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Respecto a la cultura hebrea, existen pasajes del Antiguo Testamento en los que la
locura se explica como un acto de Dios contra los pecadores. Así, en
el Deuteronomio se advierte de que la violación de los mandamientos será
castigada con «la locura, la ceguera y la paralización del corazón». Bajo la
influencia del confucianismo, en la antigua China se consideraba que la locura era
la consecuencia de no respetar las tradiciones instauradas por los antepasados. Por
su parte, el hinduismo especifica los siete demonios responsables de los diferentes
tipos de locura.[8] En el libro hinduista Majabhárata aparecen descripciones de
sintomatologías que se ajustan a lo que hoy se considerarían conductas
psicopatológicas.[11]
A pesar de esta predominancia de la concepción demonológica de la enfermedad
mental en las sociedades preclásicas, el hallazgo del papiro quirúrgico de Edwin
Smith[12] en Tebas, que data aproximadamente del año 1500 a. C., constituye una
prueba documental de que en el Antiguo Egipto ya manejaban nociones referentes
a la localización de las funciones mentales en el cerebro. El papiro contiene
indicaciones al respecto del diagnóstico, tratamiento y pronóstico de diversas
enfermedades, y se considera uno de los textos médicos más antiguos de los que se
tiene constancia.[13][10]
Antigüedad clásica: Grecia y RomaEditar
La concepción sobrenatural o mágica de la conducta anormal fue dejando paso a
una concepción del trastorno mental como fenómeno natural a lo largo del periodo
de la antigüedad clásica, a resultas de la influencia ejercida por las corrientes de
pensamiento de la civilización grecorromana. Sin embargo, durante los primeros
tiempos de la cultura griega, todavía se encuentran prácticas de tipo religioso
encaminadas a exorcizar a los demonios de la locura en las que se invocaba
a Asclepio, dios de la medicina y la curación. Con la aparición de la Escuela
jónica en el siglo VI a. C., la mitología va dejando paso a las explicaciones racionales
a través de la denominada filosofía de la naturaleza. La filosofía presocrática sentó
las bases de esta nueva concepción naturalista de la realidad. Filósofos como Tales
de Mileto (ca. 630 - 545 a. C.), Anaxímenes (ca. 585 – 524 a. C.)
o Anaximandro (610 - 546 a. C.) entre otros, teorizaban acerca del Arché u origen
esencial de todas las cosas en el ámbito de lo material.[14]
Hipócrates, por J.G de Lint (1867-1936).
Sin embargo, en la Edad Media también existió una preocupación por establecer
una distinción entre los «locos» y los «endemoniados». Autores como Alberto el
Grande (1193 - 1280), Tomás de Aquino (1225- 1274) o Arnau de
Vilanova (1204 - 1311) establecieron relaciones entre la enfermedad mental y la
enfermedad somática. Las teorías humorales seguían estando presentes, así como
la teoría de las facultades, según la cual la locura podía deberse a la pérdida de
alguna facultad de tipo sensorial, intelectual o conativa. En los casos en los que se
consideraba que la locura no obedecía a una posesión demoníaca, los afectados
podían ser cuidados en sus casas por sus familiares cercanos si no se les
consideraba peligrosos, y en caso contrario podían ser recluidos en cárceles.[26] De
entre las primeras instituciones dedicadas al cuidado de los enfermos mentales
en Europa, destaca el Hospital Real de Bethlem, considerado el primer hospital
psiquiátrico de Europa. Otros centros a mencionar son los
de Metz (1100), Braunschweig (1224), y Érfurt (1385).[27] En Valencia, el
religioso Juan Gilaberto Jofréfundó el primer centro dedicado exclusivamente al
cuidado de los enfermos mentales en el año 1409, que se inauguró el 1 de junio
de 1410 bajo el nombre de Hospital d’Innocents, Follcs i Orats, conocido
popularmente como Hospital de Inocentes de Valencia. El papa Benedicto
XIII autorizó el hospital con la condición de que se encontrara bajo la advocación
de los Santos Inocentes Mártires. En el año 1412, el Hospital de la Santa Cruz
de Barcelonadesignó un departamento para atender a este tipo de pacientes.[28]
