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Ensayo
Cuatrimestre: I
Por tal motivo pienso que antes de ondear las banderas y regodearnos en el avance
de las tecnologías y su uso cada vez más generalizado, más bien debemos
concentrarnos en un aspecto del ser humano que siempre nos ha acompañado y
que es tan antiguo como nuestra existencia como Homo sapien-sapiens, y este
elemento es la cultura. Por lo tanto, antes que nada, debemos conformarnos en una
cultura de la tecnología, en unos usos y modelos consensuados y determinados que
nos permitan por lo menos crear una base formativa de lo que significa dicha
herramienta en nuestras manos y lo que haremos con ella. Así como la energía
nuclear, si se emplea con los elementos necesarios que no dejen de lado lo humano
como fin en sí mismo de seres procurando el crecimiento de los demás, jamás
podremos tener un aliado en lo que se refiere a las tecnologías en función de la
educación y al servicio de la humanidad.
El segundo elemento que es de considerable importancia para un pleno desarrollo
de las herramientas tecnológicas en el área educativa se encuentra el asunto de lo
económico y la financiación pública del ambiente educativo potenciado por la
tecnología. Las deficiencias son palpables, la falta de presupuesto para tener a
disposición verdaderas aulas multimedia en donde la convivencia estudiante-
profesor sea enriquecida por los elementos didácticos de las TIC es una utopía
lejana, sobre todo en el sector público. Si bien es cierto que algunas instituciones
educativas poseen estás herramientas, más del 99% de ellas pertenecen al sector
privado. Es decir, existen escuelas y colegios que ni siquiera cuentan con una
biblioteca digna y lo suficientemente completa para acompañar los procesos de
enseñanza aprendizaje, mucho menos se cuenta con elementos que son
considerados como lujos para las instituciones privadas.
Creo que podríamos hablar, hasta cierto punto de una globalización en cuanto a los
elementos tecnológicos actuales, sobre todo en el campo de la informática, de allí
a que exista globalización al nivel de sociedad del conocimiento si que existe un
abismo enorme. La tarea que se avecina ante los nuevos retos contemporáneos es
de inmensa envergadura. Esta tarea no se puede reducir al solo hecho de intentar
amalgamar a la fuerza los adelantos y desarrollos tecnológicos que tenemos a
disposición, sino que debe encaminarse en la búsqueda de una relación simbiótica
entre los tesoros culturales diversos de la humanidad y la posibilidad de fortalecer
esos valores ya maduros para que sean aprovechados y fortalecidos por las nuevas
visiones y proposiciones de la nueva era de la información.
A demás, antes de empezar dicha empresa creo se deben subsanar las deficiencias
a nivel sociológico y económico que enfrentan la comunidad humana en la
actualidad. No podemos aprovechar el verdadero potencial que encierra las nuevas
tecnologías de la información si aún no hemos aprendidos a comunicarnos y a
interactuar de manera sana entre los seres humanos capaces de la comunicación,
oral, escrita y corporal. En este sentido, es evidente la necesidad de formarnos
mejor como humanidad como sociedad de la dignidad, del respeto, de la justicia, y
de los valores en general para entonces si enfocar esfuerzo en la apropiación de los
elementos nuevos del desarrollo tecnológico. Los procesos de enseñanza-
aprendizaje en cuanto elementos complejos del desarrollo humano exigen una
recomposición dentro de esa misma complejidad de tal manera que se hace
necesaria una deconstrucción de los paradigmas actuales de la educación.
Modelos pedagógicos.
En definitiva, el modelo se tiene que perfilar en función de los actores a los que le
es pertinente, padre, hijos y docentes formadores o guías. Las instituciones
educativas, en cualesquiera de sus niveles, están inmersas en el compromiso de
promover, desde su propia estructura y razón de ser, la mejor manera de identificar
el momento crucial en el cual han surgido los modelos y que esto a su vez hace
necesario que articulen sus propuestas educativas para lograr el fin último de la
formación educativa y de los propósitos pedagógicos, esto es, la formación integral
del ser humano. Sin este horizonte de sentido ningún modelo, por muy bien
formulado que parezca o por la robustez teórica que se precie, podrá de verdad
transformar la realidad de la sociedad que exige una madurez y un crecimiento que
signifique un paso adelante en la evolución humana y de lo humano en sí mismo.