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DOCTRINA DE LA ESPONTANEIDAD - CREATIVIDAD

Las piedras angulares del sistema sociométrico son los conceptos universales de espontaneidad y de creatividad.

La espontaneidad y la creatividad no son procesos idénticos, y ni siquiera semejantes. Representan categorías


diferentes, si bien se hallan vinculadas entre sí desde un punto de vista estratégico. Cuando se trata de un hombre
determinado, su espontaneidad (factor S) puede ser diametralmente opuesta a su creatividad (factor e); dicho de otro
modo, tal individuo puede poseer un alto grado de de espontaneidad y ser incapaz de crear nada. Por el contrario, otro
individuo puede poseer un alto grado de creatividad, pero hallarse desprovisto de toda espontaneidad; es un creador
"desarmado". Sin embargo, por lo menos en el mundo de nuestra experiencia, jamás podemos encontrar productos de
espontaneidad pura o de creatividad pura; cada una está en función de la otra.

El universo es un campo de creatividad infinita. La manifestación más clara de la creatividad es, el "niño". Sin duda, esta
creatividad no puede, por sí misma, dar vida a un niño, pero puede ayudar eficazmente a su liberación. El universo' está
lleno de los productos de la interacción entre espontaneidad y creatividad, como, por ejemplo: a) los esfuerzos que
implican el nacimiento y la crianza de los niños; b) los esfuerzos gracias a los cuales aparecen nuevas obras de arte que
constituirán la "herencia cultural", las nuevas instituciones que constituirán la "herencia social" y los estereotipos; y e)
los esfuerzos que hacen surgir nuevos órdenes sociales. La espontaneidad puede despertarse en el individuo dotado de
un poder creador e incitarlo a la acción. Nació una multitud de Miguel Ángel, pero sólo uno pintó sus obras maestras;
hubo muchos Beethoven, pero sólo uno compuso sus sinfonías; hubo muchos Cristos, mientras que sólo -uno llegó a ser
Jesús de Nazaret. Lo que tenían en común era la creatividad de las ideas nuevas; lo que los distinguió fue la
espontaneidad, que, en los casos felices, hizo pasar a la acción las aptitudes virtuales; en los otros, lo que les faltó fue la
potencia de liberación de sus energías (warming up process). Sin la espontaneidad, la creatividad queda sin vida; su
intensidad viviente crece y disminuye de acuerdo a su participación en la espontaneidad. A la inversa, la espontaneidad
sin creatividad queda vacía y estéril. En consecuencia, la espontaneidad y la creatividad aparecen como perteneciendo a
categorías diferentes; la creatividad pertenece a la categoría de la sustancia -es la archisustancia-, la espontaneidad a Ia
categoría de los catalizadores -es el archicatalizador-.

El destino de una cultura depende esencialmente de la creatividad de los hombres que la asumen. Pero, puesto que la
creatividad es un sistema científico de referencia que jamás ha sido elaborado, carecemos de bases sólidas para
denunciar las desviaciones de la cultura. Si los iniciadores del género humano sufrieron de alguna enfermedad respecto
de las funciones creadoras, resulta entonces de suprema importancia la reconsideración del principio de creatividad y la
comparación de las formas pervertidas con la creatividad, según su forma original.

