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Autores:
Oscar Gabriel Villegas Torres1, Martha Lilia Domínguez Patiño2, Magdalena Albavera Pérez1, María
Andrade Rodríguez1, Héctor Sotelo Nava1, Martín Gerardo Martínez Rangel3, Miguel Aguilar
Cortés2, Carlos Castillo Carpintero2, María del Carmen Magadan Salazar2
1
Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México,
2
Facultad de Ciencias Químicas e Ingeniería. Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México
3
Facultad de Contaduría, Administración e Informática. Universidad Autónoma del Estado de Morelos,
México
ISBN: 978-84-945603-7-8
DOI: http://dx.doi.org/10.3926/oms.364
© OmniaScience (Omnia Publisher SL) 2017
© Diseño de cubierta: OmniaScience
© Imagen de cubierta: Soil Background © Nik_Merkulov - Fotolia.com
Índice de cuadros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V
Índice de figuras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII
Capítulo 1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Capítulo 5. Conclusiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Capítulo 6. Referencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Un sustrato es todo material sólido distinto del suelo, ya sea natural o de síntesis,
residual, mineral u orgánico, que colocado en un contenedor, en forma pura o
en mezcla, permite el anclaje del sistema radical de la planta, desarrollando el
papel de soporte a las mismas; así como proveer agua y nutrimentos, permitiendo
el intercambio gaseoso desde y hacia la raíz para su apropiado funcionamiento
(Terés, 2001; Pire y Pereira, 2003; Quesada y Méndez, 2005b).
Otros criterios para clasificar los sustratos se basan en el origen de los materiales,
su naturaleza, sus propiedades, su capacidad de degradación, etc. Sin embargo,
la clasificación común es en materiales orgánicos e inorgánicos (Burés, 1998).
a) Materiales orgánicos
De acuerdo con su origen, los sustratos orgánicos pueden ser de tres tipos:
b) Materiales inorgánicos
Fase líquida. Esta fase requiere atención especial por la disponibilidad de agua
que debe brindar el sustrato a las plantas, es el soporte de la solución nutritiva y
debe considerarse la fuerza energética e hidráulica. Este estudio está encaminado
a reducir el gasto en la solución nutritiva y permiten el manejo adecuado del riego
para ahorro de agua (Pineda, 2011). El tamaño de los poros condiciona la airea-
8 SUSTRATOS COMO MATERIAL DE ÚLTIMA GENERACIÓN
ción y retención de agua del sustrato, determinado por las fuerzas gravitacionales
conforme los poros están llenos o parcialmente llenos de agua, este equilibrio
entre aire y agua determina la curva de retención de humedad, condición impor-
tante para calcular el agua fácilmente disponible, el agua de reserva y la capacidad
de aireación para las plantas.
Fase gaseosa. Las plantas requieren además de agua el aire necesario para man-
tener su metabolismo y crecimiento. Los poros más grandes están ocupados por
aire, mientras que los más pequeños por agua, esto es, que cualquier acción que
reduzca el tamaño de los poros más grandes, disminuye la cantidad de aire de los
medios de crecimiento y aumentando la cantidad de agua retenida, que puede
llegar a limitar el crecimiento de las plantas, esta situación se produce de manera
inevitable durante el desarrollo del cultivo, como consecuencia del riego y las
prácticas de manejo (Anicua-Sánchez et al., 2008). Los valores aceptables para la
capacidad de aireación dependerán del tamaño de partícula y del fin para el que
se requiera el medio de crecimiento, ya que son diferentes los requerimientos
físicos del cultivo en maceta como es el caso de los ornamentales, la germinación
y desarrollo de plántulas.
Las propiedades físicas son consideradas como las más importantes para un
sustrato. Esto es debido a que si la estructura física de un sustrato es inadecuada,
difícilmente se podrá mejorar una vez establecido el cultivo. En cambio, las pro-
piedades químicas si pueden ser alteradas posterior al establecimiento del cultivo
(Boodt, 1974; Ansorena, 1994; Cabrera, 2002).
Burés (1998) señala que de las características físicas y químicas del sustrato
depende el manejo del riego y la fertilización, mientras Lemaire et al. (2003)
indican que en la caracterización biológica se evalúa la estabilidad del mate-
rial y la liberación de elementos o sustancias potencialmente dañinas para el
cultivo.
