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Guías Clínicas - Incontinencia urinaria

Incontinencia urinaria Mapa Busca


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16/03/2010 - Guías Clínicas 2010; 10 (9) Información:


Autora:
Elaborada con opinión de una
médica y revisión posterior por
colegas
Médico Especialista en
Cristina Viana Zulaica Medicina de Familia y
Comunitaria Conflicto de intereses:
Ninguno declarado
SAP Elviña- Mesoiro- Servizo Galego de Saúde-
A Coruña- España

Tabla de contenidos:

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¿De qué hablamos? Puede existir un documento más completo o
actualizado sobre este tema en Fisterrae
Clasificación y causas
[Comparación Fisterra/ Fisterra-e] [Acceso a
¿Cómo se diagnóstica? Fisterra-e]

¿Cómo se trata? Fisterra en soporte papel [Libro: Guías para la


consulta de Atención Primaria]
Algoritmos
Material para pacientes [FisterraSalud]
Bibliografía
Puntos clave

La incontinencia urinaria (IU) es


la pérdida involuntaria de orina.
Problema que se puede
manifestar en diferentes
circunstancias, con varios niveles
de severidad y en relación con
etiologías distintas. Afecta a un
gran número de personas, la
mayoría de ellas son mujeres >>>

En la incontinencia de esfuerzo,
la pérdida de orina se produce
cuando se hace ejercicio o se
realiza un esfuerzo como toser,
estornudar o reír, es el tipo de
incontinencia prevalente en
mujeres menores de 60 años)
>>>

La realización supervisada de
ejercicios de suelo pélvico o
ejercicios de Kegel, de manera
regular, ha demostrado ser eficaz
para todo tipo de incontinencia
tanto en mujeres como en
varones tras la prostatectomía
>>>

Los fármacos anticolinérgicos


con efectos antimuscarínicos son
los fármacos más utilizados para
el tratamiento de la IUU.
Constituyen la primera línea de
tratamiento para la vejiga
hiperactiva. >>>
Arriba
¿De qué hablamos?

La incontinencia urinaria (IU) es la pérdida involuntaria de orina. Problema que se


puede manifestar en diferentes circunstancias, con varios niveles de severidad y en
relación con etiologías distintas. Afecta a un gran número de personas, la mayoría de
ellas son mujeres.

La prevalencia de la IU se sitúa en un amplio rango que para la mujer está entre 5% y


45% y en el varón entre 1% y 39%. El 6% del total de personas afectadas tiene un grado
de IU que altera su calidad de vida (EBM, 2008). La mitad ocultan su problema. La IU
es más frecuente a medida que se avanza en edad, entre los 60 y 79 años afecta a 23 %
de las mujeres y 19% de los varones (Du Beau CE, 2009; Nygaard I, 2008) a los 80
años el 46% de las mujeres y el de 34% de los hombres sufren incontinencia (NICE,
2006).

Si bien es un problema que no altera el pronóstico vital, tiene una morbilidad


psicológica asociada, puede producir trastornos del sueño por la nicturia o por las
pérdidas nocturnas, tiene un efecto negativo en la autoestima y en la autonomía; puede
aumentar el riesgo de aislamiento social, de depresión y de disfunción sexual. Todo ello
afecta de manera importante a la autopercepción de salud y a la calidad de vida.

Los principales factores de riesgo son:

Paridad.

Parto vaginal.

Uso de fórceps.

Recién nacido de gran tamaño.

Obesidad.

Déficit estrogénico.

Edad, a partir de los 80 años la prevalencia se iguala en ambos sexos.

Enfermedad neurológica y daño cerebral como el ictus, la demencia y la enfermedad de


Parkinson.

Deterioro cognitivo.

Obstrucción para el vaciado de la orina por una próstata grande o por tumores pélvicos.

Prostactectomia.

Alteración de la funcionalidad.
Los riesgos mayores para la IU son la edad, la paridad y la comorbilidad. La edad
avanzada se acompaña de muchos factores que predisponen a la IU: hiperactividad del
detrusor, disminución de la contractibilidad, disminución del flujo, aumento del
volumen residual, hipertrofia prostática, obstrucción a la salida de orina y cambios en la
excreción diurna de orina. Estos factores no tienen como resultado inevitable la IU, que
no debe ser vista como una consecuencia del envejecimiento normal (Du Beau CE,
2009).
Es recomendable adoptar una actitud proactiva y positiva por parte de los profesionales
en las consultas a personas que están en riesgo de desarrollar IU, muchos pacientes
tienen dificultades para consultar por este problema (SING, 2004).

Clasificación y causas

La clasificación de la IU es útil para el diagnóstico y para las decisiones terapéutica.

Incontinencia de esfuerzo: la pérdida de orina se produce cuando se hace ejercicio o se


realiza un esfuerzo como toser, estornudar o reír, es el tipo de incontinencia prevalente
en mujeres menores de 60 años (EMB, 2008; Du Beau CE, 2009; Khan F, 2009).

La incontinencia de esfuerzo (IUE) está ocasionada por insuficiencia en el esfínter


uretral, por debilidad de las estructuras que soportan la uretra o por ambos problemas.
La pérdida de orina se produce por la apertura del esfínter uretral, en ausencia de
contracción del músculo detrusor en relación con un aumento de presión abdominal
(Khan F, 2009). Los factores de riesgo que favorecen su presentación son la obesidad,
los embarazos, los partos, el tabaquismo y la debilidad congénita del tejido conectivo.
La pérdida inmediata de orina tras la tos sugiere un fallo del esfínter, si existe un retraso
entre la tos y la pérdida de orina incontenible sugiere que ha habido una contracción no
inhibida del detrusor provocada por la tos. Puede presentarse en hombres mayores tras
la prostatectomía radical (Du Beau CE. 2009).

Incontinencia de urgencia: se caracteriza por una aparición repentina e inminente del


deseo de orinar y pérdida involuntaria de orina durante la sensación de urgencia o
inmediatamente después. Suele acompañarse de frecuencia tanto diurna como nocturna.
Es una forma de incontinencia que pueden tener mujeres jóvenes, pero afecta en mayor
medida a mujeres postmenopáusicas.

La incontinencia de urgencia (IUU) aparece por la contracción inadecuada de la vejiga


como consecuencia de una situación de hiperactividad del músculo detrusor (NICE,
2006). En la mayoría de los casos no se encuentra una causa (80%), cuando se identifica
la etiología se clasifica entre neurológicas y no neurológicas (Tabla 1) (EBM, 2008).

Tabla 1. Causas de incontinencia urinaria de urgencia.


