Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
El conocimiento sociológico
de la educación
por
ANTONIO GUERRERO SERÓN
ISBN-DIGITAL: 978-84-323-1585-5
ÍNDICE
PRESENTACIÓN ......................................................................................... XI
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
TERCERA PARTE
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................... 287
III. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ............................................................ 287
III. TRATADOS, MANUALES Y COMPILACIONES DE SOCIOLOGÍA .................. 307
III. TRATADOS, MANUALES Y COMPILACIONES DE SOCIOLOGÍA DE LA EDU-
CACIÓN ................................................................................... 308
do como de las promesas sin cuento que, a partir de ella, se han he-
cho. Unas veces mediante el intento de recuperación de un pasado
que se quiere construir a imagen del presente, como parece haberse
intentado en España recientemente con el tema de las humanidades.
Otras, abriendo unas esperanzas de igualdad y progreso de millones
de personas, como fue el caso de las reformas educativas pretendida-
mente igualitarias del último tercio del siglo XX. Es por ello que dar
respuestas adecuadas a esas preguntas debe tomarse como una tarea
importante, a la que dedicar el tiempo y los recursos intelectuales ne-
cesarios. A ser posible, procedentes de diferentes fuentes y perspecti-
vas; una de las cuales tiene que ser, sin duda, la de la Sociología, ya que
la educación es un hecho y un fenómeno social, que hoy se manifiesta
en unas dimensiones cuantitativas y cualitativas sin precedentes. En
realidad, es a la Sociología como ciencia a quien compete primera-
mente el estudio y consideración de ese hecho social, constitutivo
como es de los fundamentos sociales, a través de los procesos de socia-
lización e instrucción.
Como así ha sido. Pues, en efecto, existe en la Sociología ya una
base de partida derivada del análisis que sus autores clásicos, neoclási-
cos y contemporáneos han dedicado a la educación como institución y
práctica social. Lo que ellos han ido haciendo, ha ido quedando como
un poso y punto de partida y referencia común, para que los que se-
guimos detrás podamos partir de lo ya alcanzado. En ese sentido, la
teoría sociológica tiene respuestas suficientes a esas preguntas recién
formuladas. Respuestas a veces quizás algo distantes y globales, por el
dominio anglosajón que impone sus análisis por doquier. Pero res-
puestas siempre susceptibles de ser aplicadas a las diferentes realida-
des nacionales, para que cumplan funciones más domésticas de socia-
lización, transmisión cultural y legitimación de los estados. En ese
sentido, se pone de relieve cómo la tan cacareada globalización no
afecta tanto a la educación como a otras facetas de la realidad social,
como la música o la moda.
La pretensión de este estudio es establecer un marco plural para
analizar y comprender la educación desde las diferentes perspectivas
sociológicas. Por ello, más allá de una novedad y originalidad absolu-
tas —algo difícil, por lo demás, dados el tema de que se trata y la am-
plia bibliografía existente—, sí pretende y cree ser original en el enfo-
Presentación XIII
Dado que la vida escolar no es más que el germen de la vida social, al igual
que ésta no es más que la continuación y la floración de aquélla, resulta impo-
sible no encontrar en la una los principales procedimientos mediante los cua-
les funciona la otra. Es natural suponer, pues, que la sociología, ciencia de las
instituciones sociales, nos ayude a comprender lo que son o a conjeturar lo
que deberían ser las instituciones pedagógicas (Durkheim, 1975: 113).
Como toda ciencia, la Sociología es una ciencia empírica. Pero sólo en cuanto
observable y analizable dentro de un cierto marco teórico, un dato real devie-
ne un dato empírico, esto es, un dato científicamente relevante (...) La teoría
es el único control racional que asegura la orientación de ese proceso de acu-
mulación empírica según los imperativos de la ciencia (Moya, 1970: 9).
