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participaría en la guerra librada entre 1859 y 1861 entre Buenos Aires y la

Confederación Argentina, y en la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina,


Uruguay y Brasil destruirían Paraguay gracias a la influencia británica y
estadounidense, y donde morirían en combate dos de sus hermanos y su padre.
En 1865 obtendría en la provincia de Salta el cargo de comandante del regimiento
de Guardias Nacionales. Tres años más tarde, habiendo ganado el título de
coronel en la Batalla de Curupaytí, Juan Argentino Roca combatió las rebeliones
presididas por Felipe Varela y Santiago Baibiene. Una vez fracasó la Revolución
de 1874, donde sería vencido José Miguel Arredondo y con él las intenciones del
partido liberal de Bartolomé Mitre, Roca obtuvo el grado de general.
En 1876, el presidente argentino Nicolás Avellaneda delegó a su ministro de
guerra, Adolfo Alsina, la tarea de conquistar los territorios de la pampa que
históricamente habían estado ocupados por los indígenas de la región, pues
estaba cansado del robo del ganado y de los ataques que estos cometían contra
la comunidad mediante malones; además de que necesitaba anexionar esos
territorios al país. Sin embargo, Adolfo Alsina moriría al año siguiente, por lo que
Avellaneda rápidamente nombró ministro de guerra a Roca y le encargó continuar
con la misión. A diferencia de Alsina, que se había dedicado a defender la zona
limítrofe, Roca le propuso al presidente someter todas las tribus indígenas para
hacerse con su territorio. Avellaneda aceptó porque temía que Chile ocupara las
tierras primero. Es así como se da comienzo a la llamada Conquista del Desierto,
en la cual Roca había conquistado los territorios pactados para abril de 1879,
matando a más de 1.000 indígenas, entre ellos mujeres y niños, y haciendo
prisioneros a otros 10.000, entre los cuales estaban los principales caciques de las
zonas, tales como Pincén, Epumer y Catriel. De la totalidad de estos prisioneros,
la mayoría de las mujeres fue repartida por toda la Provincia de Buenos Aires en
función de sirvientas, mientras gran porcentaje de los hombres fue encarcelado en
la isla Martín García, donde finalmente murieron. Las tribus sobrevivientes se
vieron obligadas entonces a
participaría en la guerra librada entre 1859 y 1861 entre Buenos Aires y la
Confederación Argentina, y en la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina,
Uruguay y Brasil destruirían Paraguay gracias a la influencia británica y
estadounidense, y donde morirían en combate dos de sus hermanos y su padre.
En 1865 obtendría en la provincia de Salta el cargo de comandante del regimiento
de Guardias Nacionales. Tres años más tarde, habiendo ganado el título de
coronel en la Batalla de Curupaytí, Juan Argentino Roca combatió las rebeliones
presididas por Felipe Varela y Santiago Baibiene. Una vez fracasó la Revolución
de 1874, donde sería vencido José Miguel Arredondo y con él las intenciones del
partido liberal de Bartolomé Mitre, Roca obtuvo el grado de general.
En 1876, el presidente argentino Nicolás Avellaneda delegó a su ministro de
guerra, Adolfo Alsina, la tarea de conquistar los territorios de la pampa que
históricamente habían estado ocupados por los indígenas de la región, pues
estaba cansado del robo del ganado y de los ataques que estos cometían contra
la comunidad mediante malones; además de que necesitaba anexionar esos
territorios al país. Sin embargo, Adolfo Alsina moriría al año siguiente, por lo que
Avellaneda rápidamente nombró ministro de guerra a Roca y le encargó continuar
con la misión. A diferencia de Alsina, que se había dedicado a defender la zona
limítrofe, Roca le propuso al presidente someter todas las tribus indígenas para
hacerse con su territorio. Avellaneda aceptó porque temía que Chile ocupara las
tierras primero. Es así como se da comienzo a la llamada Conquista del Desierto,
en la cual Roca había conquistado los territorios pactados para abril de 1879,
matando a más de 1.000 indígenas, entre ellos mujeres y niños, y haciendo
prisioneros a otros 10.000, entre los cuales estaban los principales caciques de las
zonas, tales como Pincén, Epumer y Catriel. De la totalidad de estos prisioneros,
la mayoría de las mujeres fue repartida por toda la Provincia de Buenos Aires en
función de sirvientas, mientras gran porcentaje de los hombres fue encarcelado en
la isla Martín García, donde finalmente murieron. Las tribus sobrevivientes se
vieron obligadas entonces a
participaría en la guerra librada entre 1859 y 1861 entre Buenos Aires y la
Confederación Argentina, y en la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina,
Uruguay y Brasil destruirían Paraguay gracias a la influencia británica y
estadounidense, y donde morirían en combate dos de sus hermanos y su padre.
