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LOS ESTUDIOS DE IMPACTO AMBIENTAL Y SOCIO CULTURAL COMO

HERRAMIENTA PREVENTIVA PARA EVADIR ALTERACIONES NEGATIVAS POR


INTERVENCIONES ANTRÓPICAS EN EL MEDIO AMBIENTE

Los Estudios de Impacto Ambiental y Socio Cultural son un instrumento preventivo y corrector de
determinadas actuaciones que podrían provocar alteraciones negativas sobre los distintos
componentes del entorno Ambiental; ésto nos lleva a definir el concepto de impacto ambiental de
una actividad: “la diferencia existente en el medio natural entre el momento en que la actividad
comienza, el momento en que la actividad se desarrolla y, sobre todo, el momento en el que ésta
cesa”. Los efectos positivos y negativos de las modificaciones al ambiente repercuten de forma
directa de una u otra forma sobre la calidad de vida de la biodiversidad; es sin duda a esta
sensibilidad a lo que responden los Estudios de Impacto Ambiental y Socio Cultural (EIASC) como
elementos de gran utilidad para lograr la detección de los factores implicados, para así intentar la
integración de los elementos sociales y económicos con los ecológicos; en busca de esta integración
de los elementos sociales o económicos con los ecológicos-naturales y de armonizar los diferentes
intereses entre las actividades del sector de la construcción y la protección del medio ambiente.
La evaluación del Impacto Ambiental, es concebida como un instrumento de política ambiental,
analítico y de alcance preventivo, permite integrar al ambiente un proyecto o una actividad
determinada; en esta concepción el procedimiento ofrece un conjunto de ventajas al ambiente y al
proyecto, invariablemente, esas ventajas sólo son apreciables después de largos períodos de tiempo
y se concretan en economías en las inversiones y en los costos de las obras, en diseños más
perfeccionados e integrados al ambiente y en una mayor aceptación social de las iniciativas de
inversión. En muchos casos las intervenciones antrópicas han generado impactos negativos al
ambiente, por lo que se exige por regulación normativa realizar los estudios de impacto ambiental
para identificar los posibles impactos y las acciones a realizar para evitarlos de conformidad con
lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el Artículo 129 El
estudio de Impacto Ambiental y Socio-cultural es un procedimiento jurídico técnico-
administrativo, el cual tiene como objeto la identificación, predicción, interpretación, evaluación y
finalmente implementación de medidas capaces de minimizar los impactos ambientales durante las
fases de un proyecto.

“Artículo 129. Todas las actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas deben ser previamente
acompañadas de estudios de impacto ambiental y socio cultural. El Estado impedirá la entrada al país de desechos
tóxicos y peligrosos, así como la fabricación y uso de armas nucleares, químicas y biológicas. Una ley especial
regulará el uso, manejo, transporte y almacenamiento de las sustancias tóxicas y peligrosas.
En los contratos que la República celebre con personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, o en los
permisos que se otorguen, que afecten los recursos naturales, se considerará incluida aun cuando no estuviera
expresa, la obligación de conservar el equilibrio ecológico, de permitir el acceso a la tecnología y la transferencia de
la misma en condiciones mutuamente convenidas y de restablecer el ambiente a su estado natural si éste resultara
alterado, en los términos que fije la ley.”

