Revista de Información y Debate ● Septiembre de 2005 Nº 18

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Dossier: Aproximación a los conflictos africanos > La construcción de una imagen violenta -
Lo local, lo regional y lo internacional en el conflicto en Sudán - La contribución de los niños soldado a las
guerras - Mujeres: superar la victimización - Mujeres y conflicto en la novela africana

Colombia: Un país en guerra > Las fuerzas políticas hoy- Al filo de la impunidad - Lucha
armada y medio ambiente - Arauca: elementos para desvelar la crisis

Miradas: Deuda Ecológica > ¿Quién debe a quién? La Deuda Ecológica y nuestra
corresponsabilidad - Actores y mecanismos -Repsol invade el planeta Tierra -Deuda Ecológica
y soberanía alimentaria
 Pueblos
Portada
Nº 18 (II época)
Septiembre de 2005
Periodicidad trimestral

Fundada en 1995
Segunda época ● 2002

Editada por
Pueblos
C/Gran Vía, 40 ● 5º ● oficina 2
28013 ● Madrid

Coordinador
Luis Nieto Pereira

Consejo Editorial
Asociación Paz con Dignidad ● Centro de
Iniciativas para la Cooperación batá (CIC-batá)
● Centro de Asesoría y Estudios Sociales
(CAES) ● Entrepueblos ● Instituto de
Promoción de Estudios Sociales - Navarra
(IPES-Navarra) ● Mugarik Gabe - Euskadi ●
Aire Comunicación ● Ángeles Díez ● Jaume
Botey ● Carlos Gómez Gil ● Agustín Maraver ●
Adolfo Rodríguez Gil ● Carlos Taibo
Amani Konan
Consejo de Redacción
Luis Nieto Pereira, Juan Pablo Crespo, Carles Girbau,
Pascual Serrano, Mercedes Fernández Lagarejos, Amani Konan nació en el año 1970 en Dimbokro (Costa de Marfil). Al ter-
Ángela Iranzo, Aloia Álvarez Feáns minar su carrera como Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad
Corresponsal en Centroamérica:
Luis Miranda
Nacional de Costa de Marfil en Abidján, ingresó en l’Ecole Normale
● Superieure, para preparar el CAPES (Certificado de Aptitud Pedagógica para la
(redacción@revistapueblos.org) Enseñanza Secundaria).
En 1996 cuando sólo le faltaba un año para acabar esta formación, eligió
Diseño: Amani Konan
Maquetación: Manuel Ponce abandonarla y emprender camino hacia España, después de conseguir una beca
de postgrado de la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional). De
Colaboración gráfica 1996 a 1998 se especializó como traductor profesional, por el Instituto
Dani Sánchez, Itziar Arriaga, Paula Cabildo, Universitario de Lenguas Modernas y Traductores de la Universidad
Mónica del Campo, Morgane Trudeau, Complutense de Madrid. A partir de 1998, al terminar su formación, decidió dar
María Préstamo, Ernesto Laos, Betty Udensen,
un giro a su carrera profesional. Optó por el mundo de la informática empe-
Paola Elambert, Larmee, Matiz, Betto
zando por el diseño gráfico y, de 1998 a 2000 cursó un Máster de Diseño
Entidades colaboradoras Gráfico en una academia madrileña.
Justicia i Pau de Cataluña, Instituto Galego de Ha sido maquetador en la editorial Orfeo Ediciones, donde se encargaba de
Análise e Documentación Internacional, Instituto de la maquetación de las revistas de Música Clásica y Sonido e Instrumentos
Promoción de Estudios Sociales - Vizcaya Profesionales, de la revista Delibros y de la editorial McGraw Hill S.A, donde
trabajó en el diseño y maquetación de libros y materiales para profesores y pro-
Agradecimientos
Marta Pajuelo Anula, Olalla Pérez López, Remei Sipi,
fesoras de ESO, Bachillerato y FP. También ha trabajado como técnico de
Carlos García Casas, Ignacio Abad Andujar soporte en diversas entidades. En la actualidad trabaja en el European Service
Centre, del grupo inglés Dixons, en las afueras de Madrid.
Impresión Entre sus trabajos destacan: el rediseño y la maquetación de la revista
J.A. Díaz Artes Gráficas Pueblos; el diseño y la maquetación de los libros Salir de la crisis, Deuda y
Depósito legal Ajuste y Manual de cooperación al desarrollo para entidades locales (Paz con
M.47.658-1999 Dignidad); el diseño del boletín Infopublish para el centro de Formación
Profesional Ocupacional (FPO) Publish y la elaboración de numerosos anun-
ISSN cios en El País, El Mundo, La Vanguardia, El Periódico, Metro, 20 Minutos...
1577-4376
Amani Konan es también una persona comprometida con el asociacionismo,
Administración la participación y la Justicia Social. Es voluntario de Cruz Roja y de la UNES-
Tel./Fax: 91 523 38 24 CO y, colaborador habitual de diversas ONG, entre ellas Paz con Dignidad. Es
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fundador del Comité Universitario de Cruz Roja y de la Coordinación de clu-
Publicidad bes, centros y asociaciones UNESCO, ambas entidades en la Universidad de
Esta publicación sólo incluirá publicidad de entidades públicas Abidján (Costa de Marfil). Es España es promotor de la Asociación para
y privadas cuyo contenido no esté en contradicción con la línea Iniciativas de Integración y Codesarrollo cuya acta fundacional se firmará este
editorial de PUEBLOS. La publicidad no superará el 5% del
espacio físico de la revista.
mismo mes de septiembre de 2005.

Derechos (copyleft)
Cualquier parte de esta publicación puede ser reproducida de
cualquier forma siempre que se cite la fuente y el autor.
 Sumario
Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4

Opinión
Las cuentas de la Iglesia (Pedro Bouso Cedrón) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5

6 Colombia: Un país en guerra

Las fuerzas políticas hoy (Libardo Sarmiento Anzola) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6
Al filo de la impunidad (Carlos Gutiérrez) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9
Conflicto armado y medio ambiente (Equipo de investigación CED-INS) . . . . . . .11
Arauca: elementos para desvelar la crisis (Equipo de investigación CED-INS) . .15

18 Comunicación
El tratamiento informativo de la inmigración como paradigma
de la alteridad (Juan Francisco Torregrosa Carmona) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18
El periodismo busca su libertad (Pepe Madariaga) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .21

24
Entrevista
“Tenemos que cambiar este sistema”
François Houtart, sacerdote y sociólogo (Aloia Álvarez Feáns) . . . . . . . . . . . . . . .24

27
Dossier: Aproximación a los conflictos africanos
(Artículos de Mariví Ordóñez del Pino, Aleksi Ylönen, Hannah Muthoni Macharia,
Fatuma Ahmed y Bibian Pérez Ruiz) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .27

43
Miradas: Deuda Ecológica
¿Quién debe a quién? La Deuda Ecológica y nuestra corresponsabilidad
(Tom Kucharz) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .43
Actores y mecanismos (Miquel Ortega Cerdá) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45
¿Destrucción consentida? Repsol invade el planeta Tierra
(Marc Gavaldá) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48
Nos comemos el mundo: Deuda Ecológica y soberanía alimentaria
(Ferrán García) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51

53 Cooperación
Algunos desafíos de las ONG en las sociedades contemporáneas
(Carlos Gómez Gil) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .53
Micropréstamos, microfinanzas y cooperación para el desarrollo
(Buenaventura Hidalgo) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .56
Entrevista con Yaiza García Reca, concejala de Participación Ciudadana
y Cooperación del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid (Aloia Álvarez Feáns) . . . .59

60 Cultura
Música: África, su ritmo moderno y ancestral (Enrique García) . . . . . . . . . . . .60
Libros: ¿Por qué ha fracasado la paz? Claves para entender el conflicto
palestino-israelí (Agustín Velloso Santisteban) y Centroamérica Encendida
(Redacción OMAL) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62
Notas sobre otras publicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .63
Cine: La búsqueda de un mundo mejor (Juan Vicente Monteagudo) . . . . . . . .64
Lens Política (Alejandro Pedregal) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .65
Poesía (Joan Navarro) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .66

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 3

Editorial
Editorial
Postales veraniegas
O
tra vez esos ojos, la misma ba-
rriga hinchada, idéntico el re-
voloteo inquietante de las mos-
cas. Una cámara todopoderosa nos ofre-
ce desde la atalaya donde miramos el
mundo una postal veraniega: “Miles de
niños mueren de hambre en Níger”. Cre-
emos reconocer al niño de la foto, no es
la primera vez que lo vemos. Fijémonos
bien en su rostro, desesperado, supli-
cante. Sí, ahora lo descubrimos, parece
el mismo niño del verano pasado, el que
hacía un poco más amargas nuestras co-
midas en el apartamento de la playa. Y
nos equivocamos sólo un poco, la pos-
tal es la misma, el niño no; probable-
mente tan sólo el papel fotográfico le dio
la inmortalidad y ahora es un número
más en las estadísticas de los fallecidos
por hambruna en África.
“Mujer sudanesa en el campo de
desplazados de Mornei”, otra postal ve-
raniega habitual, y ¿quién no diría que a
esta mujer ya la hemos visto antes? Qué
ha pasado en Sudán, nos preguntamos,
¿una nueva guerra? No, y ahí está la cla-
ve, se trata de la misma, veintiún vera-
nos de la misma guerra, veintiún otoños,
veintiún inviernos...
Parece que en verano hasta la razón
se va de vacaciones; mientras aquí nos
dedicamos a pelearnos por colocar la
sombrilla lo más cerca posible de la ori-
lla luchando contra las medusas y a es-
perar a que nuestros políticos reanuden
su calendario de actividades, el resto del
mundo se vuelve loco y África espera la
muerte.
En el argot periodístico a estas noti-
cias que sólo nos visitan en el periodo
estival se las conoce con el nombre de
4 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
“serpientes de verano”, información que
sólo traspasa el filtro mediático en épo-
cas de carencia informativa. El hambre
y los conflictos en África son algunas de
esas serpientes veraniegas. Acompañan
nuestras comidas, aderezadas con otras
píldoras más afortunadas, que nunca se
van de vacaciones: “negociaciones” con
los paras en Colombia, “posguerra” en
Irak, “hacia el fin” del conflicto palesti-
no-israelí, “terrorismo internacional” y
derivados...
La agenda de los medios de comu-
nicación convencionales discurre en pa-
ralelo a la agenda política de nuestros
gobernantes, eso lo sabemos, y ¿qué se
le puede ofrecer entonces al público?
Noticias frescas y positivas del mundo
occidental (no vayamos a aguar las tan
merecidas vacaciones) y como contras-
te, las miserias y desventuras de aque-
llos que no son tan afortunados como
nosotros.
Pero África se muere de hambre y
guerra también en enero, y, contraria-
mente a lo que nos muestra la postal, no
espera la muerte, le planta cara de la ma-
nera que puede. Tampoco estamos cer-
ca del conflicto palestino-israelí, por mu-
cho que quieran engañarnos con imáge-
nes del ejército israelí expulsando de Ga-
za a “¡su propia población!”, ni del de
Colombia, aunque Uribe y Bush nos
sonrían ufanos desde el rancho de Craw-
ford de este último, diciéndonos, “tran-
quilos, está todo controlado”. Y tan con-
trolado, el mundo perfectamente tejido
para que desde este mismo mes de sep-
tiembre nos olvidemos de aquellos ojos
africanos y empecemos a recibir nuevas
postales desde el frío.❑

Las cuentas de la Iglesia
E
l cuento de Bocaccio en el que
un hereje se había convertido al
catolicismo después de visitar
Roma y descubrir el grado de corrup-
ción en la Iglesia, “pues si la Iglesia de
Roma no estuviese regida por el Espí-
ritu Santo no hubiese podido sobrevi-
vir a tanta iniquidad”, es aplicable a la
faceta económico-financiera de la Igle-
sia actual en la que el Espíritu Santo
parece inspirar a magníficos pensado-
res económicos que dejan muy en pa-
ñales a los ilustres sabios de la econo-
mía mundial.
Podemos hacer un pequeño repaso
del potencial económico-financiero de
la Iglesia al amparo de los acuerdos
con la Santa Sede de 1979 a 1987, por
los que con cargo a los Presupuestos
Generales del Estado la Iglesia ha re-
cibido 510,22 millones de euros -fuen-
te el Ministerio de Hacienda-. Son es-
tas transferencias prorrogadas, hasta fi-
nales de 2005 y pendientes de revisión,
las que están sembrando en la jerarquía
eclesiástica cierto nerviosismo. Pero
todo indica que la Iglesia puede estar
tranquila ya que José Luis Rodríguez
Zapatero pretende mantener inaltera-
das las líneas maestras de la relación
Estado-Iglesia Católica; recordemos lo
que ha manifestado: “La fe no se le-
gisla”. La fe no se legisla, pero los im-
puestos de todos los españoles sí. Y se
seguirá financiando, a pesar de la lla-
mada de atención, por la exención del
IVA a la Iglesia Católica de la Comi-
sión Europea.
Distintas encuestas coinciden en
que alrededor del 70 por ciento de la
Opinión
Pedro Bouso Cedrón*
población sostiene que la Iglesia no de-
be depender de los fondos públicos a
través de la Ley de los Presupuestos
Generales del Estado, pero la Iglesia
militante no opina lo mismo, ya que
tendría muchas dificultades para poder
sobrevivir financieramente sin estas
ayudas. ¿Cómo sobrevivirán los 2.000
grupos evangélicos y la comunidad is-
lámica de más de 700.000 personas?
Con este panorama, la Iglesia de-
bería adquirir autonomía financiera
mediante una mejor gestión de sus
bienes, ya que sus fuentes de ingresos
son muchas y muy variadas. A título de
ejemplo, mediante el método del “ce-
pillo fiscal” la Iglesia está exenta de los
impuestos sobre sucesiones y dona-
ciones, transmisiones patrimoniales y
actos jurídicos documentados (licen-
cias de obras, bienes de personas jurí-
dicas, bienes inmuebles, sociedades,
etc.), sobre terrenos edificables, sobre
incremento del valor del suelo; es de-
cir, del IVA.
Por la vía de las ONG confesiona-
les también recibe la Iglesia numero-
sas aportaciones -Manos Unidas 19,6
millones de euros, CODESPA (Opus
Dei) 17,2 millones de euros, y FERE
(Federación Española de Religiosos de
la Enseñanza) 17 millones de euros- y
así hasta un total de 26 entidades,
mientras las fundaciones, aportaciones
privadas y herencias son los tres mis-
terios gloriosos sin resolver. Y por si
fuera poco, el Concordato supuesta-
mente le permite colocar fondos en el
extranjero sin ninguna restricción (ca-
so Gescartera).
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 5
Opinión
La posesión en tierra de la Iglesia
tan sólo es superada por la del Estado
y su capital inmobiliario se estima en
más de 100.000 propiedades (sólo en
Madrid más de 5.000 edificios).
La política del Estado permite al
episcopado utilizar libremente las asig-
naciones que recibe mientras que las
otras confesiones minoritarias han de
canalizar sus fondos -3 millones de eu-
ros- hacia proyectos de carácter cultu-
ral, educativo o de integración social
bajo control estatal. Paradójicamente,
la Iglesia dice sentirse perseguida y
moviliza a sus bases articulando duras
campañas (matrimonios homosexua-
les, células madre, reforma de la ley de
divorcio,...) intentando hacer ver a sus
seguidores que hay un intento de debi-
litarla por parte del Gobierno del
PSOE.
Ni González ni Aznar intentaron
poner fin al “sistema transitorio” de fi-
nanciación que vencía en 1990. Tam-
poco Zapatero tiene intención de ha-
cerlo; recordemos sus aún recientes
declaraciones: “La revisión global de
los acuerdos con la Santa Sede no fi-
gura en las prioridades del Gobierno”.
Nada al respecto figura ni en el dis-
curso de investidura ni en el programa
electoral.
La Iglesia puede estar tranquila, se-
guirá mantenida por el Estado. Altar y
trono están íntimamente relacionados
por lazos financieros, y eso para la Igle-
sia es lo verdaderamente importante.❑
*Pedro Bouso Cedrón es profesor de Economía
Aplicada en la Universidad de Vigo.
Colombia
Un país en guerra
Las fuerzas políticas hoy
Libardo Sarmiento Anzola*

En los últimos años hemos asistido a la

formación de gobiernos de izquierdas a
lo largo y ancho del territorio
latinoamericano. Colombia, sin
embargo, ha quedado fuera de esta
nueva corriente, dada la consolidación
de la extrema derecha en el Gobierno.
Alrededor del movimiento de
unidad nacional Patria Nueva, Uribe
Vélez ha conseguido aglutinar al
establishment político, al gran
empresariado, a los medios de
comunicación y a los sectores sociales
más conservadores para poner en
Matiz (Indymedia Colombia)

marcha su proyecto político,

económico, territorial, militar e
ideológico. Mientras, la debilitada
izquierda busca la unidad.

A
l igual que la economía, la po-
lítica colombiana tiende al mo-
nopolio. Con el nuevo sistema
electoral que exige un umbral de un
mínimo de 250.000 votos para el reco-
nocimiento jurídico de un partido po-
lítico, los pequeños movimientos o
partidos desaparecerán. De hecho, de
72 partidos y movimientos políticos
que existen hoy en día, no van a que-
dar más de diez.
Hace tres lustros parecía que con la
crisis del “socialismo real” la izquier-
da no formaba parte ya del escenario
político. Sólo quedaba la derecha he-
gemónica y una socialdemocracia des-
dibujada en lo que se conoció como la
Tercera Vía. Ahora, en el contexto la-
tinoamericano surgen con fuerza y éxi-
to las diferentes expresiones de la iz-
quierda, logrando el gobierno en Bra-
sil, Argentina, Uruguay y Panamá y el
poder en Venezuela, al igual que per-
dura en Cuba.
Polarización y crisis de la
socialdemocracia
La gran perdedora en estos quince años
es la socialdemocracia, debido a la des-
bandada de sus creyentes hacia la de-
recha o hacia una izquierda apenas tí-
mida. Pero la derecha no ha perdido to-
do, se ha consolidado principalmente
en las neocolonias gringas, como es el
caso de Colombia y los países centro-
americanos.
La polarización entre derecha e iz-
quierda en Colombia es evidente. No
hay lugar para las aguas tibias ni para
la neutralidad política. La extrema de-
recha a través del Gobierno de Uribe
ha puesto en marcha su proyecto polí-
tico (que se orienta a la reforma del Es-
tado y del sistema político), económi-
co (alentando la profundización del ne-
oliberalismo, la integración a los Esta-
dos Unidos y una mayor intervención
del FMI, BM y OMC), militar (forta-
lecimiento y legitimación del parami-
litarismo en la guerra contra toda ex-
presión contrahegemónica), ideológi-
co-cultural (medios de comunicación,
educación y religiones en la defensa de
la competitividad individual, el consu-
mo, el hedonismo, la propiedad priva-
da, el mercado y las jerarquías autori-
tarias) y territorial (controles regiona-

6 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


les, desplazamiento forzado, repobla-
mientos, infraestructura y desarrollo de
macroproyectos y laboratorios de pa-
cificación). Proyecto que según sus
cálculos requiere de por lo menos tres
períodos de gobierno.
La derecha unida en su proyec-
to hegemónico
La extrema derecha se une en su nue-
vo movimiento de unidad nacional Pa-
tria Nueva, lanzado a la opinión pú-
blica en agosto de 2004. El establis-
hment político, el gran empresariado,
los terratenientes, los sectores sociales
más conservadores y los medios de co-
municación se reúnen en este movi-
miento alrededor de la figura de Álva-
ro Uribe Vélez. Por el lado del sector
de la extrema derecha del partido libe-
ral son incondicionales del proyecto
hegemónico los partidos Cambio Ra-
dical (liderado por el senador Germán
Vargas Lleras), el Nuevo Partido (se-
nador Rafael Pardo Rueda) y Colom-
bia Democrática (del senador Mario
Uribe, primo hermano del presidente).
El Partido Liberal Oficialista, línea
Dirección Nacional, se debate entre las
posiciones de derecha y centro alrede-
dor de las figuras de los ex presidentes
y de Horacio Serpa (ex candidato a la
presidencia de la República); que ope-
ra como “comodín” para hacer lo que
siempre ha hecho el liberalismo: co-
optar a los sectores de centroizquierda,
apropiándose de sus banderas y rom-
piendo cualquier proceso de unidad al
interior de las fuerzas alternativas al es-
tablishment.
En el conservadurismo dos de las
principales fuerzas son uribistas: el
Partido Conservador, en concreto la
Línea Dirección Nacional, que dirige
Carlos Holguin Sardi, y el Equipo Co-
lombia, del senador Luis Alfredo Ra-
mos. En el centro decisorio uribista,
pero compartiendo el proyecto de la
extrema derecha, está la Nueva Fuer-
za Democrática, partido dirigido por el
ex presidente Andrés Pastrana.
El otro movimiento en importancia
es el liderado por los jefes paramilita-
res que sólo esperan la legitimidad que
les otorguen el Gobierno y el Congre-
“
La polarización entre derecha e izquierda
“
en Colombia es evidente. No hay lugar
para las aguas tibias ni para la neutralidad
política
so mediante el reconocimiento del es-
tatus político y la incorporación formal
a la institucionalidad dominante; aun-
que sus fuerzas militares de extrema
derecha están consolidadas en impor-
tantes regiones del país y dominan cer-
ca del 40 por ciento de las administra-
ciones municipales y una tercera parte
del Congreso.
Todo este proyecto derechista es
respaldado por terratenientes, gran em-
presariado (cuyas figuras forman par-
te del Gobierno en importantes pues-
tos de dirección, entre ellos el control
de las carteras de Defensa, Justicia e
Interior), medios de comunicación, la
jerarquía militar (activa, en reserva y
en retiro) y grupos religiosos y evan-
gelizadores de derecha.
Obvio, este proyecto cuenta con la
asesoría, financiamiento y bendición
del Gobierno estadounidense, intere-
sado en el control del territorio y la bio-
diversidad nacional, el manejo políti-
co y económico del país, y en hacer de
Colombia el Israel de América Latina
para contener los proyectos de iz-
quierda en el área andina.
La izquierda en la búsqueda de
la anhelada y difícil unidad
En oposición a este proyecto se en-
cuentran sólo dos movimientos políti-
cos en el juego electoral: el Polo De-
mocrático, liderado por el senador An-
tonio Navarro, y Alternativa Demo-
crática, liderada por el senador Carlos
Gaviria.
El Polo Democrático es un partido
federado al que pertenecen fuerzas po-
líticas de diferentes y contrarias ideo-
logías que van desde la centroderecha
hasta la izquierda. A éste pertenecen
fuerzas que tienen bases sociales en el
magisterio, como el Partido Socialde-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 7
Colombia
mócrata Colombiano, ex miembros de
la agrupación insurgente M-19 articu-
lados en el movimiento Vía Alterna, la
antigua Alianza Nacional de Oposición
(Anapo) y el Partido del Socialismo
Democrático. Esta pluralidad ideoló-
gica y la naturaleza federal del partido
dificulta su unidad estratégica alrede-
dor de un proyecto único; su acción es
más de carácter táctico para el acceso
al gobierno por la vía electoral, lo que
les permite hacer alianzas con otras
fuerzas políticas como el Partido Li-
beral, con ocasión de la campaña por
la alcaldía de Bogotá 2003. Experien-
cia que puede reeditarse en las elec-
ciones presidenciales de 2006, alrede-
dor de la figura de Horacio Serpa.
Alternativa Democrática es una
coalición de congresistas independien-
tes de izquierda. A ella pertenecen el
Frente Social y Político, el Movimien-
to Obrero Independiente y Revolucio-
nario, el Partido Unidad Democráti-
ca, el Movimiento Ciudadano, el Par-
tido Comunitario Opción Siete, y Au-
toridades Indígenas de Colombia. En
tanto Alternativa Democrática no exis-
tía en las pasadas elecciones, y en tan-
to no está registrada como partido, no
posee el umbral que demanda la ley
colombiana para participar en las pró-
ximas. En este caso, muy probable-
mente, esta coalición de fuerzas apare-
cerá en el próximo escenario electoral
2006 bajo el nombre del “Frente So-
cial”, o de concretarse una alianza, ba-
jo el del “Polo”.
El proceso que conduzca a la uni-
dad total de la izquierda parlamentaria
en Colombia circula alrededor de cua-
tro aspectos: unidad programática, uni-
dad organizativa, conformación de lis-
tas únicas y selección de un candidato
único a la Presidencia de la República.
Para este último requerimiento debe-
rán medir sus fuerzas el “Polo” con
Antonio Navarro y “Alternativa” con
Carlos Gaviria; este último tiene más
carisma político y una imagen pública
que le favorece, pero el primero cuen-
ta con una maquinaria política más
efectiva. Y una incertidumbre: qué pa-
sará en la relación del “Polo” con los
sectores del Partido Liberal de centro.
Colombia
Un país en guerra
¿Fortalecerá la unidad de los sectores
independientes y democráticos o la
romperá, facilitando la consolidación
del proyecto de la extrema derecha?
En la izquierda extra parlamentaria
se encuentra el Partido Comunista
Clandestino de Colombia, pertene-
ciente al movimiento bolivariano lide-
rado por las Fuerzas Armadas Revolu-
cionarias de Colombia (FARC). Ade-
más, se encuentran activas otras fuer-
zas insurgentes a lo largo y ancho del
país: ELN, EPL (un pequeño núcleo
que sobrevivió a las negociaciones de
paz en que participó este grupo en
1991), Ejercito Revolucionario Gue-
varista, Ejército Revolucionario del
Pueblo y una pequeña expresión ar-
mada del desmovilizado M-19 que re-
cientemente se manifestó en público.
En la medida en que se agudicen las
contradicciones y la guerra en el país,
como también que la izquierda “legal”
se convierta en opción real de gobier-
no, estos sectores serán agentes estra-
tégicos en este proceso de unidad y en
la salida política y negociada del con-
flicto nacional.
La compleja relación entre
lo social y lo político
La relación de los movimientos so-
ciales con los procesos políticos es
compleja, poco clara y polémica.
8 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
¿Quién dirige a quién, lo social a lo
político o los partidos a los movi-
mientos y organizaciones sociales?
¿Deben ser independientes o confluir
en un solo proyecto político? Por
ahora, la mayoría de las organizacio-
nes sociales se han dado cuenta de
que el trabajo en el terreno de las co-
munidades y el escenario internacio-
nal tiene sus límites y tiende a ago-
tarse, por ello han comenzado a in-
cursionar con perspectivas de go-
bierno, (algunas con relativo éxito,
como el movimiento del magisterio
y el movimiento indígena). La ma-
yoría de las organizaciones sociales
de izquierda y democráticas se en-
cuentran militando, apoyando o inte-
grando el Polo Democrático o Alter-
nativa Democrática.
Pero la relación más directa se
presenta en la Gran Coalición De-
mocrática, instancia unitaria creada
para impulsar las actividades por la
“
La diversidad organizativa, ideológica,
“
estratégica y misional de la Gran
Coalición Democrática es su debilidad
para construir un proyecto de sociedad
abstención activa al referendo pro-
movido por el Gobierno Uribe en oc-
tubre de 2003 y que, como se recuer-
da, fue derrotado sin atenuantes. La
Coalición se mantiene como un
acuerdo programático para fijar
agendas públicas democráticas y
apoyar la movilización popular. De
este acuerdo hacen parte 400 organi-
zaciones sociales, partidos políticos
de izquierda y centro y la mayoría
del movimiento sindical. Los puntos
sobre los cuales convergen los parti-
dos políticos de izquierda y el movi-
miento social en la Gran Coalición
Democrática son:
• Oposición a la reelección presi-
dencial.
• Defensa de la soberanía nacional
contra la injerencia e intervención
de Estados Unidos.
• Defensa del Estado Social de De-
recho, las libertades democráti-
cas y rechazo de la represión del
Gobierno.
• Contra las neoliberales reformas
constitucionales, económicas y so-
ciales del Gobierno.
• Lucha contra los Tratados de Libre
Comercio (TLC).
• Solución política del conflicto
armado.
• Defender las reivindicaciones so-
ciales, económicas y culturales de
los trabajadores y de los ciudada-
nos en general.
• Proceso de unidad con la izquier-
da democrática y el movimiento
social.
La diversidad organizativa, ideo-
lógica, estratégica y misional de la
Gran Coalición Democrática es su
debilidad para construir un proyecto
de sociedad. Por ahora los acuerdos
son más de carácter de oposición a la
agenda impuesta por la extrema dere-
cha en cabeza del Gobierno de Álva-
ro Uribe.❑
*Libardo Sarmiento Anzola es economista,
filósofo y master en teoría económica.
Investigador, escritor y consultor
independiente miembro del equipo editorial
de los periódicos Desde Abajo y Le Monde
diplomatique, edición Colombia. Este
artículo ha sido publicado en Desde Abajo
en junio de 2005.
 Colombia
Al filo de la impunidad
Carlos Gutiérrez*

Álvaro Uribe ya cumplió su papel.

El 21 de junio de 2005, sin el
consenso que deseaban sus
impulsores pero con la mayoría
requerida, el Congreso colombiano
aprobó la Ley de Justicia y Paz. De
acuerdo con sus defensores, esta
ley permitirá “el mayor proceso de
paz que haya conocido el país”.
Betto (Indymedia Colombia)

Para que así suceda, con el

silencio de una parte de la
sociedad satisfecha, se invirtió la
carga de la historia: los
narcotraficantes pasaron a ser
alzados en armas. Los que han
actuado como defensores del
establishment se transformaron en
rebeldes. Los que masacraron y
cometieron innumerables crímenes simple defensor de su propiedad y pri- Narcotráfico. Toda una generación
se convirtieron en luchadores vilegios. de jóvenes se enroló tras esa bandera
políticos. Por efectos de esa ley, bajo el imán del enriquecimiento in-
reconocidos sicarios y No olvidar mediato. Admitidos, visitados en se-
narcotraficantes se elevaron al No es difícil recordar que estas fuerzas, creto por los altos estamentos, los re-
status de dirigentes de fuerzas finalmente llamadas bajo el nombre de ferentes de la juventud llegaron a ser
políticas. Autodefensas Unidas de Colombia Pablo Escobar, Rodríguez Gacha, Car-
(AUC), tuvieron su origen en la agru- los Lehder y los Rodríguez Orejuela.
pación Muerte a Secuestradores Unos personajes que hacían y deshací-

V
er para creer. El Comisionado
de Paz dice que esta ley es mo-
tivo de “orgullo nacional por-
que respeta la normatividad interna-
cional”. Sobre el mismo tema, el mi-
nistro del Interior sentencia que “la
norma aprobada es un ejemplo para to-
do el mundo”. Al pronunciar estas fra-
ses ocultan que para hacer posible la
ley el establishment -desde una identi-
dad de propósitos con los beneficiarios
de la misma- violó el principal precep-
to que alimenta la normatividad inter-
nacional en derechos humanos: no se
considera como luchador político a un
(MAS), constituida por los capos del
narcotráfico y los señores de corbata
lavadores de sus grandes sumas para
defenderse del secuestro. Luego, una
infinidad de bandas armadas le siguie-
ron en Medellín y Cali; hacían las ve-
ces de trabajadores de la muerte de los
grandes narcos, cobradores de deudas,
dispensadores de vehículos o simples
cuidadores de “cocinas” o transporta-
dores de droga. Vendrían luego los
agentes de Israel, Sudáfrica, Inglaterra
y otros países a formarlos. Ya se vati-
cinaban los propósitos que otros tení-
an con ellos.
an en sus ciudades. Medellín y Cali,
pero también Envigado, Pereira, La
Dorada y otras pequeñas municipali-
dades salían de su vida provincial ante
la inundación de carros último mode-
lo, casas decoradas con total extrava-
gancia e industriales y políticos libera-
les y conservadores rendidos a los pies
de los nuevos “señores”. Todo lo que
decían se hacía, y ante su poder em-
briagador todas las puertas se abrían.
La fuerza pública desapareció, se alió
o no vio nada.
Sin alcanzar a reponerse ante el po-
der del dinero la sociedad sucumbió:

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 9

Colombia
Un país en guerra
los valores se trastocaron, el modelo de
vida americano se impuso. La fuerza
de las armas era el “razonamiento” que
seguía a la solicitud de los “señores” y
su ejército de sicarios. Centenares de
jóvenes fueron a dar a los EE UU y
otros países como cuidanderos de for-
tunas, transportadores de droga o sica-
rios. Ahora hay allí más de 15.000 co-
lombianos presos, en su mayoría por
delitos de narcotráfico. Algunos regre-
saron “coronados”. Otros hicieron la
codiciada fortuna en sus ciudades. Mi-
les fueron asesinados en vendettas.
Surtir de droga a la CIA, en los 80,
para que financiara su guerra de para-
militares “contras” dirigida contra Ni-
caragua, les dio un inmenso poder a los
capos colombianos. Entonces eran
aliados útiles. Las sumas que amasa-
ron fueron inmensas, alcanzando in-
cluso para “pagar la deuda externa”,
como ofrecieron a un ex presidente de
Colombia. Eran los primeros intentos
para legalizar el negocio y encontrarle
salida a la presión de la extradición.
Vinieron las contradicciones. El
movimiento de los extraditables se pre-
sentó en sociedad, y el terrorismo se hi-
zo “bomba de cada día”. Una parte del
establishment (en Colombia y EE UU)
no aceptó su poder y su inserción en la
vida pública nacional. En medio de la
hipocresía moral que no termina “lle-
garon los muertos importantes”. Se
transformó la situación. El precio de
estos actos, el asesinato de ministros,
magistrados, abogados... multiplicó los
costos. Se acrecentaron las presiones
internas entre las “familias”. El poder
de Pablo Escobar se hizo insoportable.
Nacieron Los Pepes (Perseguidos por
Pablo Escobar). La tripleta lo dice to-
do: narcotraficantes aliados con la
DEA y con la Brigada XX (más las fil-
traciones del Gabinete). Con Pablo Es-
cobar muerto la alianza se difuminó. El
cartel de Cali creyó que sus aliados no
lo tocarían, pero su extradición, varios
años después, les demostró que sus
miembros estaban equivocados: sus fa-
vores no habían servido de nada. Por
otro lado, y continuando con su alian-
za (CIA-narcos), obtuvo aprobación el
proceso de grupos paramilitares. De
10 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
“
La Ley de Justicia y Paz que se aprobó
el pasado 21 de Junio de 2005 pretende
“
hacer que pase sin castigo una de las
etapas más terroríficas de nuestra
historia nacional
fuerzas dispersas y con autonomía ope-
rativa se transforman en grupos con-
trainsurgentes y con razón de Estado
que hoy obtiene pago.
Su papel en el tablero internacional
es evidente. Como en Nicaragua, El
Salvador y Guatemala, se hacen brazo
de las acciones encubiertas de otro
ejército. Antes lideraron el genocidio
de la Unión Patriótica, ahora se volca-
ban supuestamente contra la insurgen-
cia, pero las víctimas fueron miles de
civiles. Las masacres se repitieron sin
piedad: La Chinita, Segovia, Trujillo,
La Mejor Esquina y decenas más. Aho-
ra se llaman Autodefensas Campesinas
de Córdoba y Urabá (ACCU). Su in-
serción social a través de los políticos
y el poder económico de cada región
permitió su legitimidad y su ascenso al
centro del poder. Su resultado final: las
Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC).
Para que el proyecto paramilitar se
consolidara se necesitaron casi dos dé-
cadas; infinidad de luchas internas pa-
ra someter a grupos armados dispersos
que defendían intereses puntuales, y
una inmensa operación psicológica de
guerra para que una parte de la socie-
dad lo admitiera. La impunidad y la in-
moralidad se hicieron norma. Así fue
posible poner bajo un mismo mando a
Ramón Isaza, los Castaño, Mancuso,
Don Berna... El terror se extendió por
toda la geografía colombiana. Hoy po-
demos decir que su resultado es un Es-
tado autoritario, militarizado, y una
economía cada vez más dependiente y
menos soberana, construida sobre ba-
ses incluso de una economía de encla-
ve. Ante los ojos de todo un país ate-
rrorizado, se regresa a la Colombia de
principios del siglo XX. El señorío de
la tierra se impone de nuevo.
Dolor sin duelo
Por designio y utilidad para el poder
tradicional, Colombia nunca hizo el
duelo de los muertos de los años 50 del
siglo anterior. Pájaros y cóndores bajo
las órdenes de políticos de la capital,
auspicio de los terratenientes de cada
región y aval del poder religioso ma-
sacraron a miles de colombianos. El
desplazamiento y el cambio de la pro-
piedad de la tierra desprendido de sus
acciones significaron la reconstitución
de nuestras ciudades. Sus crímenes
quedaron impunes. Bajo el pacto libe-
ral-conservador del 58, se pasó la pá-
gina del silencio.
La historia se repite. Desde los
años 80 se multiplicaron los sicarios.
Luego llegaron los cuerpos de ejérci-
to: mercenarios por centenares. El des-
plazamiento se reeditó: de 300.000
que sumaron los de mitad de siglo, ate-
rrorizados por el corte de franela, aho-
ra vamos en 3.500.000, aterrorizados
por las motosierras. La propiedad del
suelo cambió de dueño. Al amparo de
políticos, terratenientes y empresarios
se legitimó el crimen. El terror se re-
fleja en miles de usurpados que deam-
bulan por las avenidas del país en es-
pera de una ayuda, o en los miles que
viven bajo la protección de gobiernos
extranjeros.
La Ley de Justicia y Paz que se
aprobó el pasado 21 de Junio de 2005
pretende hacer que pase sin castigo una
de las etapas más terroríficas de nues-
tra historia nacional. O que los “con-
denados” paguen en sus fincas los crí-
menes reconocidos o confesados. Ni
orgullo ni ejemplo tenemos en esta ley.
Apenas se abre el capítulo nacional e
internacional que como en Argentina y
Chile tras décadas de usufructo vuelve
a la acusación y a los tribunales. Mien-
tras tanto, la sociedad se inmuta a me-
dias según las encuestas y el desangre
nacional, sin duelo, continúa.❑
*Carlos Gutiérrez es director de Le Monde
Diplomatique. Edición Colombia. Este artículo
ha sido publicado en el número 36, julio
de 2005, de la citada publicación.
 Colombia
Conflicto armado y medio ambiente
Equipo de Investigación CED-INS*

En el año 2002 el presidente de

Colombia, Álvaro Uribe Vélez,
decretó la persecución al
terrorismo, negando que en
Colombia existe un conflicto
armado, desconociendo las razones
políticas y sociales que han
alentado la guerra en la historia
reciente del país. Esta postura
simple y efectista es una de las
justificaciones a la más dura
represión contra el movimiento
social en Colombia, donde se
incluyen detenciones masivas,
Paula Cabildo

asesinatos con vinculación directa

de organismos militares y
actuaciones conjuntas con grupos
paramilitares.
tiona los resultados de la política de “se-

E
l actual mapa de la guerra nos
muestra que se consolida el pro-
yecto paramilitar de extrema
derecha (Autodefensas Unidas de Co-
lombia) en la mayor parte del país po-
blado (cerca de un 50 por ciento del te-
rritorio). La estrategia planteada por
estos grupos no corresponde sólo al
plano militar, al contrario, este com-
ponente es secundario y hoy buscan
controlar territorialmente áreas con in-
terés económico, político o militar, me-
diante el uso sistemático del “terror”
(el 60 por ciento de los desplazamien-
tos forzados son originados directa-
mente por estos grupos). Ello ha im-
plicado el copamiento de los espacios
políticos (control de gobernaciones,
curules del Congreso1 y alcaldías), ju-
rídicos (control de fiscales y jueces),
académicos (control de autoridades
1 Al respecto, Vicente Castaño, uno de los líderes
de las AUC, señaló que la influencia del paramili-
tarismo en el Congreso era superior al 35 por cien-
to y espera que este porcentaje se supere en las
próximas elecciones. “Habla Vicente Castaño”.
Revista Semana. 5 de Junio de 2005
universitarias2), y el monopolio férreo
guridad democrática” del actual Gobier-
de los medios de financiación de la
no, que pone en entredicho la efectividad
guerra: narcotráfico y extorsiones3.
de la política militarista y represiva, y
En la actualidad la guerra se caracte-
cuestiona la manipulación sobre los re-
riza por dos dinámicas centrales: la pri-
sultados de la guerra que se tiene sobre
mera es la legalización de las enormes es-
los medios de comunicación y los espa-
tructuras económico-militares del para-
cios políticos estatales.
militarismo en las “negociaciones” con el
Gobierno; la segunda, la multiplicación
La guerra pasa a la fase
de las acciones bélicas por parte de la in-
de ocupación territorial
surgencia a lo largo y ancho del país, en-
En el Sur del país la guerrilla de las FARC
tre las que se cuentan los sabotajes a las
mantiene beligerancia en regiones selvá-
redes de electricidad en Arauca y en la
ticas y montañosas, corredores estratégi-
costa Caribe, ataques militares del ELN
cos que le aseguran movilidad y ventaja
en el Chocó, Norte del Santander, y Sur
táctica, ante la acentuada ofensiva del
de Bolivar, y los ataques de las FARC a
ejército a través del Plan Colombia y el
las poblaciones de Iscuandé (Nariño),
Plan Patriota que busca atacar la región
Mutatá (Antioquia), y varios pueblos del
de control histórico de las guerrillas. La
Cauca, que han producido cerca de 70 ba-
guerra se extiende en los departamentos
jas dentro del ejército. Esta ofensiva cues-
de Caquetá, Putumayo, Guaviare y Me-
ta, una inmensa área selvática y de difícil
2 “Ministerio de Educación Censura Presión Arma- acceso de 160.000 kilómetros cuadrados4,
da”. Diario El Tiempo. 5 de Julio de 2004. pg 1-3 que incluye parte de la selva amazónica.
3 “La Paramilitarización de Colombia”. Diario el Tiem-
Tanto las FARC como el ELN han reto-
po. 26 de Septiembre de 2004. Ver También en:
“Los Tentáculos de las AUC”. Revista Semana. 24 4 Las Fronteras: zonas de contención y expansión
de Abril de 2005. del conflicto. Documento Codhes. Junio 2005.

