Sie sind auf Seite 1von 7

El anima de Orlando y el mito del andrógino

Por Pablo Pillot Rueda

Porque yo soy la primera y la última


soy la que es honrada y despreciada
soy la ramera y la santa
soy la esposa y la virgen.
Soy la (madre) y la hija.
Soy los miembros de mi madre.
Soy la que es estéril,
y no he tomado marido.
Soy la matrona y la que no da a luz.
Soy el consuelo de mis dolores de parto.
Soy la novia y el novio,
y fui mi esposo quien me engendró.
Soy la madre de mi padre
y la hermana de mi marido,
y él es mi vástago
El trueno, mente (entera) perfecta

“He dado con mi compañero”, murmuró.


“Es el campo. Soy novia de la naturaleza.”, murmuró…
Orlando – Virginia Woolf
Introducción
En el año 1928, Virginia Woolf publica una de sus más aclamadas, aunque poco
notoria en su tiempo, novelas biográficas en la que, como muchos sabemos,
intertextualiza una concepción importante del sexo femenino concebida desde un punto
de vista alterno. Fue un momento de grandes cambios para la literatura, en esos
instantes el papel de las escritoras comienza a tomar un camino más prolífico que
desde el siglo XVII habían empezado, al menos para la Europa de inicios del Siglo XX.
Escritores vanguardistas y experimentales empiezan a aglutinarse en reuniones y el
pensamiento fascista toma forma, obviamente, como es sabido repercute en las artes. La
visión del mundo cambia y éste es uno de los temas, entre otros, que explora Orlando.

Las diferentes teorías entre las que destacaban el surgimiento de la psicología


profunda de manos de Freud y Jung como los más famosos y radicales representantes se
gestan y podrían tomarse como un elemento de análisis, como actualmente es practicado
en diversas instituciones, para innumerables obras literarias. Esto pues, será el inicio de
este ensayo, que intentará demostrar dos tipos de factores implícitos en la mencionada
novela de Virginia Woolf.

Los autores del siglo XX se caracterizaron por revivir las cosmogonías y mitos
de la antigüedad, ya Karen Armstrong nos dice: que “los pintores, escritores –
incluyéndose en esta categoría: narradores, poetas y novelistas- los que entraron en el
vacío que se había creado – el dominio del logos- intentaron volver a familiarizarnos
con la sabiduría mitológica del pasado (Historia, Armstrong 136). Así como Campbell
convendría, de igual modo, a dar una significación de la mano de Jung a los arquetipos,
imágenes del inconsciente colectivo, que el individuo lleva implícito y que a grandes
rasgos la literatura del siglo mencionado expone.

En el contexto anterior, la novela de Woolf no está exenta de contener estos


preceptos, mediante una escritura maestra y un personaje casi ambiguo, nos expone una
concepción y rescate de uno de los mitos más antiguos y perennes a lo largo de la
ideología de todas las religiones, a saber: el mito del andrógino.

Orlando: más cerca del anima

En las primeras líneas: “Él – porque no cabía duda sobre su sexo, aunque la
moda de la época contribuyera a disfrazarlo- estaba acometiendo la cabeza de un moro
que pendía de las vigas.” (Orlando, Woolf 11), la autora nos está anticipando una de las
características cruciales de este personaje, ya poeta en potencia, ya noble con una
belleza exquisita; aparte de un interesante intertexto de La gesta de Roldan – Orlando,
Roldán. Descubrimos de esta manera un ser disidente en la concepción masculina
heterosexual del siglo XVI.

La descripción física del personaje nos remite de nuevo a una imagen menos
masculina:

El rojo de sus mejillas era aterciopelado como un durazno; el vello sobre


el labio era apenas un poco más tupido que el vello sobre sus mejillas.
Los labios eran cortos, ligeramente replegados sobre dientes de una
exquisita blancura. (Ibíd. 13)
Ésta hace la suerte de una descripción evidentemente más afín al lado femenino,
recordemos también otras adjetivaciones que le confiere la autora a su personaje: “…
ojos como violetas empapadas tan grandes como el agua…” (Ibídem); la importancia
que las doncellas y los nobles le adjudican a las piernas de Orlando, las más bellas del
mundo, quizá etc. Todos los rasgos descritos muestran una importancia radical que
asemeja a Orlando más hacia un aspecto femenino que a uno masculino; recordemos
que la belleza, la hermosura es un rasgo comúnmente asociado a la feminidad.
La evidencia de esto es conocida, pero lo importante a remarcar es que Orlando
se encuentra desde un inicio y antes de su transformación-metamorfosis en mujer más
en concordancia con estos preceptos. Jung, conocido por sus aportaciones psicológicas
y una teoría mucho más radical a la del psicoanálisis convencional, transmite uno
principales conceptos para explicar la condición física y mental de Orlando: el anima.

