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Diferencias en el impacto de la violencia urbana

en hombres y mujeres∗

Caroline Andrew

Introducción

Este texto trata sobre la violencia en las ciudades. En primer lugar aborda los siguientes temas: el
impacto de la violencia urbana en la vida de las mujeres; los indicadores - objetivos y percibidos-
de la violencia; y los principales actores de la violencia de género. Luego, el texto trata en detalle
el impacto de la violencia urbana en mujeres que cuentan con doble y triple desventaja. En el
examen del impacto de la violencia se utiliza el concepto de intersectorialidad, referido a la
intersección del género con la edad, ingresos, raza, etnia, sexualidad, discapacidad, religión,
idioma, origen indígena, etc. Después de esta discusión, se destacan algunas de las áreas de
conflicto en las ciudades donde los procesos de organización, servicios, formación y educación
están contribuyendo a construir ciudades seguras e inclusivas para las mujeres y las niñas en toda
su diversidad.

1. Impacto, indicadores y actores

El impacto de la violencia en la vida de las mujeres tiene efectos muy amplios. Todavía estamos
aprendiendo sobre la subestimación del alcance de la violencia hacia las mujeres en entornos
urbanos. Esto no quiere decir que no hay violencia contra los hombres en los espacios urbanos,
pero el impacto en las mujeres es más penetrante en la medida en que la violencia y el miedo a la
violencia restringen los movimientos de las mujeres en las ciudades. El derecho a la ciudad,
como lo planteó Henry Lefebvre, refería a dos factores: ser capaz de apropiarse del entorno
urbano y ser capaz de participar en ese entorno urbano. La violencia impacta en ambos factores.
La violencia y el miedo a la violencia significan que más mujeres viven los entornos urbanos
como hostiles o en permanente negociación y, de ese modo, ellas tienen menos posibilidades de
apropiarse del ambiente urbano y de sentir que la ciudad les pertenece y que tienen derecho a la
ciudad. Muchos hombres también experimentan violencia en las ciudades pero, dada su posición
de mayor poder en la sociedad y de mayor fortaleza económica, es más probable que puedan
apropiarse del entorno urbano y que no limiten sus movimientos dentro de la ciudad.


Texto preparado para el Curso Virtual Violencia urbana e inseguridad desde un enfoque de género. CEUR-CONICET, June 2011.
University of Ottawa and Women in Cities International (WICI)
Las mujeres limitan sus movimientos urbanos, tanto en términos de tiempo (saliendo mucho
menos en la noche) como de espacio (evitando determinados vecindarios, espacios específicos o
usos específicos). Esto lleva a un menor sentido de apropiación del espacio urbano y por lo tanto
a un menor sentido de involucramiento en ese espacio y en el derecho a participar en las
decisiones sobre el uso de ese espacio. Algunos autores, cuando hablan de esos temas, se
refieren a la ciudadanía urbana. En este sentido, se podría argumentar que la violencia hacia las
mujeres reduce su ciudadanía urbana.

Algunas tempranas discusiones sobre violencia hacia las mujeres buscaron construir medidas
“objetivas” de la violencia hacia ellas y sugerir que el miedo a la violencia por parte de las
mujeres era una respuesta irracional hacia la realidad de la violencia urbana. Pero lo que esos
autores no llegaron a comprender totalmente fue que el miedo a la violencia tiene consecuencias
reales; las mujeres restringen sus movimientos y por lo tanto pierden en el uso del espacio
urbano. Restringiendo sus movimientos, particularmente durante las noches, las mujeres tienen
menos acceso a la búsqueda de empleo remunerado y a actividades familiares y, por lo tanto,
tienen menos acceso al sector voluntariado y actividades de la sociedad civil. Esto nuevamente
limita su compromiso con la gobernanza urbana, lo que supone que las decisiones sobre la forma
y el funcionamiento de las ciudades continuarán estando dominadas por los hombres. Como
escribió Prabha Khosla in Gendered Cities: Built and Physical Environments (2005), “Muchas
ciudades y pueblos están planeados y construidos siguiendo los objetivos de un determinado
género –las personas sanas, sin hijos, los trabajadores hombres”. El impacto de la violencia
urbana en las mujeres perpetúa este patrón, por dos razones: por un lado, porque las mujeres
tienen un menor sentido de apropiación de la ciudad y por lo tanto sienten que tienen menos
derecho a tener una ciudad favorable a las mujeres; por otro lado, porque las mujeres tienen
menos oportunidades de participar en el gobierno de la ciudad y por lo tanto en el cambio de su
carácter.