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 11

Colombia
Un país en guerra
mado la estrategia de guerra de guerrillas,
ante la nueva configuración del conflic-
to, en el que se han generalizado las ofen-
sivas militares y paramilitares de manera
coordinada y sistemática: los combates
directos son mantenidos por el ejército y
los grupos paramilitares hacen el “traba-
jo sucio” perpetrando todo tipo de viola-
ciones contra los derechos fundamenta-
les de las comunidades.
El paramilitarismo ha significado la
imposición de la lógica del capital en re-
giones marginadas, por lo general en zo-
nas selváticas con algún interés para la
implementación del modelo agro-expor-
tador, minero extractivo, o del comercio
de narcóticos, grandes negocios en la
Las fumigaciones destruyen el modo de vida de los afrodescendientes del Chocó.
economía globalizada. Este modelo im-
plica la implementación de una estrategia
integral de control territorial, que pasa por
la coerción de los estamentos de poder
público y el despliegue de redes de con-
trol político informales en áreas urbanas
y rurales.
La guerra en Colombia desencadena
la profunda transformación en todas las
esferas de la vida de la sociedad colom-
biana, incluyendo el entorno natural. Des-
de el ambientalismo5, entendido como
5 Definición adoptada en este texto, aunque puesta
en discusión en espacios académicos y sociales.
Existen espacios en los que el ambientalismo se
considera como la conservación de recursos y eco-
12 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
las relaciones entre la sociedad con la na-
turaleza y sus recursos, también se gene-
ran reflexiones sobre las repercusiones
del conflicto armado en Colombia, en lo
referente a las fumigaciones promovidas
desde el Plan Colombia, el desplaza-
miento forzado de 3,5 millones de perso-
nas, la apropiación de 5 millones de hec-
táreas por parte de los paramilitares y la
instauración de formas de trabajo semi-
feudales en varias regiones del país.
Hoy asistimos a un cambio en el sen-
tido de los escenarios de la guerra; no só-
lo se realizan acciones militares y represi-
vas contra las comunidades autónomas,
sino especialmente se despliegan proyec-
tos político-económicos que buscan im-
Betty Udensen
poner el control territorial y por ende, la
lógica del capital. Se busca la ocupación
de los espacios en todas las esferas de la
vida, incluyendo el territorio como espa-
cio de generación de riqueza y ejercicio
del poder, sin la mediación del Estado, co-
mo garante de los derechos fundamenta-
les. La ocupación implica el control de los
medios de comunicación, los medios de
producción, e incluso de las organizacio-
nes políticas y sociales existentes, por par-
te de organizaciones paramilitares.
sistemas sin que se analice críticamente al capital
en sus dinámicas de acumulación-consumo y de-
manda de recursos que ponen en jaque a la hu-
manidad.
Fumigaciones y Plan Colombia
A finales de 2004 el Gobierno colombia-
no anunció que había fumigado cerca de
130.000 hectáreas como cifra récord. Sin
embargo, el Departamento de Estado de
Estados Unidos con base en imágenes sa-
telitales, demuestra que las hectáreas sem-
bradas no disminuyeron en 20046; ade-
más, las fumigaciones no han significado
cambios notables en la dinámica del mer-
cado internacional de heroína y cocaína.
Apesar del evidente fracaso de la política
antinarcóticos, el Gobierno insiste en fu-
migar regiones enteras, aunque de paso
fumigue indiscriminadamente cultivos de
productos alimenticios, corrientes de agua
y personas. A pesar del pronunciamiento
del Departamento de Estado de EE UU
sobre la no toxicidad de las fumigaciones,
las denuncias de las comunidades afecta-
das por estas fumigaciones, insisten en los
daños causados sobre la salud humana, los
“
El Gobierno insiste en fumigar regiones
enteras, aunque de paso fumigue
indiscriminadamente cultivos de“
productos alimenticios, corrientes
de agua y personas
cultivos de alimentos y sobre la tierra7. En
varias regiones del país, como en el Sur de
Bolívar o Putumayo, se observa un des-
pliegue de guerra química contra comu-
nidades que se encuentran en regiones con
interés militar. Después de las fumigacio-
nes los cultivadores se desplazan a regio-
nes vecinas o selva adentro, pero el resto
de las comunidades que han sido afecta-
das, tienen que abandonar sus tierras al no
tener qué comer.
6 Las Fronteras: zonas de contención y expansión
del conflicto. Documento Codhes. Junio 2005
7 Observaciones al “Estudio de los efectos del pro-
grama de Erradicación de Cultivos Ilícitos median-
te la aspersión aérea con el herbicida Glifosato
(PECIG) y de los cultivos ilícitos en la salud huma-
na y en el medio ambiente”. Universidad Nacional
de Colombia. Instituto de Estudios Ambientales.
Mayo de 2005. En este trabajo se plantean críticas
sobre el enfoque metodológico que soslayó facto-
res fundamentales para dimensionar los daños de
las fumigaciones.

La enorme movilidad de los cultivos
ilícitos, propiciada por las fumigaciones,
hace que los cultivos se adentren en zo-
nas selváticas o inaccesibles, que por lo
general tienen enorme importancia eco-
lógica, que a su vez también propicia a
mediano plazo fumigaciones sobre estas
áreas. En la actualidad el Gobierno pro-
mueve las fumigaciones sobre reservas
ecológicas (parques nacionales naturales),
a pesar de los daños que sufrirían estos
ecosistemas8, de enorme importancia pa-
ra la biodiversidad del planeta. Existen re-
giones del país en las cuales no se han in-
ventariado el número de especies, y en las
cuales se hace muy difícil estimar los da-
ños de las fumigaciones. La política con-
tra las drogas se mantiene sin modifica-
ciones sustanciales, a pesar de los evi-
dentes y desastrosos resultados obtenidos
después de dos décadas.
Desplazamiento forzado
Desde el año 1995, 3,5 millones de per-
sonas9 han sido desplazadas de sus terri-
torios. Estas cifras contrastan con los da-
tos oficiales, que dejan de considerar a
una persona desplazada tres meses des-
pués de haber recibido la asistencia esta-
tal. Esta cifra implica el despoblamiento
de los campos productivos en el país, que
en su mayoría son medianas y pequeñas
extensiones. El acumulado de experien-
cias de adaptación al territorio, mediante
las cuales los campesinos alimentaban a
todo el país se pierde y va a parar a los
cinturones de miseria de las grandes ciu-
dades; la pérdida del conocimiento po-
pular del territorio es sumamente grave,
considerando que son experiencias fun-
damentales a la hora de plantear nuevas
maneras de relacionarse con el entorno
natural.
El desplazamiento forzado no es so-
lamente una consecuencia nefasta de la
guerra interna, es también una estrategia
y objetivo: estrategia del paramilitarismo
por cuanto busca despoblar regiones en-
8 “Glifosato si genera efectos ambientales”. Tomás
León Sicard. UNPeriódico. Domingo 22 de Mayo
de 2005. No. 75.
9 Consultoría para los derechos humanos y el des-
plazamiento. Codhes. Monitoreo de Población
Desplazada. Sisdhes. 2004.
teras y ejercer dominio a través del tras-
lado de sus propias bases sociales. Es ob-
jetivo porque busca apoderarse de la tie-
rra y sus potencialidades de generación
de riqueza. De tal manera que en la ac-
tualidad el paramilitarismo afianza su
proyecto político y económico, dejando
en la impunidad los crímenes atroces que
perpetró. Las cifras son preocupantes, de
acuerdo con Codhes10, cinco millones de
hectáreas han sido acumuladas por los
grupos paramilitares entre los años 1997
y 2003 de manera criminal, mediante la
apropiación de tierras abandonadas en
campos de guerra, por despojo violento o
compra bajo presión. La acumulación de
tierras se presenta en toda la costa Caribe
colombiana, los llanos orientales, el Mag-
dalena Medio, el Valle del Cauca y re-
cientemente en la región cafetera. Las re-
percusiones de este proceso de concen-
tración de tierras fértiles, en manos de los
“
El desplazamiento forzado no es
estrategia y objetivo
“
solamente una consecuencia nefasta
de la guerra interna, es también una
comandantes del paramilitarismo, se ve
como uno de los más graves factores de
empobrecimiento y reproducción de la
violencia en la actualidad.
Las migraciones que por lo general
tienen destino en las grandes ciudades,
generan amplios cinturones de pobreza
en sus alrededores. Estos flujos pobla-
cionales aumentan la demanda y la con-
centración espacial de bienes y servicios
ambientales, en proporciones tales que
generan tensiones en los sistemas ecoló-
gicos vecinos a las urbes, desarrollan si-
tuaciones de subempleo y la precariza-
ción de las condiciones laborales. Tal es
el caso de Bogotá, que sobrepasa los 8
millones de habitantes, y alberga a cerca
de 5 millones de personas en condiciones
de pobreza, sin posibilidades de consu-
10 “ONG revela que paramilitares se han quedado
con 5 millones de hectáreas de tierra entre 1997
y 2003”. Diario El Tiempo. Diciembre 21 de 2004.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 13
Colombia
mir las demandas nutricionales mínimas,
ni de los servicios fundamentales. Bogo-
tá ha sido refugio durante cuarenta años
de las continuas oleadas de violencia que
ha padecido Colombia, la ciudad recibe
la tercera parte de los desplazados del pa-
ís, lo que ha generado un crecimiento
desordenado y la “apropiación” de los
bienes ambientales de los ecosistemas y
regiones pobladas vecinas: el agua que
consume la ciudad la toma en un 60 por
ciento de los ecosistemas vecinos, au-
mentando los riesgos de escasez hídrica
en sus vecindades11.
Imposición del modelo de
capital agro-minero-exportador
Los enormes flujos de dinero provenien-
tes del narcotráfico financian en un 70 por
ciento al paramilitarismo12; este dinero y
la concentración impune de grandes tie-
rras, también ha impulsado la implemen-
tación de grandes proyectos de inversión,
todos ellos de carácter extractivo o
agroindustrial, enfocados a la economía
internacional, en el Chocó, Magdalena
Medio y llanos orientales13: sobresalen los
cultivos de palma africana14, cuyo aceite
tiene prometedoras salidas como materia
prima en gran cantidad de procesos in-
dustriales. Aparece también la ganadería
extensiva, el caucho, el cacao y el finan-
ciamiento directo en actividades indus-
triales15. La magnitud de estos proyectos
no es conocida, por lo relativamente re-
ciente del fenómeno y la dificultad inhe-
rente a hacer seguimiento a los bienes ilí-
citos de los grupos armados. En la actua-
lidad las “negociaciones de paz” entre los
11 Plan Maestro de Gestión Ambiental. Departa-
mento Administrativo del Medio Ambiente DAMA.
Bogotá. 2000.
12 “Los Tentáculos de la AUC”. Revista Semana. 24
de Abril de 2005.
13 No puede demostrarse la propiedad directa de es-
tas tierras, sin embargo estos cultivos coinciden
geográficamente y temporalmente con las zonas
de control de estos grupos.
14 Como ha sido denunciado por la Comisión Inte-
reclesial de Justicia y Paz de manera insistente,
quienes tienen trabajo de acompañamiento a co-
munidades de paz en la región.
15 La Economía de Guerra Paramilitar. Una aproxi-
mación a sus fuentes de financiación. Carlos Me-
dina Gallego. Investigador UN. 2004
Colombia
Un país en guerra
grupos paramilitares y el Estado, se han
reducido al desarme y desmovilización
de algunas estructuras, sin embargo, el
sistema de control social y territorial que
se ha impuesto en buena parte del país no
se ha mencionado.
La implementación de monoculti-
vos de palma africana tiene las implica-
ciones ambientales de cualquier mono-
cultivo: el deterioro acelerado de los
suelos, el uso intensivo de agroquími-
cos, que implica graves daños ambien-
tales, especialmente en regiones selvá-
ticas, y los grandes impactos de obras
“
En la estrategia paramilitar se busca
el desmantelamiento de los grupos
“
sociales que puedan tener alguna
posición crítica frente al Estado y los
proyectos del capital
complementarias como carreteras. Se
observa la implementación de cultivos
de palma africana en regiones selváti-
cas del Pacífico colombiano (área reco-
nocida como uno de los lugares con ma-
yor biodiversidad en el mundo), a pesar
de que las condiciones climáticas no son
rentables, por lo que hace pensar en la
implementación de estos monocultivos
desde otra lógica: los monocultivos de
palma africana se utilizan como una
manera de “domesticar” la selva y abrir
paso al “desarrollo”, lo que significa la
eliminación de una ventaja táctica para
las guerrillas, que encuentran en las áre-
as boscosas zonas de movilidad y res-
guardo. Por otro lado, se vislumbra a la
14 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
costa Pacífica colombiana como el es-
pacio de integración a la creciente eco-
nomía asiática, para lo cual necesita me-
jorar las condiciones de accesibilidad al
Pacífico, haciendo necesario eliminar el
obstáculo que significan las zonas sel-
váticas en esta región, abriendo espacios
de cultivos y sabanas, apalancado todo
ello, en los enormes capitales del nar-
cotráfico.
Esta dinámica significa un daño gi-
gantesco, desde el punto de vista hu-
manitario: estas regiones han tenido los
índices de desplazamiento y violacio-
nes al Derecho Internacional Humani-
tario más altos del país, la desaparición
de las selvas del Pacífico significa la
pérdida de ecosistemas únicos en el
mundo, y la desaparición de importan-
tes experiencias culturales de comuni-
dades afrodescendientes e indígenas,
en cuanto a su manera
de relacionarse con es-
tos ecosistemas, signi-
fica un ataque frontal
a su biodiversidad. La
concentración de la
tierra significa el au-
mento de la presión
sobre las áreas bosco-
sas del país, que de he-
cho son altamente vul-
nerables y muy apete-
cidas por los grandes
Ernesto Laos
terratenientes, en un
proceso en el que la
pobreza se utiliza co-
mo medio y justifica-
ción para eliminar las áreas boscosas.
Apesar de lo anterior, hasta ahora en
las negociaciones de Santa Fe de Ralito
no se ha mencionado la posibilidad de
que este grupo armado devuelva las tie-
rras robadas a sangre y fuego. El temor
surge con razones de hecho: el herméti-
co silencio que el Gobierno está guar-
dando sobre el tema de la devolución de
tierras por parte de los paramilitares. Co-
mo ha dicho Juan Camilo Restrepo16,
16 Esta preocupación llega incluso a los círculos de
poder tradicionales, una muestra de ello es la co-
lumna del ex ministro de Hacienda del Gobierno
Pastrana: “Ojo con otras fiestas. Los señores de
la tierra”, Juan Camilo Restrepo. Diario el Tiem-
po, Bogotá. Septiembre 22 de 2004.
“¿Cuál es la posición gubernamental so-
bre la concentración de tierras fértiles que
los paramilitares han acumulado ilegal-
mente en los últimos años? ¿El proceso
de paz que se esboza con ellos implica o
no la obligación de devolver las tierras a
sus legítimos propietarios?”
Desmantelamiento de las
organizaciones y los
movimientos sociales
En la estrategia paramilitar se busca el
desmantelamiento de los grupos so-
ciales que puedan tener alguna posi-
ción crítica frente al Estado y los pro-
yectos del capital, entre los cuales se
encuentran las comunidades indígenas,
campesinas y afrodescendientes. La
destrucción de los movimientos socia-
les y las experiencias políticas autóno-
mas, que se han llevado a cabo a partir
del exterminio a manos de grupos pa-
ramilitares y la persecución estatal, sig-
nifica la eliminación de alternativas a
la “administración” estatal del am-
biente, por lo que se impone una visión
mercantilista y simple que se reduce a
conservar y explotar.
La guerra en Colombia cambia to-
dos los días. El inventario de muertos
se incrementa día a día y la impunidad
se quiere legitimar amparada por el ac-
tual régimen. Las cifras exactas de la
guerra no se conocen y ante el velo de
desinformación promovido desde el
Estado, no se pueden sino hacer algu-
nas inferencias acerca de lo que suce-
de. Existen regiones inaccesibles en
las que se dice que imperan condicio-
nes de explotación de personas peores
a la esclavitud, se sabe de la devasta-
ción de regiones selváticas inmensas
para la siembra de cultivos de uso ilí-
cito o de palma africana, del robo de
tierras fértiles a manos de unos cuan-
tos jefes paramilitares y de la intensi-
ficación de los negocios del narcotrá-
fico amparados en la impunidad y el
silencio de las tumbas.❑
*Las siglas CED-INS se corresponden con
Corporación para la Educación, el Desarrollo
y la Investigación Popular - Instituto
Nacional Sindical, Colombia.
 Colombia
Arauca: elementos para desvelar la crisis
Equipo de Investigación CED-INS*

L
a región deriva su importancia
de sus reservas de hidrocarbu-
ros. De ahí la necesidad de ase-
gurar la infraestructura y los respecti-
vos intereses de las empresas petrole-
ras transnacionales, la prioridad dada
al control de la frontera con Venezue-
la, donde se consolida un proyecto po-
lítico antagonista, y la militarización
de toda la región. En la comprensión
del problema geopolítico y geoeconó-
mico de la región, se pueden conside-
rar los siguientes aspectos:
• Las repercusiones del agota-
miento de las reservas de petróleo
en Colombia. Arauca se proyecta co-
mo la región desde donde se pueda
construir la conexión vial más efi-
ciente desde los grandes centros eco-
nómicos colombianos hacia las reser-
vas energéticas y los mercados vene-
zolanos y en general con la región an-
dina1. La región cobra gran importan-
cia estratégica, especialmente en el
actual panorama de agotamiento de
las reservas de hidrocarburos en Co-
lombia y las necesidades de los países
del Norte, por lo que las grandes
transnacionales comercializadoras de
petróleo y el Estado necesitan “ase-
gurar” esta región para desde ahí
abastecer los mercados. De acuerdo a
Paula Cabildo

las actuales tendencias de producción

(cercanas a los 450.000 barriles por
día) y de no encontrarse más yaci-
mientos, Colombia empezaría a im-
Tras los homicidios de los líderes y, en general, de la represión sobre las portar petróleo y derivados desde el
organizaciones sociales de Arauca, se esconden intereses políticos y año 20072.
económicos. El departamento de Arauca es una de las zonas que ha
soportado las arremetidas militares más violentas del Gobierno Uribe; esta 1 “Arauca será el mayor puerto seco del país”.
operación, enmarcada en una figura jurídico-política denominada “Zona Declaración del comandante de la Brigada
de Rehabilitación”, pretende recuperar el orden público e inmovilizar a los XVIII, Juan Carlos Salazar, en el Diario El Tiem-
po, 12 de diciembre de 2004. Con la vía Tame-
grupos guerrilleros. Sin embargo, con estas medidas se busca controlar Arauca, el recorrido entre Bogotá y Caracas se
una de las regiones con mayor importancia geopolítica del país, reducirá en 10 horas.
importancia que puede entenderse por su significado como eslabón del más
2 Prospección Energética 2003. Unidad de Pla-
importante corredor entre Colombia y Venezuela, denominado “la ruta de neación Minero Energética. Ministerio de Mina
los libertadores”. y Energía.

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 15

Colombia
Un país en guerra
• Los intereses transnacionales
del petróleo y la crisis energética
global. Las actividades de explota-
ción de hidrocarburos en la región es-
tán operadas principalmente por
grandes transnacionales petroleras,
entre las que destaca la Occidental
Petroleum Company, dolorosamente
recordada por sus nexos en operacio-
nes de exterminio contra la población
civil local. Ante el potencial de reser-
vas de petróleo en la región, entre los
que estaría el yacimiento Gibraltar
(localizado en territorio de la comu-
nidad indígena U’wa), que mitigaría
la actual tensión global por el abaste-
cimiento de petróleo, se financia el
desmantelamiento de los movimien-
tos sociales para minimizar cualquier
resistencia civil o popular a la explo-
ración y explotación de petróleo. Las
organizaciones campesinas que se
han visto desfavorecidas con las ac-
tividades petroleras o las comunida-
des indígenas U’wa y Guahiba, quie-
nes han visto como sus territorios han
sido invadidos, transgredidas su cul-
tura y autonomía, son vistas como un
obstáculo.
• La región en la dinámica gue-
rrerista. Arauca también es una im-
portante región de frontera con un
enorme significado militar, ya que ha
sido históricamente un corredor es-
tratégico de los grupos insurgentes
usado desde mediados de los años 40
como canal de abastecimiento y mo-
vimiento táctico. Sin embargo, en la
estrategia antiterrorista en la que se
confunde a la población civil con ob-
jetivos militares, o a líderes sociales
con miembros de la guerrilla, se bus-
ca acabar a sangre y fuego con cual-
quier indicio de infiltración de estos
grupos armados, a costa de todo tipo
de violaciones a los derechos huma-
nos y al Derecho Internacional Hu-
manitario.
• Colombia como desestabiliza-
dor de los proyectos progresistas
regionales. Esta zona cobra aún ma-
yor importancia cuando se consolida
el proyecto de izquierda venezolano,
al cual la extrema derecha armada co-
16 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
lombiana ve como una amenaza. Ello
explica también las ofensivas para-
militares de la Guajira y el Norte de
Santander, los otros dos corredores
que conectan a los dos países.
El anterior panorama explica la
política de control territorial a partir
del accionar de grupos paramilitares,
quienes a pesar de gozar de la pro-
tección y apoyo de las fuerzas arma-
das, no han logrado controlar por
completo el departamento.
Ofensiva e impunidad paramilitar
La ofensiva paramilitar se desarrolla so-
bre Arauca desde dos frentes: el prime-
ro, las bases militares de la Brigada
XVIII y la policía asignada al departa-
mento. Estas unidades han recibido más
de 100 millones de dólares dentro del
Plan Colombia3, con la misión específi-
ca de proteger el oleoducto de la Occi-
dental Petroleum, que actuando en sin-
cronía con la brigada móvil número 5,
aseguran regiones para la entrada de gru-
pos paramilitares, los cuales perpetran
todo tipo de atrocidades contra la pobla-
ción civil4. Esta ofensiva se desencade-
na desde el Oriente, desde el municipio
de Arauca y en general desde las bases
dedicadas a brindar seguridad a la in-
fraestructura petrolera.
El otro factor de terror nos remite al
Bloque Vencedores de Arauca de los pa-
ramilitares, que desde el Sur realizan to-
do tipo de crímenes y hostigamientos
contra la población civil, buscando eli-
minar cualquier tipo de resistencia civil
“
“
En las ofensivas paramilitares se observa
la coincidencia de intereses con
empresas petroleras
3 La gran minería en Colombia, Ganancias del
exterminio. Sintraminercol, Bogotá, 2004.
4 Los testimonios de los campesinos de la región
evidencian cómo en repetidas ocasiones las ac-
ciones paramilitares y de las fuerzas armadas
se presentan de manera sincronizada. En la ac-
tualidad no existen procesos que denuncien es-
ta situación, ante la evidente desconfianza que
generan los organismos estatales.
a su proyecto. Esta ofensiva se financia
con el cobro de cuotas económicas a los
ganaderos y a las empresas petroleras y
contratistas de la región. La ofensiva pa-
ramilitar avanza hacia el Norte, apun-
tando a la frontera con Venezuela, sien-
do el objetivo en la actualidad el muni-
cipio de Tame. Este municipio figura en
los registros departamentales con el 51
por ciento de los homicidios en el de-
partamento durante el 2004, y a su vez,
registra los mayores niveles de despla-
zamiento forzado con 2.700 personas
entre 1998 y 20035.
Algunos índices de violencia
en el departamento
Municipio Personas Personas Homicidios
Expulsor desplazadas desplazadas 2004
1998-2003 2004
Arauca-Capital 1263 336 7
Arauquita 63 399 26
Cravo Norte 546 167 6
Fortul 33 67 3
Saravena 51 426 39
Tame 2709 1050 102
Fuente: ICBF- Arauca, Red de Solidaridad Social,
Humanidad Vigente.
A su vez, los grupos paramilitares
empiezan a adquirir tierras, como parte
de la estrategia de control territorial que
han implementado en todo el país. Sin
embargo, en la región adquiere otras di-
mensiones: de acuerdo a testimonios de
campesinos, las tierras adquiridas se
concentran en regiones fronterizas con
Venezuela, posiblemente buscando es-
tablecer control en el paso binacional, y
privilegiarse con las ventajas que ofrece
la frontera.
En las ofensivas paramilitares se ob-
serva la coincidencia de intereses con
empresas petroleras. En el municipio de
Tame, región duramente golpeada por el
paramilitarismo, opera la petrolera Rep-
sol, que tiene actividades en el bloque
Capachos y San Miguel, áreas que go-
zan de “seguridad” y libertad para ejer-
cer inversiones.
Por otro lado, desde la ofensiva es-
tatal, se persigue a todos los dirigentes
5 Informes de Derechos Humanos. Comité Re-
gional de Derechos Humanos “Joel Sierra”.

sociales a través de hostigamientos o
amenazas directas por parte de las auto-
ridades civiles o militares, mediante la
apertura de procesos judiciales contra los
dirigentes a partir de pruebas o testimo-
nios falsos. Hay que recordar que en Co-
lombia el señalamiento de personas sig-
nifica la pena de muerte. Entre 2001 y
2003 se detuvo a 113 personas, en tres
redadas realizadas en Saravena, después
de las cuales no pudieron demostrar nin-
guna acusación contra los detenidos. En
la actualidad, después de estas expe-
Paula Cabildo
riencias, se está buscando golpear al mo-
vimiento social mediante asesinatos se-
lectivos, realizados por sicarios que se
resguardan en la impunidad.
El petróleo, combustible del
conflicto armado
La política gubernamental favorece a las
empresas petroleras, con el argumento de
atraer capital privado. Sobre esto, se han
impuesto condiciones económicas, am-
bientales, sociales... que afrentan la dig-
nidad de cualquier nación. La extracción
petrolera ha significado contratos leoni-
nos para el Estado, el deterioro del medio
ambiente, la expropiación de los habitan-
tes de la región de sus propios territorios,
y la agudización del conflicto interno, al
agregar un actor que dispone de inmen-
sos recursos económicos y está dispues-
to a pagar por seguridad a cualquier gru-
po armado.
En este panorama, en el que figuran
las empresas petroleras Occidental y Rep-
sol, se cuentan históricos daños y res-
ponsabilidades. Cabe recordar el ataque
a Santodomingo, en Tame (Arauca), en
el que fueron asesinados 17 civiles, des-
pués de haber sido bombardeados por un
helicóptero del ejército nacional, en el que
tuvo relación directa Scan Air, una em-
presa de seguridad contratada por la Oc-
cidental para hacer vigilancia de la in-
fraestructura petrolera6. Además de lo an-
terior se cuentan varios casos de viola-
ciones a los derechos humanos y al De-
recho Internacional Humanitario, espe-
6 Caso presentado en el vídeo El otro domingo
Sangriento, producido por la campaña Colom-
bia Clama Justicia y las organizaciones socia-
les de Arauca.
cialmente en las vecindades de la in-
fraestructura petrolera, en los cuales las
principales víctimas han sido campesi-
nos: se cuentan masacres, asesinatos y
desplazamientos en los municipios de Ta-
me, Saravena, Arauca y Cravo Norte des-
de 1997 hasta la actualidad.
Con la extracción de petróleo se ex-
trae también agua en una relación de 300
volúmenes de agua por uno de petróleo.
Después de ser separado el petróleo, el
agua se vierte en las llanuras de la región,
ocasionando gravísimos impactos am-
bientales y sociales al causar directa-
mente la salinización y contaminación de
la tierra y, por ende, el deterioro de la pro-
ductividad agrícola. La actividad petro-
lera ha significado en términos generales
la transformación de todas las fuentes hí-
dricas de la región, por cuanto se han des-
viado, taponado o desaparecido ríos y la-
gunas, algunas de ellas de gran impor-
tancia ecológica y sociocultural: un ejem-
plo de ello es la laguna de Lipa, un im-
portante ecosistema hídrico, del que se
alimentaban las comunidades indígenas
guahibas. Con la contaminación de la la-
guna, el taponamiento del río que la ali-
mentaba y la destrucción de la vida en
sus alrededores, se generó el desplaza-
miento de las comunidades indígenas y
campesinas que habitaban y dependían
de estos ecosistemas7. Hasta el momen-
7 De acuerdo a los testimonios de las comunida-
des que han habitado en la región y los infor-
mes de derechos humanos del Comité Regio-
nal de Derechos Humanos “Joel Sierra”.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 17
Colombia
to los daños ambientales no han sido
cuantificados por parte de las autorida-
des ambientales. La enorme influencia
de las empresas petroleras sobre el Go-
bierno central y departamental ha gene-
rado una grave situación de impunidad
en todos los órdenes. Las organizaciones
campesinas e indígenas de la región han
denunciado hasta la saciedad estos crí-
menes, sin que se haya abierto un solo
proceso jurídico por los daños ambien-
tales causados por la Occidental Petro-
leum y Repsol.
A pesar de la capa de desinforma-
ción de los medios oficiales de comu-
nicación, las redes sociales que persis-
ten a pesar de todo en la región, dan
cuenta de la presencia de soldados nor-
teamericanos en operaciones conjuntas
con el ejército colombiano, prestando
adiestramiento militar y coordinando
los operativos militares. El número de
militares y mercenarios norteamerica-
nos en esta región se desconoce, pero
algunas informaciones de prensa ha-
blan de la presencia total de 3.000 hom-
bres en el país.
Perspectivas
Ante la política de exterminio que pro-
pone el Estado colombiano, las organi-
zaciones sociales de Arauca, que insis-
ten en la construcción de un proyecto
político y social autónomo, buscan re-
plantear sus propias dinámicas. Mante-
niendo la denuncia internacional con-
tra los atropellos perpetrados por el Es-
tado y los grupos paramilitares, persis-
tiendo en la autogestión y movilización,
las organizaciones sociales defienden
su territorio. Los espacios de construc-
ción colectiva no se cierran, el pueblo
de Arauca insiste en pensar su propio
futuro, por encima del terror y la muer-
te que les impone el establishment 8.❑
*Las siglas CED-INS se corresponden con
Corporación para la Educación, el Desarrollo
y la Investigación Popular - Instituto Nacional
Sindical, Colombia.
8 La página web de las organizaciones sociales
de Arauca, en la que aparecen sus testimonios
de vida, sus perspectivas y agenda de trabajo
es: www.organizacionessociales.org
Comunicación
Comunicación
El tratamiento informativo
de la inmigración como
paradigma de la alteridad
Juan Francisco Torregrosa Carmona*
Los medios de comunicación españoles han ofrecido un tratamiento a los
temas centrados en la inmigración extranjera que no se ha correspondido
siempre con su trascendencia socioeconómica. Esta realidad, respecto al
espacio y al tiempo dedicado, han cambiado en los últimos años, conforme
crecía la presencia de trabajadores de otras nacionalidades, hasta penetrar
con fuerza en la agenda temática vigente.

