamente porque de haber sido así , habría interpuesto ella la demanda. Ni tampoco podemos compartir el
argumento del recurrente cuando dice que el ánimo espurio también se infiere del hecho de que ella pretende
con la denuncia quedarse con la guarda y custodia de sus hijas, ya que esta circunstancia es independiente
de la violencia de género y lleva sus cauces por la vía civil. Sin que se haya acreditado que la madre durante
el tiempo que estuvo fuera no tuvo ningún interés en sus hijas.
Además, la denunciante ha dado una explicación más que creíble del motivo por el que no interpuso la denuncia
hasta pasados varios meses, cual es que le tenía miedo, como se acredita, por una parte, con el hecho de no
haber ido al médico porque sabía que ello conllevaba denunciar, como también dice la testigo y madre de la
denunciante . Y , por otra, con el hecho de que al día siguiente se marchara de DIRECCION000 , pidiendo ayuda
al centro de la mujer, recibiendo asistencia jurídica el día 13 de octubre de 2015 en el Departamento Jurídico de
Violencia de Género de la Diputación Provincial de Almería , como se acredita con la documentación aportada,
folio 127 de las actuaciones, donde indicó que la razón de su salida de Albacete era por haber sufrido una
agresión por parte de su marido en el domicilio familiar. Explicando en ese momento cómo acaeció la agresión.
Así dice que tras un forcejeo con el mismo éste la tiró al suelo, la agarró del brazo y del cuello (presentando
muestras visibles), echándola del domicilio. También se dice en dicho documento que en ese mismo momento
se puso en contacto con el puesto de la Guardia Civil de la Roda comunicando su estancia en Almería, y el
motivo de su salida de Albacete para clarificar que en ningún momento su intención era abandonar a sus hijas,
sino evitar el cumplimiento de las amenazas de su marido.
Respecto de la verosimilitud del testimonio, el mismo resulta creíble, es coherente, y está corroborado con
datos y hechos periféricos.
Así , aunque no existan partes de asistencia médica que pudieran acreditar de forma objetiva la existencia de
las mismas, sí contamos con fotografías donde claramente aparecen las lesiones que relata la denunciante,
y que según su madre, se las envió ella el día 12 cuando su hija le preguntó que qué podía ponerse en el brazo
porque tenía una muy grande y ella le dijo que le mandase una fotografía para poder verlas y aconsejarle.
Por otra parte, también contamos con el testimonio ya citado de su madre, de cuya credibilidad no hay razones
para dudar, y quién afirma cómo su hija la llamó sobre las 9.30 ó 10 de la noche diciéndole que estaba sola
detrás de un supermercado que estaba cerca de su casa, que fuera a recogerla , que la llamó nerviosa y
llorando. Que fue a recogerla, la subió al coche y a su casa, y al ir a cogerla se quejó de un brazo y se lo
descubrió y entonces vio que tenía una mancha roja. Dice también que le preguntó si le había pegado y le dijo
que no , pero cuando fue a ponerle el pijama también le vio moratones en la pierna derecha, que estaba muy
nerviosa, que no quería decir nada, que supone que era por miedo.
También dice la testigo que al día siguiente estaba trabajando y su exmarido le dijo que su hija se marchaba
que estaba aterrorizada y tenía miedo y a ella le dio un ataque de nervios y cuando la estaban sacando vino
el denunciado que pasó con mucha fuerza y empezó a decir que donde la viera la mataba , que él iba a ir a la
cárcel pero ella no iba a salir más. Que ella se lo dijo a su hija . Y también afirma ante las preguntas del letrado
de la defensa " que amenazas hubo, que amenazó de muerte a su hija y eso no se le va a olvidar en la vida".
A todo ello debemos aunar lo que se hace constar en el informe del Departamento Jurídico de Violencia de
Género de la Diputación de Almería, ya transcrito , donde no sólo la denunciante ya relata los hechos en los
mismos términos que después denuncia y reitera en el acto del juicio, sino que también se hace constar que
el personal del propio centro vio las marcas visibles de las lesiones.
Pero es más, también se corrobora en parte la declaración de la víctima con lo manifestado por el propio
denunciado , ya que aunque niega haberle agredido , reconoce que hubo un intercambio de palabras porque
él la veía rara varios meses y le preguntó que le pasaba si le gustaba otro, y le contestó que sí, entonces él le
dijo que se fuera a casa de su madre y reflexionara.