Esta perspectiva nos ayuda a identificar el amplio rango de actores involucrados en la violencia
urbana de género. Los más obvios son los perpetradores de la violencia hacia las mujeres y las
mujeres receptoras de esa violencia. Pero la cita de Prabha Khosla nos permite ampliar la lista
de actores importantes para incluir a los funcionarios públicos y responsables políticos a todos
los niveles de gobierno. Consultores que se especializan en iluminación de carreteras y aceras
son actores de la violencia de género en la medida en que en base a su "experiencia" se ha dado
prioridad a la iluminación de las calles, en lugar de la aceras, lo que contribuyó a crear espacios
que son, y se ven como hostiles e inseguros. Los agentes de policía (u otros funcionarios
públicos) que les dicen a las mujeres jóvenes que su forma de vestir atrae a la violencia hacia las
mujeres son también actores de la violencia de género al culpar a las mujeres de la violencia que
se ejerce contra ellas. Los que legislan e implementan políticas de transporte, políticas de
vivienda, políticas de planeamiento urbano son todos actores de la violencia de género. Es vital
comprender este aspecto para poder pensar en cuáles son las formas que conducen a ciudades
más seguras, más inclusivas y más democráticas. Así como es amplio el rango de actores
relevantes en la creación de violencia de género, también es amplio el rango de los actores que
potencialmente pueden contribuir a reducirla. Las políticas y programas pueden emerger de
todos los niveles de gobierno, pero también de todos los niveles de las organizaciones de la
sociedad civil, de mujeres y hombres individuales, y de una variedad de instituciones, incluyendo
universidades, escuelas, iglesias, empresas privadas, asociaciones vecinales, etc. En la última

2
sección de este texto, que examina los ámbitos de participación en los cuales la gente está
luchando contra la violencia de género, el número de posibles áreas para soluciones innovativas
es muy alto. Solamente daremos algunos ejemplos, pero hay que tener en cuenta que es muy
amplia la cantidad de actores relevantes.

El impacto de la violencia hacia las mujeres en los entornos urbanos se produce en sus vidas
cotidianas, en la medida en que ellas se mueven por la ciudad, combinando sus espacios de
trabajo, espacios familiares y espacios de compromiso con su ciudad. Situando el impacto de la
violencia a nivel de la vida cotidiana nos hace tomar conciencia de la diversidad de mujeres y de
necesidades para comprender el impacto de la violencia en las diferentes categorías de mujeres.
Como se dijo antes, la intersección del género, con la edad, el ingreso, la discapacidad, la
raza/etnia puede ser explorada para comprender mejor el impacto de la violencia en la amplia
diversidad de mujeres.

2. Interseccionalidad y la doble y triple desventaja.

Excede el objetivo de este texto mirar en detalle todas las dimensiones relevantes de la
interseccionalidad. Cada país tiene una abundante literatura sobre las maneras concretas a través
de las cuales el género intersecta con la edad, la raza y la clase en el contexto de ese país.1
También hay documentos que aportan una amplia perspectiva internacional, tal como “La
Evaluación Global sobre Seguridad de las Mujeres” (2003) producida en colaboración por UN-
Habitat, la Comisión Huairon, Women in Cities International y la Red Mujer y Habitat en la cual
la interseccionalidad es una parte muy importante de las 210 encuestas incluidas en la
evaluación.2

a. Edad, género y violencia urbana

Ha habido un interés creciente en la intersección entre juventud, género y violencia urbana. Lo


más destacable es la publicación en 2010 del Plan de Acción Internacional Porque soy una niña.
Tenía como subtítulo: Fronteras digitales y urbanas: las niñas en un paisaje cambiante. Se
incluye en el informe el Plan Internacional de 8 puntos Llamado a la Acción en Derechos de las
Niñas de la Ciudad.

