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luanes del Estado liberal hasta 1931 fueron espera que los próximos coloquios México-
los partidos políticos, el parlamento, el ejér- España produzcan trabajos más comparati-
cito, la Iglesia y la corona. Con estos baluar- vos, o al menos a una criba más fina. ¡Ah!, ¿y
tes. Pro Ruiz sostiene que España mantuvo qué problema había en el viejo estilo de ci-
un Estado liberal a la Siéyes o Renán, así tar a pie de página con nombre y apellido
como una estabilidad de fronteras y territo- del autor, título del libro y esas cosas tan ba-
rial única en Europa. El Estado español se ladíes.' Las citas del libro siguen un estilo
fue adaptando a las circunstancias, aunque arrabalero y ''social scienlish" -a veces los
la peculiar facilidad con que la corona no nombres aparecen en su orden normal, a
respetó los acuerdo constitucionales reforzó veces invertidos, a veces sólo la inicial del
las alianzas antiliberales entre militares, caci- nombre, a veces sólo el apellido, a veces edi-
ques y nobles. En esencia, el ensayo de Pro torial, a veces no-. ¡Hombre, no hay que
Ruiz presenta una perspectiva muy intere- ser! Las minutas de congresos académicos
sante que hubiera merecido unas cuantas re- son así, cual transcripciones de debates en
flexiones sobre la necesidad o lo inevitable cámaras de diputados: hay que escarbar para
de consolidar un Estado liberal sin democra- buscar la chicha. ¿Qué de malo había en un
cia -lo cual parece haber sido norma, si se volumen de 150 páginas con cinco excelen-
observa con desencanto el siglo XIX europeo tes trabajos.' Pero bueno, supongo que ya
y americano-. Este tipo de ensayos debería encarrerado el peine... f^
haber abierto al apetito de los participantes
mexicanos en el coloquio para comparar, por
ejemplo, esta idea de un Estado liberal es- CADA CUAL LO SUYO
pañol versus la formación del Estado en un
México sin rey -aunque se intentó hasta el Rogelio Aragón
cansancio-. Siempre he creído que se po-
I Pipes, Richard, Propiedad y libertad: dos conceptos
drían escribir unas vidas paralelas de ambos inseparables a lo largo de la historia, Madrid,
Estados, el español y el mexicano, sobre Tumer, Fondo de Cultura Económica, 2002,405 pp.
todo a partir del 1868 español y del 1876
mexicano. Cómo no sendr eso al leer con La revista que en estos momentos sostiene
ojos mexicano un trabajo como el de Pro en sus manos es suya. Usted pagó el precio
Ruiz, o la excelente síntesis interpretativa indicado en la portada y por ende, estimado
(Jn siglo de España. Política y sociedad (Ma- lector, es libre de hacer con ella lo que le
drid, 1999) de Santos Julia. plazca. Si usted desea guardarla, compartirla,
La inteff-ación del territorio en una idea de lanzaria a la basura o quemarla, nadie, ni los
Estado, México y España, ¡820-1940 incluye editores, distribuidores ni autoridad alguna
muchos más trabajos de muy variada calidad. puede impedírselo. Pero si usted está pen-
Imposible detenerse en todos. Este lector sando en hacer pasar como de su autoría al-

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guno de los artículos, imágenes o conteni- capítulo conviven la añoranza por una Edad
dos, o bien reproducirlos por cualquier me- de Oro, pacífica y sin propiedad, de Hesio-
dio sin autorización expresa del propietario do; la utópica búsqueda de la abolición de la
de los derechos, entonces la historia cambia, propiedad de La República y Las Leyes de
ya que estaría usted infringiendo leyes inter- Platón; la defensa de la propiedad como po-
nacionales que protegen la propiedad inte- sibilidad de practicar la caridad cristiana es-
lectual. ¿Paradójico, no? A pesar de haber grimida por Santo Tomás de Aquino; la
cubierto el importe monetario requerido idílica fascinación por la supuesta ausencia
para obtener la propiedad de la publicación de distinciones sociales y de propiedad pri-
-y la libertad de disponer de ella- esto no vada plasmada por Tomás Moro en su Uto-
implica que haya adquirido la propiedad de pía; la propiedad como causa de desigualdad
sus contenidos, ya que no es libre de disf)o- entre los hombres según Rousseau; la pre-
ner de ellos. sunción de Marx y Engels de que toda la
Richard Pi[)es, profesor de Historia en la propiedad era en principio colectiva; para
Universidad de Harvard, abandona por un cerrar el ciclo con el triunfo de Aristóteles
momento su ámbito de especialidad -Rusia sobre Platón, representado por la ola "priva-
y la Unión Soviética- para reflexionar sobre tizadora" tan en boga a partir de los años
dos conceptos fundamentales en la historia ochenta del siglo pasado y que parece no te-
de la humanidad, pero que pocas veces ha- ner fin.
bían sido analizados en conjunto: la propie- El segundo capítulo nos interna en la
dad y la libertad. A primera vista la obra de discusión sobre los orígenes de la propiedad.
Pipes parece estar basada sobre los funda- ¿Es algo "natural" o, por el contrario, es pro-
mentos del materialismo histórico, dando ducto de las convenciones sociales.' Ambas
prioridad a la actividad económica como posibilidades son exploradas por Pipes. La
causa y efecto de la libertad y la propiedad. primera opción, la natural, se explica en un
Sin embargo, el autor va más allá y estudia esrilo que recuerda indudablemente al Mono
las implicaciones filosóficas, religiosas y so- desnudo y al Zoo humano, por una parte, y a
ciales de ambas ideas y la forma en que inci- los recientes estudios sobre etnopediatría
dieron en la formación del individualismo, por otra: en el sentido de posesión entre los
tan caro a Occidente, desde el punto de vis- animales y los niños se encuentran las bases
ta de filósofos, teólogos y politólogos, par- del sentido de propiedad que, necesaria-
riendo de la antigüedad clásica hasta el siglo mente, tuvo que institucionalizarse median-
XX, pasando por las edades media y moder- te fundamentos legales, filosóficos y éticos,
na, para posteriormente analizarlas como desde el momento en que el hombre se vio
institución desde cuatro perspeaivas dife- en la necesidad de agruparse socialmente y
rentes: psicológica, antropológica, histórica y de regular las relaciones entre sus miem-
sociobiológica. De esta forma, en el primer bros. Y así como fue menester proscribir el