En 1865 obtendría en la provincia de Salta el cargo de comandante del regimiento
de Guardias Nacionales. Tres años más tarde, habiendo ganado el título de
coronel en la Batalla de Curupaytí, Juan Argentino Roca combatió las rebeliones
presididas por Felipe Varela y Santiago Baibiene. Una vez fracasó la Revolución
de 1874, donde sería vencido José Miguel Arredondo y con él las intenciones del
partido liberal de Bartolomé Mitre, Roca obtuvo el grado de general.
En 1876, el presidente argentino Nicolás Avellaneda delegó a su ministro de
guerra, Adolfo Alsina, la tarea de conquistar los territorios de la pampa que
históricamente habían estado ocupados por los indígenas de la región, pues
estaba cansado del robo del ganado y de los ataques que estos cometían contra
la comunidad mediante malones; además de que necesitaba anexionar esos
territorios al país. Sin embargo, Adolfo Alsina moriría al año siguiente, por lo que
Avellaneda rápidamente nombró ministro de guerra a Roca y le encargó continuar
con la misión. A diferencia de Alsina, que se había dedicado a defender la zona
limítrofe, Roca le propuso al presidente someter todas las tribus indígenas para
hacerse con su territorio. Avellaneda aceptó porque temía que Chile ocupara las
tierras primero. Es así como se da comienzo a la llamada Conquista del Desierto,
en la cual Roca había conquistado los territorios pactados para abril de 1879,
matando a más de 1.000 indígenas, entre ellos mujeres y niños, y haciendo
prisioneros a otros 10.000, entre los cuales estaban los principales caciques de las
zonas, tales como Pincén, Epumer y Catriel. De la totalidad de estos prisioneros,
la mayoría de las mujeres fue repartida por toda la Provincia de Buenos Aires en
función de sirvientas, mientras gran porcentaje de los hombres fue encarcelado en
la isla Martín García, donde finalmente murieron. Las tribus sobrevivientes se
vieron obligadas entonces a
participaría en la guerra librada entre 1859 y 1861 entre Buenos Aires y la
Confederación Argentina, y en la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina,
Uruguay y Brasil destruirían Paraguay gracias a la influencia británica y
estadounidense, y donde morirían en combate dos de sus hermanos y su padre.
En 1865 obtendría en la provincia de Salta el cargo de comandante del regimiento
de Guardias Nacionales. Tres años más tarde, habiendo ganado el título de
coronel en la Batalla de Curupaytí, Juan Argentino Roca combatió las rebeliones
presididas por Felipe Varela y Santiago Baibiene. Una vez fracasó la Revolución
de 1874, donde sería vencido José Miguel Arredondo y con él las intenciones del
partido liberal de Bartolomé Mitre, Roca obtuvo el grado de general.
En 1876, el presidente argentino Nicolás Avellaneda delegó a su ministro de
guerra, Adolfo Alsina, la tarea de conquistar los territorios de la pampa que
históricamente habían estado ocupados por los indígenas de la región, pues
estaba cansado del robo del ganado y de los ataques que estos cometían contra
la comunidad mediante malones; además de que necesitaba anexionar esos
territorios al país. Sin embargo, Adolfo Alsina moriría al año siguiente, por lo que
Avellaneda rápidamente nombró ministro de guerra a Roca y le encargó continuar
con la misión. A diferencia de Alsina, que se había dedicado a defender la zona
limítrofe, Roca le propuso al presidente someter todas las tribus indígenas para
hacerse con su territorio. Avellaneda aceptó porque temía que Chile ocupara las
tierras primero. Es así como se da comienzo a la llamada Conquista del Desierto,
en la cual Roca había conquistado los territorios pactados para abril de 1879,
matando a más de 1.000 indígenas, entre ellos mujeres y niños, y haciendo
prisioneros a otros 10.000, entre los cuales estaban los principales caciques de las
zonas, tales como Pincén, Epumer y Catriel. De la totalidad de estos prisioneros,
la mayoría de las mujeres fue repartida por toda la Provincia de Buenos Aires en
función de sirvientas, mientras gran porcentaje de los hombres fue encarcelado en
la isla Martín García, donde finalmente murieron. Las tribus sobrevivientes se
vieron obligadas entonces a
participaría en la guerra librada entre 1859 y 1861 entre Buenos Aires y la
Confederación Argentina, y en la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina,
Uruguay y Brasil destruirían Paraguay gracias a la influencia británica y
estadounidense, y donde morirían en combate dos de sus hermanos y su padre.