L
o primero que llama la atención
en el análisis del tratamiento in-
formativo de la inmigración ex-
tranjera es la tematización generalizada
en torno a la dimensión problemática de
estos movimientos demográficos, y aun
cabría decir problematizadora, según los
enfoques periodísticos aportados, que
de una u otra expresión cambia el senti-
do y las premisas del debate.
Existen denominaciones que entra-
ñan aspectos similares. “Inmigración y
emigración (con sus dos variantes, inmi-
grante y emigrante) son todas palabras
que se utilizan para referirse a los ex-
tranjeros. Pero el uso de una u otra de es-
Paula Cabildo

suelen incidir en la responsabilidad -cul- tas palabras en el discurso no es nunca

tural, moral, jurídica...- de las personas
emigradas, a veces de forma exclusiva,
eludiendo cualesquiera otros factores de
posible concurrencia en los hechos na-
rrados. Este aspecto entraña un notable
problema socio-informativo, dado que
simplifica y dificulta la tarea ya de por sí
compleja de enunciar la realidad.
Conviene traer a colación un ejem-
plo básico que nos sirve como ejercicio,
tan elemental como revelador, de análi-
sis del discurso. Nos estamos refiriendo
a la denominación elegida por los me-
dios, y por muchos ciudadanos e incluso
expertos, para encuadrar esta realidad.
Hablar de “el problema de la inmigra-
ción” es muy distinto a hablar de “los
problemas de la inmigración” y cuanto
más a utilizar una expresión en el cinti-
llo (recurso tipográfico que sirve como
título genérico al comienzo de una pági-
na con noticias del mismo tema) como
“los problemas de los inmigrantes”, tal y
como opta por hacer en la actualidad el
diario El País. Es obvio que la utilización
indiferente y comporta siempre una
orientación de la representación de la re-
alidad designada. Así, mientras que el
emigrante es la persona que sale de su pa-
ís para trabajar en el extranjero a fin de
mejorar sus condiciones de vida, el in-
migrante es aquel que viene a estable-
cerse en el país de otro y que se apropia
de lo ajeno”. Ello se entiende mejor si se
tiene en cuenta, como señala van Dijk,
que “los periodistas escriben prioritaria-
mente como integrantes del grupo resi-
dente blanco al que pertenecen y, por lo
tanto, se refieren a los grupos étnicos mi-
noritarios en términos de ellos y no co-
mo parte de nosotros”1.
La inmigración en los medios
Como es lógico, las diferencias de trata-
miento y de concepción van mucho más
allá de la citada dualidad entre el “ellos”
1 Noureddini Achiri en: VV.AA. Comunicación,
cultura y migración, Junta de Andalucía, Sevi-
lla, 2003. Pág. 13.
y el “nosotros”, que, sin embargo, de to-
dos es sabido, deviene fundamental. Por
eso se hace realmente preciso, también en
el espacio de la narración y la construc-
ción informativa, asumir una ética de la
alteridad que valore la situación del otro
para que pueda formar parte de un nos-
otros común y verdadero en el marco ga-
rantista del concepto de ciudadanía, en to-
das sus vertientes posibles: ético-moral,
jurídica y política, económica, mediática
o informativa y, en definitiva, social.
Particularmente grave, por nocivo,
es el discurso informativo y político
que establece una relación indisociable
y generalizada entre inmigración y de-
lincuencia. Tenemos un valioso ejem-
plo a toda página en la primera de un
diario de ámbito nacional, que titula:
“Estos son los inmigrantes que no quie-
re el pueblo español”, e incluye más de

18 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


una docena de fotos tamaño carné de
inmigrantes que han delinquido2. Los
responsables de dicho tratamiento pa-
recen discrepar abiertamente de las opi-
niones manifestadas, en otro lugar, por
el presidente del Movimiento contra la
Intolerancia, Estaban Ibarra: “El dis-
curso que más atiza la xenofobia es el
que vincula la inmigración con la de-
lincuencia, que además está contando
con la torpeza absoluta de significados
políticos democráticos. Es evidente que
hay problemas de delincuencia y que
además de los autóctonos hay extran-
jeros delincuentes, unos 16.000 de los
60.000 internos en cárceles, pero ni es
justo ni se debe estigmatizar por ello
como delincuentes a más de dos millo-
2 Diario La Razón, 15 de febrero de 2002. Porta-
da y Págs. 4 y 47-49.
“
“
Hablar de ´el problema de la inmigración´
es muy distinto a hablar de ´los problemas
de la inmigración´
nes de extranjeros que hay en nuestro
país (en abril de 2002, en la actualidad
se considera que esa cifra ya se ha do-
blado). Y la estigmatización, que es una
conducta xenófoba y racista, es lo que
hace Le Pen (en Francia) al extender la
responsabilidad del delito que comete
un delincuente a todo el colectivo étni-
co al que pertenece. Un dato a tener en
cuenta es que el 80 por ciento de estos
delincuentes tienen relación con ma-
fias, probablemente ya eran delincuen-
tes en su país y aquí no vinieron a tra-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 19
Comunicación
bajar, como realmente hacen los inmi-
grantes, simplemente son delincuentes
extranjeros, no inmigrantes, como tam-
poco turistas”3.
Pero por fortuna existe una dualidad
que nos permite encontrar ejemplos de
otro tipo. Uno de ellos es reciente. Tiene
que ver con el proceso extraordinario de
regularización -o normalización, según
otros- de inmigrantes iniciado en febre-
ro de 2005. Se trata de un reportaje -pu-
blicado el domingo 6 de febrero- que
plantea una cuestión muy clara desde su
título: “¿Qué pasaría si Madrid se que-
dara sin inmigrantes?” El sumario de la
información, a toda plana y con llamada
en primera, ofrece una cierta respuesta:
“Los 800.000 extranjeros instalados en
la capital en los últimos 10 años, im-
prescindibles para la vida cotidiana de la
ciudad”. Además de datos estadísticos,
se nos muestra el caso de diversos traba-
jadores con nombres y apellidos a cuyo
día a día laboral “asistimos” en la cons-
trucción, la hostelería, la mensajería, el
cuidado de ancianos, las labores del ho-
gar... Lejos de lo que suele ocurrir, este
tratamiento informativo concreto no in-
cide en los aspectos negativos que pue-
de conllevar, y de hecho a veces conlle-
va, la inmigración. Antes al contrario, nos
muestra un panorama positivo, sin el cual
la actividad habitual de la gran ciudad no
podría seguir su curso.
La labor de la escuela,
necesaria pero no suficiente
Los procesos formales de enseñanza y
aprendizaje han de desarrollar una labor
ingente, compleja, pero de todo punto ne-
cesaria, por inaplazable y por lo mucho
que se juega toda la sociedad. Resulta
fundamental proporcionar una alfabeti-
zación en comunicación, ya desde los
primeros niveles escolares, que ahonde
en el conocimiento de todo cuanto cuen-
tan e implican socialmente los vehículos
de expresión de contenidos públicos de
información y entretenimiento.
Un nuevo esfuerzo lo supone la lla-
mada Declaración de Madrid (la bahía
3 Esteban Ibarra. Tiempos de Solidaridad. Mo-
vimiento contra la intolerancia. Madrid, 2004.
Pp. 124-125.
Comunicación
de los cinco vientos), presentada en fe-
brero de 2005 por universidades, sindi-
catos, asociaciones, particulares... para
demandar a la profesión, a la industria
audiovisual, a las instancias de Gobier-
no, a la sociedad toda, un esfuerzo que
haga posible una educación en valores
que no sean la antítesis de los predomi-
nantes de forma abrumadora en los me-
dios. Indudablemente, el tema de la in-
migración y la convivencia entre cultu-
ras ocupa un espacio muy significativo a
este respecto. “La portada casi diaria de
pateras en periódicos o telediarios -ob-
serva Bernabé López- ha llegado a forjar
la idea de que los inmigrantes ilegales
provienen en su mayoría del Sur (asimi-
lado siempre en el imaginario colectivo
a inseguridad o amenaza), cuando el co-
lectivo marroquí es probablemente el que
presente el perfil más bajo de irregulari-
dad en el momento actual, por debajo del
20 por ciento frente al próximo al 60 por
ciento de ecuatorianos, colombianos o
rumanos”. Asegura que “nos creíamos al
margen de un fenómeno como el de Le
Pen en Francia, pero hemos acabado por
descubrir que hay quien en nuestro país
sabe rentabilizar el miedo al extranjero
creyendo hacerlo compatible con posi-
ciones centristas”4.
Los medios y la definición
de lo real
Si decimos que la ética y los medios no
van siempre de la mano, no descubrimos
nada nuevo. Ahora bien, la reflexión de
fondo, preocupante, sería la de intentar
confirmar una hipótesis verosímil si acu-
dimos a los contenidos informativos y,
sobre todo, a determinados programas de
otro tipo: la diferencia (de todo tipo: de
género, de procedencia geográfica, de
clase social...) no está bien representada
por parte del sistema de comunicación
colectiva. Al revés, lo que prima es una
visión que tiende a resaltar aspectos que
estigmatizan a determinados colectivos.
Es el caso claro de lo que ocurre -sobra-
ría decir que no siempre, por supuesto,
pero conviene precisar que sí demasia-
das veces- con la inmigración.
4 Bernabé López. “Jugando con lobos”. El País,
16 de febrero de 2005, pág. 12.
20 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Comunicación
REFERENCIAS:
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cación y nuevos retos sociales. Barce-
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sidad de Almería.
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cación.
RODRIGO, M. (1999): La comunicación
intercultural. Anthropos, Barcelona.
TORREGROSA, J.F. (2003): Hacia una
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nica y televisiva en la escuela. Tesis
Doctoral. Universidad Complutense de
Madrid.
VAN DIJK, T. A. (1997): Racismo y análi-
sis crítico de los medios. Paidós, Bar-
celona.
Como apuntan las voces más exper-
tas, la vieja idea de la construcción social
de la realidad responde hoy más que nun-
ca a la construcción mediática de la rea-
lidad, como ha escrito van Dijk: “Los
medios informativos no describen pasi-
vamente ni registran los sucesos noticia-
bles del mundo, sino que los (re)cons-
truyen activamente”. El trabajo en las au-
las, tan difícil como imprescindible, ha
de pasar por seguir con los múltiples es-
fuerzos implicados en la educación in-
tercultural. Una educación intercultural
cuyas posibilidades de éxito serán, sin
duda, mucho menores si no tiene en
cuenta la dimensión central que hoy ocu-
pan los procesos de comunicación y de
representación mediática. Por tanto, si no
se aborda, para reconducirlo, en la medi-
“
Es preciso, también en el espacio de la
la situación del otro
“
narración y la construcción informativa,
asumir una ética de la alteridad que valore
da de lo posible, el impacto de los me-
dios, su fuerza emotiva y sensorial, lejos
de ayudar a construir ese frágil edificio
de la convivencia, podría agravar las con-
secuencias y los muchos y perversos ries-
gos del choque cultural.
En cuanto a los problemas más acu-
sados en el caso de los tratamientos po-
co éticos por parte de los medios de co-
municación, los prejuicios y estereoti-
pos, como generalizaciones rígidas e
irracionales que ofrecen una imagen
distorsionada de toda una categoría de
personas, están, por desgracia, en la ba-
se no sólo de informaciones periodísti-
cas y contenidos televisivos, que tam-
bién, sino de la propia sociedad. Ahora
que las Ciencias Físicas están cele-
brando su año mundial, se puede re-
cordar que Albert Einstein ya lo la-
mentaba con estas palabras: “Una tris-
te época la nuestra, donde es más fácil
desintegrar un átomo que un prejuicio”.
Como ha resaltado Victoria Camps,
el ejemplo constituye un medio funda-
mental e imprescindible para la educa-
ción en valores éticos. El saber prácti-
co de la ética se aprende más por la vía
del comportamiento y del ejemplo que
con teorías. De ahí que sean tan influ-
yentes los modelos que transmiten la
televisión o los personajes públicos. En
este sentido, como destacan los exper-
tos y es fácil comprobar, la inmigración
supone cada vez más un tema de en-
frentamiento entre partidos. Lo que, en
términos de representación mediática
supone, sin ninguna duda, un mayor
caldo de cultivo para el espectáculo in-
formativo propio de la sociedad audio-
visual. Sería muy peligroso abonar el
campo para que ocurriera lo que ad-
vierte José Saramago: “Aquel que an-
tes fue explotado y perdió la memoria
de haberlo sido, acabará explotando a
otro. Aquel que antes fue despreciado
y finge haberlo olvidado, refinará su
propia capacidad de despreciar. Aquel
a quien humillaron, humillará con más
rencor”.❑
*Juan Francisco Torregrosa Carmona es
profesor de Periodismo en la Universidad
Rey Juan Carlos de Madrid y miembro
de Aire Comunicación.
 Comunicación
El periodismo busca
su libertad
Pepe Madariaga*

Cuatro años después de su constitución, la Federación

Española de Sindicatos de Periodistas (FeSP) celebró el
pasado mes de mayo su primer congreso. Los siete
sindicatos autonómicos que la forman renovaron su apoyo
firme a las medidas de regulación en materia de
comunicación que pasarán por el Parlamento durante esta
legislatura, especialmente el Estatuto del Periodista
Profesional. Frente a las expectativas moderadamente
optimistas, el individualismo mayoritario de los propios
periodistas sigue siendo el gran obstáculo para dignificar
la profesión.

D
esde que un grupo de periodis-
tas fundara hace ya casi diez
años el Sindicato de Periodis-
tas de Cataluña (SPC), ha cundido el
ejemplo en una buena parte del territo-
rio nacional y hoy son ya siete sindi-
catos los que forman una Federación
ble impulso a la lucha
por la dignificación
de la profesión a tra-
vés de la asunción del
carácter obrero de los
periodistas y de la
consiguiente acción
Paula Cabildo

que reúne a más de 2.000 profesiona- sindical, mientras

les de la comunicación en toda Espa-
ña: Sindicato de Periodistas de Madrid
(SPM), Sindicato de Periodistas de An-
dalucía (SPA), Sindicat de Periodistes
de les Illes Balears (SPIB), Sindicato
de Profesionales de la Información de
La Rioja (SPIR), Unión de Profesio-
nales de la Comunicación de Canarias
(UPCC) y el recién creado Sindicato
de Xornalistas de Galicia (SXG).
Un espacio de lucha propio
El modelo que siguen estos sindicatos
muestra una esencia paradójica que,
por un lado, ha supuesto un indiscuti-
que, por otro, implica
una renuncia a la con-
cepción teóricamente
armonizadora de los sindicatos de cla-
se. Sin embargo, esta contradicción se
explica con la tradicional pasividad de
los grandes sindicatos frente a los inte-
reses particulares de los profesionales
de la información. Al no recibir el am-
paro necesario en el modelo organiza-
tivo de CC.OO y UGT, demasiado
centrado en la fábrica y en la práctica
sindical fordista e inválida para un
mundo globalizado y desregulado -de
la que, no obstante, los periodistas se
han beneficiado parcial e indirecta-
mente a través de los logros de los tra-
bajadores de artes gráficas o de técni-
ca audiovisual, como la propia FesP y
sus sindicatos siempre han reconoci-
do-, ni encontrar respuesta en los plan-
teamientos melifluos y elitistas de las
asociaciones de la prensa ni en la vi-
sión estrictamente deontológica de los
colegios profesionales, los trabajado-
res de la comunicación se vieron obli-
gados a formar sus propios espacios de

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 21

Comunicación
deliberación para combatir sindical-
mente la creciente precarización de su
actividad: plantillas encubiertas, inde-
fensión de los freelances y colabora-
dores, explotación de los estudiantes
en prácticas, reducción irracional de
plantillas, creciente “polivalencia pro-
fesional”, etc.
Para superar el contrasentido y evi-
tar el amarillismo que suele caracteri-
zar a los sindicatos profesionales, los
de la FeSP asumieron, a pesar de la li-
mitación de su nombre, la responsabi-
lidad de defender los derechos de to-
dos los trabajadores del sector de la co-
municación, es decir, no sólo de re-
dactores y reporteros, sino también de
cámaras de televisión, técnicos de so-
nido, fotógrafos, diseñadores gráficos
e incluso comerciales.
La iniciativa del SPC, la primera,
surgida en parte de periodistas afilia-
dos a CC.OO., no tardó en encontrar-
“ “
El individualismo mayoritario de los
propios periodistas sigue siendo el gran
obstáculo para dignificar la profesión
Dani Sánchez
se, como lo harían después los demás
sindicatos de la FeSP, con la oposi-
ción de las agrupaciones de periodis-
tas de las grandes centrales sindica-
les. Sin embargo, si el sindicalismo
profesional de los periodistas se ha
visto sistemáticamente cuestionado
por el de clase, que ha preferido su
propia debilidad en este sector a ce-
der espacio a nuevas opciones de lu-
cha, su aparición también ha genera-
do el efecto beneficioso de la revita-
lización de estas agrupaciones, eso sí,
desde la competencia sindical. Sin
embargo, la creciente precariedad de
las profesiones de la comunicación
requiere de la unidad de acción, así
como superar las fórmulas sindicales
de la era industrial.
Por otro lado, el sindicalismo pe-
riodístico también se ha topado con el
desprecio de unas asociaciones de la
22 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Comunicación
prensa, conjuntadas en la FAPE (Fe-
deración de Asociaciones de la Pren-
sa de España) que, lejos de preocu-
parse por la salud laboral y profesio-
nal de los trabajadores de los medios
de comunicación, ha promovido tra-
dicionalmente la concepción liberal
de una profesión cada vez menos li-
bre, cada vez más sometida a los im-
placables designios de un mercado en
el que la información concurre como
una mercancía más.
Compromiso con el Estatuto
del Periodista Profesional
El debate y la participación en el I
Congreso de la Federación Española
El Estatuto del Periodista Profesional está a la espera de ser aprobado en el Congreso de los Diputados.
de Sindicatos de Periodistas, cele-
brado en Madrid el pasado 28 de ma-
yo, estuvieron a la altura de las expec-
tativas. Representantes de los siete sin-
dicatos acudieron con las ideas claras
e interesantes propuestas para la mo-
vilización de los trabajadores de los
medios de comunicación en favor de la
dignificación de la profesión y la me-
jora de la calidad de la información que
en ellos se produce, si bien no faltaron
las habituales autocríticas y los diag-
nósticos pesimistas. Sin duda, la ban-
dera que hoy representa mejor estas in-
quietudes se llama Estatuto del Pe-
riodista Profesional, un instrumento
jurídico básico presente en muchos pa-
íses europeos y que actualmente está
en espera de ser debatido y aprobado
en el Congreso de los Diputados, siem-
pre que se cumpla el compromiso elec-
toral del actual Gobierno.
En cualquier momento se puede
activar el debate parlamentario para la
promulgación de este estatuto con ran-
go de ley, una norma que vendría a re-
gular la situación profesional y laboral
de los llamados “periodistas a la pie-
za”, esto es, aquellos que sin tener re-
lación contractual con los medios de
comunicación para los que trabajan,
mantienen un vínculo continuado me-
diante el encargo de la elaboración de
material informativo. Este tipo de co-
laboradores se distingue de los cono-
cidos como freelances en cuanto que
éstos obtienen y elaboran información
de actualidad por su propia cuenta,
ofreciendo el producto resultante para
su difusión a una o varias empresas.
El Estatuto del Periodista tam-
bién ofrece a los trabajadores la po-
testad de formar comités de redacción
para la participación de los periodis-
tas en la orientación editorial de los
medios, así como ejercer su repre-
sentación profesional y mediar entre
las empresas y los periodistas en to-
do aquello que afecte a los derechos
de los profesionales. Además, entre
las aportaciones del Estatuto está la
 Comunicación
creación de un Direcciones web de interés: carácter de apren-
Consejo Estatal de dizaje que siem-
la Información de Federación Española de Sindicatos de Periodistas (FeSP): http://fesp.org pre debe inspirar
carácter público e Sindicat de Periodistes de Catalunya (SPC): http://www.sindicat.org la presencia de
independiente del Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM): http://www.sindicato-periodistas.es/ los becarios de
Gobierno con la Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA): http://www.spa.fesp.org prácticas en las
función de promo- Sindicat de Periodistes de les Illes Balears (SPIB): http://www.speriodistes.com redacciones.
ver los derechos a Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias (UPCC): El reto es difí-
la libertad de ex- http://www.upccanarias.com/ cil, pero muy su-
presión e informa- Sindicato de Xornalistas de Galicia (SXG): http://sindicatodexornalistas.org gerente cuando se
ción y de modo concentra tanta
específico el derecho del público a re- sión. En el congreso también se ha- convicción en un congreso como és-
cibir información y los derechos pro- bló de la eterna batalla interior que te, aunque sea la de un pequeñísimo
fesionales. tiene casi todo movimiento social: la porcentaje del conjunto de los profe-
A propósito de la defensa del Es- implicación activa de sus mayores in- sionales. El medio centenar de perio-
tatuto, durante el congreso se habló teresados, en este caso, los trabaja- distas que se reunió en este congreso
mucho de la dura batalla que se ha li- dores que, en condiciones de trabajo para seguir alimentando ese reto son
brado y que habrá que seguir luchan- tremendamente precarias y sobrecar- gente normal, consciente de su reali-
do frente a los intereses más neolibe- gadas, prefieren en demasiadas oca- dad y dispuesta a superar los proble-
rales y conservadores que representa siones consentir su explotación con mas que acechan a su mundo profe-
el presidente de la FAPE, Fernando el silencio, o que simplemente, ni si- sional. Sin embargo, es inevitable
González Urbaneja, desde su privile- quiera saben del Estatuto o incluso preguntarse por qué son siempre los
giada posición de visibilidad e in- del sindicato. Por eso, los congresis- mismos los que apuestan por cambiar
fluencia mediáticas. Dos meses antes tas de la FeSP aprobaron como reso- las circunstancias, por qué hay tanto
de la celebración del congreso de la lución encargar a la Ejecutiva la ela- silencio generalizado entre los que
FeSP, el conocido periodista comuni- boración de un programa de acción necesitan ese cambio.
có la decisión de la FAPE de abando- sindical para los próximos cuatro Sabido es que el profesionalismo
nar el Foro de Organizaciones de Pe- años que ponga especial énfasis en la genera individualismo y que los pe-
riodistas y presentar a modo de por- coordinación de la labor de los dele- riodistas suelen olvidar que su traba-
tazo -y ya fuera de plazo- un docu- gados sindicales y en la acción con- jo es más proletario que intelectual.
mento alternativo para sustituir al ya junta en materia de organización y Su confundida conciencia de clase les
aprobado a trámite, en el que partici- servicios. lleva en la mayoría de los casos a re-
paron activamente varios afiliados de Otro mandato en esta línea fue el forzar con silencio, miedo y confor-
la FeSP y de otras organizaciones sin- de diseñar acciones urgentes para im- mismo los intereses más explotado-
dicales, así como la propia FAPE. Si pedir que las prácticas de los estu- res del capitalismo. Su precariedad
esta versión le parecía a González Ur- diantes de Ciencias de la Comunica- consentida sostiene los discursos ma-
baneja un proyecto “disparatado, es- ción sigan siendo un instrumento per- nipuladores y vacíos que impiden una
tatalizante e intervencionista” por verso de los medios de comunicación toma de conciencia justa, serena y
considerar una amenaza censora la para sustituir mano de obra remune- responsable de los verdaderos pro-
creación del Consejo de la Informa- rada y evitar con ello suplencias de blemas de nuestra sociedad, incluido,
ción y el reconocimiento supuesta- verano o de fin de semana, lo que por supuesto, el problema de la des-
mente arbitrario mediante la entrega provoca una bajada aún mayor en la información, valga la tautología.
por parte de éste de los carnés profe- cotización de los profesionales. En Romper el bucle es responsabilidad
sionales al estilo “franquista”, la pro- definitiva, se trata de reivindicar el de todos los ciudadanos, los princi-
puesta alternativa puja por la auto- pales titulares del derecho funda-
rregulación, lo que podría convertir mental a la información veraz y plu-

“
al periodista en único responsable de
la información publicada o difundida
con su firma, lo que le llevaría a una
situación de desamparo insólita.
ral que recoge el artículo 20 de nues-
tra Constitución, pero más vale que
La creciente precariedad de las haya un frente minoritario a que ni
siquiera haya resistencia.❑

Eterno individualismo
Pero no hay duda de que el peor ene-
“
profesiones de la comunicación requiere
de la unidad de acción, así como superar
las fórmulas sindicales de la era industrial *Pepe Madariaga es profesor de
migo de la FeSP es la propia profe- Periodismo de la Universidad Rey Juan
Carlos y miembro de Aire Comunicación.

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 23

Entrevista
Entrevista
François Houtart , sociólogo y sacerdote
“Tenemos que cambiar este sistema”
Aloia Álvarez Feáns*

François Houtart es un referente de las luchas

altermundialistas desde mucho tiempo antes de que a
las resistencias populares se las bautizase con este
nombre. Este sacerdote belga lleva ya unas cuantas
décadas preocupado por el rumbo que está tomando el
planeta Tierra, apoyando las iniciativas de aquellos que
desde Nicaragua hasta Sri Lanka se resisten a ser
engullidos por el sistema capitalista. Con el
convencimiento reposado de quien ha visto transcurrir
casi un siglo lleno de claroscuros nos empuja a
seguirle: “No podemos ser otra cosa que
revolucionarios”.

P
rofesor emérito de la Univer- mos con Fran-
sidad Católica de Lovaina, çois Houtart, un
director del Centro Triconti- sacerdote que de-
nental, secretario ejecutivo del Fo- ja a un lado lo di-
rum Mundial de Alternativas, miem- vino porque cree
bro del Consejo Internacional del que es mucho
Forum Social Mundial de Porto Ale- más importante
gre y presidente de la Liga Interna- hablar de lo hu-
cional por el Derecho y la Libertad mano.
de los Pueblos. Tras todas estas eti-
quetas encontramos a una persona - François Hou-
Dani Sánchez

extremadamente culta, arrolladora- tart visto por us-

mente vital, íntegra, de principios,
que ha entregado toda su energía a la
lucha contra las injusticias. El día
que realizamos esta entrevista no
había dormido, hacía unas horas
conversaba en Cuba con Fidel, y
cruzaba el océano para participar en
el Seminario “Territorio, vida y se-
guridad humana frente a planes eco-
nómicos y militares” organizado en
Madrid por varias ONG1. Conversa-
1 Este seminario se desarrolló en Alcobendas,
Madrid, durante los días 8, 9 y 10 de junio de
2005. En él participaron numerosos defensores
ted mismo: “Mar-
xista por convic-
ción contestatario
por necesidad”
- Marxista sí, en el sentido de que ha
habido dos fuentes que me acercaron
al marxismo. Primero fue mi trabajo en
sociología de la religión, lo que he des-
arrollado mucho en América Latina y
Asia. Empecé con otras teorías socio-
y defensoras de derechos humanos, miembros
de colectivos indígenas, investigadores, cam-
pesinos, sindicalistas... de distintos países de
América Latina. Para más información consul-
tar: www.ecologistasenaccion.org.
lógicas y finalmente encontré que el
método marxista era la manera más
adecuada de explicar los fenómenos. Y
hablo desde un punto de vista metodo-
lógico, evidentemente, porque como
creyente y como sacerdote no puedo
aceptar la posición marxista atea pero
sí el marxismo como metodología de
análisis para el estudio de los fenóme-
nos religiosos y de las sociedades pre-
capitalistas.

24 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


- ¿Cuál es la otra fuente?
- La otra fuente es el compromiso polí-
tico. He trabajado especialmente contra
la guerra de Vietnam, donde milité mu-
cho con marxistas y descubrí el com-
promiso social y político que éstos tie-
nen. También fue para mi la constata-
ción absoluta de la necesidad de cons-
truir el socialismo. Ahora debemos ser
prudentes en la utilización de la palabra
porque el término socialismo se aplica
en todas partes. El estalinismo, la Ter-
cera Vía de Blair, a todo se le llama so-
cialismo, pero ¿qué es el socialismo?
He descubierto que es necesario tener
un proyecto de transformación econó-
mica, social, política y cultural del mun-
do hacia otro modelo, que podemos lla-
mar socialista si queremos. Así que, sí,
soy marxista en estos dos sentidos, en
la búsqueda de otra manera de construir
la sociedad y en la adopción de un mo-
delo de análisis que nos permita enten-
der mejor las contradicciones de la so-
ciedad actual e imaginar lo que podría
ser otro tipo de sociedad.
- En ese sentido, ha afirmado que de-
bemos tener una perspectiva no sólo
reformista, sino revolucionaria, a la
hora de imaginar ese otro tipo de so-
ciedad.
- Una posición reformista es la que sos-
tiene que es posible adaptar el sistema,
humanizar el capitalismo. Esa es la
perspectiva que veo en muchas organi-
zaciones que tratan de transformar lo in-
mediato pero perdiendo la perspectiva
a largo plazo. A mi entender, ser revo-
lucionario, en cambio, es no pararse en
dar pequeños pasos, debemos tener co-
mo enfoque global, a largo plazo, la
transformación radical del sistema ca-
pitalista como orientador de toda la or-
ganización económica de la globalidad.
Podemos decir que el capitalismo es el
sistema más eficaz a la hora de produ-
cir bienes y servicios, lo que en cierto
sentido es verdad, a condición de no
preguntarse demasiado sobre las condi-
ciones de la producción y la distribución
de los servicios... Pero si definimos la
economía como la actividad humana
destinada a satisfacer y construir la ba-
se material necesaria para la vida física,
“
“
Debemos tener como enfoque global,
a largo plazo, la transformación radical
del sistema capitalista
cultural, espiritual, de todos los seres
humanos, sin duda, es el sistema más in-
eficaz que la humanidad jamás ha crea-
do. Así, con esta conciencia, no pode-
mos ser otra cosa que revolucionarios.
Tenemos que cambiar este sistema, no
podemos parar hasta cambiarlo, sa-
biendo, eso sí, que es un proceso a lar-
go plazo.
- ¿Y mientras tanto?
- Lo que hemos aprendido con la expe-
riencia del socialismo llamado “real”,
es que las cosas no se hacen a corto pla-
zo. Ser revolucionario es tener muy cla-
ras estas cuestiones, sin embargo, no
podemos perder de vista la necesidad de
dar pequeños pasos. La gente no muere
de hambre y sufre penurias mañana, si-
no hoy, así que no podemos esperar a
que la lógica del sistema cambie total-
mente para empezar acciones inmedia-
tas en favor de esas comunidades del
Norte de Colombia, o los campesinos
de Sri Lanka... Debemos hacerlo, debe-
mos proponer alternativas, a muy corto
plazo, al igual que los reformistas. En
definitiva, no soy totalmente contrario
a llevar a cabo reformas pequeñas pero
a condición de que sean parte del pro-
yecto global y no como un fin en sí mis-
mas. Esto es muy importante, porque si
no nos equivocamos de política y acep-
tamos la política socialdemócrata y so-
cialcristiana, la Tercera Vía... que son
adaptaciones del sistema existente y
aceptan el capitalismo como modelo
económico fundamental y sólo tratan de
hacerlo un poco más social o de huma-
nizarlo. Lo que es absolutamente in-
aceptable porque sabemos que el capi-
talismo es salvaje cuando puede y “ci-
vilizado” cuando quiere...
- Mire a su alrededor. Aquí tenemos
una pequeña pero valiosa muestra
del dinamismo y el espíritu de lucha
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 25
Entrevista
de la sociedad colombiana, argenti-
na, chilena... ¿No cree usted que des-
de América Latina nos están dando
unas buenas lecciones de cultura po-
lítica a los europeos?
- Desde luego, de eso no cabe ninguna
duda, pero también desde Asia y Áfri-
ca. Me sorprende mucho el desconoci-
miento sobre lo que está pasando en es-
tos dos continentes. Pero sí, es cierto
que frente a Europa, en América Latina
hay una gran emergencia de iniciativas
y de luchas, muy duras; por eso el con-
tacto es extremadamente importante pa-
ra nutrir la perspectiva de lucha en Eu-
ropa, que el neoliberalismo ha destrui-
do. Nos encontramos en un momento
de privatización de las universidades, de
falta de medios, privatización de la in-
vestigación... ¡Y no hay resistencia! To-
do eso se va haciendo paso a paso, y el
cuerpo académico y estudiantil reac-
ciona muy poco.
- Crucemos otra vez el Atlántico pa-
ra seguir hablando de revolución.
Acaba de llegar de Cuba, siete horas
con Fidel Castro dan para mucho.
¿Dónde se encuentra hoy el régimen
cubano?
- La Revolución cubana tiene 45 años
y se institucionalizó en circunstancias
difíciles. Sin embargo han cumplido
durante todo este tiempo; yo he cono-
cido Cuba antes de la Revolución y he
podido ver lo que significó la transfor-
mación. Si lo comparamos con la evo-
lución de Vietnam o de China, se ve
que es el único país socialista que ha
conservado los principios del socialis-
mo en el campo de la educación, de la
salud, del deporte, de la cultura, de la
solidaridad internacional. Hay infor-
mes de la UNESCO sobre Cuba que
señalan que es uno de los cuatro países
más desarrollados en el campo de la
educación secundaria, ¡a pesar de to-
do! Es impresionante y no debemos ol-
vidarlo. Como he dicho, la Revolución
es un proceso que se institucionaliza y
cuando pasa esto hay peligro de fosili-
zación. A pesar de que la mayoría de la
población no quiere un cambio radical,
he visto las encuestas internas del par-
tido, sobre la opinión pública, y sí hay
Entrevista
una parte de la población que no se
siente representada por el partido úni-
co. He discutido mucho con el Comité
Central y me dicen que no están en
contra de la existencia de varios parti-
dos pero en las circunstancias actuales
eso sería inmediatamente utilizado por
los Estados Unidos o por los cubanos
en el exilio para destruir todo el mode-
lo que han tratado de conseguir. Desde
hace tiempo se ha iniciado una trans-
formación interna, es verdad que el ré-
gimen es bastante autoritario, rígido,
que las reformas se hacen con mucha
dificultad y que en las nuevas genera-
ciones de cubanos hay nuevas aspira-
ciones. La mayoría de los jóvenes nun-
ca han conocido la Revolución y quie-
ren más, quieren más consumo, quie-
ren viajar al extranjero, por eso hay un
cierto descontento.
- Resistencia, luchas sociales, socie-
dad civil... ¿Qué le sugiere este úl-
timo concepto casi desgastado por
el uso?
- El de “sociedad civil” es un concep-
to muy general usado cada vez más por
los poderes, como el Banco Mundial.
Pero evidentemente cuando nosotros
hablamos de sociedad civil es muy di-
ferente, es por eso que he propuesto
hablar de sociedad civil de abajo y so-
ciedad civil de arriba, porque la socie-
dad civil de abajo se reúne en Porto
Alegre pero la de arriba se reúne en
Davos. Así que es muy importante ver
que la sociedad civil es el lugar de las
luchas sociales. Debemos estar muy
atentos a la utilización de los concep-
tos. Para el Banco Mundial, que dice
que debemos ampliar el lugar de la so-
ciedad civil, ésta es el empresariado, el
Dani Sánchez
que tiene poder de agilizar la economía
de mercado.
- En la conferencia de esta mañana
ha dicho que el imperialismo econó-
mico no puede funcionar sin un bra-
zo armado, llámese éste OTAN o
Plan Colombia. ¿Cuál es el verda-
dero interés de los Estados Unidos
en Colombia?
- Hay varias metas, Colombia es un pa-
ís clave entre América Central, del
26 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Entrevista
Norte y América del Sur, por lo que el
control geopolítico de Colombia es
fundamental para el control de todo el
continente. Ésta es la primera razón
por la cual el Gobierno de EE UU está
tan interesado en Colombia. Evidente-
mente, aceleró este interés la inestabi-
lidad de la sociedad colombiana y la
lucha armada que existe en el país. Se-
gundo, también hay intereses econó-
micos como el petróleo y algunos otros
productos que aseguran la continuidad
de la guerra y el control de esos recur-
sos naturales. Después están los inte-
reses locales de una burguesía muy
desarrollada en Colombia desde el
tiempo de la colonia, aliada con una
burguesía agraria y comercial e indus-
trial, que tiene interés en conservar su
posición económica y que es, tal vez,
más intransigente que en cualquier otro
país de América Latina. Es una bur-
guesía extremadamente arrogante y se-
gura de sí misma, que necesitaba una
alianza internacional y ahora la tiene
con los norteamericanos.
- ¿Y con la Unión Europea?
- La Unión Europea ha tenido menos
peso en Colombia, pero está tratando
de tomar un contacto más serio con
América Latina desde un enfoque eco-
“
“
La ocupación americana y británica
de Irak tiene que cesar, es el requisito
absoluto para lograr una solución
nómico, especialmente con México y
Brasil, pero también con Colombia,
donde está tratando de hacer alianzas
fundamentalmente con la clase social
en el poder. Hay algunas posiciones en
la UE más ligadas con la defensa de los
derechos humanos, lo que es parte de
la ideología europea, que a veces ha to-
mado unas posiciones más críticas, co-
mo la expulsión del embajador de Co-
lombia en Bruselas, a petición del Par-
lamento Europeo.
- ¿Realmente cree que existe ese
dualismo? ¿Qué pasa hoy con Irak?
- La ocupación americana y británica
de Irak tiene que cesar, es el requisito
absoluto para lograr una solución. El
régimen actual es un régimen ilegítimo
porque fue instalado por el ocupante;
toda solución parte de ellos. La políti-
ca europea está totalmente equivocada
en este sentido, se han aliado de nuevo
con los Estados Unidos, están tratando
de apoyar de una manera u otra la tran-
sición como la planificaron allí y eso
es inaceptable.
- Irak, Palestina, Sahara, Colombia,
Sri Lanka, Sudán... un panorama
poco alentador. ¿Cuál es el lugar de
las luchas populares hoy? ¿Podemos
ser optimistas?
- Pienso que estamos ante un sistema
tremendamente poderoso, pero es más
frágil de lo que pensamos. El sistema
económico capitalista, la mundializa-
ción, la militarización, la organización
política mundial en favor del sistema
de acumulación capitalista, están muy
flojos. Las resistencias populares, es-
pecialmente las convergencias entre
ellas, me parecen no sólo positivas y
necesarias, sino una fuente de espe-
ranza. Todavía no se ve claro, pero
piense en el inicio del movimiento
obrero del siglo XIX, esa pobre gente
que trabajaba doce horas al día siete dí-
as por semana... Se creía que era im-
posible organizar a las masas para
transformar el sistema y, fíjese, han te-
nido éxito. Nosotros, hoy, estamos en
la misma situación.❑
*Redacción Pueblos
 16
Especial Dossier
Aproximación a los
conflictos africanos
Este continente es demasiado grande para describirlo.
Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos
heterogéneo y de una riqueza extraordinaria.
Sólo por una convención reduccionista, por comodidad,
decimos “África”. En la realidad, salvo por el nombre
geográfico, África no existe.
(R. Kapúscinski, Ébano)
M
adre África es la aparentemente entrañable ex-
presión que Senghor acuñó sobre el continente
africano. La comprensión, la inocencia, la pa-
ciencia, el amor maternal se convierten en la esencia de los
vientos que circulan por el escenario de los llamados “con-
flictos olvidados”. África, una contingencia de la historia
que sólo existe en cuanto ente geográfico, es, en realidad,
la evocación abstracta de personas, formas de vida, senti-
mientos, imaginarios que están muy lejos de concluir en
un único patrón de análisis. Es necesario seguir esforzán-
dose por enseñar a aquellos que hablan, informan o cuen-
tan sobre África y sus gentes africanas, que no son uno,
son muchos, y muy variados y complejos los factores que
inciden en las lógicas que desembocan en los actuales con-
flictos de África.
Comprenderlos, si de eso de trata, exige desechar toda
tentación finalista de ofrecer explicaciones pulcras y or-
denadas de la realidad social que vivimos; así como cues-
tionar las medidas correctivas que derivan de ellos. Bajo
esta perspectiva se ha trabajado en la composición de este
dossier, vertebrado por cuatro formas de aproximación. La
primera es la necesidad de entender el presente como his-
toria. Reactivar la memoria permitirá considerar el mo-
mento del encuentro con el otro y sus repercusiones sobre
la actualidad. Los efectos de la colonización son parte del
presente a un nivel fáctico pero no son menos importantes
sus secuelas en el terreno de las percepciones y significa-
África
Mónica del Campo
dos subjetivos; en las formas de percibir y relatar la vio-
lencia en África a partir de estereotipos. La segunda con-
siste en afrontar la fisonomía de la guerra sin parámetros
restrictivos. Esto implica atender a: 1) la multiplicidad cau-
sal; 2) el obligado desdoblamiento espacial, impuesto por
la globalización, que hace de las nuevas guerras redes que
fluyen entre lo local, lo regional y lo internacional y 3) una
redefinición de actores y formas de movilización en la que
las mujeres y los niños, convencionalmente “agentes pasi-
vos”, cobran visibilidad y se integran en las lógicas de es-
tas nuevas guerras. Finalmente, un artículo sobre la litera-
tura africana de mujeres concluye el dossier. No es casual
esta clausura. Como advertía Said en Cultura e Imperia-
lismo, el poder y la creación artística siempre van de la ma-
no. Cuando el lingüista supremo impone el silencio - Áfri-
ca ha sido definida como el pueblo sin historia - la litera-
tura es una fuente de conocimiento. En este caso, la nove-
la se suma al legado de los historiadores y académicos pa-
ra esclarecer el porqué y cómo de cuanto acontece. Si-
guiendo a Obiechina, la novela africana es un género para
la interiorización de situaciones externas. La realidad de
la guerra está presente en las novelas africanas de mujeres
y, para comprenderla, será muy acertado recurrir también
a sus páginas.❑
Ángela Iranzo Dosdad.
Miembro del GEA (Grupo de Estudios Africanos de la UAM)
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 27
África
Especial Dossier
La construcción de una imagen violenta
de los africanos
Mariví Ordóñez del Pino*

Luchas tribales, corrupción, genocidios brutales... imágenes como éstas inundan

nuestros medios de comunicación cada día cuando de África se trata. Y entre tanto
prejuicio no es difícil descubrir unos rasgos persistentes. Tras una realidad
incuestionable (conflictos cada vez más extendidos y de mayor gravedad en este
continente) se esconden otra serie de estereotipos que perpetúan la simbología que
Occidente ha tejido durante siglos de contactos con África e, incluso, con
anterioridad a su interrelación.

