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ÍNDICE

ÍNDICE 1

INTRODUCCIÓN 3

DEFINICIÓN 3
ADICCIÓN 4
ESTADO ACTUAL 4
ADOLESCENCIA 5

ETIOLOGÍA DE LA ADICCIÓN A DROGAS EN LA ADOLESCENCIA 7

LAS EXPECTATIVAS. 7
LA INSTITUCIONALIZACIÓN 8
LA RELACIÓN SOCIAL 8
CONTEXTO VITAL 9

DEPENDENCIA, TOLERANCIA Y SÍNDROME DE ABSTINENCIA 10

VÍAS DE ADMINISTRACIÓN 11

TIPOS DE DROGAS Y SUS EFECTOS 12

CLASIFICACION 13
DROGAS DE DISEÑO 15
CANNABIS 19
ALCOHOL 21
COCAÍNA 23
HEROÍNA 26

CONSUMO DE DROGAS EN ESPAÑA 28

ENCUESTA SOBRE ALCOHOL Y DROGAS EN ESPAÑA (EDADES). 1995-2015 28


ENCUESTA SOBRE USO DE DROGAS EN ENSEÑANZAS SECUNDARIAS EN
ESPAÑA (ESTUDES) 1994-2014 29

PREVENCIÓN 52

INFORMACIÓN Y CAMPAÑAS DE PUBLICIDAD 52


TRATAMIENTO 56

PROGRAMAS DE MANTENIMIENTO 56
PROGRAMAS DE REDUCCIÓN DE DAÑOS Y RIESGOS 57

CONCLUSIÓN 58

BIBLIOGRAFÍA 59

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INTRODUCCIÓN

Cuando se aborda cualquier materia suele comenzarse con una definición


básica de cuál es el objeto de estudio. Con las drogas no es fácil hacer esto: no
existe una definición de droga. La dificultad de una definición aceptable para
todos radica en que se trata de un conjunto de sustancias muy diversas, con
pluralidad de efectos sobre el sistema nervioso humano, de las que se hace
uso por razones muy diferentes. Sustancias que se pretenden limitar, regular,
controlar o perseguir por motivos que van desde el dominio comercial hasta la
salud.

DEFINICIÓN
Una droga es una sustancia natural o artificial que altera el rendimiento físico,
la percepción, el estado de ánimo, la conducta y el conocimiento de quien la
consume, lo que suele conllevar cambios tanto en su salud como en su
entorno. “Droga” es una palabra polisémica. En un sentido estricto –el de droga
de abuso–, la OMS considera que puede calificarse así cualquier sustancia con
efectos sobre el sistema nervioso central, capaz de generar un consumo
abusivo y, de forma eventual, conducir hacia un proceso de dependencia
psicológica, física, o ambas al mismo tiempo. Existen muchos tipos de drogas:
unas son totalmente naturales, otras, fruto de una síntesis o purificación
química; las hay legales e ilegales... Lo que tienen en común es que son
sustancias psicoactivas, que modifican el cerebro, en ocasiones con severas
consecuencias.

Según su efecto sobre el sistema nervioso, las drogas pueden agruparse en


tres tipos:

• Depresoras del sistema nervioso central (SNC): alcohol, hipnóticos,


ansiolíticos (como las benzodiacepinas), opiáceos (heroína, morfina, codeína,
metadona), tranquilizantes e inhalantes.

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• Estimulantes de la actividad del SNC: anfetaminas, nicotina, cocaína, cafeína,
teobromina...

• Sustancias psicodélicas o perturbadoras: alucinógenos (LSD, mescalina...),


cannabinoides (hachís y marihuana) y drogas de síntesis (éxtasis y otras).

ADICCIÓN
Se entiende por adicción el estado que lleva al consumo abusivo de una droga
con la finalidad de obtener una sensación de bienestar y/o prevenir las
consecuencias negativas de su abstinencia, una situación que conlleva una
búsqueda compulsiva, pérdida de control en el consumo y recaídas sucesivas a
pesar de sus consecuencias negativas.

Mientras que en el inicio de la adicción existe una búsqueda de los efectos


placenteros experimentados tras el consumo, una vez instalada la adicción se
mantiene el consumo para evitar las consecuencias negativas de la abstinencia
(se cambia el placer de una dosis por la necesidad de la misma)

ESTADO ACTUAL
Tradicionalmente el consumo de drogas y, de manera especial, el consumo de
drogas ilegales, se ha asociado con ambientes de marginalidad. En los años
ochenta, cuando el consumo de heroína se disparó en España, éste era el
perfil del consumidor de drogas. En el siglo XXI las cosas han cambiado.

El nuevo perfil de consumidor coincide con el de una persona que puede estar
bien integrada en su entorno, que participa de un estilo de vida y de unos
patrones culturales. Y que piensa que “controla”.

Los efectos son tan visibles como antes; las apariencias y los problemas son
otros. Pero no es verdad que esta nueva forma de consumo haya eliminado el
riesgo; sólo lo ha hecho diferente.

No cabe duda de que las drogas ocupan un lugar destacado entre las
preocupaciones de muchas personas, desde los responsables encargados de

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hacer unas políticas adecuadas hasta los padres de hijos adolescentes que
comienzan a vivir como tales, además del profesorado.

Las drogas siempre han estado presentes, de una forma u otra, en todas las
civilizaciones y culturas del mundo. Unas veces usadas para aliviar o curar,
otras como parte de rituales religiosos o, simplemente, por placer, las drogas
han sido utilizadas desde los tiempos más remotos.

ADOLESCENCIA
La década de los noventa y los primeros años de este siglo han sido testigos
del encumbramiento del ocio como una parte muy importante en nuestras
vidas. Centros comerciales, multicines, videoconsolas, teléfonos móviles,
música y, por supuesto, la noche, se ha convertido en lugares comunes donde
romper con la semana de estudios y disfrutar del tiempo libre después de las
obligaciones cotidianas. Una muestra de ello es el asentamiento de la industria
del ocio como un importante sector económico.

El fin de semana, para los adolescentes y jóvenes, ha adquirido un importante


valor como espacio de ruptura donde vivir experiencias intensas y rápidas. Un
espacio que, además, les permitirá construir una gran parte de su propia
identidad. No es de extrañar que salir con los amigos sea una de las
actividades favoritas de los adolescentes y jóvenes españoles, sobre todo por
las noches del fin de semana.

En este contexto, las drogas facilitan y/o potencian, de manera artificial, el


disfrute del ocio. Esta nueva forma de relación con las drogas es lo que se ha
llamado “consumo recreativo”; es decir, un consumo de drogas, tanto legales
como ilegales, que generalmente se presenta indisoluble del tiempo de ocio,
sobre todo el nocturno de fin de semana.

El uso de drogas es un fenómeno principalmente juvenil. Pero es la


adolescencia la etapa en la que los riesgos son aún mayores. Así, los
adolescentes son especialmente vulnerables a sufrir problemas por consumir
drogas. Su organismo en fase de crecimiento y su personalidad aún en

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formación son aspectos fundamentales que pueden determinar el impacto que
un potencial consumo tenga sobre el adolescente.

Tabaco, alcohol, cannabis, cocaína, éxtasis, speed, setas alucinógenas, LSD,


GHB… El menú de drogas es amplio, así como variados son los efectos que
éstas producen: desde la relajación de los porros hasta la estimulación del
éxtasis para aguantar intensas sesiones de bailes.

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ETIOLOGÍA DE LA ADICCIÓN A
DROGAS EN LA ADOLESCENCIA

La mayoría de las personas consumen diversas sustancias al día que son


capaces de alterar su estado psíquico, como el café, el alcohol o los cigarrillos.
Cuando cualquier persona, en cualquier ocasión del día, toma una sustancia
capaz de alterar el estado psíquico que tiene en ese momento, hace algo más
que poner en relación su organismo con una droga.

Existen cuatro elementos que definen el acto de usar una droga, cualquier
droga, incluido el alcohol: las expectativas, la institucionalización, la relación
social y el contexto vital en el que se usan. Cada uno de esos elementos,
además, desde la perspectiva adolescente, tiene unos aspectos concretos y
específicos a destacar.

LAS EXPECTATIVAS.

En cualquier relación con las drogas lo más importante son los usos no las
sustancias.

Cuando se utiliza una droga se tienen expectativas de obtener unos efectos


determinados, se busca conseguir un placer, alcanzar un estado personal
diferente.

En el caso de los adolescentes, las expectativas de efectos tendrán más


importancia que los propios efectos. Entusiasmo, imaginación, modas,
publicidad, culturas, reacciones adultas, etcétera, se mezclan para crear un
complejo mundo de expectativas. Las expectativas son a menudo más
problemáticas que la sustancia en sí.

Entre los adolescentes, los usos de drogas también responden a modas que
ellos crean, reciben o alteran y que se difunden por su boca a boca particular.

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Para poder prevenir el problema de las drogas hay que empezar sabiendo que
se espera de ellas. Nada atrae más que aquello de lo que se espera mucho.
Una buena expectativa y un buen ambiente son los componentes básicos de
un buen “coloque”.

LA INSTITUCIONALIZACIÓN

El uso de una droga suele enmarcarse en una ritualización determinada, en un


ambiente ya institucionalizado definidor de una trasgresión social.