La Sociología es una disciplina empírica (...) teórica (...) abierta [y] no dog-
mática. (...) La Sociología es una disciplina cuya metodología es moralmente
neutra, pero que sólo es fecunda si quienes la practican no son seres amorales
que pretenden vivir en un mundo éticamente aséptico. (...) La tensión entre
estos dos polos —cientificidad y humanismo— nos lleva a un último y revela-
dor rasgo de la sociología, es ésta una crítica de la sociedad (Giner, 1969: 15
y 16).
Sociología y educación: conceptos fundamentales 3
1
Gerry Rose (1982) distingue dos dimensiones dentro de la investigación que tie-
nen que ver con los métodos. La primera dimensión se refiere a la naturaleza de la re-
lación entre la evidencia y la teoría, podemos hablar de investigaciones destinadas a
probar teoría (theory-testing) o de aquellas cuyo objetivo es construir teoría (theory-
construction). Mientras que la segunda dimensión se refiere a la naturaleza de los da-
tos: cuantitativos o estadísticos y cualitativos o textuales.
Sociología y educación: conceptos fundamentales 7
2
La lista sería muy numerosa y ya cuando se escriba la historia de la materia en Es-
paña saldrán a la luz. En el ínterin, se pueden consultar los diferentes trabajos que has-
ta el momento han ido apareciendo y se acercan a esa historia, entre los que destacan
los de Ortega, 1989; Sánchez Martín, 1991; Rodríguez y Fermoso, 1991; y Aguilar Idá-
ñez, 1993. Igualmente, las Actas de las, hasta ahora, diez Conferencias de Sociología
de la Educación (véanse, al respecto, Sánchez Martín, 1991; Fernández Palomares y
Granados, 1994; Brunet, 1997; Garcés, 1998 y Frutos Balibrea, 2000), junto a las sesio-
nes del grupo de trabajo de Sociología de la Educación durante los Congresos Nacio-
nales de Sociología, son también un buen inventario de contribuyentes y contribucio-
nes al desarrollo del estudio sociológico de la educación en España.
10 Antonio Guerrero Serón
Así pues, Lerena, que reconoce en esas mismas páginas que Durk-
heim es el primero en elaborar un pensamiento sistemático en Socio-
logía de la Educación (Lerena, 1985: 119) y que la Sociología “a secas
es muy reciente y un producto made in USA” (Lerena, 1985: 71), nos
remite decididamente al que llama último de los iluministas y primero
de los sociólogos, Saint-Simon 3, a buscar los orígenes. Así, la búsque-
da de una teoría sociológica de la educación nos lleva a ver el naci-
miento y desarrollo de la teoría sociológica general, desde la perspec-
tiva más concreta de su aplicación a la educación.
La teoría sociológica de la educación se construye a partir de la
centralidad de los clásicos (Alexander, 1990: 22), es decir, desde el lu-
gar central que ocupan en la ciencia social contemporánea el aporte
de los que llamaremos —siguiendo entre otros a Alonso Hinojal
(1987: 12), a Baehr y O’Brien (1994: 32), o a Giddens (1997: 16)— los
clásicos y neoclásicos de la teoría sociológica, que desembocan en los
enfoques o perspectivas actuales. Dicha construcción se hace frente a
la negación de empiristas y humanistas del papel de los clásicos en la
presente teoría sociológica y frente a la idea de fundadores que, en So-
ciología como en cualquier otra ciencia, además de sus connotaciones
y terminología patriarcales (“padres fundadores” y “madres descono-
cidas”), contribuye a una visión mitológica de las disciplinas, que re-
fuerza bien poco a cambio de la comprensión de la génesis y crecimien-
to de esas disciplinas. En el caso de la Sociología, tiende a codificar su
nacimiento como un acto fundacional más que como un proceso his-
tórico y, además, pone el acento casi exclusivamente en unos pocos in-
3
En contra de esta opinión de Lerena, Alain Touraine matiza esos comienzos, ge-
neralmente atribuidos a la pareja formada por Saint-Simon y Comte, y, en su conocida
obra, La sociedad post-industrial, señala que “la sociología no nació directamente de lo
que se llama, con razón o sin ella, la revolución industrial; es coetánea de la reapari-
ción, a finales del siglo xix, de un cierto control social y político de las condiciones y de
las consecuencias sociales del desarrollo capitalista” (Touraine, 1969: 23-24).
