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DESCRIPCIÓN EULERIANA

Se usa cuando el observador se coloca en una localización fija y estudia a las


partículas que pasan por esa localización en su movimiento, este enfoque se usa en
el estudio de movimientos de fluidos. En este enfoque se interesa por lo que está
ocurriendo en un cierto punto del espacio y en un cierto instante de tiempo, en lugar
de preocuparse por lo que le ocurra a una determinada partícula fluida

En este enfoque se selecciona un punto en el espacio (xo, yo, zo) y se describe el


movimiento de la partícula que lo ocupa en los diferentes instantes (t). Así el
campo se escribirá V=V(xo, yo, zo, t) que es una función vectorial que indica cual
es el valor de la velocidad en un punto fijo en el espacio (xo, yo, zo) a medida que
las partículas pasan por allí (t), por supuesto que esa función dará las
componentes de la velocidad en ese punto en cada momento, de manera que:

u = f1(x, y, z, t); ν = f2(x, y, z, t); ω = f3(x, y, z, t)

El nivel de detalle depende del número de regiones disponibles. En el límite habría


un número infinito de regiones de tamaño infinitesimal, y la velocidad estaría
disponible en cada punto en el campo.

Descripción Euleriana

Las variables independientes son la posición en el espacio, representada por las


coordenadas cartesianas (x, y, z) y el tiempo.
Se puede hablar acerca de la velocidad del fluido a la salida de la tubería, en 3
segundos después de haberse iniciado el flujo, o de la presión del aire a 3 pulgadas
adelante del toldo del automóvil. Probablemente en cada instante una partícula
diferente de fluido ocupa estás posiciones, pero esto no importa. Como la
identificación de puntos fijos en el espacio generalmente es más fácil que identificar
piezas individuales de fluido, la descripción Euleriana se emplea con mucha
frecuencia en la mecánica de fluidos. Resolver un problema de flujo de fluidos
requiere entonces la determinación de la velocidad, la presión, etc., en función de
coordenadas de espacio y tiempo. Se puede emplear entonces las funciones.

V(x, y, z, t) o P (x, y, z, t)

Para encontrar la velocidad o presión en cualquier lugar dentro del campo en


cualquier instante, sustituyendo simplemente los valores para x, y, z y t.
DESCRIPCIÓN LAGRANGIANA.

Se usa cuando el observador estudia una partícula siguiéndola a través de su movimiento


en el flujo. Este enfoque es amplia mente usado en la mecánica de partículas y/o cuerpos
indeformables, siendo que los principios básicos de la mecánica fueron establecidos con
este enfoque. Se trata de identificar una pequeña masa de fluido en un flujo, denominada
“partícula fluida”, y describir el movimiento todo el tiempo.

Como la partícula está en movimiento su posición es una función del tiempo, y por
consiguiente cada una de sus coordenadas es una función de
posición:x=x(t); y=y(t); z=z(t)

A lo largo del seguimiento de las partículas, (x, y, z) no son coordenadas fijas, sino que
cambian con respeto al tiempo. La trayectoria de una partícula de fluido está dada por el
vector, y se expresa en coordenadas cartesianas como:

r(t) = x(t)i + y(t)j + z(t)k

Trayectoria y Velocidad de Una partícula de fluido

Una vez posicionada la partícula en el espacio en un


instante dado se puede indicar su velocidad en ese punto
en ese instante. La velocidad del fluido se obtiene al
derivar la función posición con respeto al tiempo, y queda:

Donde: u, ν, y ω son las velocidades componentes en sus respectivas direcciones de


coordenadas. Las variables independientes son la identidad de la partícula y el tiempo.
Esto representa solo una partícula. Para obtener una descripción más completa y general
del movimiento del fluido en algún campo, se tendría que tener disponible las
trayectorias de muchas partículas de fluido.

Una descripción Lagrangiana es atractiva si se trata de un número de partículas pequeño.


Si todas las partículas se mueven como un sólido rígido o si todas las partículas se
desplazan solamente un poco de su posición inicial o su posición de equilibrio. Sin
embargo, en un fluido en movimiento, identificar y seguir el rastro de varias partículas es
virtualmente imposible. Surgen complicaciones adicionales debido a que una partícula
típica de fluido con frecuencia experimenta un desplazamiento largo. Por estas razones,
en la mecánica de fluidos la descripción Lagrangiana no es muy útil.
EL EXPERIMENTO DE REYNOLDS

Reynolds buscaba determinar si el movimiento del agua era laminar o


turbulento, existen varias influencias para el orden, como su viscosidad o
aglutinamiento, cuando más glutinoso sea el fluido, menos probable es que el
movimiento regular se altere en alguna ocasión. Por otro lado, tanto la
velocidad y el tamaño son favorables a la inestabilidad, cuanto más ancho sea
el canal y más rápida la velocidad mayor es la probabilidad de remolinos. La
condición natural del flujo era, para Reynolds, no el orden sino el desorden; y la
viscosidad es el agente que se encarga de destruir continuamente las
perturbaciones. Una fuerte viscosidad puede contrarrestarse con una gran
velocidad.

