Sie sind auf Seite 1von 4

IoT:

privacidad y
seguridad Fuente: World Economic Forum  24/10/2018

Telefónica Educación Digital 01/01/2016

Según Moisés Barrio Andrés, letrado y profesor de Derecho de


Internet, es urgente elaborar estándares jurídicos y tecnológicos
que proporcionen entornos seguros y fiables, que eviten la
percepción de los usuarios de que la utilización de estas
tecnologías disruptivas les hace vulnerables ante personas u
organizaciones.

El Internet de las Cosas (Internet of Things, habitualmente referido por sus siglas inglesas IoT)
es la próxima gran transformación de Internet y hace referencia a una tecnología basada en la
conexión de objetos cotidianos a la Red que comienza con juguetes y electrodomésticos y acaba
en coches autónomos y ciudades inteligentes. Prácticamente cualquier objeto puede formar
parte del IoT, incluso pastillas digitales que ya han sido autorizadas a finales de 2017 por la
Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).

Todas estas cosas intercambian, agregan y procesan información sobre su entorno físico para
proporcionar servicios de valor añadido a los usuarios finales. También reconocen eventos o
cambios, y tales sistemas pueden reaccionar de forma autónoma y adecuada. Su finalidad es, por
tanto, brindar una infraestructura que supere la barrera entre los objetos en el mundo físico y
su representación en los sistemas de información.

Pero esta realidad abre interrogantes urgentes desde el punto de vista jurídico. Además de las
preocupaciones en materia de seguridad de los productos y de ciberseguridad en las plataformas,
el Internet de las Cosas también plantea una serie de implicaciones relevantes para la intimidad
y la privacidad, en particular y muy significativamente con respecto a los dispositivos de

Elaborado por © Telefónica Educación Digital


IoT, privacidad y seguridad

consumo. No hay duda de que la tecnología del IoT puede mejorar la experiencia de un
consumidor en formas grandes y pequeñas.

Por ejemplo, para maximizar la eficiencia energética, el termostato de cada habitación puede ser
controlado remotamente e incluso ajustar las temperaturas por sí mismo una vez que aprenda
las preferencias de sus moradores. Pero ¿qué hacen estas empresas con las cantidades masivas
de datos que recogen sobre sus clientes? O, ¿qué tipo de información proporcionan a los
consumidores sobre sus políticas de privacidad y qué opciones tienen los usuarios de decidir
cómo se utilizan sus datos? Y, ¿cómo protegerán las compañías su información confidencial para
no verse comprometidas en un ciberataque? Todas estas son cuestiones que deben ser
consideradas ya que esta tecnología continúa expandiendo su alcance a un ritmo exponencial.

Por apuntar otro ejemplo relevante, millones de ciudadanos usan dispositivos y prendas que
registran su actividad física y otros indicadores de salud. Ya hay compañías de seguros que están
ofreciendo a sus clientes un descuento en las pólizas si emplean tales dispositivos y demuestran
un estilo de vida saludable, pero más allá de fomentar un comportamiento más sano por parte de
sus asegurados, no está claro de qué otra manera las compañías de seguros pueden intentar
utilizar esta información personal en el futuro. ¿Se venderá para fines de marketing? ¿O también
se utilizará de manera discriminatoria para determinar su idoneidad para el crédito o el trabajo?

Así las cosas, se deriva de todo esto el fenómeno que Byung-Chul Han1 ha bautizado como la
sociedad de la transparencia. Las TIC, el IoT y los modernos dispositivos y objetos
hiperconectados nos desnudan socialmente. Es por ello que es “ingenua la ideología de la post-
privacy”, que exige “en nombre de la transparencia un total abandono de la esfera privada con
el propósito de conducir a una comunicación transparente”. Ambos conceptos son icono,
símbolo total del Internet de las Cosas: la comunicación entre personas, cosas, máquinas y
ambientes que hace transparente y vulnerable lo que sucede en su seno, en su entorno.

Por otra parte, los ecosistemas del Internet de las Cosas, creados por empresas de distintos
sectores, incluidas las industrias TIC, pero no sólo éstas, no han procurado aplicar estándares
abiertos que propicien la competencia. Puede detectarse, contrariamente a las tradiciones de
Internet, que existe un resurgimiento de los enfoques de plataformas cerradas en oposición a la
interoperabilidad y la compatibilidad. Estos modelos, por diseño o al menos como resultado
práctico, encierran a los usuarios en ecosistemas patentados que impiden la competencia y la
máxima innovación en el mercado.