2.6.1.1. Granulometría
Los sustratos suelen clasificarse desde el punto de vista de sus partículas in-
tegrantes en granulares, laminares y fibrosos. Sustratos granulares son los que
tienen estructura suelta formada por partículas quasi-esféricas (Burés, 1997); la
mayoría de los sustratos inorgánicos pertenece a este grupo. Las partículas de
polvo de coco y la turba son fibrosas, mientras que la vermiculita presenta partí-
culas laminares (Berrospe-Ochoa, 2010).
• Relaciones aire-agua
Vence (2008) menciona que las propiedades físicas de los sustratos especial-
mente las relacionadas con la disponibilidad de agua-aire para las raíces de las
plantas son las más importantes dentro del estudio de estos materiales usados
en cultivos en contenedores. Para un óptimo crecimiento de la planta un sustra-
to debe contener suficiente cantidad de agua y aire, y ambos estar disponibles.
Masaguer y Cruz (2007) menciona que los elementos gruesos presentan poca
actividad, su superficie específica es baja y suelen ser resistentes a la descom-
posición. Estos materiales inciden sobre el comportamiento del sustrato y, por
lo tanto, en el crecimiento de las plantas, sobre todo cuando su proporción es
grande. Un predominio de elementos gruesos en un sustrato actúa como un
tamiz frente al agua, a la que no es capaz de retener y, por otro lado, presenta
escasas posibilidades para el suministro de nutrientes. Ansorena (1994) men-
ciona que como características de las partículas gruesas se pueden destacar, en
comparación con las partículas pequeñas, el aumento de la permeabilidad si
se encuentran en proporción suficiente, si son porosas, retienen la humedad,
presentan una elevada macro porosidad, pero menor almacenamiento de hu-
medad, de cantidad de nutrientes asimilables, de energía de retención de agua
y de menor capacidad de agua fácilmente disponible.
La porosidad o espacio poroso total es el espacio de aire y agua que no está ocupa-
do por partículas orgánicas o minerales, se determina a partir de la densidad real y
aparente. Cabrera (1999) y Ansorena (1994) indican que la porosidad de aireación
es probablemente la propiedad física más importante de los sustratos empleados en
la horticultura, contribuye positivamente en la germinación de semillas y favorece
especialmente a las plántulas desarrolladas en contenedores pequeños, donde el
crecimiento es rápido, las demandas son altas y el espacio disponible es reducido.
Ansorena (1994) menciona también que cuando las partículas tienen un tamaño
inferior a 1 mm, se verifica un descenso en la porosidad total, pudiéndose inferir
como resultado de las prácticas de acondicionamiento de algunos materiales re-
ducen el tamaño de las partículas y consecuentemente la porosidad total. Varios
autores indican como valor óptimo cuando es superior al 80 % (Ansorena, 1994;
García et al., 2001). Para el caso de porosidad de aireación, Bracho et al. (2009)
citan que no existe uniformidad de criterios; algunos sitúan el rango óptimo entre
10 y 30 % (Pastor, 2000; García et al., 2001). Ansorena (1994) señala que el rango
debería ubicarse entre 10-20 %, mientras que Jiménez y Caballero (1990) indican
como valor mínimo el 20 % del volumen total, y mencionan que existe mayor con-
centración de dióxido de carbono que de oxígeno en la fase gaseosa del sustrato; en
consecuencia, la porosidad de aireación debe garantizar un adecuado intercambio
de gases. Deficiencias de oxígeno impiden la respiración adecuada de las plantas,
limitando seriamente la absorción de agua y nutrientes (Bracho et al., 2009).
tínez, 1992; Ansorena, 1994). Este valor es propio del material y, a diferencia de
la densidad aparente, es independiente del grado de compactación y del tamaño
de partículas (Ansorena, 1994).
La propiedad física capacidad de absorción de agua (CAA) ayuda a que las plán-
tulas se mantengan con humedad disponible mayor tiempo; cuando la CAA es
baja se requiere aplicar mayor número de riegos (Ortega-Martínez et al., 2010).
REVISIÓN DE LITERATURA 17
2.7.1. Turba
Uno de los materiales más ampliamente utilizado como sustrato para la produc-
ción de plántula es la turba (peat moss). Es un material orgánico formado por
la descomposición lenta de vegetales, que se extrae de depósitos de restos de
vegetación acuática, pantanosa o de ciénega, que se encuentra en regiones pan-
tanosas con exceso de humedad y deficiencia de oxigenación (Berrospe-Ochoa,
2010). Uno de los principales elementos que lo integran son los restos parcial-
mente descompuestos de musgo del género Sphagnum (Ansorena, 1994) además
de juncos y juncias; se encuentra principalmente en zonas pantanosas de Canadá,
norte de Europa y Rusia (Flores-Almaraz et al., 2008); difícilmente renovable,
proveniente de la deposición natural de los residuos vegetales que caen sobre el
suelo, descomponiéndose lentamente durante cientos de años.
