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RAYADO SOBRE EL TECHO. N ° 3.
REVISTA DE EL TECHO DE LA BALLENA.
R E D A C T O R E S :
CARLOS CONTRAMAESTRE *
ADRIANO G O N ZA LE Z LEON
JUAN CALZADILLA
EDM UNDO ARAY
SALVADOR GARMENDIA
FRANCISCO PEREZ PERDOMO
DANIEL G O N ZA LE Z
RODOLFO IZAGUIRRE
EFRAIN HURTADO
CAUPOLICAN OVALLES
H U G O BAPTISTA
D I A G R A M A D O R :
DANIEL G O N ZA LE Z £ s 3 3 K 1 Í1 k & ^ S
C O R R E S P O N S A L E S :
D I R E C C I O N P OS T A L :
VXXzn
OBRAS REALIZADAS:
Para restituir el Magma (exposición), marzo 1961
Rayado sobre el Techo (publicación-revista), marzo 1961, N? 1
Homenaje a la cursilería (exposición), junio 1961
Cabezas filosóficas, Gabriel Morera (exposición), noviembre 1961
¿Duerme usted, señor Presidente?, Caupolican Ovalles (poesía), mayo 1962
Espada de doble filo, Dámaso Ogaz (poesía), Colección Sir Walter Releigh,
agosto 1962
Homenaje a la Necrofilia, Carlos Contramaestre (exposición- publicación)
noviembre 1962
Dictado por la Jauría, Juan Calzadilla (poesía), noviembre 1962
Asfalto-Infierno, Adriano González León-Daniel González (textos-fotos), enero
1963
Sujetos Plásticos (exposición), marzo 1963
Dibujos Coloidales, Juan Calzadilla (exposición), abril 1963
Topatumba, Oliverio Girondo (poesía), reproducción, abril 1963
Rayado sobre el Techo (publicación-revista), mayo 1963, N? 2
En uso de razón, Caupolican Ovalles (poesía), ediciones tubulares N? 1
julio 1963
Exposición tubular (exposición), julio 1963
Twist presidencial, Edmundo Aray (minimodramas), ediciones tubulares 2
agosto 1963
Los Venenos Fieles, Francisco Pérez Perdomo (poesía), noviembre 1963
Sube para bajar, Edmundo Aray (cuentos) diciembre 1963
Engranaje, Daniel González (exposición-publicación) Maracaibo, abril 1964
OBRAS POR REALIZAR:
Hombre que daba sed, Adriano González León (cuento)
Trampa y Traición, Henri Miller (ensayo)
Coney Island Mental, Lawrence Ferlinghetti (poesía)
En cámara oscura, Efrain Hurtado (textos)
Exposición, Carlos Contramaestre (publicación)
Contacto Terrestre, Gustavo Ossorio (poesía)
Reo de Putrefacción, Juan Calzadilla (poesía)
Flores desconocidas, extraños monstruos y enanos tristes, Luis Guillermo
Piazza (poesía)
Delirio de los bultos postales, Mary Ferrero (prosa)
Mitología de lo cotidiano, Rodolfo Izaguirre (crónicas)
¿Por qué la ballena?, preguntó alguien con esa irri
tante necesidad reflexiva que muestra a veces quien, jus
tamente, no tiene cómo explicarse para qué ha nacido. Y
es que hay una manera de justificar el hecho de no tener
respuestas, jugando pomposamente, profesoralmente o
con falsa ingenuidad, en medio del vacío, con el quehacer
de los demás. En el disparadero mental de nuestra cul
tura, en medio de esta salsa musgosa de país sometido
y vejado, en esta especie de muladar de los grandes con
sorcios, es quizás lo menos esperar actitudes semejan
tes. Ante la revelación de la propia impotencia, de la inu
tilidad creadora o de la falta de audacia para cortar un
camino, refugiarse en los tradicionales mecanismos del
pensamiento, balbucear como aldeano cuando se pretende
ser universal, gastar las malas mañas del burgués cuando
se quiere ser revolucionario, no es siquiera sorpresivo
sino más bien un acomodo dentro del mentidero general
en Que nos hemos debatido.
De allí que cualquier empresa riesgosa aparezca sin
aiuste en los astilleros ^e una lógica aburridamente coti.
diana. De allí que alguién preeunte por oué la ballena,
elemento austral o boreal, y no un caimán, tan vivo y
bien criadito en nuestros paraísos tropicales. Esto para
el teórico, oue desea oue la realidad sea la realidad, aun-
aue se nieerue a buscarla no»* todos sus costados. Pero
también, y con el mismo espíritu de mediatízación. para
el ama de casa a ouien le es mucho más fácil echar a
freír en la sartén un pan?o oue un cachalote.
No vamos a dar una recuesta nura y simple. Siem
pre hemos odiado la voracidad de los interrogatorios, y
un examen es un examen, llévese a cabo en el aula, en
el raré o en la Dirección Ceneral de Policía. A la manera
de los torturados provistos de coraje y hombría — ¡tan
tos buho en estos último«? año«;! — no vamos a cantar.
Y a la manera de los malos alumnos, ante la maliciosa
pobreza del cuestionario, nos vamos a copiar: Uno puede
reconstruirse a sí mismo, inererir el aeua de su propio
surtidor. Solamente esa onda nue ha ido ouedando de
trás de nuestro TECHO durante estos tres años de difícil
y activa natatoria, puede rendir testimonio. Sí se desea
saber algo, allí esta la m ta marcada, con el insinuante
misterio de los fueeos de San Telmo, la solitaria instan
cia de m atar a nue provee fel al batiros o los pedazos toda
vía brillantes de cualquier huracán por las aguas del
Caribe.
Sobre la superficie, en la huella de esa peripecia, es
tá ardiendo aún la mecha de un dispositivo polémico,
colocado a veces con métodos terroristas, como jamás se
había hecho en la pacífica y respetuosa fábrica de núes-
tras artes y nuestra literatura. Para tanta seguridad pon
zoñosa, para tantos tejes y menejes, para el esteticismo
anquilosador que solo admite la “obra realizada*’ o para
la seguridad tapizada de los dogmáticos, fue necesario,
en un momento dado, la estrategia del sabotaje. Ello vol
vió locos los pescadores razonables. El golpe de aleta
que trastocó el curso tradicional de la pelea, desmembró
viejas armazones a las que no se les había desnudado
con suficiente fiereza y desorientó a los que con voca
ción para el cambio, manejaban, para lograrlo, métodos
ya aletargados por el orden que se pretendía minar. Y es
qu 9~en la tarea de cambiar la vida y transformar la so
ciedad, el uso mecánico de las recetas nada podía con
seguir porque justamente se trataba de una cuestión
dialéctica: para un determinado momento y un determi
nado país, los recursos de lucha obedecen a una necesi
dad. (1)
Necesidad de la acción: de una poesía y una pintura
acción. Poblar, despoblar, declararse en huelga, santifi
car los niples, tirar las cosas a la calle. Una aventura en
la cual el propio riesgo de la consumición del artista es
en si valedero como quehacer estético y humano. Activi
dad y pasión al rojo vivo, porque el trabajo paciente y el
llamado buen juicio solo han servido para conducir a la
academia, a los decanatos, a la administración o al dis
frute del buen, Dadre de familia. No afirmaríamos, sin
embargo, que en el camino recorrido hemos apresado to
da la verdad. Ello sería justamente negar los propósitos
iniciales de EL TECHO DE LA BALLENA. (2) Nadie
puede manipular fría y groseramente el patrimonio de
lo cierto. Pero emprender su búsqueda con temor a las
aguas malas, sin sentirse tentado por la carga de hallaz
gos y nuevas riquezas que ofrece un extravío, es moverse
protegido por salvavidas y deseo de aprehender las co
sas por la sola mitad.