Causas neurológicas Causas no neurológicas
Esclerosis múltiple. Problemas de vejiga.
Demencia. Tumores.
Enfermedad de Parkinson. Alteración de la pared.
Diabetes. Cálculos.
Enfermedad vascular cerebral. Infección.
Llenado rápido.
Déficit estrogénico.
Uso de diuréticos.
Histerectomía.

La vejiga hiperactiva es un síndrome clínico que se caracteriza por la presencia de


urgencia, frecuencia y nicturia que puede estar acompañado de IU o no. Su
fisiopatología es la misma que la IUU, lo que sugiere que la hiperactividad del detrusor
sola no es causa de IU (Du Beau CE, 2009).

En ocasiones personas mayores, debilitadas, con IU y con la contractibilidad del


detrusor afectada, tienen urgencia miccional y aumento del volumen de orina residual,
los síntomas se pueden confundir con IUE, el cuadro se denomina hiperactividad del
detrusor con afectación de la contractibilidad (Du Beau CE, 2009).

Incontinencia mixta es una combinación de incontinencia de esfuerzo y de urgencia,


existe hiperactividad del detrusor e incompetencia esfinteriana. Es la más frecuente en
mujeres (Du Beau CE, 2009) sobre todo mayores de 70 años (EBM, 2008).

Incontinencia por rebosamiento se manifiesta como un goteo o pequeñas pérdidas


continuas asociadas a un vaciado incompleto de la vejiga (también se le denomina
incontinencia por vaciado incompleto), con un amplio rango de variabilidad en su
sintomatología en relación con la causa que la origina. Se puede presentar de forma
aguda o crónica (EBM, 2008).

La causa más frecuente de este tipo de incontinencia es la obstrucción mecánica o


funcional a la salida de orina, con ello aumenta el volumen postmiccional, lo que da
lugar a una vejiga sobredistendida, se puede asociar a una disfunción del detrusor,
generalmente hipoactividad. Además de la causa obstructiva, la incontinencia por
rebosamiento se puede producir también por la pérdida del reflejo de la micción debida
a un problema neurológico, tras la cirugía correctora de la incontinencia o por el uso de
fármacos (EMB, 2008). Es la segunda causa de IU en el varón de edad avanzada, en
general causada por hiperplasia benigna de próstata, cáncer de próstata o cualquier
problema que origine un estrechamiento de la uretra.

La hipoactividad del detrusor suficiente como para causar IU por rebosamiento y


retención ocurre en un 5 a 10% de las personas mayores. Puede estar causado por lesión
del músculo liso, fibrosis, déficit estrogénico, edad avanzada, neuropatía periférica
(debido a diabetes, deficiencia de B12, Parkinson, alcoholismo y tabes dorsal) y por
lesión de las vía nerviosa eferente por hernia de disco, estenosis del canal espinal, tumor
o anomalías congénitas (Du Beau CE, 2009).
Incontinencia urinaria transitoria o reversible, situación en la que existe pérdida de orina
y en la que está conservada la funcionalidad del tracto urinario inferior.

Puede producirse por infecciones del tracto urinario inferior, sobre todo en mujeres
postmenopáusicas, por trastornos delirantes, enfermedades psiquiátricas, el uso de
determinados fármacos (Tabla 2), impactación fecal y por problemas que afectan a la
movilidad y dificultan el acceso al baño.

Tabla 2. Fármacos y sustancias que pueden causar incontinencia urinaria.


Alcohol.
Agonistas α adrenérgicos (en varones).
Bloqueantes α adrenérgicos (en mujeres).
Diuréticos de asa.
Antipsicóticos.
Inductores del sueño.
Anticolinérgicos.
Calcioantagonistas.

¿Cómo se diagnostica?

Historia clínica relacionada con la incontinencia. La historia clínica debe incluir datos
sobre la forma de presentación, la evolución de los síntomas, los factores que precipitan
su aparición, el tiempo de evolución (una IUU severa de aparición reciente orientaría a
causa orgánica), el ritmo intestinal, la sexualidad, la historia ginecológica, los
antecedentes de prostatismo, la necesidad de usar protectores y los fármacos utilizados.
Es importante identificar los aspectos más molestos, los síntomas que tienen más
impacto en la calidad de vida y el deseo de tratamiento, todo ello aplicable al paciente y
al cuidador (DuDeau CE, 2009).
Existen cuestionarios estandarizados para realizar el diagnóstico y clasificación, para
valorar la respuesta al tratamiento y para conocer el impacto de los síntomas en la
calidad de vida, se usan en la clínica y en la investigación. Los más utilizados son:

Cuestionario de clasificación de la incontinencia de orina. Cuestionario IU-4 (Litago


MC, 2007)

Cuestionario de cribado de incontinencia urinaria (Espuña M, 2004) ICIQ-SF

International Consultation onIncontinence Questionnaire-Short Form(Thüroff J, 2006)

Cuestionario de calidad de vida. Kings Health Questionnaire (Kelleher CJ, 1997; Badia
X, 2000).

Preguntas sobre la incontinencia urinaria que ayudan a su clasificación:

¿Se le escapa la orina al toser, reír, estornudar o levantar pesos?


¿Alguna vez se le escapa la orina cuando nota una sensación repentina de ganas de
orinar?

¿Alguna vez siente un deseo repentino e incontrolable de ganas de orinar?

¿Cuántas veces orina durante el día?

¿Cuál es el máximo tiempo que aguanta sin orinar?

¿Cuántas veces le despiertan las ganas de orinar durante el sueño?

¿Tiene la sensación de que no vacía la vejiga completamente?

¿Se moja mucho o se le escapan sólo unas gotas?

¿Tiene que usar compresas o algún otro protector?

¿Tiene que cambiarse el protector a lo largo del día?

La respuesta positiva a la pregunta 1 orienta a IUE, la 2 y 3 a IUU. La presencia de


nicturia y deseo frecuente de orinar a IUU. El resto ayuda a cuantificar el volumen de
pérdidas.

El diario de micción es una herramienta útil para la evaluación y para cuantificar la


respuesta al tratamiento.

Examen físico. Es recomendable realizar una exploración general, examinar la


movilidad, explorar los genitales para evaluar: atrofia vaginal, capacidad de contracción
de los músculos del suelo pélvico, prolapsos y tumores. En los varones se realizará tacto
rectal para valorar la próstata, descartar problemas rectales y evaluar la fortaleza del
suelo pélvico. No es necesario realizar una exploración neurológica en la visita inicial
pero se considerará en pacientes que tienen una IU de presentación aguda y en ella se
incluirá una exploración de la raíz sacra. La IU puede ser el único síntoma de una
enfermedad amenazante para la vida que se puede presentar a cualquier edad como la
esclerosis múltiple o las lesiones medulares; o de enfermedades malignas de vejiga y de
próstata.

