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Construcción identitaria y subjetividad en la red social

virtual de Facebook. Por: Grettel González


huellasculturales11.wordpress.com/trabajos-de-los-estudiantes-i-2015/grettel-gonzalez/

Introducción
El uso de redes sociales virtuales se ha extendido ampliamente, trascendiendo límites
geográficos y de la lengua; característica que ha permitido una interacción inusitada, más
allá de una cultura específica o de divergencias culturales; y además y no menos
importante, una interacción que trasciende barreras temporales. Estas condiciones
inherentes a las redes sociales virtuales, las convierten en un medio propiciador de un
nuevo espacio ideológico y discursivo, cuyo impacto es inherente a las herramientas
virtuales que facilita; pues la naturaleza ubicua de estos medios define el impacto socio-
cultural que causan.

En esta perspectiva generalizada sobre las redes sociales virtuales situamos Facebook.
Millones de personas alrededor del mundo se han convertido en usuarios de esta red
social virtual, que les permite interactuar en tiempo real a través una plataforma virtual
sustentada no solo en un código de lengua, sino también en un particular código
comunicativo que va más allá de la lengua escrita; constituido por herramientas virtuales
que a la vez son portadoras de un mensaje: videos, fotografías, archivos musicales, “chat”,
memes, emoticons, y “botones virtuales” que permiten expresar “me gusta”, “compartir” o
“comentar”.

Orígenes y características generales


Creada en el 2004 como una comunidad virtual cerrada, originalmente estaba dirigida a
estudiantes de la Universidad de Harvard; pero paulatinamente se abrió a otras
universidades y a estudiantes de secundaria. Desde el 2006 Facebook, se convirtió en
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una comunidad virtual abierta y han ido creciendo y proliferando los llamados portales
virtuales en otras lenguas. Por una parte los usuarios construyen un perfil personal basado
en las particularidades que desean exhibir y que publicita su representación virtual, una
versión de sí mismos que puede ser idealizada o no; y cuyo objetivo, en teoría, es facilitar
la interacción con usuarios conocidos o de gustos similares. Por otra parte, las redes
sociales virtuales despojan al usuario del proceso de presentación personal; haciendo
innecesario tanto el encuentro personal, como el proceso de exploración; que
desaparecen y dan paso a una inmediatez en el conocimiento del otro, tendiente a borrar
las fronteras entre individuos y reforzar la idea de grupo o de nosotros. Consecuencia de
lo anterior, se reformulan las prácticas discursivas y las interacciones sociales.

Una nueva socialización


Por ser las redes sociales virtuales, y en
particular Facebook en la actualidad, un
medio de interacción social tan popular
alrededor del mundo; se ha convertido en
una especie de “punta de lanza” de un
nuevo modelo de socialización e
identificación; razón por la que resulta de
gran interés para indagar sobre nuevas
prácticas discursivas, mecanismos de
construcción identitaria y subjetividad, y
la influencia de los contenidos de las
redes sociales virtuales en sus usuarios.

Las redes sociales virtuales son un medio de interconexión social en el que sus miembros
desarrollan un sentido de pertenencia que contribuye a la reformulación de una identidad y
subjetividad; y son a la vez un mensaje en sí mismas y un texto cultural colectivo donde se
manifiestan lo ideológico y lo discursivo. Por lo tanto, no solamente reproducen un
contenido ideológico, sino que se constituyen como un mensaje que conforma una nueva
identidad cultural. Es así que el planteamiento que se propone es que como medio de
interconexión social-virtual, Facebook, es el producto de un texto o discurso ideológico que
al mismo tiempo se ha convertido en un nuevo texto generador de identidad cultural,
consecuencia de las características dialógicas e inmediatas del medio en que se
desenvuelve.

Según lo anterior, se pretende caracterizar las propiedades dialógicas que se expresan a


través de las herramientas virtuales de la red social Facebook, con el fin de establecer un
vínculo entre su dialogismo e inmediatez y la construcción identitaria a través de las
prácticas discursivas en esta red social. Para esto se buscará establecer, de acuerdo con
la teoría de Mcluhan (1996), la forma en la que Facebook pasa de ser un medio de
comunicación a ser un mensaje en sí mismo, con el propósito de determinar el mecanismo
mediante el cual sus herramientas virtuales pueden sustituir funciones discursivas del
lenguaje no virtual. Asimismo, se procurará explicar, de acuerdo con la teoría del sujeto
cultural de Cros (1997), los vínculos entre las prácticas discursivas empleadas en
Facebook y su influencia como medio de comunicación en el surgimiento de una

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subjetividad particular; con el objeto de justificar a partir del uso de las herramientas
virtuales integradas a Facebook, la aparición de un nuevo sentido de identidad,
pertenencia social y enajenación, que resultan de esta subjetividad.