Por último , en lo que se refiere al requisito de la persistencia en la incriminación , en el sentido de que la misma
debe ser mantenida en el tiempo de forma clara, contundente , sin contradicciones ni ambigüedades, debemos
decir que la denunciante ha mantenido la misma versión de los hechos , exponiendo con detalle lo ocurrido,
habiendo sido la misma rica en detalles . Así afirma que estaba en su casa con sus hijas y llegó él y empezó
a decirle que estaba con otro , que le había arruinado la vida que con razón le dijeron sus padres que no se
casara con una palla, que le dijo "puta". Que estaba sentada la agarró de los brazos y la tiró contra el suelo y
le dijo que ahora mismo te vas con tus padres , que ella se agarró a una pared y le dijo que no se marchaba de
la casa que ella se levantó y empezó un forcejeo y la volvió a tirar al suelo y él cayó encima , abrió la puerta y
la tiró al rellano y cerró , que ella llamó al timbre y cuando le abrió le dijo que le dejara coger sus cosas y cogió

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sólo algo , que iba detrás y le decía que no llamara ni hablara más con su madre y su familia, y solo tenía que
estar con su madre y su hermana. Que no fue al médico por miedo porque sabía que si iba tenía que denunciar.
Dice también que todo ocurrió en presencia de sus hijas menores.
Por consiguiente, también concurre este último requisito.
Luego , consideramos que la declaración de la Víctima es apta para desvirtuar la presunción de inocencia, en
atención a todo lo expuesto. A lo que no es óbice la declaración prestada en la mañana de hoy por la testigo
Estela , quién no presenció los hechos y , en todo caso , su testimonio no nos ha resultado objetivo ni imparcial
dada la relación de afectividad que mantiene con el acusado.
En relación a las amenazas igualmente las consideramos acreditadas tanto por lo manifestado por la
denunciante, testigo de referencia, como por la declaración de la testigo directa de las mismas.
Por consiguiente este motivo del recurso debe ser desestimado.
CUARTO.- También se solicita la absolución al considerar que no es de aplicación la ley 1 /2004 por cuanto
los hechos no encajan dentro del ámbito de la misma , ya que en este caso nos encontramos ante una simple
discusión de pareja, pero sin que en la forma en la que se produjo se atisbe que en dicha discusión se hubiera
producido una manifestación de discriminación , o situación de desigualdad, o manifestación de una relación
de poder del hombre sobre la mujer.
Pues bien, este argumento no puede prosperar. Lo primero, porque no es cierto que se tratara de una simple
discusión de pareja , sino que , como hemos expuesto, se ha probado que le agredió y al día siguiente la
amenazó de muerte.
Y , en segundo lugar , debemos decir , de conformidad con la jurisprudencia, como seguidamente analizaremos,
que el hecho de violencia de género existe en tanto en cuanto se cumplen los presupuestos de los sujetos
pasivos y la relación que tienen con el autor, lo que de darse la existencia de la agresión y las amenazas, ya de
por sí conlleva que exista el delito de violencia de género, salvo supuestos muy concretos en los que se haya
probado por la defensa otro ánimo o intención.
En efecto, en esta línea, la STS de fecha 24 de noviembre de 2009 abrió en su momento un interesante debate
en la doctrina y jurisprudencia sobre la violencia de género que no puede dejar ser pasado por alto en atención
a las especiales consecuencias que lleva consigo tener que analizar si en el acto delictivo del sujeto varón
hacia la mujer existe un componente machista o de dominación; circunstancia o elemento que no se había
exigido hasta la fecha.
Esta sentencia señaló que:
"Si, como hemos establecido líneas atrás, la aplicación del art. 153 requiere no sólo la existencia de una
lesión leve a la mujer por parte del compañero masculino, sino también que esta acción se produzca en el
seno de una relación de sumisión, dominación y sometimiento a la mujer por parte del hombre, esto es, de
una discriminación de todo punto inadmisible, habrá de ser el Tribunal sentenciador el que, a la vista de las
pruebas practicadas a su presencia, oyendo con inmediación y contradicción a denunciante y denunciado y
los testimonios de otros posibles testigos, el que establezca el contexto en el que tuvieron lugar los hechos,
analizando los componentes sociológicos y caracterológicos concurrentes a fin de establecer, mediante la
valoración razonada de los elementos probatorios si el hecho imputado es manifestación de la discriminación,
desigualdad y relaciones de poder del hombre sobre la mujer, u obedece a otros motivos o impulsos diferentes.
