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HISTORIA DE LA ORATORIA

La oratoria en el mundo griego y la elocuencia forman parte de la vida. Grecia antigua es


una cultura eminentemente oral y siempre hubo ocasiones en las que fue necesario
convencer o persuadir al prójimo para cumplir un objetivo.

El desarrollo de las instituciones democráticas amplió el horizonte de la oratoria: el


hombre griego tuvo que convencer de sus ideas políticas en la asamblea o que
defenderse con un discurso ante un jurado.

El movimiento sofístico es el primer movimiento ideológico que impulsa la oratoria en


Grecia. Los sofistas inventaron y difundieron teorías sobre hablar en público, dando inicio
a los preceptos de la retórica.

Según Aristóteles fueron Corax y Tisias los iniciadores de los preceptos retóricos y
compositores de grandes discursos. El sofista Gorgias visitó Atenas como embajador de
Leontinos (Sicilia) e impresionó a los atenienses con su quehacer oratorio. Marcó escuela
con el uso de antítesis verbales, iteraciones, simetrías sintácticas y sintagmáticas,
paralelismos. Estos procedimientos no eran nuevos en Atenas, pero impresionó la
habilidad y el grado de su uso por Gorgias.

Los teóricos de la retórica dividieron la oratoria en tres subgéneros: judicial, asamblearia


o deliberativa, demostrativa o epidíctica.
Demóstenes (aprox. 384-323 a. C.). Considerado como el Padre de la Oratoria. Nace en
una familia adinerada, pero queda huérfano. Sus tutores dilapidan su fortuna. Los
primeros discursos que compone son judiciales, con el objetivo de recuperar el
patrimonio que se le había sustraído. Según se cuenta no estaba especialmente dotado
para la oratoria: padecía de cierta tartamudez que sólo consiguió superar con constancia,
pero jamás fue un buen improvisador. Sus discursos se clasifican en: Discursos de causas
privadas. Son discursos judiciales, cortos, para que los pronunciaran sus clientes.
Discursos de causas públicas. Son de carácter legal y político. Destacan aquí los discursos
Por la Embajada y Por la Corona, producidos en el marco de su enemistad con Esquines.
Discursos pronunciados ante la asamblea, de carácter específicamente político. Destacan
aquí las Filípicas, escritas contra Filipo de macedonia, y también las Olínticas o Sobre la
Paz. En estos discursos Demóstenes pretende demostrar que el avance de Filipo hacia
Atenas es algo grave. En ellos se demuestra el patriotismo del orador.

Existieron los logógrafos en Grecia antigua, profesionales redactores de discursos para


los juicios a quienes se les pagaba por dicho trabajo. Lisias fue de los más grandes
logógrafos. Pero también destacaron Hecateo de Mileto, Herodoto y Pericles.

Sócrates fundo su escuela de oratoria en Atenas quien tenía un concepto más amplio
sobre el orador inclinándose hacia un sentimentalismo patriótico, ya que a consideración
del filósofo, el buen orador debía ser un hombre instruido y movido por altos ideales
éticos a fin de garantizar el progreso del Estado.

Numerosos tratados sobre oratoria y/o retórica que datan de los tiempos alboréales de
los griegos cobran actual vigencia en nuestra globalizada sociedad; lógicamente, a ellos
se suman las contribuciones de los romanos –continuadores del esplendor cultural de los
helenos- de aquellos tiempos nos han llegado importantes tratados sobre oratoria: los de
Aristóteles; “Arte retórica”, Marco Tulio; los de Cicerón; “De la invención”, “Del Orador” y
“De la Perfección Oratoria”.

Después tras la política impuesta del Imperio Romano, la oratoria y su fin político atravesó
por una crisis, se estancó, debido a su poca utilidad debido al Imperio dominado por el
Emperador. Aquí brillo Marco Flavio Quintiliano y su obra “Instituciones oratorias”(c. 35-
c. 95) constituyen su obra más famosa. En ellos trata sobre los métodos, fundamentos y
técnicas de la enseñanza y de la oratoria.

La Oratoria influyó poderosamente en el campo de la poesía y la literatura en general


pasándole parte de sus recursos expresivos y retorizándola en exceso. La oratoria griega
debió de comenzar a influir ya en el Siglo III a.C., incluso, sobre quienes, como Catón se
presentaban como detractores del helenismo. Hasta el Siglo I a.C.

ETAPAS HISTORICAS DE LA ORATORIA

ANTIGÜEDAD

El lugar donde la elocuencia adquiría plenamente su valor, era el Foro.

La República romana favoreció hasta sus últimos tiempos el desarrollo de la oratoria, y


aunque existía una tradición autóctona, fue a partir de mediados del Siglo II a.C

EDAD MEDIA

Durante la Alta Edad Media el sermón había tenido muy poca relevancia en el oficio
eucarístico, pero este panorama comenzó a cambiar a mediados del Siglo XI. Sin embargo,
a pesar de la continua insistencia de sínodos y concilios por extender la práctica del
sermón, aprovechando el auge del sistema parroquial, fue muy poco lo que de momento
se pudo hacer.

EDAD MODERNA

La oratoria es un don especial para el que lo posee y un preciado tesoro para quien lo
obtuvo, con su gran trabajo.

La revolución francesa fue una gran época para la oratoria y Robespierre compartía con
sus contemporáneos una excepcional fe en las palabras.

EDAD CONTEMPORÁNEA

En la Edad Contemporánea se le ha dado mayor soltura al aprendizaje de la oratoria. Este


factor de soltura y de nuevas opciones, otorgan mayor desarrollo al mismo.
La crisis del 29 en Estados Unidos provocó que oradores como Winston Churchill, al que
debemos la expresión "sangre, sudor y lágrimas" o Franklin Delano Roosevelt , quien nos
explicó que a lo que hay que tener miedo es "al mismo miedo". ¿Y Charles De Gaulle
haciendo el llamamiento a la resistencia contra Alemania en la II Guerra Mundial?

Aunque queramos, no podemos olvidarnos de otro de los grandes oradores de la Historia,


Adolf Hitler. Dicen que Hitler pasaba horas y horas frente al espejo para ensayar sus
arengas.

Grandiosa es la frase que utiliza John F. Kennedy en su toma de posesión como presidente
de los EEUU: "no os preguntéis qué puede hacer vuestro país por vosotros, sino que
podéis hacer vosotros por él", o quizá, la más representativa de la Historia, el 28 de agosto
del 63, cuando Martin Luther King habló de su gran sueño: "I have a dream".

Ya en el siglo XXI, en la era Internet, el número uno en oratoria es, sin duda, Barak Obama
. ¿Quién se atrevería a haber afirmado que sólo tres palabras "yes we can" se convertirían
hasta en una canción?

Emoción frente a razón, referencias personales frente a generales


y muy buena preparación, el trinomio del éxito de un buen
discurso.

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