Acercamientos empleados

1. El dialogismo como instrumento. El poder de los medios según


Mc Luhan.

El término dialógico implica que una forma cultural objetivada está orientada o dirigida a un
supuesto destinatario y, por consiguiente, tiene en cuenta las respuestas anticipadas de
los receptores, lo que se manifiesta en la selección, la organización y las referencias
cruzadas que se usan. Una vez que una de estas formas culturales llega a un destinatario,
ésta recibe sentido y comprensión al dársele valor a los signos que se perciben; y
simultáneamente se lleva el proceso más allá, al generar una respuesta que se establece
como el siguiente momento de un diálogo. (John Hartley et al 1995,p.104).

En este sentido el concepto de dialogismo caracteriza las herramientas virtuales a las que
permite tener acceso Facebook, pues su empleo está básicamente destinado a buscar una
respuesta particular en otros usuarios.

El tema de Facebook como mensaje y el dialogismo e inmediatez de sus herramientas, se


abordará desde la teoría planteada por McLuhan
(1996); quien plantea que la información transmitida
a través de un medio no es tan relevante por sí
sola, sino que adquiere su poder transformador a
través del medio y el contexto por el cual se
difunde.

Cualquier herramienta o medio tecnológico hecho


por el ser humano, produce una transformación en
éste a un nivel inconsciente porque introduce una
nueva escala en sus quehaceres, ampliando o
acelerando los procesos existentes. “El mensaje de
cualquier medio o tecnología es el cambio de
escala, ritmo o patrones que introduce en los
asuntos humanos” (McLuhan,1996,p.30).

Por ejemplo, el ferrocarril acelera y amplía los conceptos existentes de movimiento,


transporte, rueda y carretera, y el avión no solo acelera la velocidad del transporte, sino
que inclusive varía la perspectiva en la división política de las ciudades. Por un lado el
mensaje que cualquier medio tecnológico conlleva es la transformación de los índices
perceptivos del ser humano; y por otro lado, este mensaje supone consecuencias
mentales y sociales en cuanto ocurra una amplificación o acelaración de los procesos
existentes.

Los cambios en la percepción hacen que se transformen el rango de los campos de


atención al pasarse de una atención restringida o específica, a un campo total o
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amplificado: se da una percepción sensorial instantánea de conjunto. Esta transformación
modifica elementos espaciales y temporales de las relaciones personales, que producen
profundas repercusiones en las formas en que se relacionan y trabajan las personas, al
eliminarse factores temporales y espaciales de la asociación humana. La ampliación y
acelaración hace que se pase de la idea de secuencia y conexiones a la idea de las
configuraciones y estructuras totales.

El contenido de todo medio es otro medio, por esta razón un medio se fortalece e
intensifica ya que se le da otro medio que le sirva de contenido. Por ejemplo, el contenido
de lo escrito y de lo impreso es el discurso y el contenido del discurso es un proceso de
pensamiento que en sí mismo no es verbal; aunque la persona tan siquiera se da cuenta
de esto ya que se modifican sus índices de percepción constante e inconscientemente.
Por este motivo cualquier tecnología se incorpora a lo que ya es el ser humano,
convirtiéndose por lo tanto, en una extensión del mismo; una ampliación de las
capacidades físicas y mentales naturales con el que el ser humano cuenta.

El proceso de extensión de sus capacidades tiene lugar subliminalmente, por lo que el ser
humano paulatinamente se insensibiliza a la diversidad de las formas tecnológicas; y al
mismo tiempo se bloquea su mente a la idea de que da forma a sus herramientas y éstas
le dan forma a él posteriormente.

En este sutil proceso de transformación ( Mc Luhan,1996, p.40) explica que los individuos
“de una sociedad alfabetizada y homogenizada” se insensibilizan a la gran diversidad de
formas, adquiriendo “la ilusión de una tercera dimensión y del “punto de vista” como parte
de su fijación narcisista, y se cierra a la toma de conciencia […] de que nos convertimos en
lo que contemplamos.

