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I. PROXENETISMO
El en capitulo X Título IV del libro segundo la parte especial – delitos del
código penal denominado “proxenetismo”, el proxeneta es la persona que
solicita a otra especialmente a mujeres que realice actos sexuales con otra
persona, quiere decir que viene a ser el intermediario entre ambos.
En el mismo capítulo mencionado también nos mencionan a la prostitución;
la cual se refiere a tener relaciones sexuales con personas en su mayoría
determinadas que requieran de estas a cambio de una remuneración
económica. Si bien la prostitución en nuestro país está más ligada a las
mujeres no quiere decir que los hombres sean ajenos a esto. En este capítulo
la prostitución no se sanciona pero si tienen sanción las actividades que están
ligadas a esta, la cual es realizada por los proxenetas; por lo que se entiende
que la prostitución no es un delito.
La prostitución no es únicamente identificable en países pobres y sub-
desarrollados como el Perú, en países industrializados del primer mundo así
como en los países que integraban antiguamente el bloque soviético, se
manifiestan altas tasas de prostitución además de la conformación de mafias
internacionales dedicadas a la trata de blancas; entonces, la prostitución no
puede identificarse como producto de sociedades incultas, pobres y de altos
déficit educacionales, sino como una actividad social normal, donde el Estado
no está en condiciones de ofrecer por igual a todos, distribuciones de riqueza
y capital, donde el hombre se dedique a actividades reputadas básicamente
como convencionales o socialmente aceptadas, en este panorama, la
prostitución es un oficio más donde algunos se refugian a fin de satisfacer
sus necesidades más elementales.
La problemática que nos ocupa en esta oportunidad, es como el Estado, a
partir de la regulaciones del derecho positivo nacional, trata de enfrenta el
tema de la prostitución y del proxenetismo. En efecto, son dos posiciones
equidistantes que toma el Estado:
1.Un Estado que pretende cubrirse con una enmascarada moralista y
conservadora, afronta esta problemática mediante una aguda represión, que
sí bien no penaliza la conducta de la persona misma que se prostituye, al
penalizar una mayor gama de conductas periféricas, importa la reducción de
espacios de libertad, que recaen de forma perjudicial sobre el individuo que
ejerce el meretricio.
2. Un Estado racional y coherente con la realidad social, trata de afrontar la
problemática, mediante la sanción de normativas conducentes a su
regulación, de hacer ingresar estas actividades al campo de la legalidad.
Identificar el bien jurídico en delitos fuertemente impregnados con matices
moralistas, no es tarea fácil. De conformidad con una interpretación
sistemática, sería la libertad sexual, en el sentido de la facultad del individuo
de auto determinarse sexualmente, pero resulta, que el consentimiento de la
víctima no se considera positivamente por el legislador, cuando se incrimina
el favorecimiento a la prostitución de una persona adulta. Por lo tanto,
caemos fatalmente en el ámbito de la moralidad, pues, la tutela sería la moral
sexual, sobre la cual debe conducirse las conductas antisociales. Y en el
caso del menor de edad e incapaz, el bien jurídico es una adecuada
educación en el ejercicio de la sexualidad, y en el caso del incapaz que no
sea convertido en objeto o mercancía para satisfacer el instinto sexual de
terceros. (Muños Conde)
En el caso del favorecimiento a la prostitución debería reducirse a los medios
por los cuales el agente se vale para favorecer la prostitución el chantaje, la
coacción, la violencia y la intimidación, como medios comisivos que vician de
nulidad el consentimiento de la víctima.
En el caso del delito de Proxenetismo (art. 181), que con su modificatoria, no
hace más gala de su casuismo y de su exasperación punitiva, tipo penal que
no conduce a identificar una desvaloración suficiente para ser alcanzado por
el Derecho penal. En tal sentido, una reforma que se someta a una depurada
técnica legislativa, debe de identificar en sus elementos constitutivos, medios
que impliquen reprobación por la violencia o intimidación empleada, y, que
en el caso de la relación de preyalimiento entre la víctima y el agresor (Así
también, el caso de la organización delictiva o banda (que es recogida en los
incisos 7 y 4 de los artículos 179' y 181'del C.P), pues, el artículo 317º recoge
la figura de la Asociación ilícita para delinquir, lo que pueda generar
confusión, al momento de identificar si nos encontramos ante un concurso de
delitos o ante un concurso aparente de normas).
La actual doctrina interpreta como el bien jurídico protegido la libertad sexual
individual, y se penan depende a la medida en la que se trate la infracción a
la libertad sexual de la persona que se está prostituyendo, tal como si se le
está poniendo en ejercicio de la prostitución en contra de su voluntad o que
la persona no tenga la capacidad de decisión.
En el ámbito de la impunidad, deben de recaer todas aquellas conductas que
son sostenidas criminalmente bajo ideologías morales y religiosas, situación
insostenible en un Derecho penal que pretende ser democrático. Como dice
GUIMBERNAT, una acción inmoral desde el punto de vista de uno de los
posibles sistemas de normas no puede ser castigada por el mero y único
hecho de ser inmoral, si es que de la tolerancia y el respeto a las ideas y
actos ajenos que a nadie perjudican han de constituir como deben constituir
en una democracia- una de la pautas fundamentales de la actuación del
Estado. La tolerancia y el respeto por la diversidad, es una máxima
fundamental en una democracia social participativa que promueve el respeto
por la esfera de libertad individual y los derechos fundamentales. En tal
sentido, deben de ser excluidos del ámbito punitivo, aquellos status
criminológicos, como el rufián que vive a costas de la ganancia de la mujer
pública, en tanto, un hombre o mujer adulto es libre de decidir si vive inmersa
en la moralidad o al margen de ella. El rufianismo es más que uno de los
múltiples modos de vida que ocurren en la sociedad; la inmoralidad de tal
modus vivendi no lesiona derecho de terceros; por tal razón, si dos personas
adultas, hombre y mujer, deciden llevar tal forma de vida, ello en absoluto
debe interesar al Derecho penal.