Una de las características más notorias de Orlando es su ligereza, su afición a la


naturaleza y su falta de interés en los temas mundanos como la guerra, la política y
demás superficialidades que interesaban al hombre de sus épocas. Jung explaya:
“…cuando el espíritu se vuelve más pesado se convierte en agua, y así el intelecto se
apoderó del trono que antes ocupaba el espíritu.” (Arquetipos, Jung 22), y es
precisamente el espíritu no adepto al logos lo que muestra Orlando, sin embargo, esto
no le impide relacionarse con la aristocracia y ser visto como un buen prototipo para
matrimoniarse.

El anima de Jung es un concepto para designar un arquetipo del inconsciente que


se encuentra más cercano al espíritu o al alma, pero no un alma racional sino un estado
primitivo de ella, por tanto, más cercana al mythos y más cercano a la naturaleza, a lo
femenino. “Cada sexo lleva dentro de si en cierta medida al otro sexo…” (Ibíd. 22),
explica Jung en su ensayo y de un modo parecido Virginia Woolf nos expone este
precepto en la novela: “De nuevo nos encontramos ante un dilema. Por diversos que
sean los sexos se confunden, no hay ser humano que no oscile de un sexo a otro, y a
menudo sólo los trajes siguen siendo varones y mujeres, mientras que el sexo oculto es
lo contrario que está a la vista.”, (Orlando, Woolf 165). Como ya hemos visto en
Orlando: yace más en concordancia con el sexo femenino tanto en rasgos físicos como
psíquicos. Orlando, mentalmente nos expone una fragilidad femenina, más cercana al
anima que cualquier otro hombre; con sus soliloquios existencialistas donde la principal
problemática deriva en su modo de escribir y plasmar sus sentimientos, su espíritu.

Podría decirse que Orlando es sólo una parte del anima, ya que como es bien
sabido, ésta se basa en un concepto mitológico, es decir, no racional; y es la
representación de la femineidad, en otras palabras: la Gran Diosa del paleolítico, la
Diosa Madre, la Señora de las Bestias, Deméter, Innana, Venus, María etc. El ánima
está ligada tanto al bien como al mal: “Es la serpiente en el Paraíso del hombre
inofensivo, lleno de buenos propósitos y buenas intenciones.” (Ibíd. 34). Orlando
representa ese aspecto positivo del anima, aquel pensamiento etéreo que circunda en
una ciudad dominada por un pensamiento aristocrático; muchas veces, a lo largo de toda
la novela pareciese que Orlando se encuentra por encima de los hombres, de los
mortales, Orlando-hombre se asemeja un masculino de Helena de Troya, sin las
desgracias que trae su belleza a si misma.

Una vez transformado Orlando –después de vivir más de un siglo – se gesta una
pregunta fundamental en la novela: ¿por qué la transformación? La novela toma un giro
inesperado, se podría decir, pese a que el lector ya está familiarizado con la imagen
femenina de Orlando, que se concreta otro aspecto más, si bien la imagen del anima en
el personaje que expliqué en anteriores párrafos nos muestra un lado psíquico-femenino
más cercano en el Orlando varón, este pasaje abre una nueva brecha para la exploración
de esa parte espiritualmente mítica de su ser: el mito del andrógino.

Jung nos dice que una de las características del inconsciente es “la tendencia a
relativizar los opuestos” (Arquetipos, Jung 43) y la antonimia en la discriminación del
humano es parte del consciente que “organiza” esta ideas. Estos conceptos surgen a
partir de un interesante juego con las principales cosmogonías, sobre todo orientales, de
las religiones y que, imbrican la imagen del andrógino.

