Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
1
Quema este libro
Apaga
Calla
No estés
basta la neurosis de tu silla
No te muevas:
cada letra está de ti maldita
2
1
3
Los jóvenes poetas
Estos pupilos
que aún no se desprenden de su olor de aula,
que no entraron al sótano de sus corazones todavía,
cómo hacen para manar secretos,
asuntos que debieron yacer bajo las duelas
en la casa del sentido,
Te beso a ti
y a la coincidencia feliz de nuestros tiempos,
mon amour.
5
Edson Arantes do Nascimento
Ella es la bienamada,
depositaria del amor más intenso jamás relatado.
Un brillo cegador es su belleza y es para todos,
pues en todos germina sin remedio la inquietud.
10
Madre
Que la risa,
la verdadera y fresca risa que se burla,
glorifica al vencido y redime al viejo
ciego ya de tanto ver estrellas.
12
Búho
13
Lobo
15
II Yo es solo un hombre
que se aleja
16
1
17
Dame signos…
Dame signos
que sean
criaturas vivas
–abejas quiero en el papel,
otra escritura.
18
Tres temas
1. Cuerdas
2. Nieve
19
También podría hablar de la nieve.
Cubre un corazón sin motivos cálidos,
acompaña palabras que alguien lanza cada día.
Cae la nieve,
alfombra de frío mis veredas,
multiplica la luz en cada sonrisa de mujer.
Cae la nieve y mis manos,
de amor ávidas,
despacio caen
desmenuzadas.
3. Pozos
20
Para saber que estás vivo
Lágrima o semen,
placer o herida:
las palabras llegan a manchar el mundo.
21
Violín
23
Insana vigilia
24
Por esta escritura…
Se puede amar,
cumplir los deberes con disposición heroica,
pero el tiempo del descanso
y el de otros goces
lo robará la empecinada poesía.
26
El poema escondido
A ciegas lo convocas,
te pierdes hurgando la piel nocturna de tu infancia,
interrogas la herrumbre de tus actos consumados.
27
Necesitas llamar a alguien…
Eso
duerme con otros empolvados signos 30
que ya no son
que ya no bailan.
Duelen las mujeres
31
Llora un hombre…
Llora un hombre
como se desploma la fortaleza vieja de un árbol talado;
como se desbastan hasta el fin del tiempo las pirámides.
Llora estremecido como las estrellas rabiosas en la noche solitaria del monte.
Un hombre llorando:
desgarramiento, derrame del poder atesorado,
desborde de un río doloroso.
JAMÁS
34
A qué aspiro:
36
Yo es solamente un hombre que se aleja
Tocan.
Tocaban.
Espero oír otra vez la mano ansiosa,
pego la oreja en la madera
mas no encuentro ya un jadeo
en el silencio.
Le puse un sello para no decir desde mis huesos lo que me bulle en la lengua.
He cerrado la mirada y del mundo me llega una luz torpe
en lugar de la belleza que se mueve sobre el polvo.
No quiero escuchar
y desoigo una canción que alguien me canta,
los pasos de quien me siegue.
Quizá mi semilla viene rompiendo costras de la tierra
y no sé
no lo veo
ni puedo decirlo.
39
Ya vamos, sueño, a completar tu saldo,
cántame la monotonía,
déjame oír tu nota decreciente
en esa hondura que se alarga,
como cuento sin fin de la nana,
y me lleva hacia una noche
más oscura
dentro de la noche.
40
III Paisajes
41
Amar las piedras
Estoy en eso.
Amigo, por favor dime si aún avanza, frente a mí,
una lenta fila de vagones
que se marcha.
El jardín
44
La calle
Diré:
hoy se aburren las canciones de la radio,
el cielo baja hasta tocar mi espalda claustrofóbica
y andan sin orgullo los autos nuevos por las calles.
Cómo puede el olor caliente del asfalto no causarme náusea
si no hay una cifra, en esta ciudad de números y coordenadas,
para buscarte
ni hay el sitio donde vas a refrescar el ocio,
un autobús de la casualidad encontradiza.
46
Baldío
Un murmullo:
A través de la ventana
—alta noche de invierno—
veo la lluvia.
Y no hay más.
48
Día visto desde abajo
Ávido
salgo a buscar,
a estrellarme contra el fondo de una mañana primorosa.
49
b
A través de mi ventana
—alta noche de invierno—
veo la lluvia.
Algo en este paisaje me estremece:
qué hay de mí en esa arquitectura mínima;
peor: qué hay en este lado del cristal,
aún debajo de mi carne qué hay
si todo movimiento vivo,
desde mí a las geometrías de la calle,
está en los hilos de lluvia que bajan
retorciéndose,
por los cristales.
53
IV Recuento de familia
54
Este es otro Pater Noster
Señor:
Déjame sin pan como ya sucedió a veces,
cuando fue tu voluntad.
Deja sin perdón mis contadas ofensas
a cambio del rencor que no abrigo para quienes me lastiman.
Permite, de vez en cuando, que ruede en el fango de las tentaciones,
pues sería indigno de ti si no conozco todo.
56
Ya crecen, ninfas mías
57
Aquí van tus hijos
59
Recuento
60
Partir
62
Derrama por ella su intento la esfera del bolígrafo
Mejor es quedarnos
afuera nos aguarda una sepultura sin muerte
afuera es cementerio donde un espantapájaros,
de vigilias armado,
ahuyenta los azules cuervos del silencio.
64
Partir (2)
No contentarse
irse de veras a beber el mar, distintos mares.
Siempre irse
a donde se ahogue una cruel marchitación
en aquella ciudad
ayer.
No estar
bajo la garra de los vínculos,
no anclarse al puerto de una lágrima.
65
Dormí acostado en tu pecho
De tu antigua historia
aún tienes la boca temblorosa
y así es como se puebla el azar de nuestro encuentro
para que pueda aún decir:
pequeña,
no dejes de volar sobre mi estanque, 66
no cedas al cansancio
ni permitas que te alejen otras luces.
No te vayas,
no te vayas,
no te vayas.
Cómo traducir esta súbita maduración
68
Mírame
Mírame:
años atrás, el cuerpo fresco,
el amor joven.
Cómo desamar,
dar la última caricia a nuestros muertos
y aún buscar algo tibio en qué apoyarse.
Espera:
si te beso, es por beber
el más dulce adiós del mundo.
69
Regalo mayor
Aquí el amor,
más fuego a solas que cuerpo y compañía.
70
Puentes cuelgan del suicidio
71
Jardín
72
Tentativa de un último poema
Ya no la quiero, es cierto,
pero cuánto la quise
(Neruda)
Este
podría ser el último.
No más desperdiciar frases inútiles:
Ella es necesaria
como almohada suave,
como luz para meditar,
como un baño tibio.
(McCartney)
Devuélvanme la muerte
que yo tenía al nacer.
(Lizalde)
Algo anochece
entre la piel del aire y nuestros labios,
en el rigor de la distancia, que se anueva en
/voz de los objetos simples
–vaso, cuadro, muro.
Lejanía: tacto que me pierde 75