1
Filósofo surcoreano, experto en estudios culturales y profesor de la Universidad de las Artes de Berlín. Escribe en
alemán y está considerado como uno de los pensadores más destacados del mundo contemporáneo por su crítica
al capitalismo, la sociedad del trabajo, la tecnología y la hiper transparencia.

Elaborado por © Telefónica Educación Digital 2


IoT, privacidad y seguridad

A lo largo de la mayor parte de la historia de Internet, los enfoques anticompetitivos y exclusivos


(cabe recordar aquí los sistemas cerrados, patentados y no interoperables de los años 70 y 80 del
siglo pasado) se han considerado contrarios a la innovación y fueron sustituidos por los estándares
técnicos y protocolos abiertos (por ejemplo, TCP/IP y HTTP), que han impulsado la innovación y
las nuevas ofertas de productos y servicios. En definitiva, han sido los motores del éxito de la Red
como red abierta y neutral por excelencia.

Pero muchos de los sistemas del Internet de las Cosas son cerrados e incompatibles, lo cual puede
servir para controlar mejor la vigilancia invasiva, los ciberataques y los conflictos digitales. Frente
a ellos, los sistemas abiertos, que se desarrollan típicamente en enfoques más participativos e
interempresariales y que permiten la verificación pública, suelen tener características de
seguridad reforzadas y menos vulnerabilidades del protocolo que las especificaciones patentadas,
que se cierran en su desarrollo y no están abiertas a la inspección y a una amplia supervisión
técnica. Ésta es otra de las cuestiones a dilucidar.

El Internet de las Cosas ya ha dado lugar a importantes avances tecnológicos, y a medida que se
amplía su alcance, tiene el potencial para impulsar la próxima revolución de Internet. El reto
urgente es encontrar el equilibrio adecuado entre promover esta innovación y garantizar que la
seguridad y privacidad estén protegidas mientras esta valiosa tecnología continúa creciendo.

El cambio tecnológico del IoT requerirá marcos jurídicos claros, nacionales, pero sobre todo de
ámbito europeo e internacional, para brindar seguridad jurídica en el sector. Éstos deberán, al
menos, abordar las siguientes cuestiones:

• la forma de identificación de los objetos;


• la autoridad encargada de asignar la identificación;
• los medios para obtener la información relativa al objeto;
• la garantía de la seguridad de la información;
• los estándares técnicos;
• el marco ético y jurídico general de derechos y obligaciones en el IoT;
• los mecanismos de control.

La dificultad radicará en la capacidad de elaborar normas jurídicas lo suficientemente flexibles


e innovadoras como para adaptarse al entorno de progreso y con ciberamenazas en rápida
evolución inherentes a la tecnología del IoT. Aunque se han hecho algunos avances en este
ámbito, fundamentalmente dentro de la Unión Europea (al menos sobre el papel), queda por ver
cómo se aplicarán en la práctica los instrumentos jurídicos recientemente adoptados.

Por último, la regulación jurídica del Internet de las Cosas debe hacerse mediante leyes y normas
reglamentarias, pero también incluyendo la colaboración público-privada, y reforzando la

Elaborado por © Telefónica Educación Digital 3


IoT, privacidad y seguridad

colaboración internacional entre los Estados y los actores transnacionales, toda vez que los
fenómenos insertos en su seno tienen tendencia a estar relacionados con las jurisdicciones de
múltiples Estados involucrados para regular lo que ocurre en las redes, los delitos que se cometen
en ellas, así como prevenir y sancionar los atentados contra derechos fundamentales, como la
libertad, la seguridad, la intimidad o la protección de datos.

Para concluir, también hay que subrayar el papel que tienen los profesionales de la ingeniería,
las matemáticas y las ciencias de la informática, entre otros expertos técnicos cualificados, para
contribuir a la seguridad y, a su vez, a la privacidad en el entorno del Internet de las Cosas. Esto
es así porque se harán cada vez más necesarias nuevas arquitecturas de red inmunes a la ruptura
de la seguridad y a la invasión de la privacidad de las personas con tales rasgos estructurales
incrustados en su diseño.

Esto implica que es urgente elaborar estándares jurídicos y tecnológicos que proporcionen
entornos seguros y fiables, que eviten la percepción de los usuarios de que la utilización de estas
tecnologías disruptivas les hace vulnerables ante personas u organizaciones oportunistas que
obtengan beneficio menoscabando sus derechos.

Fuente: https://es.weforum.org/agenda/2018/10/internet-de-las-cosas-privacidad-y-seguridad/

Autor: Moisés Barrio Andrés. Letrado del Consejo de Estado, profesor de Derecho de Internet y Experto en
Ciberderecho.

Elaborado por © Telefónica Educación Digital 4

Das könnte Ihnen auch gefallen