Renacimiento e IlustraciónEditar
A partir del siglo XVI tiene lugar en occidente la que se ha considerado como la
«primera revolución en salud mental». El humanismoque caracteriza al periodo
del Renacimientoestablece el centro de interés en el ámbito del hombre, la razón,
la ciencia y la naturaleza, aunque en el ámbito de la salud mental, las creencias
religiosas encuentran un arraigo muy firme que se mantendría todavía durante
mucho tiempo. No obstante, el estudio de la salud mental abandona
paulatinamente el modelo demonológico para adoptar una
perspectiva naturalista, organicista y biologicista; la idea del pecado deja paso a la
de enfermedad; los «endemoniados» pasan a ser pacientes.[29] Entre las causas de
este cambio de perspectiva puede señalarse un enriquecimiento de la
infraestructura cultural: la aparición de la imprenta favorece la difusión de los
textos científicos; los avances alcanzados durante el Imperio Bizantinofluyen hacia
Occidente tras la conquista de Constantinopla; y el descubrimiento de nuevos
territorios (América, Asia) amplía la visión general del mundo. Además, aumentan
en gran medida los conocimientos en las áreas de medicina, anatomía y fisiología.
Todos estos factores hacen que el periodo comprendido entre los
siglos XVI y XVIII se caracterice por una densidad cultural muy superior a la de
épocas anteriores.[30]
Juan Luis Vives, precursor de la organización de los servicios sociales en Europa y un defensor del trato
humanitario al enfermo mental.
De manera paralela a los modelos organicistas, surge una corriente que enfoca la
psicopatología desde un punto de vista más psicológico. Entre las figuras más
importantes de esta tradición destacan, en Europa, Jean-Martin
Charcot (1825 - 1893), Joseph Babiński (1857 - 1932), Paul Janet(1859 - 1947)
y Eugen Bleuler (1857 - 1939). Asimismo, en Estados Unidos, es de reseñar la obra
de Adolf Meyer, suizo de nacimiento.[58] Bajo el influjo de esta perspectiva se
desplazó el centro de atención desde la etiología exclusivamente organicista de los
trastornos mentales hacia una visión más centrada en las relaciones que se
establecen entre el mundo interior del hombre y los problemas de la vida que le
puedan afectar. Así, se pasó a prestar especial atención a las estrategias de
afrontamiento desplegadas ante las situaciones estresantes. Esta corriente hunde
sus raíces en el idealismo y romanticismo alemán, y supone el punto de origen del
desarrollo de teorías posteriores, como la obra de Sigmund Freud. Así, los
franceses Charcot, Babiński y Janet realizaron estudios sobre la neurosis,
la histeria y los procesos de sugestión. Bleuler acuñó conceptos como «autismo» y
«esquizofrenia», y estableció una diferenciación entre los subtipos de
esquizofrenia hebefrénica, catatónica, paranoide y simple. Por su parte, Meyer
combatió el modelo médico de enfermedad mental y prestó especial atención al
modo en que los individuos reaccionaban a los problemas del medio como forma
de explicación del desarrollo de las diferentes patologías mentales, lo que favoreció
el desarrollo de nuevas técnicas terapéuticas en los Estados Unidos, como
la terapia ocupacional.[59]
Del siglo XX a la actualidadEditar
A partir del siglo XX tiene lugar una proliferación de diversas escuelas y modelos
psicopatológicos. De entre los movimientos de mayor importancia que han tenido
lugar a lo largo de este periodo, cabe destacar el surgimiento del psicoanálisis, el
desarrollo de las escuelas fenomenológicas, los descubrimientos y avances en el
ámbito de la psicofarmacología y la neurociencia, y el asentamiento de los modelos
de atención comunitaria, así como la desaparición de los hospitales mentales como
centros de referencia para el tratamiento de las psicopatologías.[60] A partir de la
segunda mitad del siglo XX se establecen las nosologías y los sistemas de
diagnóstico y tratamiento de mayor reconocimiento a nivel general, como
el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales y la Clasificación
Internacional de Enfermedades.[61]