En 1865 obtendría en la provincia de Salta el cargo de comandante del regimiento
de Guardias Nacionales. Tres años más tarde, habiendo ganado el título de
coronel en la Batalla de Curupaytí, Juan Argentino Roca combatió las rebeliones
presididas por Felipe Varela y Santiago Baibiene. Una vez fracasó la Revolución
de 1874, donde sería vencido José Miguel Arredondo y con él las intenciones del
partido liberal de Bartolomé Mitre, Roca obtuvo el grado de general.
En 1876, el presidente argentino Nicolás Avellaneda delegó a su ministro de
guerra, Adolfo Alsina, la tarea de conquistar los territorios de la pampa que
históricamente habían estado ocupados por los indígenas de la región, pues
estaba cansado del robo del ganado y de los ataques que estos cometían contra
la comunidad mediante malones; además de que necesitaba anexionar esos
territorios al país. Sin embargo, Adolfo Alsina moriría al año siguiente, por lo que
Avellaneda rápidamente nombró ministro de guerra a Roca y le encargó continuar
con la misión. A diferencia de Alsina, que se había dedicado a defender la zona
limítrofe, Roca le propuso al presidente someter todas las tribus indígenas para
hacerse con su territorio. Avellaneda aceptó porque temía que Chile ocupara las
tierras primero. Es así como se da comienzo a la llamada Conquista del Desierto,
en la cual Roca había conquistado los territorios pactados para abril de 1879,
matando a más de 1.000 indígenas, entre ellos mujeres y niños, y haciendo
prisioneros a otros 10.000, entre los cuales estaban los principales caciques de las
zonas, tales como Pincén, Epumer y Catriel. De la totalidad de estos prisioneros,
la mayoría de las mujeres fue repartida por toda la Provincia de Buenos Aires en
función de sirvientas, mientras gran porcentaje de los hombres fue encarcelado en
la isla Martín García, donde finalmente murieron. Las tribus sobrevivientes se
vieron obligadas entonces a
participaría en la guerra librada entre 1859 y 1861 entre Buenos Aires y la
Confederación Argentina, y en la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina,
Uruguay y Brasil destruirían Paraguay gracias a la influencia británica y
estadounidense, y donde morirían en combate dos de sus hermanos y su padre.
En 1865 obtendría en la provincia de Salta el cargo de comandante del regimiento
de Guardias Nacionales. Tres años más tarde, habiendo ganado el título de
coronel en la Batalla de Curupaytí, Juan Argentino Roca combatió las rebeliones
presididas por Felipe Varela y Santiago Baibiene. Una vez fracasó la Revolución
de 1874, donde sería vencido José Miguel Arredondo y con él las intenciones del
partido liberal de Bartolomé Mitre, Roca obtuvo el grado de general.
En 1876, el presidente argentino Nicolás Avellaneda delegó a su ministro de
guerra, Adolfo Alsina, la tarea de conquistar los territorios de la pampa que
históricamente habían estado ocupados por los indígenas de la región, pues
estaba cansado del robo del ganado y de los ataques que estos cometían contra
la comunidad mediante malones; además de que necesitaba anexionar esos
territorios al país. Sin embargo, Adolfo Alsina moriría al año siguiente, por lo que
Avellaneda rápidamente nombró ministro de guerra a Roca y le encargó continuar
con la misión. A diferencia de Alsina, que se había dedicado a defender la zona
limítrofe, Roca le propuso al presidente someter todas las tribus indígenas para
hacerse con su territorio. Avellaneda aceptó porque temía que Chile ocupara las
tierras primero. Es así como se da comienzo a la llamada Conquista del Desierto,
en la cual Roca había conquistado los territorios pactados para abril de 1879,
matando a más de 1.000 indígenas, entre ellos mujeres y niños, y haciendo
prisioneros a otros 10.000, entre los cuales estaban los principales caciques de las
zonas, tales como Pincén, Epumer y Catriel. De la totalidad de estos prisioneros,
la mayoría de las mujeres fue repartida por toda la Provincia de Buenos Aires en
función de sirvientas, mientras gran porcentaje de los hombres fue encarcelado en
la isla Martín García, donde finalmente murieron. Las tribus sobrevivientes se
vieron obligadas entonces a
participaría en la guerra librada entre 1859 y 1861 entre Buenos Aires y la
Confederación Argentina, y en la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina,
Uruguay y Brasil destruirían Paraguay gracias a la influencia británica y
estadounidense, y donde morirían en combate dos de sus hermanos y su padre.