Se reconocen tres tipos de turba de acuerdo con las especies vegetales y las
condiciones ecológicas en las que se descomponga: a) bajo, es de agua estancada
con carrizos, cañas, sauces y otros; b) alto, de regiones situadas a elevada altitud
y clima frío, con alta precipitación, con una gran proporción de musgo, siendo
18 SUSTRATOS COMO MATERIAL DE ÚLTIMA GENERACIÓN
Este material se obtiene del proceso industrial del tejido del mesocarpio o cáscara
del fruto del coco (Cocos nucifera L.), que se cultiva en regiones tropicales, ocupando
Indonesia el primer lugar en el mundo con 18,300,000 t, 28 % del volumen mundial
en producción de copra. Otros países productores son Sri Lanka, India, Filipinas,
Costa Rica y Guyana (Konduru et al., 1999). México es el noveno productor con
202,684 t, aportando 1.6 % a la producción mundial. Los principales estados pro-
ductores son Guerrero, Colima, Tabasco, Oaxaca, Michoacán y Jalisco (SIAP, 2015).
La estructura del tejido del mesocarpio del coco le confiere alta superficie de
contacto, por lo tanto, tiene alta capacidad de intercambio de líquidos y gases.
Cuando se extrae es de color claro y va oscureciéndose con el tiempo hasta tomar
un color café chocolate.
Una vez que se ha finalizado el cultivo y por tener carácter orgánico, se puede
reintegrar en el medio ambiente sin ocasionar impacto negativo. El agua en el
polvo de coco tiene una gran inercia térmica, lo cual logra mantener una tem-
peratura constante durante todo el día y todo el año. Se utiliza en mezclas para
aumentar la eficiencia del uso del agua y la nutrición. Tiene la posibilidad de
sustituir a la turba, lana de roca, la perlita y el aserrín en cultivos hidropónicos
de hortalizas y flores.
2.7.3. Vermiculita
3.1. Localización
Para la caracterización física del sustrato, se llevaron a cabo las actividades des-
critas a continuación.
Otra alternativa para el secado del sustrato, no usada en esta investigación, con-
siste someter el material a temperatura de 105 °C en una estufa de convección
forzada de aire, en tiempo variable en función de la naturaleza química del ma-
terial, hasta peso constante.
MATERIALES Y MÉTODOS 23
a) b) c) d)
Figura 3. Porómetros utilizados para la determinación de las propiedades físicas de los sustratos.
beta fue el volumen del porómetro. Todos los dispositivos tuvieron 770 mL de
capacidad.
a) b) c) d)
Figura 4. Toma de muestra por el método del cuarteo. a) Sustrato seco listo para evaluar;
b) Formación del disco; c) División del disco en cuatro partes; d) Eliminación de dos partes opuestas.
rada con una banda plástica. También se puso un vaso de precipitado sobre los
porómetros para mantenerlos en posición vertical durante las 24 h que duró el
proceso de saturación. En este caso el nivel del agua no rebasó el límite superior
del porómetro (Figura 6).
Figura 6. Saturación del sustrato por 24 h. El nivel del agua no rebasa el borde
superior de los porómetros.
del agua, cuidando que el líquido quedara al nivel del sustrato, y se volvió a
sumergir 30 segundos. Este proceso se realizó tres veces. Por último, el dispo-
sitivo se dejó completamente sumergido en agua por otros 30 min. Después
de este el tiempo, se colocaron tapones en las perforaciones basales estando
el porómetro completamente sumergido con la finalidad de evitar la salida del
agua de saturación.
Al extraer los porómetros del agua se colocaron verticalmente sobre una re-
jilla, bajo la cual se pusieron previamente vasos de precipitado de plástico
de 600 mL de capacidad. Se removieron cuidadosamente los tapones de los
porómetros con la finalidad de colectar el agua de saturación de cada sustra-
to en los vasos de precipitado. Una vez que dejó de lixiviar, esto ocurrió en
un periodo aproximado 30 min para asegurar el total drenaje, se procedió a
medir el volumen de agua drenado (Va) vaciando el contenido de los vasos
de precipitado en probetas de 100 mL. El sustrato húmedo se extrajo de cada
porómetro, vaciándolo en un vaso de precipitado de cristal de 1 L tarado en
balanza de precisión de 0.01 g, y se registró el peso húmedo (PH) de cada uno;
posteriormente se colocaron las muestras en estufa de secado de convección
forzada de aire (Daigger), programado a 105 °C, verificando el peso cada 24 h
hasta obtener peso constante, procediendo a registrar el seco (PS) de cada
muestra (Figura 7).
