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INTRODUCCION

MARCO TEORICO

Fracturas

Las roturas del tobillo en la zona del maléolo externo, según la clasificación
Weber, se dividen en los tipos siguientes:

Fractura de Weber de tipo A

Fractura de Weber de tipo B

Fractura de Weber de tipo C

En la rotura de tobillo puede haber diversas combinaciones entre lesiones de


tobillo interno y externo y los ligamentos. Aquí, el tejido conectivo entre la tibia y
el peroné desempeña un papel decisivo, pues la llamada sindesmosis forma una
articulación falsa en que el tejido conjuntivo se extiende de forma plana, uniendo
ambos huesos y estabilizando el tobillo.

Lesión de sindesmosis

Si tras una fractura de tobillo hay lesión de sindesmosis, la articulación del tobillo
cede y se separa. Puede encontrarse a veces una lesión o rotura de sindesmosis
en la fractura del maléolo lateral del tipo Weber B, y siempre en una fractura del
tipo Weber C.

La consecuencia de la lesión de sindesmosis es un daño grave del cartílago en


las zonas de impacto que forma un daño (degenerativo) de la articulación
(artrosis).
Fractura de Weber A

Una rotura de tobillo por debajo de la sindesmosis es, por definición, una rotura
Weber A. La sindesmosis no se lesiona en esta rotura de tobillo en el peroné, y
la horquilla del conjunto del tobillo es estable. En este caso un tratamiento no
quirúrgico con escayola suele ser suficiente para resolver la rotura de la
articulación del tobillo.

Fractura de Weber B

Una rotura de tobillo de la sindesmosis es, por definición, una rotura tipo Weber
B. La sindesmosis está a menudo lesionada en el peroné y ya no garantiza la
estabilidad de la horquilla del conjunto del tobillo. El tratamiento de la rotura de
tobillo de Weber tipo B se suele efectuar con cirugía.

Fractura de Weber C

Si la rotura de tobillo es por encima de la sindesmosis, hay una fractura de Weber


C. Aquí se desgarra la sindesmosis además de la rotura de tobillo en el peroné
(ruptura de la sindesmosis). En la mayoría de los casos de rotura de tobillo de
tipo Weber C es necesario el tratamiento quirúrgico.

Fractura de Maisonneuve

Una forma especial de fractura común de tobillo de tipo Weber C es la rara


fractura de Maisonneuve.
Esta fractura de Weber C es una rotura del peroné (fíbula) en que al mismo
tiempo se desgarran la sindesmosis y la piel interósea (membrana interósea)
entre la tibia y el peroné.

Otras fracturas

En las fracturas de tobillo suele romperse el maléolo exterior, o sea, el peroné


(fíbula). Además de estas fracturas de Weber subdivididas en tipos A, B y C
pueden presentarse otras lesiones y fracturas. Si en una rotura de tobillo hay una
combinación de rotura de tobillo externo e interno, se denomina fractura
bimaleolar del tobillo. Si además de la fractura de tobillo se desgarra el borde
posterior de la tibia (el llamado Triángulo de Volkmann), se trata de la llamada
fractura trimaleolar del tobillo. En la fractura del tobillo a menudo se lesionan
también la cápsula y los ligamentos del tobillo: a menudo provoca un sobre-
estiramiento y agrietamiento de los ligamentos.

Causas

La fractura de tobillo suele ser causada por accidentes. Las causas más
comunes de estas fracturas óseas son, por ejemplo, las siguientes:

Esguince al tropezar y resbalar.

Torsión por la práctica de deportes como esquiar, jugar al tenis o al baloncesto.

Caída desde una altura.

Accidentes de tráfico.

Exposición directa a la violencia.

Una fractura de tobillo ocurre a menudo en los deportes u otras actividades de


ocio. Las causas más comunes de estos accidentes son tropezar, resbalar o caer
sobre suelos irregulares al caminar, correr, o saltar. En la tercera parte de los
casos de accidente intervienen el alcohol y una superficie resbaladiza (por
ejemplo, hojas de otoño, hielo o aceite). Asimismo, un trastorno de la
coordinación o de la percepción del movimiento del cuerpo y su posición en el
espacio pueden causar un accidente.

La rotura de tobillo también puede ocurrir como lesión concomitante de una


rotura de pierna. El traumatismo directo del tobillo sólo causa una rotura de tobillo
en casos excepcionales.

Síntomas

La fractura de tobillo se expresa principalmente por los siguientes síntomas:

Dolor en el tobillo, pie y/o pantorrilla, lo que limita la movilidad.

Inflamación creciente del tobillo, el pie y/o pantorrilla.

Decoloración de la piel en la zona del tobillo.