Pruebas complementarias. En relación con las pruebas de laboratorio conviene conocer


la función renal, según el contexto se valorará el interés de solicitar los niveles en
sangre de calcio, glucosa y vitamina B12. En los casos de incontinencia de urgencia o
mixta se debe hacer estudio de orina y se considerará la necesidad de realizar sedimento
y cultivo (EBM, 2008).

La ecografía permite estudiar problemas vesicales y la presencia de volumen residual


tras la micción. Las situaciones en las que se debe estudiar la orina residual son las
siguientes:

Antes de iniciar tratamiento con anticolinérgicos o si no hay respuesta a ellos.


Síntomas urinarios severos o con síntomas de vejiga hiperactiva en varones.

Cirugía previa.

Prolapso significativo en mujeres.

Enfermedades neurológicas (Lesiones en la médula espinal, enfermedad de Parkinson,


neuropatía diabética).

Obstrucción a la salida de la orina.

Episodios de retención urinaria o estreñimiento severo.

En general 50 ml se considera un vaciado adecuado, si es mayor de 200 o supera en


10% la capacidad de la vejiga (Thüroff J, 2006) y se acompaña de sintomatología se
descartará obstrucción o debilidad del detrusor. Sin embargo un volumen residual
mayor de 200 en mujeres en ausencia de síntomas o de infección recurrente no requiere
tratamiento (Du Beau C, 2009).
Para completar el estudio de la IU, sobre todo si se plantea tratamiento quirúrgico,
puede ser necesario recurrir a flujometría, cistoscopia, evaluación de la hipermovilidad
del cuello vesical mediante el Q-tip test o estudio urodinámico, este último proporciona
el patrón oro sobre el tipo de incontinencia.
La mayoría de casos IU pueden ser estudiados inicialmente en atención primaria. Será
necesario valorar la interconsulta con el segundo nivel en paciente en los que la IU se
asocia a:

Hematuria sin infección.

Sospecha de enfermedad vesical o pélvica (cistitis intersticial, cálculo, fístula o tumor).

Volumen residual superior a 100 ml.

Prolapso sintomático.

Incontinencia fecal.

No disponibilidad de pruebas necesarias para realizar el diagnóstico diferencial.

Enfermedad neurológica.

Cirugía previa.

Falta de respuesta a tratamiento farmacológico (incontinencia de urgencia) o fisioterapia


(incontinencia de esfuerzo).

¿Cómo se trata?

Se debe comentar con el paciente las estrategias del tratamiento, en general se comienza
por los métodos menos invasivos como son los cambios en el estilo de vida y la
realización de ejercicios, si no se logran los resultados deseados se propondrán otros
métodos. Las recomendaciones sobre estilos de vida se basan en pérdida de peso, limitar
la ingesta de líquidos a dos litros por día, evitar cafeína, alcohol y tabaco, sólo la
primera de estas recomendaciones está basada en estudios (Subak LL, 2009).

Incontinencia de esfuerzo

Tratamiento con ejercicios:

La realización supervisada de ejercicios de suelo pélvico o ejercicios de Kegel, de


manera regular, ha demostrado ser eficaz para todo tipo de incontinencia tanto en
mujeres como en varones tras la prostatectomía (MacDonald R, 2007; Hay-Smith J,
2006). Se recomienda realizar tres series de 15 contracciones de manera continua tres o
cuatro veces al día durante 15-20 semanas. Si no hay resultados a los dos meses se
revisará la información de la que dispone la /el paciente, su grado de cumplimiento y se
valorará la derivación a un fisioterapeuta entrenado (EBM, 2007; Viana C, 2005).

Los ejercicios se pueden realizar con la ayuda de conos, dispositivos de forma cónica
con distintos, pesos diseñados para ser introducidos en la vagina por la propia mujer que
para evitar que se caigan ha de realizar contracciones de la musculatura pélvica, no se
ha demostrado que sea mejor que la realización de ejercicios, pero es una opción para
las mujeres que lo consideren adecuado (Herbison GP, 2007).

Un complemento a la fisioterapia es la estimulación eléctrica sobre músculos


seleccionados con la finalidad de producir contracción, no se ha demostrado que sea
más efectivo que los ejercicios (Cooper J, 2002) en la práctica se reservan para los casos
con dificultades para aprender su realización.

Tratamiento farmacológico:

Se han ensayado diversos fármacos para el tratamiento de la IUE entre ellos los alfa
adrenérgicos con buenos resultados y la Imipramina con resultados no contrastados,
ambos desechados por sus efectos secundarios (Du Beau CE, 2009; SIGN 79, 2004).

La Duloxetina inhibidor de la recaptación de serotonina y noradrenalina, ha sido


aprobado por la EMEA en sus distintas presentaciones para el tratamiento de la
depresión mayor, dolor neuropático periférico, ansiedad generalizada y para la
incontinencia urinaria de esfuerzo en la mujer de grado moderado severo (EMEA, 2008)
los ensayos clínicos revelan una mejoría de los resultados de las medidas de calidad de
vida, pero cuestionan los beneficios sustanciales sobre la propia IUE (Shamliyan TA;
Mariappan P, 2007). Las presentaciones farmacológicas de la Duloxetina disponibles
actualmente en España no recogen la indicación de la IUE.

El tratamiento con terapia hormonal sustitutiva se ha visto que agrava los síntomas de
IUE.

En la actualidad los fármacos tienen un escaso papel en el tratamiento de la IUE.


Tratamiento quirúrgico:

Se recurre al tratamiento quirúrgico cuando ha fracasado la fisioterapia en el caso de la


IUE. La cirugía persigue mantener una estructura de apoyo estable para el cuello de la
vejiga con el fin de evitar el descenso cuando aumenta la presión abdominal.

La cirugía obtiene buenos resultados en la IUE, las técnicas más usadas consisten en la
implantación de una banda de material sintético, denominada cabestrillo o sling sobre la
que se apoya la uretra, tienen menos complicaciones y mejores tasas de continencia en
mujeres de cualquier edad que las técnicas clásicas. Se trata de una cirugía
mínimamente invasiva para la que se utilizan diferentes métodos:

Implantación de una cinta en la vagina libre de tensión, también denominada TVT


(Tension free vaginal tape).