Todas estas preguntas deberían

E
sa lectura entrelíneas más llevarnos a dos reflexiones: en pri-
profunda nos permite descu- mer lugar, la constatación de que
brir dos imágenes no explíci- nuestro conocimiento sobre la histo-
tas de inmenso calado: tras el plan- ria africana y su situación actual es
teamiento simplista que ofrecen muy deficitario cuando no inexis-
nuestras noticias aparece la alusión tente o profundamente deformado.
latente a la irracionalidad presente En segundo lugar, que las imágenes
en todos los conflictos, una irracio- simbólicas sobre África se encuen-
nalidad rayana en el salvajismo y la tran muy alejadas de un análisis se-
barbarie. De igual modo, se nos pre- rio y complejo de la realidad y son,
senta la imagen de la pasividad afri- antes que nada, fruto de siglos de
cana ante su propia realidad y la con- contactos desiguales entre ambos
secuente justificación soterrada de continentes.
una intervención salvífica por parte Para entender cómo hemos lle-
de Occidente. Una referencia nada gado a una imagen tan peyorativa de
trivial a una “mentalidad infantil” los africanos, la mentalidad occi-
que nos permite a los occidentales dental ha recorrido un largo camino.
ostentar, sin ambages, la “paterni- A pesar de que África nunca estuvo
dad” sobre tantos países. aislada respecto al exterior, lo cierto
es que el primer gran contacto con
Un paseo histórico por dis- los europeos se produjo en el s. XV
cursos y prácticas con la circunnavegación de la costa
¿De dónde proceden todas estas africana por parte de los portugue-
imágenes? ¿Por qué asociamos a un ses. A partir de entonces, la relación
conflicto africano el calificativo de entre ambos mundos transformará
“tribal e infantil” y acudimos a adje- drásticamente las sociedades africa-
tivos más “nobles y civilizados” si nas dando lugar a nuevas realidades.
nos encontramos, por ejemplo, ante Cuando los viajeros musulmanes
el conflicto europeo de la Segunda llegan en el s. XIV al reino de Malí
Paula Cabildo

Guerra Mundial o la ex Yugoslavia? (un Estado que se extendía por una

¿Es que acaso puede considerarse la amplia zona de África occidental)
violencia nazi como racional? nos describen un panorama que hoy

28 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


podría parecernos incluso ilusorio: una
organización política compleja que
agrupaba a decenas de pueblos, donde
el poder coercitivo era muy bajo, la tri-
butación interna mínima y el sistema
redistributivo evitaba acumulaciones
económicas que derivaran en grandes
desigualdades sociales. Una situación,
sobre todo, de buen gobierno, donde
las poblaciones vivían en un ambiente
de seguridad de considerable estabili-
dad. A estas no pocas ventajas habría
que añadir la nada despreciable tole-
rancia religiosa que permitió hasta el s.
XIX la penetración del Islam sin con-
quista militar ni violencia. Sin caer en
una visión idílica, carente de realidad,
de la situación subsahariana antes del
s.XV, sí debemos ser conscientes de
que las estrategias políticas, sociales y
económicas africanas estaban caracte-
rizadas por un gran dinamismo donde
los conflictos eran resueltos antes con
la estrategia del desplazamiento y un
nuevo asentamiento que con el enfren-
tamiento armado.
Sin embargo, los relatos de viaje-
ros musulmanes apenas tuvieron eco
en el pensamiento europeo. Las imá-
genes sobre los subsaharianos tenían
su origen, por tanto, en una simbología
carente de base real: los africanos eran,
según la Biblia, los descendientes de
Cam, maldecido por su padre con la
esclavitud.
La llegada de los portugueses en el
s.XV y la trata esclavista impulsaron
una serie de convulsiones en las socie-
dades africanas acostumbradas a una
relación muy distinta con sus vecinos
europeos. Se produjo una auténtica
desintegración de las estructuras pro-
fundas que llevaban siglos evolucio-
nando, dando paso no a un caos irra-
cional, como se ha querido dibujar pa-
ra negar nuevamente el papel activo de
los africanos en sus propios procesos
históricos, sino a nuevas realidades de
las que los propios africanos fueron ac-
tores. La violencia derivada del surgi-
miento de la trata esclavista en África
fue una violencia creadora de nuevas
organizaciones políticas, de nuevas so-
ciedades (como las mestizas en Amé-
“
La violencia real y simbólica ejercida por
los europeos transformó África y la acabó
“
convirtiendo, a los ojos de Europa,
en la imagen de la violencia, la crueldad
y la barbarie
rica) y de cambios socio-simbólicos
pero también tuvo un alto precio: mi-
litarización de buena parte de la po-
blación (masculina), aparición de gru-
pos de guerreros desclanizados, deses-
tructuración de Estados, disolución de
lealtades y alianzas pacíficas...
Ahora bien, conviene matizar cui-
dadosamente el papel de los africanos
en la nueva configuración. La actua-
ción africana fue el resultado de una re-
sistencia activa ante Europa, no fruto
de su propia evolución. Una resisten-
cia que evitó un genocidio semejante
al americano y permitió una relativa
independencia africana hasta el siglo
XIX.
El olvido y el desconocimiento,
nuevamente, excluyeron la compren-
sión de la complejidad de los procesos
operados, sin distinguir entre aquellas
autoridades y grupos de poder que pre-
firieron sacar beneficio propio a ex-
pensas de la población, y las diferentes
sociedades que articularon nuevas for-
mas de vida y gobierno ante la situa-
ción creada. Y permitió concebir la tra-
ta esclavista, ya en los siglos de su vi-
gencia, como un elemento endémico
de los africanos. De esta forma, se con-
siguió desplazar el punto de responsa-
bilidad hacia África, ignorando no só-
lo que la realidad era muy distinta en
los siglos anteriores al XV sino que los
europeos no fueron espectadores su-
misos ante el fenómeno del comercio
humano. La trata masiva fue una si-
tuación nueva pero, irónicamente, la
violencia real y simbólica ejercida por
los europeos transformó África y la
acabó convirtiendo, a los ojos de Eu-
ropa, en la imagen de la violencia, la
crueldad y la barbarie.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 29
África
La misión civilizadora
Con el Siglo de las Luces Europa lle-
ga al apogeo de la visión racionalista.
A finales del s.XVIII, Linneo clasifi-
caba la humanidad en cuatro grupos: el
africano era calificado con abundantes
lindezas. Sin embargo, destacaremos
una de especial relevancia (¡todavía en
nuestros días!): “el africano se rige por
lo arbitrario”.
Y en el s.XIX se producen, no por
casualidad, dos cambios significativos
de repercusión mundial: la abolición
de la trata esclavista y la colonización.
África fue una de las grandes protago-
nistas de esta verdadera conquista mi-
litar, comercial y política en casi todo
el continente (fin s.XIX-2ª G.M.). Tan
colosal empresa no pudo llevarse a ca-
bo sin la complacencia de las socieda-
des europeas: se hacía necesaria una
revisión de conceptos y de imágenes
que pudieran justificar ante la propia
población occidental las acciones em-
prendidas en este “joven” continente.
La acción política vino precedida
desde comienzos del s.XIX por las em-
presas “civilizadoras” de misioneros y
exploradores que abrieron ante los ojos
de la sociedad europea un mundo de
maravillas pero también de salvajismo
y paganismo. Sobre la base de la dis-
torsión y el desconocimiento preexis-
tente no fue difícil construir imágenes
sobre África adaptadas a las nuevas
prácticas occidentales. El encuentro
con sociedades que presentaban una
concepción de la realidad tan profun-
damente dispar no fueron suficientes
para llevar a la “vieja” Europa a una
posición de reflexión y aprendizaje.
Lejos de ello, se abrieron paso nuevas
imágenes negativas que, reforzando las
preexistentes, imprimieron hasta nues-
tros días una brecha ideológica de de-
sastrosas consecuencias. No olvidemos
que tras los discursos se encuentran las
prácticas.
Pero si por algo puede ser destaca-
do el africano en estos tiempos es por
su condición inexcusable de salvaje.
Éste representó siempre para los euro-
peos el alter-ego de la “civilización”:
un cajón de sastre donde colocar todos
África
aquellos rasgos diame-
tralmente opuestos a los
que caracterizaban la
considerada “esencia eu-
ropea”, en resumen, un
cúmulo de ausencias: “sin
ley, sin rey, sin dios”. Y
podríamos añadir muchas
otras: sin ciudades, sin
Estados, sin ropa, sin con-
trol sexual...
Larmee (Indymedia Sudáfrica)
Si el salvaje se ofre-
cía como opuesto del eu-
ropeo de bien, podía
aportar también un lado
amable: el “buen salva-
je”, ajeno a la corrupción
y degradación que con-
lleva la civilización, co-
mo afirmaba Rousseau.
Lo triste es que esta visión, tan aleja-
da de la realidad como la contraria,
nunca se materializó en prácticas que
ofreciesen un respeto por su idiosin-
crasia, por su capacidad de controlar
su propia vida y su propio destino sin
intromisiones externas.
En el frenesí despertado por una
creciente fe en el progreso y el des-
arrollo tecnológico, los europeos ca-
yeron en la creencia de que la acumu-
lación material equivalía a la cultural.
No fueron capaces de imaginar que
las múltiples y ricas culturas africanas
llevaban miles de años evolucionan-
do y ofreciendo estrategias de vida tan
válidas como las nuestras. Y fue así
como equipararon su “atraso” con un
infantilismo que necesitaba, lógica-
mente, de una tutela paternalista que
permitiese conducirlas por el camino
“correcto”.
Sin embargo, esta moneda que pa-
rece ofrecernos una cara benévola, no
carente de hipocresía filantrópica, tam-
bién tiene una cruz. Las rebeliones de
afro-americanos frente al yugo coloni-
zador en la primera mitad del s. XIX
mostraron a Occidente que los “niños”
querían hacerse mayores sin la ayuda
de sus tutores. Se invierte entonces la
imagen de bondad hacia la ferocidad y
perversidad del negro. Se recrudecen
las imágenes de animalidad (Voltaire,
30 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Especial Dossier
afirmaba que el africano se encuentra
a medio camino entre el hombre blan-
co y el mono) y se retoma la idea del
canibalismo, una imagen, por otra par-
te, heredada del propio imaginario eu-
ropeo (recordemos a Cronos devoran-
do a sus hijos o el cuento popular de
Hansel y Gretel).
La colonización, con su fachada de
acción civilizadora (sanidad, educa-
ción y religión), marcó una nueva e in-
tensa etapa de opresión sobre África
con la acción demoledora de Europa.
Las sociedades africanas se vieron una
vez más impelidas a hacer frente a si-
tuaciones desbordantes y surgieron
nuevas dinámicas para afrontar esas re-
alidades, dinámicas que trastocaron
irreversiblemente los universos africa-
nos preexistentes. Los africanos vol-
vieron, como siempre, a ser sujetos de
su propia realidad no exenta de vio-
lencia, surgida en su mayor parte co-
mo respuesta a la invasión.
“
El colonialismo aparece ahora como
“
un mal menor; y la tutela y la injerencia
internacional se perfilan como unas
prácticas plenamente justificadas
La historia reescrita
La llegada de las descolo-
nizaciones y la constitución
de Estados africanos de
pleno derecho en el pano-
rama internacional cambió
sensiblemente la visión oc-
cidental en un primer mo-
mento. Durante la Guerra
Fría, la asunción por parte
de los países subsaharianos
de una u otra ideología co-
mo medio de alcanzar be-
neficios externos, reforzó
esta imagen además de
conseguir que sus benefac-
tores occidentales cerrasen
los ojos ante la gestación
de importantes conflictos
internos.
Sin embargo, la difícil situación
que han atravesado muchos Estados
africanos en las cuatro últimas décadas
(aumento vertiginoso de los problemas
económicos con fuerte implicación y
responsabilidad de los países occiden-
tales y los organismos internacionales;
encapsulamiento de fronteras; mala
gestión de muchos dirigentes africa-
nos; tensiones sociales derivadas de
todo ello; el surgimiento, recrudeci-
miento y extensión de conflictos ar-
mados; y un largo etcétera) han hecho
resurgir en Occidente imágenes deci-
monónicas como el salvajismo, la bar-
barie, el infantilismo y la irracionali-
dad unidas a los conflictos del conti-
nente, situando la violencia en África
en una esfera atávica.
Del discurso de la “irracionalidad
y pasividad” africanas a la práctica oc-
cidental de la intervención hay sólo un
paso. La historia se reescribe y el co-
lonialismo aparece ahora como un mal
menor; y la tutela y la injerencia inter-
nacional se perfilan como unas prácti-
cas plenamente justificadas. ¿Qué es y
de dónde nace realmente la violencia?
Sólo un análisis profundo de la situa-
ción africana puede llevarnos a una
respuesta veraz.❑
*Mariví Ordóñez del Pino es historiadora
e investigadora del Grupo de Estudios Africanos
(GEA) de la UAM.
 África
Especial Dossier

Lo local, lo regional y lo internacional

en los conflictos civiles: Sudán
Aleksi Ylönen*

A finales de los años 90 surgió una

tendencia que interpretaba
económicamente las guerras civiles y
que se distinguió principalmente por la
carencia de discursos que explicaban
los conflictos internos surgidos al
finalizar la Guerra Fría1. Uno de estos
discursos se caracteriza por tratarse de
un análisis que simplifica y reduce las
causas, la duración y las
consecuencias de las guerras civiles a
las agendas económicas2. Sin
embargo, esta tendencia sufre de la
falta de consideración de otras
variables relevantes para el estudio de
los conflictos internos.

P
or falta de una explicación
adecuada de las guerras civi-
les, ha emergido una literatu-
ra que trata de investigar estos con-
flictos en su contexto regional3. Aun-
que este tipo de investigación ha au-
mentado el poder explicativo de los
Dani Sánchez

análisis sobre guerras civiles, muchas

1 Mary Kaldor, en New and Old Wars: The Organi-

zed Violence in a Global Era. (Stanford: Stanford
University Press, 1999) trata en parte la relevancia
de la economía en las guerras civiles contempo-
ráneas.
veces no considera el rol de los acto- res e intereses locales, regionales e in-
2 Este tipo de análisis se ha materializado en varios res e intereses extraregionales que ternacionales para llegar a una expli-
artículos de Paul Collier y Anke Hoeffler, como “On
Economic Causes of Civil Wars”, Oxford Econo-
contribuyen a los conflictos internos cación comprensiva de los conflictos
mic Papers 50 (1998), pp. 563-73. en el mundo globalizado. Este artícu- civiles contemporáneos.
lo sugiere que en el caso de África hay La proliferación de conflictos civi-
3 Por ejemplo Michael Pugh and Neil Cooper (eds.),
War Economies in Regional Context. (Boulder:
que analizar las guerras a través de les tras la Guerra Fría necesitaba ex-
Lynne Rienner, 2004). una investigación que considere acto- plicaciones. Esto dio lugar a un análi-

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 31

África
sis en que las causas, la duración y sus
consecuencias empezaban a ser inter-
pretados predominantemente a través
de la perspectiva económica, muchas
veces descartando los factores sociales
y etno-políticos de los conflictos.
Asimismo, a partir de los años 90,
los efectos de la globalización han si-
do cada vez más relevantes en el des-
arrollo de los conflictos internos, lo
que ha contribuido a la necesidad de
incluir perspectivas regionales e inter-
nacionales en la investigación. Por ello
es necesario explicar las guerras de la
forma más completa posible, aplican-
do un análisis interdisciplinario de la
perspectiva a tres niveles: local, regio-
nal e internacional. Esto es imprescin-
dible para interpretar las guerras civi-
les internacionalizadas en África.
Este es el caso de Sudán, un país
que tras su independencia ha perma-
necido en estado de guerra casi cua-
renta años, sufriendo las graves conse-
cuencias de tres conflictos, dos rebe-
liones en el Sur y hostilidades en Dar-
fur, junto con otros menos graves y pe-
riodos de inestabilidad política.
Rebelión en el Sur
de Sudán (1955-1972)
La primera rebelión en el Sur de Sudán
surgió en los inicios del proceso de des-
colonización. La transición del país ha-
cía una nación autogobernada incluyó
varios agentes que agravaron las rela-
ciones entre el centro del Estado y la
periferia. En los años 40, los ingleses
comenzaron a preparar a Sudán para su
independencia. Esto sucedió en parte
porque después de la Segunda Guerra
Mundial las colonias se convirtieron en
entes inaceptables en el nuevo mundo
bipolar pero también porque los impe-
rios europeos ya no tenían recursos pa-
ra mantenerlas. Además, la presión de
los movimientos nacionalistas en las
colonias contribuyó a la caída del co-
lonialismo4. Frente a este panorama in-
4 Marc Ferro, en Colonization. (Londres: Routledge,
1997), pp. 305-343, explica los razones que pre-
sionaron a los poderes coloniales para plantear y
poner en marcha el proceso de descolonización.
32 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Especial Dossier
“
A partir de los años 90, los efectos de la
“
globalización han sido cada vez más
relevantes en el desarrollo de los
conflictos internos
ternacional, hay que contextualizar el
surgimiento de conflictos postcolonia-
les en Sudán.
Por su parte, los factores regiona-
les contribuyeron a la materialización
y a la intensificación de la crisis. Los
intereses egipcios y la vinculación de
parte de la elite sudanesa con Egipto
favorecieron la rápida descolonización
del país. Ante la crisis de Suez en 1956,
los ingleses decidieron desvincular
Sudán de Egipto por el paso a la auto-
gobernación antes de que Nasser pu-
diera extender la influencia egipcia ha-
cía Sudán. En ese proceso el poder po-
lítico se concentró en la elite árabe mu-
sulmana alejando a otros grupos de la
participación política y económica.
Por último, fueron los procesos lo-
cales, junto con la descolonización, los
que se convirtieron en los factores
principales para el surgimiento de la re-
belión en el Sur. Como resultado de la
preparación hacia la independencia, los
ingleses unificaron el Norte y el Sur en
una entidad política, aunque ellos ha-
bían administrado las dos regiones por
separado5. La unificación se produjo
con el coste de la marginación política
y económica del Sur. También reinsta-
ló la jerarquía social del s. XIX domi-
nado por árabes musulmanes donde los
grupos marginados, especialmente los
del Sur, ocuparon el escalón más bajo
en el nivel social6.
5 Douglas Johnson, en The Root Causes of Sud-
an’s Civil Wars. (Bloomington: Indiana Univer-
sity Press, 2003) trata de este tema.
6 El Sur de Sudán sufrió la extracción violenta de
esclavos junto con los recursos naturales du-
rante el imperialismo egipcio y el breve periodo
Mahdista (nacionalista islámico) en el s. XIX.
Según Francis Deng, War of Visions: Conflict
Segunda insurgencia en el Sur
(1983-2002)
El mismo tipo de análisis permite
observar los procesos que han con-
tribuido a la materialización de la
segunda guerra. A finales de la dé-
cada anterior, el Gobierno se encon-
tró en la situación de deterioro fi-
nanciero e intentando escapar al fra-
caso político. La deuda externa ha-
bía crecido enormemente y la junta
militar de Nimeiri jugaba entre los
dos superpoderes para buscar apo-
yo. En este ambiente internacional,
los factores regionales y locales
contribuyeron en el resurgimiento
del conflicto.
A principios de los 80, la región
del cuerno de África se encontró
afectada por la Guerra Fría. Después
de que Nimeiri rechazara el apoyo
soviético e inclinara su orientación
hacia los EE UU, los soviéticos die-
ron la espalda a Sudán y empezaron
a apoyar a Etiopía, lo que tuvo un
efecto directo en el Sur ya que el
Gobierno de Etiopía apoyaba los in-
tereses del Sur ante el Gobierno
sudanés. Esto contribuyó al des-
arrollo de la insurgencia, mientras el
régimen sudanés encontró rebeldes
eritreos y etíopes que le apoyaron
contra el Gobierno de Etiopía 7. En
esta situación, las necesidades físi-
cas, como el santuario y el apoyo
material para las múltiples rebelio-
nes en la región estaban auxiliadas
principalmente por los gobiernos
vecinos.
Los factores locales que favore-
cieron la reemergencia de la segun-
da guerra están íntimamente vincu-
lados con el oportunismo de Nimei-
ri contra la autonomía del Sur, por
Identities in the Sudan. (Washington, DC: The
Brookings Institution, 1995) y otros, esto resul-
tó en una jerarquía social que considera a los
negros africanos incluso inferiores a los árabes
musulmanes que dominan la política y la eco-
nomía del Estado sudanés.
7 John Young, Peasant Revolution in Ethiopia:
The Tigray People’s Liberation Front, 1975-
1991. (Cambridge: Cambridge University Press,
1997).

Especial Dossier
la aspiración de salvar su régimen
económica y políticamente 8 . Su
oportunismo fue relacionado con un
intento de controlar el territorio pe-
trolífero para generar ingresos a fa-
Morgane Trudeau
vor del Gobierno, aunque la región
era parte del Sur autonómico. Por
otro lado, esta política aspiraba a
pacificar la oposición política isla-
mista en el Norte, que había crecido
en poder y contestaba al Gobierno
políticamente. El resultado de esta
marginación política y económica
del Sur fue el agravio del descon-
tento que favoreció la movilización
y el resurgimiento de la rebelión.
Intensificación de la violencia
en Darfur
Como en el caso del Sur, los factores de
ámbito internacional que favorecieron la
intensificación de la violencia en Darfur
se debieron también a la Guerra Fría y a
sus efectos posteriores. A principios de
los años 80 Libia estaba en guerra con
Chad con la intención de extender su in-
fluencia hacia África Subsahariana. Sin
embargo, los EE UU estaban alineados
contra el régimen de Qaddafi y su apoyo
al Gobierno de Nimeiri contribuyó a una
invasión libia hacia Darfur. Esta situación
intensificó los conflictos étnicos tradi-
cionales y la derrota de los consejos re-
conciliatorios para transformarlos, pero
también favoreció un proceso de polari-
zación y politización de identidades ét-
nicas en la región.
Los intereses libios no fueron sola-
mente vinculados con la Guerra Fría, fue-
ron también relacionados con la aspira-
ción de ampliar la influencia árabe hacia
África Subsahariana. En parte por esta ra-
zón, la Legión Islámica de Qaddafi inva-
dió Darfur y a finales de los 80 el Go-
bierno de Sadiq al Mahdi apoyado por Li-
bia estableció una política de organiza-
ción de milicias árabes en la región9. La
formalización e incorporación de las mi-
8 El Sur había conseguido autonomía restringida
en 1972 según el tratado de Addis Ababa que
terminó con la primera rebelión.
9 M. A. Mohamed Salih y Sharif Harir, “Tribal Mi-
litias: The Genesis of National Disintegration”,
licias como política del Gobierno con-
cluyó en la derrota de las estructuras tra-
dicionales que mantuvieron el orden so-
cial interétnico en Darfur. La estrategia
violenta orientada a derrotar la hegemo-
nía política y económica de los grupos lo-
cales dominantes desplazó a una parte de
la población. Aunque este episodio fina-
lizó en un acuerdo de paz firmado en
1989, las milicias han seguido periódica-
mente aterrorizando a la población civil.
Del golpe de Estado de 1989 resultó
la emergencia de un Gobierno islamista
militar. En principio el nuevo régimen re-
cibió parte de su apoyo desde Darfur, pe-
ro surgieron quejas como resultado de no
haber recibido compensación por el apo-
“
Los factores de ámbito internacional
que favorecieron la intensificación
de la violencia en Darfur se debieron
también a la Guerra Fría y a sus efectos
posteriores
“ plinar para entender los factores políti-
en Sharif Harir y Terje Tvedt (eds.), Short-Cut to
Decay: The Case of Sudan (Uppsala: Nordic
Africa Institute, 1994), pp. 186-203, trata del ori-
gen de la promoción de milicias árabes.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 33
África
yo al Gobierno y por el incumplimiento
de las promesas hechas en Jartoum refe-
rentes al desarrollo regional y a la repre-
sentación política a nivel nacional. Las re-
laciones interregionales se deterioraron y
en el año 2000 el partido del Gobierno
central sufrió un golpe faccionalista cuan-
do su fundador Hassan al Turabi renun-
ció a la hegemonía presidencial de Omar
al Beshir y fundó otro partido con su ba-
se de apoyo parcialmente en Darfur. Con-
secutivamente se intensificó la violencia
de milicias árabes en la región. En el año
2003 surgieron dos organizaciones rebel-
des que exigieron la finalización de la vio-
lencia perpetrada por las milicias, el des-
arrollo regional y una adecuada repre-
sentación política a nivel nacional.
Importancia de un análisis local,
regional e internacional
La tendencia a investigar guerras civiles
con una perspectiva unidisciplinar, estu-
diando solamente los factores inmedia-
tamente visibles, no sirve para conseguir
conclusiones exhaustivas. Esto propor-
ciona remedios insuficientes, y peor, so-
luciones erróneas o incompletas a la ho-
ra de tratar estos conflictos. Por lo tanto,
para evitar conclusiones y recomenda-
ciones inadecuadas es necesario un aná-
lisis suficientemente sofisticado que nos
permita explicar tendencias como la re-
gionalización e internacionalización de
las guerras civiles.
Por otro lado, como ya se ha esta-
blecido en este artículo, es imprescin-
dible aplicar la investigación más com-
pleta posible, que considere lo local, lo
regional y lo internacional, y así en-
tender adecuadamente los conflictos
civiles en África y particularmente en
Sudán. Es también importante recordar
que estos tres niveles están interrelacio-
nados y requieren un énfasis interdisci-
cos, económicos y sociales que están
vinculados con la materialización, el
desarrollo y la finalización de los con-
flictos internos contemporáneos.❑
*Aleksi Ylönen es doctorando en el Departamento
de Economía en la Universitat Jaume I, Castellón.
Este artículo deriva de su Tesis de Master, “Conflict,
Disintegration and Growth: The Case of Sudan”.
África
Especial Dossier
La contribución
de los niños
soldado
a las guerras
sin fin
Hannah Muthoni Macharia*

El incremento del número de conflictos en el

mundo y, especialmente, en el África
Subsahariana, ha contribuido a la
deconstrucción de la noción
tradicional de que los niños son sólo víctimas
de las guerras y la violencia. Debido a su
aspecto inocente y su edad, son
considerados pacíficos e inofensivos; sin
embargo, los niños se han convertido en las
personas más transtornadas por su
participación en conflictos armados. Así, en
lugar de ser los protegidos, los niños se han
Dani Sánchez

erigido en protectores de Estados-nación,

familias y recursos y también en
perpetradores de violencia.

E
sta situación es peor en regiones
donde la guerra es un proceso con-
tinuo, como Sudán, Uganda, Li-
beria, Sierra Leona, Somalia y la Repú-
blica Democrática del Congo. Las situa-
ciones de estos países han creado guerras
interminables, a raíz de la participación de
niños en las mismas. El propósito de este
artículo es analizar la contribución de los
niños soldado a las situaciones que han
desembocado en guerras sin fin.
¿Por qué van los niños a la guerra?
El número de niños combatientes en con-
flictos activos en África ha seguido cre-
ciendo desde que los primeros niños sol-
dado fueran empleados en Uganda en
1989. Tanto los Estados como los grupos
insurgentes han ejercido el reclutamiento
de menores de edad para luchar en sus
guerras. En estas guerras y procesos de re-
clutamiento, el género y la edad no cuen-
tan. De hecho, las investigaciones han de-
mostrado que niños y niñas de incluso sie-
te años de edad en Sudán y Uganda han
sido reclutados a la fuerza y empujados a
convertirse en combatientes. Esta unión
de niños y actividades militares no es só-
lo un signo de agresión, sino también una
violación de los derechos humanos e in-
fantiles. Sin embargo, los niños continú-
an siendo reclutados en actividades mili-
tares para servir como cocineros, portea-
dores, esclavos sexuales, guardaespaldas,
mensajeros, espías y soldados en cual-
quiera de los bandos en conflicto.
El reclutamiento de niños para servir
en misiones de pequeña o gran enverga-
dura durante la guerra muestra hasta qué
punto estos se han convertido en una pre-
ferencia. Y mientras la guerra progresa,
los niños toman las armas, bien volunta-
riamente o bien por la fuerza. Entre las
razones por las que crece la preferencia
por los niños a la hora de crear soldados
(la palabra kadogos, que significa “pe-
queños” en Kiswahili, se utiliza común-
mente en África para referirse a los niños
soldado) encontramos que son baratos,
incuestionablemente obedientes, expan-
dibles (es decir, al morir pueden ser sus-

34 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


tituidos por otros) y resulta fácil ense-
ñarles a matar sin miedo.
Por otro lado, las razones que con-
vierten a los niños en soldados forman un
abanico amplio y poseen un cariz social,
económico, político, técnico y tecnológi-
co. Por ejemplo, la necesidad de reponer
soldados en áreas caracterizadas por gue-
rras prolongadas como Sudán, Uganda,
Angola y Somalia anticipó el aumento de
niños reclutas en ambos bandos. Los ni-
ños también se hacen soldados para so-
brevivir. Esto es común cuando sus padres
y parientes han muerto durante la guerra;
es entonces cuando los niños se unen al
ejército en busca de refugio. En este sen-
tido, el ejército funciona como una fami-
lia sustituta. Otro factor que lleva a los ni-
ños a actividades militares es el deterioro
de las condiciones económicas y socia-
les, ya habituales en la mayor parte de
África y que se agudizan aún más en
tiempos de guerra. Por ejemplo, la apli-
cación de la política de tierra quemada en
el Sur de Sudán impulsó a los niños a in-
gresar en el ejército para asegurarse co-
mida y protección. Conviene mencionar,
además, que también hay niños que par-
ticipan en guerras para proteger a sus fa-
milias. Esto sucede en casos de caída del
Estado, como en Somalia. Aquí, se unen
al ejército bajo la responsabilidad de ejer-
cer de protectores del grupo familiar.
Los efectos de la guerra sobre el sec-
tor de la educación también han jugado un
papel fundamental en la marcha de los ni-
ños hacia la línea de fuego. Cuando las es-
cuelas cierran, los niños no tienen acceso
a la educación. Como consecuencia, se
convierten en objetivo de los grupos re-
beldes, a la vez que generadores de vio-
lencia “disponibles” por si surge una opor-
tunidad de ese tipo en las zonas en con-
flicto. Además de esta negación del dere-
cho a la educación, los niños se hacen par-
te de una sociedad en la que se desarrolla
una guerra fundamentada en la lucha con-
tinua. Por lo tanto, la posibilidad de que
los niños terminen en el campo de batalla
aumenta conforme la guerra se exacerba.
Hay que subrayar que, aparte del he-
cho de pertenecer a una sociedad en don-
de la violencia ha persistido durante mu-
cho tiempo, como en Sudán, el Norte de
Especial Dossier
“
Los niños que han sido despojados de
anomia y violencia
“
su educación y entrenados para matar
contribuyen a una próxima militarización,
Uganda, Somalia y Angola, también la in-
seguridad ordena a los niños a hacerse sol-
dados. En una sociedad donde el sentido
de la seguridad y la tranquilidad es frágil,
los niños se convierten en soldados por su
propia protección en medio de la violen-
cia y el caos. Ante una inseguridad que se
expande se sienten más seguros con ar-
mas en sus manos.
Niños soldado y guerras sin fin
Desde el comienzo de los estudios de
paz en la década de los setenta su pre-
ocupación ha radicado en desarrollar
una “cultura de paz”. Pese a la persis-
tencia de la cultura violenta, se han he-
cho progresos en el afianzamiento de
sociedades pacíficas a través de la in-
vestigación, educación pacífica y cam-
pañas de alto el fuego. En el África
Subsahariana, la cultura de la violen-
cia continúa y puede explicarse de va-
rias formas. Una de ellas tiene que ver
con el reclutamiento de niños soldado
porque, al producirse mientras son aún
jóvenes y al inducirles a la violencia,
afecta al desarrollo moral de aquellos.
De este modo, no sólo luchan para de-
fender lo que ellos consideran “co-
rrecto”, sino también como un modo
de socialización dentro del bando al
que pertenecen.
Estos aspectos morales inculcados
a los niños en la guerra afectan también
a su futura interpretación del mundo.
La razón reside en que los valores mo-
rales desarrollados en los niños solda-
do giran en torno a violencia, brutali-
dad, fuerza y agresión. En Sierra Leo-
na, cuando los niños soldado no parti-
cipan en el combate activo, invierten
su tiempo viendo Samurai, Columbine
u otras películas violentas. Para estos
niños, en realidad, la vida no es más
que un agregado de respuestas violen-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 35
África
tas. Esto hace posible el desarrollo de
un ciclo de violencia y, en fin, prolon-
ga las guerras.
Otra característica común a las gue-
rras concierne a las causas y efectos de las
mismas. Lo normal es que las guerras res-
pondan a una lucha por el poder. En esa
lucha, la acogida de niños funciona como
un poderoso factor de motivación para
continuar persiguiendo ese poder. Por otra
parte, el argumento de que la pertenencia
al ejército es motivo de prestigio aún pro-
picia más la intrínseca voluntad de luchar.
Esto se ha hecho más explícito en el siglo
XX debido a la disponibilidad de arma-
mento de todas clases y diseños.
Este avance de la tecnología militar da
oportunidades a los niños soldado en Áfri-
ca. Armas pequeñas, baratas y ligeras es-
tán a disposición de niños de todas las eda-
des. Además, el comercio internacional de
armas ha facilitado a las comunidades po-
bres del África Subsahariana el acceso a
armas mortales que han desempeñado un
papel central en la transformación de con-
flictos locales en matanzas sanguinarias,
como ha ocurrido en Uganda del Norte y
la República Democrática del Congo. La
disponibilidad, así mismo, de armas aptas
para niños y su flujo constante han indu-
cido extraordinariamente a los niños a la
participación en las guerras.
Como ya se ha dicho, la participación
de los niños en la guerra implica la movi-
lización activa y, a veces, la fuerza. Yuna
vez han sido movilizados, los niños son
entrenados para la guerra bajo cualquier
método, incluido el uso de drogas como
en Liberia o Sierra Leona. Este nuevo
compromiso crea una propensión a la gue-
rra en el futuro, porque los niños que han
sido despojados de su educación y entre-
nados para matar contribuyen a una pró-
xima militarización, anomia y violencia.
Esta circunstancia no sólo ha supuesto una
amenaza al frágil alto el fuego en Angola,
sino que también ha bloqueado la recon-
ciliación y la paz.❑
* Hannah Muthoni Macharia es Máster
Internacional en Estudios de Paz y Desarrollo
de la Universitat Jaume I de Castellón. Este
artículo ha sido producido para Pueblos por
Pedro Carrasco Solla.
África
Especial Dossier

Mujeres en conflicto: una multiplicidad

de roles que supera la victimización
Fatuma Ahmed*

dos, en el interior de los pueblos, fa-

milias, etnias, razas, colores... y en los
cuerpos de las mujeres y las niñas. El
propósito de este artículo es debatir so-
bre las mujeres como agentes acti-
vos/pasivos en los conflictos. Destaca-
ré brevemente sus roles directos e in-
directos y me aventuraré en las razo-
nes por las que las mujeres se convier-
ten en agentes en los conflictos arma-
dos. La motivación de sus actos será
también un tema de discusión.