La actividad minera, así como la mayor parte de las actividades que el hombre realiza, es una
actividad antrópica, es decir altera el medio natural; sin embargo es importante destacar que nuestra
especie necesita los recursos mineros hoy y los necesitará en el futuro para continuar con el
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desarrollo y ciclo evolutivo de nuestra civilización; se debe tener en cuenta que precisamente por
ésta razón, resulta indispensable el buen desarrollo de ésta disciplina que actualmente solo aporta
alrededor de un 0.3 - 0.5% del producto interno bruto de nuestro país. El propósito de la minería
no es la extracción a todo costo de los recursos, sino encontrar la mejor conciliación y
compensación con el balance ecológico alterando lo menos posible el desarrollo natural de los
diversos ecosistemas que se desarrollan en nuestro entorno de forma tal que puedan ser extraídos
los recursos con las menores repercusiones negativas a largo plazo.
A pesar de que existen procesos industriales que afectan en mayor grado al medio ambiente, los
proyectos mineros son diferentes al resto de las actividades industriales en dos aspectos
fundamentales; la localización de una mina viene predeterminada por la localización del recurso
mineral explotable, una mina tiene una sola localización posible, sobre el depósito mineral; el
comienzo de la actividad minera viene precedido por un largo proceso de exploración regional y
evaluación local, este proceso puede tardar entre 10 y 15 años.
La actividad minera no solo produce un impacto sobre el medio físico sino también sobre el medio
socioeconómico y cultural, es decir, modifica los modos de vida y la economía de la región en la
que se implanta, que pueden ser en unos casos positivos y en otros, negativos; la evaluación de
estos impactos es la cuantificación de estas diferencias, mediante la realización de un estudio de
impacto ambiental que identifica, predice y previene las consecuencias sobre el ambiente de la
actividad minera. En la minería moderna, la recopilación de datos ambientales comienza en la etapa
de exploración; una vez que un depósito mineral ha sido descubierto, como resultado de la campaña
de exploración, se procede a la evaluación ambiental.
En la evaluación ambiental se distinguen tres fases:
1. Investigación de línea base (baseline), es decir, una auditoría del estado del ambiente antes
de que empiece la actividad minera.
2. Descripción y análisis de los potenciales impactos ambientales derivados del proyecto
minero, es decir el estudio de impacto ambiental (análisis predictivo).
3. Plan de rehabilitación y uso final del terreno, para lo cual son fundamentales las
conclusiones obtenidas en la investigación de línea base.
La evaluación ambiental debe finalizar antes de que empiecen las labores mineras; éste es el
requisito fundamental para solicitar las autorizaciones de explotación del recurso mineral a las
autoridades pertinentes; una empresa minera con serias intenciones de establecerse en una región
y desarrollar actividades mineras deberá empezar a recabar datos ambientales durante la fase de
exploración, así como establecer fuertes nexos con las comunidades vecinas. Hace algunos años el
Impacto Ambiental no se percibía como un factor de riesgo para el futuro de la humanidad, hoy se
contempla con gran preocupación, que no siempre está justificada, pues el hombre viene alterando
el medio desde que ha sido capaz de ello, pero ciertamente los abusos cometidos en este campo
han hecho que crezca la conciencia de la necesidad de regular estos impactos.
Así, en el momento actual existen normativas muy estrictas sobre el impacto que puede producir
una explotación minera, que incluyen una reglamentación de la composición de los vertidos
líquidos, de las emisiones de polvo, de ruidos, de restitución del paisaje, etc., que ciertamente a
menudo resultan muy problemáticos de cumplir por el alto costo económico que representan, pero
que indudablemente han de ser asumidos para llevar a cabo la explotación. Por otra parte, hay que
tener en cuenta que la actividad minera no solo produce un impacto ambiental, es decir, sobre el
medio ambiente. También produce lo que se denomina Impacto Socioeconómico, es decir, una
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alteración sobre los modos de vida y la economía de la región en la que se implanta, que pueden
ser en unos casos positivos y en otros, negativos.
En definitiva, el principal objetivo de este tipo de estudios es el de indicar los elementos y
características medioambientales susceptibles de ser afectados por la explotación minera, sobre los
que se establecerán las recomendaciones de acciones correctoras, temporales o permanentes, y la
definición de los criterios generales y específicos de restauración, recuperación de terrenos o de
otros usos alternativos de rehabilitación. Para el logro eficiente de éstos objetivos se debe seguir
una metodología tipo lista de chequeo en la cual es importante delimitar dentro del ámbito general
de la explotación, las distintas acciones que producen impacto (acciones impactantes:
excavaciones, voladuras, emisión de gases y efluentes líquidos, creación de vías de transporte, etc.),
así como también establecer sobre qué aspectos concretos del medio se produce cada impacto
(factores impactados: vegetación, fauna, paisaje); posteriormente es imperativo correlacionar la
lista obtenida con una matriz tipo causa –efecto de cada tipo de impacto lo que permitirá una
correcta evaluación jamás precipitada sobre el Impacto Ambiental y Socio Cultural de determinado
proyecto minero.

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