El mismo cabestrillo se hace pasar por los orificios obturadores, se sigue la técnica de
tunelizar la vagina. TVT-O (Tensión free vaginal tape-obturador) (Khan F, 2009).

Las complicaciones posquirúrgicas más frecuentes son la incontinencia de novo, tipo de


incontinencia que aparece tras la cirugía y con características diferentes de la IU previa
(Nager CW, 2009) y la hiperactividad del músculo detrusor. Tras la cirugía se debe
revisar si hay hematoma, si existe retención de orina y la cicatrización adecuada.

En el varón la efectividad del tratamiento tras una prostatectomía es difícil, los


ejercicios de suelo pélvico son útiles en los casos de IU moderada. Están surgiendo
nuevos estudios en los que se usan procedimientos con cabestrillo y balones
periuretrales.

Incontinencia de urgencia

Tratamiento conductual:

El tratamiento de la IUU se debe iniciar con ejercicios destinados a modificar los


hábitos de la micción que se basa en dos principios generales: Realizar micciones
voluntarias frecuentes para mantener un volumen bajo de orina y en el entrenamiento
para inhibir las contracciones del músculo detrusor cuando se presenta la urgencia. La
realización del tratamiento durante 3 meses es seguro y efectivo (NICE, 2006). En este
tipo de incontinencia también se ha demostrado la efectividad de la realización de los
ejercicios de suelo pélvico (Wallace SA, 2006; Hay-Smith J, 2006).

Tratamiento farmacológico:

Hay varios grupos de fármacos que se utilizan si no se obtienen buenos resultados con
el tratamiento con ejercicios.
Estrógenos: utilizados por vía tópica mejoran los síntomas en mujeres con IU tras la
menopausia, la eliminación de la atrofia vaginal puede contribuir a disminuir la
hiperactividad de la vejiga.

Anticolinérgicos: los fármacos anticolinérgicos con efectos antimuscarínicos son los


fármacos más utilizados para el tratamiento de la IUU. Constituyen la primera línea de
tratamiento para la vejiga hiperactiva (Chapple C, 2008; Alhasso AA, 2006). Actúan
aumentando la capacidad de la vejiga, disminuyendo la sensación de urgencia sin
eliminar las contracciones involuntarias del detrusor y disminuyendo los síntomas de
incontinencia (Du Beau MD, 2009; Shamliyan TA, 2008). La elección del fármaco
depende de la eficacia, de los efectos secundarios, de la presencia de otras enfermedades
y del coste. La falta de respuesta con un fármaco no excluye respuesta con otro. Los
anticolinérgicos utilizados con este fin son: Oxibutinina, Tolterodina, cloruro de
Trospio, Solifenazina y Fesoterodina. Una vez administrado un fármaco se debe
reevaluar su eficacia a intervalos regulares, sus efectos pueden manifestarse durante las
cuatro primeras semanas motivo por el que no debe incrementarse la dosis ni abandonar
el tratamiento durante este periodo, si no hay respuesta pasado este tiempo y los efectos
secundarios son poco importantes se puede intentar un incremento de la dosis, o utilizar
otro preparado. Si bien no hay diferencias entre los diferentes fármacos, el perfil de
efectos secundarios es individual. Hay que tener en cuenta que no son útiles para todos
los pacientes con IUU. Su uso está contraindicado en: retención urinaria, glaucoma no
controlado, miastenia gravis, retención gástrica y diarrea severa. Los efectos
secundarios más frecuentes son sequedad de boca, retención de orina, visión borrosa,
estreñimiento, hipotensión postural y confusión. Interacciona con los fármacos que son
inhibidores potentes del CYP 3A4 (antifúngicos, macrólidos, Ciclosporina,
Vinblastina). Es recomendable revisar el volumen de orina residual de los pacientes que
empeoran su grado de IU tras el uso de anticolinérgicos o que están en riesgo de
obstrucción (Du Beau CE, 2009).

Toxina botulínica. Se está investigando el uso de toxina botulínica A inyectada en el


músculo detrusor mediante cistoscopia, para el tratamiento de la IUU refractaria al
tratamiento conductual y farmacológico. Los resultados de los estudios son favorables
para los casos de IUU de causa neurológica no para la IUU idiopática. La FDA no ha
aprobado esta indicación para la toxina botulínica (Du Beau CE, 2009).

Otros fármacos que han sido estudiados para la IUU pero que no se ha podido demostrar
su utilidad con este fin son la Imipramina, Sildenafilo, Vardenafilo y Tadalafilo.

Tratamiento con terapia de estimulación

Los dispositivos de estimulación eléctrica intentan modular las contracciones del


músculo detrusor. Incluyen la estimulación no invasiva, la estimulación nerviosa sacra,
la estimulación intravesical y la estimulación percutánea del nervio tibial periférico (Du
Beau CE, 2009).
Estimulación no invasiva mediante un dispositivo aplicado en la vagina o en el ano, con
el objetivo de inhibir el músculo detrusor tras la estimulación aferente del nervio
pudendo.

La estimulación de la vía sacra es otra buena opción para las pacientes que no
responden al tratamiento conservador, se ha demostrado que dos tercios de las pacientes
tratadas consiguen o una mejoría significativa de los síntomas o la continencia,
mediante la aplicación percutánea de un dispositivo en la raíz S3 a través de un
mecanismo de acción no bien conocido (NICE, 2006).

La estimulación intravesical es un tratamiento controvertido, de último recurso, para


pacientes con detrusor hipocontráctil y afectación sensitiva de la vejiga, la mejoría en la
micción de urgencia ha sido posible en pacientes muy seleccionados.

La estimulación nerviosa del nervio tibial ha proporcionado algún beneficio en


pacientes con incontinencia de urgencia refractaria. El método consiste en la
implantación de una aguja con un electrodo en el tobillo.

Tratamiento quirúrgico

No hay muchas opciones para solucionar la IUU de manera quirúrgica. En casos muy
exagerados de la IUU se puede llegar a aplicar técnicas como son la neuromodulación
de la vía nerviosa sacra y la cistoplastia de aumento (EBM, 2008).

Otros tipos de incontinencia

En los casos de IU mixta se optará por tratar la forma dominante de incontinencia.

En los casos de incontinencia por rebosamiento se abordará la causa desencadenante.

Algoritmos

Algoritmo 1: Incontinencia urinaria en la mujer.