Así lo ha entendido el Tribunal sentenciador excluyendo argumentadamente que la agresión mutua de marido
y mujer se hayan producido en un ámbito de "violencia machista" en una conclusión valorativa ciertamente
racional y razonada que esta Sala de casación carece de motivos para invalidarla."
Más recientemente el TC se ha pronunciado en sentencia de fecha 22 de julio de 2010 aprovechando el
reiterado planteamiento de cuestiones de inconstitucionalidad planteadas por distintos juzgados en torno a
la diferencia de trato penológico de los tipos penales de violencia de género .
Lo que señala el TC es una expresión de lo que constituye la violencia de género al enlazarlo a los
pronunciamientos teóricos que siempre se han destacado desde hace tiempo para exigir que existiera una
legislación específica y propia en esta materia al tratarse de una actividad delictiva muy distinta a la normal
que consta en el resto de tipos penales entre personas que no tienen una relación entre ellos asimilable a la
que se da en las relaciones reflejadas en los arts. 153, 171 y 172 CP , describiendo la situación objetivable, que
no subjetiva, que existe en estos casos y que justifican las circunstancias excepcionales contempladas en la
Ley orgánica 1/2004 , pero sin que entendamos que ello quiera decir,- y esto es lo importante- que sea preciso
"probar" por las acusaciones que en la acción del sujeto pasivo existió un "animus" propio y específico, sino

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que, en todo caso, el acusado será el que pueda probar que tal ánimo no existió en supuestos muy concretos,
como el antes referido de un conflicto producido entre ex parejas de hace tiempo, o hechos de coacciones por
motivos económicos motivado por la ruptura de la pareja, etc.
Es decir, que no es que se exija la prueba del elemento intencional, sino que el acusado puede probar que
hubo una intención distinta, o que los hechos y las circunstancias lo son al margen de un tratamiento de
género, o de la desigualad. Esto se ha dado en casos, como por ejemplo, en los que el objeto del problema
tenía una raíz económica, como unas coacciones por cambiar la cerradura de un local de negocio detrás de lo
cual demostraba que existía un problema económico, en cuyo caso se puede considerar como falta, u otros
en los que claramente se comprueba que no existen unas connotaciones de género, sino exclusivamente
económicas.
Estos elementos son:
Los referidos a la relación de pareja matrimonial, de hecho asimilable o la no convivencia en supuestos
semejantes a los anteriores que hacen aplicable la sanción por hecho de violencia de género a casos que antes
no se incluían como los referidos a aquellas parejas que no conviven pero que tienen una relación análoga a
las anteriores, lo que lleva a admitir especiales situaciones que en su momento eran calificadas de "noviazgo"
y ahora se interpretan en un sentido más abierto y extenso sin necesidad de exigirse para ello un proyecto
de vida en común. Además, se exigen, como en cualquier delito los elementos de la voluntad e intención de
causar la acción, a no confundir con que se exija la intención de realizar el acto bajo los presupuestos que
marca el art. 1 L.O.1/2004 de dominación o machismo , ya que no los exige ninguno de los preceptos penales
incluidos en la Ley.
Pero, más recientemente , de nuevo, el TS, en sentencia de fecha 30 de septiembre de 2010, vuelve a tratar
esta controvertida cuestión en contra de aquellas Audiencias que están exigiendo la prueba de la intención
del comportamiento machista o de dominación, lo que conlleva que se derive la tipificación del hecho a falta,
en lugar de delito, cuando, en realidad, lo que se desprende de la STC de fecha 22 de julio de 2010 es que
el acusado podría probar la ausencia de componentes de diferencia de género, y que el hecho se produce
al margen de situaciones de desigualdad o machismo , lo que entra dentro de la afirmación que permite
probar que el acto no es de género, sino que tiene otros componentes diferenciales, como los económicos
que permitirían derivar el hecho a falta.