12 Antonio Guerrero Serón
Segundo período: el del marxismo, que cristalizado a mediados del siglo XIX
expresó un intento de trascender la poderosa tradición del idealismo alemán
fundiéndola con corrientes como la del socialismo francés y la economía polí-
tica inglesa.
Sociología y educación: conceptos fundamentales 13
4
Recuérdese al respecto como apenas transcurridos unos pocos años de su exitosa
propuesta de los paradigmas, el propio Kuhn (1978: 11) acuñaba un nuevo término
que la matizaba, el de matriz disciplinar, y se refería a la Sociología como un sistema de
conceptos y no como una ordenada sucesión de ellos.
14 Antonio Guerrero Serón
5
Acerca de esta precisión y distinción, véase J. Carabaña (2000): “Escuela com-
prensiva y diversidad”, en Revista de Libros, núm. 18, de donde he tomado la matiza-
ción.
18 Antonio Guerrero Serón
En los cinco capítulos de que consta esta Primera parte se analizan los
comienzos del pensamiento sociológico, desde los precursores a los lla-
mados clásicos de la Sociología, pasando revista a sus ideas y obras
principales y al tratamiento que dan a la educación. Se incluyen como
precursores a los franceses Claude Henry de Saint-Simon y Auguste
Comte que sientan las bases de la Sociología como ciencia y como cam-
po intelectual. Con ello, sirven de punto de partida y arranque inicial a
los autores llamados clásicos: Karl Marx, Émile Durkheim, Max Weber
y George Herbert Mead. Unos autores sobre los que no cabe duda de
su consideración como clásicos, siendo como son los que generan con
su obra las cuatro grandes perspectivas o enfoques que hoy tiene la So-
ciología, a saber y respectivamente: el marxismo, el funcionalismo, la
teoría del conflicto y el interaccionismo simbólico. Se hace así, aun a
sabiendas de la ausencia de toda una pléyade de sociólogos que van a
contribuir con sus desarrollos a sentar esas bases de la Sociología como
ciencia, con contribuciones relevantes en sus respectivos ámbitos y
también en el de la educación. Nos referimos a autores como Herbert
Spencer (1820-1903), iniciador junto a Comte del enfoque más evolu-
cionista y organicista de la Sociología; Ferdinand Tönnies (1855-1936),
con su significativa dicotomía Gemeinschaft und Gesellschaft (Comuni-
dad y Sociedad); Georges Simmel (1858-1918) y su sociología formal;
Vilfredo Pareto (1848-1923), formulador de la teoría de la circulación
de las élites; o Charles Cooley (1864-1929), descubridor del grupo pri-
mario y, con Robert Park (1864-1944), integrante significativo de la es-
cuela de Chicago, junto a Albion Small (1854-1926), fundador de la
American Journal of Sociology. Pero, aun a sabiendas de estas lagunas,
se puede decir que desde Saint-Simon y Comte es posible trazar las
líneas maestras de un marco de referencia suficiente para el empeño
que nos ocupa: la conformación y evolución del pensamiento socioló-
gico en sus diferentes enfoques y su tratamiento de la educación.
13. LAS TEORÍAS DE LA REPRODUCCIÓN SOCIAL
Y CULTURAL
2
La asunción, aunque parcial, va más allá, ya que también podemos encontrar un
importante paralelismo entre la distinción que Gramsci realiza entre sociedad civil y
Estado y la que realiza Althusser cuando señala que los AIE pertenecen al ámbito o
dominio de lo privado y el ARE, en exclusiva, al de lo público.
198 Antonio Guerrero Serón
3
También es posible encontrar aquí una continuidad con el funcionalismo organi-
cista de Durkheim, cuando señalaba a la religión como cemento de la conciencia co-
mún en las sociedades de solidaridad mecánica y a la educación en las sociedades de
solidaridad orgánica.