Algoritmo 2: Incontinencia urinaria en el varón.
Aviso a pacientes o familiares:

La información de este sitio está dirigido a profesionales de atención primaria. Su


contenido no debe usarse para diagnosticar o tratar problema alguno. Si tiene o
sospecha la existencia de un problema de salud, imprima este documento y consulte
a su médico de cabecera.
Bibliografía

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Subject: Incontinencia urinaria
Date: Tue, 28 Sep 2010 16:00:52 -0500

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Guías Clínicas - Incontinencia urinaria

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16/03/2010 - Guías Clínicas 2010; 10 (9) Información:


Autora:
Elaborada con opinión de una
médica y revisión posterior por
colegas
Médico Especialista en
Cristina Viana Zulaica Medicina de Familia y
Comunitaria Conflicto de intereses:
Ninguno declarado
SAP Elviña- Mesoiro- Servizo Galego de Saúde-
A Coruña- España

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¿De qué hablamos? Puede existir un documento más completo o
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Bibliografía
Puntos clave

La incontinencia urinaria (IU) es


la pérdida involuntaria de orina.
Problema que se puede
manifestar en diferentes
circunstancias, con varios niveles
de severidad y en relación con
etiologías distintas. Afecta a un
gran número de personas, la
mayoría de ellas son mujeres >>>

En la incontinencia de esfuerzo,
la pérdida de orina se produce
cuando se hace ejercicio o se
realiza un esfuerzo como toser,
estornudar o reír, es el tipo de
incontinencia prevalente en
mujeres menores de 60 años)
>>>

La realización supervisada de
ejercicios de suelo pélvico o
ejercicios de Kegel, de manera
regular, ha demostrado ser eficaz
para todo tipo de incontinencia
tanto en mujeres como en
varones tras la prostatectomía
>>>

Los fármacos anticolinérgicos


con efectos antimuscarínicos son
los fármacos más utilizados para
el tratamiento de la IUU.
Constituyen la primera línea de
tratamiento para la vejiga
hiperactiva. >>>

Arriba
¿De qué hablamos?
La incontinencia urinaria (IU) es la pérdida involuntaria de orina. Problema que se
puede manifestar en diferentes circunstancias, con varios niveles de severidad y en
relación con etiologías distintas. Afecta a un gran número de personas, la mayoría de
ellas son mujeres.

La prevalencia de la IU se sitúa en un amplio rango que para la mujer está entre 5% y


45% y en el varón entre 1% y 39%. El 6% del total de personas afectadas tiene un grado
de IU que altera su calidad de vida (EBM, 2008). La mitad ocultan su problema. La IU
es más frecuente a medida que se avanza en edad, entre los 60 y 79 años afecta a 23 %
de las mujeres y 19% de los varones (Du Beau CE, 2009; Nygaard I, 2008) a los 80
años el 46% de las mujeres y el de 34% de los hombres sufren incontinencia (NICE,
2006).

Si bien es un problema que no altera el pronóstico vital, tiene una morbilidad


psicológica asociada, puede producir trastornos del sueño por la nicturia o por las
pérdidas nocturnas, tiene un efecto negativo en la autoestima y en la autonomía; puede
aumentar el riesgo de aislamiento social, de depresión y de disfunción sexual. Todo ello
afecta de manera importante a la autopercepción de salud y a la calidad de vida.

Los principales factores de riesgo son:

Paridad.

Parto vaginal.

Uso de fórceps.

Recién nacido de gran tamaño.

Obesidad.

Déficit estrogénico.

Edad, a partir de los 80 años la prevalencia se iguala en ambos sexos.

Enfermedad neurológica y daño cerebral como el ictus, la demencia y la enfermedad de


Parkinson.

Deterioro cognitivo.

Obstrucción para el vaciado de la orina por una próstata grande o por tumores pélvicos.

Prostactectomia.

Alteración de la funcionalidad.

Los riesgos mayores para la IU son la edad, la paridad y la comorbilidad. La edad


avanzada se acompaña de muchos factores que predisponen a la IU: hiperactividad del
detrusor, disminución de la contractibilidad, disminución del flujo, aumento del
volumen residual, hipertrofia prostática, obstrucción a la salida de orina y cambios en la
excreción diurna de orina. Estos factores no tienen como resultado inevitable la IU, que
no debe ser vista como una consecuencia del envejecimiento normal (Du Beau CE,
2009).

Es recomendable adoptar una actitud proactiva y positiva por parte de los profesionales
en las consultas a personas que están en riesgo de desarrollar IU, muchos pacientes
tienen dificultades para consultar por este problema (SING, 2004).

Clasificación y causas

La clasificación de la IU es útil para el diagnóstico y para las decisiones terapéutica.

Incontinencia de esfuerzo: la pérdida de orina se produce cuando se hace ejercicio o se


realiza un esfuerzo como toser, estornudar o reír, es el tipo de incontinencia prevalente
en mujeres menores de 60 años (EMB, 2008; Du Beau CE, 2009; Khan F, 2009).

La incontinencia de esfuerzo (IUE) está ocasionada por insuficiencia en el esfínter


uretral, por debilidad de las estructuras que soportan la uretra o por ambos problemas.
La pérdida de orina se produce por la apertura del esfínter uretral, en ausencia de
contracción del músculo detrusor en relación con un aumento de presión abdominal
(Khan F, 2009). Los factores de riesgo que favorecen su presentación son la obesidad,
los embarazos, los partos, el tabaquismo y la debilidad congénita del tejido conectivo.
La pérdida inmediata de orina tras la tos sugiere un fallo del esfínter, si existe un retraso
entre la tos y la pérdida de orina incontenible sugiere que ha habido una contracción no
inhibida del detrusor provocada por la tos. Puede presentarse en hombres mayores tras
la prostatectomía radical (Du Beau CE. 2009).

Incontinencia de urgencia: se caracteriza por una aparición repentina e inminente del


deseo de orinar y pérdida involuntaria de orina durante la sensación de urgencia o
inmediatamente después. Suele acompañarse de frecuencia tanto diurna como nocturna.
Es una forma de incontinencia que pueden tener mujeres jóvenes, pero afecta en mayor
medida a mujeres postmenopáusicas.

La incontinencia de urgencia (IUU) aparece por la contracción inadecuada de la vejiga


como consecuencia de una situación de hiperactividad del músculo detrusor (NICE,
2006). En la mayoría de los casos no se encuentra una causa (80%), cuando se identifica
la etiología se clasifica entre neurológicas y no neurológicas (Tabla 1) (EBM, 2008).

Tabla 1. Causas de incontinencia urinaria de urgencia.