El andrógino en Orlando

En el viaje-historia que emprende Orlando, lo podemos caracterizar como una


especia de héroe-heroína, a lo largo de toda la historia y esto porque al final del camino
-de su historia - descubre un significado diferente al que en sus principios tenía, en otras
palabras, la maduración del personaje va a la par con el tiempo y la evolución de sus
pensamientos cada vez se aleja más de sus contemporáneos.

Mircea Eliade en un interesante compendio de ensayos nos explica una


experiencia espiritual denominada luz mística que a lo largo de todas las cosmogonías
principales occidentales y no-occidentales se manifiesta de diferentes maneras y
conducen a una renovación del ser; el primer ejemplo moderno que expone Eliade es
sobre un sueño, y de aquí radica la importancia para el análisis: “Sólo comprendía que
algo decisivo le había sucedido, algo que comprometía la salvación de su alma.]…[la
experiencia de luz sobrenatural bañaba no sólo su alma, sino también su cuerpo”
(Andrógino, Eliade 20-21). Por otra parte los momentos de atemporalidad de la novela
que sufre Orlando, cuando ve la naturaleza por ejemplo y el cambio de climas, los soles
y lunas, nubes y lluvias repentinamente, etc. indican también un ser sobrenatural.

Esta experiencia no significa sino un cambio psíquico-físico ante un suceso


onírico que, inefablemente, se vincula con el inconsciente y con los arquetipos de Jung.
En la novela existen dos sucesos en la vida de Orlando que se vinculan con este
supuesto. Tras la ruptura con Sasha, éste cae en un sueño profundo durante siete días –
de hecho siete es un número con gran significación mitológica: los siete días en que fue
creado el mundo según la tradición judeocristiana, las siete luces coloreadas que ven los
shirk musulmanos, los siete cielos de la cultura mesopotámica tras el descubrimiento de
los siete planetas; en sí este número indica renovación.

“Pero si había dormido, ¿de qué naturaleza- son los sueños como ése?¿Son
medidas reparadoras…” (Orlando 59) se pregunta el narrador tras observar el
decaimiento de Orlando quien posteriormente se entrega a una vida llena de soledad y
desamor. Éste sufrimiento lo conduce a Jerusalén donde años más tarde padece de
nuevo este trance y es cuando sufre su transformación femenina. Orlando cambió
físicamente, tuvo una experiencia onírica de luz mística, tal vez y es prueba del mito de
la luz, según la filosofía mística hindú de las Upanishads, “el hombre toma
conocimiento del ser mediante una experiencia de luz sobrenatural” (Andrógino, Eliade
27). Esta metamorfosis es un cambio que lo acerca más al conocimiento del ser, de la
luz mediante una imagen física femenina, una imagen más natural y mítica.

Según Eliade el andrógino parte de la misma tradición, también mítica que se


vincula con el cambio y la unión del todo. Este concepto de unión va muy acorde a
“integrar, unificar, totalizar, en una palabra: abolir los contrarios…” – que Jung
explicaba con el concepto del subconsciente, del mundo de los sueños- “…y reunir los
fragmentos representa en la India el camino real del espíritu” (Ibíd. 95). En Orlando se
ejemplifica la situación tácitamente; esta creencia se expone y el personaje surge como
un verdadero ser, el andrógino según varias creencias es el ser primordial, aquel que
puede alcanzar la inmortalidad del espíritu y el cuerpo (Ibíd. 108), de ahí, una posible
explicación a su carácter de inmortal. Orlando de esta manera logra una fusión de lo
anteriormente descrito, es decir, alcanza la androginia mítica.

Aristófanes en Orlando
Es por demás interesante la visión platónica del amor de Orlando, como sabemos
Platón explica sus ideas y concepción del amor en su simposio: El banquete y nos
explica una cosmogonía que se adapta en buena manera a Orlando.