Hay obras que sobreviven a sus autores y rigen las configuraciones de la cultura humana. Sobreviven gracias a procesos
tecnológicos que los conservan. Estos modelos consagrados impregnan la carne del artista; lo dirigen desde el fondo de
sí mismo: es el caso del actor; o bien proveen de contenido a las formas técnicas: es el caso de los libros. Podemos
representamos un periodo de la civilización anterior a su descubrimiento. Hay modelos cristalizados (culture conserves)
que subyacen en todas las formas de actividad creadora, como el alfabeto, los números, el lenguaje, las anotaciones
musicales. Estos modelos determinan las formas de la expresión creadora. Pueden aparecer como disciplina, o bien
como obstáculo. Es posible imaginar cuál pudo ser la situación de la creatividad antes de que se fijasen estos modelos
tradicionales que informan nuestra cultura. El hombre anterior a los modelos culturales, el hombre del primer universo
(no tenia notas musicales para traducir las aventuras de su espíritu, ni sistema alfabético para transcribir sus palabras y
sus pensamientos). Carecía de ese simbolismo matemático que se llegó a convertir en el lenguaje mismo de la ciencia.
Antes de seleccionar entre la masa inarticulada de los sonidos y de las vocales, que más tarde dieron nacimiento a las
lenguas, ese hombre debió conocer procesos creadores diferentes a los del hombre moderno; y si no en la fuente misma
de la creatividad, por lo menos en su proyección y en su expresión. Cuando en el desempeño del actor logramos
abstraer todo lo que debe a la herencia del pasado, cuando eliminamos, uno tras otro, los modelos culturales que
informan su desempeño, y cuando de este modo sólo queda su personalidad desnuda, entonces estamos en mejores
condiciones para comprender que pudo ser el hombre anterior a esas fijaciones tradicionales. Debió ser guiado por un
proceso de liberación de energía inherente a su organismo, que constituía su útil-maestro, aislado en el espacio y aun no
especializado, pero trabajando como un todo y proyectando en su expresión facial, en sus emisiones de voz y en sus
movimientos la visión de su espíritu. El denominador común de los diferentes modelos culturales a través de los cuales
la cultura se fue progresivamente especializando pudo haber sido alguna especie de psicodrama. Los sonidos emitidos
por este hombre, que en su origen constituían una simple manera de hacer que una situación vivida fuese todo lo
expresiva posible, se organizaron progresivamente en un residuum fonético que fue el primer alfabeto, sistema selectivo
de ciertos sonidos entre otros. Hallamos una supervivencia de la técnica primitiva del psicodrama en la fase preparatoria
de cada elaboración cultural.

La inspiración que lleva al hombre creador hacia la producción de una obra es espontánea. Cuanto más original y
profundo es el problema que aborda el hombre de genio, en mayor medida se halla obligado como hombre pre-cultural
a servirse de su propia personalidad como de un instrumento experimental y a afrontar la situación como una incógnita
aún inexplorada. Con todo, el Beethoven anterior a la cultura cristalizada y el Beethoven de nuestro tiempo poseen en
común el poder de su espontaneidad creadora. Sin embargo, en su primera forma no se hallaba alterada por los
.mecanismos que gobiernan nuestra cultura y, por esta razón, quizá era más fuerte; por el contrario, debía ser menos
elaborada y menos disciplinada de lo que es hoy.

En la actualidad la espontaneidad solo aparece ocasionalmente: incita al individuo a sacar partido de una situación
nueva o a reaccionar de una manera nueva frente a una situación antigua. Funcionalmente está ligada a dos polos: al
automatismo y a la actividad refleja, por una parte, a la productividad y a la creatividad, por la otra. En la evolución
humana, la espontaneidad apareció antes de la libido, Ia memoria y la inteligencia. Aunque sea la facultad más universal,
y, desde el punto de vista de la evolución, la más antigua, sin embargo constituye el factor menos desarrollado entre
aquellos que operan en el mundo del hombre; en efecto, casi siempre es desalentada y contrariada por los mecanismos
culturales. Una buena parte de las enfermedades psíquicas y sociales de que sufre la humanidad puede atribuirse a un
desarrollo insuficiente de la espontaneidad. Por lo tanto, el arte de educar a los hombres para servirse de su
espontaneidad es el mayor provecho que puedan adquirir los terapeutas en todas nuestras instituciones de enseñanza,
puesto que su tarea esencial consiste en enseñar a sus alumnos a ser más espontáneos, sin que esto signifique caer en el
exceso. El nacimiento es el primer proceso creador: es un acontecimiento positivo más bien que negativo, una
manifestación de salud más bien que un hecho patológico, es una victoria más bien que un traumatismo. La ansiedad
señala una pérdida de espontaneidad.

La espontaneidad incita al hombre a reaccionar de un modo más o menos satisfactorio frente a una situación más o
menos inédita. El proceso de liberación (warming up) es la operación por la cual se expresa la espontaneidad. La
espontaneidad y su liberación actúan en todos los planos de las relaciones humanas, se trate de comer, de pasearse, de
dormir, de tener relaciones sexuales, relaciones sociales; se manifiesta en la creación artística, en la vida religiosa y en el
ascetismo.