Causas neurológicas Causas no neurológicas
Esclerosis múltiple. Problemas de vejiga.
Demencia. Tumores.
Enfermedad de Parkinson. Alteración de la pared.
Diabetes. Cálculos.
Enfermedad vascular cerebral. Infección.
Llenado rápido.
Déficit estrogénico.
Uso de diuréticos.
Histerectomía.

La vejiga hiperactiva es un síndrome clínico que se caracteriza por la presencia de


urgencia, frecuencia y nicturia que puede estar acompañado de IU o no. Su
fisiopatología es la misma que la IUU, lo que sugiere que la hiperactividad del detrusor
sola no es causa de IU (Du Beau CE, 2009).

En ocasiones personas mayores, debilitadas, con IU y con la contractibilidad del


detrusor afectada, tienen urgencia miccional y aumento del volumen de orina residual,
los síntomas se pueden confundir con IUE, el cuadro se denomina hiperactividad del
detrusor con afectación de la contractibilidad (Du Beau CE, 2009).

Incontinencia mixta es una combinación de incontinencia de esfuerzo y de urgencia,


existe hiperactividad del detrusor e incompetencia esfinteriana. Es la más frecuente en
mujeres (Du Beau CE, 2009) sobre todo mayores de 70 años (EBM, 2008).

Incontinencia por rebosamiento se manifiesta como un goteo o pequeñas pérdidas


continuas asociadas a un vaciado incompleto de la vejiga (también se le denomina
incontinencia por vaciado incompleto), con un amplio rango de variabilidad en su
sintomatología en relación con la causa que la origina. Se puede presentar de forma
aguda o crónica (EBM, 2008).

La causa más frecuente de este tipo de incontinencia es la obstrucción mecánica o


funcional a la salida de orina, con ello aumenta el volumen postmiccional, lo que da
lugar a una vejiga sobredistendida, se puede asociar a una disfunción del detrusor,
generalmente hipoactividad. Además de la causa obstructiva, la incontinencia por
rebosamiento se puede producir también por la pérdida del reflejo de la micción debida
a un problema neurológico, tras la cirugía correctora de la incontinencia o por el uso de
fármacos (EMB, 2008). Es la segunda causa de IU en el varón de edad avanzada, en
general causada por hiperplasia benigna de próstata, cáncer de próstata o cualquier
problema que origine un estrechamiento de la uretra.

La hipoactividad del detrusor suficiente como para causar IU por rebosamiento y


retención ocurre en un 5 a 10% de las personas mayores. Puede estar causado por lesión
del músculo liso, fibrosis, déficit estrogénico, edad avanzada, neuropatía periférica
(debido a diabetes, deficiencia de B12, Parkinson, alcoholismo y tabes dorsal) y por
lesión de las vía nerviosa eferente por hernia de disco, estenosis del canal espinal, tumor
o anomalías congénitas (Du Beau CE, 2009).

Incontinencia urinaria transitoria o reversible, situación en la que existe pérdida de orina


y en la que está conservada la funcionalidad del tracto urinario inferior.

Puede producirse por infecciones del tracto urinario inferior, sobre todo en mujeres
postmenopáusicas, por trastornos delirantes, enfermedades psiquiátricas, el uso de
determinados fármacos (Tabla 2), impactación fecal y por problemas que afectan a la
movilidad y dificultan el acceso al baño.

Tabla 2. Fármacos y sustancias que pueden causar incontinencia urinaria.


Alcohol.
Agonistas α adrenérgicos (en varones).
Bloqueantes α adrenérgicos (en mujeres).
Diuréticos de asa.
Antipsicóticos.
Inductores del sueño.
Anticolinérgicos.
Calcioantagonistas.

¿Cómo se diagnostica?

Historia clínica relacionada con la incontinencia. La historia clínica debe incluir datos
sobre la forma de presentación, la evolución de los síntomas, los factores que precipitan
su aparición, el tiempo de evolución (una IUU severa de aparición reciente orientaría a
causa orgánica), el ritmo intestinal, la sexualidad, la historia ginecológica, los
antecedentes de prostatismo, la necesidad de usar protectores y los fármacos utilizados.
Es importante identificar los aspectos más molestos, los síntomas que tienen más
impacto en la calidad de vida y el deseo de tratamiento, todo ello aplicable al paciente y
al cuidador (DuDeau CE, 2009).
Existen cuestionarios estandarizados para realizar el diagnóstico y clasificación, para
valorar la respuesta al tratamiento y para conocer el impacto de los síntomas en la
calidad de vida, se usan en la clínica y en la investigación. Los más utilizados son:

Cuestionario de clasificación de la incontinencia de orina. Cuestionario IU-4 (Litago


MC, 2007)

Cuestionario de cribado de incontinencia urinaria (Espuña M, 2004) ICIQ-SF

International Consultation onIncontinence Questionnaire-Short Form(Thüroff J, 2006)

Cuestionario de calidad de vida. Kings Health Questionnaire (Kelleher CJ, 1997; Badia
X, 2000).

Preguntas sobre la incontinencia urinaria que ayudan a su clasificación:

¿Se le escapa la orina al toser, reír, estornudar o levantar pesos?

¿Alguna vez se le escapa la orina cuando nota una sensación repentina de ganas de
orinar?

¿Alguna vez siente un deseo repentino e incontrolable de ganas de orinar?


¿Cuántas veces orina durante el día?

¿Cuál es el máximo tiempo que aguanta sin orinar?

¿Cuántas veces le despiertan las ganas de orinar durante el sueño?

¿Tiene la sensación de que no vacía la vejiga completamente?

¿Se moja mucho o se le escapan sólo unas gotas?

¿Tiene que usar compresas o algún otro protector?

¿Tiene que cambiarse el protector a lo largo del día?

La respuesta positiva a la pregunta 1 orienta a IUE, la 2 y 3 a IUU. La presencia de


nicturia y deseo frecuente de orinar a IUU. El resto ayuda a cuantificar el volumen de
pérdidas.

El diario de micción es una herramienta útil para la evaluación y para cuantificar la


respuesta al tratamiento.

Examen físico. Es recomendable realizar una exploración general, examinar la


movilidad, explorar los genitales para evaluar: atrofia vaginal, capacidad de contracción
de los músculos del suelo pélvico, prolapsos y tumores. En los varones se realizará tacto
rectal para valorar la próstata, descartar problemas rectales y evaluar la fortaleza del
suelo pélvico. No es necesario realizar una exploración neurológica en la visita inicial
pero se considerará en pacientes que tienen una IU de presentación aguda y en ella se
incluirá una exploración de la raíz sacra. La IU puede ser el único síntoma de una
enfermedad amenazante para la vida que se puede presentar a cualquier edad como la
esclerosis múltiple o las lesiones medulares; o de enfermedades malignas de vejiga y de
próstata.