A veces, el consumo de drogas se origina por motivos culturales, pero en el


caso de los jóvenes, normalmente se debe al simple hecho de transgredir las
normas establecidas.

En los adolescentes habrá que pensar más en la trasgresión que en la


institucionalización

Aunque consuman drogas institucionalizadas, los adolescentes lo harán de la


manera menos institucionalizada posible.

Si toda la droga tiene su rito, su institucionalización, los grupos adolescentes


constituyen, además, la que les es propia. Convendrá calibrar las
intervenciones para no quedar atrapados por las formas.

LA RELACIÓN SOCIAL

El uso de drogas supone un posicionamiento de la persona con respecto a los


demás. Los adolescentes buscan continuamente su identidad. Muchos de los
usos de las drogas se deben a que un adolescente quiere pertenecer a un
grupo determinado.

En el caso de los adolescentes se debe recordar que no hay adolescente sin


grupo o que ser adolescente es estar en busca continua de la propia identidad.
Los usos de drogas no son banales y gratuitos, ya que suelen ser potentes
generadores de identidad provisional en el seno de un grupo. Muchos

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comienzan asociados a conductas que sirven para definir un grupo al cual
quiere incorporarse un adolescente.

CONTEXTO VITAL

El uso de drogas tiene sentido de función de contextos vitales concretos. Nada


tiene que ver usar drogas para obtener un mejor rendimiento con hacerlo para
pasar un buen rato de ocio. Usarlas en relación con un determinado malestar o
enfermedad poco tiene que ver con su uso en los tiempos destinados a la
búsqueda del placer. Tienen que ver con el conjunto de contextos y
necesidades en los que se desarrolla la vida de cada día de una persona.

En los adultos el uso tiene que ver con el rendimiento, el éxito laboral, las
relaciones, etcétera. Con los adolescentes pasa igual. Gran parte de las
relaciones de los adolescentes con las drogas tiene que ver con sus tiempos y
espacios de diversión.

La principal dificultad suele ser, saber cómo incidir positivamente en cada


contexto concreto. Es difícil encontrar fórmulas de actuación destinadas a la
construcción de un ocio que no necesite contar con determinados usos de
alcohol.

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DEPENDENCIA, TOLERANCIA Y
SÍNDROME DE ABSTINENCIA

Hablar de drogas suele ser equivalente a hablar de dependencia. La palabra


droga está unida a ideas como toxicomanía (manía por los tóxicos),
dependencia, habituación y similares.

Así, el consumo repetido puede generar, según la droga, tolerancia – a medida


que el organismo se adapta a la presencia de la sustancia necesita una mayor
cantidad para producir los mismos efectos – y dependencia, cuando se
requiere el consumo de la droga para soslayar el malestar que produce su
ausencia.

En la dependencia física – muy relacionada con la tolerancia, como sucede por


ejemplo en el alcoholismo – el organismo necesita mantener un determinado
nivel en sangre para funcionar con normalidad. Cuando este nivel desciende se
produce el denominado “síndrome de abstinencia”, un malestar orgánico cuyos
síntomas precisos – cefalea, fiebre, vómito, etc. – son más o menos acusados
y propios de cierta drogas.

La dependencia psíquica es una compulsión por consumir la droga que puede


ser más difícil de desactivar que la física (la cual, no obstante, puede requerir
de un período de desintoxicación) Eliminar dicha dependencia psicológica
requiere la introducción de cambios en la conducta y en las emociones del
individuo que le permitan un funcionamiento psicológico normal (relacionarse,
obtener satisfacción, superar el aburrimiento, afrontar la ansiedad, etc.) sin
consumir la droga.

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VÍAS DE ADMINISTRACIÓN

Los efectos de las drogas dependen de cómo se administren.

 Si una droga se inyecta en vena la sangre la difunde con rapidez a todas las
partes del cuerpo incluido el cerebro.

 Cuando una droga es ingerida oralmente ha de ser absorbida por la sangre que
pasa a través del estómago o del intestino, pasará después por la acción del
hígado y llegará posteriormente al corazón, los pulmones y el cerebro.

 Si la droga es fumada pasa directamente a la sangre en los pulmones y


alcanza en pocos segundos el cerebro.

 Esnifar, inhalar, son vías rápidas mediando una filtración por los capilares en
las vías respiratorias, la acción neurológica es esencialmente rápida.

La manera de usar las drogas depende también, en gran parte, de su


regulación legal.

Si la sustancia es adulterada o es cara, normalmente el consumidor busca la


vía de entrada más directa y agresiva. Es muy común encontrarse con que se
pagan cantidades desorbitadas por una droga cuya proporción de producto
activo es mínima. Entonces el joven se la inyecta para poder conseguir el
máximo efecto con la poca cantidad que ha podido conseguir.

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TIPOS DE DROGAS Y SUS EFECTOS

Una vez que las drogas entran en el sistema circulatorio se distribuyen por todo
el organismo. Algunas son alteradas o destruidas en la propia sangre, otras se
almacenan durante largo tiempo en las grasas.

El cerebro está bañado por el líquido cefalorraquídeo que restringe el paso de


las sustancias químicas. Barrera gracias a la cual no todas las moléculas de las
drogas afectan al cerebro.

Al final, la droga será eliminada del sistema circulatorio por metabolización y


eliminación al exterior. La mayoría de las drogas son metabolizadas por el
hígado que está altamente especializado en transformar y hacer inactivas las
sustancias químicas ajenas al organismo.

Los problemas de dependencia física de una droga tienen que ver con la
velocidad con la que se anulan los efectos o se expulsa una droga del
organismo.

No se puede afirmar que cada droga produzca siempre un mismo efecto, ya


que depende de múltiples factores y circunstancias. Se puede afirmar que
existe una relación entre dosis y respuesta del organismo: a mayor cantidad de
droga administrada mayor manifestación de sus efectos.

Existen dosis mínimas para que se produzca algún efecto y dosis máximas o
mortales, pero ambas dependen del individuo y las circunstancias. Las dosis
mínimas son muy dispares. Se miden en gramos, miligramos y microgramos.
La intensidad de los efectos de una droga es proporcional a la cantidad
absorbida, con algunas drogas puede producirse una especie de reacción en
dos fases: dosis diferentes parecen tener efectos absolutamente contrarios.

Casi todas las drogas producen acciones fisiológicas. La situación psíquica de


partida en que se encuentra el sujeto puede condicionar los efectos,
produciendo incluso los contrarios a aquellos que esperaban.

La mayoría de las drogas producen varios efectos sobre el cuerpo humano.


Casi todas las drogas producen más de un efecto y no todas las personas los

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interpretan igual. Es erróneo pensar que los usuarios de drogas buscan un solo
efecto o que buscan el que los farmacólogos le han asignado. El efecto más
buscado por los adolescentes a la hora de consumir drogas es la sensación de
sentirse integrados con sus iguales, compartir cierta intimidad.

CLASIFICACION

Clasificar las drogas es una tarea muy difícil, la aparición de nuevas drogas
hace que las clasificaciones establecidas envejezcan con rapidez.

Ninguna clasificación de las drogas resulta satisfactoria. Se puede tomar como


primer criterio de clasificación la composición química de las drogas, pero
sustancias de estructura muy similar producen efectos radicalmente diferentes.
La multiplicidad de efectos que produce cada droga dependiendo de las
particularidades de cada individuo, dificulta aún más su clasificación.

Existen también propuestas de clasificación según los usos clínicos y


terapéuticos pero queda fuera su uso no médico. Las clasificaciones hechas a
partir de la legalidad o ilegalidad son las más plagadas de falta de objetividad.

No existen drogas buenas o malas en sí mismas. Existen sustancias más o


menos potentes, con efectos más o menos específicos, que pueden ser usadas
de manera que tengan buenos o malos resultados. Son las personas las que
las usan de una u otra manera, para vivir o morir. No hay droga de un sólo uso
y de un sólo efecto.

Se puede trabajar con un esquema simple y relativo que ayude al menos a


colocar las sustancias por una cierta proximidad entre ellas. Para los
organismos internacionales de fiscalización, las drogas están clasificadas por
listas de mayor o menor control.

El esquema de clasificación de las drogas es el instrumento que utiliza la Junta


Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, dependiente de la ONU y
con sede en Viena. Existe desde la Convención de febrero de 1925.

El Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas aprobado en 1971 sirvió para


añadir cuatro listas más de control.

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Lewin, creador de la farmacología moderna, hizo una clasificación de drogas en
1924 distinguiendo cinco tipos: Euphorica, Phantastica, Inebrantia, Hipnótica y
Excitantia.

Euphorica: Disminuyen y eventualmente suspenden las funciones de


emotividad y de percepción... poniendo al sujeto en un estado agradable de
bienestar. Son- el opio, la morfina, la codeína, la heroína, la coca, la cocaína...

Phantastica: Agentes de ilusiones... dan lugar a una excitación cerebral, que


se manifiesta bajo la forma de deformaciones de las sensaciones, de
alucinaciones, ilusiones y visiones. Son; el peyote, la mescalina, el cannabis, la
amanita venenosa, la datura,...

