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El justo por la fe vivirá

Pablo usó tres veces esta frase en el Nuevo Testamento en Romanos 1:17, Gálatas
3:11 y Hebreos 10:38. En cada uno de esos casos se afirma que: “El justo por su fe vivirá.”
El antiguo texto original al que hace referencia el apóstol cuando declaró: “Como está
escrito: Mas el justo por la fe vivirá” es el del profeta Habacuc, mencionado en Habacuc 2:4.

Para analizar esta frase a fondo es necesario separarla para poder ver que es en
realidad lo que significa cada palabra. Al hablar de ¨El justo¨ de lo que estamos hablando es
de una persona que ha recibido la justicia de Dios, no confundamos la justicia humana con
la divina. Resulta muy sencillo llevar a malas interpretaciones en base a lo que nosotros
consideramos ¨Justicia¨ en la actualidad. Podríamos pensar que una persona justa es
aquella que hace buenas obras, que da un bien a quien lo merece y que castiga a quien se
lo ha ganado. Mas sin embargo esto esta muy lejos de lo que en realidad significa esta frase.

Una persona es “justa” de forma bíblica teniendo la fe que Dios prescribe como la
ruta de salvación, es justificado a los ojos de Dios por su fe. Dice la biblia que Abraham
“creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.” Desde ese momento se nos está revelando
cual es el plan universal de Dios para nosotros, un plan de justificación. El hombre que cree
en Dios por esa fe se ve impulsado a todo lo que es recto, bueno y verdadero. Su fe en Dios
rectifica su mente y le hace justo. Es justo en juicio, en deseo, en aspiración y en corazón.

El creyente al que se le han perdonado sus pecados de forma incondicional en la


hora de la tentación, clama: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?”
Cree en el derramamiento de sangre que Dios ha provisto para la limpieza del pecado, y,
siendo lavado por él, no puede optar por contaminarse de nuevo. El amor por Cristo lo orilla
a buscar lo que es verdadero, y recto, y bueno, y amable y honorable a los ojos de Dios.
Habiendo recibido por la fe el privilegio de la adopción, se esfuerza por vivir como un hijo
de Dios. Habiendo obtenido por medio de la fe una nueva vida, anda en vida nueva.

La fe es una de las armas mas fuertes que tenemos los creyentes para resistir al
pecado, pues la fe afecta los más íntimo del corazón, cambia los deseos y la forma de ver
nuestro mundo, y hace al hombre una nueva criatura en Cristo Jesús. Ciertamente que nadie
es más justo que aquellos a los que el Dios santo al que servimos otorga ese título. No por
obras, sino por gracia. Estos justos tienen una fe en Dios que le ama, obedece, y da como
resultado el ser mas semejantes a como es El.

Por otra parte, aquella persona que no confía en Dios se podría decir que es una
persona injusta, Dudar del testimonio de Dios concerniente a Su Hijo es cometer la más
severa injusticia con el amor infinito. El incrédulo rechaza el testimonio de Dios acerca del
sacrificio efectuado por su hijo y desecha aquello que merece la gratitud adoradora del
hombre ya que sólo eso puede satisfacer a la justicia de Dios y dar paz a la conciencia del
hombre. Un hombre verdaderamente justo, para la perfección de su justicia, tiene que creer
en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado.
MAURICIO LEYVA 1
Analizando la última palabra de esta frase nos topamos con un resultado de vivir por fe, la
palabra: ¨Vivirᨠse refiere a nuestra eternidad, a el hecho de que viviremos juntamente
con El en las moradas celestiales, pero al mismo tiempo esta palabra se refiere al hecho de
que podemos vivir simplemente por la fe que tenemos en Dios. No podemos vivir por el
sentido, o por los sentimientos, así como muchos creyentes dicen tener fe en Dios pero en
el momento en que no pueden ver lo que Dios esta obrando, o si son pobres juzgan a Dios
por eso que ven, por los sentimientos, en base a si lo sienten o no. Si Dios obra
constantemente por un propósito hacia nuestras vidas y esto es visible a través de milagros
portentosos nos es fácil decir que Dios es un Dios de sabiduría por todo lo que hace. Pero
que tal si no podemos ver la forma en que Dios está obrando para lograr un propósito en
nuestras vidas, o simplemente nuestra mente finita no puede entender sus obras hacia
nosotros empezamos a juzgarlo y decir que Dios se ha equivocado. Vivir por los sentidos
resulta en perder todo consuelo y sentido de vida.

Esta frase también quita toda idea de poder vivir solo por nuestra inteligencia, de
modo que nosotros nos decimos que podemos crear nuestras propias doctrinas en base a
nuestro conocimientos, modificándolas, cambiándolas, siendo nosotros mismos nuestros
propios guías. El hecho de que por la fe viviremos nos dice que no podemos basar nuestra
vida en fantasías. A menudo nos encontramos con una religión fantasiosa en la que la gente
se confía a impulsos, a sueños, a ruidos y a cosas místicas que imagina haber visto; todas
esas cosas son disparates, y sin embargo, está completamente envuelta en eso. Yo pienso
que esto no tiene ningún beneficio para el espíritu a diferencia de vivir por fe. Mi vida no
radica en lo que pienso, o en lo que imagino, o en lo que me dicta la fantasía, o en lo que
disfruto de sutil sentimiento, sino únicamente en aquello que la fe identifica como la
palabra de Dios. Vivimos delante de Dios por confiar en una promesa, por depender de una
persona, por aceptar un sacrificio, por estar revestidos de una justicia y entregarnos a Dios
en totalidad.

Al decir que el justo por la fe vivirá no limitamos esto a un área de nuestra vida, o
que área de nuestras creencias dependen de la fe, sino que abarca del inicio al final de
nuestra vida. El justo no sólo comienza a vivir por su fe, sino que continúa viviendo por su
fe; no comienza en el espíritu y termina en la carne, ni avanza hasta cierto punto por gracia,
pero sigue el resto del camino por las obras de la ley.

El hecho de que tengamos poca fe no altera el hecho de que viviremos por ella. No
tendremos la fuerza espiritual de un león así como Martin Lutero por ejemplo, pero la poca
fe que tengamos nos mantendría a flote en un mar de aflicciones. Verdaderamente es la fe
en Dios lo que nos salva de la muerte. Muchas veces nos jactamos de tener amor, bondad,
misericordia y vivimos en ellas, pero no por ellas. La fe es la razón por la cual podemos vivir.

En conclusión, si tenemos todos los frutos del espíritu y todos los dones, pero no
tenemos fe en Dios, en su obra redentora, en su amor hacia nosotros, no viviremos ni
seremos contados por justos. Solamente el justo por la fe vivirá.
MAURICIO LEYVA 2

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