1. Todas las niñas deberían tener el derecho a acceder a educación segura en la ciudad.
2. Todas las niñas deberían tener derecho a estar libres de violencia en la ciudad.
3. Todas las niñas deberían tener derecho a vivienda segura y decente.
4. Todas las niñas deberían tener derecho a desplazarse en forma segura en la ciudad.

1
Simplemente como un ejemplo, se incluyen acá algunos títulos canadienses que examinan las cuestiones
relacionadas con las mujeres aborígenes, las mujeres inmigrantes y las mujeres con discapacidad:
- Gail Guthrie Valaskakis, Madeleine Dion Stout and Eric Guimond (eds) (2009). Restoring the Balance: First
Nations Women, Community and Culture. Winnipeg: University of Manitoba Press.
- Sepali Guruge and Enid Collins (eds) (2008). Working with Immigrant Women: Issues and Strategies for Mental
Health Professionals. Toronto: Centre for Addiction and Mental Health.
- Deborah Stienstra and Aileen Wight-Felske (eds) (2003). Making Equality. Concord: Captor Press.
2
Ver www.femmesetvilles.org/pdf-general/Spanish%20draft%20global%20assessment.pdf (N. del E.)

3
5. Todas las niñas deberían tener derecho a servicios asequibles y accesibles en la ciudad.
6. Todas las niñas deberían tener derecho a un trabajo decente y apropiado a su edad en un
ambiente urbano saludable.
7. Todas las niñas deberían tener derecho a espacios seguros en la ciudad.
8. Todas las niñas deberían tener derecho a participar en el logro de ciudades más seguras, más
inclusivas y más accesibles. (Plan Internacional, 2010, p. 91)

Han habido progresos - más niñas asisten a la escuela hoy en día que hace 10 años atrás- pero la
violencia es claramente una cuestión seria para las niñas en la ciudad, particularmente para las
adolescentes pobres. Como dice el Informe: “Es precisamente en ese momento de sus vidas
cuando necesitan el mayor apoyo. Sin embargo, cuando la discriminación de género está
arraigada - tratando a las niñas como menos iguales y menos importante que los niños – las
exponen al riesgo” (Ibid, p. 10).

Y, en el otro extremo del continuum de edades, la cuestión de la violencia urbana y las mujeres
mayores es también un tema de particular preocupación. Nuevamente, son las mujeres mayores
pobres que viven solas las que son particularmente vulnerables. A menudo terminan aislándose,
en la medida en que no tienen recursos financieros para acceder a medios de transporte que son
más seguros y más amigables para las mujeres. A menudo ellas residen en viviendas
inadecuadas, con acceso limitado a servicios decentes y sus sentimientos de inseguridad se
agregan al de su soledad. Esta fue un área en la que se introdujeron algunos servicios
innovativos, pero claramente las intersecciones de género y edad avanzada añaden el temor a la
violencia urbana, con las consiguientes limitaciones al movimiento de las mujeres mayores.

b. Pobreza, género y violencia urbana

Uno de los resultados más claros de todo el trabajo en seguridad urbana de las mujeres es que ser
pobre claramente incrementa los riesgos de violencia de las mujeres en las ciudades. Para dar un
ejemplo, el informe Jagori, basado en los resultados de la investigación sobre Delhi realizada
para el Projecto Ciudades Inclusivas y Género (2009-2010), indica que la primera causa
mencionada de entre una serie de causas claves sobre el sentimiento de vulnerabilidad e
inseguridad que experimentan las mujeres en espacios públicos fue la pobreza y el estatus socio
económico. (Understanding Women’s Safety, Research Findings, Delhi, 2009-2010, p. 17). Ser
pobre puede significar estar en situación de calle (ser homeless); y vivir en las calles expone a las
mujeres y niñas más claramente al riesgo de la violencia urbana. También puede significar estar
viviendo marginalmente y a menudo con riesgo ante propietarios inescrupulosos. Claramente la
pobreza incrementa dramáticamente el sentimiento de inseguridad en el entorno urbano.

