Sie sind auf Seite 1von 6

UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE EDUCACION

CIENCIA Y TECNOLOGIA “UMECIT”

MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN Y PLANIFICACIÓN EDUCATIVA

CIUDAD DE PANAMÁ - PANAMA

Materia: EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA

Ensayo

Estudiante: Emiro Ruiz González

Cédula de Identidad: 92539055

Profesora: Dra. Merlyng Flores

Cuatrimestre: I

Sincelejo, 9 de agosto de 2018


Tecnología y la educación.

Desde los albores de la revolución industrial la tecnología acompaña todas las


manifestaciones humanas a pies juntillas. Las bases mismas de la educación se
ven impelidas por los galanteos de “las máquinas”, y es que es casi imposible que
los procesos de enseñanza-aprendizaje se queden impávidos ante las condiciones
tan determinantes y moldeadoras del carácter de la civilización y el progreso como
lo son las tecnologías de los dos últimos siglos. La masificación del uso de las
tecnologías en gran parte, sino todas, las áreas del saber humano, no implica que
la población en general este preparada y lista para tomar las riendas de semejante
herramienta ciclópea que, como llena de virtudes, está llena también de peligros y
desviaciones. En los años fatídicos de la entre-guerra la esperanza, casi infantil, de
que la energía atómica fuera la panacea universal y la salvación en un mundo
dependiente de los combustibles fósiles, se convirtió, como presenciaron las
generaciones posteriores, en el arma más persuasiva para mantener los ordenes y
poderes establecidos. Recientemente recordamos los aciagos días de Hiroshima y
Nagasaqui quienes vivieron en carne propia la otra cara de la moneda de la
esperanzadora “energía nuclear”.

Por tal motivo pienso que antes de ondear las banderas y regodearnos en el avance
de las tecnologías y su uso cada vez más generalizado, más bien debemos
concentrarnos en un aspecto del ser humano que siempre nos ha acompañado y
que es tan antiguo como nuestra existencia como Homo sapien-sapiens, y este
elemento es la cultura. Por lo tanto, antes que nada, debemos conformarnos en una
cultura de la tecnología, en unos usos y modelos consensuados y determinados que
nos permitan por lo menos crear una base formativa de lo que significa dicha
herramienta en nuestras manos y lo que haremos con ella. Así como la energía
nuclear, si se emplea con los elementos necesarios que no dejen de lado lo humano
como fin en sí mismo de seres procurando el crecimiento de los demás, jamás
podremos tener un aliado en lo que se refiere a las tecnologías en función de la
educación y al servicio de la humanidad.
El segundo elemento que es de considerable importancia para un pleno desarrollo
de las herramientas tecnológicas en el área educativa se encuentra el asunto de lo
económico y la financiación pública del ambiente educativo potenciado por la
tecnología. Las deficiencias son palpables, la falta de presupuesto para tener a
disposición verdaderas aulas multimedia en donde la convivencia estudiante-
profesor sea enriquecida por los elementos didácticos de las TIC es una utopía
lejana, sobre todo en el sector público. Si bien es cierto que algunas instituciones
educativas poseen estás herramientas, más del 99% de ellas pertenecen al sector
privado. Es decir, existen escuelas y colegios que ni siquiera cuentan con una
biblioteca digna y lo suficientemente completa para acompañar los procesos de
enseñanza aprendizaje, mucho menos se cuenta con elementos que son
considerados como lujos para las instituciones privadas.

En conclusión, estamos aún lejos de conseguir un ambiente equilibrado y lo


suficientemente maduro para hablar de una verdadera revolución y cambios de
paradigma en un sistema educativo con tantas carencias y deficiencias. El
panorama es un poco oscuro y desolador, pero es lo real, por mucha buena
intención que se tenga y discursos bien elaborados con elementos metodológicos
bien definidos y la suficiente sustentación teórica, el paso a una implementación de
verdadero impacto aún está muy lejos.

Tecnología como sustento de la educación en la sociedad del conocimiento


y la globalización.

El fenómeno de la globalización, hoy en día, no es ajeno al común de la gente


medianamente informada sobre los atisbos más recientes de lo que pasa a su
alrededor y que están marcando los caminos del mundo al que se enfrentan. El ya
trillado tema de la globalización a permeado cada uno de los rincones y recovecos
de la modernidad y la postmodernidad. No es un fenómeno ajeno a las
circunstancias particulares de los individuos más allá de los intentos de resguardar
las culturas particulares de los pueblos.

Tecnología, educación, sociedad del conocimiento y globalización se convierten en


un coctel de procesos que de una u otra manera terminan interconectándose
necesariamente. Pero ¿Cuál es esa sociedad del conocimiento a la que se enfrenta
el ser humano en su espíritu globalizador? ¿es pertinente esa pregunta? ¿se puede
pensar en ese nivel de acción o solo es un sofisma de distracción para el proceso
de enseñanza-aprendizaje que sigue anquilosándose en modelos vetustos y
caducos? Asumiendo el reto de clarificar este escenario pasemos al tema en
cuestión.