Si se fractura el tobillo la consecuencia es la insuficiencia funcional. Los síntomas


son menor capacidad de carga, trastornos del movimiento del tobillo y el pie, y
entumecimiento. Es posible que haya además posiciones deformes del pie y que
se produzcan fracturas abiertas, donde los fragmentos de hueso pueden salir a
través de la piel. Entonces la rotura de tobillo puede ocasionar una pérdida
completa de la función del pie.

Diagnóstico

“Nunca está más expuesta la reputación de un traumatólogo, que cuando


pretende hacer un diagnóstico seguro, basándose sólo en hechos clínicos”
(Watson Jones).

En la fractura de tobillo el diagnóstico se elabora sobre la base de los síntomas,


así como por una radiografía.
Si hay sospecha de una rotura de tobillo, el médico examina, entre otros, el flujo
sanguíneo, la movilidad y la sensibilidad del pie y la pierna. Esta investigación
local juega un papel importante en el diagnóstico: el dolor en la rotación externa
del pie y en el campo de la sindesmosis, o conexión fibrosa entre el peroné y la
tibia, que forma una articulación falsa, permite una conclusión segura de rotura
de sindesmosis. En la investigación se pueden evaluar, además del posible daño
a los tejidos blandos, también los vasos sanguíneos y nervios.

Para el diagnóstico adicional se puede realizar una radiografía del tobillo


fracturado: si hay rotura del tobillo, se pueden detectar líneas de fractura e
irregularidades en la radiografía de los diversos huesos que forman la horquilla
de la articulación.

Pueden ser también útiles el diagnóstico por tomografía computarizada (TC) y la


tomografía por resonancia magnética (TRM) para saber si además de la rotura
de tobillo hay desgarro de ligamentos o un desgarro de la sindesmosis.

Tratamiento

En una rotura de tobillo el tratamiento comienza preferiblemente en el lugar del


accidente. El primer paso es recuperar la posición normal del pie (reposición)
mediante la tensión longitudinal del pie, con el fin de no dañar los vasos
sanguíneos y nervios. Hasta la llegada al hospital la pierna debe reposar
entablillada.

Dependiendo del tipo de fractura de tobillo de que se trate (según la clasificación


Weber), tiene lugar un tratamiento que puede ser no quirúrgico (es decir,
conservador) o bien mediante cirugía, para reconstituir el tobillo. Para el éxito del
tratamiento de la rotura del tobillo son decisivos la longitud adecuada, y el eje de
rotación del hueso del tobillo.
Evolución

Pronóstico

La fractura de tobillo suele seguir una evolución favorable con un tratamiento


profesional y tratamiento fisioterapéutico posterior. El pronóstico depende de la
gravedad de la lesión. En la mayoría de los casos la función del tobillo es
totalmente recuperable.

Tras una fractura de tobillo es importante, en conexión con el tratamiento, aplicar


gimnasia de rehabilitación o fisioterapia para recuperar la movilidad del tobillo.
Los pacientes pueden empezar los ejercicios de gimnasia rehabilitadora tan
pronto como se retira el yeso. Se puede volver a practicar ciclismo y natación
normalmente seis semanas tras la fractura, y correr sobre suelo blando 10
semanas después. Los deportes de pelota se pueden practicar, después de la
buena recuperación de los músculos, tras 12 semanas.

Complicaciones

En una fractura de tobillo tratada por operación raras veces hay complicaciones
como coágulos sanguíneos (trombosis), embolias, así como lesiones de los
nervios y vasos sanguíneos. Asimismo, posibles consecuencias de las fracturas
de tobillo son las infecciones de la articulación y de la herida, con restricción
permanente del movimiento.

Prevención

La fractura de tobillo se puede evitar solo de manera condicional, debido a que


estas lesiones se deben principalmente a accidentes y deportes de riesgo. En
general, es recomendable evitar las situaciones de peligro siempre que sea
posible. También es útil usar calzado estable y alto para proteger el tobillo, sobre
todo en deportes u otras actividades de ocio. Además, se pueden entrenar de
forma proactiva la coordinación y los reflejos, así como reducir el posible
sobrepeso para reducir el riesgo de accidentes. Como las fracturas y heridas del
tobillo se curan más lentamente en fumadores que en no fumadores, se
recomienda dejar de fumar, para no tener que contar con una peor evolución de
la cicatrización.

En la fractura de tobillo se pueden tomar medidas adecuadas para evitar posible


complicaciones: se empieza inmediatamente ya durante el escayolado con
ejercicios de tensión muscular, para evitar atrofia muscular y trombosis.

MATERIALES Y METODOS

RESULTADOS Y DISCUSION

CONCLUSIONES

RECOMENDACIONES

BIBLIOGRAFIA

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