c. Discapacidad, género y violencia urbana

El proyecto Women in Cities International (WICI) ‘Juntos para la Seguridad de las Mujeres:
Creando Comunidades Seguras para Mujeres Marginalizadas y para todos’ en 2010 involucró a
diferentes grupos de mujeres, en forma asociada con grupos de mujeres de base, en la
adaptación de audiencias de seguridad. WICI se asoció con Action des femmes handicapées
(Montreal) (Acción de Mujeres Discapacitadas) para adaptar audiencias de seguridad a este tipo
de mujeres con minusvalías. Como indica el informe, la violencia urbana tiene mayor impacto en

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mujeres discapacitadas. “Todos los días, las mujeres con discapacidad deben enfrentar
obstáculos que hacen difícil e insegura tener una vida activa. Las mujeres con discapacidad
tienden a estar más aisladas y a experimentar la violencia más que otras mujeres. Ellas también
están más expuestas al riesgo de ser asaltadas que los hombres con discapacidad. De manera que
la seguridad para las mujeres con discapacidad es un tópico muy importante” (p.22)

d. Mujeres indígenas y violencia urbana

En todo el mundo las mujeres indígenas enfrentan especiales desafíos en las ciudades con
respecto a la violencia. Una vez más, la pobreza es una variable relacionada. Si bien, en muchos
casos, las mujeres indígenas han migrado hacia las ciudades con la esperanza de mejorar su
situación económica, a menudo llegan a la ciudad sin suficiente apoyo económico y social, por lo
que son extremadamente vulnerables a la violencia urbana. Es probable que la migración urbana
de mujeres indígenas continúe su tendencia, lo que plantea la necesidad de que se otorgue más
atención a los servicios y programas dirigidos a crear un ambiente urbano saludable para ellas en
las ciudades. Estos deben ser culturalmente sensibles a las realidades de las mujeres indígenas.

e. Etnicidad, género y violencia urbana

El texto preparatorio de la Tercera Conferencia Internacional sobre Seguridad de las Mujeres,


realizada en Deli en noviembre de 2010, resaltó la creciente feminización de la pobreza a nivel
internacional, un fenómeno que acompaña la creciente diversidad étnica de las sociedades en
todo el mundo. El texto colocó preguntas muy pertinentes que resaltan aspectos específicos de la
intersección entre género y etnicidad.

“La creciente migración de las mujeres plantea las siguientes preguntas: ¿qué tipo de enfoque es
el más apropiado para atender las necesidades de las mujeres migrantes?; ¿Cómo podemos
suponer que ellas lograrán su derecho a la ciudad? ¿De qué manera se puede construir la
capacidad de las autoridades locales para asegurar que el proceso de planeamiento reconozca la
estructura de desigualdades que puede afectar la experiencia de las mujeres migrantes? ¿Cómo
podemos trabajar más proactivamente con las municipalidades para desarrollar enfoques
preventivos del tráfico humano, especialmente del que afecta a mujeres y niñas? ¿Cómo
podemos involucrar más a la policía, a las autoridades locales y otros socios (por ejemplo, el
sector privado y los medios de comunicación) para hacer frente a los problemas de seguridad de
las mujeres y niñas refugiadas y de aquellas que son internamente desplazadas o traficadas?”
(p.11)

f. Intersectorialidad, género y violencia urbana

Como dijimos antes, no estamos en condiciones de cubrir todas las dimensiones relevantes de la
intersectorialidad en este breve texto. Sin embargo, el punto básico está claro: es esencial
examinar todo el rango de diversidad de mujeres para comprender el impacto de la violencia
urbana en ellas y, aún más importante, continuar el trabajo de creación exitosa de servicios,
programas y políticas que puedan producir ambientes más seguros y más inclusivos. La creación
de soluciones exitosas requiere un claro análisis interseccional, en la medida que los buenos
programas deben ser diseñados y creados con la activa participación de toda la diversidad de