Inebrantia: Embriagantes que después de una primera fase de excitación


cerebral, dan lugar a una depresión de la excitabilidad que puede conducir a un
estado de supresión temporal. Son: el alcohol, el cloroformo, el éter, la
bencina...

Hipnótica: agentes del sueño, somníferos como el cloral, el paraldehído, el


veronal, el bromuro de potasio,...

Excitantia: estimulantes psíquicos, procuran un estado de estimulación


cerebral percibido subjetivamente. Son, el café, el té, la nuez de cola, el mate,
el cacao, el alcanfor, el tabaco, el kat, el arsénico...

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DROGAS DE DISEÑO

“Drogas de diseño”: La expresión “drogas de diseño” sugiere que alguien está


diseñando una sustancia a la carta para obtener determinados efectos. La
realidad ciertamente no es así, aunque algunos jóvenes consumidores lo creen.
Las drogas de diseño son aquellas que han sido creadas en los laboratorios
farmacéuticos mediante cambios en otras drogas conocidas.

Se trata de una activa carrera, en multiplicidad de laboratorios clandestinos,


para poner en circulación nuevos productos o nuevas variaciones de viejos
productos, nuevas versiones a partir de la misma sustancia inicial. Junto a ella
existen otros usos en el espacio de la diversión y el placer, redescubriéndolas,
y redescubriéndolas, y convirtiéndolas rápidamente, si su uso crea cultura y
moda, en un producto mercantil.

En los lugares de diversión en los que se mueven los adolescentes europeos


están presentes un conjunto variopinto de “pastillas”, de colores y formas
diferentes, que se toman en un contexto que tiene que ver justamente con la
diversión y la relación.

En el esquema para clasificar las drogas se ha hablado de las estimuladoras de


actividad cerebral y entre los grandes estimulantes se ha colocado a las
anfetaminas. De esa familia y sus parientes son las “pastillas” que ellos toman.

ÉXTASIS

Las “pastillas” que consumen los adolescentes no son todas anfetaminas,


aunque todas tienen un componente estimulante, como el “éxtasis” que tiene
ya detrás de sí una cierta historia.

El “éxtasis” comenzó a popularizarse en las universidades estadounidenses, en


la década de los años 70. A finales de los 80 se convirtió en una droga de uso
masivo. En España, el consumismo de “éxtasis” estaba directamente
relacionado con la denominada ruta del bakalao. Fue creado en 1914 y
popularizado por la contracultura, pero especialmente por su prohibición en los

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años 80. Es una droga de la diversión que nada tiene que ver con la
marginación que conlleva la heroína.

En las discotecas españolas, el speed fue la primera sustancia en hacerse


popular. Esta sustancia es una variante de las anfetaminas, presentada para
ingerir o esnifar. Se introdujo principalmente con la pretensión de facilitar largas
horas de “marchas”, de diversión, sin cansancio y con una buena estimulación
general. Esta sustancia abonaría el terreno para que el “éxtasis” y similares
encontraran un mercado y una necesidad a cubrir. Speed o éxtasis, parecen
ser las sustancias que tienen a su disposición y toman en los lugares de
encuentro, aunque se decanten más hacia el “éxtasis”, sin excluir la primera.

ÁCIDOS

Junto a ellas estarán los ácidos (los tripis) Para las largas noches de música y
felicidad. La diversidad de píldoras tiene una función principal que es la de
mantener despiertos a los jóvenes, para bailar y participar en la fiesta durante
largos periodos de tiempo, fundamentalmente de los fines de semana.

El “éxtasis” parece que favorece la amistad, facilita la comunicación de


sentimientos y otro tipo de convivencia de la sexualidad. Se trata de una droga
de la sociabilidad, tomada cuando se está en grupo, cuando uno quiere
divertirse, casi siempre entre amigos. Es la droga de la compañía. También es
considerada una droga afrodisíaca, pero no en el sentido en que incremente el
apetito sexual.

Con las pastillas se está ante una droga que cubre perfectamente un conjunto
de necesidades ampliamente sentidas por la población. Las drogas tienen que
ver fundamentalmente con las culturas de la diversión y con estilos de vida en
los que ésta tiene un gran peso. Algunos entornos como las macrodiscotecas
tienen una especial incidencia en el inicio y el mantenimiento de los usos.

Dos de cada tres jóvenes que han probado el “éxtasis” sólo lo han hecho de
manera ocasional. Un 15% de los que seguirán tomando, lo harán de forma
continua y en ocasiones descontrolada. Las “pastillas” no suelen ser muy
potentes puesto que cuanto menor efecto tengan, más “pastillas” se venderán.

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Entre los adolescentes (entre 13 y 17 años), las “pastillas” tienen un peso
significado. Con cierta frecuencia suelen protagonizar incidentes de descontrol.
La necesidad de los adolescentes de contravenir las normas, de saltar los
límites o de probar los riesgos tiene un correlato perfecto en los efectos
del speed o del “éxtasis”.

Especialmente ante los adolescentes las “pastillas” aparecen hoy como una
droga que pueden controlar, limpia, fácil y cómoda de usar, y es más barata
que otras drogas con efectos similares como la cocaína.

El riesgo principal comienza por no saber nunca qué es lo que están tomando y
cuál es su poder real. De esta manera los principales problemas suelen surgir
por un abuso no previsto en las cantidades o en las combinaciones de pastillas
que resulten nefastas. En condiciones normales un uso esporádico no tendría
que producir problemas.

Todas esas sustancias también tienen otros efectos sobre el cuerpo. El otro
grupo de problemas principales tiene que ver con su impacto sobre el cerebro y
con algunas características individuales. Sean unas pastillas u otras, tienen
efectos tóxicos bastante duraderos sobre el sistema nervioso. Si su abuso se
mantiene aparecerán trastornos psiquiátricos de importancia, que llegaran
incluso a la psicosis, a la despersonalización y a la pérdida de contacto con la
realidad.

LSD

Existe un conjunto de sustancias cuya capacidad principal es crear


experiencias que podrían considerarse visionarias. Hacen que se genere un
mundo psíquico diverso, que se detecten percepciones y vivencias diferentes
de aquellas a las que se llega sin estar bajo sus efectos, “amplían” la mente
hacia mundos desconocidos.

Diversas sustancias han sido incluidas en la categoría de alucinatorias.


Algunas como el cannabis. Pero, hablar de alucinógenos o de drogas
psicodélicas en la Europa y América del Norte de las últimas décadas es hablar

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del LSD. Ha sido la droga psicodélica por excelencia. Una sustancia que hoy
ha caído en gran medida en desuso.

Como otras drogas, su uso tiene que ver con la necesidad de descontrolarse,
de calmar la ansiedad, de olvidarse de los problemas, de seguir el ritmo o de
gozar inmediatamente.

En el contexto contracultural el LSD se llegó a convertir en el billete predilecto


para un viaje emocionante a nuevos mundos de la experiencia anímica. El LSD
produce efectos psíquicos en dosis ínfimas. El ácido tiene una enorme potencia
de acción psíquica. Su capacidad de transportar a otros mundos hizo que se le
pusiera el nombre de trip (viaje).

El peligro del LSD no es la toxicidad, es la posibilidad de quedarse “colgado” de


que desencadene un trastorno psíquico grave. Un peligro que está latente en
cada ensayo. Su gran potencial de acción así como su enorme
condicionamiento por el ambiente y la realidad psíquica más profunda del
individuo, han dado lugar a múltiples accidentes psicodélicos.

Hablar de pastillas es hablar también de “tripis” y su oferta no está muy


separada. Aunque los jóvenes distinguen perfectamente un tripi del speed o del
éxtasis pueden no rechazarlo en determinadas situaciones y circunstancias. La
tentación de su uso entre los adolescentes está incrementada por un coste
inferior al de las pastillas, y además les asegura colocones intensos y de larga
duración.

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CANNABIS

El cannabis constituye el prototipo de drogas en el que la respuesta psicológica


es más variable según los usos y las personas. Los efectos pueden ser
modificados por la influencia de las características y estado fisiológico del
individuo. Por su constitución o por su estado psíquico, por la motivación que le
impulsa a consumir la droga, por sus fantasías acerca del efecto de la
experiencia que va a vivir y por factores físicos y sociales peculiares del
ambiente. La mayor parte de la literatura de los años 60 y 70 en torno al
consumismo de cannabis, era literatura militante.

Los efectos pueden ser de carácter fisiológico: aceleración del pulso y


enrojecimiento de las pupilas. Se acepta que puede producir también los
siguientes efectos psicológicos:

 Una sensación de euforia inicial y bienestar acompañada de un cierto grado de


trastornos de la coordinación.

 Tras estos efectos, produce una depresión generalizada del sistema nervioso
central sedación y somnolencia.

 En dosis más altas puede afectar a la percepción visual y auditiva.

 A dosis más bajas incrementa la velocidad de reacción intelectual y mejora el


desarrollo de determinadas tareas cognoscitivas.

El cannabis debe su fama y sus problemas a un contexto muy diverso del que
preside la sociedad occidental de la década de los 90. Parte de su fama en el
mundo occidental no es entendible sin los movimientos contraculturales, de
exaltación de otras formas de vida más humanizadas, que surcaron primero
Estados Unidos y después Europa. Los movimientos contraculturales de los
años 60 y 70 reivindicaban un orden social más justo, rechazaban las guerras y
sentían profunda atracción por el orientalismo.

