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Entró en una aldea.

Esta fue la primera visita de Jesús a ese lugar


Marta era evidentemente la mayor de las dos hermanas y la que administraba la
casa. Fue ella la que "le recibió en su casa".
Marta, a cuyo cargo estaba la casa, era por naturaleza más práctica, mientras que
María se preocupaba más de las cosas espirituales que de las materiales.

Sentándose a los pies.


Sentarse a los pies de alguien se refiere tanto a la posición física como al hecho
de aprender de esa persona, aunque en este caso pueden estar comprendidas
ambas ideas (Hech. 22: 3; cf. Deut. 33: 3).
40.
Se preocupaba.
Marta estaba "atareada" (BJ) y molesta por la presión de los muchos detalles de
la atención de sus invitados.
¿No te da cuidado?
Es probable que Marta supiera por experiencia que no ganaría con hablarle
directamente a María. Si Jesús tenía tanta influencia sobre María, según podía
verse, quizá él podría conseguir con María lo que Marta no podía lograr.
Compárese con el caso del que pidió a Jesús que persuadiera a su hermano para
que dividiera la herencia familiar (cap. 12: 13-14). Marta no sólo culpó a María en
su ruego a Jesús, sino que indirectamente lo censuró a él. Insinuó que el
verdadero problema era que a Jesús no le importaba la situación y no tenía
intención de hacer nada al respecto, que le complacía más que María lo escuchara
a él antes que ayudar a su hermana a preparar la comida.
41.
Marta, Marta.
La repetición del nombre puede indicar afecto o preocupación. Cf. Luc. 22: 31;
Hech. 9: 4.
Afanada.
Gr. merimnáÇ, "estar ansioso", "cuidarse de", "preocuparse de"; se refiere a la
preocupación interior, mental, que era la verdadera causa de la impaciencia de
Marta con María. Jesús había pronunciado una clara admonición contra esto
mismo en el Sermón del Monte (donde el verbo merimnáÇ se766 traduce
"afanarse": Mat. 6: 25, 28, 31, 34). Los que se convierten en seguidores de Jesús
deberían evitar el espíritu de constante preocupación que impulsó a Marta a
hacer su impaciente pedido a Jesús.
Turbada.
Vocablo que se refiere a la conducta exterior de Marta, que refleja sus
sentimientos íntimos. Interiormente estaba "afanada", y, como resultado,
externamente "turbada". Si sólo buscáramos cultivar esa tranquilidad interior
que Marta tanto necesitaba, podríamos evitar mucha preocupación innecesaria.
Muchas cosas.
Una sencilla hospitalidad habría bastado para Jesús. El no exigía preparativos
complicados.
42.
Pero sólo una cosa es necesaria.
Cf. cap. 18: 22, "aún te falta una cosa". Marta era diligente, exacta y enérgica,
pero le faltaba el espíritu tranquilo y piadoso de su hermana María (DTG 483). No
había aprendido la lección de Mat. 6: 33: poner el reino de Dios en primer lugar
en sus preocupaciones y esfuerzos, posponiendo las cosas materiales a un
segundo plano (ver com. vers. 24-34).
La buena parte.
Como resultado de sus propias experiencias, María había aprendido la lección que
su hermana Marta aún tenía que aprender (ver Nota Adicional del cáp. 7).Algunos
consideran que con la expresión "la buena parte", Jesús hacía un hábil juego de
palabras para establecer contraste con el plato más sabroso de la mesa. "La
buena parte" -lo único que Marta necesítaba- era y es una preocupación más
profunda por conocer el reino de los de los cielos.
No le será quitada.
Las cosas materiales en las cuales Marta se interesaba podían serle quitadas (cap.
12: 13-21; 16: 25-26). María estaba acumulando su inagotable "tesoro en los
cielos", "donde ladrón no llega, ni polilla destruye" (Luc. 12: 33; ver com. Mat. 6:
19-21).

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