Una simple navegación por el agua botada o los de
sechos dejados por la BALLENA, significa, al menos para
nosotros, el encuentro con una certidumbre: la pintura
y la poesía en nuestro país no podrán seguir siendo un
manso escalonamiento de honores, que se obtienen im-
nunemente, núes no hay vias pacíficas que permitan el
llamada disfrute de la consagración. Todos los títulos, J
los documentos, los apellidos, las influencias, los conci
liábulos, los premios, prodúzcanse ellos en las escuelas
universitarias, en los museos o en las casas de los me
cenas, no adquieren ñor eso su única solvencia y están
sometidos a una vigilante linea de fuego. De este soplo
perturbador, introducido en un medio beato y confor
mista. de no haber otras realizaciones. EL TECHO DE
.LA BALLENA extrae su orgullo vital. Y de allí parte una
posibilidad aproximativa hacia un mundo más amplio
como el de América Latina. Sometidos por igual al frau
de, al robo y la alienación, igualmente hostigados por los
infantes de marina y las compañías petroleras o bana
neras. en todos los países se cumple por igual un proceso
de imhecilización y trampa a la cultura, del cual son
culpables los entreguistas y los serviles, por sobradas ra
zones, y aquellos que han creído en la fuerza intocable
de los dogmas.
Atento a las transformaciones ideológicas operadas
en el mundo, arremetiendo al mismo tiempo contra los
tradícionalistas y los sectarios. EL TECHO DE LA BA
LLENA se ha nielado a una actividad más atenta del
hombre: esa actividad que aún Droduciéndose en el mun.
do canitaMsta o en el mundo del sub-desarrollo, implique
un golpe abierto de rechazo o denuncia, una exigencia
de transformación. EL TECHO DE LA BALLENA reco
noce en las bases de su cargamento frecuentes v aeresi-
vos animales marines prestados a DADA y al SURREA
LISMO. Así como existen en sus vigas señales de esa ava
lancha acusadora de los .poetas de California. O como
habita en los palos de su armazón un atento material de
los postulados dialécticos para impulsar el cambio. Ello
es precisamente la razón de estar en pie, persiguiendo los
vendavales,
Pero igualmente advierte que en toda la estructura
y el andamiaje priva una circunstancia venezolana, des
melenada, imprecisa acaso, pero provista del coraje re-
ouerido en la necesidad de afirmarse. Acá, por especia
les razones, como en toda América Latina, nada de lo
que en letras y artes nuevos se ha realizado nos ouede
ser extraño. Los métodos de trabajo, la ampliación de
fronteras, las vigorosas empresas cumplidas en otras la
titudes, nos prestan, como en la ciencia o la política, un
amplio escenario de investigación, en el cual se cumplan
afirmaciones o rechazos* de acuerdo con nuestras evi-
gencias. Ponerse de espaldas es pura y simplemente ju
gar al avestruz. Entrar con nuestros propios ropajes, para
vigorizarnos, en la eran ola universal, es dotar a nues
tra condición de artistas y escritores de la única veta oue
puede provocar la trascendencia: saberse cultivadores de
una nueva tierra, con hoias y frutos venenosos o insó
litos. pero no ya un producto servil de imitadores de
huertos bien cuidados en Europa... o pobres parceleros
de verduras a quienes las plagas, los desinfectantes fol
klóricos o el arado con bueyes les han clavado el sub-
desarrollo en el alma.
¿Por qué la ballena? Por eso justamente. Porque
4
hubiera sido fácil elegir el caimán. O porque hubiera si
do de señoritos estetas elegir el hipocampo. Y también
porque la ballena está en el medio de la bondad y el ho
rror, sujeta a todas las solicitaciones del mundo y el
cielo, con su vientre dignísimo que se ríe de Joñas y en
gulle un tanquero de petróleo, toda extendida de uno a
otro extremo de la tierra, que casi es la tierra misma o es
el pájaro minúsculo que picotea su diente careado en el
cual nadan los peces. Esa amplitud natatoria, ese desli
zarse frenético, que nos permite negarnos en un comien
zo a contestar, y concluir contestando, porque, a pesar
del odio al inquisidor, teníamos suficientes respuestas
para anular su deleznable pregunta. Ese empuje hacia
lo desconocido que puede acrecentarnos la razón de vi
vir y contaminar los instrumentos de una substancia co
rrosiva que cambie la vida y transforme la sociedad.
(1) Ver SEGUNDO MANIFIESTO, parte final (Rayado sobre el
Techo, N9 2 mayo, 1963
(2) Ver Rayado sobre el Techo, N? 1, marzo 1961.
ERLINGHETTI
Lawrence Ferlinghetti, en su libreria de San Francisco, sonrie ant« una ioto del autor
de la “Doctrina Betancourt’'.
6
OBBLIGATO DEL CHATARRERO 1
( )
Vámonos
Vengan de prisa vámonos
Vociémonos los bolsillos
Desaparezcamos
Faltemos a toda cita
para volver de pronto
después de muchos años
con barba de seis dias
con papeles de cigarrillos
pegados a los pantalones,
con hojjus en el pelo. (2)
A no preocuparnos
nunca más
por las cuotas.
Que vengan
gue se lleven la cosa
de la deuda,
lo gue sea.
Y a nosotros con ella.
De pie ya mismo vámonos
a donde van los perros.
Subiendo la Colina
donde tienen guardados los terremotos
detrás de los basurales
de la ciudad
a perdernos
entre las tuberías del Gasómetro
y los desperdicios.
A mirar bien mirados
los vaciaderos
del Asco Urbano.
País mío de mis lágrimas. (3)
Desaparezcamos
en cementerios de automóviles
7
\
para volver
años después
con remiendos en el culo
juntando trapos y periódicos<
secando los calzoncillos
en fogatas de basura.
No te molestes
en decir adiós.
Ni tu mujer se va a dar cuenta
de que nos- fuimos los dos. (1)
Vámonos
hediendo a querosén
a donde están los bancos ocupados
con las estatuas en desuso
del Bowling Green
a la dettsa noche interior
de I o í parques flo rid o s
con los ojos aguados
contemplando botellas
de moscatel
vacías.
Leamos en voz alta
trozos de rotas biblias
Sigamos a los perros en los muelles
Salmodiemos canciones salvajes
Arrojemos piedras
Pronunciemos palabras
cualesquiera
Parpadeando ante el sol
rascarse
entrar a tropezones
en el silencio.
Vacilar
enfrente a los portales
Usar la prostituta
al último
cuando pasó por ella todo el mundo.
Penetrar tambaleando medio ebrios
en las puestas del sol del East River
Dormir en las casetas de teléfonos
Vomitar en las casas de empeño
gimiendo por un abrigo de invierno.
De pie ya mismo
descendamos
al vientre de la ciudad
por donde ruedan cajas de ceniza
para volver
cubiertos de vestimenta pútrida
como los reyes sin corona
del mundo subterráneo
entronizados
en los urinarios
del Metropolitano
Demos comida a las palomas
frente al Ayuntamiento
diciéndoles que cumplan su deber
en la oficina del Alcalde.
Vamos pronto que se hace tarde.
Se acerca el fin.
Relámpagos
Desastres en el sol
Jaurías desatadas
La hermana por la calle
con el sosten puesto en la espalda.
De pie y vámonos ya
a la oscura noche interior
al guieto rosedal del alma
y encontrémonos luego
bajo él Rio
donde paran y esperan
los trenes subterráneos.
Hagamos la travesía
hacia la confusión total.
El ferry del Sur no ha de marchar por siempre.
Están quitando los ferris de la Bahía
pero aun tenemos tiempo
para perdernos en Oakland.
Washington
no se ha caído del caballo.
Hay tiempo todavía
para darle el esquinazo
y marcharse
dejando en casa la planilla
del impuesto sobre la renta
y el reloj de pulsera
a prueba de agua
trastabillando enceguecidos por los callejones
en pos de los gatos
bajo el Puente de Brookklin
estatuas infladas
con pantalones como bolsas
dejando en una estela nuestros gritos de lata
y nuestras voces de basura.
.’Chatarra en venta!
Ixirguemos todo y vámonos
al verdadero interior del país
|lS donde reinan las casas de empeño
pura anarquía ciega
pero el golf continúa en Burning Tree. (6 )
Lloviendo, tronando
y el Viejo roncando. (7)
Se viene otro diluvio
pero no el que tú crees
Hay tiempo todavía
para hundirse y pensar ( 8)
Yo quiero descender en la escala social
Quiero vivir como si fuese libre.