Pruebas complementarias. En relación con las pruebas de laboratorio conviene conocer


la función renal, según el contexto se valorará el interés de solicitar los niveles en
sangre de calcio, glucosa y vitamina B12. En los casos de incontinencia de urgencia o
mixta se debe hacer estudio de orina y se considerará la necesidad de realizar sedimento
y cultivo (EBM, 2008).

La ecografía permite estudiar problemas vesicales y la presencia de volumen residual


tras la micción. Las situaciones en las que se debe estudiar la orina residual son las
siguientes:

Antes de iniciar tratamiento con anticolinérgicos o si no hay respuesta a ellos.

Síntomas urinarios severos o con síntomas de vejiga hiperactiva en varones.

Cirugía previa.
Prolapso significativo en mujeres.

Enfermedades neurológicas (Lesiones en la médula espinal, enfermedad de Parkinson,


neuropatía diabética).

Obstrucción a la salida de la orina.

Episodios de retención urinaria o estreñimiento severo.

En general 50 ml se considera un vaciado adecuado, si es mayor de 200 o supera en


10% la capacidad de la vejiga (Thüroff J, 2006) y se acompaña de sintomatología se
descartará obstrucción o debilidad del detrusor. Sin embargo un volumen residual
mayor de 200 en mujeres en ausencia de síntomas o de infección recurrente no requiere
tratamiento (Du Beau C, 2009).

Para completar el estudio de la IU, sobre todo si se plantea tratamiento quirúrgico,


puede ser necesario recurrir a flujometría, cistoscopia, evaluación de la hipermovilidad
del cuello vesical mediante el Q-tip test o estudio urodinámico, este último proporciona
el patrón oro sobre el tipo de incontinencia.

La mayoría de casos IU pueden ser estudiados inicialmente en atención primaria. Será


necesario valorar la interconsulta con el segundo nivel en paciente en los que la IU se
asocia a:

Hematuria sin infección.

Sospecha de enfermedad vesical o pélvica (cistitis intersticial, cálculo, fístula o tumor).

Volumen residual superior a 100 ml.

Prolapso sintomático.

Incontinencia fecal.

No disponibilidad de pruebas necesarias para realizar el diagnóstico diferencial.

Enfermedad neurológica.

Cirugía previa.

Falta de respuesta a tratamiento farmacológico (incontinencia de urgencia) o fisioterapia


(incontinencia de esfuerzo).

¿Cómo se trata?

Se debe comentar con el paciente las estrategias del tratamiento, en general se comienza
por los métodos menos invasivos como son los cambios en el estilo de vida y la
realización de ejercicios, si no se logran los resultados deseados se propondrán otros
métodos. Las recomendaciones sobre estilos de vida se basan en pérdida de peso, limitar
la ingesta de líquidos a dos litros por día, evitar cafeína, alcohol y tabaco, sólo la
primera de estas recomendaciones está basada en estudios (Subak LL, 2009).

Incontinencia de esfuerzo

Tratamiento con ejercicios:

La realización supervisada de ejercicios de suelo pélvico o ejercicios de Kegel, de


manera regular, ha demostrado ser eficaz para todo tipo de incontinencia tanto en
mujeres como en varones tras la prostatectomía (MacDonald R, 2007; Hay-Smith J,
2006). Se recomienda realizar tres series de 15 contracciones de manera continua tres o
cuatro veces al día durante 15-20 semanas. Si no hay resultados a los dos meses se
revisará la información de la que dispone la /el paciente, su grado de cumplimiento y se
valorará la derivación a un fisioterapeuta entrenado (EBM, 2007; Viana C, 2005).

Los ejercicios se pueden realizar con la ayuda de conos, dispositivos de forma cónica
con distintos, pesos diseñados para ser introducidos en la vagina por la propia mujer que
para evitar que se caigan ha de realizar contracciones de la musculatura pélvica, no se
ha demostrado que sea mejor que la realización de ejercicios, pero es una opción para
las mujeres que lo consideren adecuado (Herbison GP, 2007).

Un complemento a la fisioterapia es la estimulación eléctrica sobre músculos


seleccionados con la finalidad de producir contracción, no se ha demostrado que sea
más efectivo que los ejercicios (Cooper J, 2002) en la práctica se reservan para los casos
con dificultades para aprender su realización.

Tratamiento farmacológico:

Se han ensayado diversos fármacos para el tratamiento de la IUE entre ellos los alfa
adrenérgicos con buenos resultados y la Imipramina con resultados no contrastados,
ambos desechados por sus efectos secundarios (Du Beau CE, 2009; SIGN 79, 2004).

La Duloxetina inhibidor de la recaptación de serotonina y noradrenalina, ha sido


aprobado por la EMEA en sus distintas presentaciones para el tratamiento de la
depresión mayor, dolor neuropático periférico, ansiedad generalizada y para la
incontinencia urinaria de esfuerzo en la mujer de grado moderado severo (EMEA, 2008)
los ensayos clínicos revelan una mejoría de los resultados de las medidas de calidad de
vida, pero cuestionan los beneficios sustanciales sobre la propia IUE (Shamliyan TA;
Mariappan P, 2007). Las presentaciones farmacológicas de la Duloxetina disponibles
actualmente en España no recogen la indicación de la IUE.

El tratamiento con terapia hormonal sustitutiva se ha visto que agrava los síntomas de
IUE.

En la actualidad los fármacos tienen un escaso papel en el tratamiento de la IUE.

Tratamiento quirúrgico:
Se recurre al tratamiento quirúrgico cuando ha fracasado la fisioterapia en el caso de la
IUE. La cirugía persigue mantener una estructura de apoyo estable para el cuello de la
vejiga con el fin de evitar el descenso cuando aumenta la presión abdominal.

La cirugía obtiene buenos resultados en la IUE, las técnicas más usadas consisten en la
implantación de una banda de material sintético, denominada cabestrillo o sling sobre la
que se apoya la uretra, tienen menos complicaciones y mejores tasas de continencia en
mujeres de cualquier edad que las técnicas clásicas. Se trata de una cirugía
mínimamente invasiva para la que se utilizan diferentes métodos:

Implantación de una cinta en la vagina libre de tensión, también denominada TVT


(Tension free vaginal tape).

El mismo cabestrillo se hace pasar por los orificios obturadores, se sigue la técnica de
tunelizar la vagina. TVT-O (Tensión free vaginal tape-obturador) (Khan F, 2009).