Las mujeres como agentes

en los conflictos
Paula Cabildo

El conflicto es inevitable y algunas

veces necesario para el cambio so-
cial. Los conflictos no tienen una
única naturaleza sino que se derivan
Los tradicionales conceptos de guerra y paz o bien ignoran a las mujeres o bien las de diferentes factores de tipo políti-
consideran como víctimas. Sin embargo, las mujeres se han involucrado como co, económico y socio-cultural (re-
agentes del cambio social en sus sociedades desarrollando una amplia gama de ligión, identidad). Las mujeres en-
roles, desde perpetradoras hasta víctimas. El papel de la mujer como víctima o tran en el ámbito de la política y es-
“participante” pasiva es una construcción impuesta por la socialización, más que pecialmente en el militar desde una
un reflejo de los roles naturales. Es cierto que las mujeres son víctimas de los posición social y de género muy di-
conflictos armados y de otros tipos de violencia pero éste no es su único papel. ferente a la de los hombres, y, como
diferentes, las mujeres se posicionan

M
ás que verse limitadas al papel
de meras víctimas, las mujeres
deben ser reconocidas por la
complejidad de los roles que desem-
peñan para que puedan contribuir sig-
nificativamente a la construcción de la
paz. Especialmente en un momento en
el que no es fácil distinguir entre com-
batientes y no combatientes, y en gue-
rras donde no hay frentes, ni unifor-
mes, ni estructuras militares reconoci-
das y donde existen nuevas categorías
de combatientes como mujeres y ni-
ños. En la última década y aún hoy, la
mayoría de los conflictos ocurren den-
tro o fuera de las fronteras de los Esta-
y se mueven de forma distinta: como
clase media urbana y feminista, co-
mo movilizadoras de las clases tra-
bajadoras de los barrios, o cabezas
de familia femeninas en el campo,
con distintas afiliaciones regionales
y procedencias étnicas, jóvenes o
mayores, madres o no.

36 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


Algunas luchas son beneficiosas
para los intereses y derechos de las
mujeres y cumplen la función de trans-
formar las relaciones de género, de ahí
que se involucren en guerras y con-
flictos armados de diferentes maneras
y por diversas razones. Hacen campa-
ñas y recolectan fondos, organizan reu-
niones y manifestaciones y movilizan
a la opinión pública para la guerra en
nombre de la ideología, la etnicidad y
el nacionalismo. No obstante, otras
mujeres en zonas de conflicto se opo-
nen a la solución armada y crean orga-
nizaciones para acabar con la guerra.
Miles de mujeres han desempeña-
do papeles vitales y diversos en su res-
paldo a diferentes luchas. Han lucha-
do durante siglos y sus roles en los
conflictos armados han variado histó-
ricamente, desde la batalla por el con-
trol político, el entrenamiento de tro-
pas, el acompañamiento a sus hombres
en el campo de batalla, hasta el papel
de embajadoras, guerreras, negocia-
doras, intérpretes, administradoras,
consejeras militares, piratas y estrate-
gas. Mientras, cocinaban, limpiaban,
portaban las armas, la pólvora para los
cañones, ayudaban a curar a los heri-
dos y proporcionaban agua, comida,
ropa y asistencia médica a las tropas.
Durante el siglo XX también realiza-
ron tareas de inteligencia militar y sa-
botaje de los blancos militares. Hoy
hay todavía muchas mujeres involu-
cradas directa o indirectamente en nu-
merosos conflictos armados y guerras
en el mundo, por ejemplo, en movi-
mientos como el de los Maoístas de
Nepal, los Zapatitas de México y los
Tigres de Tamil de Sri Lanka.
Las mujeres han desafiado sus ro-
les tradicionales para comprometerse
en tareas de defensa y vigilancia, cons-
truidas sobre bases masculinas y valo-
res patriarcales. El hecho de que se in-
volucren en el ejército como comba-
tientes o soldados no reduce, sin em-
bargo, sus funciones como cuidadoras,
trabajan tanto dentro como fuera de la
casa incluso en el campo de batalla. A
lo largo de la historia muchas mujeres
han estado dispuestas a participar en
Especial Dossier
guerras y conflictos armados, lo han
hecho de forma meritoria y han proba-
do su habilidad como luchadoras. Sin
embargo, un área en la que las mujeres
no han sido reconocidas es en su rol de
constructoras de la paz y gestoras de
los conflictos. A pesar de sus enormes
esfuerzos, su papel en la construcción
de la paz no ha sido reconocido.
Las ambigüedades y tensiones en
la acción política de las mujeres se
aprecian bien allí donde, conscientes
de sí mismas, eligen aprovechar los es-
tereotipos de género para fines nacio-
nalistas. Las mujeres, actuando contra
Estados o ejércitos, explotan los pre-
supuestos sexistas que las consideran
pasivas e inofensivas, haciendo con-
“
Las mujeres deben ser reconocidas por
la complejidad de los roles que
“
desempeñan para que puedan contribuir
significativamente a la construcción
de la paz
trabando de armas, pasando informa-
ción o teniendo acceso a ciertos espa-
cios donde sospecharían de los hom-
bres inmediatamente. Por ejemplo, en
Somalia, las fuerzas de paz americanas
que sirvieron en la Operación Restau-
rar la Esperanza a mediados de los 90
quedaron impresionadas al ver a las
mujeres vendiendo armas junto con to-
mates, patatas y cigarrillos.
Muchas fuerzas de paz que se han
encontrado ante esta situación se han
preguntado sobre cuál es el rol de la
mujer en este entorno. Aunque en al-
gunas circunstancias las mujeres no
participan directamente en las guerras
como en el caso de Somalia, perpetú-
an conflictos a través de la socializa-
ción diciendo a sus hijos que deberí-
an estar luchando del lado de sus pa-
dres. Puesto que la guerra en Somalia
tenía cierta base en los clanes, muchos
jóvenes mataron a sus tíos maternos
ya que la línea enemiga fue reducida
al lado paterno.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 37
África
Hay motivos...
Las consecuencias de la caída del muro
de Berlín marcaron el final de las “Gue-
rra Calientes” de la Guerra Fría en Áfri-
ca, Latinoamérica y los Estados ex so-
viéticos. Las imágenes de las mujeres de
estas zonas de “Guerras Calientes” las
muestran como combatientes pero no se
cuestiona si son víctimas o perpetradoras
del sufrimiento de otras mujeres. Hay
muchas razones por las que las mujeres
apoyan las guerras ofreciendo protección,
comida o información a las guerrillas,
desde el pánico al castigo consecuente
hasta el deseo de reconducir las acciones
de estos grupos a su modo. Las que sim-
patizan o dan asistencia obtienen mayo-
res funciones y se convierten en comba-
tientes pero frecuentemente su contribu-
ción a las luchas nacionalistas y de libe-
ración es oficialmente olvidada tras la
guerra.
Su participación tanto en luchas de li-
beración informales como en ejércitos
modernos influye de manera decisiva en
su posición tras el conflicto armado. Las
mujeres se unen a los ejércitos principal-
mente de tres formas. En primer lugar,
voluntariamente, es decir, se unen al ejér-
cito como una manera de obtener un em-
pleo (como en los EE UU); por razones
patrióticas o para acompañar a sus aman-
tes, hermanos y maridos o, como se ha
comprobado en los movimientos de li-
beración de países como Nicaragua, El
Salvador, Eritrea o Nepal, por venganza
o para luchar contra las injusticias socia-
les a las que se enfrentan. En segundo lu-
gar, involuntariamente, a través del re-
clutamiento forzoso, como las niñas sol-
dado de Liberia, Sierra Leona, Colombia,
Mozambique y Norte de Uganda, que
son secuestradas y adoctrinadas para
unirse al ejército. Por último, a través del
servicio obligatorio como acto de servi-
cio al país, lo que simboliza el cumpli-
miento de la ciudadanía, como sucede en
Israel.
En un contexto marcado por el con-
flicto violento la gente pierde la confian-
za en el otro y hace cosas que normal-
mente no haría. Muchas mujeres cabezas
de familia, por falta de calificación y ex-
periencia afrontan dificultades para con-
África
Especial Dossier
seguir trabajo y sa-
tisfacer las cargas
económicas extra y
la consecuente ca-
rencia de ingresos
las hace más vulne-
rables. Bajo estas
circunstancias las
mujeres son fácil-
mente seducidas
para ser comba-
tientes. En Nepal,
por ejemplo, mu-
chas mujeres se
han sentido atraí-
das por las activi-
dades políticas
Maoístas debido a
su lucha contra las
Paula Cabildo
injusticias sociales.
Sus campañas con-
tra el alcoholismo,
la poligamia, los
matrimonios de ni-
ñas, el sistema de castas o la “intocabili-
dad” han resultado efectivas. La pobre-
za y el aumento del desempleo también
son factores que hacen que las chicas se
involucren en los conflictos como com-
batientes. Por otro lado, las mujeres tam-
bién toman parte en el conflicto para ven-
garse por las atrocidades cometidas con-
tra ellas y sus familias.
En lucha por la justicia social
Vale la pena subrayar que las motivacio-
nes de las mujeres para entrar en acción
están vinculadas a la justicia social, a su
reivindicación de poder comprometerse
en la política como mujeres o como ma-
dres, cuando su rol de madre o los miem-
bros de su familia se ven amenazados, o
cuando las hostilidades o la acción del Es-
tado les impiden cumplir sus responsabi-
lidades domésticas. Actuar en nombre de
las madres o de la nación les proporciona
la justificación para moverse en el espa-
cio público. Sus acciones políticas pueden
ser vistas como patrióticas y respetuosas,
más que una amenaza a la masculinidad
y al poder político en manos de hombres.
Por ejemplo, en Sudáfrica las mujeres que
apoyaban tanto a la ANC como al sistema
del apartheid articulaban sus posiciones
38 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
políticas alrededor de imágenes materna-
listas y lealtades.
Por otro lado encontramos mujeres
que han disfrutado de un particular esta-
tus dentro del aparato estatal. En Ruanda
por ejemplo, la mujer del Presidente Hab-
yarimana, quien era un influyente miem-
bro del Akazu, la facción extremista en el
poder, desempeñó un papel importante en
el genocidio. En Congo Brazzaville, du-
rante la guerra civil de 1993-1994, eran las
mujeres las que estaban al cargo de pro-
veer de alimentos a las milicias. En el Sur
de Kivu una mujer justificó su participa-
ción en la rebelión señalando su intención
de proteger los intereses de sus congéne-
res. En Sierra Leona, Congo Brazzaville
y Liberia muchas jóvenes combatientes
cometieron tantas violaciones de los de-
rechos humanos contra otras mujeres co-
“
Las motivaciones de las mujeres para
“
entrar en acción están vinculadas a
la justicia social, a su reivindicación de
poder comprometerse en la política
mo sus homólogos
masculinos.
Muchos de los
debates sobre la mu-
jer y la guerra sólo
enfatizan el rol de las
mujeres como vícti-
mas. Esta visión ca-
tegoriza a las muje-
res como pobres des-
amparadas que nece-
sitan cierta protec-
ción masculina. Des-
afortunadamente, las
mujeres participan
en la cultura de la
guerra como agreso-
ras, instigadoras, per-
petradoras y guerre-
ras y esto se debe a
que siguen los patro-
nes masculinos y los
modelos patriarcales
para defenderse.
En conclusión, las mujeres han des-
afiado y acabado con el principio estable-
cido de “los hombres van a la guerra y las
mujeres permanecen en casa” luchando
en los frentes de guerra como soldados.
La visión de que son sólo víctimas de los
conflictos menosprecia su participación
en los procesos de paz y los procesos de
reconstrucción postconflicto ya que se les
presupone la tarea exclusiva de cuidar a
sus heridos.
El concepto de víctima es sólo una
construcción social. Existen una serie de
dicotomías, como mujer paz/hombre
guerra, que refuerzan los roles de géne-
ro que definen de este modo a las muje-
res. Como la dicotomía que existe entre
el rol real de la mujer en las guerras y la
esperada imagen de víctima que necesi-
ta protección. Esta dicotomía está cons-
truida en base a la asunción de que el rol
masculino es el del “protector” y el fe-
menino el de “protegido”. No sólo el
concepto de víctima oprime a la víctima,
además la mantiene en el círculo vicioso
de la victimización.❑
*Fatuma Ahmed es doctoranda de la Universitat
Jaume I de Castellón e investigadora de la Cátedra
UNESCO Filosofía para la Paz. Este artículo ha
sido traducido para Pueblos por Susana Pérez
Sánchez.
 África
Especial Dossier
Mujeres y conflictos en la novela africana
Bibian Pérez Ruiz*

En numerosas ocasiones la mujer

africana se nos presenta como
alguien pasivo, sin deseo de
cambio y que no participa
activamente en la transformación
de su realidad. Sin embargo esta
imagen es muy inexacta. Las
mujeres africanas son activas en
muchos ámbitos de la vida, no
solamente el familiar, y la
literatura refleja este hecho. Los
conflictos, y la participación activa
de las mujeres en la resolución de
los mismos, están presentes tanto
en la vida real como en las
creaciones literarias.

P
ara clarificar dicha idea, en el
presente artículo planteo un
breve recorrido explicativo
acerca de cómo la literatura se ha in-
volucrado de lleno en la problemática
del continente, así como algunos ejem-
plos de personajes femeninos activos
social y políticamente que invalidan
esa imagen irreal de la mujer africana
a la que me refería anteriormente.
Mónica del Campo

La novela africana: un género

de interiorización de lo externo
Emmanuel Obiechina define muy
acertadamente la novela africana co-
mo un género que trata de interiorizar
situaciones externas, en contraposi-
ción a la novela europea que se define
por su exteriorización del mundo inte-
rior1. Debemos considerar que la cul-
tura africana es fundamentalmente so-
cial y comunal. La novela, género
“importado” en África, surge a co-
mienzos del siglo XIX como conse-
cuencia de la expansión de la lectura
y escritura en alfabeto latino llevado
1 Obiechina, Emmanuel N. Culture, Tradition and
Society in the West African Novel. Cambridge
University Press, 1975.
al continente por los misioneros euro-
peos, el crecimiento de los medios de
comunicación y el aumento de una
clase media que ha recibido educación
formal en las escuelas. Sin embargo,
la novela africana posee sus propias
características que la diferencian de la
occidental llevándola a intentar expli-
car lo que sucede alrededor más que a
sacar a la luz la individualidad en una
cultura, como es la africana, eminen-
temente social y colectiva.
Este género, en numerosas ocasio-
nes con una finalidad fundamental-
mente didáctica, abarca un abanico
muy amplio de temas. Cuestiones co-
mo el protagonismo del grupo frente al
individuo llegando incluso al sacrificio
de la persona por el bien común; la
constante interrelación de lo sobrena-
tural con lo cotidiano; la naturaleza,
considerada desde una perspectiva más
utilitaria que estética; la concepción cí-
clica del tiempo; el enfrentamiento en-

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 39

África
Especial Dossier
tre la forma de vida tradicional y la
moderna; el conflicto entre generacio-
nes, así como las problemáticas políti-
cas y sociales son abordados por la no-
vela africana.
Los escritores e intelectuales de es-
te continente no permanecen ajenos al
devenir de sus países. Por ello, en un pri-
mer momento, utilizaron sus novelas pa-
ra reivindicar la existencia de una histo-
ria y un pasado propios previos al con-
tacto con los europeos o bien para criti-
car el colonialismo y sus efectos negati-
vos. Tras las independencias la literatu-
ra comienza a reflejar desilusión. Las es-
peranzas de mejora puestas en la inde-
pendencia de estos países se ven frus-
tradas cuando una nueva elite negra pa-
sa a ostentar el poder sin que eso lleve
de la mano mejoras sino, en ocasiones,
todo lo contrario: los poblados se van va-
ciando pues multitud de jóvenes semia-
nalfabetos emigran a la ciudad en busca
de oportunidades que no llegan; en las
ciudades aumenta el desempleo y la mi-
seria; hay inestabilidad política, golpes
de Estado y violencia generalizada. An-
te esta situación los intelectuales tienen
que redefinir su papel y mayoritaria-
mente optan por utilizar sus escritos pa-
ra denunciar e intentar transformar esta
realidad sangrante.
Mujeres africanas en la literatura
La aparición, alrededor de 1960-70, de
las mujeres escritoras en el continente su-
puso un cambio cualitativo en la panorá-
mica literaria africana ya que, con conta-
das excepciones, los escritores africanos
habían descrito a sus personajes femeni-
nos desde cierta distancia y sin profun-
dizar en ellos. Inicialmente su acogida
fue fría o abiertamente hostil, y es sólo a
partir de los 70 cuando comienza a ser re-
conocida y aceptada.
Tras las independencias, la represen-
tación de las mujeres en la literatura, emi-
nentemente masculina, pasó a convertir-
las en iconos de los valores nacionales, en
guardianas idealizadas de la tradición. Sur-
ge así el tropo de la “Madre África” (a ra-
íz de los escritos de Senghor y su ideolo-
gía de la negritud) que representa al con-
tinente en la figura de una mujer, cálida y
40 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
“
Al idealizar la feminidad
africana el escritor se olvida
“
de la realidad de las mujeres
en el continente, enmascara
su subordinación
sensual, y pretende revalorizar
la cultura africana a la vez que
refutar la representación del con-
tinente, hecha desde el mundo
colonial, como de algo salvaje.
Sin embargo, la “Madre África”
ha sido fuertemente criticada.
Por un lado por su lógica binaria
occidental que opone senti-
miento a razón, y por otro por
tratase de un concepto que, en
última instancia, refuerza los es-
tereotipos que consideran a las
mujeres como seres pasivos, in-
disolublemente ligadas a la ma-
ternidad, o como objetos sexua-
les puramente estéticos. El hom-
Paula Cabildo
bre es el sujeto-ciudadano acti-
vo y la mujer el objeto-nación
pasivo. Al idealizar la feminidad
africana el escritor se olvida de La literatura africana escrita por mujeres rompe con los estereotipos de la pasividad
la realidad de las mujeres en el y la resignación femenina,
continente, enmascara su subor-
dinación y las excluye de ámbitos de po- En el tratamiento de mujeres en si-
der y representación política reales que tuaciones conflictivas los escritores Wa
puedan transformar su sociedad. No es de Thiong´o Ngugi, Ousmane Sembene y
extrañar que la “Madre África” no apa- Alex La Guma pueden considerarse co-
rezca en la literatura africana de mujeres. mo una excepción ya que sus mujeres
Cuando las mujeres africanas comien- no son pasivas ni estáticas, sino dotadas
zan a escribir, el texto escrito les sirvió co- de una gran conciencia política y acti-
mo vehículo de constatación de su realidad, vas en los conflictos de sus comunida-
como medio para aportar su particular ma- des respectivas. Así nos encontramos
nera de mirar al mundo y de enfrentarse, con los personajes femeninos del escri-
con imaginación y creatividad, a los retos tor keniata Ngugi, como Mumbi y Wan-
y problemas que la vida iba planteándoles. ja en A Grain of Wheat y Petals of Blo-
Las mujeres escriben acerca de mujeres od respectivamente, o Wariinga en De-
desde una perspectiva menos idealizada y vil on the Cross, que defienden los va-
más realista; privilegian a las mujeres en la lores culturales tradicionales pero, a la
distribución de la palabra y desmitifican tó- vez, participan activamente en la lucha
picos asociados al mundo femenino que no de liberación.
hacían sino impedir el cambio en sus vidas; Ousmane Sembene deja patente en
comienzan a experimentar crecimiento psi- sus obras la subordinación femenina en
cológico, cambio, transformación y a cues- la sociedad africana y las oportunidades
tionar el orden establecido. limitadas de que disponen pero, incluso

dentro de ese contexto adverso, nos plan-
tea personajes femeninos como Penda y
Ramatoulaye en God´s Bits of Wood lle-
nos de fuerza y coraje. Esta novela trata
de la durísima huelga del ferrocarril Da-
kar-Niger de 1947-48 y, en ella, sus per-
sonajes van adquiriendo fuerza y poder
de manera gradual: Penda, la prostituta
que se convierte en líder de las mujeres
y Ramatoulaye, la poderosa matriarca
que protege a mujeres y niños. Myra, en
la historia The Slipper Satin del sud-
africano Alex la Guma, podría conside-
rarse un nuevo ejemplo de personaje fe-
menino con profundidad y entidad pro-
pia creado por un escritor.
La literatura como arma
Con las independencias y hasta los años
70, los primeros escritos de mujeres
africanas son autobiográficos y la te-
mática de los mismos gira alrededor de
su mundo privado. Simultáneamente,
el continente se veía sacudido por gra-
ves problemas políticos y sociales por
lo que los temas protagonistas de la li-
teratura de aquel momento eran las in-
dependencias, la reconstrucción, y el
devenir de África en relación con Eu-
ropa. El que la mujer no abordase esta
temática abiertamente hace que su pro-
ducción literaria se perciba como una
literatura menor, alejada del compro-
miso. A partir de los años 80 las escri-
toras reivindican un cambio social des-
de dos ángulos fundamentalmente: la
reapropiación del cuerpo, como prime-
ra fase de una construcción personal, y
el enjuiciamiento de los hombres tanto
en la esfera pública como privada. Así
la escritura pasa a convertirse en un ar-
ma de protesta que intenta transformar
la realidad 2.
Constatamos pues que, a pesar de
las críticas de sus colegas masculinos
por priorizar cuestiones referentes a su
mundo privado y no centrarse en las si-
tuaciones de convulsos y profundos
2 Díaz Narbona, Inmaculada. “Escritoras de la
francofonía africana”. Las mujeres en el África
subsahariana: Antropología, literatura, arte y
medicina. Coords. Aurelia Martín, Casilda Ve-
lasco y Fernanda García. Barcelona: Ediciones
del Bronce, 2002. 1162-140.
Especial Dossier
“
La mujer africana, tanto en su faceta
“
de escritora como en la de personaje
de ficción, no rehuye enfrentarse a
la realidad social y política del continente
cambios que estaba experimentando el
continente, las escritoras africanas tam-
bién dejan oír su voz acerca de estas
cuestiones. En este sentido la intelectual
nigeriana Molara Ogundipe-Leslie, en
su famoso artículo “The Female Writer
and her Commitment”3 critica los este-
reotipos de mujer en la literatura africa-
na (la madre sacrificada y dulce, la chi-
ca sofisticada de ciudad, y la mujer ru-
ral sin deseo de cambio) y defiende que
las novelistas africanas tienen tres gran-
des obligaciones: enmendar estos falsos
estereotipos, escribir desde su realidad
de mujeres, y tener siempre muy pre-
sente que pertenecen al Tercer Mundo.
Para Leslie-Molara es impensable que
cualquier africano/a inteligente obvie
las consecuencias del imperialismo y el
neocolonialismo en el continente y sin
embargo, refiriéndose a escritoras afri-
canas, sólo considera políticamente
conscientes a ese nivel a Ama Ata Ai-
doo y Micere Mugo.
Finalmente mencionaré algunos
ejemplos de novelas escritas por muje-
res que abordan el conflicto y muestran
personajes femeninos involucrados en
dichas situaciones de manera activa. La
keniata Charity Waciuma, en Daughter
of Mumbi, narra el despertar de su con-
ciencia política; la autobiografía de
Ellen Kuzwayo, Llamadme mujer,
constituye otro ejemplo en el que la pro-
tagonista se ve directamente involucra-
da en las luchas políticas de la Sudáfri-
ca del apartheid y donde recalca el pa-
pel fundamental jugado por las mujeres
en dicho conflicto; en la novela Zenze-
le. A Letter for my Daughter, de la zim-
babuense J. Nozipo Maraire, varios de
3 Ogundipe-Leslie, Molara. Re-creating oursel-
ves. African Women and Critical Transforma-
tions. Trenton: Africa World Press, 1994.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 41
África
sus personajes, tanto femeninos como
masculinos, son protagonistas activos
en la lucha por la independencia del pa-
ís; The Graduate, de la keniata Grace
Ogot, aboga por la participación de las
mujeres en la construcción nacional y
por ello escoge como protagonista a una
heroína dinámica y decidida a tener éxi-
to en sus deberes políticos, Hon. Mrs.
Juanina Karungaru, a pesar de su preo-
cupación por la estabilidad familiar;
Destination Biafra, de la nigeriana Bu-
chi Emecheta, aborda la cuestión de la
guerra civil de 1967-70. En ella Debbie,
la protagonista, participa activamente
en la lucha movida por el deseo profun-
do de contribuir a sacar a su pueblo de
las dificultades en que se ve inmerso.
Nervous Conditions, de la zimba-
buense Tsitsi Dangarembga, también
puede considerarse una novela de car-
ga política que pretende revisar los ro-
les marginales asignados a las mujeres
durante la época colonial y que se man-
tuvieron tras la independencia. Y mu-
cho más cercano en el tiempo estaría el
caso de Tanella Boni, recientemente ga-
lardonada por su tercera novela Matins
de couvre-feu en la que refleja la situa-
ción que se vive en Costa de Marfil des-
de que estalló el conflicto que actual-
mente sufre el país.
Vemos pues que la mujer africana,
tanto en su faceta de escritora como en
la de personaje de ficción, no rehuye en-
frentarse a la realidad social y política
del continente sino que trata de contri-
buir a generar cambios participando ac-
tivamente en la construcción de un fu-
turo mejor. No podemos dejarnos enga-
ñar por la imagen de resignación y es-
tancamiento que muchas veces se nos
presenta asociada a la mujer africana.
Probablemente, puestos a generalizar,
encontraríamos muchos otros adjetivos
que podrían calificar distintos aspectos
de las mujeres en África pero sería to-
talmente equivocado utilizar el de pasi-
vas o indiferentes a los conflictos que
las rodean.❑
*Bibian Pérez Ruiz es filóloga, doctoranda en la
Universidad Complutense de Madrid
e investigadora en temas relacionados con
la literatura africana de mujeres.
África
Especial Dossier
GRUPOS DE INVESTIGACIÓN
• Grupo de Estudios Africanos (GEA).
Universidad Autónoma de Madrid:
http://www.uam.es/centros/derecho/cpo-
litica/africa.html
• Centro de Estudos Africanos
(Portugal):
http://www.cea.iscte.pt
• SOAS (School of Oriental and
African Studies):
http://www.soas.ac.uk
• Africana Studies and Research Center
(Cornell University):
http://www.asrc.cornell.edu
• African Studies Center (University of
Pennsylvania):
http://www.sas.upenn.edu/African_Stu-
dies/AS.html
• Center for African Studies (Univer-
sity of Florida):
http://web.africa.ufl.edu
• African Studies Center (Michigan State
University):
http://www.isp.msu.edu/AfricanStudies
• Institute for African Development:
http://www.einaudi.cornell.edu/AFRICA
PRENSA
• Afrol News:
http://www.afrol.com/es/Journal of Con-
flict resolution: http://jcr.sagepub.com/
• Civil Wars Journal:
http://www.tandf.co.uk/journals/ti-
tles/13698249.asp
DOCUMENTACIÓN
• CIDOB (Centro de Investigación, Docen-
cia, Documentación y Divulgación de Re-
laciones Internacionales y Desarrollo):
http://www.cidob.org/castellano/index.cfm
• Africa Research Central (Centraliza in-
formación sobre instituciones y organis-
mos que poseen documentación sobre
África): http://www.africa-research.org
42 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Recursos
LIBROS Y ARTÍCULOS
•Alonso, Víctor y Moro, Mayra (Sept.
2000). “Economía de la violencia en
África”. Claves de la Economía Mundial,
ICEX.
•Amnistía Internacional (2005). “Sudán.
¿Quién responderá por los crímenes?”
AFR 54/006/2005
• Bowden, Mark (2003) Black Hawk De-
rribado. RBA Libros, Barcelona.
• Brittain, Victoria (1998): The Death of
Dignity: Angola’s Civil War, Africa
World Press.
• Clapham, Cristopher, (1998). African
guerrillas. Indiana University Press.
• Duffield, Mark (2004). Las nuevas gue-
rras en el mundo global. La convergen-
cia entre desarrollo y seguridad. La Ca-
tarata, Madrid.
• Hatzfeld, Jean (2004). Una temporada de
machetes. Anagrama, Barcelona.
• Iniesta, Ferrán (2000). Emitai. Bellaterra,
Barcelona.
• Kabunda Badi, Mbuyi (1999). El nuevo
conflicto del Congo: dimensión, inter-
nacionalización y claves. Sial, Madrid.
• Kapuscinski, Ryszard (2001). Ébano,
Anagrama, Barcelona.
• Mamdani, Mamhood (2001): When vic-
tims become killers. Princeton University
Press, Princeton, New Jersey.
• Moro Coco, Mayra (Dic. 2004). “Los si-
lencios sobre Darfur”. Pueblos, n.14.
pp.54-55.
• Peñas, Francisco Javier, ed. (2000). Áfri-
ca en el sistema internacional. Cinco si-
glos de frontera. La Catarata, Madrid.
• Prunier, Gerard (1997). The Rwanda Cri-
sis. Columbia University Press.
• Reno, William (1998). Warlord politics
and African states. Boulder. Lynne Rien-
ner Publishers.
• Ruiz-Giménez Arrieta, Itziar (2004). La
historia de la intervención humanitaria.
El imperialismo altruista. La Catarata,
Madrid.
• Sedky-Lavandero, Jéhane (1999). Ni un
solo niño en la guerra. Infancia y con-
flictos armados. Icaria, Madrid.
Mayra Moro Coco*
ALGUNAS NOVELAS
EN ESPAÑOL
• Tierra sonámbula - Mia Couto - Alfa-
guara - Madrid - 1998
Esta novela tiene como telón de fondo la
guerra de Mozambique. Por este escena-
rio desfilan personajes de profunda hu-
manidad pero con una dimensión mágica
y mítica, por una tierra destrozada, entre
la desesperación más paralizante y la es-
peranza que insiste en vivir contra todos
los datos de la realidad.
• La sombra de Imana- Véronique Tadjo -
El Cobre Ediciones - Barcelona - 2003
Véronique Tadjo viajó a Ruanda en 1998
y allí reunió los testimonios de víctimas y
verdugos de la guerra. A través de este
mosaico de destinos, el libro toma un ai-
re íntimo y los rostros y las voces se ha-
cen tan cercanos que finalmente com-
prendemos que todo es posible todavía.
• Un domingo en la piscina de Kigali -
Gil Courtemanche - Emecé - 2003
Esta novela muestra mejor que ningún in-
forme los sufrimientos que hay tras los
grandes números del conflicto de los Gran-
des Lagos. Una denuncia de la pobreza, de
la apatía internacional y la ceguera de al-
gunos medios de comunicación, a la vez
que un canto por la humanidad.
• Alá no está obligado. Ahmadu Kourou-
ma. Ed. Muchnik, 2001.
El escritor de Costa de Marfil Ahmadu
Kourouma (1927) es una de las voces afri-
canas más relevantes de la actualidad. En
esta obra explora la realidad de los niños
soldado.
MAPAS
• Mapas Históricos:
http://diglib1.amnh.org/galleries/maps/i
ndex.html
*Mayra Moro Coro es miembro del GEA
(Grupo de Estudios Africanos, UAM),
doctoranda en Ciencias Políticas en la
Universidad de Montreal (Canadá) y consultora
en la ONG MADRE.
 Miradas
Deuda Ecológica
¿Quién debe a quién? La Deuda Ecológica
y nuestra corresponsabilidad
Tom Kucharz*

Hagamos matemáticas. Según lo

establecido en los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (DESC) todas las
personas en el mundo tienen los mismos
derechos. En un país como el Estado
español cada persona devora al año entre
45 y 85 toneladas de materia. Gran parte
-incluyendo los residuos de la minería, la
erosión terrestre, desechos de la tala de
árboles, excavaciones, etc.- no llega a
convertirse en productos finales, pero
suma ya casi el 75 por ciento del material
total utilizado en las economías
industriales (Pezzoli, 2005). Si todas las
personas de la Tierra tuviesen una calidad
de vida similar a la de las economías
“desarrolladas”, la economía global
Paula Cabildo

necesitaría tener acceso a cinco o seis

Tierras más.