2. Prácticas discursivas y el surgimiento de una nueva subjetividad.

Cros (1997) en su teoría sobre el Sujeto


Cultural plantea que los términos cultura
e identidad son indisociables. La cultura,
como él la define, es un espacio
ideológico que conecta a una colectividad
en la conciencia de su propia identidad,
una memoria colectiva referencial, un
bien simbólico colectivo que se manifiesta
concretamente a través de las diversas
prácticas discursivas del lenguaje,
instituciones y prácticas sociales.

Los individuos al apropiarse en mayor o


menor grado de la cultura, en realidad se
están adecuando a modelos de
comportamiento y esquemas cognitivos que le son propuestos; y las diferencias en esta
apropiación se reflejan en las diferencias de clase.

El empleo del concepto sujeto cultural interesa en este trabajo pues de acuerdo con Cros
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(1997), se refiere a una instancia ideológica que integra a todos los individuos en un
mismo grupo, remitiendo a cada uno a su respectiva posición de clase, de acuerdo con su
grado de apropiación cultural.

El término sujeto cultural integra la idea de que las diferentes formas discursivas se
manifiestan a través del Yo/Ego, emergiendo y expresándose la subjetividad en y por el
lenguaje; ya que el Yo/Ego es en realidad una forma vacía que es constantemente
ocupada por diversas instancias de discurso. De esta manera, lo ideológico inscrito en el
lenguaje y en las diversas prácticas sociales produce una enajenación en el individuo.

El sujeto cultural genera a través del lenguaje y el discurso un proceso de extrañamiento


que es consecuencia de la convencionalidad del signo, pues la realidad que quiere
representar queda perdida en su arbitrariedad. Por extensión lo mismo le sucede al
individuo quien al solamente poder aparecer en su discurso representado por el lenguaje,
es también sometido a esta escisión entre su verdad, su deseo y el artificio que lo
representa.

Este proceso de alienación del sujeto implica una disociación entre lo que él llama sujeto
hablado: lo enunciado –lo dicho y sujeto hablante: la enunciación – el decir-. Cuando el
individuo se adueña del tejido que constituyen los signos culturales, el sujeto aparece en el
acto de enunciación, en la expresión de su subjetividad. No obstante, debido a la
naturaleza convencional del signo, el sujeto ignora realmente lo que dice porque lo que
hace es solamente designar metafóricamente el objeto del deseo: lo que se dice es
diferente de lo que se cree decir.

El sujeto puede presentarse bajo formas que revelan su conexión con la subjetividad a
través de diversos enunciados: tú, ellos, nosotros, se, etc. En algunos casos puede incluso
llegar a desaparecer cuando adopta formas impersonales, tópicos, clichés, o se hace uso
de la doxa o los ideologemas; formas que representan la cara más visible del sujeto
cultural y en cuya instancia el enunciador puede ser cualquier sujeto o ninguno. Cros
(1997)

El enunciado es donde se expresa fundamentalmente el sujeto cultural, de esta manera


distinguiéndose del sujeto del deseo que se descubre en la enunciación. Por esto cuando
por ejemplo el Yo cede su lugar al ellos de las fuerzas dominantes, emerge la máscara
ideológica del sujeto cultural en la forma de la subjetividad “de naturaleza doxológica”, que
“designa paradigmas, recuerda verdades basadas en la experiencia o en la fe”. (Cros,
1997.p.17)

Cros (1997) explica que la construcción del sujeto cultural tiene lugar en el espacio
psíquico de un único individuo e implica un proceso de identificación basado en un modo
particular de relaciones entre el sujeto y los otros, donde el Yo se confunde con los otros.
Aunque por una parte este concepto está ligado con la apropiación del lenguaje; en la
formación de la subjetividad y los procesos de socialización, por otra parte es importante
mencionar que es el modelo cultural el que hace manifestarse al sujeto como tal, ya que es
la cultura el agente de identificación del sujeto y no lo contrario.

La subjetividad aparece entonces en el curso de identificación del sujeto con aquellas


formas discursivas que tratan de encarnarlo; por lo tanto el sujeto cultural y el Ego nacen al
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mismo tiempo pues este último al referirse a sí mismo como Yo hace surgir a otro individuo
como el otro, en una relación interior/exterior donde un término no puede concebirse sin el
otro. Este nexo indisociable hace que el Yo se construya a partir de la imagen del otro.