Acúname dulce carreta. (9)
No esperemos a los cadillacs
que nos han de llevar
en triunfal caravana
al interior
a saludar a los nativos
con gestos de senadores romanos
en provincias
el laurel de poeta
ciñéndonos la frente iluminada.
No esperemos la gloria
Suplemento Literario del New York Times
foto sonriente en la primera página
con la imagen del éxito
y la insania.
Para cuando tu cara
se asome en la revista Life
serás tan sólo un negativo
o una copia en papel brillante.
Habrán ido por tí
para hacerte famoso
Seguirás sin ser libre.
Adiós me voy.
Vendo todo.
Q Y el resto lo regalo
a las Industrias de la Caridad.
Va a estar oscuro allá
donde suena la banda
del Ejército de Salvación.
Y la mente produce
su propia iluminación.
Adiós
hago mutis
cierro el bodegón.
Todo el sistema está jodido.
Roma jamás llegó a este punto.
Estoy harto de esperar a Godot.
Me voy a donde ganan las tortugas
Me voy
adonde
los monederos falsos vomitan y se mueren
Desciendo por las tristes explanadas
del mundo oficial.
¡Basura en venta!
País mío de mis lágrimas.
Vámonos pues tu y yo
dejemos las corbatas
atadas en los postes de la luz
Asumamos la barba
de la anarquía andante
con el rostro de Walt Whitman
y una bomba casera en el bolsillo.
Yo quiero descender en la escala social.
Alta sociedad igual a baja sociedad.
Yo soy un arribista
que trepa al revés.
Y el descenso es difícil
El Ideal
de la Alta Clase Media
es ideal para las aves
pero las aves no lo quieren.
Ellas se atienen a su propia
Orden del Pico
justificada por el canto.
¡Ay los pichones en la grama!
De pie yo mismo y vámonos
a la Isla-de-el-Hombre-es-Libre.
Soltemos los cerdos de la paz.
Vámonos pronto se hace tarde.
De pie ya mismo
andando
entrando
en el café de Foster.
Adiós Emily Post.
Adiós
Lowell Thomas.
Adiós Broadway.
Adiós Herald Square.
Apaguen.
Enmaráñenlo todo.
Anulen los contratos.
Pierdan la Guerra sin matar a nadie.
Relinchad caballos
corred señoras mías hacia el cuarto de baño
ya sin agua.
El fin ha comenzado
yo lo aviso.
No anden al paso
huyan vuelen hacia las puertas.
Ahora viene el verdadero terremoto.
Yo soy un hombre refinado.
Yo no lo puedo soportar.
Me voy
donde los burros yacen
10 junto a los aduaneros
que se ungen a sí mismo críticos literarios.
Mi herramienta está llena de polvo.
Mi cuerpo ya pendió por mucho tiempo
de tirantes ajenos.
Dadme un alegre pañuelo floreado
para aguantarme los calzones.
Deslígate marchemos
a donde se destrozan los autos deportivos,
y el mundo recomienza.
Vámonos pronto se hace tarde.
Ya es hora y hora y media
Todavía nos gueda el desempate. (14)
El cuaderno de notas nos convierte
en niños hogareños. (15)
Arranquémonos ya
con rumbo a la extraviada eternidad.
Allá lejos los campos
están llenos de alondras.
Allá lejos la tierra se mece.
País mío
a tí te canto.
De pie ya mismo y vámonos
a la Isla-de-el-Hombre-es-Libre
para vivir la verdadera
la azul y simple vida
de la sabiduría y del asombro
allá donde las cosas
crecen de abajo arriba
sesgadas y cantando
bajo el sol amarillo,
donde las amapolas nacen de las vacadas
y de la bosta brotan ángeles pensadores.
Ahora me levanto y voy
a la Isla-de-el-Hombre-es-Libre
allá lejos
mucho después de las palabras rotas
mucho después
de los bosgues de Arcadia.
11
"Junkm an's Obbligato". Del libro “A "Let us go then you and I". Cfr. T. S.
( 1) Eliot. “TTie Love Son? of T. Alfr«H
ney Island. En La Mente”). Prufrock”. (Textual, salvo una
ney [Parque de Diversiones] En La q i\ T he Isle of Manisfree". Cfr. W. B.
)
14
ABUELA.—Hoy es, hija mía, el dra más importante
de tu vida. El Señor se ha dignado venir hasta ti.
LA NIÑA.—Si, abuelita.
La abuela besa a la niña.
ABUELA.—Ya eres una mujercita. A partir de hoy
tienes que dar ejemplo a todo el mundo con tu con
ducta. Ya te he enseñado todas las cosas que tiene
que conocer una mujer. Un buen día te casarás...
LA NIÑA.—„De verdad?
ABUELA.—Naturalmente, hija mía, un día te casarás
y serás el orgullo de tu marido. No hay nada que apre
cie tanto un hombre como una buena compañera co
mo tú. Serás como tina joya para el hombre con quien
te cases. Porque tienes que saber que a los hombres
les gusta encontrar cuando se levantan por la m aña
na una camisa bien blanca y bien planchada, calceti
nes sin agujeros y un pantalón con su raya bien he
cha. Serás una perla para tu marido. Tú ya sabes
planchar y rem endar los calcetines e incluso guisar.
Hoy que recibirás la primera comunión vas a con
vertirte en una mujer perfectamente católica. Ya sé
muy bien que tu casa será un modelo de hogar per
fecto, ¿verdad que sí, hija mía?
LA NIÑA.—Si, abuelita.
ABUELA.—La cocina es lo más importante. Una co
cina sucia convierte la casa más aseada ee una pocil
ga. Yo te he enseñado cómo debes ordenarlo todo:
los platos siempre en el cubreplatos, los cubiertos en
el cajón correspondiente del armario, los trapos de
la limpieza cada uno fcn su sitio justo. El desorden es
el comienzo de la suciedad. Y, sobre todo, fregar la
loza inmediatamente después de comer. Nada causa
peor impresión que entrar en una cocina donde los
platos sucios se amontonan sobre el fregador. ¿Qué
cuesta lavar bien la loza? Nada, unos minutos. Y el
resultado lo tienes aquí: ¡con lo linda que está mi ca
sa!-Y eso que desgraciadamente ya %stoy vieja y no
puedo tener en orden las cosas tan bien como yo qui
siera. Me comprendes, ¿verdad?
LA NIÑA.—Sí, abuelita.
15
ABUELA.-—Los hombres son por lo regular muy exi
gentes; pareciera como si no les interesaran estas co
sas, pero ¿cuánta^; veces la causa de los problemas
matrimoniales no obedece a la falta de limpieza per
sonal de la mujer?
Entran por la derecha los dos hombres llevando el ataúd.
La abuela y la niña se callan y observan.
Los dos hombres cruzan el escenario de derecha a izquierda.
Salen.
P3usa.
Entra por la derecha el necrófilo, que persigue a los dos
hombres. Se le aprecia perfectamente un abultamiento en
las ingles.
El necrófilo cruza el escenario y sale por la izquierda.
ABUELA.— (Hablando siempre con calma mientras
continúa vistiendo a su nieta.) Por eso, hija mía, tú
debes ser siempre muy limpia y'" ordenada. Como te
venía diciendo, la primera obligación es la cocina,
aunque no por eso deban descuidarse las otras cosas.
Nada cuesta pasar por las mañanas la aspiradora.
Puedes ver que yo, a mi edad, todavía lo hago. Ade
más, con la crisis de vivienda de hoy día, las casas
resultan tan pequeñas que no cuesta ningún trabajo
tenerlo todo bien arreglado. Entrar en una casa don
de el polvo se acumula sobre el armario y donde los
pisos permanecen sucios todo el tiempo produce un
efecto desastroso. Pero yo estoy segura de que tú sa-
bras atender a tu casa.
¿No es verdad, hija mía?