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mujeres para las cuales esos programas han sido creados. Comprender la intersectorialidad es de
crucial importancia “para la construcción de ciudades democráticas, capaces de asegurar
adecuados niveles de seguridad y bienestar” (Programa Regional Violencia Urbana y
Discriminación desde una Perspectiva de Género).

3. Areas de conflicto en la construcción de ciudades seguras e inclusivas

Leonie Sandercock, autor de of Cosmopolis 2: Ciudades Mestizas del Siglo XXI describe la vida
urbana como “la negociación diaria y permanente de las diferencias a través de la realización de
proyectos comunes y de actividades diarias de sobrevivencia y reproducción de la vida” (Plan
Canadá, Edición Especial, p. 9). Queremos desarrollar esta idea con el objetivo de iluminar áreas
de particular innovación en términos de la seguridad urbana para las mujeres. Para lograrlo,
examinaremos brevemente las áreas de políticas, herramientas y decisiones con el objetivo de
observar las áreas de proyectos comunes y las maneras a través de las cuales estos proyectos
comunes permiten negociaciones exitosas de las diferencias y negociaciones de las necesidades
particulares de toda la diversidad de mujeres.

a. Areas de políticas

Es casi imposible pensar en áreas de políticas que no estén afectadas por el reconocimiento del
impacto de la violencia hacia las mujeres. Sin embargo, acá queremos referirnos a aquellas áreas
que son consideradas como particularmente relevantes y sobre las cuales está desarrollándose un
trabajo activo. El transporte público es ciertamente una de estas áreas. Un buen transporte
público es esencial para que las mujeres de bajos ingresos puedan acceder de manera segura al
empleo en los ambientes urbanos. Frecuentemente el transporte público ha sido inseguro para las
mujeres que estuvieron expuestas a ser violadas o molestadas sexualmente. Jagori in Delhi ha
trabajado exitosamente para hacer notar la importancia de este aspecto. Su informe sobre
Ciudades Inclusivas desde el Género destaca la importancia de esta área de política. “La
experiencia común a todas las mujeres en la ciudad está relacionada con el transporte público: el
acceso al mismo se ve como lleno de incomodidad y peligro” (p. 18).

La vivienda ha sido otra área muy importante para hacer más seguros los ambientes urbanos. La
provisión de vivienda adecuada otorga seguridad y estabilidad a la vida de las mujeres. La
política de vivienda también puede ser un área para el diseño innovador; para alojar a mujeres
con discapacidades y para diseñar proyectos que pueden ofrecer combinaciones de espacios
privados y espacios colectivos que pueden disminuir el aislamiento de las mujeres mayores,
creando espacios vivibles para la comunidad.

El acceso a servicios básicos es otra área de importancia. El acceso al agua y saneamiento es una
de las principales cuestiones en los tugurios y áreas de reasentamiento en las metrópolis del
mundo en desarrollo, en las cuales suele no haber acceso a baños públicos y cuando lo hay, la
seguridad es altamente cuestionable. Adicionalmente, los servicios básicos pueden también
incluir el acceso a parques y servicios de recreación para mujeres y niñas, de manera segura y
financieramente accesible y disponible en toda la ciudad. Una vez más, las necesidades
específicas de las mujeres con discapacidades, mujeres jóvenes y mujeres mayores deben ser
contempladas.