Algunos de los elementos tratados en el tema anterior de tecnología y educación


sirven de punto de partida para el análisis que ahora nos compete. Los sistemas
educativos del mundo globalizado siguen cojeando en los niveles más básicos y
esenciales. Considerando claro está que en otras latitudes la tecnología como
elemento esencial en la ecuación enseñanza-aprendizaje juega un papel
preponderante, en otros lugares es absolutamente deficiente. Los usos y desusos
de la tecnología varían de región en región, cultura a cultura, país a país.

Creo que podríamos hablar, hasta cierto punto de una globalización en cuanto a los
elementos tecnológicos actuales, sobre todo en el campo de la informática, de allí
a que exista globalización al nivel de sociedad del conocimiento si que existe un
abismo enorme. La tarea que se avecina ante los nuevos retos contemporáneos es
de inmensa envergadura. Esta tarea no se puede reducir al solo hecho de intentar
amalgamar a la fuerza los adelantos y desarrollos tecnológicos que tenemos a
disposición, sino que debe encaminarse en la búsqueda de una relación simbiótica
entre los tesoros culturales diversos de la humanidad y la posibilidad de fortalecer
esos valores ya maduros para que sean aprovechados y fortalecidos por las nuevas
visiones y proposiciones de la nueva era de la información.

A demás, antes de empezar dicha empresa creo se deben subsanar las deficiencias
a nivel sociológico y económico que enfrentan la comunidad humana en la
actualidad. No podemos aprovechar el verdadero potencial que encierra las nuevas
tecnologías de la información si aún no hemos aprendidos a comunicarnos y a
interactuar de manera sana entre los seres humanos capaces de la comunicación,
oral, escrita y corporal. En este sentido, es evidente la necesidad de formarnos
mejor como humanidad como sociedad de la dignidad, del respeto, de la justicia, y
de los valores en general para entonces si enfocar esfuerzo en la apropiación de los
elementos nuevos del desarrollo tecnológico. Los procesos de enseñanza-
aprendizaje en cuanto elementos complejos del desarrollo humano exigen una
recomposición dentro de esa misma complejidad de tal manera que se hace
necesaria una deconstrucción de los paradigmas actuales de la educación.

Modelos pedagógicos.

Es evidente que lo que ocurre en una civilización o en el conjunto social humano


particular, está mediado por las circunstancias que se dan en un momento dado y
en ese lugar determinado; así mismo la pedagogía no es ajena a las conmociones
de su tiempo, la filosofía, los modelos políticos, económicos y religiosos que
evidentemente tienen una marcada canonicidad en la aplicación o difusión de una
pedagogía contractual.

Como se pudo ver, y quedó patente en el estudio de la historia de la pedagogía y la


educación, los diversos momentos históricos han demarcado diversos métodos
pedagógicos que se enfrentan a las realidades polivalentes que influyen en el mismo
desarrollo de la civilización humana. Algunos más acertados que otros, los modelos
pedagógicos han marcado pautas que propician, en la mayoría de los casos, el
sentido y fin últimos de los grupos sociales en cuanto a su estructura de formación
y conocimientos, es decir, la epistemología de la historia. El ser humano como ser
integral y complejo exige que los modelos pedagógicos puedan abarcar, con toda
certeza, gran parte de esta complejidad.

Los diferentes movimientos sociales y políticos, la religión y las maquinarias


económicas van moldeando los modelos pedagógicos y las características y
derrotero por los cuales éstos se enfilan. Desde los sistemas de transmisión cultural
más antiguos como la transmisión de saberes de padres a hijos y de las
significancias e interpretaciones del ethos vital, hasta las circunstancias
transformadoras de la realidad con la incursión de la virtualidad de ambientes
educativos sistematizados y en crecimiento, la pedagogía y la educación se
transforma en función de mejorar la eficiencia y calidad de los saberes que se
quieren transmitir.

En definitiva, el modelo se tiene que perfilar en función de los actores a los que le
es pertinente, padre, hijos y docentes formadores o guías. Las instituciones
educativas, en cualesquiera de sus niveles, están inmersas en el compromiso de
promover, desde su propia estructura y razón de ser, la mejor manera de identificar
el momento crucial en el cual han surgido los modelos y que esto a su vez hace
necesario que articulen sus propuestas educativas para lograr el fin último de la
formación educativa y de los propósitos pedagógicos, esto es, la formación integral
del ser humano. Sin este horizonte de sentido ningún modelo, por muy bien
formulado que parezca o por la robustez teórica que se precie, podrá de verdad
transformar la realidad de la sociedad que exige una madurez y un crecimiento que
signifique un paso adelante en la evolución humana y de lo humano en sí mismo.

Das könnte Ihnen auch gefallen