4
Una ideología existe siempre en un aparato, y en su práctica o sus prácticas. Esa
existencia es siempre material (Althusser, 1974: 148).
5
Por currículum oculto se suele entender, como se verá más adelante, aquello que
se aprende en la escuela fuera de los libros de texto o de los programas oficiales y que
es transmitido de una manera implícita.
Las teorías de la reproducción social y cultural 199
las “reglas” del buen comportamiento, es decir, de la adecuada actitud que debe
observar, según el puesto que esté destinado a ocupar en la división del trabajo
(...) La reproducción de la fuerza de trabajo exige no sólo una reproducción de
su cualificación, sino también, y simultáneamente, una reproducción de la sumi-
sión a la ideología dominante por parte de los obreros y una reproducción de la
capacidad de manejar convenientemente la ideología dominante por parte de los
agentes de la explotación y de la represión, a fin de que aseguren también “me-
diante la palabra” el dominio de la clase dominante (Althusser, 1974: 110-111).
6
En realidad y al margen del tema sustantivo de que trata, ésta no es sino otra de las
muestras en que el maestro es minusvalorado y considerado de forma paternalista y des-
pectiva. Siempre, desde una posición académica de superioridad. Otros ejemplos son
los de “comerciante al por menor” de Mills o de “benemérito minierudito” de Cagigal.
200 Antonio Guerrero Serón
7
Véase al respecto: “Marxismo y humanismo”, en Althusser et al. (1968: 172).
Las teorías de la reproducción social y cultural 201
8
Fue editada en España por la editorial Akal en 1985, bajo el título de La instruc-
ción escolar en la América capitalista.
202 Antonio Guerrero Serón
9
Charles Baudelot y Roger Establet, en su obra La escuela capitalista en Francia
(1976), que debe tanto a Bowles y Gintis como a Althusser, pretenden obtener fuentes
empíricas —algo de agradecer entre tan sesudas abstracciones— para sostener la teoría
de la reproducción social. Aunque el resultado es desigual, de entrada cuentan con un
hallazgo interesante: el Aparato Ideológico de Estado Escolar ya no es único, sino que
está integrado por dos redes de escolarización muy distintas: la privada y la pública,
que juntas conforman dicho AIE.
Las teorías de la reproducción social y cultural 205
10
En relación a los códigos lingüísticos consúltese el trabajo de Bernstein (1985a):
“Clases sociales, lenguaje y socialización”, en Revista Colombiana de Educación, núm.
15, pp. 25-46.
206 Antonio Guerrero Serón
11
Se trata de un texto muy demandado, a juzgar por sus múltiples ediciones. Pu-
blicado inicialmente en la revista New Society, del 26 de febrero de 1970, como “Edu-
cation cannot compensate for society”, fue editado poco después, en 1973, en el Vo-
lumen I de la obra de Bernstein Class, Codes and Control. En España aparece por
primera vez en 1985, en el reader de los didactas Gimeno y Pérez Gómez: La enseñan-
za: su teoría y su práctica, publicado por Akal; para terminar apareciendo, finalmente,
bajo el título de “Una crítica de la educación compensatoria”, en la antología publica-
da por Fernández Enguita (1999a), quien lo saca, a su vez, del reader de 1986 de Edi-
ciones La Piqueta: Materiales de Sociología crítica.
Las teorías de la reproducción social y cultural 207
12
Frente a otros autores españoles, que traducen la expresión framing por marco,
enmarcaje o cuadro, en este libro se ha traducido por enmarcación, que utiliza Mario
Díaz (1985) en el número de la Revista Colombiana de Educación dedicado a Bernstein.
208 Antonio Guerrero Serón
13
Para una visión más completa, véase A. Guerrero (1987): Learning between two
cultures: the Schooling of the Spanish ‘Second Generation’ Children in England, Diserta-
ción del MSc en Sociología de la Educación, Instituto de Educación de la Universidad
de Londres (Mímeo).