La presencia de seres andróginos en la novela es indiscutible, retomemos su


matrimonio por ejemplo en donde Marmaduke, su prometido y posteriormente esposo
se visualiza también como un ser andrógino: “<Shel, eres una mujer>, dijo
ella./<Orlando, eres un hombre>, dijo él” (Orlando, Woolf 218). Lo que indica la
atracción de estos seres que va muy acorde con la visión que Aristófanes explica: “Cada
uno de nosotros no es más que una mitad separada de una mitad de hombre, que ha sido
separada de su todo como se divide una hoja en dos. Estas mitades buscan siempre sus
mitades” (Diálogos, Platón 510). Tal vez Orlando y Shel son estas mitades debido a que
Orlando se siente irremediablemente atraída por él. Posteriormente la concepción griega
del andrógino le da un carácter de adulterio a la heterosexualidad andrógina, por así
decirlo; aunque éste no es la verdadera significación que le estoy dando al amor de
Orlando, sino que quiero exponer los factores que implican la atracción de éstos dos
seres mediante una cosmogonía griega.

Otra presencia interesante y que podríamos traducir en androginia es la del


archiduque Enrique quien se enamora de Orlando a primera vista y a saberse éste
hombre no hace otra cosa más que travestirse para ganar a su ser amado (Orlando,
Woolf 157). Aristófanes también dice: “Del mismo modo ellos aman a los hombres; se
complacen en dormir con ellos y estar en sus brazos; son los primeros entre los
adolescentes y los adultos, como que son de naturaleza mucho más varonil” (Ibíd. 510),
evidentemente el amor del archiduque Enrique se vincula más con el carácter y la
concepción homosexual griega, sin embargo, hay que hacer especial mención de estos
preceptos, ya que la sexualidad en toda la novela abarca un carácter poco convencional
y es éste uno de sus rasgos más notorios.

La novela también marca una parte muy especial en la vida personal de la


autora; como está documentado, Virginia tuvo una relación lésbica con otra autora
galardonada: Vita Sackville-West. Orlando es también, según allegados: “la más larga y
deliciosa carta de amor de la literatura” (Andrógino, Cruzalegi 68). Por otra parte el
amor consumado que obtiene Orlando con Marmaduke, explora una relación extraña,
ambigua y desinteresada sobre materialismos y modos; podríamos llegar a imaginar que
se tratase de una viva representación de lo que ha acontecido a Woolf. En otras palabras
Woolf resume una parte importante de su visión y de su vida.

Conclusión

Una vez explicado la concepción jungiana a través del análisis del anima en el
personaje de Orlando, hay que tener en cuenta que la novela sirve como un factor
culminante para la literatura universal; rescata, aparte, una mitología que los autores del
siglo XVII e inicios del XIX habían olvidado, el mito del andrógino.

De cierta manera retoma este mito y lo reivindica, ya Eliade nos habla de dos
obras clásicas del siglo XIX, sea el Fausto de Goethe con la fusión del bien y del mal
mediante Mefistófeles: “Para dar mayor validez a su tesis, Woolf invoca a la autoridad
de Coleridge, quien, siguiendo la línea de pensamiento de los románticos alemanes,
sugirió que las grandes inteligencias eran andróginas” (Andrógino, Cruzalegi 48)¸ sea
Serafita de Balzac: “el andrógino considerado como la imagen ejemplar del hombre
perfecto” (Andrógino, Eliade 96), en donde el autor francés también abarca el amor
desde distintas perspectivas y es donde Orlando, considero, sigue esta tradición.
Orlando es, pues, una especie de homeostasis o equilibrio alquímico, entre mente y
alma, espíritu y cuerpo, mythos y logos.

Bibliografía

 Armstrong, Karen, Breve historia del mito. Barcelona: Ediciones Salamandra,


2005.
 Baring, Anne y Cashford Jules, El mito de la diosa, evolución de una imagen.
España: Ediciones ciruela, 2005.
 Cruzalegui, Patricia e Isabel Tornero, La propuesta andrógina de Virginia Woolf.
Localizado en la red internacional de información en:
http://readingz.livejournal.com/159901.html. El día 1 de julio de 2011 a las
10:50 pm.
 Jung, C. G., Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona: Editorial Paidós,
1970.
 Mircea, Eliade, Mefistófeles y el andrógino. Barcelona: Editorial Kairós, 2008.
 Platón, Diálogos. México: Editorial Porrúa, 2009.
 Woolf, Virginia, Orlando. España: Edhasa, 2009.

Das könnte Ihnen auch gefallen