LA NIÑA.—Sí, abuelita (Pausa. Fríamente) ¿A qué
se debe esa hinchazón en lo bajo del vientre del hom
bre que acaba de pasar?
ABUELA.— (Fríamente.) Es su sexo. (Pausa.) Los
cristales de las ventanas, cuando están sucios, cau
san una impresión deplorable. ¡Es tan fácil lim
piarlos! Deberás hacerlo por lo menos dos o tres
veces a la semana. No te costará mas que unos
minutos. Nada más barato que utilizar unas hojas de
periódico empapados en agua; se frotan con ellas los
cristales y verás... como mano de santo! Así da gusto
m irar hacia la calle. Un maridó jam ás olvida esto.
Te digo que los hombres, a pesar de las apariencias, No debes olvidar nunca esto.
se apasionan por estos detallitos. Claro que tú eres
aún una niña para comprender de lo que es capaz Entran por la derecha los dos hombres con el ataúd.
un hombre. En la mayoría de los casos, cuanda un es Cruzan el escenario y salen por la izquierda.
Pausa.
poso abandona a su mujer no es ni más ni menos si Entran por la derecha el necrófilo. Una especie de serpiente
no porque no encuentra en su propia casa el hogar emerge entre sus piernas. El necrófilo cruza el escenario de
derecha a izquierda.
limpio y ordenado con que sueña cuando regresa del Sale por la izquierda.
trabajo. Pero bien sé que tú serás como yo.
LA NIÑA.—Sí, abuelita.
ABUELA.—No debes olvidarte de sacudir el polvo ABUELA.—Ya ves, hija mía, que no es nada difícil
todos los días. Eso no quita mucho tiempo. Es muy llegar a ser una perfecta ama de casa. Sobre todo si
fácil pasar todas las mañanas el trapo por los mue no olvidas mis consejos. Ya ves que, a pesar de lo
bles. Sólo las mujeres sucias y perezosas tienen mue vieja que estoy y de lo mucho que me cuesta mover
bles cubiertos de polvo. Recuerdo que cuando yo era me, tengo la casa como una tacita de plata. Créeme,
pequeñita mamá me llevó una vez a casa de una veci hija mia, las mujeres puercas no tienen ningún per
na sucísima. Me divertí mucho dibujando un gato dón. Admito que no se tengan muebles lujosos, por
sobre el armario, ¡era tanto el polvo que tenía enci que son caros, sobre todo en los tiempos que corren,
ma! ¡Qué vergüenza para esa mujer!! pero eso sí, no puedo tolerar que los muebles estén
La jovencita ríe. sucios y polvorientos. La limpieza no cuesta dinero.
ABUELA.—Bien sé que tú no serás como ésa. En tu Pero hay mujeres tan cochinas y holgazanas. ¡Cómo
casa las camas estarán siempre hechas, las sábanas no se les cae la cara de vergüenza! En su lugar, yo no
limpias, el retrete no olerá mal, el suelo estará bri dejaría que nadie entrara en mi casa. ¿Me entiendes?
llante, los cubiertos siempre en orden, la loza frega LA NIÑA.—Sí, abuelita. (Pausa; fríamente, sin mos
da, las mudas preparadas, los* cristales transparen trar mucha curiosidad) Abuelita ¿por qué al hom
tes, los muebles sin una mancha de polvo y la basu bre se le ha puesto el sexo tan largo?
ra en el pote. Pero, esto no debe hacer olvidar a una ABUELA.— (Idem.) Porque está cachondo. (Pausa.
m ujer de su casa, como serás tú, que para retener a Sigue vistiendo a su nieta.) Hay una cosa que debes
un marido no hay nada como saber preparar una tener muy presente: el retrete. Ningún cuarto de la
buena comida. Un hombre que al entrar a su casa casa estará más limpio que éste. La madera la lava
lo primero que encuentra es una comida de su gus rás todos los días con lejía. Cuántas enfermedades
to hará todo lo que su m ujer quiera. Es cierto que la no se contraen por falta de aseo. Y tendrás siempre
vida está tan cara que naturalm ente no se pueden colgada una pastilla de desodorante-^jue buena falta
preparar los gustosos platos que se hacían en mis hace en ese sitio. La ventana del retrete la tendrás
tiempos, pero una buena dueña de casa es capaz de siempre abierta, tanto en invierno como en verano.
hacer milagros cuando sabe cocinar. Tú eres una ni Y acostumbrarás a tu marido a que no se pase allí las
ña y ya sabes guisar; cuando te cases serás una ver horas muertas. Tú sabes, hija mia, que los hombres
dadera joya para tu marido. tienen la maldita manía de leer en ese cuarto; y en
LA NIÑA.—Sí, abuelita. vista de ello se pasan allí las horas sin halar la ca
ABUELA.—Una m ujer que sabe cocinar bien, puede dena. Las paredes terminan por oler mal. Mi marido,
estar tranquila. Su marido jam ás se irá de su lado. es decir, tu abuelo, que en paz descanse (.se santigua),
tuvo también esa manía. Yo se la suprimí en menos
que canta un gallo: ¿Sabes cómo? Eliminé la cale
facción en el retrete y quité el cristal superior de la
ventana. ¡Hacia tanto frío que él no pasaba allí sino
el tiempo indispensable! ¿Qué te parece?
LA NIÑA.—Muy bien hecho, abuelita.
ABUELA.—Y nada de bacinillas. Si tu marido tiene
necesidad de orinar por la noche, que se levante y va
ya al retrete. Nada cuesta. El orinal es un instrum en
to anacrónico y antihigiénico. Puedes ver que yo no
lo uso ni cuando estoy enferma. A ti también, desde
muy niña, te enseñé a ir al retrete.
LA NIÑA.—Sí, abuelita.
ABUELA.—Si no olvidas nunca estos consejos que
te da una m ujer vieja como yo, llegarás a form ar un
hogar dichoso. Tú y tu marido me lo agradecerán to
da la vida.
LA NIÑA.—Si, abuelita.
ABUELA.—Para que tu piso esté siempre brillante
pondrás a la disposición de los visitantes un cierto
número de zuecos. No dejarás entrar a nadie sin
zuecos en el comedor. Es mejor irse a vivir a la co
cina; allí comerás y oirás la radio mientras coses.
El comedor debe estar impecable para recibir las
visitas de domingo. Cubrirás los sillones con fundas
durante la semana, y ten cuidado con el sol, no debe
«dar en los muebles. Cuando recibas una visita coloca
siempre flores en medio de la mesa. ¿Harás lo que
te digo?
LA NIÑA.—Sí, abuelita.
Entran por la derecha los dos hombres con el ataúd.
Inmediatamente entra también el necrófilo, que los persi
gue. La serpiente que le emerge de las piernas se torna cada
vez más larga.
Los dos hombres dejan el ataúd en el suelo y huyen.
El necrófilo se precipita sobre el ataúd. Abre la tapadera.
Contempla a la muerta con éxtasis.
Comienza a desnudarse lentamente como si se tratara de
un rito. Entrega una a una las prendas a la abuela.
Finalmente se mete dentro del ataúd. La tapa impide al
espectador ver lo que sucede.
La abuela y la niña miran con atención.
(La niña ya esta totalmente vestida de primera comunión.)
Tras un largo momento en que contemplan lo que sucede en
el interior del ataúd, la abuela y la niña se marchan len
tamente, por la izquierda. Antes de salir de escena, la niña
pregunta:
LA NIÑA.— (Fríamente.) ¿Qué hace con la m uerta?
ABUELA.— (Idem.) Se acuesta con ella.
La niña y la abuela salen por la izquierda.
A lo lejos se va perdiendo la voz de la abuela.
VOZ DE LA ABUELA.—Hoy que vas a recibir la
primera comunión te convertirás en una verdadera
mujercita. El señor va a descender a tu corazón y te
purificará de toda falta...
La voz se pierde a lo lejos.
Larga pausa. La luz se atenúa.
La niña, vestida de primera comunión, entra en escena con
un cuchillo. Se acerca al ataúd, contempla largamente lo que
sucede.
Por fin golpea en el interior (sobre el cuerpo del necrófilo.)