L
a demanda de capital natural
(biodiversidad, recursos reno-
vables y no renovables) y verte-
deros para depositar desperdicios (bos-
ques capaces de asimilar el CO2; resi-
duos urbanos, agrícolas, industriales;
etc.) se llama también huella ecológi-
ca. Ella permite constatar que la su-
perficie que “utilizan” los países in-
dustrializados para sus necesidades es
superior a la superficie propia, lo cual
viene a significar que se están apro-
piando de la superficie de otros. La
huella ecológica española es tres veces
la superficie del Estado español y se ha
duplicado en cuarenta años (Carpinte-
ro, 2000). Es evidente que el sistema
de producción, distribución y consumo
que representa el capitalismo globali-
zado no es sostenible. Y para salva-
guardar el modelo de desarrollo para el
bienestar de una pequeña parte de la
humanidad se violan sistemáticamen-
te los derechos humanos de su mayo-
ría, volviendo papel mojado los men-
cionados DESC.
¿Qué es la Deuda Ecológica?
Cuando a partir de los años sesenta co-
menzaron a sentirse cada vez más los
efectos del crecimiento económico en
el medio ambiente (la explotación de las
personas ha sido analizada y afrontada
de diferentes formas por parte de los
movimientos antisistémicos, marxistas,
anarquistas, etc.), surgieron debates y
críticas en torno a los conceptos de des-
arrollo y crecimiento. Sin embargo, los
causantes de la crisis ecológica -cambio
climático, desaparición de biodiversi-
dad, lluvias ácidas, agujero en la capa
de ozono, contaminación de agua, tie-
rra y aire, etc.- lo son en grado diferen-
te, y desigual es también el grado en que
los afectados sufren sus consecuencias.
Para poder expresar esta situación in-
justa, nació alrededor del año 1990, el
concepto de Deuda Ecológica, princi-
palmente impulsado por el Instituto de
Ecología Política de Chile. El concepto
fue discutido y conocido internacional-
mente en el “foro alternativo” organi-
zado por diversas ONG y movimientos
sociales en paralelo a la Cumbre de la
Tierra de las Naciones Unidas (Río de
Janeiro, 1992).
Se denunciaba que, en contraposi-
ción con la Deuda Externa, los países
del Norte estaban en deuda con los pa-
íses del Sur por la deuda contraída a
causa del expolio histórico y presente
de los recursos naturales, los impactos
ambientales exportados y la libre utili-
zación del espacio ambiental global.
La Deuda Ecológica comprende la
deuda contraída a través de la deuda de

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 43

Miradas
Deuda Ecológica
carbono (emisiones de CO2, la biopi-
ratería, la exportación de residuos, los
impactos ambientales de las empresas
transnacionales en el exterior, también
llamados pasivos ambientales) y los
impactos producidos por la imposición
de modelos de producción para la ex-
portación en los países del Sur a través
de los programas de ajuste estructura-
les del FMI y el BM1. Entre estos últi-
mos destacan los modelos agro expor-
tadores que ponen en peligro la sobe-
ranía alimentaria del Sur2.
La Deuda Ecológica comprende el
conjunto de impactos ecológicos, so-
ciales, económicos, culturales e histó-
ricos que produce nuestro estilo de vi-
da “moderno”, pero cuyas consecuen-
cias se hacen notar a miles de kilóme-
tros de distancia. Un ciudadano madri-
leño, por ejemplo, genera hasta treinta
veces más CO2 que un ciudadano de
Casablanca. En la medida en que nues-
tras emisiones de CO2 per cápita su-
peran la media mundial, nos converti-
mos en deudores globales. El Estado
español ha adquirido una deuda de car-
bono, que el Gobierno todavía no ha
reconocido, que asciende a más de
12.000 millones de euros, mucho más
de lo que los países empobrecidos de-
ben a la Moncloa en términos de deu-
da externa.
Ibex-35
En un programa de radio un rapero de
Madrid hablaba de sus recuerdos cuan-
do piensa en su “lugar” natal en el
Congo. Las casas allí están todas cons-
truidas con hojalata y los partidos de
fútbol improvisados con un balón he-
cho de bolsas de plástico. Experiencias
cotidianas en un mundo globalizado,
en el que 150 millones de personas han
emigrado para buscar una vida mejor.
Hoy, el rapero vende sus discos y ropa
de moda no muy lejos del edificio cen-
tral de Telefónica. Una empresa trans-
nacional española que logró ganar du-
rante el primer semestre de 2005 unos
1 Para más información consultar: www.deudae-
cologica.org
2 Ver: www.notecomaselmundo.org
44 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
“
La Deuda Ecológica comprende
el conjunto de impactos ecológicos,
“
sociales, económicos, culturales
e históricos que produce nuestro estilo
de vida “moderno”
1.835 millones de euros, un 24 por
ciento más que en el mismo periodo de
2004. Su filial de móviles logró un be-
neficio neto de 927,80 millones de eu-
ros. Telefónica, entre otras multinacio-
nales, está vinculada al comercio de
coltán, cuya demanda ha aumentado
muchísimo en los últimos años debido
a que el tantalio presente en este mine-
ral es un elemento primordial para la
fabricación de teléfonos móviles. Las
mayores reservas mundiales del mine-
ral se encuentran en el Este del Congo,
arrasado desde hace años por una su-
cesión de guerras, masacres e invasio-
nes que han provocado ya más de 3,5
millones de muertos. La razón princi-
pal del conflicto bélico es la lucha por
el control de la exportación de oro, dia-
mantes y coltán.
Seguramente desconocemos la ver-
dadera dimensión de negocios sucios
que salpican la economía española
reunida en el Ibex-35, las 35 empresas
más cotizadas en la Bolsa de Madrid.
Pero sospechamos que el hecho de que
“los beneficios de las empresas del
Ibex crecen un 42 por ciento en el pri-
mer semestre” de 2005, como hemos
podido leer recientemente en los pe-
riódicos y como esta siendo recurren-
te en los últimos años, se basa funda-
mentalmente en unas relaciones co-
merciales globales injustas y una deu-
da ecológica inmensa. Deudores eco-
lógicos importantes son también Rep-
sol-YPF y los bancos BBVA y Santan-
der. Estas empresas ingresaron entre
enero y junio unos beneficios de 1.650,
1.813 y 2.551 millones de euros res-
pectivamente. Con todas ellas colabo-
ramos en función de consumidores.
Son un sinónimo del crecimiento eco-
nómico que, según José Manuel Nare-
do, promueve la progresiva explota-
ción y uso humano de la biosfera, la
corteza terrestre, la hidrosfera y la at-
mósfera, unidos a la expansión de
asentamientos e infraestructuras a rit-
mos muy superiores al del crecimien-
to demográfico. No hay que perder de
vista tampoco que con la ayuda de las
políticas públicas del Gobierno espa-
ñol (tanto PSOE como PP) y de la UE
(Tratado de Maastricht, criterios de
convergencia para la Moneda Única y
el Mercado Único, etc.) las empresas
españolas se han hecho fuertes para
poder competir mejor en el mercado
global. Así, en 2004 han sido protago-
nistas en los mercados de América La-
tina y hoy casi el 25 por ciento de los
resultados consolidados de las compa-
ñías del Ibex 35 provienen de inver-
siones allí realizadas.3
¿Qué hacer?
Las grandes empresas españolas deben
ser uno de los objetos principales de
estudio, debate y lucha en los movi-
mientos sociales. En este sentido la
campaña ¿Quién debe a quién? pro-
mueve un debate social en torno a las
consecuencias de la inversión españo-
la en el extranjero, intentando crear si-
nergias entre las diferentes organiza-
ciones que abordan estos temas. La
campaña demanda al Gobierno espa-
ñol “el reconocimiento de la deuda
ecológica adquirida con los países em-
pobrecidos, el establecimiento de me-
canismos para su restitución y la apli-
cación de políticas que eviten una nue-
va generación”. Además exige “la no
utilización de los mecanismos públi-
cos de apoyo a la exportación para im-
pulsar actividades de transnacionales
españolas que comporten impactos
ambientales y sociales negativos” y el
“establecimiento de mecanismos pú-
blicos de control, evaluación, denun-
cia y asunción de responsabilidades”.❑
*Tom Kucharz es miembro de la organización
Ecologistas en Acción. Para más información
sobre este tema consultar:
www.quiendebeaquien.org
3 El País, 2 de enero de 2005.
 Miradas
Actores y mecanismos
Miquel Ortega Cerdá*

La creciente Deuda Ecológica no tendría lugar si no hubiera una serie de

actores y mecanismos que la impulsan. Las organizaciones transnacionales
juegan un papel principal (impulsando determinados modelos de consumo
e ignorando los pasivos ambientales), pero a su vez las empresas
transnacionales no podrían llevar a cabo su actividad si no contaran con
un marco institucional y legal internacional (dado por los principales
organismos multinacionales) que les permitiera actuar sin que se tengan
en cuenta los impactos ambientales y sociales que producen1.

¿
C
ómo se puede llegar a obte-
ner unas condiciones tan fa-
vorables para las grandes
transnacionales y tan perjudiciales para
gran parte de la población? Para entender
esto es necesario comprender hasta qué
punto estas corporaciones son un riesgo
para el sistema democrático y cómo se es-
tructuran para conseguir sus objetivos. Es
por ello que trataremos de comprender el
funcionamiento de los grupos de presión
allá donde son más importantes para las
entidades de la economía española que
quieren actuar en el exterior, en el seno de
revolución organizativa de implicaciones
tan profundas para el hombre moderno co-
mo la Revolución Industrial o la misma
creación del Estado-nación” (Barnet/Mue-
ller, 1974).2 Al mismo tiempo son en oca-
siones la cara más agresiva, violenta y alie-
nada de dicha economía mundial. Existen
en el mundo unas 63.000 corporaciones
transnacionales desde las que se adminis-
tran unas 690.000 empresas filiales o sub-
sidiarias3. Cada empresa matriz controla
de promedio unas 10 filiales, aunque en
realidad la denominación “transnacional”
incluya desde gigantes como Coca-cola,
Paula Cabildo

la UE, donde se discuten las condiciones
internacionales de comercio.
Bajo este marco internacional forma-
do por la OMC y los lobbies europeos, se
encuentra una última capa de protección
para las transnacionales españolas, que se
estructura a través de los mecanismos que
favorecen la exportación impulsados por
el Gobierno y los sistemas de seguros pa-
ra la exportación que protegen las inver-
siones directas en el exterior. Por último,
no podemos ignorar la función del con-
sumidor, que si bien está limitado por una
gran cantidad de condicionantes, tiene
también un cierto nivel de independencia
en el momento de consumir.
Las empresas transnacionales
En los 70 Aurelio Peccei, presidente de
Fiat y fundador del Club de Roma, afir-
maba que “las empresas transnacionales
son el agente más poderoso de la interna-
cionalización de la sociedad humana”. Se-
gún distintos autores “la aparición de la
empresa planetaria está produciendo una
con subsidiarias en casi en todos los paí-
ses del mundo, hasta empresas de tamaño
medio como Dogi, con implantación en
pocos países.
La UNCTAD4 define como empre-
sa transnacional aquella empresa local
que posea como mínimo un 10 por cien-
to de otra empresa ubicada en un segun-
do país. Este proceso de transnacionali-
zación del capital y por ende de la eco-
nomía productiva se remonta al siglo XV
con el Banco de los Medici de Florencia.
Los grandes conglomerados no obstante
tienen su origen en el siglo XX. Desde
1 Parte de este material ha sido obtenido de un
futuro libro sobre Deuda Ecológica en España
a publicar próximamente.
2 Barnet, Richard J./Mueller, Ronald E.: Global
Reach: The Power of the Multinational Corpo-
rations, Nueva York, Simon&Schuster, 1974.
3 UNCTAD. Informe sobre las inversiones mun-
diales. 2000.
4 Conferencia de las Naciones Unidas sobre Co-
mercio y Desarrollo.
empresas como Nestlé con más de 100
años hasta fenómenos más recientes co-
mo Google.
Las grandes corporaciones son fruto
de un largo recorrido de concentración de
capital realizado con episodios no siem-
pre bien conocidos. Fusiones, compras de
empresas de la competencia, subvencio-
nes públicas y estatalización de deudas
privadas, impulso en momentos históri-
cos turbulentos como en la I y II Guerra
Mundial (Siemens, Ford), la Guerra Fría
(Coca-cola, Boeing), la guerra de Irak
(Hallyburton, JP. Morgan Chase) han lle-
vado a algunas empresas a alcanzar un
volumen de facturación que supera con
creces la capacidad productiva de los
propios Estados. Hoy día, de las 100 ma-
yores economías del planeta, 51 no son
Estados soberanos, son empresas.

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 45

Miradas
Deuda Ecológica
La democracia en peligro
Influir en la Administración puede
ser un modo de obtener beneficios
más eficaz que invertir en I+D+i,
marketing, rebajar los salarios o eva-
dir la legislación. Una coma coloca-
da en un lugar distinto de una direc-
triz europea puede significar millo-
nes de euros de ganancia para un de-
terminado sector.
La globalización ha traído consi-
go un debilitamiento sistemático del
Estado en favor de nuevos entes de
tipo supranacional (organizaciones
financieras internacionales, integra-
ciones regionales, TLC) o intrana-
cional (los advocacy groups -grupos
de presión-, indígenas, de derechos
humanos, ecologistas... o los lobbies
empresariales).
Aunque desde el punto de vista de
profundidad democrática pudiera pa-
recer que una democracia presionada
por distintos grupos de interés toma
sus decisiones al gusto de todos, la re-
alidad es que el acceso y la capacidad
de articular una sola voz es drástica-
mente diferente. Son los grupos de in-
terés empresariales los que, según se-
ñalan algunas voces de alerta, colocan
a su personal en altos puestos de la
Administración, definen políticas pú-
blicas y provocan una suerte de ma-
trimonio de facto entre sector privado
y Estado. Esta realidad es absoluta-
mente perniciosa para la democracia.
Entre los instrumentos de penetra-
ción debemos destacar las puertas gi-
ratorias5, la financiación de campañas
electorales, el control de los medios de
comunicación, el lobby y el pago de
comisiones a funcionarios públicos.
5 Consiste en el hecho de que algunas perso-
nas influyentes pasen de la esfera privada a
la esfera pública y viceversa. De esta mane-
ra se aprovechan del ex -funcionario sus
buenos contactos dentro del Estado y su co-
nocimiento de los vericuetos burocráticos; o
si se trata del paso contrario, la empresa pri-
vada logra colocar a sus hombres dentro del
aparato del Estado para que gobiernen, le-
gislen o juzguen favorablemente a los inte-
reses de la empresa. En el sentido contrario
destaca el hecho que las propias empresas
fichen a personas cercanas al nuevo Go-
bierno poco después que éste haya ganado
las elecciones.
46 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Tipos de instrumentos para la internacionalización
de la empresa española
Financiación bilateral: Fondos de ayuda al desarrollo, líneas de financiación para la identificación, se-
guimiento y evaluación de proyectos financiados con cargo al FAD, créditos en condiciones de consenso
OCDE: convenio de Ajuste Recíproco de Intereses (CARI), línea de financiación de estudios de viabilidad
(FEV), seguros de crédito a la exportación.
Financiación multilateral: Instrumentos gestionados por la Dirección General de Financiación Interna-
cional, Instrumentos gestionados por el ICEX.
Inversión y cooperación internacional: Conversión de deuda externa en inversiones, FEV, Acuerdos de
Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (APRIS), Línea ICO-ICEX, PROINVEX: Programa de
financiación de grandes inversiones españolas en el exterior. PAPI: Programa de Apoyo a Proyectos de
Inversión de ICEX. Cooperación Internacional: Acompañamiento Empresarial, Fondos y encuentros em-
presariales, Seguros de Inversiones en el Exterior, Instrumentos Financieros de Organismos Internacio-
nales, Productos Financieros y instrumentos financieros gestionados por COFIDES.
Información económica: Publicaciones y estudios, datos estadísticos de inversiones.
Información comercial: Información sobre mercados exteriores, publicaciones y fondo audiovisual, ba-
ses de datos, difusión de oportunidades de negocios, asesorías especializadas.
Formación en comercio exterior: becas, cursos de comercio exterior, jornadas y seminarios.
Promoción en mercados exteriores: programas sectoriales, programas de empresas, proyectos y lici-
taciones internacionales.
Política arancelaria: suspensiones arancelarias, contingentes arancelarios, regímenes aduaneros eco-
nómicos, sistema de preferencias generalizadas (SPG).
Defensa comercial: defensa de los productores, defensa de los exportadores, base de datos de obstá-
culos de acceso a mercados, web de acceso a mercados para el sector de servicios, solución de diferen-
cias en la OMC, panel en el seno de la OMC.
Los grupos de presión europeos6 les. Pero a medida que fueron aumentan-
Tras décadas de centralizar la toma de de- do los poderes del Parlamento Europeo
cisiones y de reforzar las instituciones de éste se convirtió en favorito del lobby in-
la UE, Bruselas se ha convertido en el se- dustrial, que ha cosechado recientemen-
gundo mayor nido mundial del lobby, por te algunas victorias preocupantes. La in-
detrás de Washington D.C. fluencia de los grupos de presión sobre el
Bruselas acoge a más de 1.000 grupos Parlamento aumenta por la actitud nada
empresariales de presión, firmas de rela- crítica que tiene la institución al respecto.
ciones públicas que ofrecen servicios de Las regulaciones de transparencia vigen-
lobby, think-tanks financiados por la in- tes sobre lobby a las instituciones de la
dustria y oficinas de “asuntos europeos” UE son escasas, mucho peores que las
de grandes multinacionales. La mayoría que existen en EE UU7.
de los bloques empresariales no está inte- La creciente importancia de las trans-
resado en que se controlen los impactos nacionales sólo se puede llevar a cabo con
ambientales y sociales que producen las unas instituciones globales que garanti-
transnacionales europeas cuando actúan cen a escala mundial un grado muy ele-
en el exterior, y por lo tanto el reconoci- vado de liberalización y desregulación de
miento, restitución y control de la Deuda las finanzas, de la inversión extranjera di-
Ecológica es un tema a evitar. recta y del comercio. A todo ello contri-
Debido a los complejos y a menudo
nada democráticos procedimientos y a la 7 El registro de personas dedicadas al lobby con
falta de un verdadero debate público, las acceso al Parlamento Europeo sólo enumera
nombres y organización, no para quién traba-
decisiones en Bruselas se toman en una jan (muchos son consultores profesionales), so-
especie de burbuja. En los 90 la Comisión bre qué tema y cuánto dinero manejan. En EE
Europea (con el derecho exclusivo de UU la Ley de Transparencia del Lobby (Lobb-
ying Disclosure Act) de 1996 les obliga a regis-
desarrollar legislación comunitaria en la trar el momento en que empiezan a trabajar en
política de comercio exterior o la política un asunto, informar sobre quienes son sus
del mercado interior) era el objetivo cen- clientes y qué presupuesto tienen para hacer
lobby en ese tema. En Europa, este tipo de re-
tral de los grupos de presión empresaria- gulación sería un primer paso necesario para
desmantelar la influencia excesiva del lobby
empresarial. Para más información ver
6 Más información en: www.corporateeurope.org http://www.corporateeurope.org/lobbycracy.html

buyen de manera decisiva organismos
multilaterales como la OMC, FMI, el
Banco Mundial, el G-8, la OCDE, el Fo-
ro Económico Mundial de Davos8...
Los mecanismos de
externalización bilaterales
Junto a los mecanismos multinacionales
existen otros, desarrollados por cada uno
de los países industrializados para poten-
ciar la internacionalización de las econo-
mías, en ocasiones sin un adecuado con-
trol ambiental y social. En el caso espa-
ñol formalmente es el Ministerio de In-
dustria y Comercio, y concretamente la
Secretaría de Estado de Turismo y Co-
María Préstamo
Bolivia vivió en mayo y junio de 2005
su segunda guerra del gas.
mercio la encargada de la promoción de
las empresas en el exterior9. En la tabla se
reflejan algunos de los mecanismos de
promoción pública a la exportación y la
Inversión Directa en el Exterior que están
en funcionamiento y que juegan un papel
fundamental en la transnacionalización
de nuestra economía10.
Prácticamente la totalidad de las em-
presas que realizan una actividad en el ex-
terior utilizan estos mecanismos finan-
ciados con recursos públicos y gestiona-
dos bajo el control de la Administración
pública. Es evidente pues que la Admi-
nistración española no puede argumentar
8 Recomendamos visitar el apartado de organis-
mos internacionales de la web www.observato-
riodeuda.org para encontrar información crítica
sobre todos ellos.
9 www.mcx.es
10 Consultar la web del Instituto de Comercio Ex-
terior www.icex.es para ampliar información so-
bre los diferentes mecanismos.
que es ajena a los impactos ambientales
y sociales producidos por estas empresas,
ya que han utilizado recursos públicos pa-
ra su actividad.
Como podemos, ver la internaciona-
lización de la economía no consiste en un
conjunto de iniciativas privadas desliga-
das entre sí, sino en un marco público-pri-
vado dirigido desde España. Existe una
corresponsabilidad desde lo público en el
conjunto de las actividades privadas, al
igual que existe una responsabilidad en
determinar los impactos de cualquier ac-
tividad privada en el interior del Estado
apoyada por parte de la Administración
pública.
“
La mayoría de los bloques empresariales
no está interesado en que se controlen los
“
impactos ambientales y sociales que
producen las transnacionales europeas
cuando actúan en el exterior
No obstante, esta perspectiva es en
ocasiones olvidada en beneficio de una vi-
sión estrictamente monetaria y por ello no
se establecen los sistemas de control ne-
cesarios. Existen numerosos proyectos
que han acabado generando Deuda Eco-
lógica y que han superado los sistemas de
control; por ejemplo, Pescanova en Chile
se vio beneficiada de la financiación de
COFIDES, créditos del Fondo de Ayuda
al Desarrollo fueron utilizados para fi-
nanciar proyectos ecológicamente des-
tructivos como el proyecto CELGUSAen
Guatemala11 o el SIEPIC. Igualmente di-
versas líneas de financiación del ICO son
utilizadas regularmente para financiar
plantas energéticas con altos volúmenes
de emisiones de CO2.
Entre los mecanismos destaca la fun-
ción de las Agencias de Crédito a la Ex-
portación. Las ECAs (Export Credit
Agencies) son organizaciones creadas pa-
ra promocionar las exportaciones e inver-
siones en el exterior. Actualmente todos
los países más ricos disponen de alguna12.
11 Ver www.debtwatch.org
12 Se puede encontrar una lista de las ECAs en
http://www.eca-watch.org/eca/directory.html
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 47
Miradas
La ECA española, CESCE13 (Compañía
Española de Seguros de Crédito a la Ex-
portación) es de carácter mixto, controlada
con el 51 por ciento de las acciones por el
Estado. Estas empresas son las encargadas,
por mandato de los Estados exportadores,
de apoyar los programas de exportación a
cargo de sus respectivos países. En el pro-
ceso de promoción de la exportación, las
ECAs son uno de los principales corres-
ponsables de la generación de una parte
muy importante de la Deuda Ecológica tan-
to a través de impactos locales de determi-
nados proyectos como por su liderazgo en
la promoción de actividades con fuerte im-
pacto en el cambio climático.
Existen numerosos proyectos que son
posibles únicamente gracias a la existencia
de ECAs y que han producido graves im-
pactos ambientales y sociales en los países
empobrecidos, a pesar de contar con la
oposición local14. Sectores con alto impac-
to ambiental y social como el papelero, el
minero, la extracción de petróleo, carbón y
gas o la construcción de grandes presas han
sido históricamente algunos de los princi-
pales beneficiarios de las actividades de las
ECAs. Los ciudadanos de Azerbaijan, Ge-
orgia y Turquía sufrieron y siguen sufrien-
do las consecuencias del Oleoducto Baku-
Ceyphan apoyado por ECAs, SACE (Ita-
lia), COFACE (Francia), EDC (Canadá) y
Ex-Im Bank (EE UU); los ciudadanos Ma-
chinguena, Yine, Nahua, Kirineri y Nanti
de Perú conocen bien el proyecto de trans-
porte de petróleo a través de zonas tropica-
les de Camisea apoyado por la ECA Bel-
ga, así como los ciudadanos de Bolivia el
proyecto del bosque Chiquitano donde par-
ticipa OPIC para beneficio de Shelron y
Shell. Podríamos decir lo mismo de los ciu-
dadanos cercanos a la presa de Narmada en
India o quizás en un futuro cercano de los
ciudadanos de Turquía, Siria o Irán despla-
zados por la presa de Ilisu. El listado podría
ser desgraciadamente muy largo.15❑
*Miquel Ortega Cerdá pertenece al
Observatorio de la deuda en la
globalización.
13 www.eca-iberia.org
14 Key Reforms. Enero 2003. Campaña Eca-
watch. Disponible en http://www.eca-watch.org
15 Más información en http://eca-watch.org
Miradas
Deuda Ecológica
¿Destrucción consentida?
Repsol invade el planeta Tierra
Marc Gavaldà*

A mediados de mayo el nuevo presidente de

Repsol-YPF, Antoni Brufau, presentaba ante una
eufórica Junta General de Accionistas los pormenores
de la trayectoria corporativa de la empresa. Proyectado
en un data show a todo color sobre las cortinas del
anfiteatro, una sopa de cifras macroeconómicas hacía
babear al inversionista más cauteloso. No en vano,
Repsol-YPF, una de las 15 petroleras más pesadas del
planeta, vive a expensas de un enquistamiento mundial
de la matriz energética. Todos dependemos,
consumimos y vivimos de y entre petróleo;
principalmente energía (calefacción, electricidad y
transporte), plásticos y derivados. La población
mundial, sobre todo del Norte, vive cautiva del
consumo de petróleo, inmersos en una macro-economía
global crematística.

E
l 12 de mayo de 2005 Antoni dólares o el sueldo
Brufau, expresidente de Gas anual de 8 millo-
Natural, se presentó por prime- nes de argentinos
ra vez ante la Junta de Accionistas co- o 17,8 millones de
mo presidente, desapués de la retirada bolivianos.
apresurada de Alfonso Cortina1. Brufau enfati-
Paola Elambert

zó la fortaleza y
Cifras de alto vuelo gran capacidad de
Brufau y la directiva de Repsol pre- generación de re-
sentaron como logro un beneficio ne- sultados de la
to del 37 por ciento en el primer tri- compañía. En to- La comunidad de Tentayapi ha sido declarada Patrimonio Cultural Intangible.

mestre de 20052. En el último año Rep- dos los rubros su-

sol ganó en sus operaciones 1.483 mi-
llones de euros. Descontando los gas-
tos queda un beneficio neto de 845 mi-
llones de euros, unos 1.000 millones de
1 Hijo del ministro franquista de Interior Alberto
Cortina de Alcocer, el cual posee un alto por-
centaje de acciones y ganaba 2,8 millones de
euros de sueldo anual.
2 Fuente: www.repsolypf.combre Comercio y
Desarrollo.
ben los beneficios: operaciones, 40 por
ciento; refino y marketing 112 por cien-
to, química 293 por ciento, gas y elec-
tricidad 32,2 por ciento y el área de ex-
ploración y producción “apenas ganó
650 millones porque es el sector que re-
aliza inversiones en nuevos pozos”.
En esta vorágine de cifras en creci-
miento, uno podría llegar a confundirse
sobre a qué se referían cuando en los no-
venta nos hablaban del “crecimiento sos-
tenible”, término que siguen utilizando
en sus folletos los consorcios petroleros.
Teniendo en cuenta que la produc-
ción mundial de crudo ya tocará techo
este año y a partir de este momento se
predice una escalada de precios sin vuel-
ta atrás, Repsol tiene aseguradas ganan-
cias millonarias para los próximos años.
Mientras no se cambie la matriz energé-
tica de dependencia febril de los com-
bustibles fósiles y la legislación de los
“corruptos noventa” perdure en los paí-
ses latinos, el negocio va para largo.

48 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


La onda expansiva
Mediante la compra de acciones, in-
tercambio de activos y privatizacio-
nes agresivas, Repsol ha extendido
sus patas en todo el planeta. Excepto
en Oceanía, el consorcio petrolero re-
aliza negocios en todos los continen-
tes. En Asia, Repsol saca petróleo de
Kazajstán, Irán e Indonesia. En Áfri-
ca, succiona hidrocarburos en Ma-
rruecos, Argelia, Libia, Arabia Saudí,
Sierra Leona, Liberia y Guinea Ecua-
torial. En Europa, principalmente en
el sector refino y marketing, Repsol
tiene sucursales en Portugal, España,
Francia, Italia y Dinamarca.
Pero es el continente americano el
que ha sufrido más su expansión te-
rritorial. Desde Canadá, EE UU, Mé-
xico y Chile donde apuesta por la ven-
ta de gas natural, hasta países mera-
mente productores como Cuba, Trini-
dad y Tobago, Venezuela, Colombia,
Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil y Ar-
gentina. Sin embargo, es erróneo pen-
sar que el gas o petróleo que saca de
los Andes llega a España en forma de
productos combustibles. Son las po-
blaciones de los mismos países pro-
ductores las que compran sus propios
recursos en una petrodependencia le-
tal que hace pagar a precios interna-
cionales los hidrocarburos producidos
localmente.
Privatizaciones corruptas
Sería ingenuo pensar que Repsol lo-
gró posicionarse entre las petroleras
con más reservas de América Latina
sin aprovechar la complicidad de los
Gobiernos corruptos que ostentaban
el poder en la década de los noventa.
El continente vivía un contexto de de-
mocracias frágiles con cierta resaca de
las dictaduras militares que desarticu-
laron los tejidos sociales. Los bancos
multilaterales y la misma embajada de
EE UU instrumentalizaron a los dife-
rentes presidentes para cumplir sus
propósitos.
Si repasamos los historiales de ca-
da uno de los presidentes de los no-
venta, entenderemos más sobre qué
clase de terreno ha jugado Repsol en
su expansión territorial. Bucaram en
“
La expansión territorial de Repsol no está
“
tan consolidada como presumen, pues se
enmarca en unos límites de legalidad
borrosa
Ecuador, Fujimori en Perú, Sánchez
de Lozada en Bolivia y Menem en Ar-
gentina... presidentes que facilitaron
a Repsol el camino de las privatiza-
ciones, todos ellos arrastran cargos ju-
diciales de corrupción, malversación
de fondos, negocios ilícitos y hasta
muertes.
Incluso la operación financiera
más promocionada, la compra de
YPF por parte de Repsol en la Bolsa
de Nueva York, tiene indicios de ile-
galidad, algo que está tratando la Fis-
calía Federal nº 4 de Argentina, en
base a la denuncia de 1.500 ex-traba-
jadores de YPF3. Al parecer, la venta
de sus acciones de YPF estaría vicia-
da y según denuncian, Menem ven-
dió YPF en Nueva York, dos días an-
tes de que saliera anunciado en el Bo-
letín Oficial del Estado. Es más, se
vendieron hasta las acciones que no
eran propiedad del Estado sino de los
trabajadores de YPF.
En Bolivia, el proceso de capita-
lización de las empresas estatales
también ha sido cuestionado. Además,
los 76 contratos de exploración y pro-
ducción de hidrocarburos fueron de-
clarados ilegales por el Tribunal
Constitucional ya que, según la ley,
deberían ser aprobados por el Con-
greso y no directamente por el poder
ejecutivo.
Visto el panorama, la expansión
territorial de Repsol no está tan con-
solidada como presumen, pues se en-
marca en unos límites de legalidad
borrosa. Peor si uno averigua cómo es
su accionar en el interior de los blo-
ques petroleros donde opera.
3 Causa 8568/99 caratulada “YPF S.A. S/ Delitos
de Acción Pública”. Ver htpp://extrabajadores.tri-
pod.com.ar
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 49
Miradas
Territorio en conflicto
Las enormes concesiones petroleras
donde opera Repsol no son un desierto
de arena con pozos petroleros y came-
llos. En América Latina, el petróleo que-
dó atrapado en la faja subandina-ama-
zónica, región habitada por un mosaico
de culturas originarias que respetan los
ricos ecosistemas tropicales como la ga-
rantía de su supervivencia cultural. De
Norte a Sur Repsol invade el Resguardo
Único U´wa en Colombia, apoyando su
accionar con el financiamento de grupos
paramilitares4.
En Ecuador, el Bloque 16 invade el
Territorio Huaorani de Ecuador, donde
el año pasado fue masacrado el último
clan de Tagaeris, los últimos habitantes
no contactados de la Amazonía Ecuato-
riana. En Perú, Repsol invade, entre
otros, el territorio de los Shipibos y As-
hanikas. Tras el rechazo boliviano a su
proyecto de exportación de gas a EE
UU, ahora pretende sacarlo de la selva
de Camisea. Los Nahua, que fueron con-
tactados por Shell en los años ochenta
cuando se inició la exploración gasífera
en este territorio, sufren un alarmante
declive poblacional.
En Bolivia, la compañía tiene un to-
tal de 22 bloques petroleros con un total
de 4.973.511 hectáreas5, concesiones
que se superponen a un total de 17 terri-
torios indígenas repartidos en las regio-
nes amazónica y chaqueña. Los bloques
Rurrenabaque y Tuichi abarcan los te-
rritorios de las etnias amazónicas chi-
manes, mosetenes y tacanas. Aparte, la
etnia nómada esse ejja, que recorre las
playas del río Beni, también se verá
afectada por las operaciones hidrocar-
buríferas, aunque no tiene un territorio
titulado. El bloque Sécure atraviesa el
Territorio Indígena Multiétnico, donde
conviven comunidades chimanes, mo-
xeñas y yurakarés; el Territorio Indíge-
na Chimán y el Territorio Indígena Par-
4 Denunciado por Amnistía Internacional en El
País, mayo 2004.
5 Datos de YPFB 1998 y 2000 citados en M. Ga-
valdà, M. Gandarilla, H. Rodríguez, B. Rioja,
Repsol en Bolivia, un acercamiento de los im-
pactos de Repsol en el Beni, Chapare y Chaco,
Consultoría para Intermón-Oxfam, Cochabam-
ba, 2002.
Miradas
Deuda Ecológica
que Nacional Isiboro Sécure, refugio an-
cestral de la etnia yurakaré.
La fragilidad ecológica de los eco-
sistemas amazónicos, al ser interveni-
dos, coincide con la fragilidad cultural
de los grupos étnicos que los habitan. Su
reducido número de habitantes y el es-
caso contacto los hace propensos a
romper bruscamente sus actividades tra-
dicionales, trabajar para la empresa con
contratos temporales que introducen en
las comunidades hábitos como el alco-
holismo, el abandono de la familia o las
actividades agrícolas y recolectoras.
En la región chaqueña, Repsol in-
vade varios Territorios Comunitarios de
Origen de la etnia guaraní, como Cha-
ragua Norte, Kaami, Itikaguasu y Ta-
piete. Estos territorios, ubicados en la
llanura chaqueña, también estan afecta-
dos por la construcción de dos gaso-
ductos de 500 km., que transportan el
gas chaqueño a Santa Cruz, donde es
exportado a Brasil por el gasoducto Bo-
livia-Brasil.
En Argentina, Repsol invade y con-
tamina varias comunidades mapuches
en la provincia de Neuquén. El con-
flicto más conocido es la contamina-
ción del yacimiento de Loma de la La-
ta, donde las comunidades Kaxipayiñ
y Paynemil presentan niveles de into-
xicación alarmantes por la acumula-
ción de metales pesados en sus tejidos.
En 2004, apareció el primer caso de
anencefalia fetal6.
Consumidores cautivos
Controlar la energía es tener el poder. Si
el más importante recurso energético es
escaso y no renovable, como el petró-
leo y el gas, quienes manejen ese bien
tienen el poder7. Las economías nacio-
nales fluctúan en estrecha dependencia
con las oscilaciones del precio del pe-
tróleo. Los ciudadanos consumen pe-
tróleo para vivir, ya sea en estado com-
bustible como en sus productos deriva-
dos, principalmente plásticos. Es más,
Paola Elambert
6 Ver Hernán Scandizzo “Las petroleras y el
nuevo desierto”, en http://argentina.indyme-
dia.org/news/2005/04/281720.php
7 Graziano, Walter, Hitler ganó la Guerra, Edito-
rial Sudamericana, Buenos Aires, 2004.
50 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Tentayapi expulsó a Repsol
En la serranía del Aguaragüe (Bolivia),
donde se descubrieron las reservas más
grandes de gas, el bloque Caipipendi in-
vade la comunidad Tentayapi, el último re-
ducto de los guaranís simbas de Bolivia.
En 2004 Repsol ingresó a esta comunidad
para hacer su estudio sísmico, contratan-
do a algunos jóvenes de la comunidad pa-
ra machetear el monte, enterrar explosi-
vos cada 25 metros y detectar dónde van
a pinchar uno de esos pozos millonarios
de metros cúbicos de gas. La consulta
previa a la comunidad, obligación estipu-
lada por las leyes bolivianas y tratados in-
ternacionales, resultó ser un papel con
huellas digitales, (los Tentayapis no saben
leer). También Repsol entregó latas de al-
cohol metílico para debilitar la cohesión
comunitaria. Finalmente la voz de los an-
cianos se impuso y se logró expulsar a la
empresa. Actualmente, Tentayapi ha sido
declarado Patrimonio Cultural Intangible
de la Humanidad y están preparados pa-
ra enfrentar un conflicto de largo aliento
para mantener su territorio libre de opera-
ciones petroleras. Su lucha merece ser
acompañada.
Fuente: Entrevista a personal de la Cruz Roja que
trabaja en la zona.
Los últimos guaraní-simba de Bolivia han expulsado a
Repsol de su territorio.
enormes masas de población urbana es-
tán atrapadas en el círculo vicioso de
trabajar para mantener un auto, y tener
un auto para trabajar.
Las compañías petroleras, verda-
deros conglomerados financiero-in-
dustriales, forman parte también de
las elites gobernantes de los países,
moldeando a sus anchas las políticas
públicas de energía y transporte. De
esta manera, se conducen desde arri-
ba las futuras necesidades del ciuda-
dano, convirtiendo a la población en
consumidores cautivos. La publici-
dad televisiva ayuda también a into-
xicar las preferencias del pueblo, em-
pujando al trabajador a endeudarse
en créditos bancarios para comprar
un coche, que generará gastos para el
resto de sus días. El círculo se cierra.
Los bancos invierten en la industria
automovilística y petrolera; los ciu-
dadanos invierten el tiempo de sus
vidas en trabajar para pagar el coche
y mantenerlo.
Otro rubro clave es la energía, ya
sea calorífica o eléctrica. Teniendo
en cuenta que la electricidad viene
principalmente de la quema de gas y
petróleo, no sorprende el creciente
consumo eléctrico en nuestra vida
cotidiana. La construcción de más de
40 plantas de ciclo combinado en el
Estado español, centrales capacitadas
para quemar tanto fuel como gas na-
tural, puede responder a la pregunta.
Los consorcios energéticos necesitan
más consumidores para su nueva
oferta de kilowatios.
La desinformación del consumi-
dor o su resignación ante la imposi-
bilidad de cambiar nada ayuda a las
transnacionales a expandirse. Sin
embargo, en la boca del pozo petro-
lero, ahí donde no queda otra que de-
fender el territorio para sobrevivir,
las poblaciones tienen por delante
una larga lucha. Desde los acomoda-
dos países del Norte, en vísperas de
un cambio climático que también
golpeará nuestras ventanas, no pode-
mos seguir ignorándolos.❑
*Marc Gavaldá participa en el Observatori
Transnacional. Es autor de La Recolonización,
Editorial Icaria, Barcelona, 2003.