El lugar que ocupa el factor s en una teoría general de la espontaneidad es un problema teórico muy importante. ¿Cómo
podemos conciliar la existencia del factor s y la idea de un mecanismo universal, en particular con la ley de la
conservación de la energía? La idea de conservación de la energía ha sido el modelo "inconsciente" de muchas teorías
psicológicas y sociales, como, por ejemplo, la teoría psicoanalítica de la Iibido. La teoría aquí propuesta es
completamente diferente.

El individuo no posee un depósito de espontaneidad, si entendemos por esto una cantidad o un volumen dado. La
espontaneidad presenta toda una serie de grados, yendo de 0 a un mínimo, según los cuales puede estar puede estar
más o menos rápidamente disponible para en individuo quien actúa como catalizador. Frente a una situación nueva, el
individuo no tiene otra alternativa que servirse del factor s como de una guía sugerente de las emociones, los
pensamientos y las reacciones más apropiadas a la situación. La espontaneidad no funciona sino en el momento en que
surge; se la puede comparar metafóricamente a la lámpara que se enciende y gracias a la cual todo se hace distinto en la
habitación. Cuando la luz se apaga, las cosas siguen ocupando el mismo lugar en la habitación, pero una cualidad
esencial ha desaparecido.

El principio que se encuentra en el origen de la sociometría es el doble principio de espontaneidad y de creatividad, no


tanto en cuanto a abstracciones sino según funcionan en los seres humanos reales, en sus relaciones afectivas. Si existe
en el universo mental y social un principio fundamental, no puede ser buscado sino en la doble noción de espontaneidad
y creatividad, cuya manifestación más obvia es el desempeño dramático que se desarrolla entre dos personas, entre una
persona y cosas, entre una persona y su obra, entre una sociedad y otra sociedad, entre una sociedad y la humanidad en
su conjunto.

Normalmente, la actividad creadora se desarrolla según sucesivas: la creatividad, la espontaneidad, el proceso de


liberación y el modelo fijado. La espontaneidad es el catalizador. La creatividad es" la X elemental”, sin comprensión
especifica; la X que se reconoce por sus actos. Para entrar en acción, necesita de un catalizador (la espontaneidad). La
manifestación operacional de la interacción entre la espontaneidad y la creatividad es el proceso del warming uo, de
liberación de la espontaneidad. Por lo que sabemos, los únicos productos de estas interacciones son los modelos
cristalizados de la cultura.

El universo es una creatividad infinita. Pero, ¿qué es la espontaneidad? ¿Es una forma de energía? Si es energía, y si la
idea de espontaneidad no es contradictoria, se debe admitir que no se halla sometida a ley de conservación. Por lo
tanto, debemos distinguir dos clases de energía: la energía que obedece al principio de la conservación y la energía que
no le obedece.

Es muy importante comprender que sin la otra forma de energía (la que no se conserva, es decir, la espontaneidad) la
creatividad del universo no se despertaría; no habría iniciado su curso y habría quedado en punto muerto.

Si existe una localización neurológica del proceso de la espontaneidad y de la creatividad, indudablemente constituye la
función menos desarrollada del sistema nervioso. Esta dificultad se debe a la 'imposibilidad de mantener en reserva la
espontaneidad, en un momento dado se es espontáneo o no se lo es. Pero si la espontaneidad es tan importante para el
mundo humano, ¿por qué se ha desarrollado tan poco? He aquí lo que se puede responder: el hombre tiene miedo de la
espontaneidad, exactamente como su antepasado de la jungla tenía miedo del fuego: tuvo miedo hasta que aprendió a
encenderlo. DeI mismo modo, el hombre temerá a la espontaneidad hasta que aprenda a ejercitarla y a servirse de ella.

II - FUNDAMENTOS DE LA Sociometría

La sociometría tiene por objeto el estudio matemático de las propiedades psicológicas de las poblaciones; a este efecto
pone en acción una técnica experimental fundada sobre métodos cuantitativos y expone los resultados obtenidos
mediante su aplicación. De esta manera desarrolla una investigación metódica acerca de la evolución y organización de
los grupos y sobre la posición de los individuos en los grupos. Una de sus principales preocupaciones es medir la
intensidad y la expansión de las corrientes psicológicas que se infiltran en el seno de las poblaciones.