Su uso estaba vinculado al retorno a la vida rural, la insistencia en problemas


de medio ambiente, etc.

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En 1977, en Estados Unidos el número de consumidores habituales de
marihuana superaba los tres millones. A pesar de que los derivados del
cannabis han sido objeto de especial persecución legal, representan el
prototipo de las llamadas “drogas blandas”.

El hachís o la marihuana han ido perdiendo su importancia, hasta llegar en la


actualidad a un consumo relativamente estancado. Los “canutos” han llegado a
una cierta institucionalización dentro del rollo del ocio, perdiendo parte de su
aureola de droga. La presión comercial de los usos del alcohol y la difusión de
ideas más atractivas en torno a otras drogas como la cocaína, hacen que su
consumo vaya siendo sustituido en algunos grupos.

Globalmente son bastantes los adolescentes que fuman, con regularidad


diversa, porros. Muchos de los que toman éxtasis o speed toman también
cannabis. Por el contrario muchos de los que lo fuman no tienen nada que ver
con el ritmo frenético de los fines de semana.

Una parte de los grupos con estilos de vida radicales mantiene su uso como
signo de oposición y rebeldía. Entre la cultura adolescente se considera a los
porros como una manera positiva de colocarse y sus efectos pueden ser
vividos como complementarios a los del alcohol. Su estatus de ilegalidad es en
parte simbólico para los adolescentes. Muchos de ellos harán la prueba con
esa intención pero no se convertirán en usuarios. En situaciones de especial
conflicto con los padres se puede convertir en una fuente de provocación.

La supresión hoy en día del consumo de cannabis después de largos periodos


de uso intenso, no parece provocar síndrome de abstinencia. A pesar de la
variedad de estudios realizados, no se ha podido concluir que el consumo
crónico de cannabis sea la causa de alteraciones psíquicas o físicas largo
plazo.

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ALCOHOL

Cuesta considerar al alcohol como droga, pero lo es, y además la de más uso
en nuestra cultura. El alcohol es una droga legal, pero dicha legalidad no dice
nada sobre la importancia de sus efectos y los problemas que ocasiona. En la
última década se han realizado estudios sobre el consumo de alcohol entre
jóvenes y en todos se ha comprobado que tiene un gran peso en su vida.

Es necesario saber que el peligro del alcohol no se reduce tan sólo a su


graduación, sino que también depende de la capacidad de absorción y
eliminación de cada individuo. El alcohol necesita llegar al torrente sanguíneo
para empezar a producir sus efectos. Tras ingerirlo, la absorción es más fácil y
rápida. Los alcoholes más concentrados se absorben con más rapidez que los
de menor concentración.

El cerebro es el órgano más afectado por la presencia del alcohol, y debe ser
considerado como un depresor de su actividad. El alcohol afecta al cerebro
produciendo una reducción de su actividad normal y una alteración de sus
funciones. A dosis altas, el alcohol produce una depresión de las funciones de
la corteza cerebral y, por lo tanto, altera sus funciones.

La ingestión de alcohol plantea dos situaciones problemáticas diferentes: por


un lado está el abuso alcohólico en un momento determinado (la borrachera),
por otro lado el alcoholismo o situación de dependencia vital del alcohol. La
intoxicación alcohólica se produce cuando se consume más alcohol del que el
organismo es capaz de metabolizar y eliminar. Nadie discute la existencia de
un verdadero síndrome de abstinencia del alcohol. El problema está en las
formas en las que se puede instaurar esa dependencia, así como en si sólo
debe considerarse alcohólico al que depende físicamente del mismo.

El síndrome de abstinencia se manifiesta mediante síntomas tales como


temblores, nauseas, vómitos, nerviosismo y cansancio.

La principal diferencia entre los adultos y los adolescentes a la hora de


consumir alcohol no es la cantidad consumida sino las formas de consumirlo.

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Los jóvenes actuales tienen una forma de beber directamente relacionada con
sus estilos de vida y sus inquietudes.

Algunos jóvenes comienzan a beber pronto, lo hacen en lugares que viven


como suyos, y generalmente durante los fines de semana. Desde hace años, el
inicio en el consumo de alcohol se va realizando en edades cada vez más
tempranas. En la actualidad, la edad de inicio es entre los 12 y los 13 años.
Esto coincide con la edad de salir por la noche, etc. Tanto las chicas como los
chicos beben lo mismo, y en condiciones similares. Salir y beber adquieren una
estrecha identificación. Se bebe cuando se sale.

Además, parece que lo que actualmente buscan los jóvenes en el alcohol no es


disfrutar de la bebida, sino los efectos que produce: euforia, etc. Los jóvenes
suelen consumir alcohol en territorios como discotecas, plazas públicas, zonas
de bares... Existe una predilección por la cerveza y los combinados. En la
generación actual, se prefiere la cerveza, los combinados o las mezclas de
licores.

Para los jóvenes, beber tiene que ver con la emancipación y la afirmación de su
identidad. Beber, salir de noche o acceder y estar en determinados lugares
tiene que ver con sus prácticas de transición, con la creación y la afirmación de
la identidad en construcción.

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COCAÍNA

La cocaína se obtiene de las hojas de la coca, que es una planta cultivada


desde hace siglos. Tarda cinco años en madurar, y una vez madura se
recolectan tres veces al año las hojas que constituyen la parte que contiene las
sustancias farmacológicamente activas.

Las hojas de coca contienen seis grupos de alcaloides, entre los que destaca la
cocaína pura o cocaína base que no es disoluble en el agua y sí en éter y en
ácidos, con los que se forman sales que ya son hidrosolubles. Una de estas
sales, el clorhidrato de cocaína, es la que comúnmente se usa conocida como
cocaína. También es posible obtenerla con procedimientos semisintéticos.

Además del procedimiento tradicional de mascar hojas de coca empleado por


los indígenas, la cocaína suele ser ingerida de diversas maneras. La inyección
endovenosa supone la obtención máxima de efectos, pero estos duran escasos
minutos. Puede ser fumada mezclada con el tabaco, pero tiene unos efectos de
escasa intensidad. La manera más difundida de administrársela suele ser
inhalándola por la nariz. Su paso a la sangre se produce mediante la absorción
por la mucosa nasal y permite el máximo de efecto y de duración.

Se han identificado numerosos tipos de usuarios de cocaína, por ejemplo, el


que sólo la consume en contextos de fiesta y siempre en relación con ella, el
que la usa en contextos de fiesta pero especialmente para contrastar sus
efectos negativos (cansancio, etc.), el que su principal consumo se produce en
un ámbito laboral en el que está presente la cocaína, y el que la consume
porque pertenece a ciertos ambientes en los que la droga está muy disponible
y es signo de distinción.

Junto a estos tipos existen otros cuyo uso tiene que ver con la heroína. Algunos
heroinómanos han sustituido el consumo de la heroína por el de la cocaína,
que son sustancias con efectos opuestos.

La cocaína, debido a su precio, ha estado siempre asociada a consumidores de


un alto poder adquisitivo, y todavía sigue asociada.

23
En algunos grupos, su consumo se alterna y se complementa con cannabis,
siempre en cualquier caso con el alcohol y en algún grupo con las diversas
“pastillas” anfetamínicas. El objetivo es poder seguir bebiendo, por lo que hay
que contrarrestar la bajada del alcohol con una nueva subida a base de
cocaína que volverá a permitir seguir bebiendo. La cocaína cubre
simultáneamente las funciones de contrarrestar los efectos del alcohol y dar un
aparente brillo social y profesional.

Pero también hay que decir que la cocaína es una droga que tomada en dosis
moderadas, puede no alterar la realización de las tareas habituales.

La primera dificultad para establecer los límites y las contradicciones de la


cocaína viene determinada por su gran compatibilidad social. Su uso, en la
mayoría de los casos, es compatible con casi todas las actividades y
situaciones de la vida cotidiana. Permite un alto grado de relación social, y es
tomada para mantener el ritmo o incrementar la cualidad de una diversión
colectiva. La dosis letal de cocaína se sitúa en torno a 1'2 gramos que lleguen
a la sangre de una sola vez.

La cocaína presenta un gran problema: es una droga con un alto riesgo de


sobredosis debido a que no presenta síntomas de tolerancia en el organismo,
ni tampoco dependencia, pero los usuarios de cocaína tienden a pasar
periodos en que buscan la sustancia desesperadamente. La dependencia de la
cocaína se caracteriza por un deseo incontrolable de consumirla cuando se
tiene a mano, pero desaparece cuando se carece de ella.

Al igual que en las “pastillas”, el principal problema de la cocaína tiene que ver
con su toxicidad. Mucha cantidad o mucho tiempo de uso pueden provocar
alteraciones psíquicas importantes. La cocaína puede llegar a convertirse en un
problema social similar al creado por la heroína en décadas anteriores.