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asesinato, el incesto o el robo, la propiedad por razones económicas como políticas". El
-en principio la de la tierra, y conforme se siglo pasado fue, en efecto, la época en que
crearon nuevas necesidades y satisfactores, más cotos se han impuesto a la propiedad.
la de otros objetos- también debía garanti- No sólo los fallidos regímenes comunistas y
zarse y protegerse colectivamente, pero a fa- fascistas intentaron un reordenamiento eco-
vor del individuo. De hecho, el autor afirma nómico que incluía, obviamente, a la propie-
que el vínculo propiedad-individuo es tan dad privada: los gobiernos "democráricos" y
fuerte que los esquemas comunistas, desde "liberales", en aras de mantener posiciones
los expuestos por Platón en La República, los políticas y de paliar de algún modo las enor-
kibbutzim en Israel o los ideólogos de la mes desigualdades sociales y la brecha entre
Unión Soviética, se han propuesto erradicar crecimiento económico y demográfico, tam-
la personalidad individual por considerarla bién han limitado la libertad sobre la pro-
el mayor obstáculo para la igualdad perfecta: piedad bajo el argumento de garantizar la
"en los comienzos de la Unión Soviética igualdad de oportunidades y de velar ptor el
esta obsesión fue tan grande que algunos bien común. Para ello, tales gobiernos han
llegaron a proponer seriamente que se tenido que instrumentar diversos controles
reemplazaran los nombres propios de los a la propiedad y a la libertad mediante im-
ciudadanos por cifras o números". puestos que se desunan al gasto social, con-
Una vez presentada la forma en que han troles sobre precios, salarios mínimos y al-
cambiado con el paso del tiempo tanto la quileres, educación y servicios de salud
idea como la institución de la propiedad. Pi- gratuitos para los más desprotegidos, orga-
pes se aboca a examinar el ejemplo de In- nismos que previenen la formación de mo-
glaterra y Rusia, naciones occidentales que nopolios o la competencia desleal. Sin em-
por razones históricas han formulado con- bargo, como bien apunta Pipes, todas esas
cepciones distintas sobre la libertad y la pro- medidas han resultado contraproducentes:
piedad. Ambas naciones se estudiaron sobre no han servido para disminuir la ptobreza ni
la base de dos marcos históricos disantos. han logrado equilibrar las desigualdades so-
En el caso inglés se hace un seguimiento de ciales. Por el contrario, han promovido e in-
la idea y la institucionalización de la propie- crementado la pobreza y la dependencia ha-
dad desde la época prenormada hasta la Re- cia el Estado por parte de algunos sectores
volución Gloriosa del siglo xvii. Para Rusia y ha incentivado la improductividad. Y esto
la cronología abarca desde las primeras no sólo se aplica a los países en vías de desa-
incursiones de los suecos en el siglo IX hasta rrollo. En los Estados Unidos, por ejemplo,
los primeros años del siglo XX. un programa gubernamental establecido f)ara
El quinto capítulo se dedica exclusiva- ayudar a las madres viudas alentó a las muje-
mente al siglo XX, el "menos favorable a la res de menores recursos a convertirse en ma-
institución de la propiedad privada, tanto dres solteras que ponen a sus hijos bajo la

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tutela del Estado. Hacia 1966, en Alemania, final del túnel.'' A pesar del fracaso del so-
más de medio millón de niños eran mante- cialismo y del welfareslaU, tampoco sería via-
nidos por el gobierno. Y qué decir de los nu- ble suspender de tajo los esfuerzos de com-
merosos ciudadanos, principalmente euro- bate a la pobreza, por más paternalistas,
peos, que viven en países del tercer mundo populistas o demagógicos que estos sean.
a expensas de sus pensiones de desempleo. Tampoco el regreso al laissnfaire o una total
El panorama, que plantea el autor para desregulación de la propiedad parecen ser el
el futuro de la propiedad en sus últimas re- camino apropiado. ¿Cuál será la verdadera y
flexiones, es poco alentador: nuevas, más viable tercera vía que logre conjugar las bon-
complejas y más estrictas regulaciones y car- dades del libre mercado con políticas sociales
gas impositivas, que sólo recrudecerán la po- adecuadas.' Infortunadamente, la respuesta
breza y la desigualdad social y limitarán las no parece cercana. Mientras tanto, estimado
inversiones productivas. ¿Cuál será la luz al lector, siga disfrutando de su revista, f^

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