Mi primera definición de la sociometría se relacionaba con su etimología latina y griega, pero no sólo se acentuaba la
segunda parte de la palabra -es decir, sobre metrum, la medida- sino, igualmente, sobre la primera -sobre socius, el
compañero. El aspecto cualitativo de la estructura social no es suprimido ni olvidado: se lo integra en operaciones
cuantitativas, actúa desde el interior. Hasta el momento se había desconocido demasiado el "compañero", incluso
cuando este compañero planteaba un problema. Nunca se había abordado seriamente ni la medición de las relaciones
interpersonales, ni la producción experimental de las relaciones interpersonales. Para hablar más claramente, los
individuos y sus interrelaciones deben ser tratados como la estructura nuclear de cada situación social.

Desde un punto de vista metodológico, la sociometría puede considerarse como un estudio preparatorio para
investigaciones determinadas, como la sociología, la antropología, la psicología y la psiquiatría sociales. Se ocupa de
problemas relativos al socius y a la "medida", comunes a todos los campos de investigación sociales. Su desarrollo
presentó tres formas principales:

a) La sociometría dinámica o revolucionaria, comprometida en los problemas de transformación social; b) la sociometría


de diagnostico, que se ocupa de la clasificación social; c) la sociometría matemática.

Prácticamente la sociometría comienza apenas estamos en condiciones de estudiar una estructura social en su conjunto
y en sus partes al mismo tiempo. Solo cuando se puede considerar la estructura completa del grupo, en su conjunto se
tiene la posibilidad de estudiarlo en su detalle.

Si consideramos la estructura social de una determinada colectividad determinada en su conjunto según sus relaciones
con una cierta localidad y con ciertas condiciones geográficas –por ejemplo, una ciudad con sus casas, sus escuelas, sus
talleres, las relaciones entre sus habitantes en esas condiciones-, llegamos a concebir en qué puede consistir la geografía
sociométrica en una colectividad. Si observamos la estructura detallada de una colectividad, advertimos la posición
concreta que ocupa en ella cada individuo, vemos el núcleo de relaciones que se ha constituido alrededor de cada
individuo: más rico alrededor de algunos, más pobre alrededor de otros. Este núcleo de relaciones constituye la más
pequeña estructura social, es el átomo social. Desde el punto de vista a la sociometría descriptiva, el átomo social es un
hecho y no un concepto.

Mientras que ciertas partes de estos átomos sociales parecen limitarse a los individuos que participan en ellos, otras
partes se relacionan con partes de otros átomos sociales, y estos últimos a su vez, con otros: forman así cadenas
complejas de interrelaciones que se designan en sociometría descriptiva, bajo el nombre de redes sociométricas. Cuanto
más antigua es la red más lejos se extiende, y menos importante parece ser la contribución del individuo en su
constitución. Desde el punto de vista de la sociometría dinámica, estas redes tienen por formar la tradición social y la
opinión pública.

No obstante, es una empresa diferente y mas difícil describir los procesos de atracción o de rechazo que se ejercen entre
tal o cual individuo, corriente afectivas que, aparentemente, dan nacimiento al átomo social y a las redes. Este proceso
es designado mediante el término de TELE. El tele es una empatía de doble dirección.

Cuando descubrimos que los átomos sociales y las redes poseen una estructura duradera y que su desarrollo sigue cierto
orden, debimos admitir la existencia de una estructura duradera y que su desarrollo sigue cierto orden, debimos admitir
la existencia de estructuras extraindividuales en las cuales puede circular este flujo mental. Se las puede concebir como
estructuras con doble sentido o con sentidos múltiples. Los sentimientos proyectados o de dirección única no tienen
sentido para la sociometría. Ésta requiere sentimientos complementarios o recíprocos, sentimientos "retroyectados”
por lo menos virtualmente. Un aspecto de estos sentimientos no puede existir sin el otro: constituyen un continuum.

El tele entre dos individuos cualesquiera puede ser meramente virtual. Solo puede volverse activo cuando los individuos
se encuentran o cuando sus sentimientos y sus ideas se encuentran a distancia, merced a algún tipo de comunicación,
como, por ejemplo una red. Estos efectos a distancia, o efectos tele, constituyen una estructura sociométrica compleja
producida por una larga cadena de individuos,-cada uno de los cuales presenta un modo diferente de sensibilidad ante
el mismo tele, variando desde la perfecta indiferencia hasta la respuesta más intensa.

