Un hombre cortés abre siempre la puerta del ascensor, de la
oficina, del cine o del restaurante a la dama que lo acompaña y debe mantenerla así mientras le cede el paso. Al subir o bajar de un automóvil, igualmente abrirá la puerta, la ayudara; cerrara la puerta con suavidad y amabilidad, el complemento de esta rutina tan olvidada. Evite fumar, pero si ella muestra intención de encender un cigarrillo, el debe ofrecer el fuego. Cuando una mujer se incorpora al grupo o cuando llega a una reunión, el hombre se debe poner de pie. Debe ser puntual y no hacerla esperar. Le retirara la silla al llegar a la mesa para que ella pueda “El perfecto sentarse. caballero pide Debe ofrecerse a cargar cualquier objeto que lleva la dama que la cuenta y discretamente lo acompaña y también si ella está sola. la paga” Tomarla ligeramente del brazo al cruzar una calle, al ingresar a un lugar público o a una reunión social, aun sin ser su pareja. Cuando ella se pone de pie, él la imita mientras la ve marchar. Se repite el mismo gesto cuando ella regresa. Este detalle puede parecer difícil a muchos “caballeros” que siguen sentados al saludar. Los eventuales mimos o galanterías deben hacerse con educación y respeto. Jamás grite no trate mal a una dama (a solas o delante de otras personas), aun con gente de mucha confianza. Cuando va por la vereda acompañándola, el caballero se coloca al lado de la pista. El perfecto caballero pide la cuenta y discretamente la paga, sin permitir que ellas vea el importe de la factura. Nunca silbe, aplauda, o grite “mozo”. En estas épocas, la etiqueta y el perfecto caballero permiten a una mujer invitar y pagar facturas. En países desarrollados bastante menos en América Latina las mujeres ejecutivas consideran como parte integral de su trabajo, asumir el pago de las cuentas. El hombre educado toca el timbre de la casa y nunca la bocina del automóvil. Así respeta la hora de visitar o recoger a una dama. Si sufriera un contratiempo: el teléfono para las disculpas del caso. Debe estar pendiente de ella y la ayuda a quitarse y ponerse el saco o el abrigo Debe estar pendiente de ella y la ayuda a quitarse y ponerse el saco o el abrigo. Debe respetar los compromisos, actividades y responsabilidades que ella pueda tener. No la interrumpe, ni debe amenazarla convirtiéndose en estorbo de su realización como mujer, esposa, madre o profesional. Tampoco menosprecia las labores que ella realiza, por más “El perfecto pequeñas que sean; y mucho menos las crítica o ridiculiza ante caballero pide la cuenta y otros. discretamente Debe ayudarla a superarse como mujer, como profesional, la paga” como pareja o compañera de labores. Igualmente debe abstenerse de mirar descaradamente a otras mujeres cunado la acompaña. Es cierto que “Los ojos se han hecho para ver”, pero la etiqueta es el resultado de la consideración” y el respeto al prójimo. Al llegar a una puerta, la abre y la mantiene así cediéndole el paso; ¡sin tirarle la puerta en la cara! Le cede el asiento en un vehículo, avión, tren, y la ayuda a subir y a bajar de cualquier vehículo o en otras circunstancias. Debe acostumbrarse a regalar ocasionalmente flore, chocolates o un detalle y no solamente en las fechas tradicionales. ¡Es interesante observar cómo cambia su pareja si la sorprende con ciertos gestos! Los tratamientos: TÚ y USTED En nuestro idioma existe un tratamiento de respeto general que es tratarse de USTED y sólo con personas de confianza se la consideración usa el TÚ en alguno países como el Ecuador y Bolivia se utiliza de otra manera. El “USTED” lo utilizará con toda persona que no conozca, especialmente con las mayores y con las que le acaban de presentar y merezcan respeto por edad o jerarquía. De acuerdo con el Protocolo Internacional, es indispensable el respeto, la consideración y la educación en el trato, con congresistas, sacerdotes, cardenales, prelados de la iglesia, ministros de Estado, embajadores, autoridades de los diferentes poderes del Estado y por cierto con el presidente de una nación, etc. Por más amigos o parientes que sean debe tratárseles de USTED, especialmente en el caso de entrevistas con la prensa hablada o escrita. Me sigue llamando la atención la constante familiaridad y el tuteo que utilizan algunos periodistas peruanos con sus invitados, especialmente en el mundo de la televisión. El USTED también se emplea con personas de avanzada edad, y personal subalterna. Por cierto, en una empresa con el jefe o con la jefa ¡aunque sea joven y guapa! Ante la duda haga uso del tratamiento superior, nunca del inferior. Si se duda entre General o Coronel, mejor el primero, siempre en función del nivel jerárquico, cargo o circunstancias. En cambio la denominación de TÜ está permitido con los niños en general, con personas de su misma edad (si no es el jefe) y entre los compañeros de trabajo, ya que existe una relación frecuente. En nuestro medio se ha generalizado la costumbre de tutear a todo el mundo, y esto es reprochable. Cuantas veces me ha sucedido que al entrar a una tienda de ropa me digan: “Linda, ¿En qué te puedo ayudar?” ¡¡¡Ante esta falta de respeto y de mínima educación salgo y no compro nada!!! Aunque agradezca lo de linda… No olvide usar las palabras “señora” o “señor”. A los Embajadores dígales “Excelencia”, a los Cardenales “Su Eminencia”, al Arzobispo y Obispo “Monseñor” y al Presidente de la Republica “Señor Presidente”, con la concordancia de sus cargos. Al fin y al cabo son títulos reconocidos y cumplen el necesario respeto que dan las jerarquías. Ya lo dijo Voltaire irónicamente: “El ser humano más que un animal racional es un animal vanidoso…” El TÜ implica también una demostración de afecto, cariño, amor, amistad; en resumen, es una expresión de proximidad… y de confianza. Antiguamente en nuestro país, se utilizaba el usted al dirigirse a los padres, abuelos y tíos, como una muestra de respeto que se ha perdido casi en su totalidad. Pero, para nuestra sorpresa, aún existe este formalismo en la sierra, y en Lima entre la gente de origen andino. En todo caso, así ocurría décadas atrás.