14
En principio, todo parece que es una transposición culta de la categoría aristoté-
lica, al tiempo que una adaptación del término que usa Weber (1964: 320) para referir-
se al aspecto cotidiano (...) estéticamente importante (...), heredado familiarmente y étni-
camente (...) aunque también a la conducta diaria de la vida.
15
Este término está tomado de la física y se refiere a los restos que se reflejan en los
campos magnéticos de los metales por haber estado sometidos a diferentes fuentes
magnéticas. A lo largo de su obra, Bourdieu utiliza terminología de las ciencias natura-
les, como si quisiera recordar a la física social comtiana.
212 Antonio Guerrero Serón
16
Sobre todo Weber; pero nótese también, en todo caso, la similitud existente en-
tre el concepto de habitus y el de conciencia común de Durkheim, propia de las socie-
dades con solidaridad mecánica.
Las teorías de la reproducción social y cultural 213
2) La autoridad pedagógica:
3) El trabajo pedagógico:
4) El sistema de enseñanza:
aquella que logra imponer significaciones como legítimas, disimulando las re-
laciones de fuerza en que se funda (Bourdieu y Passeron, 1977: 44).
Una violencia que era, hasta hace bien poco, muchas veces más
real que simbólica. Recuérdese al respecto las varas, palmetas o chas-
cas utilizadas por los maestros para hacer bueno el dicho popular se-
gún el cual la letra con sangre entra. En general, el grado de violencia
es proporcional a la distancia entre la dotación de capital cultural de la
familia y la inculcada en la escuela, por lo que es mayor cuanto mayor
sea la distancia entre la cultura oficial de la escuela y la que traiga de su
familia y medio social el alumnado. Como resultado de la acción peda-
gógica se crea en el individuo un habitus de efectos duraderos, en rela-
ción a las prácticas y, por ende, la estructura social, capaz de seguir ac-
tuando una vez que la acción pedagógica haya cesado.
En obras más recientes, como La distinción, Bourdieu (1988) con-
templa la sociedad como un espacio tridimensional, compuesto por la
suma o cantidad de capital que se posee, la composición de dicho capi-
tal y la trayectoria vital. Esas tres coordenadas determinan la posición
de cada individuo en el espacio topológico que es la sociedad. Esa po-
sición está acompañada por un habitus preciso que aporta la perspecti-
va o panorámica que posee la persona desde el lugar que ocupa en el
tablero social. La trayectoria ascendente o descendente de clase (la mo-
vilidad vertical del funcionalismo) produce un cambio en las situacio-
nes de los individuos (desclasados y parvenus). Pero ese cambio está
216 Antonio Guerrero Serón
1
No existe traducción española.
2
La expresión taken for granted, que se podría traducir por “dado por sentado” o
“asumido sin cuestionar”, se convertirá a partir de ahora en un must, en algo obligado,
como un soniquete en todo trabajo dentro del nuevo paradigma (taken for granted
world, knowledge, etc.).
222 Antonio Guerrero Serón
Quizás nada mejor que ir a las fuentes para conocer el contenido y de-
sarrollo de esta perspectiva sociológica de la educación; unas fuentes
que pueden personificarse en un reader (Hammersley y Woods, 1976)
y en una etnografía (Ball, 1981). Efectivamente, en el libro editado por
Martin Hammersley y Peter Woods, preparado como material de apo-
yo teórico al curso de la Open University sobre Escolarización y Socie-
dad, ya desde el comienzo se ve clara la adscripción teórica de este en-
3
Para los textos traducidos al castellano, véanse Michael Apple (1986 y 1987),
Jean Anyon (1999) y Paul Willis (1988), respectivamente.
224 Antonio Guerrero Serón
4
Un buen conocedor y practicante él mismo de esta técnica, Howard S. Becker
(1958: 652), la define diciendo que: “la observación participante es un proceso en el
que se mantiene la presencia de un observador en una situación social con el propósito
de la investigación científica. El observador está en una relación cara a cara con los ob-
servados y recoge datos mientras participa con ellos en su lugar natural de vida”.