La sangre mancha su traje blanco de primera comunión.
Ríe.
Desde el ataúd globos rojos suben hacia la luna.
Oscuridad total.
T E L O N
Carlos Contramaestre: “Tres años más”. Relieve.
UN CUADRO 3
L’ria calle blanca o, mejor aún, neutra;
una calle sola y a la vez recorrida
por transeúntes si no enteramente extraños
en todo caso con algo de fantasmas:
una señal o una fatalidad
que al mismo tiempo que los identifica los separa;
una multitud no guiada ni orientada por un pie,
una mano o un deslino determinados
sino que horada ciegamente en oscuras profundidades,
gira cabeza abajo como persiguiendo una bola dr fuego fuera del
y en un punto inaccesible del espacio mI)u
y sin embargo determinable y hasta presumiblemente alcanzable
si se cumplen inflexibles y soterradas etapas.
El dijo: “De hoy en adelante mi colmillo rabdománlico
(señala su único colmillo) reemplazará en sus funciones
a la aguja embrujada. Busco un tesoro que juega en la
penumbra con el rabo del ¡térro y las ¡tatas del caballo,
yo, el mago."
Ahora él y la multitud de repente levantados
por algo semejante a una mano irrazonable, vueltos
pero aún invertidos en las cajas aterrorizadas del cráneo
y como aferrándose a hilos verdaderos —colgantes y florantes
¿puestos allí?, ¿por guien?, quien sabe;
un cuadro aproximadamente dantesco,
una legión de condenados y flagelados
mordiendo con boca y dientes frutas acres,
frutos feéricos suspendidos en el aire entre esas lineas
(/lie enfáticamente sentencian sus propiedades,
como decía, iban unoy delante de los otros, y los de adelante
preguntaban deliberadamente a los de atrás como para que éstos
nunca contestaran y, por eso, en el hueco alargado de sus voces,
imbricadas, elaboraban ciertas fórmulas con el propósito de que la
pregunta jamás llegara a articularse i¡ . .
y, como decía, las calles estaban fuera del espacio
y las ventanas alejadas de sus marcos
y las piedras separadas de las superficies
y por la misma razón los árboles de sus raíces
y ..• FRANCISCO PEREZ PER DOMO
ADMINISTRACION DE PERSONAL
25
(1) El Guaire, río fecal que atraviesa a Caracas. Cantado por
los poetas del siglo XIX, el Guaire fue considerado, hace 400 años
un río sagrado por la tribu Chacao, la cual prohibía con disposi
ciones muy severas que sus individuos hicieran las necesidades en
el lecho del río.
(2) El Techo de la Ballena abrió por primera vez (marzo de
1961) en un garage del barrio El Conde, hoy demolido para le*
vantar una urbanización moderna. Para la igaguración se montó
un escándalo, según el cual la prensa se hacía eco, con grandes
titulares, del supuesto robo de los cuadros, presumiblemente lan
zados por los ladrones al río Guaire. El "Rayado sobre el Techo",
N? 1, sacó el mismo día la siguiente nota sobre los hechos produci
dos: "ULTIMA HORA. Hemos tenido que retirar un reportaje
gráfico sobre Marx Ernst, que insertábamos en esta misma página,
para informar sobre el audaz robo cometido en nuestra galería.
La prensa acaba de registrarlo a grandes titulares: ¡Los cuadros
de la ballena han sido sustraídos! Y no era para menos, pues
este robo sienta un precedente en los anales de quienes, por !o
menos hasta ahora, se habían dedicado honestamente al saqueo
de la propiedad privada, pero ¿acaso robaron alguna vez obras!
informalistas? ¿Qué uso pueden dar a un arte que no sirve para
nada y cuyo valor resulta a las claras muy dudoso? Ciertamente,
el éxito del informalismo ha contribuido a refinar el gusto de los
ladrones. El objeto más costoso sustraído fue el viejo candado de ballena murió. El profesor Rodríguez, de Guatire, logró rescatar
la puerta. Nada de dinero. El techo de la ballena quedó intacto, junto con sus alumnos el enorme esqueleto, que actualmente se
sin una grieta; y, como si lleno de indignación, vomitase de nuevo exibe en el Liceo de ese pueblo, como material de Ciencias Bioló
a Jonás, el estómago de la ballena quedó de nuevo vacío. Cual gicas. De 1961 a 1963, han sido localizadas cinco ballenas varadas
quiera pueda ser el resultado o el carácter de este robo, no debe en playas venezolanas, sin contar, claro está, la que se encuentra
mos alarmarnos, las obras no irán a parar muy lejos (al Guaire): bajo techo.
pues el informalismo pronto habrá pasado!" (10) Referencias a la primera manifestación dadaísta de Marcel
I (4) FAN, Fuerzas Armadas Nacionales. El monumento a Morelos
fue colocado frente al Museo de Bellas Artes cuando fue demolida
^ Duchamp en los Estados Unidos: envió un modelo nuevo de water-
closet a una exposición de arte oficial en Nueva York (1915). Va
la plaza del mismo nombre (Morelos), para dar paso a una com rias veces se han denunciado los casos de presos políticos a quie
pleja red vial. De nada valieron las protestas de las organizaciones nes la Dirección General de Policía, en Caracas, tortura metiéndo
artísticas para evitar que con esta estatua se hiciera un bochor les la cabeza repetidamente en una poseta cargada. La cuestión
noso monumento de cursilería, sólo comparable al paseo de los Fue planteada como parte de un informe sobre torturas físicas
Proceres................................................................................................................. en el Congreso de Vene~uela (1962).
Interprétese esto, de nuestra parte, como un desagravio a la me
moria del héroe de la Independencia de México. (11) "La democracia cumple", slogan del gobierno venezolano
(5) ''El Sacrificio de Abraham", escultura de Jacques Lipchitz * empleado para los anuncios de construcción de obras públicas.
en el patio del Museo de Bellas Artes. También emplea otras fórmulas, ampliamente teledifundidas, como
(6) El General López Contreras sucedió al tirano Juan Vte. Gó rsta: "la policía cumple en la campaña de extinción de los extre
mez como jefe del Gobierno venezolano, de 1935 a 1941. En enero mistas". Desde luego que se trata de una extinción física.
de 1958 inauguró oficialmente el Museo de Bellas Artes, estando
presente la banda del ejercito. El general pesaba en esa época (12) Alude a ciertos magistrados incondicionales que amparan
55 kilos. ___ todos los recursos de fuerza del Gobierno proveyendo a la policía
(7) Alusión al sensacional robo de los cuadros franceses (enero de boletas de allanamiento de hogar, liceos y universidades. Son
1963). El Museo de Bellas Artes emitió en esa oportunidad el si famosos los jueces Meléndez y Martínez, cuya conducta dio pie a
guiente comunicado: "A eso de las 3 y 15 de la tarde hoy, aproxi una broma macabra: los extremistas hicieron publicar en la gran
madamente 15 sujetos, incluyendo dos mujeres, irrumpieron en el prensa supuestas invitaciones al sepelio de estos dos magistrados.