Sin embargo, no puede pretenderse que el objeto de prueba sea distinto, y que a la inversa de lo que interpreta
la STC de 22-7-10 si no se prueba ese elemento intencional el hecho pasaría a falta.
Por ello, en la STS de 30 de septiembre de 2010 se comienza por afirmar que:
" En apoyo de la objeción relativa al art. 153 C. penal se afirma que la conducta correspondiente careció de
connotaciones machistas y no estuvo animada por la voluntad de sojuzgar a la pareja o mantener sobre ella
una situación de dominación, sino que estuvo relacionada con cuestiones económicas.
Pero la Audiencia ha discurrido muy bien sobre este aspecto, al poner de relieve que ese precepto depara
protección a la mujer frente a las agresiones sufridas en el marco de una relación de pareja, y ambos extremos,
el de la convivencia en ese concepto y el de la violencia del que ahora recurre sobre su conviviente están
perfectamente acreditados, incluso por el propio reconocimiento del mismo. Y siendo así, a efectos legales,
es por completo indiferente que la motivación hubiera sido económica o de otro tipo, cuando lo cierto es
que el acusado hizo uso de la fuerza física para imponer una conducta contra su voluntad a la perjudicada,
relacionada con él como consta.
En fin, en este apartado, el recurrente reprocha a la sala que no haya hecho aplicación del subtipo atenuado
del último párrafo del precepto, pero lo cierto es que no aparece acreditado dato alguno, relativo a las
circunstancias personales del autor o concurrentes en la realización del hecho, que pudiera dar plausibilidad
a esa opción."
Con esta sentencia el TS viene a fijar claramente los términos del debate al señalar que:
"Ese precepto depara protección a la mujer frente a las agresiones sufridas en el marco de una relación de
pareja, y ambos extremos, el de la convivencia en ese concepto y el de la violencia del que ahora recurre sobre
su conviviente están perfectamente acreditados, incluso por el propio reconocimiento del mismo. Y siendo
así, a efectos legales, es por completo indiferente que la motivación hubiera sido económica o de otro tipo,
cuando lo cierto es que el acusado hizo uso de la fuerza física para imponer una conducta contra su voluntad
a la perjudicada, relacionada con él como consta."
Es absolutamente clara y meridiana la interpretación que lleva a cabo la STS de 30-9-10 para cerrar el tema a
lo que son los elementos contemplados en los arts. 153, 171 y 172 CP , pero que nunca exigen la prueba en

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el delito del acto de dominación o machismo y, lo que es muy importante, que esa prueba de este elemento la
aporte la fiscalía o la acusación particular. En ningún caso se exige esta prueba por las acusaciones, que solo
deben probar los elementos relativos a la relación de pareja y los constitutivos del delito que han cometido,
bien referido a la agresión, amenaza o coacción, pero nunca probar que en este acto hubo, tras el mismo, una
intención específica recogida en el art. 1 L.O. 1/2004 .
Por ello, tras esta contundente sentencia se vuelve a la línea que siempre ha presidido la interpretación de los
tipos penales de género de exigir la prueba de estos elementos excluyendo los del art. 1 L.O. 1/2004, como
también parece desprenderse de la STC de 22-7-10 antes analizada.
Por ello el ánimo está ínsito en la conducta y no es preciso que la acusación pruebe un ánimo machista sino
un "elemento circunstancial" construido a partir de la constatación de los datos objetivos externos obrantes
en el factum de la sentencia que evidenciaban, por sí solos, la situación de dominación o subyugación exigida.
Por tanto, en sentido muy parecido a como lo hizo posteriormente el Tribunal Supremo en su auto de 31 de
julio de 2013 y sentencia TS de diciembre de 2014.
Pues bien, resulta evidente que la prueba practicada acredita que concurren los elementos del tipo y que ese
ánimo de dominio del hombre sobre la mujer al que se refiere el artículo 1 de la Ley 172004, se infiere a partir
de los hechos cometidos y las expresiones proferidas , sin que lo acontecido , como dice el recurrente, fuera
una simple discusión de pareja, sino que fue más allá agrediendo y amenazando, lo que sin duda , constituyen
los delitos objeto de condena.
Por consiguiente este motivo del recurso tampoco puede prosperar.
QUINTO.- De forma subsidiaria se solicita que , en caso de condena se apliquen los tipos atenuados de ambas
infracciones penales.