De este modo, un átomo social está compuesto por un gran número de estructuras tele; a su vez, los átomos sociales
forman parte de configuraciones más vastas – las redes sociométricas- que unen o separaran grandes grupos de
individuos según las relaciones tele. Las mismas redes sociométricas forman parte de una unidad considerable: la
geografía sociométrica de una colectividad. Por fin, la colectividad es parte integral de la configuración más amplia: la
totalidad sociométrica de la sociedad humana.

III – ONTOLOGIA DE LA TEORIA SOCIAL

Cada ciencia se refiere a una constelación de hechos; posee sus propios medios para medirlos. Sin instrumentos
convenientes de descubrimiento o de medición, una ciencia no podría existir. La primera tarea que cada ciencia debe
cumplir es la precisa determinación de las condiciones en que se producen los hechos importantes. Cada ciencia tiene su
manera propia de cumplir esta tarea. Las condiciones en las cuales aparecen los hechos físicos y biológicos son
relativamente bien conocidas. Pero resulta un asunto mucho más complicado evaluar las condiciones de emergencia de
los hechos relativos a las relaciones humanas.

Cuando se trata de sociedades animales, se puede admitir que éstas se hallan dadas y fijadas de una vez para siempre,
como lo son los organismos animales individuales; pero la sociedad humana no tiene nada de un automatismo dado y
fijado. Aunque estrechamente Iigada a condiciones físicas y biológicas, posee una estructura cuya creación y desarrollo
dependen de condiciones internas y que, en consecuencia debe estudiarse desde su interior.

La estructura interna, material, del grupo sólo raramente es visible en la superficie de las interacciones sociales; por ello
no podemos creer como cosa cierta que la estructura superficial reproduzca exactamente la estructura profunda. El
organismo en el campo se convierte entonces en el actor en situación. Trozo por trozo, todo un sistema cultural puede
ponerse en escena e 'interpretado" efectivamente, gracias a los dispositivos experimentales del axíodrama y del
sociodrama, por actores que son, al mismo tiempo, creadores e intérpretes de estas escenas.
Cuando se emprenden investigaciones sobre la liberación de la espontaneidad de una persona, es útil seguir el proceso
desde el interior hacia afuera: ante todo existe el actor, luego el organismo, luego, por fin, el acto. No se puede producir
el acto sin poseer previamente un organismo, y sólo se puede hacer actuar este organismo si se lo vuelve actor. Si a los
fines de una determinada investigación se lo compromete en la liberación de su espontaneidad en una dirección para la
cual no está dispuesto o que es contraria a sus propias inclinaciones, se introduce en la observación un factor artificial
que no puede ser completamente eliminado mediante inferencias lógicas. El actor humano puede perder su
espontaneidad en un instante y, algunos momentos más tarde, puede tener dificultades para evocar lo que ha
experimentado en el curso de la escena. Para desempeñar convenientemente su papel, el actor debe comenzar por
librar su espontaneidad tan cerca del acto como sea posible, y el experimentador necesita saber cuándo comienza este
proceso de Liberación. (Regla del proceso de liberación o de productividad activa).

(Regle de la coactuación del experimentador y del grupo) . Pero formando parte del grupo, uno se priva del papel de
investigador, que consiste en mantenerse fuera el juego para sugerir, crear y dirigir la experiencia. No se puede, a la vez,
ser un participante autentico y un “agente secreto” del método científico. El medio de escapar de este callejón sin salida
consiste en atribuir a cada miembro del grupo la “condición de investigador”. (Regla de participación universal en la
acción).

El experimentador se acostumbra a su doble papel, se adapta a él cada vez mejor, puesto que lo practica con cada
miembro del grupo. El experimentador no debe ejercer su prestigio de experimentador más que cualquier otro miembro
del grupo. Participando en la vida del grupo descubrirá raídamente que hay profundas diferencias entre las necesidades
oficialmente admitidas y las necesidades secretas, entre los valores oficiales y los valores secretos. (Reglas de la
diferenciación en la estructura del grupo: oposición entre la periferia y el centro).