Museo de Bellas Artes, armados de ametralladoras y pistolas. Des
pués de desarmar al personal de la Guardia Nacional encargada Y (13) La Constitución actual de Venezuela fue promulgada por los
para esa hora de la custodia del Museo, los asaltantes ocuparon legisladores del dictador Peréz Jiménez; ella ampara a un régimen
las diversas dependencias de éste, impidiendo a la fuerza todo eminentemente presidencialista.
movimiento al personal administrativo y de vigilancia. En el mo
mento de producirse el asalto, la exposición "Cien Años de Pintura
en Francia" estaba siendo visitada por grupos de alumnos perte ♦ (14) En marzo de 1963 los pintores Ramón Vázquez Brito y Olga
Matute fueron detenidos y acusados de terroristas; la policía lle
necientes a cuatro liceos oficiales y privados de Caracas. Los asal vó al sitio de la detención un multígrafo y propaganda subversiva
tantes conminaron a los liceístas y visitantes de la exposición a y sacó fotografías que luego entregó a la prensa oficial; esta fór-
permanecer en las salas de pintura y luego de Una operación que muía indigna y cobarde de hacer posar a la fuerza a los detenidos
les llevó aproximadamente quince minutos, cargaron con los si frente a un material conspirativo, para acusarlos de terroristas,
guientes cuadros originales de la exposición "Cien Años de Pin constituye uno de los expedientes ventajistas más empleados por
tura en Francia": "Bañistas, de Paul Cézanne; "Naturaleza muer el Gobierno para encarcelar sin ninguna fórmula de juicio.
ta", de Paul Gauguin; "Flores en un vaso de cobre", de Van Gogh;
"Naturaleza muerta", de Pablo Picasso, y "Naturaleza muerta con SLfi (15) Manifiesto "para un arte del futuro" y prólogo del Salón
peras", de George Braque. Los asaltantes se dieron a la fuga en * Experimental, 1960, en los cuales se hacían los planteamientos ini
dos automóviles que permanecían estacionados cerca del edificio ciales del movimiento informalista de Venezuela, y a los que adhe
del Museo. En el asalto resultó herido con disparo de revólver ría radicalmente el Techo de la Ballena.
un esutdiante que se encontraba de visita en el Museo". (16) "Más allá de lo que se permite un párpado", Lautreamont.
Un batallón de infantería: refiérese al Batallón Bolívar que puso
(8) Madame Odette Dutilh, comisario oficial de la exposición bajo cerco de fuego a la Universidad Central de Caracas, durante
"Cien años de Pintura en Francia". dos días (noviembre de 1962). Por la misma fecha el seudo-escri-
(9). Geografía. En 1962 una comisión del Techo de la Ballena se tor y apologista Juan Liscano publicó en el diario "El Nacional",
trasladó a las playas de Higuerote (Venezuela) ante el anuncio de de Caracas, una loa al jefe del Batallón Bolívar por su "coraje"
que una ballena se encontraba a pocos rretros de la playa. Sin al dirigir la operación militar contra la indefensa Ciudad Univer
embargo, no pudo consumarse la operación de salvamento, y la sitaria.
“Zona de Tolerancia”. Caracas. Foto Daniel González.
CONTRASEÑAS
Caupolicán Ovalles
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47
La pre te nsión de da r, en pocas c u a rtilla s , una idea sobre H e n ry M ille r, se paga con
la d e ficie n cia . A lin d e ra d o d e n tro de una nota este e s c rito r p e rd e ría su fuerza ex
plosiva que sólo se cum p le en la expansión. D ejém osle plantado con su tr a je grueso
en plena vía pú blica para que hable como suele, sin m ira m ie n to hacia ninguna) de las
deidades de nuestra ¿poca que p o r ne cesita rlo tu vo la osadía de p ro d u c irlo , pues le
so ».
hacía fa lta alguien capaz de señalarle sus llagas, casi todas e rig id a s en objetos de
adoración para el holocausto de la vid a y que además lo hiciese con voz recia, sin
m iedo al castigo y hasta con una grosería que no se de tien e ante n in g ú n vallado.
M ille r ha realizado una sucia la bor de lim pieza en los establos donde nuestra sociedad
'S % bestializa d ia ria m e n te a sus presas resignadas, que le dan anuencia al gigantesco
su icid io . A l l í dónde el hom bre exhibe su fracaso, con o rg u llo , pues ignora que sólo
se ha hecho digno de ser fu n d id o como Peer G yn t a v e r si sale m e jo r la p ró xim a vez,
M ille r levanta su tie n d a : no se aisla para h a b la r desde a fu e ra ; se mezcla con los que
MILLER vegetan d e n tro de las m ura lla s. D espiadadam ente se entrega al em peño s a lu tífe ro
de desnudar a v ic tim a rio s -v íc tim a s y víctim a s-víctim a s en e l ce n tro de la plaza donde
la o rg ía inhum ana se ejecuta.
E l hom bre se con form a a un p a tró n que él m ism o se ha im puesto. Sucum be ante su
p ro pia hechura, la e fig ie ap arentem ente veraz qué en el fon do es negación de su
ser real. E l juego recibe la consagración que le da traza de verd ad : lo esencial queda
o cu lto p o r la fic c ió n . A la obra de echar p o r tie rra la tram oya , de q u ita r la máscara
a los actores, de d e vo lve r al espectáculo su p e rd id o candor ha c o n trib u id o de cisiva
m ente M ille r . Su desbordam iento en la tarea no de ja de pro vo ca r p e rp le jid a d e s o
indignaciones en los pacatos in curab les, en los graves a d m in istra d o re s del pensam ien
to " s e r io " y aun en los re vo lu cio n a rio s que no han podido s o lta r rig ide ces de enojosa
m em oria. M ille r sigue im p e rtu rb a b le su cam ino lanzando piedras a todos los re ve re n
dos obsurdos que el hom bre para, su m al, ha creado.
E n tre los in num e rab les tra b a jo s de M ille r acaso el más dig n o de señalarse sea el
que se d irig e a rescatar el am or, el am or en su p le n itu d , el am or acosado d e n tro y
fu e ra del hom bre. Con manos lim p ia s, M ille r lo levanta de la basura, le q u ita la m u
gre y lo m uestra como un tro fe o de a lq u im ista . Igual al re y de E l Sueño de una Noche
de Verano, M ille r , con un poder que su b ió g ra fo A lfre d Perles considera hasta cu ra
tiv o , pone el jugo que hace am ar en los párpados de los que duerm e n. A l execrado
sexo se allega con rudeza — eso que los custodios de la m o ra l h ip ó c rita lla m an obse-
nidad— para lib ra rlo de la p o bre dum b re apilada sobre sus despojos .Esta faena que ha
debido bastar para hacerlo m erecedor del respeto de sus sem ejantes le ha v a lid o p o r
el c o n tra rio un c o rte jo de infam ias, ju icio s, in te rd iccio n e s, índices y proscripciones.
N uestra sociedad tra ta de v o lv e r pa ria todo lo que huela a vida desbordada. La ve
con desconfianza. Condena, condenándose. Su dedo amenazador no conoce tre g u a . El
am or, d e lito . El sexo, d e lito . La espontaneidad, d e lito . Fuerzas que tie n d a n a lib e
rarse hay que dom esticarlas. D e lito , tra n sg re sió n , pecado, estas palabras resuenan
desde hace siglos sobra la tie rra para que el ho m bre no la ha b ite verdaderam ente.
PróloRo a “T ram pa y T raición”, ensayos inéditos de
Ilenry M iüer, enviados especialm ente para las ediciones Si hemos de cre e r en la sospecha levem ente insinuada p o r su b ió g ra fo de que M ille r
del "Techo de la B allena". recibe dictados de m isteriosas je ra rq u ía s, éste te n d rá que p o rfia r m ucho para persua-
49
d ir a quienes lo e n via ro n de que el hom bre es un ser re d im ib le . La m ira d a sesga del
in q u is id o r no ha desaparecido. M illo n e s y m illo n e s de seres vive n como galeotes sin
d u d a r siq uie ra. La rueda del verdugo tod avía se mueve. El lá tig o del m o n je sigue en
señoreado del e s p íritu . La som bra del pecado se extie nd e sobre la n a tu ra lid a d . Po
dríam os e n u m e ra r más brotes vigorosos de la u n ive rsa l estupidez. M a ra v illa sin
em bargo que a pesar del tie m p o que lleva destruyéndose, la hum anidad tenga fu e r
zas, y superiores, para esperar la " fla u ta de fre s n o " que coloca las cosas en su s itio .