28 SUSTRATOS COMO MATERIAL DE ÚLTIMA GENERACIÓN
a) b)
Figura 7. Determinación del peso húmedo (a) y peso seco (b) de la mezcla comercial Sunshine3®.
PH – PS
Va +
Porosidad total (%) = Pa × 100
Vc
Va
Porosidad de aireación (%) = × 100
Vc
PH – PS
Capacidad de retención de agua (%) = × 100
Vc
PS
Densidad aparente (Mg × m–3 ) =
Vc
Da
Densidad de partículas (Mg × m–3 ) =
PT
1–
100
MATERIALES Y MÉTODOS 29
Donde:
Para obtener las granulometrías adecuadas para formular las mezclas, se inició con
el tamizado de polvo de coco y vermiculita, procediendo a realizar la toma de
muestras y su secado con el mismo procedimiento aplicado al sustrato Sunshine3®,
vaciando el contenido del bulto en un recipiente plástico y mezclando; en el caso
del polvo de coco se retiraron manualmente las impurezas más grandes como los
trozos de cáscara de coco y fibras largas.
63.65 % y por Puerta et al. (2012) con 66.12 %. Dichos valores son considerados
óptimos de acuerdo con Cabrera (2002) quien mencionó el intervalo recomenda-
ble de 55 a 70 %, mientras que Ansorena, (1994) reportó valores aceptables entre
40 a 60 %. Flores-Almaraz et al. (2008) indicó para esta característica 83.6 %,
superior a los valores anteriores.
La turba desde el punto de vista físico suele ser un material poco homo-
géneo, puesto que presenta una composición botánica variable (pequeñas
ramas y troncos, fibras, gránulos, etc.). Los tamaños de sus partículas son
variables, siendo problemática la determinación de la granulometría puesto
que las fibras atraviesan los tamices longitudinalmente y porque las fibras
y agregados se fraccionan mediante la vibración que tiene lugar durante el
tamizado.
Los resultados obtenidos para polvo de coco en cuanto a la porosidad total son
semejantes a los reportados por Pire y Pereira (2003) con 78.7 %, Bracho et
al. (2009) con 76.26 % y muy cercano a lo encontrado por Quesada y Méndez
(2005b) con 84.42 %.
Para densidad de partículas se obtuvo en polvo de coco 0.346 g·cm–3 con valores
parecidos a los reportados por Pire y Pereira (2003) de 0.455 g·cm–3 y Bracho et
al. (2009) que reportan 0.26 g·cm–3.
De las mezclas, en porosidad total el valor más alto fue de 75.60 % y el más bajo de
74.22 %, difieren estadísticamente de la mezcla comercial Sunshine3®. Situándose los
tres valores dentro de lo reportado como óptimo por Cabrera (2002) 70 a 85 % y García
(2001) 60-80 % y sin existir diferencias estadísticas significativas entre las tres mezclas.
Esto se explica porque cuando se mezclan distintos tamaños de partículas, las mez-
clas resultantes tienen mayor densidad aparente y menor porosidad que antes de
mezclar (Burés, 1997). Ansorena (1994) menciona que cuando las partículas pasan
a tener un tamaño inferior a un 1 mm, se verifica un descenso en la porosidad total,
esto se infiere al realizar las mezclas con los materiales componentes de las mezclas
utilizados en el caso de vermiculita conformados con fracciones granulométricas
entre 0.250 mm y 2.0 mm y de polvo de coco entre 0.250 mm y 4.00 mm.
La densidad aparente registró valores entre 0.114 g·cm–3 y 0.117 g·cm–3, siendo
estadísticamente diferentes con la mezcla comercial que reportó 0.107 g·cm–3.
Los valores indicados como deseables según Abad et al. (1993) y Vargas-Tapia et
al. (2008b) puesto son menores a 0.4 g·cm–3.
El polvo de coco mezclado con vermiculita presentó valores dentro del rango
considerados como ideales para sustratos en las tres mezclas realizadas, por lo
que se considera un material que por sus características físicas puede sustituir a
la turba en el proceso de producción de plántulas.
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