Nos comemos el mundo: Deuda Ecológica
y soberanía alimentaria
La semana pasada estuve en Valencia y
aprovechamos para ir a comer a la playa de
la Malvarrosa. Una paella, faltaría más. La
paella contenía arroz proveniente de
Indonesia, camarones de Ecuador y la India,
calamares de Argentina, pollo alimentado
con maíz brasileño, conejo alimentado con
soja boliviana, verduras de Marruecos,
espárragos de Perú y Chile y todo eso con
cariño y a fuego lento... con gas que nos
llega desde Argelia. Para terminar, un café
ugandés con azúcar dominicano y en el
centro de la mesa unas flores colombianas.
¿Nos estamos comiendo el mundo?
N
uestros hábitos de consumo ali-
mentario no son neutros, tienen
consecuencias. Para abastecernos
de esa magnífica paella necesitamos que
alguien nos proporcione los alimentos ne-
cesarios, y ese alguien muchas veces se si-
túa en los países empobrecidos. Existe de
manera creciente en los últimos años un
flujo alimentario que viaja desde las zo-
nas productoras con menores costes mo-
netarios (aparentes) hasta las zonas con-
sumidoras con mayor poder adquisitivo,
del Sur al Norte, de la periferia al centro
económico. Pero eso tiene consecuencias
sociales y ambientales. Negativos efectos
sociales y ambientales que sufren las re-
giones empobrecidas más allá de nuestras
fronteras pero que tienen su origen dentro
de ellas.
Este flujo alimentario se basa en un
modelo rural y productivo de alimentos en-
globado bajo el término de monocultivos
de exportación, y es ese modelo el princi-
pal responsable de realidades como la de-
forestación, contaminación de ecosistemas,
destrucción de biodiversidad, pobreza, sub-
nutrición, migración campo-ciudad, des-
trucción de la agricultura familiar, etc.
Paula Cabildo
El ciclo de la soja
Soja, pescados, frutas, azúcar, cereal, etc.
todo esto forma parte de la red y flujos ali-
mentarios mundiales. Pongamos ejem-
plos y datos a este marco teórico con el
ejemplo más importante cuantitativa-
mente: la soja.
Europa, y de manera especial Espa-
ña, es altamente demandante de soja pa-
ra alimentar a su ganadería. España ocu-
pa el quinto puesto en el ranking de los
importadores mundiales de soja. El 94
por ciento de esa leguminosa se destina a
consumo animal, a la producción de hue-
vos, leche y carne1 a través de los piensos
que utilizamos para su alimentación.
Prácticamente toda la soja que utilizan
España y Europa la deben obtener del ex-
terior y las cantidades asustan: el 46 por
ciento de todas las importaciones agroa-
limentarias europeas son soja. ¿De dón-
de? De EE UU y, sobre todo, de Brasil y
Argentina.
En Suramérica existe un Soja Valley,
un vasto territorio dedicado en exclusiva
1 Elaborado a partir de MAPYA (Ministerio de
Agricultura Pesca y Alimentación).
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 51
Miradas
Ferrán García*
al monocultivo de soja para alimentar a
nuestros cerdos, vacas y avicultura. Pero
ese monocultivo es selectivo y agresivo.
Es selectivo en el entorno que crea: para
exportar grandes cantidades de un solo
producto (soja) se deforestan ecosistemas
enteros con el objetivo de obtener los te-
rrenos óptimos para el modelo agroex-
portador2, y agresivo, ya que se utilizan
técnicas agrícolas altamente intensivas y
contaminantes (los plaguicidas se utilizan
en altas dosis y se administran muchas
veces desde el aire con avionetas), se con-
taminan aguas y tierras y se produce una
erosión del suelo agrícola espectacular3
que hace que en 5-6 años el suelo sea in-
fértil y solamente continúe produciendo
gracias a seguir administrando fertilizan-
tes químicos, no a la propia actividad del
suelo agrícola.
2 Greepeace y WWF aseguran que la principal
amenaza hoy en día para el bosque Amazóni-
co la constituye el cultivo de soja.
3 La erosión significa la pérdida física del suelo
agrícola y su “esterilidad” como proveedor de
alimentos.
Miradas
Deuda Ecológica
¿Quién debe a quién? ciones de oligarquía local o in-
Factores de importación de soja
La pérdida de ecosistemas únicos ternacional quien los produce.
avanza al mismo ritmo que la de- Modelo ganadero intensivo. Son estas mismas u otras del
manda de soja española, europea La existencia predominante de un modelo ganadero productivista con mismo corte las que los exportan
y mundial. Hoy en día España una alta demanda de piensos y de la soja y derivados respectivos de allí a aquí. Pero al mismo
necesita un territorio igual al de tiempo que exportan soja, ex-
Producción para exportación de carne y huevos
Cataluña para obtener toda la so- portan el beneficio monetario y
España exporta buna parte de su producción de carne, especialmente
ja que consume, pero ese mono- dejan en las zonas productoras
la porcina (exporta el 11por ciento de su producción de carne de cerdo ) I

territorio sojero, contaminado, un medioambiente moribundo y

deforestado y erosionado se en- Limitación política de las producciones internas de soja II
una estructura agraria familiar
cuentra entre Argentina y Brasil, En Europa se produce muy poca soja pero ello no se debe a cues- destruida, una población rural sin
no aquí. No lo vemos, pero evi- tiones técnicas o climatológicas, sino a limitaciones políticas tierra ni recursos para producir
dentemente está. Ese desastre Limitación política en la producción de proteínas vegetales al- alimentos y empieza una migra-
ecológico está en Suramérica pe- ternativas ción rural-urbana en busca de al-
ro tiene su origen en nuestro con- Falta de estímulos económicos y técnicos para incrementar la pro- guna opción vital. Las bolsas de
sumo, nuestras empresas y nues- ducción de proteínas vegetales alternativas a la soja, no limitadas pobreza que circundan las gran-
tros Gobiernos, que crean el mar- por Blair House. des urbes latinoamericanas tie-
co propicio para ese flujo ali- Hábitos de consumo y alimentarios nen buena parte de su origen en
mentario. Entonces estamos en El exceso de consumo de proteínas y grasas animales junto con el el campo y su expulsión forzada
deuda, en Deuda Ecológica. sedentarismo y otros hábitos alimentarios está empezando a ge- (violentamente o no) por los mo-
Si monetarizamos, aunque nerar problemas de salud en España III nocultivos exportadores. Argen-
solamente sea para visualizarlo tina ha descendido su consumo
mejor, parte de ese efecto am- I Elaboración propia con datos del MAPYA de huevos y carne mientras no
biental (deforestación, contami- II El acuerdo de Blair House entre USA y la UE que permitió desbloquear la para de crecer la producción-ex-
Ronda Urugay de 1994 establece unos límites a la Unión Europea en la pro- portación de soja. Su agro a nues-
nación de aguas con nitratos y
ducción de algunas oleaginosas, especialmente de la soja, obligando así
erosión de las hectáreas que Es- “de facto” a su importación extracomunitaria. tro servicio, no al suyo.
paña importa de soja situadas en III España: 36,8 por ciento de sobrepeso y un 13,6 por ciento de obesidad. La función de la agricultura
Argentina) vemos que debemos debe ser alimentar a la población,
más de 165 millones de euros, el no su especulación monetaria.
40 por ciento de la Deuda Exter- Cambio de los factores de importación de soja Por encima del beneficio empre-
na de Argentina con España. sarial está el derecho a la alimen-
Modelo ganadero agroecológico
¿Quién debe a quién? tación de las personas. La gene-
Consumidor de menos cantidad de piensos y soja
Pero existe otro factor. ración de una Deuda Ecológica
Producción ganadera que tenga como objetivo la autosufi- y la pérdida de soberanía ali-
¿Qué pasa socialmente con es-
ciencia, cuando sea posible mentaria van íntimamente liga-
tas monoproducciones exporta-
doras? ¿Tienen efecto social? Ayudas políticas para las producciones internas de soja das y muchas veces asociadas a
Evidentemente sí. Buena parte Ayudas políticas para la producción de proteínas vegetales al- los monocultivos exportadores.
de los países empobrecidos des- ternativas Pero para exportar hace falta al-
tinan su sistema agrario no pa- Cambio en hábitos de consumo y alimentarios guien que importe. Y quien im-
ra producir alimentos para su porta somos nosotros, nuestras
población (con altos porcenta- empresas y Gobiernos. Debemos
jes de subnutrición y hambre) sino para duce esos alimentos como con quién se situar el foco en el análisis de la importa-
producir lo que nos interesa a nosotros, queda con el beneficio monetario. En el ne- ción para cambiar los efectos de la expor-
les ocupamos su sistema agrario y lo con- gocio de la producción, de los 6 millones tación. Yese foco nos ilumina hasta cegar-
dicionamos para que responda a nuestras de toneladas de soja que importa España nos. Perdonadme la boutade, no sé si “cam-
necesidades y, especialmente, a las nece- no hay lugar para la agricultura familiar ar- biaremos el mundo” pero de entrada, in-
sidades de nuestras empresas agroali- gentina o brasileña. Son grandes corpora- tentemos no comérnoslo. Hay dos buenas

“
mentarias. Desaparece la soberanía ali- noticias; una, que hay alternativas para ca-
mentaria de estos países y regiones. Se si todos los casos de monocultivos expor-
vuelven dependientes alimentarios a la tadores y la otra, que casi todas dependen
suerte del vaivén del mercado interna-
cional de materias primas alimentarias.
Los monocultivos de exportación son
La pérdida de ecosistemas únicos avanza
al mismo ritmo que la demanda
española, europea y mundial
“ de soja
de nosotros.❑

selectivos tanto en relación con quién pro- *Ferrán García Moreno es coordinador de la
Campaña No te comas el mundo.

52 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


Algunos desafíos de las ONG
en las sociedades contemporáneas
En el contexto de las políticas neoliberales en
marcha, las ONG desempeñan roles
trascendentales que van más allá de sus
cometidos tradicionales, contribuyendo a
la modificación de los Estados y a
poderosos cambios en los modelos de
sociedad. De esta forma, las ONG
tienen que afrontar desafíos
decisivos, algunos de los cuales se
sitúan en su papel en eso que se ha
dado en llamar “Tercer Sector” así
como en su independencia
y compromiso público.
D
esde su aparición, las ONG
han avanzado en asumir ma-
yores parcelas de interven-
ción en diferentes bienes públicos glo-
bales para sectores cada vez más am-
plios de población. Si bien en un prin-
cipio basaban su trabajo en la caridad
y el asistencialismo, con el paso de los
años han evolucionado hacia su inter-
vención sobre problemas emergentes,
adoptando fórmulas de gestión más
complejas junto con organizaciones
multilaterales, instituciones públicas
y Estados. Pero todo ello se ha produ-
cido mientras el capitalismo se ha
convertido en el sistema económico
por excelencia y ha adoptado nuevas
formas evolutivas, donde el mercado
es el elemento que proporciona valor
al capital.
Ahora bien, el lenguaje del merca-
do se establece a través de un sistema
de fijación de precios en los bienes que
produce, generando ingresos con los
Cooperación
Dani Sánchez
que poder
costear los facto-
res de producción y
proporcionar beneficios. Pero, ¿cómo
pueden ser compatibles estas reglas de
libre mercado con la actuación de or-
ganizaciones cuya finalidad pasa por
carecer de fines de lucro, al tiempo que
se dirigen hacia los sectores sociales
más desfavorecidos y, por ello, caren-
tes de capacidad de compra?
La respuesta está en que el capital,
lejos de rivalizar con las ONG, com-
prendió pronto el potencial que éstas
reúnen y que, utilizado de forma ade-
cuada, puede hacer penetrar más fir-
memente el sistema económico capi-
talista en todo el mundo. Si las ONG
no han sido eliminadas por el mercado
es porque han pasado a formar parte de
él y están a su servicio, con todos los
matices que queramos establecer.
Todo ello ha originado un proceso
darwiniano en las ONG, facilitando el
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 53
Cooperación
Carlos Gómez Gil*
avance de las que en mayor medida se
han puesto en manos del capital. Es
cierto que otras muchas han usado su
flexibilidad, pequeña escala, especia-
lización técnica y relación con la po-
blación para conseguir una cierta “re-
volución organizativa”, creando un es-
pacio intermedio entre el Estado y el
mercado. Pero la amplitud de intereses
a los que sirven, sus complejas y dife-
rentes formas organizativas así como
la ausencia de controles sobre las mis-
mas ha llevado también a que desde el
propio Estado y el mismo mercado se
esté entrando con fuerza en ellas, cre-
ando ONG, apoyando interesadamen-
te a unas, financiándolas, sirviéndose
de otras para sus políticas, y en defini-
tiva, teniendo una presencia cada vez
mayor en ellas, como un instrumento
más de su acción política.
Cooperación
Potencialidad económica
de las ONG y creación
del Tercer Sector
El avance del capital también se ha
proyectado sobre las ONG, tratando
de facilitar la expansión del merca-
do, lo que se puede constatar en tres
espacios. En primer lugar, en su pro-
pia dimensión económica, bien por
el valor de los servicios y bienes ge-
nerados, por el coste del factor tra-
bajo empleado o por los ingresos ob-
tenidos en su actividad. En segundo
lugar, por el hecho de proveer bienes
y servicios necesarios para el funcio-
namiento o la reproducción del capi-
tal, o para asegurar las políticas de
instituciones y organismos. Y en ter-
cer lugar, al ser utilizadas por las em-
presas e instituciones para poder ven-
der sus bienes y servicios, para rea-
lizar campañas publicitarias conjun-
tas o dulcificar la imagen empresa-
rial ante sus consumidores e inver-
sores al asociarse con los fines de las
ONG a las que las respaldan.
Todo ello ha generado un enorme
potencial económico alrededor de las
ONG que ha sido perfectamente
comprendido por el capital. El coro-
lario ha sido la aparición de un con-
cepto tan nuevo como frágil, cimen-
tado precisamente en su capacidad
económica y en las formas que utili-
za para relacionarse con el mercado
y con el Estado; hablamos de ese tér-
mino difuso que se ha dado en llamar
“Tercer Sector”.
El concepto de Tercer Sector
surge en pleno debate sobre las res-
ponsabilidades públicas y la liber-
tad de la iniciativa privada, siendo
al mismo tiempo una construcción
social compleja definida a través de
su funcionalidad económica, reple-
ta de ambigüedades. Es un término
difícilmente distinguible de otros
conceptos frontera, demostrando la
imprecisión conceptual en la que se
mueve este espacio de actuación y
la confusión con que habitualmente
se utiliza.
Y aquí estaría la clave del Tercer
Sector, no en el agente que promue-
ve la iniciativa, ni en la financiación
54 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Cooperación
“
“
El capital, lejos de rivalizar
con las ONG, comprendió pronto
el potencial que éstas reúnen
del recurso, ni en la presencia o au-
sencia de una finalidad lucrativa, si-
no en el hecho de querer englobar las
actividades desarrolladas por entida-
des que cubren espacios abandona-
dos por el Estado o que carecen de
una inmediata rentabilidad económi-
ca. En tanto que la pobreza carece de
atractivo para el mercado, y deja de
ser atendida por los Estados que, por
el empuje del neoliberalismo en los
setenta y ochenta, desmantelan los
Estados del Bienestar levantados tras
la Segunda Guerra Mundial son las
ONG las que pasan a ocuparse de es-
tos sectores sociales más desvalidos,
construyendo una “neobeneficien-
cia”. Bien es cierto que a veces se
plantean estrategias combinadas, al
desatenderse, desmantelarse y preca-
rizar servicios públicos que eran
atendidos por el Estado, al tiempo
que se privatiza aquello susceptible
de ser rentabilizado por el mercado o
bien se financian en la iniciativa pri-
vada vía subvenciones, concursos
públicos y otras fórmulas jurídicas
inventadas para tal fin.
Independencia y compromiso
público: un difícil equilibrio
En los últimos años, a medida que las
ONG se han implantado en nuestras
sociedades, se ha producido una ten-
dencia cuando menos contradictoria,
especialmente entre las más grandes.
Las ONG dependen cada vez más de
recursos procedentes de las adminis-
traciones públicas, al tiempo que el
Estado favorece a aquéllas de mayor
volumen y que, por esta misma con-
dición, más recursos acumulan. Esto
genera una polarización, en la medi-
da en que se consolida un reducido
grupo de ONG muy poderosas, en re-
cursos económicos, programas, ins-
tituciones con las que trabajan, per-
sonal y recursos técnicos especiali-
zados. Frente a éstas se sitúan la ma-
yoría de organizaciones, extraordi-
nariamente débiles, que actúan con
muchas estrecheces financieras, in-
terviniendo en un número cada vez
más limitado de programas, con per-
sonal en condiciones muy precarias
y carentes de los adecuados recursos
técnicos. Sin embargo, las más po-
tentes y hegemónicas, que reciben la
mayor parte de las subvenciones pú-
blicas, han llevado a cabo en los úl-
timos años un importante despliegue
publicitario para reafirmar su preten-
dida independencia e imparcialidad.
Esta paradójica tendencia lleva a
reivindicar mayor independencia
cuanto mayor es la dependencia eco-
nómica y funcional de Estados y Go-
biernos, poniendo al descubierto si-
tuaciones verdaderamente incon-
gruentes para algunas de estas ONG,
que cuanto más insisten en su im-
parcialidad, más evidencian su ple-
na subordinación a las administra-
ciones. Al mismo tiempo, la tenden-
cia de numerosas instituciones pú-
blicas a subcontratar programas, fir-
mar convenios para el desarrollo de
servicios y ceder la gestión de pro-
gramas de titularidad oficial, lleva a
que se conviertan en simples gesto-
ras al servicio de las administracio-
nes, bajo sus estrictos criterios y sus
exigencias, tan cambiantes como
distintos son los Gobiernos y admi-
nistraciones.
Abundando en todo ello, la pre-
sencia creciente de ONG en el esce-
nario humanitario de la mano de las
agencias que intervienen ante situa-
ciones de catástrofes naturales, ham-
brunas y guerras junto a ejércitos na-
cionales y coaliciones militares in-
ternacionales ha acentuado las con-
tradicciones que rodean a estas orga-
nizaciones junto a su apelación a una
independencia e imparcialidad im-
posibles.
¿Cómo entender entonces la ape-
lación que hacen algunas ONG a
unos principios imposibles por parte
de quien precisamente depende de
Estados y Gobiernos hasta extremos

increíbles? Ello obedece a dos
razones básicas: por un lado,
tratar de asegurar sumisión y
mansedumbre a los Gobiernos
financiadores, preocupados
por no encontrar problemas en
sus políticas. Por otro, y como
consecuencia de esta docilidad
encubierta, intentan acaparar
recursos al garantizar a cam-
bio una actuación aparente-
mente aséptica, pretendida-
mente neutral, alejada de crí-
ticas para el financiador. De
hecho, algunos Gobiernos exi-
gen que las ONG no hagan po-
lítica para impedir que inter-
fieran en sus actuaciones, de-
jando el campo libre a las crí-
Paula Cabildo
ticas de la opinión pública.
La paradoja del
apoliticismo en las ONG
Así, recientemente parece
existir una carrera por añadir
el adjetivo de “apolítica” a es-
tas ONG, tratando de despres-
tigiar la labor pública y con-
fundir a la sociedad. Cuando
las ONG defienden su carácter
“apolítico” no hacen sino contrapo-
ner su supuesta labor social (mere-
cedora de elogios en la opinión pú-
blica) a otros valores contrapuestos
que son los que -según ellos- defien-
de la política (portadora de intereses,
generadora de corrupciones e inefi-
ciencias, según estas mismas organi-
zaciones). No hacen sino lanzar una
carga de profundidad contra la res
pública y sus máximos responsables,
contra el propio Estado y sus institu-
ciones. Todo ello resulta más cho-
cante cuando precisamente las ONG
que hacen gala de su supuesto “apo-
liticismo” se sostienen gracias a la fi-
nanciación pública derivada de deci-
siones políticas y mantienen impor-
tantes vinculaciones con decisiones
gubernamentales, algo que no expli-
can a la sociedad, como si su dinero
procediera sólo de sus recursos y es-
fuerzos personales.
El trabajo de las ONG nunca es
neutro, en tanto que siempre se pro-
duce un intercambio con un medio
complejo y una toma de posición an-
te los problemas. Con menor motivo
podemos hablar de ONG que traba-
jen en el campo de la cooperación
internacional, del desarrollo, de la
solidaridad, es decir, tratando de in-
tervenir ante las injusticias afirman-
do ser “apolíticas”, porque olvidan
que es precisamente la política, o
mejor dicho, las malas políticas, las
actuaciones injustas de muchos Go-
biernos lo que justifica la mayor par-
te de las desigualdades humanas. Po-
siblemente la clave sea otorgar el
merecido valor a las políticas mun-
“
El trabajo de las ONG nunca es neutro,
“
en tanto que siempre se produce un
intercambio con un medio complejo y una
toma de posición ante los problemas
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 55
Cooperación
diales, asumiendo una postu-
ra firme y nítida ante sus con-
secuencias, que son las que
habitualmente justifican la
actuación de las ONG.
Otro buen ejemplo de las
contradicciones en las que
caen numerosas ONG tiene
que ver con la naturaleza de
los programas para los que
obtienen financiación y las
entidades que la proporcio-
nan. Muchas de las ONG que
participan en estos programas
no están al servicio de las po-
blaciones, sino que forman
parte de los planes militares
de las fuerzas ocupantes
cuando no llevan a cabo ope-
raciones propagandísticas
desmedidas.
Las instituciones patroci-
nadoras de ayuda humanita-
ria y de emergencia desean
rentabilizar al máximo la par-
ticipación de las ONG, que
proporcionan una magnífica
ocasión para otorgar mayor
legitimidad a instituciones
que, como el ejército, están
fuertemente cuestionados en mu-
chos países occidentales. Así, de
forma cada vez más frecuente se or-
ganizan todo tipo de zafarranchos
militares en los que se desea contar
con ONG, como testimonios elo-
cuentes de su cercanía con la socie-
dad. Sea en desfiles o maniobras, en
ejercicios militares o paradas, la
participación de ONG es un decora-
tivo fondo buscado por ejércitos y
coaliciones militares que aporta no-
tas de color. Así, bien sea a nivel de
la OTAN o desde los propios ejérci-
tos nacionales, en los últimos años
se han sucedido operaciones milita-
res en las que han sido invitadas a
participar.❑
*Carlos Gómez Gil es Doctor en Sociología,
profesor asociado en el Departamento de
Análisis Económico Aplicado de la Universidad
de Alicante e Investigador de BAKEAZ. Este
trabajo forma parte de una investigación más
amplia realizada por el autor sobre el papel de
las ONG en la sociedad global.
Cooperación
Cooperación
Micropréstamos, microfinanzas
y cooperación para el desarrollo
Buenaventura Hidalgo

En los últimos años los micropréstamos se han convertido en los instrumentos

más populares de la cooperación para el desarrollo y esto se debe, en parte, a
que se encuentran perfectamente insertados en el engranaje del sistema
capitalista. Se habla a menudo de los efectos positivos de estos mecanismos
pero se presta mucha menos atención a los efectos negativos que puedan tener
sobre los más pobres. Es innegable que los micropréstamos ofrecen
oportunidades a algunos para mejorar su situación pero también lo es el hecho
de que no son la solución universal en la lucha contra la pobreza.

L
a popularidad de los microcrédi-
tos es innegable en todo el mun-
do. Un indicador indirecto, pero
fácil, lo proporciona la búsqueda en Go-
ogle del término “microcredit”, que da
“aproximadamente” 586.000 páginas en
“la Web”; así como la de “microcrédito”
produce 64.300 “páginas en español”.

¿Por qué la popularidad

de los micropréstamos?
Se puede decir que, junto con la ayuda
humanitaria, el micropréstamo es pro-
Paula Cabildo

bablemente el instrumento de la coope-

ración para el desarrollo (CD) más co-
nocido y, probablemente, más aprecia-
do por la población1.
¿A qué obedece esa popularidad y
aprecio? No es aventurado decir que
básicamente es el resultado de la pro-
paganda machacona que no sólo hacen
las entidades implicadas en la CD sino
también personalidades públicas de to-
das las áreas sociales. En los años trans-
curridos de este siglo los microprésta-
mos se han convertido en la estrella de
la cooperación para el desarrollo. Pero
¿cuál es la razón última de este estre-
1 En este artículo se utilizará el término mi-
cropréstamo por entenderlo más ajustado a
su contenido real que el más difundido de mi-
crocrédito.
llato? Sin duda es su encanto intrínse-
co; un instrumento capitalista por ex-
celencia aparece como remedio privi-
legiado para superar la gran lacra que
el propio capitalismo ha creado o, al
menos, en las versiones menos antica-
pitalistas, no ha logrado erradicar: la
gran extensión de la pobreza mundial.
De esta manera el capitalismo se redi-
me a sí mismo mediante una interven-
ción capitalista que vence las imper-
fecciones del mercado; siendo este nue-
vo mercado, más perfecto, el que ter-
minará con la pobreza.
Micropréstamos y microfinanzas
Los micropréstamos se pueden definir
como pequeños préstamos, por debajo
de las cuantías que usualmente presta la
banca tradicional, que se otorgan exi-
giendo garantías que en el caso de eje-
cutarse por impago no cubren lo adeu-
dado. Esta circunstancia exige que el
prestamista posea unos procedimientos
adecuados para poder gestionar este ries-
go extraordinario.
Esos procedimientos son muy in-
tensivos en mano de obra lo que, unido
a una economía de escala negativa

56 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


(siempre es relativamente más costoso
conceder préstamos pequeños que
grandes) y la eventual necesidad de
provisiones más altas por la insuficien-
cia de las garantías del prestatario, pro-
voca que la tasa de interés a pagar por
el receptor sea más alta que en los prés-
tamos normales.
Una de las principales causas del
enorme crecimiento de los microprés-
tamos al que se asiste desde hace poco
más de un decenio ha sido el cambio en
los criterios de gestión de los micro-
préstamos en los años 90. El cambio
consistió en que para decidir sobre la
concesión del micropréstamo, así como
para establecer su cuantía y plazos para
el reembolso y pago de intereses, se pa-
só de la estimación de la ganancia que
se pudiera obtener de la inversión de lo
prestado a la apreciación de la capaci-
dad de devolución que tiene el prestata-
rio en el momento de obtenerlo. Ese
cambio, además de incidir sobre la po-
blación potencialmente cliente, ha per-
mitido un manejo más racional y previ-
sible del riesgo, lo que se ha traducido
en una mayor viabilidad financiera de
las entidades prestamistas adecuada-
mente gestionadas.
Otra importante transformación ha
sido el asentamiento del concepto de mi-
crofinanzas que, englobando los micro-
préstamos, abarca todos los servicios ha-
bitualmente proveídos por la banca (ade-
más de préstamos y créditos; transfe-
rencias; pagos y cobros; leasing; en al-
gunos países, seguros...; y, muy espe-
cialmente, ahorro) pero destinados a
clientes inusualmente o inadecuada-
mente atendidos por el sistema bancario
de los países subdesarrollados. Esta po-
blación no bancarizada (así se la deno-
mina en la jerga del sector) es enorme en
esos países, llegando a ser el 90 por cien-
to o más de la población total.
Los no bancarizados, naturalmente,
no son todos pobres, pero independien-
temente de su renta pueden aprovechar
los servicios microfinancieros, especí-
ficamente diseñados y gestionados con-
siderando sus necesidades y posibilida-
des, para mejorar sus condiciones de vi-
da. Muy especialmente es útil para ellos
el microahorro, ya que si contraer un
préstamo es siempre un riesgo, el aho-
rrar en entidades adecuadamente ges-
tionadas y controladas sólo presenta un
riesgo marginal.
Pero, si bien una entidad que sólo se
dedica a prestar suele tener que cumplir
muy pocos requisitos normativos pues
está arriesgando sus recursos, las enti-
dades que también captan recursos del
público (el ahorro) están sometidos en
todos los países a estrictas normas y con-
troles, ya que arriesgan recursos que no
son suyos, son de los ahorradores.
Por otro lado la prestación simul-
tánea de servicios de préstamo y aho-
rro permite a esas entidades (denomi-
nadas en su conjunto como la banca)
movilizar los recursos internos del pa-
ís y fondearse de una manera barata y
estable, autonomizándose de donacio-
nes o préstamos externos que tienden
a ser imprevisibles. La banca, para que
pueda desarrollar sus actividades sin
riesgo para los ahorradores está some-
tida a una regulación y supervisión es-
pecíficas ejercida por la autoridad ban-
caria. En España esa autoridad es el
Banco de España y en Latinoamérica
se denomina frecuentemente Superin-
tendencia Bancaria.
La regulación y supervisión banca-
ria conlleva garantías y costes de gestión
altos al traducirse en exigencias mínimas
de patrimonio y capital, reservas prees-
tablecidas, calificación de riesgos, audi-
torías externas, sistemas informáticos en
tiempo real... que sólo pueden ser asu-
midas eficientemente con un gran volu-
men de negocio.
Las entidades microfinancieras de-
nominadas sin ánimo de lucro u organi-
zaciones no gubernamentales (ONG)
suelen pertenecer al grupo de las entida-
des no reguladas ni supervisadas por la
autoridad bancaria, por lo que, lógica-
“
Un instrumento capitalista por excelencia
“
aparece como remedio privilegiado para
superar la gran lacra que el propio
capitalismo ha creado
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 57
Cooperación
mente, sus actividades financieras se
centran en los préstamos; teniendo ex-
presamente prohibido la captación de
ahorro. A su vez estas entidades se sue-
len clasificar como especializadas, las
que sólo se dedican a actividades finan-
cieras, y no especializadas, que combi-
nan actividades financieras con no fi-
nancieras, habitualmente la formación.
Las entidades reguladas y supervi-
sadas por la autoridad bancaria, colec-
tivamente llamadas banca, son básica-
mente los bancos y, dependiendo de los
países, algunas otras entidades que re-
ciben diversos nombres: fondos finan-
cieros privados en Bolivia; cajas muni-
cipales de ahorro y crédito, cajas rura-
les y entidades de desarrollo de la pe-
queña y micro empresa (EDPYME) en
Perú... Por ejemplo, en España, la ban-
ca está compuesta por los bancos y las
cajas de ahorro.
Los prestatarios de las
entidades microfinancieras
En primer lugar, se puede afirmar que
los prestatarios de las entidades micro-
financieras son aquellos que no pueden
acceder (por el tipo de garantías que exi-
gen y/o por los tipos de préstamos que
otorgan) a la banca normal, ya que si pu-
dieran hacerlo se endeudarían con ella
porque los intereses son menores.
También se puede afirmar que en ge-
neral son personas que se encuentran al-
rededor (inmediatamente por encima y
por debajo) de la llamada línea de po-
breza (los criterios para dibujar esta lí-
nea difieren de un caso a otro, por lo que
es muy difícil hacer estudios comparati-
vos.) El número de microprestatarios ca-
lificados como muy pobres es relativa-
mente pequeño en casi todos los casos;
aunque su porcentaje depende de los pa-
íses y procedimientos utilizados por los
prestamistas.
¿Qué efectos producen
la microfinanzas?
Nos vamos a centrar en los dos produc-
tos básicos de las microfinanzas: el mi-
croahorro y el micropréstamo.
Respecto al microahorro razona-
blemente se puede decir que sus efec-
tos sólo pueden ser positivos. Además
Cooperación
de que puede lle-
gar a capas más Proveedores usuales de servicios microahorro y micropréstamo ciones similares)
pobres que el mi-
cropréstamo, susti-
tuye con ventaja a
todos los procedi-
mientos que la po-
blación de escasos
recursos utiliza:
guardar el dinero
bajo el colchón, la Ahorro
posesión de joyas
que pueden ser
empeñadas o ven-
didas en caso de
necesidad, la com-
pra de utensilios o
animales con el
mismo fin, el aca- Préstamo
paramiento de in-
sumos... Su único
riesgo es el asocia-
do a la eventual
mala gestión de la banca; por lo que es
básica la adecuada regulación y super-
visión de la autoridad bancaria. Ahora
bien, la principal restricción para el mi-
croahorro sigue siendo en numerosos
países la escasa presencia de una banca
que preste atención al microahorro.
En relación con el micropréstamo la
cuestión se puede enfocar de varias ma-
neras. Si se compara la obtención de un
micropréstamo de una entidad microfi-
nanciera (regulada y supervisada o no)
con utilizar a un usurero, la ventaja es
evidente a favor del primer caso: me-
nores intereses y más transparencia en
la transacción.
Desde una perspectiva más amplia,
la mayoría de los estudios muestran que
la mayor parte de los prestatarios mejo-
ra su situación económica. Otra cues-
tión es establecer qué parte de esa me-
jora es atribuible al micropréstamo o a
las propias capacidades del prestatario.
Como resumen se puede decir que los
efectos positivos del microcrédito en el
nivel económico son: mejora de la ren-
ta del prestatario, aumento de la oferta
de empleo y dinamización de ciertos
sectores económicos.
La otra cara del micropréstamo son
sus efectos negativos, cuestión a la que
no se presta la atención que merece.
58 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Cooperación
pobres” (o defini-
Formalizados son una minoría en-
tre los micropresta-
No regulados ni supervisados
No formalizados Regulados tarios y no es racio-
No nalmente previsible
Especializados y supervisados
especializados que la mayoría de
• Amigos
los “pobres” y
• Compradores
“muy pobres” pue-
y proveedores
dan serlo en el futu-
• Empleadores • Banca
ro. Además se sabe
• Familiares
muy poco de los
• Guardadores
efectos de los mi-
de ahorros
cropréstamos sobre
los que no los reci-
• Amigos
ben ni los recibirán,
• Compradores
• Entidades es decir la mayoría
y proveedores
• Entidades privadas sin de los “pobres” y
• Empleadores
privadas sin ánimo de lucro • Banca “muy pobres”, pero
• Familiares
ánimo de lucro • Prestamistas pueden sufrir la
• Usureros
formalizados competencia de los
que sí los reciben.
Asimismo, sus re-
¿Qué pasa con los microprestatarios que sultados son muy dependientes del có-
no pueden hacer frente a sus obligacio- mo son gestionados por los prestamis-
nes? ¿O que, aun devolviendo el prés- tas y de qué oportunidades y recursos
tamo, empeora su situación económica? disponen los prestatarios; por lo que es
No es difícil imaginar la espiral de pe- difícilmente imaginable que se pueda
nuria creciente en la que se ven presos. llegar a conclusiones universales.
La magnitud de los efectos positi- Si la pregunta es qué es mejor en
vos y negativos, no sólo depende de los una situación dada, ¿disponer de mi-
costes del micropréstamo y de la habi- cropréstamos o no disponer de ellos?;
lidad del prestamista para seleccionar a parece razonable aventurar la respuesta
sus clientes, sino también, y quizás fun- de que es mejor disponer de ellos. Al fin
damentalmente, del entorno económico y al cabo son una oportunidad para al-
y su evolución, difícilmente previsible. gunos. Aún sería más claramente afir-
mativa la respuesta si se refiriera a la
Los micropréstamos y la lucha disposición de una amplia gama de ser-
contra la pobreza vicios microfinancieros.
El énfasis que algunos ponen en los mi- Pero si la pregunta es qué actuacio-
crocréditos como instrumento privile- nes se deben considerar claves para lu-
giado de lucha contra la pobreza no pa- char contra la pobreza, la respuesta sí es
rece que pueda fundarse en ningún es- rotunda: la sanidad y la educación bási-
tudio o análisis disponible. En casi to- ca universal y gratuita, el agua potable
dos los casos los calificados como “muy y el saneamiento, las políticas dirigidas
a aumentar y mejorar el empleo y las de
“
redistribución de la renta, así como la
reforma agraria (de la que nadie habla
en la CD) han demostrado un efecto so-
Se sabe muy poco de los efectos de los bre la disminución de la pobreza in-
“
micropréstamos sobre los que no los
reciben ni los recibirán, es decir la mayoría
de los pobres y muy pobres
comparablemente superior a los que
cualquier programa de micropréstamos,
aun en los entornos más favorables,
tendrá nunca.❑

