Incluye cambios en lo referente en la organización de los trastornos, los cuales se
enmarcan en cuanto a la edad, sexo y características del desarrollo del paciente, eliminándose el sistema de multiacción axial, ya que creaba “distinciones artificiales”. Además esta nueva versión llega con cambios en los diagnósticos específicos de los trastornos mentales. Entre ellos destacan los siguientes: La categoría “Trastornos del aspecto autista”. Dentro de esta categoría se encuentran ahora el Autismo, el Síndrome de Asperger, el Trastorno desintegrativo infantil y el Trastorno Generalizado del Desarrollo. Se puede diagnosticar depresión cuando los signos de dicho trastorno aparecen tras la pérdida de un ser querido en los dos meses anteriores, cuando antes este era un criterio de exclusión. Se introducen el trastorno de estado de ánimo disrructivo y no regulado, que caracteriza a los niños “con irritabilidad persistente y frecuente episodio de descontrol de conducta (rabietas), tres o más veces a la semana durante un año”, con la finalidad de reducir el diagnóstico de trastorno bipolar en la infancia, cuya prevalencia se ha visto aumentada debido a que el DSM-IV-R incluía los problemas de irritabilidad crónica severa dentro de esta categoría diagnóstica y, a menudo, eran considerados por los profesionales sanitarios como un síntoma de manía en niños. Se incorpora el Trastorno por consumo de sustancias, que engloban a los trastornos por abuso de sustancias y la dependencia de sustancias. Además, se ha creado una nueva categoría para recoger las “Adicciones conductuales”, donde se incluye el juego patológico (Antes recogido en la categoría de “Trastornos de control de impulsos no clasificados”). Ahora es posible diagnosticar el TDAH en adultos. Además, ahora los síntomas en niños deben aparecer antes de los doce años para ser diagnosticados, en vez de antes de los siete, como versaba en la anterior versión del manual. Los trastornos de ansiedad, los trastornos disosiativos, el trastorno obsesivo compulsivo y el trastorno del estrés post traumático (antes unificados en el mismo epígrafe) se describe en apartados independes, para legitimar su carácter distintivo. Además, en este último (TEPT) incluyen ahora los síntomas de “reexperimentación, hiperactivación, evitación, y alteraciones negativas persistente en las cogniciones y el estado de ánimo”. El trastorno depresivo mayor incluye dos categorías que pretenden recoger con más exactitud la ideación suicida: Desorden del comportamiento suicida y autolesión no suicida. La transexualidad deja de considerarse un trastorno metal. Además, se introducen nuevos trastornos: 1. Trastorno por atracón: Personas que comen en exceso más de doce veces en tres meses. 2. Trastornos de escoriación: Rascado compulsivo de la piel. 3. Trastorno de acaparamiento: Hasta ahora considerado un síntoma del trastorno obsesivo compulsivo, y definido como la “Dificultad persistente de desprenderse de los objetos, independientemente de su valor”. Trastorno disfórico premenstrual. Trastorno nuerocognitivo leve.