CRACK

En los países en los que se transforma la hoja de coca, la cocaína para


exportar tiene un alto precio. Por el contrario es fácil y barato tener pasta de
coca, que es un producto intermedio, todavía no depurado. Ésta se consume

24
en muchos países por resultar más barata que la cocaína. Pero, al fumar pasta
de coca, se introduce también en el organismo los ácidos y disolventes
empleados en su elaboración. Además de esto, existe otra forma de abaratar el
producto y ganar mercado: invertir la última fase de la producción de la
cocaína, consiguiendo lo que se denomina “crack”. Mediante este
procedimiento, se obtiene una mayor cantidad de droga.

El crack tiene un grave riesgo: dado que sus efectos son muy poco duraderos,
se tiende a repetir el consumo con frecuencia para volver a experimentarlos.

25
HEROÍNA

Desde mediados de los años 70 hasta la década de los 90, la heroína fue la
droga por excelencia, pero en la actualidad su consumo se ha reducido de
manera significativa, aunque el drama social generado por su consumo todavía
es patente en las calles. La heroína es conocida comúnmente por “caballo”.

El opio es la sustancia resinosa que se obtiene de la cápsula de la flor de una


adormidera. Algunos de sus derivados son la morfina, la narcotina, etc. Fue en
la transformación de la morfina donde apareció la heroína, ya que ésta fue el
primer derivado semisintético de la morfina.

La heroína y demás opiáceos alteran la transmisión neuronal. Actúan en la


medida en que poseen una estructura química similar a las sustancias propias
del cerebro y en la media en que llegan a los receptores específicos para ellas.

La tolerancia es amplia e importante, dependiendo de la cantidad y frecuencia


del consumo, y se instaura después de pocas semanas de uso continuado. En
cuanto a la dependencia física, se trata de fármacos que producen importantes
síntomas de abstinencia.

Parece tener poco sentido que numerosas personas tengan interés por
mantener el uso de la heroína si se sabe que todos los efectos que produce
sólo tienen que ver con el atontamiento y la reducción de las sensaciones
dolorosas. Su acción sobre el mundo interior puede ser potente y estar cercana
a la de los tranquilizantes más fuertes. La heroína es un analgésico. Por la
diferencia que hay en su análisis científico y la experiencia de sus usuarios, se
ha llegado a discutir sobre si se trata de tranquilizante o un euforizante.

Ha habido una disminución importante del número de heroinómanos, pero esa


disminución no es del todo perceptible. Todavía persiste en las calles una parte
de la generación destruida por esta droga. La cocaína puede ser la nueva
heroína de la adolescencia.

Las drogas juveniles de hoy en día están alejadas de la imagen de decadencia


que se asocia a los “enganchados al caballo”. La heroína es hoy una sustancia

26
escasamente presente entre los chicos y chicas adolescentes, y tiende a ser la
última en consumirse.

27
CONSUMO DE DROGAS EN ESPAÑA

A continuación se presenta un resumen con los últimos resultados disponibles


a partir de las principales fuentes de información del OEDT (Observatorio
Español de la Droga y las Toxicomanías), todas ellas incluidas en el Plan
Estadístico Nacional 2013-2016.

ENCUESTA SOBRE ALCOHOL Y


DROGAS EN ESPAÑA (EDADES). 1995-
2015

En 2015, siguiendo con la serie de periodicidad bienal iniciada en 1995, la


Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, con la estrecha
colaboración de las Comunidades y Ciudades Autónomas, ha llevado a cabo la
undécima edición de la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España
(EDADES).

Los objetivos concretos de la encuesta EDADES son los siguientes:

a) Conocer la prevalencia de consumo de las distintas drogas psicoactivas y


otras conductas relacionadas.

b) Conocer las características sociodemográficas de los consumidores.

c) Conocer los patrones de consumo de sustancias psicoactivas.

d) Conocer la disponibilidad de drogas percibida por la población y el riesgo


percibido ante diversas conductas de consumo.

e) Conocer la visibilidad de los problemas de drogas en el lugar donde viven los


encuestados.

f) Conocer la opinión de la población acerca de la importancia de los problemas


de drogas y las medidas para reducirlos.

28
g) Conocer la evolución temporal (desde 1995) de los aspectos ante expuestos.

El universo es la población general residente en hogares en España de 15 a 64


años.

La muestra del año 2015 fue de 22.541 personas.

Los resultados de EDADES 2015 serán publicados en el próximo informe 2017


del Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías.

ENCUESTA SOBRE USO DE DROGAS


EN ENSEÑANZAS SECUNDARIAS EN
ESPAÑA (ESTUDES) 1994-2014
Durante 2014 se ha realizado una nueva edición de la encuesta ESTUDES,
que se enmarca en la serie de encuestas que vienen realizándose en España
de forma bienal desde 1994, y que tienen como objetivo conocer la situación y
las tendencias del consumo de drogas entre los estudiantes de 14-18 años que
cursan Enseñanzas Secundarias.

Su financiación y promoción corresponden a la Delegación del Gobierno para el


Plan Nacional sobre Drogas (DGPNSD) y cuentan con la colaboración de los
Gobiernos de las Comunidades Autónomas (Planes Autonómicos sobre Drogas
y Consejerías de Educación) y del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

La Metodología es similar a la utilizada en otros países de la Unión Europea y


Estados Unidos, lo que permite realizar comparaciones internacionales.

ESTUDES tiene por objetivo recabar información de valor para diseñar y


evaluar políticas dirigidas a prevenir el consumo de drogas y los problemas
derivados del mismo, que se orientan principalmente al medio familiar y/o
escolar. Esta información complementa a la que se consigue a través de otras
encuestas e indicadores epidemiológicos.

A partir de este objetivo general, se establecen los siguientes objetivos


específicos:

29
• Conocer la prevalencia de consumo de las distintas drogas psicoactivas y
otras conductas relacionadas.

• Conocer las características sociodemográficas más importantes de los


consumidores.

• Conocer algunos patrones de consumo relevantes.

• Estimar las opiniones, conocimientos, percepciones y actitudes ante


determinados aspectos relacionados con el abuso de drogas (disponibilidad
percibida, riesgo percibido ante diversas conductas de consumo) y algunos
factores relacionados con el consumo y otras conductas.

• Estimar el grado de exposición y receptividad de los estudiantes a


determinadas intervenciones.

RESULTADOS

 Prevalencia de consumo de sustancias


psicoactivas

Evolución temporal

El alcohol es la sustancia psicoactiva más extendida entre los estudiantes de


Enseñanzas Secundarias de 14-18 años (tabla 1). El 78,9% ha consumido
bebidas alcohólicas en alguna ocasión en su vida, y aproximadamente 2 de
cada 3 jóvenes (68,2%) admite haber tomado alcohol recientemente, en los
últimos 30 días. Con respecto a la última medición, estos porcentajes de
consumo son más discretos que los registrados en 2012, encontrando que el
descenso en la prevalencia proviene principalmente de los grupos de edad más
jóvenes (de los estudiantes de 14 y 15 años). Asimismo, esta evolución del
consumo coincide con una mayor percepción de riesgo asociada a la ingesta
de alcohol.

La segunda droga de mayor prevalencia entre los estudiantes es el tabaco. El


38,4% ha fumado tabaco alguna vez en la vida y el 25,9% confirma un

30
consumo en los 30 días previos a la realización a la encuesta.
Aproximadamente, un tercio de los jóvenes que han fumado en el último mes lo
ha hecho de forma diaria, registrando que la prevalencia del consumo diario de
tabaco entre los estudiantes es del 8,9%. La extensión del consumo de tabaco
en 2014 es notablemente más discreta que la observada hace una década; el
porcentaje de fumadores que consumen tabaco diariamente es el más reducido
de la serie histórica, lo que pone de manifiesto los avances logrados en este
ámbito a lo largo de los últimos 10 años.

El cannabis constituye la tercera droga más extendida entre los estudiantes de


14-18 años y la sustancia ilegal con mayor prevalencia. Aproximadamente, 3
de cada 10 (29,1%) admiten haber consumido cannabis en alguna ocasión,
mientras que aquellos que consumieron en los últimos 30 días representan el
18,6% de los alumnos. En términos evolutivos, en 2014 es ligeramente menos
frecuente que los estudiantes se inicien en el consumo de esta droga.

En este sentido, desde 2000, el porcentaje que declaraba haber probado el


consumo de cannabis se ha ido situando entre el 33% y el 43%, mientras que
en 2014, este indicador consigue establecerse por debajo del 30%.

Aunque la proporción de estudiantes que ha probado el cannabis es más


discreta en 2014, cuando se atiende al tramo temporal de los últimos 30 días,
la prevalencia presenta un leve aumento con respecto al año 2012.

Por su parte, la prevalencia de consumo de hipnosedantes


(tranquilizantes/somníferos) resulta la cuarta más elevada de entre las
sustancias analizadas, registrando que el 16,1% de los adolescentes ha
tomado sustancias de este tipo alguna vez en su vida.

La prevalencia de los hipnosedantes siguió una evolución creciente entre los


años 2004 y 2012, tendencia que se ha frenado en 2014 con un leve descenso
del indicador.

La extensión del consumo de cocaína (polvo y/o base) ha seguido una


tendencia descendente a lo largo de la última década, y desde 2010, la
prevalencia para el consumo alguna vez en la vida se ha situado por debajo del
4%.

31
En 2014, el consumo de cocaína (polvo y/o base) alguna vez en la vida se
establece en el 3,5%, semejante al registrado en 2012. Para este mismo tramo
temporal, el resto de sustancias analizadas registran porcentajes de consumo
inferiores al 2%.