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b. Herramientas

El planeamiento es claramente una de las herramientas cruciales para crear ciudades seguras e
inclusivas para toda la diversidad de mujeres. En este campo ha habido un amplio rango de
ejemplos innovadores donde el planeamiento centrado en las mujeres ha permitido formular
recomendaciones para el logro de ciudades seguras (Carolyn Whitzman, 2008 - ‘The Handbook
of community safety, gender and violence prevention: practical planning tools’, Earthscan).

Otra herramienta es la investigación y la construcción de una base sólida de conocimiento sobre


las causas subyacentes de la violencia hacia las mujeres, el proceso de urbanización y de
construcción de la ciudad en el contexto actual y, muy centralmente, una mejor comprensión de
los caminos a través de los cuales las diferentes dimensiones de la intersectorialidad presentan
una interface (o interactúan) con la violencia urbana. La construcción de una adecuada
investigación de base es un elemento fundamental en la reducción de la violencia hacia las
mujeres.

La educación pública y la capacitación también son herramientas importantes. Este curso virtual
de postgrado es un ejemplo excelente de capacitación especializada que proporciona
investigación académica junto con herramientas metodológicas y experiencias provenientes de
intervenciones de primera línea, a fin de aumentar nuestra capacidad de recomendar e
implementar soluciones viables para la reducción y eliminación de la violencia urbana contra las
mujeres.

“La Evaluación Global de la Seguridad de las Mujeres” contiene una lista muy útil de
herramientas, métodos y estrategias, incluyendo la construcción de partenariados de largo plazo
y la conducción de diálogos locales, mediante el uso de la prensa y performances artísticas para
lograr crear conciencia y desarrollar audiencias de seguridad. Las audiencias de seguridad han
sido tal vez las herramientas más analizadas, sobre las que más se escribió y usó en todo el
mundo.

El objetivo de esta breve discusión sobre herramientas no es mencionar la totalidad de


herramientas sino más bien recordar a los lectores de la gran variedad de herramientas
disponibles y, por lo tanto, la importancia de que la elección de las mismas sea apropiada a cada
propósito específico. Ciertas herramientas funcionan mejor con ciertas audiencias y para
determinados objetivos, por lo que es importante hacer coincidir la herramienta apropiada con el
objetivo específico.

c. Toma de decisiones

Nuestra última sección es tal vez la más importante en relación a una actuación exitosa para
reducir el impacto de la violencia en las vidas de las mujeres y particularmente en las vidas de las
mujeres que sufren una doble y triple marginalización. Hay tres dimensiones de la toma de
decisiones que serán consideradas. La primera es la participación en la gobernanza de la ciudad
donde viven las mujeres. La participación puede ser múltiple y variada: vecinos ayudando a

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vecinos de manera informal (manteniendo contacto con vecinos ancianos; llevando comida a
vecinos con dificultades particulares, etc.); formando parte de grupos de la sociedad civil que
defienden a las mujeres; formando parte de algún grupo que presta servicios, etc.

La segunda dimensión es pertenecer a los tomadores de decisiones de la ciudad, ya sea en el


nivel político o administrativo. Las mujeres han tendido a estar sub representadas en los cuerpos
de toma de decisiones y hubo considerable debate entre los investigadores acerca de si esto
puede ser explicado por las preferencias de los votantes, los roles en los partidos políticos y/o por
la reticencia de las mujeres para postularse a cargos. Pero, más allá de este importante debate,
existe un amplio rango de proyectos innovativos que alientan a las mujeres a presentarse a las
elecciones, a aprender cómo organizar campañas y a lidiar exitosamente con la prensa.

Nuestra última dimensión vuelve a la pregunta sobre la apropiación de la ciudad y la importancia


de que la diversidad de mujeres y niñas se sientan capaces de imaginar la ciudad futura como una
ciudad con espacios amigables hacia las mujeres en el sentido de permitir la negociación de las
diferencias a través de proyectos comunes. Imaginar la futura ciudad feminista de los sueños
propios y trabajar para hacerlos realidad se logra con la conciencia de que uno tiene el derecho a
la ciudad, a través de su apropiación y de la participación en su construcción colectiva.

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