3. El lenguaje como fundamento de la realidad.

El concepto de realidad, ya sea como


sentido o como producto de un discurso,
solamente puede generarse partiendo del
lenguaje; este concepto está enlazado a
la noción de que solamente podemos
llegar a conocer el mundo a través del
lenguaje y expresarlo haciendo uso de
los sistemas de la lengua. Convive
además con el hecho de que estos
sistemas están supeditados históricamente a desarrollos y tendencias contradictorias de
las relaciones sociales; por lo que el sentido discursivo siempre es el producto de estas
relaciones y conflictos, aunque la lengua como tal sea un sistema abstracto.

El lenguaje es la capacidad que le permite al hombre constituirse como sujeto, puesto que
únicamente en él y por él, el hombre puede fundamentar su realidad, su Yo/Ego. La
subjetividad queda determinada entonces por el “estatuto lingüístico de la persona”, por el
uso que los hablantes hacen de la lengua, y por lo tanto la identidad del individuo se
asoma cada vez que éste habilita el lenguaje en la estructura socializada de la lengua. El
lenguaje es la capacidad que nos permite comunicarnos por medio de signos orales y
escritos, pero el habla es la forma subjetiva en que lo empleamos a través del código de la
lengua; por consiguiente “el discurso es a la vez portador de un mensaje e instrumento de
acción” (Cros, 1997,p.12). Punto en el que coinciden ambos autores, pues como se había
mencionado previamente, Mc Luhan (1996) considera el discurso como el contenido del
habla, y el proceso de pensamiento -que en sí mismo no es verbal- como el contenido del
discurso.

Lengua y discurso se manifiestan en el sujeto, pero este último emerge en el discurso de


una manera escindida pues el símbolo que lo representa no capta su verdad; su
inconsciente, su deseo, quedan enmascarados por el lenguaje. El sujeto ignora que es
hablado en su discurso porque queda atrapado dentro de una red de significados
culturales manipulada por el sujeto cultural; que se manifiesta colectivamente como un
proceso de sumisión ideológica. El sujeto cultural opera en y por el lenguaje. De ahí
emerge la subjetividad en formas discursivas ocupadas por el Yo/Ego.

Planteada la idea de que lo ideológico se incorpora a la problemática de la identificación y


la subjetividad; el individuo queda atrapado por los enunciados, aquello que se ha dicho,
red de significados dominada por el sujeto cultural. Cada vez que como sujeto hablante
enuncia, entra en acción el Yo que ha sido ocupado por instancias de discurso expresadas
a través de signos que tratan de ser una referencia de la realidad; así el sujeto que emerge
dentro de este artificio del lenguaje se evapora en él.

4. Los conceptos teóricos puestos en escena.


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En el análisis de Facebook como red virtual de comunicación y en la caracterización de
sus herramientas virtuales, el enfoque más importante para el desarrollo de este trabajo es
el empleo de la teoría del medio como mensaje de Mc Luhan (1996). Bajo esta
perspectiva se tratará de evidenciar las propiedades inherentes a las tecnologías virtuales
y su correlación con nuevas prácticas discursivas e identidad.

En lo que respecta a las prácticas discursivas empleadas en Facebook y el surgimiento de


una nueva subjetividad; la aplicación del concepto de sujeto cultural de Cros (1997),
pretende dar cuenta de los mecanismos ideológicos ligados al lenguaje y la aparición de
un nuevo sentido de identidad, pertenencia social y enajenación.

Como la virtualidad de estas prácticas discursivas les confiere una versatilidad


comunicativa que va más allá del simple discurso escrito, el planteamiento de una
subjetividad nueva debe explicarse a partir de un replanteamiento del concepto del
Yo/Ego. Las variadas formas discursivas explican además la modificación del sentido de
lo privado y lo público que repercute en la pertenencia social y enajenación.

Facebook: el medio y el mensaje.