Reynolds bajo el punto de vista dimensional y con las ecuaciones


fundamentales del movimiento comenzó a resolver dichas dudas. A presión
constante, pensó, las ecuaciones del movimiento de un fluido equilibran el
efecto de inercia, representado por la energía cinética contenida en la unidad
de volumen, rU2, con el efecto viscoso, representado por el esfuerzo de
Newton, mU/c, donde U es la velocidad media y c una longitud característica de
la corriente en estudio (el diámetro del tubo, por ejemplo). Dio origen al
siguiente parámetro llamado "Número de Reynolds":

Efecto de inercia/Efecto viscoso = rU2/(mU/c) = rUc/m

Resulta ser un parámetro sin dimensiones, capaz de cuantificar la importancia


relativa de las acciones mencionadas: un valor pequeño indica que los efectos
viscosos prevalecen, con lo que el escurrimiento será probablemente laminar,
un valor grande, es seña de que predomina la inercia, sugiere un
comportamiento turbulento. Debe pues existir un valor intermedio –concluía
Reynolds- que separe los dos regímenes; y este identificará no solo la
velocidad crítica, conociéndose la viscosidad y la longitud característica, sino
también la viscosidad y la velocidad críticas, dados los valores de los otros dos
parámetros. Había ahora que acudir al experimento para confirmar esta
previsión.

Entonces se propuso determinar bajo que condiciones se produce el


escurrimiento laminar y el turbulento, siendo que este ultimo se caracteriza por
la presencia de remolinos y el otro no, la primera idea que se le ocurrió fue
visualizar con colorante. Construyo, con un tubo de vidrio de 6 mm de diámetro,
un sifón ABC con una entrada abocinada en A y válvula de control en C, que
llenó de agua; e introdujo su brazo corto AB en el agua de un vaso V. Por otro
lado, instalo un deposito de liquido coloreado D, provisto de un tubo EF,
también de 6mm, terminado en una angosta boquilla cónica que penetraba en
el centro de la boca A. El suministro de este líquido se controlaba por medio de
la pinza P.
Luego de dejar todo el sistema lleno de agua durante
varias horas, para asegurarse que todo movimiento
interno cesara, se abría poco a poco la pinza. El líquido
colorado salía de la boquilla F, primero adquiriendo la
forma de la llama de una vela, luego alargándose,
hasta volverse un filamento muy delgado que al
permitirse el desagüe por C se extendía por todo el
sifón. A la válvula C se le daban aperturas siempre
mayores, para que aumentara la velocidad del agua en
el sifón; y al mismo tiempo se incrementaba el
suministro de colorante, a fin de que el filete se
mantuviera visible. Contrariamente a lo previsto, con la
máxima abertura de la válvula, este último se mantenía
todavía perfectamente claro y estable a lo largo de todo
el tubo, sin el menor asomo de perturbaciones en la
corriente. Se prolongó el brazo BC hasta casi tocar el
piso para aumentar aun más la velocidad; pero nada, el filete no se alteraba en
lo más mínimo.

Evidentemente el diámetro, de un cuarto de pulgada, escogido para el sifón era


demasiado reducido, el flujo no pasaba de laminar. Entonces Reynolds decidió
usar un tubo de una pulgada. Pero hacer un sifón de vidrio de este diámetro no
era fácil; y se le ocurrió una solución mucho más simple:

El dibujo que Reynolds presento es el siguiente:

El tanque V, de seis pies de largo, uno y


medio de ancho y otro tanto de profundidad,
se ve levantado siete pies por encima del
piso, con el fin de alargar
considerablemente el brazo vertical de la
tubería de fierro que prolongaba, al otro lado
de la pared del tanque, el tubo de vidrio AB
donde el experimento se realizaba. También
utilizo un flotador, que permite controlar al
centésimo de pulgada la bajada de nivel del
agua en el tanque, y de pie sobre la plataforma el buen Mr. Foster, el ayudante,
listo para regular, con una palanca gigantesca, el escurrimiento.