Las complicaciones posquirúrgicas más frecuentes son la incontinencia de novo, tipo de


incontinencia que aparece tras la cirugía y con características diferentes de la IU previa
(Nager CW, 2009) y la hiperactividad del músculo detrusor. Tras la cirugía se debe
revisar si hay hematoma, si existe retención de orina y la cicatrización adecuada.

En el varón la efectividad del tratamiento tras una prostatectomía es difícil, los


ejercicios de suelo pélvico son útiles en los casos de IU moderada. Están surgiendo
nuevos estudios en los que se usan procedimientos con cabestrillo y balones
periuretrales.

Incontinencia de urgencia

Tratamiento conductual:

El tratamiento de la IUU se debe iniciar con ejercicios destinados a modificar los


hábitos de la micción que se basa en dos principios generales: Realizar micciones
voluntarias frecuentes para mantener un volumen bajo de orina y en el entrenamiento
para inhibir las contracciones del músculo detrusor cuando se presenta la urgencia. La
realización del tratamiento durante 3 meses es seguro y efectivo (NICE, 2006). En este
tipo de incontinencia también se ha demostrado la efectividad de la realización de los
ejercicios de suelo pélvico (Wallace SA, 2006; Hay-Smith J, 2006).

Tratamiento farmacológico:

Hay varios grupos de fármacos que se utilizan si no se obtienen buenos resultados con
el tratamiento con ejercicios.

Estrógenos: utilizados por vía tópica mejoran los síntomas en mujeres con IU tras la
menopausia, la eliminación de la atrofia vaginal puede contribuir a disminuir la
hiperactividad de la vejiga.
Anticolinérgicos: los fármacos anticolinérgicos con efectos antimuscarínicos son los
fármacos más utilizados para el tratamiento de la IUU. Constituyen la primera línea de
tratamiento para la vejiga hiperactiva (Chapple C, 2008; Alhasso AA, 2006). Actúan
aumentando la capacidad de la vejiga, disminuyendo la sensación de urgencia sin
eliminar las contracciones involuntarias del detrusor y disminuyendo los síntomas de
incontinencia (Du Beau MD, 2009; Shamliyan TA, 2008). La elección del fármaco
depende de la eficacia, de los efectos secundarios, de la presencia de otras enfermedades
y del coste. La falta de respuesta con un fármaco no excluye respuesta con otro. Los
anticolinérgicos utilizados con este fin son: Oxibutinina, Tolterodina, cloruro de
Trospio, Solifenazina y Fesoterodina. Una vez administrado un fármaco se debe
reevaluar su eficacia a intervalos regulares, sus efectos pueden manifestarse durante las
cuatro primeras semanas motivo por el que no debe incrementarse la dosis ni abandonar
el tratamiento durante este periodo, si no hay respuesta pasado este tiempo y los efectos
secundarios son poco importantes se puede intentar un incremento de la dosis, o utilizar
otro preparado. Si bien no hay diferencias entre los diferentes fármacos, el perfil de
efectos secundarios es individual. Hay que tener en cuenta que no son útiles para todos
los pacientes con IUU. Su uso está contraindicado en: retención urinaria, glaucoma no
controlado, miastenia gravis, retención gástrica y diarrea severa. Los efectos
secundarios más frecuentes son sequedad de boca, retención de orina, visión borrosa,
estreñimiento, hipotensión postural y confusión. Interacciona con los fármacos que son
inhibidores potentes del CYP 3A4 (antifúngicos, macrólidos, Ciclosporina,
Vinblastina). Es recomendable revisar el volumen de orina residual de los pacientes que
empeoran su grado de IU tras el uso de anticolinérgicos o que están en riesgo de
obstrucción (Du Beau CE, 2009).

Toxina botulínica. Se está investigando el uso de toxina botulínica A inyectada en el


músculo detrusor mediante cistoscopia, para el tratamiento de la IUU refractaria al
tratamiento conductual y farmacológico. Los resultados de los estudios son favorables
para los casos de IUU de causa neurológica no para la IUU idiopática. La FDA no ha
aprobado esta indicación para la toxina botulínica (Du Beau CE, 2009).

Otros fármacos que han sido estudiados para la IUU pero que no se ha podido demostrar
su utilidad con este fin son la Imipramina, Sildenafilo, Vardenafilo y Tadalafilo.

Tratamiento con terapia de estimulación

Los dispositivos de estimulación eléctrica intentan modular las contracciones del


músculo detrusor. Incluyen la estimulación no invasiva, la estimulación nerviosa sacra,
la estimulación intravesical y la estimulación percutánea del nervio tibial periférico (Du
Beau CE, 2009).

Estimulación no invasiva mediante un dispositivo aplicado en la vagina o en el ano, con


el objetivo de inhibir el músculo detrusor tras la estimulación aferente del nervio
pudendo.

La estimulación de la vía sacra es otra buena opción para las pacientes que no
responden al tratamiento conservador, se ha demostrado que dos tercios de las pacientes
tratadas consiguen o una mejoría significativa de los síntomas o la continencia,
mediante la aplicación percutánea de un dispositivo en la raíz S3 a través de un
mecanismo de acción no bien conocido (NICE, 2006).

La estimulación intravesical es un tratamiento controvertido, de último recurso, para


pacientes con detrusor hipocontráctil y afectación sensitiva de la vejiga, la mejoría en la
micción de urgencia ha sido posible en pacientes muy seleccionados.

La estimulación nerviosa del nervio tibial ha proporcionado algún beneficio en


pacientes con incontinencia de urgencia refractaria. El método consiste en la
implantación de una aguja con un electrodo en el tobillo.

Tratamiento quirúrgico

No hay muchas opciones para solucionar la IUU de manera quirúrgica. En casos muy
exagerados de la IUU se puede llegar a aplicar técnicas como son la neuromodulación
de la vía nerviosa sacra y la cistoplastia de aumento (EBM, 2008).

Otros tipos de incontinencia

En los casos de IU mixta se optará por tratar la forma dominante de incontinencia.

En los casos de incontinencia por rebosamiento se abordará la causa desencadenante.

Algoritmos

Algoritmo 1: Incontinencia urinaria en la mujer.


Algoritmo 2: Incontinencia urinaria en el varón.
Aviso a pacientes o familiares:

La información de este sitio está dirigido a profesionales de atención primaria. Su


contenido no debe usarse para diagnosticar o tratar problema alguno. Si tiene o
sospecha la existencia de un problema de salud, imprima este documento y consulte
a su médico de cabecera.
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