Como medio de comunicación social-virtual, Facebook permite el acceso a una serie de
herramientas o formas discursivas que constituyen un sistema metalingüístico y dialógico,
que facilita la interconexión entre usuarios de diversas zonas geográficas y horarias. La
confluencia de posibilidades comunicativas ofrecidas por la plataforma virtual de esta red
social, y las propiedades inherentes a las tecnologías virtuales en cuanto a tiempo y
espacio, confieren a sus herramientas una simultaneidad y dialogismo que puede llamarse
abierto; pues el receptor del mensaje puede ser tanto un destinatario conocido o no.

Las posibilidades de comunicación que ofrece incluyen recursos discursivos como


herramientas audiovisuales, los llamados memes –unidades que actúan transmitiendo
comportamientos, ideas o estilos imitables de persona a persona dentro de una cultura-.
También los emoticons forman parte de Facebook. Son considerados como
representaciones metacomunicativas de expresiones faciales; que en ausencia de
lenguaje corporal o palabras, sirven para llamar la atención de un destinatario, sobre el
estado de ánimo o sentimientos del usuario que lo emplea.

La plataforma integrada por herramientas virtuales además permite comunicarse entre


usuarios por medio del “chat privado” (“sala virtual de conversación”) o mensajes privados.
Brinda la posibilidad de compartir información, expresar gustos y opiniones a través de
“botones” virtuales, y además la opción de unirse virtualmente a grupos donde los usuarios
comparten gustos por un tema cultural específico.

El dialogismo de estas herramientas virtuales reside claramente en la posibilidad que


ofrece la plataforma de hacer uso de ellas para expresar una idea; y por otro lado dejar
abierta la posibilidad de brindar una opinión al respecto, ya sea con un “me gusta”, un
comentario, o compartiendo la idea o replicándola con cualquiera de las herramienta

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audiovisual que funcionan como mensajes. El diálogo que se establece puede darse entre
usuarios que se conocen o desconocidos; reconstruyendo por lo tanto el sentido de lo
público y lo privado.

Desde la perspectiva de Mc Luhan (1996), no solamente todo medio tecnológico hecho por
el ser humano se convierte en una extensión del cerebro y de los órganos de la
sensibilidad; sino que además los medios son información pura. Lo anterior implica que el
contenido de todo medio es otro medio. En el caso de Facebook, el conglomerado de
herramientas virtuales que forman parte de la plataforma virtual se fortalecen e intensifican
mutuamente, pues cada una de sus herramientas o formas discursivas virtuales sirve de
contenido para otra.

La estructura dialógica que caracteriza cada una de las formas discursivas de la


plataforma se integra al conjunto y potencia al resto, porque en cada uno de los posibles
diálogos se puede emplear cualquiera de los medios virtuales que forman parte de esta red
social. Las contingencias discursivas que se despliegan a partir de esta especie de caja
china de medios virtuales son incontanbles, porque cualquier medio conlleva aspectos
sociales e institucionalizados de la cultura u órdenes de significación que producen
sentido.

Si de acuerdo con Mc Luhan (1996) los medios alteran los procesos de percepción al
modificar los índices sensoriales, ampliándolos o acelerándolos; el hecho de que en una
sola plataforma virtual sea posible tener acceso prácticamente simultáneo a varios medios
virtuales, multiplica las formas en que se alteran sentimientos y pensamientos, altera el
modo en que se conoce el mundo y se da sentido. Desde esta óptica, es claro que la
modificación en los procesos de percepción perturba los órdenes de significación y a su
vez las formas discursivas.

Una de las características de todo medio virtual es su inmediatez y con ella, la ventana que
abre para recombinar y reproducir información. Los conceptos convencionales de tiempo y
espacio cobran un significado nuevo como consecuencia de la manipulación que sufren en
los medios virtuales; que crean una temporalidad insólita y la idea de una concepción
espacial sin fronteras físicas.

Con el uso de cualquiera de las herramientas virtuales que forman parte de Facebook, o
con aquellas a las que se accede a través de vínculos también virtuales, se manipula la
convencionalidad de las concepciones espacio-temporales; propiciando a la vez un
estado dialógico que favorece el desvanecimiento entre los confines de lo público y lo
privado. La consecuencia de estos cambios es un condicionamiento en la mentalidad del
individuo y sus relaciones sociales.