In m o ra l, p o rn o g rá fica , escatológica. Todos estos c a lific a tiv o s no han cesado de llo v e r
sobre la pro du cción de M ille r . El esfuerzo de d e fe n d e r obra que p o r sí sola resiste a
sus atacantes, sobre vano a la rg a ría dem asiado esta nota. Baste señalar que el arm a
con que em bisten es la a c titu d b e a tífica m e n te cómoda de no haber puesto en duda
jamás sus p re ju ic io s . E llos saben que sostener lo que se ha re cib id o o fre ce más segu
rid a d que re v is a rlo con honradez. La h e re n cia debe apañarse aunque venga lle na de
podre, pues e vita pensar. En rea lid ad lo obra de M ille r es una in v ita c ió n a to m a r, a
c u a lq u ie r pre cio, los dones de la vida, a c o n q u ista r el tesoro cuyos guardas feroces
somos nosotros mism os, a hacer del v iv ir éxtasis y no cárcel. Como su pré dica viene
dada en un le n g u a je que no se im pone lím ite s , M ille r ha s u frid o persecusiones que
tie n e n el atenuante de ser civilizad as (es d e cir, se efe ctú an con chaleco, peluca y B i
b lia ) pero que in d ic ia n de todos modos un atraso al que sólo la costum bre vela su
cariz alarm an te .
El e s c rito r, o sale a buscarse fre n te a su p ú b lico o se encuentra antes y después em e r
ge. La lucha de M ille r p o r conquistarse pertenece a la épica ín tim a . N ingu na obra se
im p ro visa y tra s la de este a u to r hay m ucha vela de armas. L e ctu ra , re fle x ió n , t r a
bajo sobre sí m ism o d u ra n te años y años, fo rm a n la base sobre la cual ha levantado
su con stru cció n. La h is to ria de su apren diza je p o d ría ser propuesta como lección
ele m e n ta l a los jóvenes in te le ctu a le s que po r no s e n tir urgencias del tie m p o , o a p re
te x to de espontaneidad, c u ltiv a n una a rtís tic a negligencia. A pesar de ser ogro de l i
bros, M ille r sin em bargo ha debido de r e c ib ir su ilu m in a c ió n al raso, le jos de los
gabinetes de estudio, en el caldeado cen tro de la vida. Cabe sospechar que fue bajo un
á rb ol. Porque su obra está más allá de la lite ra tu ra . No pertenece al un iverso de la
le tra sino al del e s p íritu . A M ille r le interesa esencialm ente la vida. |Qué lejos está
del credo que ostenta como p rin c ip a l pa tró n a aquel F la u b e rt para qu ien el a rte por
bastarse a sí m ism o "n o tie n e más necesidad de apoyo que una e s tre lla "!
M ille r hunde sus raíces, cuanto más abajo m e jo r, sin te m o r a m ancharse o a que su
obra se ensucie. No le tie n e m iedo a la in te m p e rie ni al cieno. A sí como baja sin que
la vileza lo toque se tra n s p o rta para im p regn arse de in fin ito . En este vaivén de insó
lita m o vilid a d tra s m ite sus mensajes que parecen de o tro m undo no som etido
a las ordenanzas de la in sin ce rid a d . M ille r no es sistem ático. ¿Cómo puede serlo
q u ien así tra jin a ? Su m ente procede po r atisbos, in tu icio n e s, esta llid os con una cohe
rencia especial que tie n e su sede en el corazón. Su lógica, — ¿"W isd om o f the
h e a rt"? — que nunca com prenderán los sacerdotes estrictos de la razón, tie n e holguras
para alberg a^ a Nietszche, a R am akrishna y al budism o Zen, que a llí se avienen en
acuerdos p a rticu la re s. Pero d e c ir que un e s c rito r tie n e los pies en la tie rra no d e fin e
enteram e nte su a c titu d . Se puede estar d e n tro de la vida y al m ism o tie m p o a b ju ra r
de ella. No es éste el caso de M ille r qu ien , a pesar de sus dem oras en pintar* ciertos
aspectos negativos de la existencia, está del lado de la lite ra tu ra que un c rític o n o rte a
m ericano llam a "p r im a r ia " . Perm ítasenos una im p re s c in d ib le digre sió n . Van W yck
50
B rooks en su lib ro "L as op inion es de O liv e r A lls to n " , al re fe rirs e a cie rto s autores,
contem poráneos hace afirm a cio n e s que juzgamos valiosas: " E l genio que moldeaba
al e s p íritu del presente era casi to ta lm e n te d e s tru c to r, y, aún en muchos casos en
que luchaban p o r la ju s tic ia social, p intab an esos e scrito res a la vida como indigna
de que se luchara porf e lla. Les parecía vana, sórdida, rep ug nan te, un juguete, según
la frase de T heodore D re iser, de " in ú tile s fuerzas oscila n te s", o lle no de c o rrie n te s
de in te rés m a te ria l. ¿Qué p re te nd e el Ulysses de Joyc¿ sino que la vida es una m ala
pasada? ¿Qué dicen los novelistas sino que no hay nada bueno, que sólo es real lo
rep ug nan te, lo p e rv e rtid o , lo distorsionado? F a u lk n e r y Dos Passos parecen d e le ita r
se en hacer pedazos sus m undos, como si la c iv iliz a c ió n fu e ra sólo un p re te xto , y todo lo
noble una farsa. Para Robinson Je ffe rs , el corazón hum ano era v il, y la hum anidad "e l
m olde del cual hay que escapar". La odisea de Ezra Pound nos llevó-a todas las costas
conocidas^ y no en con tró a hom bre alguno que no hu bie ra sido co n ve rtid o en cerdo;
y los héroes de la m ayo ría de las otras eran pisto lero s, o p inga jo s m orales, fa lto s de
independencia y de va lo r, o bien a d o le s c e n te s "... "Sabía (A lls to n ) que era necesario
desenm ascarar a la sociedad m oderna y, ta m b ié n , que la in flu e n c ia de esos escritores
era, en pa rte , buena. Si los jóvenes estaban ahora tan precavidos con tra la hipocresía
y la farsa, ¿no se debía acaso a este d e s e n m a s c a ra m ie n to ? "... "V iv ía n en un vacío
con sus ideas fija s ; eran v íctim a s de sus engendros, se envenenaban e n tre sí con su
deseseperación, y envenenaban tam bién a la sociedad, y habían llegado a re p re se n ta r
el s u icid io del e s p íritu hum ano del cual E uropa era una m onstruosa ilu s tra c ió n . ¿Aca
so no eran ellos verd ad eram e nte in fe rio re s a la vid a, y no superiores a ella, cosa que
proclam aban en toda o p o r tu n id a d ? ... A lls to n recordaba cómo había censurado Dos-
to ie vski a los in te le ctu a le s rusos, y cómo había e xh ortad o a las clases cultas a hu
millarse; y creía que» había llegado el m om ento de ro m p e r con los in te le ctu a le s, de
bajarse de la ram a y v o lv e r al t r o n c o " . . . Estas consideraciones nos ponen en la pista
de lo que A lls to n llam aba " lite r a tu r a p rim a ria ", que ve n d ría a ser lo opuesto del im
pulso de de stru cció n. T al lite ra tu ra con cierta con la tendencia biológica. Responde a
lo que los psicólogos lla m an "im p u ls o hacia la v id a ". Es esencialm ente regenerado
ra, puesto que se adapta a la sup ervive ncia m ism a de la especie. A lls to n pensaba que
la gran lite ra tu ra encajaba sie m pre d e n tro de esta exigencia que servía al m ism o
tie m p o de m edida. De a h í que no creyese en la lite ra tu ra p u ram e nte lite ra ria . Para
él "lo s valores hum anos son el fu n d a m e n to de los valores lite ra rio s ".
M ille r po d ría ceñirse ju sta m en te af re q u is ito que el agudo A lls to n presenta como p ie
dra de toque a todo creador. Es c ie rto que de stru ye, pero lo hace como delegado de la
naturaleza. No obra p o r afá n n ih ilis ta . C um ple un m andato de la pro p ia evolución.
Con la m ism a in gen uidad con que el personaje de Lew is C a rro l in q u iría sobre la u t i
lid a d que pudiese te n e r un lib ro s in 1 lám inas, se p o d ría p re g u n ta r para qué sirve una
obra que no ayude a v iv ir . El m orbo de la negación no es cie rta m e n te una corona
t r iu n fa l. V u e lve espectro a qu ien lo lleva porque no está en arm o nía con la le y que
crea, d e sa rro lla y tra n s fo rm a la vid a. A M ille r no le place ser ubicado n i a nosotros
nos tie n ta ca ta lo g a r; pero si nos viésemos obligado a s itu a rlo te n d ría m o s que reser
v a rle un s itio al lado de los que luchan co n tra la d e fo rm a ció n , el s u frim ie n to y la
destucción del hom bre a manos del ho m bre , del hom bre encerrado en su p ro p ia
tra m p a , del ho m bre fantasm a de sí m ism o. Ese puesto le pertenece y con honor.