Nueva sociología, resistencia y producción cultural 225
A partir de esta técnica, Ball y otros muchos autores, como los ci-
tados Hargreaves (1967), Lacey (1970), o Sharp y Green (1975) y Co-
rrigan (1979), realizan etnografías de los procesos de escolarización
que pretenden captar el significado que los propios protagonistas atri-
buyen a las situaciones en las que se encuentran negociando, merced a
sus estrategias. Así, Ball entiende que capta el significado que el pro-
ceso de reorganización de la docencia sobre la base de la integración
de habilidades tiene para profesores y alumnos, cuando reconoce que,
aunque parece a priori ser la suerte de reforma defendida desde una
perspectiva igualitaria, no tiene nada de ello. Se trata, más bien, de un
mecanismo de control social de mayor efectividad, ya que mientras la
enseñanza siga siendo percibida por los profesores como una fase de
preparación para el éxito basada en las aptitudes que se adquieren, la
experiencia de los alumnos será de competición dentro de una rígida
jerarquía de recompensas y estima. El agrupamiento integrado (mi-
xed-ability group), termina Ball:
nos puro, pues a nadie se le escapa la fuerte presencia que, vía el cultu-
ralismo de Perry Anderson o Raymond Williams, tiene Gramsci y sus
conceptos de ideología y hegemonía en todos estos autores ingleses.
Los estudios etnográficos son, pues, instrumentos válidos para descri-
bir la práctica cotidiana, prestándose para dar relevancia a la concien-
cia e intencionalidad de los actores sociales y presentándose como
idóneos para el estudio de la cultura escolar, considerando a la escuela
como una institución relativamente autónoma.
Los problemas surgen cuando se intenta pasar de la descripción
de las situaciones a la explicación de los procesos, paso en el que la
mayoría de las etnografías parecen tropezar. Se aprecia en todos esos
análisis lo que podríamos llamar prepotencia del sujeto, que parece
estar por encima de estructuras e instituciones. Es una especie de de-
terminismo subjetivista, que nos hace ver como inevitable y, en mu-
chos casos, mecánico el carácter de esos procesos. Parece como si del
significado y establecimiento de la negociación de las situaciones el
desarrollo de las mismas resultara inevitable. Lo que, por otra parte,
no es sino la generalización del teorema de Thomas, según el cual si la
gente define una situación como real, la situación es real en sus con-
secuencias 5. Aunque ya se sabe que el nexo entre definición y conse-
cuencias es esencialmente subjetivo.
Esa sustantivación de las situaciones parece conducir al inmedia-
tismo en el que se inserta su teoría del cambio social; donde la tensión
es evidente entre el desarrollo temporal de las situaciones y la ausencia
de definición acerca de las posiciones de partida y la orientación de
llegada. Se trata de la ausencia de todos los aspectos contextuales, fue-
ra del ámbito espacio-temporal inmediato, que impide saber qué con-
secuencias son reproductoras y cuáles transformadoras.
5
Se trata del clásico americano Williams I. Thomas, uno de los componentes de la
Escuela de Chicago y autor con Znaniecki del también clásico estudio: El campesino
polaco en Europa y América, quien (junto a su mujer D. S. Thomas) dijo en 1928 que:
“If men define situations as real, they are real in their consequences”.
Nueva sociología, resistencia y producción cultural 227
6
Publicado originalmente en 1977, la traducción española la publica Akal en 1988
como Aprendiendo a trabajar.
228 Antonio Guerrero Serón
7
La utilización, en aquel entonces, de una expresión sacada de la jerga popular
como tío o colega, como ha sido traducida en nuestro país, supuso una renovación im-
portante en el lenguaje académico, generalizándose ese uso a partir de ahí.
Nueva sociología, resistencia y producción cultural 229
8
La expresión exacta que usa McRobbie no es femininity, sino femaleness, algo así
como hembreidad, inexistente en castellano, que textualmente quiere decir el carácter
o naturaleza o cualidad de hembra.
230 Antonio Guerrero Serón