El primer ensayo se pudo realizar el 22 de febrero de 1880. Reynolds y Foster


llegaron temprano, llenaron el tanque con una manguera y, de las 10 de la
mañana a las dos de la tarde, lo dejaron descansar para que el agua se
tranquilizara. Luego se empezó el experimento de la misma forma que las
primeras tentativas. Se permitió al tinte fluir muy despacio, y se abrió un poco la
válvula. El filamento coloreado se estableció como antes (Fig a) y permaneció
muy estable al crecer la velocidad; hasta que de repente con una leve
apertura de la válvula, en un punto situado más o menos dos pies antes del
tubo de hierro, el filamento se expandió y se mezcló con el agua, hasta llenar el
resto del conducto con una nube coloreada, que a primera vista parecía como
un tinte uniforme (Fig b). Sin embargo, un examen más cuidadoso revelo la
naturaleza de esa nube: moviendo el ojo a modo de seguir el avance de la
corriente, la expansión del filete coloreado se deshizo en movimiento
ondulatorio del filamento bien definido, primero sin mayores disturbios; luego;
después de dos o tres ondas apareció una secuencia de remolinos aislados y
perfectamente claros (Fig c). Se les podía reconocer bastante bien al seguirlos
con los ojos; pero se distinguían mejor con el destello de un chispazo, cerrando
un poquito la válvula, los remolinos desaparecieron, y el filete coloreado se
reconstituyó.

Fig a Fig b Fig c

Así, se habían podido producir en un mismo tubo, con solo variar la velocidad,
los dos regímenes, laminar y turbulento. Pero el mismo resultado debía
obtenerse al calentar el agua, y así reducir su viscosidad. El cuarto donde se
realizaban los experimentos estaba a una temperatura de 8.3°C, y esta era
también la temperatura del agua; con un chorro de vapor Reynolds consiguió
elevarla a 21°C, reduciendo 1.39 veces la viscosidad. Aumentando poco a poco
la velocidad, determino en ambos casos el valor crítico con el cual empezaba a
transformarse el movimiento laminar y encontró que en el segundo la velocidad
critica era 1.45 veces menor que en el primero. Aunque esta concordancia
fuera aceptable, considerando la naturaleza del ensayo, Reynolds quedó con la
idea de que en el tanque calentado debía manifestarse algunas perturbaciones
adicionales: unas podían resultar de la diferencia de temperatura entre el agua
y el medio ambiente, por lo cual la superficie libre del agua y aquellas en
contacto con las paredes sufrirían un enfriamiento, que a su vez podría crear
una circulación dentro del tanque. Otras perturbaciones se debían al gradiente
de temperatura en el tanque mismo, ya que está, en el fondo, llegaba a ser
hasta 5°C más alta que en la superficie. Reynolds prefirió enfriar el agua hasta
su máxima densidad, 4°C agregándole hielo. El experimento comprobó que en
todos los casos sí existe una velocidad crítica, y que esta varía en proporción
directa con la viscosidad del flujo. Por otro lado, ensayos realizados, además
del de una pulgada, con otros dos tubos, de media y un cuarto, permitieron
concluir que la velocidad mencionada es inversamente proporcional al diámetro
del tubo, confirmando así que el flujo laminar se empieza a alterar por un valor
bien definido del parámetro rUD/m.

NUMERO DE REYNOLDS
Un flujo laminar se define como aquel en que el fluido se mueve en capas o
láminas, moviéndose suavemente unas sobre otras y existiendo sólo
intercambio de moléculas entre estas capas. Cualquier tendencia hacia la
inestabilidad o turbulencia es disminuida por la acción de las fuerzas cortantes
viscosas que se oponen al movimiento de estas capas de fluido que se
encuentran juntas entre sí. Por otro lado, en un flujo turbulento el movimiento
de las partículas es muy inestable o desordenado y se tiene un intercambio
entre capa y capa muy intensa o con mayor velocidad que si fuese un flujo
laminar.
El número de Reynolds permite caracterizar la naturaleza del flujo, es decir, si
se trata de un flujo laminar, flujo transicional o de un flujo turbulento, además
indica la importancia relativa de la tendencia del flujo hacia un régimen
turbulento respecto de uno laminar y la posición de este estado dentro de una
longitud determinada.

Este número es adimensional y puede utilizarse para definir las características


del flujo dentro de una tubería.
El número de Reynolds proporciona una indicación de la pérdida de energía
causada por efectos viscosos. Observando la ecuación anterior, cuando las
fuerzas viscosas tienen un efecto dominante en la pérdida de energía, el
número de Reynolds es pequeño y el flujo se encuentra en el régimen laminar.
Si el Número de Reynolds es 2000 o menor el flujo será laminar. Un número de
Reynolds mayor de 4000 indican que las fuerzas viscosas influyen poco en la
pérdida de energía y el flujo es turbulento. Finalmente, si el número de
Reynolds llega a estar entre los valores igual o mayor a 2000 e igual o menor a
4000 se considera que el flujo de ese fluido es transicional.

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