Tabla 1 Evolución de la prevalencia de consumo de drogas alguna vez en la vida, últimos 12


meses, últimos 30 días y a diario en los últimos 30 días entre los estudiantes de Enseñanzas
Secundarias de 14-18 años (%). España, 1994-2014.

32
 Edad y sexo

Haciendo referencia a las sustancias con mayor prevalencia, la edad con la que
comienza el consumo de alcohol y tabaco por término medio es inferior a los 14
años (tabla 2).

En relación al tabaco, desde 2006, el inicio en su consumo se ha venido


retrasando progresivamente, desde los 13,1 años hasta los 13,9 años
registrados en 2014. Menos de un año después del primer consumo se inicia
el consumo diario que, por término medio, se establece en los 14,5 años. En
2010 se contempló, por primera vez, que el periodo que transcurre desde el
primer consumo hasta el consumo diario era inferior a un año, escenario que se
ha seguido observando en Las mediciones de 2012 y 2014.

En cuanto al alcohol, los estudiantes que han tomado esta sustancia alguna
vez en la vida sitúan la primera ingesta en los 13,8 años (por término medio).
La edad media de inicio en el consumo ha mostrado cierta estabilidad a lo largo
de la última década, oscilando entre los 13,7 y los 13,9 años. Por su parte, el
consumo semanal de alcohol comienza de media a los 15 años, sin
contemplarse una variación sustancial con respecto a las dos últimas
mediciones en este ámbito.

Respecto a los hipnosedantes (con o sin receta), la edad de inicio en el


consumo se ha situado próxima a los 14 años en todas las mediciones
disponibles para este tipo de sustancias.

El consumo de la droga ilegal más prevalente, el cannabis, empieza, por


término medio, antes de cumplir los 15 años, tal y como se ha venido
observando en la última década, donde el indicador se ha ido situando entre los
14,6 y los 14,9 años.

Aquellos estudiantes que han consumido cocaína en alguna ocasión


establecen el primer consumo a los 15 años, promedio que apenas difiere del
registrado por otras sustancias como el éxtasis, las anfetaminas (15,2 años) o
el GHB (14,8 años).

33
Tabla 2 Evolución de la edad media de inicio en el consumo de drogas entre los estudiantes de
Enseñanzas Secundarias de 14-18 años (%). España, 1994-2014.

34
Siguiendo con el análisis de las diferentes sustancias psicoactivas, se ha
contemplado la prevalencia que registran en los últimos 12 meses en función
de la edad del estudiante, obteniendo un incremento del indicador a medida
que aumenta la edad de los alumnos (tabla 3).

En referencia al consumo de alcohol en función de la edad, la mayoría de los


estudiantes de 14 años (57,4%) ya ha tomado bebidas alcohólicas en los
últimos 12 meses, porcentaje que aumenta 13,8 puntos al contemplar el grupo
que tiene 15 años. Sin embargo, la prevalencia entre los 17 años y los 18 años
apenas varía, encontrando que aproximadamente 9 de cada 10 estudiantes de
estas edades ha bebido alcohol en el último año.

En referencia a la segunda sustancia más extendida entre los adolescentes, el


18,6% de los estudiantes de 14 años reconoció haber fumado tabaco en los
últimos 12 meses, prevalencia que casi se duplica entre los estudiantes de 16
años (35,3%).

Las cifras aumentan con la edad hasta que entre los jóvenes de 18 años la
prevalencia registra el 45,3%.

Abordando el consumo de hipnosedantes (con o sin receta), a diferencia del


resto de sustancias, la prevalencia más elevada no se registra entre los
estudiantes de 18 años, ésta oscila según la edad entre el 7,3%, registrado en
los estudiantes de 14 años, y el 13,4%, observado en los alumnos de 17 años.

En relación al cannabis, los resultados reflejan que, aproximadamente, 1 de


cada 10 alumnos de 14 años consumieron la sustancia en los últimos 12
meses, 2 de cada 10 en el grupo de 15 años y 3 de cada 10 en el de 16 años.
Sin embargo, las prevalencias entre los estudiantes de 17 y 18 años apenas
difieren (y se establecen en el 35,8% y 37,0% respectivamente).

La prevalencia registrada para el consumo de cocaína (polvo y/o base) en los


últimos 12 meses se mantiene por debajo del 3% en los grupos de 14 y 15
años, y supera dicho nivel a partir del grupo de 16 años, encontrando la
prevalencia más elevada (3,9%) entre los estudiantes de 18 años.

35
Por su parte, el porcentaje relativo al consumo de éxtasis en el último año se
mantiene por debajo del 1,5% en todos los grupos de edad con excepción del
grupo de 18 años, donde la prevalencia alcanza el 2,2%.

La prevalencia del resto de sustancias analizadas (alucinógenos, anfetaminas,


heroína, inhalables volátiles y GHB) se mantiene por debajo de los dos puntos
porcentuales con independencia del grupo de edad analizado.

Tabla 3 Prevalencia de consumo de drogas en los últimos 12 meses entre los estudiantes de
Enseñanzas Secundarias de 14-18 años según la edad (%). España, 2014.

36
Considerando la extensión del consumo de drogas en función del género, se
observa que las prevalencias obtenidas entre las mujeres superan los registros
masculinos en el caso del alcohol, el tabaco y los hipnosedantes, tanto si se
considera el consumo alguna vez en la vida como en los últimos 12 meses o en
los últimos 30 días (tabla 4). Por el contrario, las sustancias ilegales, tal y como
se ha obtenido históricamente, registran mayores prevalencias entre los chicos.

Atendiendo al consumo alguna vez en la vida, la mayor diferencia entre chicos


y chicas se contempla en el caso de los hipnosedantes: 2 de cada 10 chicas
tomaron alguna vez sustancias de este tipo, proporción que en el caso de los
chicos prácticamente se reduce a la mitad.

También se observa cierto diferencial por género en el consumo de cannabis.


En 2014, la prevalencia de consumo alguna vez en la vida entre los varones
(31,5%) supera por 4,7 puntos la obtenida entre las chicas, si bien en relación
con 2012, la proporción de consumidores es ligeramente más reducida en
ambos grupos.

En cuanto a la extensión del consumo de cocaína (polvo y/o base), en 2014 la


diferencia entre chicos y chicas es una de las más reducidas de la serie (4,2%
y 2,9% respectivamente). Cabe reseñar la comparativa con respecto a los
valores registrados 10 años atrás, cuando la prevalencia era más elevada
(11,3% y 6,8% respectivamente en 2004) y la diferencia entre ambos grupos
era mayor. En relación a la evolución en la última década, en 2006 la
prevalencia ya se situó por debajo del 5% en las chicas y desde 2010, ambas
registraron prevalencias inferiores a este valor.

Por otro lado, atendiendo al tramo temporal de los últimos 30 días, la reducción
de la prevalencia del alcohol y del tabaco con respecto a 2012 se ha producido
en los grupos masculino y femenino. Atendiendo a la prevalencia del alcohol,
aunque la diferencia entre chicos y chicas es discreta (2,6 puntos), siendo
superior en las chicas, esta diferencia es la mayor de la serie.

37
Tabla 4 Evolución de la prevalencia de consumo de sustancias psicoactivas alguna vez en la
vida, en los últimos 12 meses y en los últimos 30 días, entre los estudiantes de Enseñanzas
Secundarias de 14-18 años, según sexo (%). España, 1994-2014.

38
Siguiendo con el consumo en los últimos 30 días, la diferencia por género más
notable se observa en el caso del cannabis.

Si el 21,4% de los chicos admitieron un consumo en el último mes, este


porcentaje resulta 5,6 puntos más reducido en las chicas, diferencial similar al
observado en 2012. En ambos casos se produce un leve ascenso de la
prevalencia con respecto al año 2012, que había anotado los valores más
reducidos de la última década.

En 2014 no se aprecian diferencias entre los chicos y las chicas en el consumo


diario de tabaco. A lo largo de la serie histórica, la prevalencia entre las chicas
destacaba sobre la observada en los chicos, si bien, en la última década, esta
brecha ha ido reduciéndose progresivamente hasta prácticamente desaparecer
en 2014.

39
Además de observar los resultados en función del sexo y de la edad de forma
independiente, se ha realizado un análisis de las prevalencias según los grupos
formados por los chicos y chicas de cada una de las edades objeto de estudio
(tabla 5). En este análisis se considera el tramo temporal de los últimos 12
meses.

Tabla 5 Prevalencia de consumo de drogas en los últimos 12 meses entre los estudiantes de
Enseñanzas Secundarias de 14-18 años, según sexo y edad (%). España, 2014.

Como se ha indicado con anterioridad, cuando se contempla el conjunto de


estudiantes de 14-18 años se obtiene que el consumo de alcohol está
ligeramente más extendido entre las chicas, si bien, la magnitud de tal
diferencia varía según la edad.

40
La mayor diferencia entre el consumo observado en chicos y chicas se produce
en el grupo de 15 años, donde la prevalencia en los varones resulta 7,1 puntos
inferior a la registrada por las chicas (considerando el colectivo femenino, 3 de
cada 4 bebieron alcohol en el último año, el 74,7%).

