P. 103. La pulsión es como la cosa en sí kantiana, la x, lo trascendental.
La conciencia no es algo de jure sino algo que acontece al Inc, “devenir consciente”. “El inconsciente es el modo de ser de lo que, habiendo sido reprimido, no quedó suprimido ni aniquilado”. 105. Lo consciente, la conciencia, es un texto truncado. Lo inconsciente es lo que introduce sentido al texto mediante el trabajo interpretativo de interpolación. El análisis interpola sentido, coherencia, al texto quebrado, la conciencia. Nueva analogía con Kant: la conciencia implica un lugar crítico. La conciencia es percepción y requiere una crítica como Kant elabora su crítica respecto a la percepción exterior. 106. El análisis psicoanalítico es crítica de la conciencia. La crítica, al modo kantiano, implica una puesta en crisis de la percepción externa y un envío a la estructura psíquica de la percepción. Dicha estructura se revela en el análisis como el topos del inconsciente. El trabajo interpretativo implica, entonces, el pasaje de lo inconsciente a lo consciente. Sólo de esa manera se establece el sentido del texto (consciencia). Este pasaje es una transposición (Umsetzung) o traducción (Übersetzung). Un punto crucial es si la transposición conlleva un cambio de estado o un cambio de región, tópica, en la estructura de la psíquis. Metodológicamente esto es antifenomenológico. Epoché invertida: se reduce la conciencia, no a la conciencia. La conciencia es derivada respecto al inconsciente. La derivación debe entenderse como desplazamiento. La conciencia, texto, es un topos constituido por los derivados de la pulsión o presentantes de la pulsión. Pulsión y presentación son los polos del análisis. La tematización del análisis es la articulación hermenéutica entre ambos polos. Pulsión (Trieb) y destino (Schicksal). El destino es el desplazamiento que se produce entre la pulsión y su presentación. Räpresentanz es el término usado por Freud. No quiere decir representación. No hay algo a re-presentar sino que es directamente la presentación de la pulsión. 107. Con la pulsión la tópica se inscribe como económica. “Toda pulsión es una fracción de actividad” (Jeder Trieb iste in Stick Aktivität) (GW X: 214). Ahora bien, en tanto económica la pulsión debe comprenderse según su destino o finalidad. La finalidad de la pulsión es la satisfacción que se produce por una supresión de un estado de excitación en la fuente pulsional. Sublimación: es el desplazamiento de la pulsión que remite a la satisfacción pero no una satisfacción sexual. Se aleja de la satisfacción sexual. 113 La noción de pulsión del yo (Ichtrieb), simétrica de la pulsión de objeto (Objekttrieb) es una estructura previa a la relación sujeto-objeto. Es una estructura pre-intencional. El sujeto ya no es “el que” ejerce o ejecuta un deseo y toma por satisfacción un objeto dado sino “lo que” emerge del proceso entre la pulsión y su destino. Lo mismo vale para el objeto. Esta configuración económica, pre-intencional, implica algo fundamental: el sujeto puede reemplazarse por los representantes de la pulsión. Se produce una “sustitución”. El sujeto es sustituido por los objetos de la pulsión, en este sentido, es que Freud habla de investidura. El sujeto está investido. 116 La conciencia, entonces, deja de ser una evidencia y pasa a ser el problema. El problema es el de devenir-consciente. 117.