En un medio virtual como Facebook, que contiene a su vez otros medios, la sustitución de
funciones discursivas del lenguaje por herramientas virtuales, incrementa los campos de
atención restringida o específica a campos totales o amplificados; y remplaza estas
funciones por formas que expresan sintéticamente un código de lengua. La consecuencia
de esta variación es una percepción sensorial instantánea de conjunto. Lo anterior implica

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un cambio en las formas de asociación porque, de nuevo, se modifican factores
temporales y espaciales que afectan la manera de vincularse, y la construcción de la
identidad.

La disolución de estas barreras tiene como secuela una transformación en la hegemonía


de prioridades discursivas, pues empieza a cobrar mayor importancia el sentido de grupo,
el nosotros, versus el sentido individual, el yo: lo privado cede terreno a lo público, lo
individual a lo grupal, al conjunto. Desde la perspectiva de Mc Luhan (1996), el
replanteamiento de la construcción identitaria se origina en el impacto sensorial de las
herramientas virtuales sobre el cerebro y sistema nervioso, y por consiguiente en los
procesos de percepción. Asimismo, en el impacto que supone la simultaneidad propia de
los medios virtuales en la reorganización de las formas discursivas y su modos de dar
sentido.

El resultado de esta situación es que el usuario deja de percibir los efectos que sobre él
ejercen las herramientas discursivas que emplea para comunicarse; primero porque
suceden a nivel inconsciente y luego porque el usuario desarrolla, de acuerdo con Mc
Luhan, una especie de ilusión de tercera dimensión. Esto ocurre porque las formas
discursivas virtuales le dan al individuo la sensación de proyectarse ilimitadamente por
medio de ellas. Si embargo, tarde o temprano empezarán a afectar los procesos de
percepción e interacción, pues el hombre se convierte en lo que contempla. Caivano
(2007), señala que los sentidos, en cierta manera, interactúan, funcionan juntos y que al
afectarse uno, el resto también lo hace.

La simultaneidad-totalidad que se busca en esta red social-virtual, refleja la


interdependencia de los sentidos en la red, el sistema nervioso y el impacto de la
tecnología en ellos. La “tecnología eléctrica” ha traído consigo un anhelo de lograr la
integración, el conjunto, la profundidad y la empatía, y al mismo tiempo un vasto deseo de
que las personas y los objetos expongan la totalidad de su ser. Se trata de una
característica de la época actual, pues en todas las periodos y culturas existe un prototipo
favorito de percepción y conocimiento que frecuentemente se destina para todos y todo; y
“la marca característica de nuestra época es su repulsión hacia las pautas impuestas”.
(McLuhan,1996,p.27)

El hombre crea los medios y estos lo moldean. Una nueva


subjetividad.

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Al crear el hombre las herramientas
virtuales con las que trata de facilitar
procesos, olvida que estas terminan a su
vez moldeándolo; para caer en una
carrera circular donde uno y otro se
modifican constantemente.

La configuración de la plataforma virtual


de Facebook y las herramientas virtuales
que incluye, facilitan una integración
prácticamente inmediata de los usuarios;
el contacto virtual que se establece con
otros depende prácticamente de un “click”.
El proceso de presentación personal no
existe, no es necesario; tampoco lo es
conocimiento del otro, ni importa su
ubicación geográfica ni zona horaria puesto que el sentido de integración es facilitado por
la virtualidad de las formas discursivas empleadas.

Una de las características de Facebook es que el “conocimiento” inmediato del otro hace
innecesario el encuentro y presentación personal. La ausencia de un proceso presencial
de exploración del otro, el sentimiento que genera la idea de encontrarse solamente a un
“click” de distancia; la inmediatez y el dialogismo abierto que caracterizan las herramientas
de esta red, son factores que propician la idea o sensación de conjunto y modifican
interacciones sociales y prácticas discursivas.

Intensificada la imagen de grupo como resultado de la confluencia de estos elementos, el


Yo se disuelve en Nosotros. Esta nueva forma de relación virtual reconfigura los patrones
de interacción social, convirtiendo en superflua la presencia física de los interlocutores y
transformándolos en usuarios interconectados que experimentan una percepción
extendida de sus sentidos.

Se experimenta una sensación de contacto más allá de lo físico, una sensación de


conexión casi inmediata con el otro que aprueba o coincide en gustos y opiniones. A nivel
discursivo la expresión de este efecto se ve en la modificación de las maneras en las que
aflora la subjetividad a través del lenguaje.