Asimismo, deben quedar fuera de la represión penal, quien facilita de algún
modo el ejercicio de la prostitución, es decir, el proxeneta, un sujeto que
únicamente funge de mediador, entre personas que libremente están
pactando una relación sexual mediante precio; a menos, que el facilitador,
esté utilizando medios coaccionadores para determinar a la persona
prostituida tener el trato sexual con el cliente. El ciudadano adulto y
responsable debe ser respetado, como tal, en las decisiones que tome; y si
la decisión que toma es Ia de realizar una conducta supuesta o realmente
inmoral, ello es algo que sólo a él (y no al Estado) incumbe.
En este capítulo se describen los delitos en la que podemos notar que hay
una amplitud de conductas descritas tipificadas. Se justifica la punición en
casos en que se trate de una menor, en donde haya abuso contra la persona
tales como violencia, abuso de autoridad, etc. Además del tráfico de
personas; dentro de todos estos casos mencionados el bien jurídico que se
protege es el de la libertad sexual individual de la persona. En nuestro código
penal también se castiga las siguientes conductas: promover o fomentar la
prostitución de personas mayores de edad, ya que se encuentra difícil
corroborar que se proteja su libertad sexual; si estos actos son con el
consentimiento de la persona, se está protegiendo una determinada moral
sexual de la sociedad. (Alonso Raúl Peña Cabrera Freyre, 2008)
1.1. Descripción General:
Artículo 181 “PROXENETISMO”
El que compromete, seduce, o sustrae a una persona para
entregarla a otro con el objeto de tener acceso carnal, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de seis años. La pena será no menor de seis ni mayor
de doce años, cuando:
1. La víctima tiene menos de dieciocho años.
2. El agente emplea violencia, amenaza, abuso de autoridad u
otro medio de coerción.
3. La víctima es cónyuge, concubina, descendiente, hijo
adoptivo, hijo de su cónyuge o de su concubina, o si está a su
cuidado.
4. Si el agente actúa como integrante de una organización
delictiva o banda.
5. La víctima es entregada a un proxeneta. De la apreciación de
la norma materia de análisis esta sanciona al que compromete
(impone una obligación), seduce (persuade mediante engaño),
o sustrae (separa o extrae) a una persona del lugar donde se
encuentra, para entregarla a otro con el objeto de que tenga
acceso carnal.
1.2. Fundamento de incriminación:
Como se ha ido sosteniendo en el marco de los delitos de
prostitución, el bien jurídico tutelado es la libertad sexual,
siempre y cuando el ejercicio de la prostitución, concretamente
las prestaciones carnales bajo precio, no importen un
consentimiento válido de la meretriz; es decir el Derecho penal
sólo puede intervenir cuando se utilizan medios comisivos que
se dirigen a quebrantar la oposición de la víctima, como la
violencia, el engaño, ardid y/u otro medio fraudulento, que
permita al proxeneta, facilitador, promotor que una determinada
persona ingrese al negocio de la prostitución, o hacer que se
mantenga en ella. Por consiguiente, esto provoca que
únicamente los actos que consistan en el favorecimiento y/o
promoción de la prostitución ingresen al ámbito de lo punible,
pues el acto de prostitución misma no es penalmente relevante,
por carecer de materialidad lesiva, de común idea con los
principios que se desprenden de la idea de un Estado de
Derecho.
Entonces, pareciese que el legislador pretende cerrar el circuito
delictivo, en el sentido, de penalizar conductas que suponen
una intermediación, es decir, de adelantar las barreras de
protección penal a estadios previos de lesión, a actos en sí
preparatorios a los previstos en el artículo 179º. Pero, en
realidad no comprendemos con exactitud la necesidad
incriminar este tipo de sucesos, pues por lo general, será el
favorecedor y/o el promotor a la prostitución quien se encargue
de ejecutar el comportamiento que se describe normativamente
en el tipo penal in examine. Se entiende por proxeneta toda
persona que solicita o sonsaca a otra generalmente una mujer
para realice actos lascivos con otro sujeto; viene a ser el
mediador de las relaciones sexuales irregulares o su
encubridor. De ahí, que en la legislación comparada no
hayamos encontrado un precepto igual o semejante. (Dialogo
con la Jurisprudencia, 2010)
2. FAVORECIMIENTO DE LA PROSTITUCIÒN
3. EL DELITO DE USUARIO – CLIENTE
4. RUFIANISMO
El rufianismo no es más que uno de los múltiples modelos de vida que
ocurren en la sociedad, la inmoralidad de tal modus viviendi no lesiona el
derecho de terceros; por tal razón, si dos personas adultas, hombre y mujer
deciden llevar tal forma de vida, ello en absoluto debe de interesar al Derecho
Penal.
4.3. Descripción General:
Art. 180° “El que explota la ganancia deshonesta obtenida por
una persona que ejerce la prostitución será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años”.
Si la víctima es menor de catorce años, o cónyuge, conviviente,
descendiente, hijo adoptivo, hijo de su cónyuge o de su
conviviente o si está a su cuidado, la pena será no menor de
cuatro ni mayor de doce años. (Código Penal, 2017)
4.4. Bien Jurídico Protegido:
Existe desacuerdo entre los tratadistas respecto a quien o a que
bien jurídico se pretende tutelar con la tipificación del
rufianismo.
De acuerdo al propio artículo en estudio nos inclinamos a la
acción de que el bien a tutelar es la “libertad sexual” de la
persona.
6. PORNOGRAFIA INFANTIL