Yaiza García Reca, concejala de Participación Ciudadana y Cooperación
del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid
“Entendemos
la cooperación
como una herramienta
de cambio social”
¿
C
uánto tiempo llevas al fren-
te de la Concejalía de Parti-
cipación Ciudadana y Coo-
peración?
- Estoy al frente de esta Concejalía desde
el año 2003, es decir, es mi primera legis-
latura en ella. La Concejalía no existía an-
teriormente, aunque las materias de coo-
peración y participación se ubicaban en
otras, pero sin una verdadera entidad pro-
pia. Ahora contamos con una concejalía
de las denominadas “transversales”.
- ¿De qué manera entendéis la coope-
ración? ¿Cuáles son vuestras princi-
pales líneas de actuación?
- En la Concejalía entendemos la coopera-
ción como una herramienta de cambio so-
cial a largo plazo. Huimos totalmente del
asistencialismo y la caridad, que por des-
gracia muchas veces se confunden con la
cooperación. Para nosotras la cooperación
es una manera de apoyar el desarrollo de los
pueblos. Son muchas las líneas de actuación,
ya que hemos levantado una concejalía bi-
cefálica de la nada... Con este nuevo plante-
amiento, por un lado, fomentamos el aso-
ciacionismo entre los vecinos de Rivas y su
participación en los asuntos públicos y, por
otro, desarrollamos nuestras propuestas en
materia de cooperación para el desarrollo.
- ¿Cuál es el presupuesto con el que
contáis para cooperación? ¿Alcanzáis
el 0’7 por ciento?
Aloia Álvarez Feáns*
- Nosotros tenemos un presupuesto del 1
por ciento para solidaridad, más una
cuantía fija y no incluida en ese porcen-
taje exclusivamente para campañas de
sensibilización.
Las ayudas de emergencia también
tienen un presupuesto aparte de ese 1 por
ciento.
- Ala hora de gestionar ese presupues-
to, ¿cuáles son vuestras prioridades?
- En la Concejalía priorizamos zonas con
las que tenemos Hermanamientos, como
Palestina, Sahara, Cuba y Nicaragua y al-
gunas otras en las que llevamos años tra-
bajando y subvencionando proyectos, co-
mo Perú y Guatemala.
- ¿Cuáles son las actividades de sensi-
bilización que tenéis en marcha en es-
te momento? ¿Y las previstas para los
próximos meses?
- Para este mes de septiembre tenemos
la “Semana de la solidaridad” en la que
vamos a contar con expertos y coope-
rantes que hablarán desde distintos ám-
bitos relacionados con la solidaridad, pa-
ra acabar con una fiesta solidaria el vier-
nes 16, en la que habrá percusión brasi-
leña, la actuación de Lucrecia, venta de
artículos de comercio justo, mojitos...
Para los meses de octubre y noviembre
comienza de nuevo el ciclo de “cine so-
cial y solidario”. Ya tuvimos otro duran-
te el mes de abril
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 59
Cooperación
- ¿Podrías explicarnos en que consiste
la Alianza Madriz-Madrid de la que
formáis parte?
- La Alianza Madriz-Madrid (AMM) es
una Red Municipal de Cooperación pa-
ra el Desarrollo que funciona como ins-
trumento para reforzar las capacidades
de los municipios del Departamento de
Madriz (Nicaragua) y la Comunidad de
Madrid (España). Es un proyecto con
grandes perspectivas, ya que permite una
cooperación coordinada entre Ayunta-
mientos y la concentración de la ayuda y
la realización de proyectos en una zona
concreta, supervisada por personal local
y en constante contacto con los gobier-
nos locales nicaragüenses y con la po-
blación. Es todavía un proyecto joven pe-
ro que tiene muchos elementos positivos.
- ¿Cómo veis la política de coopera-
ción del nuevo Gobierno socialista?
¿Creéis que ha habido cambios sus-
tanciales?
- La política de cooperación de nuestro
Gobierno, de momento, no ha acusado un
cambio sustancial, sobre todo si tenemos
en cuenta la actitud poco comprensible y
seguidista de las acciones marroquíes so-
bre territorio Saharaui.❑
*Redacción Pueblos
Cultura Libros
Cultura
●
¿Por qué ha fracasado la paz? Claves para
entender el conflicto palestino-israelí
Ignacio Álvarez Osorio y Ferrán Izquierdo ● Los libros de la Catarata / IUDC
● Madrid ● 2005
Uno de los aspectos que más llama la atención de los autores, así co-
mo de otros jóvenes arabistas, además de su conocimiento del árabe,
de Oriente Medio y de lo que se conoce como “el estado de la cues-
tión”, es que mantienen la cabeza fría cuando escriben. Forman un
grupo de estudiosos diametralmente opuesto al de “expertos” que tan-
ta cancha tienen en los grandes medios y editoriales. No sólo porque
éstos son viejos sino también pellejos -envanecidos dice el dicciona-
rio- y porque hablan de lo que apenas saben, principalmente traduci-
do del NYT.
No tienen miedo de escribir sobre la violación de la ley interna-
cional y los derechos humanos por parte de Israel, en lugar de hacer-
lo sobre la seguridad de este país. Además han hablado personalmente
con Hamás y con Fatah, en lugar de leer lo que escriben Lewis y
Friedman sobre yihadistas y terroristas.
Este libro se suma a otros de los autores,
así como a una serie de artículos
suyos y del resto del grupo, de
forma que hay un cuadro com-
pleto del conflicto en Palestina en
castellano. Esto es muy valioso
para estudiosos interesados en in-
formaciones pormenorizadas, para
profesores de todos los niveles de la
enseñanza que deseen dar respuestas
sólidas a sus alumnos, para periodis-
tas en busca de análisis serios y para
un público ilustrado que sospeche que
lo de Palestina no es un caso de terro-
rismo islámico.
El libro abre la puerta a la polémica.
Si la paz ha fracasado es porque antes la había, al menos un proyec-
to; sin duda los autores se refieren a lo que se conoce como Proceso
de Paz. Ni lo ha habido, aunque se le haya dado ese nombre a la con-
tinuación de la represión, el expolio y el abuso, ni lo habrá porque los
israelíes expulsaron en 1947 a los palestinos de sus tierras, las ocu-
paron en 1967 y desde entonces hacen la vida imposible a los pales-
tinos para que se vayan los que quedan. Ellos son el conflicto, no la
solución.
Al asumir los autores la posibilidad de paz, su discurso se ve con-
dicionado por éste -a mi modo de entender falso- presupuesto. He
aquí el planteamiento presentado sobre los ataques de los mártires:
“tienen efectos sumamente negativos para la causa palestina” (p. 136).
Cabe pensar que es la escasez de ataques lo que perjudica a la causa
desde un punto de vista político, ya que si hubiera muchos Israel se
iría de los Territorios como se fue de Líbano. Como Francia se fue de
Argelia y como Estados Unidos se fue de Vietnam.
Lo más sugerente es la tesis principal de que la negociación no
es entre palestinos e israelíes, sino entre los últimos: los que desean
mantener el conflicto para mantenerse en el poder y los que desean
la paz, habida cuenta de que aquéllos no tienen peso por su debilidad.
Esto sin olvidar las relaciones entre Israel y Estados Unidos, es decir,
los grupos de presión armamentísticos y petroleros.❑
Agustín Velloso Santisteban
60 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Centroamérica Encendida
María José Paz, Soraya González, Antonio Sanabria ● Icaria / Paz con
Dignidad ● Madrid ● 2005
Centroamérica Encendida es el primer trabajo de investigación
de OMAL (Observatorio de las Multinacionales españolas en
América Latina). Ofrece un análisis de las reformas llevadas a
cabo en el sector eléctrico centroamericano como consecuencia
de la aplicación de las políticas neoliberales de ajuste econó-
mico impuestas desde los organismos multilaterales (FMI, BM,
OMC). Al mismo tiempo se estudia especialmente el impacto
socioeconómico proveniente de las inversiones realizadas por
las transnacionales españolas Endesa, Iberdrola y Unión Feno-
sa. En definitiva, se trata de ofrecer algunas claves estructura-
les para comprender los problemas por los que atraviesa el sec-
tor eléctrico de los países centroamericanos donde hay inver-
sión española.
La primera parte del libro trata de explicar las peculiarida-
des técnicas del sector eléctrico para
entender algunas contradicciones de
partida, que tienen las reformas en el
mismo. También se describe el con-
texto general de la expansión inter-
nacional de las transnacionales
eléctricas españolas y el escenario
de inversión en América Latina:
los programas de ajuste estabili-
zación y ajuste estructural del
“Consenso de Washington” en
países agobiados por la deuda
externa, los problemas estruc-
turales del sector eléctrico
que justificaron la llegada de la Inver-
sión Extranjera Directa (IED) en la década de los no-
venta y nuevos procesos, como los Mecanismos de Desarrollo
Limpio (MDL), contenidos en el protocolo de Kyoto y mega-
proyectos como el Sistema de Interconexión Eléctrica para
América Central (SIEPAC).
El segundo capítulo, de corte más empírico, constituye el
estudio de caso, con análisis sobre el terreno fundamentalmen-
te en los países de Guatemala y Nicaragua, además de El Sal-
vador, Panamá y Costa Rica, durante el último trimestre de
2004. Las entrevistas realizadas a los distintos actores del sec-
tor eléctrico en estos países (transnacionales españolas, empre-
sas públicas, entes reguladores, congresistas de las diferentes
comisiones de energía, grupos ecologistas, sindicatos y traba-
jadoras y trabajadores, centros de defensa del consumidor y gru-
pos de investigación, así como usuarios de asentamientos ur-
banos en Managua y de comunidades rurales en Guatemala) han
ofrecido un diagnóstico en directo de los problemas del sector
que, unido al apoyo complementario de informes, estadísticas
y otros documentos relacionados con el objeto de la investiga-
ción también forma parte de este trabajo.❑
Redacción OMAL

Notas sobre otras publicaciones
Software libre para una sociedad
libre
Richard M. Stallman - Traficantes
de sueños - Madrid - 2004
La gente debería ser libre de usar el soft-
ware de todas las formas consideradas so-
cialmente útiles. Así suele sentenciar Ri-
chard Stallman, destacando que la progra-
mación y el software son asuntos que com-
peten a la libertad y a la comunidad. Soft-
ware libre para una sociedad libre es una
colección de ensayos en los que se propo-
nen y se analizan esos asuntos sociales y
políticos que habitualmente quedan al mar-
gen del ámbito de la producción técnica.
Blowback. Costes
y consecuencias del Imperio
Americano
Chalmers Johnson - Editorial Laetoli -
Pamplona - 2004
“Blowback” es un término inventado por
la CIA en los 50 que podría entenderse co-
mo “efecto bumerán”. Se refiere a las con-
secuencias no deseadas, sufridas por los
ciudadanos norteamericanos, de la política
exterior imperial y agresiva de su país, tan-
to en guerras abiertas como en operaciones
clandestinas. En este libro incisivo y con-
trovertido, Chalmers Johnson describe los
peligros de un imperio hiperdimensionado,
que insiste en proyectar su poder militar por
todos los rincones del globo.
Guerra global permanente.
La nueva cultura de la inseguridad
José Ángel Brandariz y Jaime Pastor
(eds.) - La Catarata - Madrid - 2005
En este libro se exploran, desde ámbitos
que abarcan la política, el derecho o la in-
geniería, las implicaciones sociales del con-
texto internacional actual, dominado por el
miedo y la presencia del conflicto bélico
como mecanismo principal de reordena-
ción del sistema. Se detiene especialmente
en la configuración de la seguridad como
instrumento movilizador de la nueva polí-
tica hegemónica.
El islam en Europa
Jack Goody - Gedisa - Barcelona - 2005
Jack Goody ofrece en este libro un gran pa-
norama de los contactos históricos entre el
islam y Europa, desde la presencia árabe-
islámica en España e Italia hasta el predo-
minio turco en los Balcanes y las migra-
ciones de los mongoles a través de Rusia,
Polonia y Lituania. El islam, representado
por los millones de inmigrantes que convi-
ven con nosotros, era y es parte de nuestro
pasado y presente y Jack Goody nos ex-
horta a acostumbrarnos a esta realidad y al
diálogo.
Los Kurdos. Kurdistán:
El país inexistente
Nazanín Amirian - Flor del Viento - Bar-
celona - 2005
Este libro es de lectura necesaria para des-
cifrar los acontecimientos claves de la his-
toria reciente de Oriente Medio; a la vez
que es un intento de buscar respuestas a
muchas incógnitas, es un apasionante acer-
camiento a la historia, cultura, literatura,
costumbres y vivencias de los kurdos, los
pieles rojas de Oriente Medio.
Humanizar lo infrahumano.
La formación del ser humano
integral: homo evolutivo, praxis
y economía solidaria
Marcos Arruda - Icaria - Barcelona - 2005
Ésta es la primera obra de una trilogía que
tiene como eje central el sentido ontológi-
co del ser humano en el contexto de la cri-
sis civilizatoria que vive la humanidad, en
este caso desde la filosofía. Trata de res-
ponder a algunos interrogantes sobre la na-
turaleza del ser humano: ¿Quién es el ser
humano, cuya existencia parece marcada
por la agresividad, la violencia, la compe-
tición, la guerra y el trato brutal hacia la
propia Tierra?
Lo abierto. El hombre y el animal
Giorgio Agamben - Editorial Pre-Textos
- Valencia - 2005
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 61
Cultura Libros
●
Fiel a su insistente empeño de transforma-
ción radical del ámbito categorial del pen-
sar político, Agamben pone de manifiesto
en esta obra que “el conflicto político deci-
sivo” en nuestra cultura es el que se esta-
blece entre la animalidad y la humanidad
del hombre. El autor, en una sutilísima pro-
longación crítica del pensamiento de Hei-
degger, tensamente iluminada por Walter
Benjamin y A. Kojève, continúa la refle-
xión de sus libros anteriores sobre el con-
cepto de vida.
El cambio climático. Crónicas
desde las zonas de riesgo
del planeta
Jim Motavalli (comp.) - Ediciones Pai-
dós Ibérica - Barcelona - 2005
En este libro, un grupo de periodistas espe-
cializados en medio ambiente traslada a los
lectores hasta los puntos clave del planeta, allá
donde el calentamiento global no es sólo un
debate científico, sino una amenaza visible pa-
ra nuestra supervivencia. Como demuestra El
cambio climático, las personas y los lugares
de todo el mundo se enfrentan a diario a alar-
mantes alteraciones del clima.
Lo público y lo privado en la
gestión del agua. Experiencias
y reflexiones para el siglo XXI
Pedro Arrojo et alter - Ediciones del
Oriente y del Mediterráneo - Madrid -
2005
Se trata de una contribución fundamental
de destacados especialistas para aproxi-
marse a uno de los problemas mayores del
siglo XXI en el mundo, pero también en
España, donde la batalla por el agua será
una de las principales fuentes de conflicto
y controversias durante los próximos años.
Como afirma Pedro Arrojo en el Epílogo,
es necesaria “una profunda reforma de la
gestión pública del agua, reforzando la
transparencia y la participación ciudadana,
desde una perspectiva del interés general
basado en nuevos valores de equidad y sos-
tenibilidad”.❑
Cultura Música
Cultura
●

África, su ritmo moderno y ancestral

Enrique García

Entre el principio y el fin del siglo XX, los estudiosos han recorrido el
camino que va de ignorar por completo la música del continente negro por
primitiva, a reconocerle una superioridad manifiesta dada su riqueza y
complejidad; nada raro si consideramos que la Musicología, enclaustrada
como estaba en la historia sonora occidental y clásica, tardó también en
aceptar las músicas folklóricas europeas y sólo después de esto valoró las
tradiciones del resto del mundo. Lo primero que hay que observar es que el
90 por ciento de lo que escuchamos es “música negra”; a ver si no de dónde
han salido Blues, Jazz, Mambo, Cumbia, Soul, Son, Samba, Reggae,
Rap,... De África.

E
l concepto africano de música
difiere radicalmente del que te-
nemos en Occidente. Más allá
del tópico de que los negros tienen “el
ritmo en el cuerpo” hay que considerar
que para ellos no está relegada a ser un
arte o una parte de la cultura sino que
está en la vida misma, conserva su fun-
cionalidad, no es ocio sino herramien-
ta. En unas sociedades sin escritura la
tradición oral lo es todo y las armoní-
as y locución de las múltiples lenguas
han propiciado la partitura adecuada
para relatar y acompañar las diversas
actividades y la vida de los pueblos,
memorizables para ser transmitidas de
padres a hijos en ceremonias específi-
inicial, natural y simple, mas sobre és-
te se suceden polifonías y poliritmos
complicados, con gran sentido de la
improvisación. Una de sus caracterís-
ticas esenciales es el elemento coral y
más concretamente el llamado canto
responsorial -o de “llamada-respues-
ta”-, en el que el solista es continua-
mente contestado por el grupo, y que,
aunque presente en otras tradiciones,
aquí es la norma. La impronta de la
voz, natural y desinhibida, es variadí-
sima, desde el susurro al grito enérgi-
co y el gruñido, con cambios bruscos
del agudo al grave, etc. En cuanto a los
instrumentos la mayor proliferación
corresponde a los de percusión, de va-
Enrique García

cas y así enseñarles su cometido fami- riadísimas formas y materiales; tam-

liar y social (¿quién no se acordaba an-
tes de la música de la tabla de multi-
plicar que de la letra?) Todos los ciclos
vitales, las labores agrícolas, ritos reli-
giosos y hasta la política están im-
pregnados de cantos y ritmos para ca-
da ocasión.
Además de su relación con el len-
guaje, lo está también con la danza y
expresión corporal ya que no se trata
sólo de manifestaciones sonoras sino
ritos comunales y descriptivos, identi-
tarios de cada etnia. Suele tener un ca-
rácter repetitivo en su sonido básico
bién son numerosos los de cuerda,
desde los de una sola, como el arco,
hasta las veintiuna de la kora. Pero si
hay uno que se considera de origen
africano es la sanza, bien raro pero
muy simple: básicamente una cajita
sobre la que sujetan unas lengüetas
metálicas que se hacen vibrar al dis-
pararlas con los pulgares, se le llama
“piano de pulgar”, dejando escapar un
sonido hipnótico y sugerente a la vez
que dulce.
También hay que citar las nume-
rosas influencias que han incidido so-
bre la música negro-africana en su
azarosa historia. La primera y princi-
pal es la rica tradición árabe que des-
de el Norte fue dominando política y
económicamente las estratégicas rutas
comerciales que llegaban al Medite-
rráneo desde el Golfo de Guinea. La
expansión de la religión islámica pe-
netró muy al Sur en todo lo ancho del
continente.

62 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


A esta corriente Norte-Sur le suce-
dió el desembarco de los europeos en
todo su entorno costero, sin adentrarse
mucho en su interior -grandes zonas
del África central seguían inexploradas
hace 150 años-, pero organizando una
corriente obligatoria hacia los puertos
por los que se dedicaron a esquilmar
sistemáticamente todas sus riquezas,
entre ellas millones de personas. Todos
fueron trasplantados a otro continente,
con su memoria y tradiciones a cues-
tas, y allí, en América, se produjo la
sincreción de elementos de las tres par-
tes del mundo que ha derivado en la
ristra de estilos que cité al principio. En
el pasado siglo se produjo el inevitable
retorno de este ancho abanico de mez-
clas, abrazadas como propias por los
africanos, y vuelto a evolucionar en
multitud de formas que conforman la
actual música popular.
Zonas estilísticas
Las iglesias cristianas, los diferentes paí-
ses colonizadores, además de los distin-
tos aspectos geográficos, han determina-
do grandes zonas estilísticas que a pesar
de la hipercomunicación y fusiones ac-
tuales conservan su encantadora perso-
nalidad y variedad.
Lo que proviene de África Occi-
dental ha alcanzado gran difusión entre
nosotros. Su herencia viene del gran Im-
perio Mandinga y los griots (especie de
trovadores) son los encargados de man-
tener la tradición acompañándose de la
kora; son tierras de yembé como percu-
sión principal y que en los 60, con la ale-
gría de la independencia, vieron resurgir
orquestas que interpretaban ritmos cuba-
nos en su peculiar adaptación al wolof o
bambara (idiomas de la zona). Abidján,
Bamako y Dakar fueron bases de aquella
exhuberancia. Distinta evolución tuvo esa
rumba afro caribeña entre los bantúes de
la zona de los Congos, Gabón, etc., don-
de guitarras saltarinas, coros y gritos ace-
lerados conforman el frenético ritmo del
sukús. En medio, en el corazón del Gol-
fo, hay una cuña formada por Nigeria y
Camerún con estilos bien distintos como
afrobeat, makossa y fuji, más emparen-
tados con jazz y soul, con grandes e in-
fluyentes artistas surgidos en los 70. Lle-
Recomendación:
AFRIQUE-ÁFRICA. Ocora, 1994-
Harmonía Mundi.
No es éste un disco obvio con los
conocidos artistas del continente, si-
no una de las grabaciones de cam-
po realizadas a desconocidos intér-
pretes o comunidades enteras, en
las que el sello de Radio France es
uno de los acercamientos más sin-
ceros, con un catálogo completísimo
de las músicas de todo el mundo.
El que nos ocupa nos muestra
una amplia gama de sonidos encan-
tadores y naturales del África negra.
Suenan en él multitud de instrumen-
tos como kora, balafón, nyatiti, sanza
y diversos tambores. Hay celebracio-
nes populares o canciones íntimas
“para pensar”, y las asombrosas poli-
fonías de los pigmeos declaradas Pa-
trimonio de la Humanidad. Asombran
las diversas formas de cantar y los rit-
mos subyugantes -¿porqué no vamos
a vibrar con una desconocida Or-
chestre Tout Puisance de Congo?-. Lo
rústico de algunos sonidos o la fonéti-
ca de varios idiomas suponen otros ali-
cientes a la curiosidad sonora.
Por otra parte, resulta imprescindi-
ble leer las descripciones del folleto, de-
bido al musicólogo Christian Poché,
que documenta estas músicas para
mejor conocerlas y amarlas; aunque in-
sisto en que no es sólo un disco para
entendidos pues cualquiera puede que-
darse prendado de varias de las su-
gestivas canciones o llevaderos ritmos
que contiene. En todo caso describe
todo un viaje acústico que nos lleva
muy lejos de nuestro lugar cotidiano.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 63
Cultura Música
●
gados a Suráfrica damos con una fami-
lia de músicas que han estado escondidas
mucho tiempo; corresponden a los sho-
sa, shona y zulúes, y evolucionaron en
los guetos en estilos como el township o
el mpaqanga. También los cantos de tra-
bajo y coros evangélicos producen voces
de una profundidad asombrosa. En Zim-
babwe la mbira (especie de sanza) es el
instrumento principal y también existe el
moderno ritmo de chimurenga.
Toda la zona centro-oriental -Kenia,
Grandes Lagos, hasta Mozambique- se
nutre de bailes comunales basados en
grupos de tambores numerosos con rit-
mos cercanos al trance por lo estruendo-
so. También una corriente de Oeste a Es-
te ha extendido el sukús como ritmo mo-
derno. En Kenia persisten los gritos
acompañandose del nyatiti. En la misma
costa, las formas musicales árabes bajan
hasta Zanzíbar, cantandose en swahili
(música taarab) y también existen or-
questas de marimbas. No me he olvida-
do del cuerno de África: Somalia, Eri-
trea y, principalmente, Etiopía que ade-
más de albergar a los cristianos más anti-
guos posee una música totalmente des-
conocida aquí, cuajada en los clubs cos-
mopolitas de Adis Abeba, que suena in-
trigante y oscura con voces vibrantes he-
redadas de cantos de pastoreo. Y Mada-
gascar, la isla grande que posee tanta di-
versidad musical como variedad de le-
mures; el salegy es la más conocida y la
valiha su instrumento nacional, pero hay
una variopinta gama de estilos corales en
sus distintos idiomas y comunidades. Las
islas del Índico son también casos parti-
culares. En Reunión se da una música
criolla cercana a la antillana; en Comores
es el estilo twarab y cantos exclusiva-
mente femeninos; en Mauricio es el sega
que se mezcla con el reggae y en las Sey-
chelles, este mismo y el contonbley.
En cuanto a las influencias coloniales
se ha de mencionar la “lusofonía”, países
de lengua portuguesa, cuyo prototipo es
Cabo Verde, con su música melancólica de
mornas y coladeiras. Existe una ínter in-
fluencia en esos países -Angola, Guinea-
Bissau- con el fado y la música brasileña.❑
(Toda esta proliferación sonora será
desgranada en posteriores artículos)
Cultura Cine
●

Cultura
La búsqueda de un mundo mejor
B
enito Zambrano nos sorprendió gratamente con su ópe- gratis. Ahí surgirá el gran dilema, el sueño deseado se puede ha-
ra prima Solas (1999); película que nos llegó práctica- cer realidad, eso sí, renunciando a grandes convicciones.
mente por el boca a boca, aceptada unánimemente por Habana Blues es una película sobre música y sobre músi-
la crítica, como lo demuestra la mención que recibió en el Festi- cos, sobre la música actual, underground, rap, hip-hop, rock du-
val de Berlín, además de ser la gran triunfadora de los Premios ro, lo cual no deja de sorprendernos. Siempre se nos transmite la
Goya (Zambrano recibió el de mejor Director Novel). De bajo imagen de la música tradicional cubana, la cultura oficial ex-
presupuesto, con actores poco conocidos pero de una valía im- portable; aquí se nos muestra un mundo desconocido para la ma-
presionante, la película nos habla de la soledad, del conformis- yoría del público. Aparecen grupos musicales de jóvenes como
mo y abnegación de muchas Free Hole Negro, Kelvis
mujeres hacia la estupidez del Ochoa, Telmary, Descemer
hombre, de la amistad, del al- Bueno, Cuba libre, William
coholismo, de sentimientos... Vivanco, Tierra Verde y X
Para Zambrano esta película Alfonso, que configuran
suponía un gran éxito y supon- una potente banda sonora
drá un gran reto que superar, original, por ello se nos ha-
como él mismo reconoce, al ce tan vitalista, tan viva.
colocarle, en el panorama ci- Pero dentro de Haba-
nematográfico actual, en una na Blues se nos presenta
situación que nunca deseó y un drama cotidiano: la
que le preocupa. emigración. La historia de
Benito Zambrano estudió Caridad que ha perdido el
cine en la Escuela Internacio- futuro con Ruy, preocupa-
nal de San Juan de los Baños do únicamente de su músi-
de Cuba demostrando a partir ca, y que mira hacia Mia-
de ese momento su buen hacer mi, donde tiene a su madre
Dirección: Benito Zambrano ● Guión: Benito Zambrano
en el mundo del documental, que le sustenta económica-
y Ernesto Chao ● Producción: Antonio P. Pérez ●
el corto y el mediometraje, co- mente en los momentos di-
Producción musical: José Luis Garrido, Juan Antonio
mo lo atestiguan los muchos fíciles. Desgraciadamente
Leyva y Jorge Marín ● Director de Fotografía: Jean
premios recibidos. Después de ésta es una realidad para
Claude Larrieu ● Ficha artística: Alberto Joel (Ruy),
Solas hizo una incursión en muchos cubanos, es la
Roberto Sanmartín (Tito), Yailene Sierra (Caridad),
TV con la serie Padre Coraje, imagen dura, la huida en
Tomás Cao Uriza (Alex), Zenia Marabal (Luz María),
donde nos sigue demostrando barco durante la noche con
Marta Calvo (Marta), Roger Pera (Lorenzo), Julie
su maestría en la dirección de sus hijos hacia un mundo
Ladagnous (Valerie)...
actores. Este director se nos que se presume mejor.
“proyecta” como un realizador Luego está la otra historia,
comprometido y como tal la de los músicos que se
aborda su siguiente proyecto: Habana Blues. van a comer el mundo, a los que se les pone “oro en bandeja”, el
Los personajes principales de Habana Blues son dos músi- gran caramelo de ir a España a triunfar con un contrato maravi-
cos, Ruy y Tito (Alberto Joel y Roberto San Martín) que tienen lloso que tiene letra pequeña. El “buitre capitalista” asoma sus
un proyecto común: salir adelante en el difícil mundo de la mú- garras, y es en ese momento cuando surgen las disquisiciones
sica. Tito vive con su abuela, personaje peculiar y diva de la mú- morales de estos jóvenes; para Tito se ha abierto la puerta a otro
sica, y Ruy vive con Caridad (Yailene Sierra) con la que ha teni- horizonte, a un futuro esperanzador que no parece estar, de mo-
do dos hijos, joven luchadora que sostiene a la familia gracias a mento, en la isla, pero Ruy no lo verá del mismo modo.
sus trabajos de artesanía. Ellos mismos ya se ven reconocidos en Zambrano homenajea a esa ciudad tan maravillosa y a sus
el estrecho grupo de amigos, que a duras penas consiguen hacer gentes, con las que convivió durante sus cinco años de estudios
sus conciertos y grabaciones, “resuelven”, como muchos cuba- en la escuela de cine.❑
nos, para salir adelante. Pero a estos músicos les llega la gran
oportunidad en la figura de dos productores españoles que les
proponen una gran oferta internacional, pero esto no parece ser Juan Vicente Monteagudo

64 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


Lens Politica
E
ntre el 28 de noviem-
bre y el 3 de diciem-
bre de este mismo
año, se va a celebrar en Hel-
sinki (Finlandia) la primera
edición del festival de cine
político Lens Politica. El
proyecto está organizado a
través de la Academia de Be-
llas Artes de la ciudad (Ku-
Itziar Arriaga
vataideakatemia) y se pro-
yecta como un punto de en-
cuentro entre los elementos
propios de un festival de ci-
ne y una serie de objetivos de investigación académica, ac-
tividad pedagógica e interacción urbana. De este modo, el
evento no se limita a la presentación de películas y cortas se-
siones de preguntas y respuestas, como suele dominar en mu-
chos casos los festivales de cine al uso.
Lens Politica llama a la reflexión sobre las distintas es-
trategias desarrolladas por los autores para investigar y do-
cumentar un tema político, y sobre los distintos usos que ha-
cen de imágenes, texto, sonido, música y su manipulación
gracias a las distintas técnicas cinematográficas, para orga-
nizar esa documentación en torno a un discurso político es-
pecífico.
Al inscribirse el proyecto dentro de la actividad de un
centro de estudio artístico, desde el punto de vista pedagó-
gico, el festival quiere promover la investigación sobre
asuntos políticos como fuente de inspiración artística, cen-
trándose de este modo en la participación activa de los ar-
tistas en su entorno social. Esto resulta especialmente rele-
vante para los organizadores del evento no sólo como gen-
te vinculada al mundo del arte, sino y sobre todo como pe-
dagogos, ya que resulta alarmante el notorio carácter indi-
vidualista de las tendencias artísticas occidentales contem-
poráneas que marcan la conducta estética en armonía con
el sistema ideológico dominante.
De este modo, el festival tiene un claro objetivo, el de en-
cauzar la motivación de los participantes no sólo en la re-
cepción pasiva de las películas, sino en actividades destina-
das a la intervención dentro de la ciudad de Helsinki. Esto
comenzará a partir del mismo mes de septiembre con el uso
durante dos semanas de una pantalla al aire libre en la calle
de mayor tránsito de la ciudad en la que diversos alumnos de
Cultura Cine
●
la Academia expondrán
sus películas de carácter
político vinculadas a su
entorno urbano. Varios
cursos y conferencias in-
ternacionales, la publica-
ción de una revista de
gran tirada dentro de una
de las mayores revistas
gratuitas de Finlandia, la
colaboración con otros
festivales de la ciudad, di-
versas acciones de carác-
ter político y una exposi-
ción completarán los eventos que servirán de preámbulo pa-
ra los días específicos del festival.
El festival tiene como objetivo reducir las proyecciones
diarias para aumentar el tiempo destinado al debate, las me-
sas redondas, las conferencias y la participación de los asis-
tentes. Además, no tiene como finalidad proyectar tan sólo
obras de carácter exclusivamente cinematográfico. Por el
contrario, uno de los elementos relevantes dentro de la pro-
gramación es el interés por el activismo y por su documen-
tación a través del vídeo. De este modo, varios videoactivis-
tas participarán con la intención de debatir sobre los ele-
mentos positivos del uso de las nuevas tecnologías en el
mundo audiovisual con una finalidad política. Dentro de es-
ta filosofía, acciones como las de ONG que distribuyen equi-
po audiovisual para que la gente pueda acceder a documen-
tar los conflictos sociales, laborales o políticos que sufren y
que este material pueda ser utilizado ante cortes internacio-
nales o medios masivos, encajan dentro de los objetivos del
festival, no por su carácter cinematográfico, sino por su sig-
nificación en la nueva manera de entender y utilizar los me-
dios audiovisuales de los que disponemos, cada vez más ba-
ratos y accesibles.
La selección de los temas y los trabajos que se presenta-
rán, así como la organización del evento, correrá a cargo de
un grupo de estudiantes que durante más de un año se han
dedicado activamente a Lens Politica coordinados por un
reducido grupo de profesores. Bienvenidos.❑
Alejandro Pedregal. Colaborador habitual de Pueblos
y profesor en la Academia de Bellas Artes de Helsinki
(Finlandia).
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2005 ● 65
Cultura Poesía
Cultura
●
Ací fou la batalla
Battle spoil, bearing yet dreory arms
Ezra Pound
Ací fou la batalla. La mateixa brisa movia les espigues
dels camps de blat aquell dia. Ací fou la matança. Els crits de
dolor. Les mirades efímeres. L’or desplomat. La lluor de les
espases i de les armadures. El bram dels timbals. Les bande-
res abandonades. Els renecs dels cossos nafrats. Els núvols
que rebenten. Les roderes profundes damunt del fang. Els
clots dels obusos. Les rases que puden. Les fumeres acres.
Els renills dels cavalls desbridats. Llances rovellades. Cal-
cer sense peus. Les constel·lacions encara adormides.
Camps verds d’abril. Aquest silenci de pedra. On són
aquells ulls que contemplaren altres ulls? On les mans que
acariciaren altres mans? On aquella herba humida i el vol ras
dels voltors? Des del turó hom veu com avancen les tropes,
com sonen les trompetes, com es trenquen les línies, com arri-
ba el pànic i el desastre per als vençuts. Ací fou la batalla. Hi
ha un monòlit que així ho atesta.
Joan Navarro, Magrana. Brosquil edicións.
Valencia, 2004.
66 ● 2005 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Aquí fue la batalla
Battle spoil, bearing yet dreory arms
Ezra Pound
Aquí fue la batalla. La misma brisa movía las espigas de
los campos de trigo aquel día. Aquí fue la matanza. Los gri-
tos de dolor. Las miradas efímeras. El oro desplomado. El
resplandor de las espadas y de las armaduras. El bramido de
los timbales. Las banderas abandonadas. Los reniegos de los
cuerpos llagados. Las nubes que revientan. Las roderas pro-
fundas sobre el barro. Los hoyos de los obuses. Las zanjas
que hieden. Las humaredas acres. Los relinchos de los caba-
llos desbridados. Lanzas oxidadas. Calzado sin pies. Las
constelaciones todavía dormidas.
Campos verdes de abril. Este silencio de piedra. ¿Dónde
están aquellos ojos que contemplaron otros ojos? ¿Dónde las
manos que acariciaron otras manos? ¿Dónde aquella hierba
húmeda y el vuelo rasante de los buitres? Desde el cerro se
ve cómo avanzan las tropas, cómo suenan las trompetas, có-
mo se rompen las líneas, cómo llega el pánico y el desastre
para los vencidos. Aquí fue la batalla. Hay un monolito que
así lo testifica.
(Traducción del autor)