Aparece un sentimiento de conjunto que se pone de manifiesto en la expresión de una


subjetividad que hace eco de la idea de grupo. El Yo/Ego expresado a través del lenguaje,
se reviste aquí, de marcadores pronominales que dan voz a un sujeto colectivo
representado por formas discursivas virtuales que lo consolidan con su dialogismo abierto.
El Yo, considerado por Cros (1997) como una forma vacía por medio de la cual se
manifiestan las diversas instancias discursivas, es ocupado por un enunciador “que puede
ser una infinidad de sujetos o ninguno –lo cual viene a ser lo mismo- una no persona, “una
invariante no personal y nada más que eso” (Cros, 1997,p.17)

Detrás de las instancias discursivas se hallan ideologías que se instauran en estas


variantes pronominales; a veces representadas por fuerzas dominantes, o denominadas
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por Cros como lejanas. Algunas veces encarnadas en “[…] repeticiones explícitas de la
doxa, los tópicos, los clichés, los ideologemas, todos los cuales representan el estrato más
visible de la instancia regida por el sujeto cultural.” (Cros, 1997,p.17). Otras veces
personificadas por voces emergentes.

Cualesquiera que sean las formas en las que se encarna la subjetividad y el surgimiento
el Ego en esta plataforma virtual de Facebook; lo dicho, expresado en los enunciados del
sujeto cultural, sea mediante el habla u otras prácticas discursivas objetivadas, está
siempre potenciado por otro medio que lo contiene. Es el caso de los memes, cuyo
mensaje escrito se refuerza con una imagen que consolida lo expresado con palabras. Es
también el caso de los emoticons que concentran en una representación, muchas veces
facial, una expresión o sentimiento universal, haciendo innecesario el uso de un código de
lengua particular.

El usuario se convierte en aquellas herramientas que usa para expresar su opinión, en lo


que ve, lo que oye, en todo aquello que lo prolonga, ya que adopta en sus patrones de
pensamiento, las características de los medios empleados. Lo fascinante de esta
coyuntura reside en que la ideología expresada por medio de las formas discursivas
virtuales, las convierte a su vez en formas ideológicas en sí mismas. Capaces de sustituir
funciones del lenguaje, otrora expresadas exclusivamente por el sistema socializado de la
lengua, las formas discursivas virtuales son herramientas y portadores de un mensaje.

Los espacios ideológicos expresados a través de esta red virtual se ajustan a su estructura
y formas discursivas para crear un proceso de sumisión ideológica; un sujeto cultural que
se encuentra al servicio de la velocidad, la simultaneidad y la doxa.

La nueva subjetividad originada tanto en las propiedades de las herramientas virtuales,


como en el discurso transmitido, “a la vez portador de un mensaje e instrumento de acción”
(Benveniste, citado en Cros 1996)); explica el sentido de enajenación que distancia al
sujeto de su genuina esencia. La verdadera naturaleza del Ego trata de manifestarse en
una multiplicidad de formas discursivas que se entrecruzan, se contienen e influyen en una
vasta red que no hace más de diluirlo. El Ego ya no se enfrenta solamente a la puesta en
escena de la lengua: el habla; sino que lucha por manifestarse en diferentes códigos
discursivos que lo ocultan.

De ahí también que el sujeto/usuario más allá de identificarse con un discurso o ideología
particular, lo haga con el discurso que representa la red social-virtual. La ideología detrás
de los medios virtuales se encuentra representada en las herramientas que lo integran, su
versatilidad, su configuración de conjunto, su inmediatez y el acercamiento instantáneo
que ofrecen con el otro. El sujeto/usuario se identifica con estos conceptos que forman
parte de la red virtual y de un proceso ideológico que, inconscientemente lo lleva a
reformular su relación con el lenguaje y otras formas discursivas.

En el curso de esta identificación el sujeto queda atrapado en las formas discursivas con
las que se identifica; por lo tanto la emergencia de su subjetividad depende de ellas,
causantes al mismo tiempo de su enajenación y del sentido de pertenencia social.

Conclusiones
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La variedad de herramientas o formas discursivas que consolidan la estructura virtual e
ideológica de Facebook, marca la pauta en la construcción de la identidad, y el sujeto
cultural que sirve como proceso mediador entre el surgimiento del Yo/Ego y la subjetividad.

