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LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA EN EL PERÚ – DEUDAS TRIBUTARIAS IMPAGABLES.

Las deudas tributarias son uno de los principales dolores de cabeza de los empresarios.

Estas deudas se generan por circunstancias propias de sus actividades económicas, pero en
ocasiones estas pueden ser causadas por un descuido, desconocimiento, negligencia de la
administración o contabilidad de la empresa, en algunos casos en una determinación de deuda
tributaria de manera arbitraria y sin sustento legal como consecuencia de las labores de fiscalización
de funcionarios implacables de la Administración Tributaria, amparados en normas exageradamente
formalistas, que imponen sanciones y desconocen gastos aplicando criterios muy rigurosos y
parametrados.

Ante esta situación, algunas veces con razón otras sin ella, la empresa se encuentra frente a una
deuda imposible de pagar, por lo menos durante los años que quedan de vida a sus socios. La pregunta
es ¿que hacer frente ante esta difícil situación?

Lo primero que deben hacer es mantener es la calma y luego hacer un análisis de su situación real, en
forma objetiva, de preferencia con la asesoría de un profesional con experiencia en este tema, para no
sacr conclusiones sin un fundamento legal correcto. Una vez que ha tomado conciencia de su situación,
lo recomendable es tomar decisiones prácticas, para ello la primera pregunta que hay que responder
es: ¿Puede hacer frente a las deudas con los ingresos que tiene proyectados con su negocio? Si la
respuesta es sí, entonces una alternativa que tiene es fraccionar su deuda directamente con la Sunat
o con alguna entidad financiera. Si la respuesta es negativa, entonces hay que preguntarse si la Sunat
podrá cobrarse la deuda, es decir si la empresa tiene bienes con los que Sunat puede hacerse
cobro. En resumen, en esta situación complicada hay dos caminos posibles: la primera es pagar la
deuda o, la segunda es no pagarla (no hay otra posibilidad, si no hay dinero no se puede pagar).

Si la decisión ( o única alternativa viable), es no pagar, lo recomendable es ejecutar esta decisión de


una forma eficiente y cumpliendo las formalidades exigidas por la ley, para evitar consecuencias
negativas sobre los representantes legales y socios de la empresa.

Esto implica llevar a cabo un proceso de disolución y liquidación, que terminará con la declaración
judicial de quiebra, cumpliendo las exigencias legales, pero sobre todo, teniendo presente su situación
tributaria, para esto es recomendable tener un diagnostico preciso de las obligaciones tributarias que
se dejarán de cumplir, cuales son las posibles consecuencias de no cumplirlas, los riesgos para los
representantes, para los socios.

Cabe señalar que las acciones recomendadas en este artículo no solo son legales, sino que además
es lo que todo empresario responsable debe hacer, si la empresa no puede cumplir el pago de sus
obligaciones y no es posible revertir esa situación lo que corresponde es liquidar la empresa y en ese
momento solicitar la declaración de quiebra de la empresa. Aclaramos este punto porque en alguna
oportunidad hemos recibido comentarios adversos y en tono de crítica de parte de funcionarios de
Sunat sobre nuestra actividad, al asesorar a empresas en la quiebra judicial, como si se tratara de un
acto al margen de la ética empresarial, para lograr que se suspenda las cobranzas coactivas; ante este
comentario, nuestra respuesta fue: Nosotros no quebramos empresas, sólo nos encargamos
de “enterrar” las empresas que ustedes “matan”, y así evitamos más perjuicios a los empresarios,
representantes y terceros como los trabajadores.

El artículo 417 de la Ley General de sociedades establece que si durante la liquidación se extingue el
patrimonio de la sociedad y quedan acreedores pendientes de ser pagados, los liquidadores deben
convocar a la junta general para informarla de la situación sin perjuicio de solicitar la declaración judicial
de quiebra, con arreglo a la ley de la materia.

Fíjense, solicitar la quiebra judicial es una obligación del liquidador, y no una alternativa a la que pueda
decidir ir o no. La Administración Tributaria, ante el estado de disolución y liquidación, normalmente
notifica a los liquidadores, requerimientos en los que solicita que se acredite que se ha cumplido con
el pago de la deuda o de lo contrario la constancia de haber solicitado la declaración de quiebra judicial
conforme lo establecido en el mencionado artículo. Es importante tener presente que en caso de no
cumplir con las exigencias y formalidades legales durante el proceso de disolución y liquidación de la
sociedad, la Administración Tributaria podría pretender imputar responsabilidad solidaria sobre el
representante legal de la empresa.

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Efectos de la quiebra:

A través de la quiebra, el juez declara legalmente extinguido el patrimonio del deudor así como la
incobrabilidad de los créditos pendientes de pago.

La declaración de quiebra se inscribe en el Registro de la Oficina Registral del domicilio del quebrado.