Por el contrario, en el grupo de 18 años, la extensión del consumo es


semejante entre chicos y chicas, la diferencia en sus respectivas prevalencias
no alcanza el punto porcentual.

Cuando se analiza la prevalencia de las borracheras, la mayor diferencia entre


chicos y chicas aparece en el grupo de 14 años, encontrando que el indicador
resulta 5,5 puntos superior entre ellas (aproximadamente 2 de cada 10 se ha
emborrachado en el último año, el 21,6%).

Conforme aumenta la edad de los estudiantes, la prevalencia entre chicos y


chicas va convergiendo, y sólo en el colectivo de 18 años los chicos registran
un porcentaje ligeramente más elevado que las chicas.

Por su parte, entre los 14 y los 16 años, la práctica de botellón adquiere mayor
dimensión en las chicas. Sin embargo, en el grupo de 17 años, el porcentaje
que ha realizado botellón es semejante entre chicos y chicas, y solo en el de 18
años, resulta superior en el colectivo masculino.

El consumo de hipnosedantes es más prevalente entre las chicas en todos los


grupos de edad, si bien la brecha con respecto al registro masculino aumenta a
medida que se incrementa la edad de los estudiantes, de modo que la mayor
diferencia por género se aprecia en los alumnos de 18 años, donde el
porcentaje relativo al consumo entre las chicas supera por 12,5 puntos
porcentuales el valor obtenido en los chicos. Además, entre los chicos el
indicador se reduce levemente entre los 17 y los 18 años, mientras que entre
las estudiantes continúa creciendo.

La extensión del consumo de cannabis en los chicos destaca sobre la


prevalencia en las chicas en todos los tramos de edad, si bien, la mayor
diferencia se encuentra en el grupo de 17 años donde aproximadamente 3 de
cada 10 chicas y 4 de cada 10 chicos reconocen un consumo en el último año.

41
Respecto al consumo de cocaína, la mayor diferencia por género se obtiene en
el grupo de 18 años, donde la prevalencia en los chicos (5,1%)
aproximadamente dobla el valor registrado en las chicas.

 Comunidad/Ciudad Autónoma

En este apartado se exponen los consumos de las sustancias con mayor


prevalencia (alcohol, tabaco y cannabis) en las diversas Comunidades y
Ciudades Autónomas y en los diferentes tramos temporales. Además, se
contempla la edad media de inicio en el consumo de dichas sustancias (tabla
6).

En cuanto a la edad media con la que los estudiantes empiezan a consumir


tabaco, se aprecia que la dispersión de este promedio entre las diferentes
Comunidades Autónomas es muy discreta. La edad media de inicio en el
consumo de tabaco se encuentra entre los 13,5 años registrados en Aragón y
los 14 años obtenidos en Asturias, Castilla-La Mancha, Galicia o Ceuta.

En todas las Comunidades transcurre menos de un año entre el primer


consumo y la adquisición del hábito de fumar a diario.

Respecto a la edad media de inicio en el consumo de alcohol, Galicia y Melilla


son las Autonomías donde este promedio adquiere el valor más elevado (14,2
años), mientras que en Aragón se comienza a beber alcohol a una edad más
temprana (13,4 años).

En cuanto a la edad media de inicio en el consumo de cannabis, apenas se


aprecian diferencias entre las comunidades, pues el promedio más discreto se
sitúa en los 14,6 años (registrado en Baleares, Cataluña, País Vasco o Ceuta)
y el más elevado en los 15,1 años (observado en Andalucía, Castilla y León y
Melilla).

42
Tabla 6 Edad media de inicio en el consumo de distintas sustancias psicoactivas entre los
estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años por Comunidad/Ciudad Autónoma (%).
España, 2014.

43
Haciendo referencia al consumo de tabaco (tabla 7), el porcentaje de alumnos
que reconoce haber fumado alguna vez en la vida resulta más elevado en
Cataluña, Comunidad Valenciana, Castilla y León y País Vasco, con
prevalencias que superan el 40%. Asimismo, cuando se concreta el análisis en
el consumo diario de tabaco, Cataluña, Castilla y León y Aragón superan
ligeramente la media nacional registrando los 3 valores más elevados del país.
Por el contrario, los porcentajes de consumo de tabaco más discretos, en todos
los tramos temporales analizados, se observan en Ceuta y Melilla. También
destaca Canarias por registrar, junto con las Ciudades Autónomas, la menor
proporción de estudiantes que fuman a diario.

Tabla 7 Prevalencia de consumo de tabaco entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias


de 14-18 años por Comunidad/Ciudad Autónoma (%). España, 2014.

44
En cuanto al consumo de alcohol (tabla 8), de nuevo Ceuta y Melilla registran
las prevalencias más reducidas en los diversos tramos temporales
contemplados. Además de estas Ciudades Autónomas, las Comunidades de
Madrid y Canarias también se encuentran entre las que presentan una menor
extensión del consumo en los diferentes horizontes temporales.

Tabla 8 Prevalencia de consumo de bebidas alcohólicas entre los estudiantes de Enseñanzas


Secundarias de 14-18 años por Comunidad/Ciudad Autónoma (%). España, 2014.

45
Las tres comunidades donde el alcohol adquiere mayor prevalencia son la
Comunidad Valenciana, Castilla y León y Navarra, que destacan sobre la
media en los 3 tramos temporales considerados.
En estas comunidades, junto con el País Vasco, también se observa que la
prevalencia de las borracheras supera el promedio nacional (tabla 9).

Tabla 9 Prevalencia de borracheras entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-


18 años por Comunidad/Ciudad Autónoma (%). España, 2014.

46
Por su parte, la realización de binge drinking, que se define como el consumo
de 5 o más vasos/cañas/copas de bebidas alcohólicas en la misma ocasión (en
los últimos 30 días) adquiere la mayor prevalencia en Castilla-La Mancha,
Comunidad Valenciana y Navarra, donde 4 de cada 10 estudiantes reconocen
este patrón de consumo. Por el contrario, aquellas autonomías donde el binge
drinking se encuentra menos extendido son, además de Ceuta y Melilla,
Canarias y Baleares (tabla 10).

Tabla 10 Prevalencia de binge drinking entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias de


14-18 años por Comunidad/Ciudad Autónoma (%). España, 2014.

47
Otro de los aspectos que se analizan en la encuesta es el fenómeno del
botellón (tabla 11). Con respecto a la media nacional, la práctica del botellón se
encuentra más extendida en las Comunidades de Castilla-La Mancha y
Extremadura, donde aproximadamente 7 de cada 10 estudiantes confirman
haber participado en un botellón en el último año. Sin embargo, las autonomías
donde el botellón se encuentra menos presente son Canarias, Galicia, Ceuta y
Melilla.

Tabla 11 Prevalencia de hacer botellón entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias de


14-18 años por Comunidad/Ciudad Autónoma (%). España, 2014.

48
En relación al consumo de cannabis alguna vez en la vida, Cataluña,
Comunidad Valenciana y País Vasco anotan las prevalencias más elevadas,
que superan el 35%. Igualmente, cuando se atiende a los últimos 30 días,
éstas 3 comunidades son las que en mayor medida se alejan de la media
nacional, con porcentajes de consumo cercanos al 23% (tabla 12).
Por el contrario, las prevalencias de cannabis más discretas para el consumo
alguna vez en la vida y los últimos 30 días se encuentran en Ceuta, Melilla,
Extremadura, La Rioja y Castilla-La Mancha. En estas comunidades, el
porcentaje de alumnos que admite un consumo reciente de la sustancia (en los
últimos 30 días) no alcanza el 15%.

Tabla 12 Prevalencia de consumo de cannabis entre los estudiantes de Enseñanzas


Secundarias de 14-18 años por Comunidad/Ciudad Autónoma (%). España, 2014.

49
50
En Ceuta, Cataluña, Andalucía y Comunidad Valenciana se aprecia un mayor
porcentaje de alumnos que han fumado a través de cigarrillos electrónicos con
respecto al resto de Comunidades (tabla 13); en estas regiones
aproximadamente 2 de cada 10 estudiantes han fumado con estos dispositivos
en los últimos 30 días.
Por el contrario, menos del 10% de los alumnos admiten un uso de este tipo de
cigarrillos en Canarias o La Rioja.

Tabla 13 Prevalencia de consumo de cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida entre los
estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años por Comunidad/Ciudad Autónoma (%).
España, 2014.

51
PREVENCIÓN

El reto de prevenir el consumo habitual de drogas y sus riesgos corresponde al


conjunto de la sociedad.

Prevenir quiere decir hacer que disminuya el número de personas que tienen
problemas con las drogas, que éstos sean menos graves, que se puedan
corregir cuanto antes y que no dejen secuelas. Cuando hablamos de niños y
adolescentes, el papel de la familia y de la escuela es fundamental.

Uno de los sectores de población que se encuentra en mayor riesgo respecto a


las drogas son los jóvenes de edades comprendidas entre 13 y 20 años. En
ese colectivo confluye un momento crítico en la formación de la propia
identidad y un mayor acceso a las drogas. En la adolescencia es cuando se
produce mayoritariamente el inicio en el consumo de estas sustancias y el
establecimiento de ciertos usos que podrán constituir un perjuicio real en el
crecimiento y maduración personal.