Nuestro experimentador también comprobará rápidamente que los individuos a veces son solicitados por aspiraciones
colectivas que fragmentan el grupo según otra línea de separación. (Separación del grupo determinado por una
psicoestructuración y una socioestructuración)

IV - SISTEMAS SOCIOMÉTRICOS DE REFERENCIA

LA TEORÍA DE LOS ROLES

Cada rol aparece como una fusión de elementos individuales y colectivos, resulta de dos clases de factores: sus
denominadores colectivos y sus diferenciaciones individuales. Puede ser útil distinguir la toma o aceptación del rol -es
decir, el hecho de aceptar un rol ya hecho y enteramente constituido que no permite al sujeto la menor fantasía con el
texto establecido-, el desempeño del rol -que tolera cierto grado de libertad-, y la creación del rol -que deja un amplio
margen a la iniciativa del actor, como es el caso del actor espontáneo. Los aspectos captables de aquello que se llama
"yo" aparecen en los roles en que éste actúa. Los roles y las relaciones entre los diversos roles constituyen la mejor
revelación de una determinada forma cultural. Por ello parece más provechoso tomar como sistema de referencia el
"rol" antes que la "personalidad" o el ego. El rol aparece aún antes de que surja el yo. No son los roles quienes emergen
del yo, sino el yo quien puede emerger de los roles. Mucho antes de que en el mundo del niño aparezcan roles hablados,
ya actúan efectivamente "roles psícosomátícos", como el rol "del que come", el del "durmiente" y el del "paseante". El
fenómeno del tele aparece en toda clase de comunicaciones, y es un error reducirlo a una simple reflexión
correspondiente a una comunicación verbal. .

Cuando los roles ponen en escena a la madre, el hijo, la hija, el profesor, el negro, o el cristiano, se trata de roles
sociales; cuando presentan una madre, un profesor, un negro o un cristiano, son roles psicodramáticos.

La misma palabra [rol o papel] ha sido tomada del idioma del teatro. El hecho de "desempeñar un rol" puede
considerarse como un procedimiento experimental, como un método para aprender a desempeñar papeles con mayor
exactitud. Cuando se lo compara con el rol desempeñado, el rol simplemente asumido parece una actitud ya congelada
en la conducta de la persona. Desempeñar un papel implica una actividad, un juego espontáneo; tomar o aceptar un
papel es utilizar un producto ya hecho, un modelo cultural cristalizado.

1) Un método simple para apreciar cuantitativamente el desempeño de los actores consiste en tomar como sistema de
referencia roles bien establecidos, a los cuales no se debe cambiar nada, roles tradicionales como los de Otelo o Hamlet
en la obra de Shakespeare, el de Fausto en la obra de Goethe o el de Don Juan en Byron. Si se hace que los actores elijan
entre estas dos posibilidades: atenerse al texto de Hamlet tal como fue escrito por Shakespeare o bien modificarlo
libremente en el curso de la acción, algunos se atendrán al texto original y otros introducirán en este texto cambios
mínimos o importantes. Estas desviaciones representan los grados de la libertad de cada actor y se los puede atribuir a
un factor s. Sus adiciones o sus modificaciones pueden llegar al nivel sakhespeariano de expresión, o bien ser muy
inferiores. Se puede establecer así toda una escala de, versiones de Hamlet, de las cuales la versión de Shakespeare
ocupan uno de los extremos, y un texto personal, completamente transformado, el otro extremo.

2) Otro método de medición utiliza como sistemas de referencia roles sociales rigurosamente prescriptos por las
costumbres sociales y las obligaciones legales. Se puede tomar como ejemplo de esta clase de roles los del agente de
policía, del juez, del médico, etc. Estos son roles convenidos y estereotipos sociales que solo difieren de los roles ya
establecidos por el hecho de que la sucesión de los acontecimientos y el texto del discurso no son determinados de
antemano. No ha habido un Shakespeare para prescribir a los actores las palabras que debería decir o las acciones que
deberían cumplir. Les es permitido ser más o menos espontáneos, e incluso es lo que se espera de ellos. Por ejemplo, se
pide a un agente de policía que represente la autoridad de la ley en las diversas situaciones en que se encuentra, pero se
le puede pedir que actúe de manera diferente en situaciones diferentes. De hecho, sin un cierto grado de
espontaneidad, sus palabras y sus acciones podrían tener consecuencias muy incómodas tanto para él como para sus
conciudadanos.

