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La innata presencia de una actividad explorativa y manipulativa sobre el mundo animado e inanimado.
La expectativa de una respuesta que le provenga como retroacción a la acción por él ejercitada.
La necesidad repetitiva de las experiencias.
La necesidad de un intervalo critico para la elaboración de la experiencia misma.
Ahora bien, el proceso de interacción interhumana es una parte fundamental del sistema mental del niño, pues, este
último hace alusión a la red de relaciones con las personas. Pues, antes que nada es necesario considerar que la mente
se constituye en el mismo momento del nacer luego que el cerebro y el organismo entero del niño son insertos
automáticamente en un sistema autocorrectivo de relaciones, es decir, no se limita en el cerebro ni en el cuerpo del
niño. Por tales motivos, las características mentales están ligadas al sistema como un todo. Cabe destacar que el
concepto de sistema mental sugiere un acercamiento al estudio de la percepción. Sucede que las percepciones
constituyen un verdadero y propio aprendizaje, pero siempre es necesario retroacciones que confirmen o convaliden el
percibir. Por lo tanto, se infiere que el fenómeno de la percepción no es solo una capacidad innata y fisiologicamente
dada, sino, que tanto el fenómeno de la percepción, así también como las estructuras anatomo-fisiologicas, son al
momento de nacer una pura potencialidad que solo al insertar en un sistema mental de retroacción (feed-back) puede
ser operante.
Por otro lado, los sistemas mentales se pueden dar en tres niveles diferentes, pues, el niño tiene la posibilidad
de crear o insertarse en sistemas autocorrectivos. Estos sistemas pueden ser:
Meta-comunicación y concepto de cálculo: en primera instancia es significativo mencionar que el concepto de cálculo
es proveniente del campo de la matemática. Según Boole un cálculo es un método que se basa en el empleo de
símbolos, cuyas leyes de combinación son conocidas y generales, y cuyos resultados admiten una interpretación
congruente. Ahora bien, cuando los matemáticos, en lugar de utilizar las matemáticas como un instrumento para
computar, utilizan un lenguaje que no forma parte de las matemáticas, sino que se refiere a ellas, entonces, este
lenguaje se lo denomina meta-matemático. Por lo tanto, se acepta que la estructura formal de las matemáticas es el
cálculo, mientras que la metamatemática es ese cálculo expresado. Si traspolamos las contribuciones anteriores al
campo de la comunicación, se infiere que cuando dejamos de utilizar la comunicación para comunicarnos, y la usamos
para comunicar o conceptualizar algo acerca de la comunicación, se sigue el mismo camino de la meta-matemática,
pero en este caso se denomina meta-comunicación. No obstante, la investigación de la meta-comunicación presenta
dos desventajas significativas. La primera consiste en que por el momento no hay nada comprobable al sistema formal
de un cálculo; la segunda desventaja alude al hecho de que mientras los matemáticos poseen dos lenguajes, es decir,
números y símbolos para expresar las matemáticas, y el lenguaje natural para referirse a las matemáticas, en tanto
nosotros estamos básicamente limitados al lenguaje natural como vinculo tanto para la comunicación como para la
meta-comunicación.
El concepto de caja negra: es elemental mencionar que el concepto de caja negra es en realidad un concepto tomado
del campo de telecomunicación. El mismo alude al hecho de que los equipos electrónicos son tan complejos que a veces
resulta más conveniente pasar por alto la estructura interna de un aparato y concentrarse en el estudio de sus
relaciones específicas entre entradas y salidas. Ahora bien, este concepto aplicado a la psicología y psiquiatría permite
sortear el estudio de los fenómenos mentales, los cuales resultan tremendamente difíciles de explorar, por tales
motivos, este concepto ofrece la ventaja heurística de que no es necesario recurrir a ninguna hipótesis intrapsíquica
imposible de verificar, y de que es posible limitarse a las relaciones observables de entradas y salidas, es decir, la
comunicación.
Presente versus pasado: como bien sabemos, la conducta está determinada, por lo menos en parte, por las
experiencias previas, pero las búsquedas de causas en el pasado no es viable. Pues, se menciona que las peculiaridades
de la memoria como una construcción hipotética no solo está basada en pruebas subjetivas, por lo tanto, pueden sufrir
distorsión. Entonces, se acepta la visión que sostiene que todo lo que una persona A dice acerca de su pasado a la
persona B está ligado a la relación actual entre esas dos personas y también determinado por ellas. Por otro lado, si se
observa la comunicación entre el individuo y los otros seres significativos de su vida se puede identificar configuraciones
de comunicación que son elementales para el diagnostico y permiten planificar la estrategia más apropiada para la
intervención terapéutica.
Efecto versus causa: no cabe duda que constantemente se busca la etiología de los acontecimientos, no obstante, es
imperioso destacar que en realidad las causas posibles o hipotéticas de la conducta asumen una importancia
secundaria, y siendo el efecto de la conducta el criterio de significación esencial en la interacción de individuos. Por
ejemplo los síntomas cumplen esta regla general, estos son entendidos como un fragmento de conducta que ejerce
efectos profundos sobre todo los que rodean al paciente. Sucede que generalmente se busca la causa, el ¿Por qué? del
cual sucede, no obstante, esta respuesta permanece oculta, por tales motivos, la pregunta ¿para qué? puede
proporcionar una respuesta válida y significativa, es decir, nos concentramos en el efecto.