Los fenómenos de índole sensorial modificados por las herramientas virtuales, provocan
una alteración en la percepción que cambia la manera en que el individuo percibe e
interpreta información. Al servir como múltiples formas discursivas, estas herramientas
actúan como prolongaciones del sistema nervioso y los sentidos, pues posibilitan la
expresión integrada de ideas y emociones visual y auditivamente.

Las herramientas virtuales empleadas en Facebook son dialógicas porque permiten un


intercambio metalingüístico a través de ellas, estableciendo una especie de conversación
abierta en la que prácticamente cualquier usuario puede ofrecer su punto de vista por
medio de ellas. La facilidad y rapidez con la que integran diferentes formas discursivas y el
sistema de diálogo que disponen en la estructura virtual de esta red social, construyen una
identidad y un sentido de pertenencia. Estos dos factores propician una sensación de
implicación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra.

La nueva identidad es una amalgama resultante de la confluencia entre los factores que
conforman la configuración de esta red virtual. La inmediatez propia de las herramientas
virtuales también refuerza su dialogismo, porque se rompen límites que hasta hace poco
tiempo relativamente parecían infranqueables. Estas dos características básicas de las
herramientas virtuales que integran Facebook, les permiten sustituir funciones discursivas
del lenguaje y condicionan nuevas formas de socialización y construcción identitaria, al
hacer de este medio virtual un mensaje en sí mismo. Un mensaje de totalidad, rapidez,
simultaneidad, integración funcional e integración de individuos. La identidad que se
construye es entonces a partir de esos pilares, que son los que sustentan el
funcionamiento de esta red social-virtual.

Los vínculos virtuales que surgen entre los usuarios funcionan como conexiones a nivel
emocional que sustituyen heterogéneamente el contacto presencial; y generan además un
sentimiento de integración, de grupo, que crea la idea, la apariencia de unificación a pesar
de las distancias físicas o culturales de los usuarios en cuestión.

Las prácticas discursivas empleadas en Facebook son parte de sus herramientas virtuales,
están integradas a ellas y ejercen una influencia como medio de comunicación en la
aparición de una subjetividad diferente. Pero están siempre a lo interno del lenguaje, no
pueden escapar a él, ni al hecho de que el lenguaje no es un medio transparente para
referirse a la realidad, ni para referirse al Yo/Ego. La subjetividad que emerge en este caso
refleja el concepto de conjunto, se forma parte de esta red social-virtual para integrarse a
algún grupo con el que el usuario se identifica porque le representa de alguna manera.

Al integrarse a un grupo -aunque este sea virtual- que hace eco de sus valores y
creencias, el usuario asimila inconsciente y paulatinamente la estructura de las formas
discursivas empleadas, así como los contenidos ideológicos que la sustentan y se
manifiestan en ella. Esencialmente estas cualidades se incorporan a su proceso de
pensamiento y a su discurso; moldeando en él nuevas pautas de percepción y expresión,
re-creando el curso de fases que conforman su lógica discursiva.
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Por otro lado, las características de las prácticas y herramientas virtuales condicionan la
emergencia de un Yo/Ego que tiende a mostrarse como un sujeto grupal porque esta es la
configuración que da base a Facebook. Toda su estructura, herramientas y prácticas
discursivas fomentan el sentido de grupo y totalidad. Por consiguiente, la subjetividad que
se deriva de estas prácticas discursivas refleja estas instancias.

El sentido de enajenación sobreviene de este distanciamiento entre el Yo/Ego y la


impersonalidad de su expresión a través de prácticas discursivas que lo encubren cada
vez más. Además de un nuevo sentido de identidad que descubre lo personal en grupal,
consolidando especialmente un sentido de pertenencia social. Estas tres instancias de la
nueva subjetividad se derivan también del dialogismo e inmediatez de esta red de
comunicación virtual.

Referencias bibliográficas
Berger L P y Luckamann T. (2003). La construcción social de la realidad. Buenos Aires:
Amorrortu.

Caivano, José, (2003). Sinestesia visual y auditiva: la relación entre color y sonido desde
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Semiótica (FELS), 4,175-186.

Cros, Edmond, (1997). El Sujeto Cultural, Sociocrítica y Psicoanálisis. Buenos Aires:


Ediciones Corregidor.

Mc Luhan, Marshall, (1996). Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del
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Recuperado de http://en.wikipedia.org/wiki/Meme

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Recuperado de http://en.wikipedia.org/wiki/Emoticon

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