Los efectos de la quiebra sobre el quebrado se extinguen a los cinco años de expedida la resolución
judicial que declara la quiebra, aun cuando los créditos no se hubieran alcanzado a pagar con los
bienes del quebrado.

El plazo de rehabilitación del quebrado se computará desde la fecha en que quede firme o consentida
la resolución que declaró la quiebra de la persona jurídica. Si esta condición del quebrado fue
registrada en alguna central de riesgo, éste podrá exigir que se le levante dicha inscripción, cuando
haya transcurrido cinco años desde que se declaró la quiebra.

La resolución que declara la quiebra del deudor, la extinción de su patrimonio y la incobrabilidad de las
deudas, deberá ser publicada en el Diario Oficial El Peruano por dos (2) días consecutivos.

El quebrado, mientras dure ese estado (5 años), está impedido de:

a) Constituir sociedades o personas jurídicas, en general, o de formar parte de las ya constituidas;

b) Ejercer cargos de director, gerente, apoderado o representante de sociedades o personas jurídicas,


en general;

c) Ser tutor o curador, o representante legal de personas naturales;

d) Ser administrador o liquidador de deudores en los procedimientos regulados en la Ley.

Debemos aclarar que estas son las consecuencias legales para EL QUEBRADO, que en el caso de
quiebra de una empresa, es la propia empresa, no es el gerente ni el socio de la empresa, por tanto
estas consecuencias no se aplican a los socios de las empresas quebradas ni a sus representantes
legales como equivocadamente pueden creer algunas personas.

La figura de quiebra en la Ley General de Sociedades, está regulada por lo dispuesto en el artículo
417 que establece que los liquidadores de las sociedades sometidas a procesos de liquidación al
amparo de la Ley General de Sociedades, podrán solicitar al Juez la declaración judicial de quiebra del
deudor de acuerdo a lo establecido en el proceso de quiebra regulado en la presente Ley.

Nuestro Estudio tiene amplia experiencia asesorando empresarios en los procesos de disolución y
liquidación de sociedades, así como en el proceso de declaración de insolvencia y quiebra judicial.

Empresa en quiebra: ¿cómo quedan los derechos de trabajadores?

Desde hace algunos días, Susana ha escuchado que las ganancias de la compañía en la que trabaja
no suben y por el contrario, las deudas crecen. No solo eso: en los pasillos escurren rumores sobre
ventas de activos de la empresa. Lentamente, la palabra "quiebra" aparece en su mente.

Más allá de las percepciones que genera una crisis, la quiebra de una empresa se declara de forma
judicial, es decir, a través de un juez, explica César Puntriano, director del área laboral de PwC.

Para llegar a ese estado, el paso previo es la disolución y liquidación, que puede manejarse en dos
escenarios, detalla. El primero se desarrolla cuando los accionistas de la firma no desean continuar
con el negocio. Ahí se resuelve nombrar a un liquidador, quien se encargará de comunicar a
los trabajadores, a través de una carta, con 10 días calendario previos su fecha de cese.

Algo parecido ocurre ante el Indecopi. A raíz de una declaración de insolvencia -generada a pedido
de los acreedores- la junta de accionistas se retira e ingresa la junta de acreedores (como en el caso

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del Club Universitario). Ellos decidirán si se reestructura la empresa o se liquida. En el segundo caso,
también ingresa la figura del liquidador, que también informará con 10 anticipación la fecha de cese a
los trabajadores.

¿QUÉ PAGOS DEBEN SER RECONOCIDOS?

En esos casos, ¿qué pagos debe reconocer el empleador? "El cese por disolución y liquidación
constituye una causa justa de despido y por ello no hay pago de indemnización por despido
arbitrario. Solamente el trabajador tendrá derecho a los beneficios que por ley le corresponden
(CTS, gratificaciones, vacaciones truncas)", anota el experto.

En ambos casos, aún no se habla de quiebra. Esta sucederá cuando en el curso de la liquidación se
advierte que los activos o el patrimonio no alcanzan para cubrir las deudas. Es entonces que el
liquidador solicita al juez la declaración judicial de la quiebra.

Si bien en la quiebra se asume que los trabajadores ya fueron liquidados en su totalidad, puede que
esto no se concrete. En ese sentido, señala Puntriano, según las leyes, los trabajadores pueden
perseguir los bienes de la empresa a modo de pago, en cualquier caso.

¿Y si la organización ya no tiene ningún bien? Según el directivo de PwC, el empleado puede


reclamar los bienes aún estos hayan sido vendidos a terceros para cobrar sus acreencias.

"Si le deben a un empleado y este observa que se están deshaciendo de los bienes, no debe
esperar al último día para cobrar su deuda sino requerir notarialmente al empleador e iniciar un
proceso judicial, obtener una medida cautelar (como embargos o retenciones sobre cuentas
bancarias) para que se inscriba su demanda en el terreno (o las cuentas) sean retenidas y no
lleguemos al extremo de estar persiguiéndolos", puntualizó.

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