En 1865 obtendría en la provincia de Salta el cargo de comandante del regimiento
de Guardias Nacionales. Tres años más tarde, habiendo ganado el título de
coronel en la Batalla de Curupaytí, Juan Argentino Roca combatió las rebeliones
presididas por Felipe Varela y Santiago Baibiene. Una vez fracasó la Revolución
de 1874, donde sería vencido José Miguel Arredondo y con él las intenciones del
partido liberal de Bartolomé Mitre, Roca obtuvo el grado de general.
En 1876, el presidente argentino Nicolás Avellaneda delegó a su ministro de
guerra, Adolfo Alsina, la tarea de conquistar los territorios de la pampa que
históricamente habían estado ocupados por los indígenas de la región, pues
estaba cansado del robo del ganado y de los ataques que estos cometían contra
la comunidad mediante malones; además de que necesitaba anexionar esos
territorios al país. Sin embargo, Adolfo Alsina moriría al año siguiente, por lo que
Avellaneda rápidamente nombró ministro de guerra a Roca y le encargó continuar
con la misión. A diferencia de Alsina, que se había dedicado a defender la zona
limítrofe, Roca le propuso al presidente someter todas las tribus indígenas para
hacerse con su territorio. Avellaneda aceptó porque temía que Chile ocupara las
tierras primero. Es así como se da comienzo a la llamada Conquista del Desierto,
en la cual Roca había conquistado los territorios pactados para abril de 1879,
matando a más de 1.000 indígenas, entre ellos mujeres y niños, y haciendo
prisioneros a otros 10.000, entre los cuales estaban los principales caciques de las
zonas, tales como Pincén, Epumer y Catriel. De la totalidad de estos prisioneros,
la mayoría de las mujeres fue repartida por toda la Provincia de Buenos Aires en
función de sirvientas, mientras gran porcentaje de los hombres fue encarcelado en
la isla Martín García, donde finalmente murieron. Las tribus sobrevivientes se
vieron obligadas entonces a
participaría en la guerra librada entre 1859 y 1861 entre Buenos Aires y la
Confederación Argentina, y en la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina,
Uruguay y Brasil destruirían Paraguay gracias a la influencia británica y
estadounidense, y donde morirían en combate dos de sus hermanos y su padre.
En 1865 obtendría en la provincia de Salta el cargo de comandante del regimiento
de Guardias Nacionales. Tres años más tarde, habiendo ganado el título de
coronel en la Batalla de Curupaytí, Juan Argentino Roca combatió las rebeliones
presididas por Felipe Varela y Santiago Baibiene. Una vez fracasó la Revolución
de 1874, donde sería vencido José Miguel Arredondo y con él las intenciones del
partido liberal de Bartolomé Mitre, Roca obtuvo el grado de general.
En 1876, el presidente argentino Nicolás Avellaneda delegó a su ministro de
guerra, Adolfo Alsina, la tarea de conquistar los territorios de la pampa que
históricamente habían estado ocupados por los indígenas de la región, pues
estaba cansado del robo del ganado y de los ataques que estos cometían contra
la comunidad mediante malones; además de que necesitaba anexionar esos
territorios al país. Sin embargo, Adolfo Alsina moriría al año siguiente, por lo que
Avellaneda rápidamente nombró ministro de guerra a Roca y le encargó continuar
con la misión. A diferencia de Alsina, que se había dedicado a defender la zona
limítrofe, Roca le propuso al presidente someter todas las tribus indígenas para
hacerse con su territorio. Avellaneda aceptó porque temía que Chile ocupara las
tierras primero. Es así como se da comienzo a la llamada Conquista del Desierto,
en la cual Roca había conquistado los territorios pactados para abril de 1879,
matando a más de 1.000 indígenas, entre ellos mujeres y niños, y haciendo
prisioneros a otros 10.000, entre los cuales estaban los principales caciques de las
zonas, tales como Pincén, Epumer y Catriel. De la totalidad de estos prisioneros,
la mayoría de las mujeres fue repartida por toda la Provincia de Buenos Aires en
función de sirvientas, mientras gran porcentaje de los hombres fue encarcelado en
la isla Martín García, donde finalmente murieron. Las tribus sobrevivientes se
vieron obligadas entonces a

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