INFORMACIÓN Y CAMPAÑAS DE
PUBLICIDAD

La reflexión y el trabajo en torno a la prevención han tenido que resolver


multiplicidad de cuestiones, sin que algunas hayan encontrado la fórmula
adecuada.

La primera tiene que ver con el papel de la información. Ésta es necesaria,


pero no suficiente, por eso la prevención tiene que ver con generar actitudes y
posicionamientos personales con respecto a determinadas conductas.

Las campañas tan sólo pueden ser medianamente útiles si se dirigen a


colectivos concretos y con objetivos concretos. Las mejores acciones no
abordan directa y principalmente el tema de las drogas. Es fundamental
enseñar a los adolescentes, enseñándoles a resistir las posibles presiones que

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puedan recibir por parte de algunos amigos para comportarse de una forma
determinada.

En la escuela se educa sobre las drogas, pero de forma normalizada y dentro


de otros programas. La educación sobre las drogas forma parte de lo que se
denomina áreas transversales. Los adolescentes están en una edad en que
suelen tender a hacer ver que lo saben todo; no quieren tener más
conocimientos sólo quieren saber cómo actuar y cómo salir de dudas y por eso
las respuestas que esperan de los adultos tienen que ver con sus angustias,
con su necesidad de ser de una u otra manera.

Los adolescentes sienten la vida y no piensan en el futuro. Sienten que tienen


toda la vida por delante y se preocupan simplemente por un presente feliz. No
ven la bronquitis crónica ni la cirrosis como un riesgo, por eso beben y fuman.
Su idea de salud tiene que ver con los malestares del momento y no con las
enfermedades hipotéticas del futuro por eso hay que hacer educación para la
gestión de los riesgos más que educación para la salud, de esta manera se les
conciencia más.

Entre los adolescentes, hacer prevención es descubrir qué les atrae,


capacitarlos para escoger y decidir, ayudarlos a aprender de sus experiencias.
Se sabe que gran parte del fenómeno de usos de drogas entre los jóvenes
tiene que ver con su especial manera de divertirse, concentrada en las
actividades de fin de semana. Los adolescentes aprenden a quedarse lejos o
cerca de la drogas en la medida que aprenden a divertirse, a rebelarse o a
sentirse libres. Para la mayoría de los jóvenes, divertirse es salir, encontrarse,
dar vueltas y tomar algo.

Una buena manera de prevenir el consumo de drogas entre los adolescentes


es brindarles pautas para que sus modos de diversión sean diferentes y no
estén concentrados exclusivamente en el fin de semana. Se deben transmitir
pautas de comportamiento para que los jóvenes aprendan a disfrutar la noche y
a divertirse sin consumir ni drogas ni alcohol. Otra buena medida es valorar en
los jóvenes la comunicación, las relaciones y el diálogo, que no tienen por qué
estar relacionadas con deambular de chiringuito en chiringuito bebiendo
alcohol. La mejor prevención consiste en enriquecer a los jóvenes con

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experiencias vitales diferentes. Es muy importante que los jóvenes se sientan a
gusto consigo mismos, que desarrollen su capacidad de autoaceptación, para
que ellos mismos eviten aturdirse con las drogas y el alcohol.

Es importante que si se usan las drogas se haga sin correr riesgos añadidos.
Hay la obligación de enseñar la manera menos destructora del consumo de
drogas. Se tienen que reducir al máximo los problemas añadidos por un uso
inapropiado.

Existen algunas recomendaciones para un uso menos dañino de las drogas,


elaboradas por distintos organismos:

-Beber suficiente cantidad de líquidos.

-Descansar a ratos para cuidar el agotamiento.

-Nunca mezclar alcohol con otras drogas.

-Abstinencia si padeces del corazón, hígado o riñón.

-No repetir, pues aumentan los efectos tóxicos.

-Acudir al médico al encontrarse mal.

Los adolescentes no necesitan saber de todas las drogas y de todos los usos.
Simplemente porque muchas veces o no están presentes en su medio o no
tienen la mínima preocupación o interés por alguna de ellas. Pero, si no es así,
las prevenciones no resultan preventivas. Los miedos de los adultos les hacen
correr más riesgos. Si la heroína puede estar cerca de su mundo es necesario
que sepan cualquier forma de usarla mejor que la inyección, o que en cualquier
caso jamás deberán compartir jeringuillas.

Si usan un alucinógeno han de saber que es mejor hacerlo en compañía y que


el ambiente ha de ser apropiado. Si se enrollan con el “éxtasis” un chico o una
chica, ha de quedarles espacio para pensar en el preservativo. Si beben no han
de coger la moto, etc. Las drogas destruyen mucho más por falta de
precauciones elementales.

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Dado que los chicos y las chicas adolescentes no suelen ser muy precavidos y
no están para consejos, es mejor invertir esfuerzos en conseguir que reduzcan
algunos riesgos dañinos.

Algunas personas, con algunas drogas, son capaces de mantenerse usos no


problemáticos o consiguen establecer controles o abandonos periódicos que
les llevan a evitar destruirse y conseguir que su vida no gire en torno a ellas.
Otros muchos, sin embargo, entran tarde o temprano en un círculo infernal en
el que los problemas son inmersamente mayores que los placeres. Se plantea
entonces la necesidad de posibilitar el inicio de un proceso de recuperación.

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TRATAMIENTO

Es importante evitar que identifiquemos los procesos de recuperación por


problemas derivados del uso de drogas con los procesos curativos de una
enfermedad. En general, podemos decir que recuperarse no es curarse.

Lo factores que determinan la recuperación son la edad, la etapa vital


determina los usos con las drogas, lo mismo ocurre con los intentos de
consumir, la personalidad y los acontecimientos, que pueden provocar una
necesidad de cambio.

No hay una receta para la recuperación de adictos a las drogas pero hay una
pauta común: llegar a una situación límite que le hace sentir la necesidad de
cambiar de vida. Esta situación puede ser el temor a ir a la cárcel, una
enfermedad,...

Hay dos recursos terapéuticos principales para una recuperación: la atención


ambulatoria y la comunidad terapéutica. En uno y en otro se tiene que producir
una situación de ruptura con el consumo que la persona practica. Tiene que
pasar por un periodo en el que al individuo se le ayude a aislarse, a romper la
cotidianeidad en la que se inscriben los usos de drogas. La ruptura con el
consumo compulsivo suele requerir ayuda médica y farmacológica. Algunos
adictos que estén en proceso de recuperación acuden a centros médicos para
que les proporcionen fármacos que eviten los síntomas del síndrome de
abstinencia. En los procesos de recuperación se producen con frecuencia
recaídas debido a que es difícil para los adictos abandonar lo que hasta ahora
ha sido su única satisfacción: la droga.

PROGRAMAS DE MANTENIMIENTO

No siempre es posible ni objetivo plantearse la supresión absoluta del consumo


de todas las drogas. Existe entonces la posibilidad de sustituir una droga por
otra menos problemática. Entre las sustancias más conocidas está la

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metadona. Usar la metadona u otros fármacos menos conocidos supone
ayudarles a vivir usando las drogas de una manera menos destructora.

PROGRAMAS DE REDUCCIÓN DE
DAÑOS Y RIESGOS

Hay que destacar que la primera ayuda que se debe dar a una persona con
problemas de drogas consiste en reducir los daños asociados. La primera
atención tiene que ver con que mejoren su calidad de vida. Aparentemente son
programas de poca exigencia, pero pretenden dar una primera ayuda y hacer
posible que más adelante los objetivos que se plantee la persona sean más
ambiciosos. No son propuestas del todo o nada que sólo conducen a que
muchos no puedan cambiar su relación con las drogas.

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CONCLUSIÓN

En este trabajo las únicas aspiraciones se centran en facilitar algunos objetivos,


que al final pudiera tener o completar la visión sobre el mundo de las drogas;
que pudiera mirarse a los adolescentes sin demasiada acritud; que se
planteara como ayudarlos, sin entrometerse en sus relaciones con las dogas.

Hablar de manera breve, sin matices sobre la bondad o maldad de las drogas
que toma la gente joven no resulta ni fácil ni aconsejable.

Es cierto que los jóvenes son más inconscientes y más influenciables. Es


posible que esto sea debido a su corta edad y falta de experiencia y también, a
que no tienen la personalidad del todo definida.

Siempre se dice que son personas impulsivas, maleducadas y no se les toma


en serio, es decir, sirven para divertir, pero no para opinar. No todos los
jóvenes se dejan llevar por el momento, algunos razonan, deciden lo que es
mejor.

Hay que esforzarse por dejarles ser uno mismo y por hacerles saber que
pueden llegar a ser lo que quieran sin ayudas externas de este tipo.

http://www.hablemosdedrogas.org/es/areadocumentacion-
materialmultimedia/pag/2#fancy2246

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BIBLIOGRAFÍA

CABALLERO MARTÍNEZ, Fernando y colaboradores. Guía Médica Familiar.


Ediciones Aupper. Madrid, 2007.

www.hablemosdedrogas.es

www.cuidateplus.com

www.prevenciónfamiliar.net

www.pnsd.msssi.gob.es

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