R A FA E L CADENAS
51
REO DE PUTREFACCION - VIAJE CENESTESICO
52
DECLARACION DE INDEPENDENCIA ANTE EL
CONGRESO AMERICANO DE SOLIDARIDAD
poetas
os doy las buenas noches
EL TECHO DE LA BALLENA
NO, MUCHAS GRACIAS
Jean Dubuffet, invitado por el conocido crítico Herbert Read
a participar en una exposición de 20 pintores que debía
efectuarse en Milán (Gallería del Arte), en mayo de 1960,
contestó con la siguiente carta, que no encontramos sin
interés para publicarla aquí. Debe destacarse el hecho de
que esta exposición estaba dotada de un premio de 2.000.000
de liras, el cual debía ser adjudicado por un jurado com
puesto por los .señores Herbert Read, Ennio Morlotti, Franco
Russoli, Michel Tapié y Antoni Tapies. No obstante haber
pasado algún tiempo desde que fue escrito, este testimonio
de Dubuffet constituye un documento de permanente ac
tualidad.— (Redacción T. de la B.)
Estim ado señor H erbert R ead: algo indebido? ¿No co rrerían los espectadores de esta
Por supuesto recuerdo muy bien nuestro encuentro cerem onia el riesgo de p en sar que uno al m enos de sus
en Londres, y me siento feliz de que se presente la actores está fu era de lugar?
ocas’ón de enviarle mis m ejores recuerdos. Soy totalm ente opuesto a la distribución de recom pen
Las exposiciones colectivas me inquietan. Es su ca sas y a la noción de m érito atrib u id a al arte. La ver
rácter cultural lo que m ás me m olesta. Tengo la im dadera misión del arte es subversiva; su verdadera
presión de que se proponen desplazar las funciones n aturaleza es tal que sería legitimo prohibirla y per
del arte (para el público y p ara los artistas tam bién) seguirla y no ciertam ente estim ularla m ediante g rati
hacia terrenos que no le pertenecen y que son m ás bien ficaciones. ¿C rearíanse cam peonatos y gratificaciones
perjudiciales p ara él. Los principios habituales de la p ara borrachos y locos de los asilos? ¿No sería todo
actividad cultural — nom bram ientos y repertorios, cla esto desatinado y absurdo? Si se tra ta ra (como debería
sificación y etiquetas, rangos y jerarq u ías — me p a r e ser) de descubrir con vuestro ju rad o el carácter grave
cen poco com patibles con la verd ad era naturaleza de m ente atentatorio de una obra y de sancionar este de
la creación artística. lito con 10 años de cárcel, accedería a pensar que tengo
Pero me siento todavía m ás contrariado 'cuando estas alguna oportunidad y me h o n raría contarm e en las
exposiciones colectivas se acom pañan de com petencias filas. ¡Pero dos millones de liras! ¡Entonces, no! Esto
p ara la atribución de prem ios. N ada tengo que hacer me parece un poco chato y consternante. Mis trabajos
con 2 millones de liras; me incom odaría recibir de n ad a tienen que hacer en una com petencia de esta
quién sea esta gratificación. ¿Me im agina Ud. som e índole.
tiendo mi cuadro a los señores T apié y Tapies como Le pido encarecidam ente exam inar con sim patía mis
un joven que viene a obtener un diplom a, p resen tán razones y de no tom arlas a mal y crea, estim ado señor
dose a los exam inadores y recibiendo de sus manos H erbert Read, en la sinceridad de mis sentim ientos.
no recibiéndola, según sea su decisión) la corona de Jean Dubuffet
/aureles que constituye mi recom pensa? ¿No h ab rá allí
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REMITIDO
El viernes 18 de Octubre »pareció en las páginas de CLARIN una publicación obscena, injuriosa y blasfema.
Ya no s* trata de ataques personales o políticos, sino que se ha llegado al escarnio de te más sagrado de una nación: SUS CONVICCIONES RELIGIOSAS CENTRA
LIZADAS EN OIOS.
No podemos dejar de elevar una vez más, nuestra voz de protesta Sien otras oportunidades no hemos vacilado en defender a nuestra Patria encarnada en
ius instituciones, en los agentes del orden publico, en la alta dignidad de la mujer, en la universidad, esta vez no podemos acallar nuestra conciencia que nos nnta des
de lo más profundo del alma.
Se ha querido pisotea* nuestra fe; se ha querido sembrar la confusion a través de la disgregación de sus principios; se quiere confundir a nuestras almas.
Todos lamentamos el brote de violencia que cubre de murrios y ruinas a nuestros pueblos y ciudades. Pero esa violencia se inicia, se fomenta y desarrolla,
sobre todo desde las columnas de cierta prensa, en tarea diaria Nada se conseguirá con atacar los brotes de violencia, mientras siga dicha prensa sembrando esta se
milla a voleo. Qrien siembra vientos, recoge tempestades, cuando en una publicación diaria no se duda en tergiversar hechos, cuando se desquicia con lenguaje insólito
no sólo la religión cristiana, sino todo fundamento moral de nuestro pueblo.
SaAara taatrii Dvgend da Rocha Sanara Luisa Amalia Tamayo di Ortega CASA HOGAR DEL CLUB CATOLICO JUVENIL:
ra de ios mejores recursos del hombre, Sanara Clara Anglede Sanara Leticia da Otarin Sanara Flora Galdés do RWas VáujvK
Señora lucrada Parí* de Boccarde
Sanara Guillermina Rodríguez da Pu
POR ASOCIACION ANTIGUOS ALUMNOS DEL COLEGIO SAN IGNACIO: ASOCIACION ANTIGUAS ALUMNAS DEL SAGRADO CORAZON:
es la solidaridad con “ El Techo" por Doctor Andrés Svcre hija
Doctor Tomii Polence
Dotlor Alfredo Ayala
Doctor Jesús Reyetty Señora Olga Sosa de Vivei Saiat Señora Elean Ellii de Mael
ri
En medio de Im ágenes viejas, pedazos de tabla, alm agre, desechos de
películas reveladas, ex trañ as leyendas que le abosan el alm a y gatos y
pájaros y rem edios y m isterios y bondad, en un barrio de la ciudad de
Valera, vive Salvador, quien todos los días pinta, recorta m aderas, pone
a danzar cristos y m ujeres desnudas, deposita leones azules sobre las
casas y es toda una alianza disparada hacia el goce y el dolor de vivir
en su p in tu ra, Salvador, a horcajadas sobre su nobleza y con un peculiar
sentido critico, oscilando entre la agudeza y la ingenuidad, nos ha e n
viado el presente m ensaje.—T. de la B.
ocr:
“El que esté libre de ser formado con semen que arroje la
primera piedra contra la ballena."
(Salvador Valero, en carta al Dr. Contramaes-
tre.)
+ La intim idad golpeada, los tem ores, las dudas y una auda
cia inicial por revelarse contra las im posiciones de cierta
dom estlcldad ciudadana, provocaron el nacim iento de "N a
die quiere descansar” (poemas, Sardio, Caracas, 1961) de
EDMUNDO ARAY. P osteriores com bates en tre el escritor
y el m undo com pusieron un vivaz e irónico desafuero poé
tico en “Tw ist Presidencial'* (ediciones tu b u lares del Techo
de la Ballena, Caracas, 1963), en tra d a para una protestadora
y recia entrevista en tre el lenguaje que da brincos y la
m ediocridad cotidiana que se rechaza a través de “Sube
para b a ja r” (cuentos, Techo de la Ballena, Caracas, 1963 ),
expresión de una m adurez y una constante vigilia en *1
ejercicio creador.