El artículo 153.6 del C.P. establece la posibilidad de aplicar la pena inferior en grado en atención a las
circunstancias personales del autor y las concurrentes en la realización del hecho.
Pues bien, en este caso concreto , la Sala considera que ni por las circunstancias personales del autor ni por
las del hecho es procedente su aplicación, ya que , no sólo le agredió sino que también la amenazó hasta tal
punto que tuvo que marcharse de DIRECCION000 , lo que denota una personalidad violenta, y , en cuanto a
las circunstancias del hecho, la jurisprudencia lo viene aplicando a agresiones leves que no causan lesión ,
que son puntuales , aisladas de breve duración, sin embargo , en este supuesto, no se trató de una sola acción
de agresión, sino varias, dice la víctima que la tiró dos veces al suelo, que la sacó de la casa al rellano, que
después le abrió para sacar sus cosas y la echó de la casa y tuvo que llamar a su madre para que la recogiera;
además todo ocurrió en presencia de sus hijas menores, por todo ello no consideramos que se trate de un
supuesto de menor entidad.
Respecto de las amenazas, el artículo 171.6 del C.P. prevé la aplicación de la pena inferior en grado en atención
a las circunstancias personales del autor y las concurrentes a la realización del hecho.
En cuanto a las circunstancias personales del autor , debemos de reproducir lo ya dicho anteriormente y , en
cuanto a las circunstancias concurrentes al hecho, es cierto que las expresiones amenazantes fueron vertidas
a través de la madre y no a su presencia, sin embargo, ello no le resta importancia desde el mismo momento
que la madre se las comunicó, amén de que a ella también le dijo ,como él mismo reconoce , que se iba
a arrepentir de lo que había hecho, aunque dice que no era una amenaza , sino que se lo decía por haber
abandonado a sus hijas , pero que , en todo caso, a ella le debió producir desasosiego, como de ello se lo
produjo , hasta el punto de marcharse de DIRECCION000 , dejar a sus hijas y familia por el miedo que tenía ,
miedo que también le llevó a no ir al médico y a no denunciar.
A todo ello debemos sumar la gravedad de las mismas , puesto que el anuncio es de matarla , y , además, han
ido precedidas de una agresión por lo que le da un tinte de seriedad y de que puede llevarla a cabo.
Por consiguiente , la Sala considera que no es de aplicación el tipo atenuado, debiendo , en consecuencia
desestimar también este pedimento del recurso.
SEXTO.- Finalmente , en cuanto al pedimento de las costas, debe sufrir la misma suerte desestimatoria por
cuanto a tenor del mandato del artículo 123 del C.Penal y 240 y ss de nuestra Ley Adjetiva , las costas
procesales deben ser impuestas a los declarados criminalmente responsables de un delito o falta, incluidas
las de la acusación particular, sin que su intervención haya sido perturbadora. Dice Sentencia del T.S. de 3 de
febrero de 2014 "trae a colación la reiterada jurisprudencia que señala que la regla general es esa inclusión
que solo decae cuando la intervención de la acusación haya sido perturbadora o sus pretensiones hayan sido
manifiestamente heterogéneas con las acogidas en la sentencia."

8
JURISPRUDENCIA

SEPTIMO.- En atención a lo expuesto el recurso debe ser desestimado , con imposición de costas al apelante
condenado en la instancia , en virtud del Acuerdo no jurisdiccional de esta Audiencia de fecha 25 de Mayo
de 2010.
VISTOS los preceptos legales de general y pertinente aplicación:

FALLO
QUE DEBEMOS DESESTIMAR Y DESESTIMAMOS el Recurso de Apelación interpuesto por Dª Demetrio ,
representada por el Procurador Sr. CONCEPCION VICENTE MARTINEZ, contra la Sentencia dictada por el
Juzgado de lo Penal nº 3 de Albacete, que en consecuencia: CONFIRMAMOS, con imposición de las costas
causadas en la alzada.
Contra la presente Resolución no cabe Recurso alguno.
Devuélvanse los autos originales al Juzgado de que proceden, con testimonio de ésta para su conocimiento
y cumplimiento.
Así por ésta nuestra Sentencia, de la que se unirá certificación al Rollo, lo pronuncia, manda y firma: -
E/

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