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Según Aristóteles fueron Corax y Tisias los iniciadores de los preceptos retóricos y
compositores de grandes discursos. El sofista Gorgias visitó Atenas como embajador de
Leontinos (Sicilia) e impresionó a los atenienses con su quehacer oratorio. Marcó escuela
con el uso de antítesis verbales, iteraciones, simetrías sintácticas y sintagmáticas,
paralelismos. Estos procedimientos no eran nuevos en Atenas, pero impresionó la
habilidad y el grado de su uso por Gorgias.
Sócrates fundo su escuela de oratoria en Atenas quien tenía un concepto más amplio
sobre el orador inclinándose hacia un sentimentalismo patriótico, ya que a consideración
del filósofo, el buen orador debía ser un hombre instruido y movido por altos ideales
éticos a fin de garantizar el progreso del Estado.
Numerosos tratados sobre oratoria y/o retórica que datan de los tiempos alboréales de
los griegos cobran actual vigencia en nuestra globalizada sociedad; lógicamente, a ellos
se suman las contribuciones de los romanos –continuadores del esplendor cultural de los
helenos- de aquellos tiempos nos han llegado importantes tratados sobre oratoria: los de
Aristóteles; “Arte retórica”, Marco Tulio; los de Cicerón; “De la invención”, “Del Orador” y
“De la Perfección Oratoria”.
Después tras la política impuesta del Imperio Romano, la oratoria y su fin político atravesó
por una crisis, se estancó, debido a su poca utilidad debido al Imperio dominado por el
Emperador. Aquí brillo Marco Flavio Quintiliano y su obra “Instituciones oratorias”(c. 35-
c. 95) constituyen su obra más famosa. En ellos trata sobre los métodos, fundamentos y
técnicas de la enseñanza y de la oratoria.
ANTIGÜEDAD
EDAD MEDIA
Durante la Alta Edad Media el sermón había tenido muy poca relevancia en el oficio
eucarístico, pero este panorama comenzó a cambiar a mediados del Siglo XI. Sin embargo,
a pesar de la continua insistencia de sínodos y concilios por extender la práctica del
sermón, aprovechando el auge del sistema parroquial, fue muy poco lo que de momento
se pudo hacer.
EDAD MODERNA
La oratoria es un don especial para el que lo posee y un preciado tesoro para quien lo
obtuvo, con su gran trabajo.
La revolución francesa fue una gran época para la oratoria y Robespierre compartía con
sus contemporáneos una excepcional fe en las palabras.
EDAD CONTEMPORÁNEA
Grandiosa es la frase que utiliza John F. Kennedy en su toma de posesión como presidente
de los EEUU: "no os preguntéis qué puede hacer vuestro país por vosotros, sino que
podéis hacer vosotros por él", o quizá, la más representativa de la Historia, el 28 de agosto
del 63, cuando Martin Luther King habló de su gran sueño: "I have a dream".
Ya en el siglo XXI, en la era Internet, el número uno en oratoria es, sin duda, Barak Obama
. ¿Quién se atrevería a haber afirmado que sólo tres palabras "yes we can" se convertirían
hasta en una canción?