La relatividad de lo normal y lo anormal: es elemental destacar que las primeras investigaciones en psiquiatría
apuntaban a un valor práctico en la clasificación de conductas en los pacientes. Por tales motivos, se apelo a incorporar
la distinción conceptual entre normalidad y anormalidad, en efecto, surgen los términos de “cordura” y “alienación”. No
obstante, cuando se acepta que desde un punto de vista comunicacional un fragmento de conducta solo puede
estudiarse en el contexto en que tiene lugar, los términos de cordura y alienación pierden su significado, por lo tanto,
las nociones de normalidad y anormalidad se vuelven cuestionables, pues ahora se acepta en general que el estado del
paciente no es estático, sino que varía según la situación interpersonal y según la perspectiva subjetiva del observador.
De este modo la esquizofrenia vista como la enfermedad incurable y progresiva de una mente individual, y la
esquizofrenia entendida como la única reacción posible frente a un contexto comunicacional absurdo o insostenible son
dos cosas totalmente distintas y la diferencia radica en la incompatibilidad de los dos marcos conceptuales.
La puntuación de la secuencia de los hechos: generalmente, desde el punto de vista de un tercero, comprendemos la
interacción entre individuos como una secuencia interrumpida de intercambios. No obstante, quienes participan en la
interacción siempre introducen lo que Bateson y Jakson denominaron la “puntuación de la secuencia de hechos”.
Hilando más fino, una secuencia consta de estimulo – respuesta – refuerzo, pero la secuencia de intercambios
examinadas en la comunicación tienden a ser prolongadas, por lo que se recurre a examinar una cadena de vínculos,
pertenecientes de la interacción, denominados tríadicos, estos son comparables a una secuencia estimulo – respuesta –
refuerzo. De este modo, es indudable que los individuos participantes en la interacción puntúan la secuencia, de modo
que uno de ellos o el otro tiene iniciativa, predominio, dependencia, etc. Esta puntuación organiza los hechos de la
conducta y, por ende, resulta vital para la interacción en marcha.
Cabe destacar que la falta de acuerdo con respecto a la manera de puntuar la secuencia de hechos es la causa de los
incontables conflictos en las relaciones.
Comunicación digital y analógica: en primera instancia es significativo mencionar que en la comunicación humana es
posible referirse a los objetos mediante dos maneras totalmente diferentes: 1) se lo puede representar mediante un
simil, tal como un dibujo, 2) o también mediante un nombre. Estos dos tipos de comunicación son equivalentes a los
conceptos de “analógico” y “digital”.
Por un lado, la comunicación digital alude al hecho de utilizar una palabra para nombrar o referirse a algo, aunque
resulta obvio que la relación entre el nombre y la cosa nombrada está arbitrariamente establecida, pues, las palabras
son signos arbitrarios que se basan en una convención semántica del lenguaje. Mientras que en la comunicación
analógica se basa en todo lo que no sea comunicación verbal, de modo que en este tipo se utiliza la postura, los gestos,
la expresión facial, la inflexión de la voz, la secuencia, y cualquier otra manifestación no verbal. Cabe destacar que el
hombre es el único organismo que utiliza tanto los modos de comunicación analógicos como los digitales.
Interacción simétrica y complementaria: un análisis minucioso en el fenómeno de la interacción devela dos tipos de
patrones que suelen diferenciar los tipos de interacción, por tales motivos, podemos hablar de una interacción simétrica
y una interacción complementaria, entonces, la comunicación puede describírsela como relaciones basadas en igualdad
o en la diferencia. En el primer de los casos, es decir, en la relación simétrica, los participantes tienden a igualar
especialmente su conducta reciproca. Sean debilidad o fuerza, bondad o maldad, la igualdad puede mantenerse en
cualquiera de esas aéreas. Mientras que en la relación complementaria la conducta de uno de los participantes
complementa la del otro, constituyendo un tipo distinto de gestalt. Así la interacción simétrica se caracteriza por la
igualdad y diferencia mínima, a diferencia de la interacción complementaria la cual está basada en un máximo de
diferencia. Cabe destacar que la relación complementaria puede estar establecida por el contexto social o cultural, o ser
el estilo idiosincrásico de relación de una diada particular. Pero en cualquiera de los dos casos es importante resaltar el
carácter de mutuo encaje de la relación en la que ambas conductas tienden cada una a favorecerse. Ninguno de los dos
participantes impone al otro una relación complementaria, sino que cada uno de ellos se comporta de una manera que
presupone la conducta del otro.
Por último, surge un tercer tipo de relación denominada meta-complementaria, en la que A permite u obliga a B a estar
en control de la relación mediante idéntico razonamiento, de hecho también se lo podría tomar como una
pseudosimetría, en la que A permite u obliga a B a ser simétrico.