3) Un tercer método consistirá en dejar que el sujeto desarrolle su rol in statu nascendi, instalándolo en una situación
poco estructurada y haciendo que luego tome parte en situaciones más complejas. Las realizaciones de los diversos
sujetos presentarán grandes diferencias y podrán ser servirnos como instrumentos capaces de medir sus roles.

4) También puede ponerse en práctica un cuarto método: se puede colocar a varios sujetos, que aún no se conocen, en
una situación que los ponga en relaciones recíprocas. Ejemplo: seis militares del mismo grado están en un campo. De
pronto advierten que un paracaidista enemigo aterriza en el bosque vecino. Tienen que actuar bajo la inspiración del
momento. Un Jurado observa la formación del grupo in statu nascendi, puede ver a) qué clase de relaciones se
establecen entre los seis hombres; quién toma la iniciativa en la primera fase, en las fases intermedias y en la fase final
de su interacción. Quién se revela como el líder; b) Que acción emprenden con respecto al enemigo; c) Cual es, por fin,
la salida de la situación y quién toma la dirección

5) Quinto método: se da a varios sujetos, independientes entre sí y en momentos diferentes un rol determinado por
desempeñar frente al mismo alter ego, cuyo desempeño, a su vez, ha sido cuidadosamente preparado y objetivamente
determinado. Este alter ego puede ser entonces un medio para medir la diversidad de las respuestas de los sujetos
sometidos a la prueba.

6) Hay, por fin, un último método que consiste en estudiar el mismo rol -por ejemplo, el rol del extraño-, en cierto
número de situaciones diferentes. El sujeto que asume este rol es colocado frente a una joven que se encuentra en el
mismo compartimiento de un tren; luego se acerca a ella en la calle. Esta serie permite establecer una escala relativa a
un mismo rol: el del extraño, del hijo, del trabajador, etc.

Todos estos estudios concuerdan en atribuir un origen común al hecho de tomar un rol (rol taking) y al de desempeñar
un rol (rol playing). Aparece claramente, desde el principio, que uno deriva del otro, que el desempeño del rol y la toma
del rol son dos fases del mismo proceso. La toma de rol no es solo un proceso cognitivo, y por otra parte, el desempeño
del rol no es solo una conducta, una acción pura y simple: conocimiento, percepción, conducta y acción se mezclan
sutilmente y no pueden separarse. Hay roles que se pueden desempeñar y otros que no se pueden desempeñar; roles
aceptables y roles inaceptables, roles que se desempeñan antes de ser capaces de aceptarlos; roles que se aceptan
antes de poder desempeñarlos; hay roles correctos, deformados, parciales, en los que la percepción del rol se escapa;
roles correctos, deformados, que se es incapaz de desempeñar convenientemente. Para emerger en un momento dado,
debe pasar: a) Por un proceso de liberación de la espontaneidad, por mínimo que sea, en el cual el organismo íntegro
esté implicado; b) Por un proceso de aprendizaje mímico que permite asumir el rol del otro. Desempeñar un rol y
percibir un rol, desempeñar un rol y asumir un rol, son procesos que se complementan, en las primeras fases del
aprendizaje y del condicionamiento. In situ, son inseparables.

LA TRICOTOMIA SOCIAL
Desde el punto de vista eurístico, conviene distinguir en el universo social tres tendencias o dimensiones: la sociedad
externa, la matriz sociométrica y la realidad social. Por sociedad externa entiendo todos los grupos visibles y tangibles,
grandes o pequeños, oficiales o no, de que se compone una sociedad humana. Por matriz sociometrica entiendo todos
los grupos visibles y tangibles, grandes o pequeños, oficiales o n, de que se compone una sociedad humana. La matriz
sociometrica comprende todas las estructuras sociométricas invisibles a la observación macroscópica, pero susceptibles
de descubrirse mediante el análisis sociométrico. En fin, entiendo por realidad social la síntesis y la interpenetración
dinámica de las dos dimensiones precedentes. Es muy evidente que ni la matriz ni la sociedad externa tienen realidad
por sí mismas, siendo una función de la tercera. Deben, por así decir, surgir de una oposición dialéctica para dar
finalmente nacimiento al proceso real de la vida social.

La razón dinámica de esta distinción es la existencia subterránea de innumerables constelaciones sociales que se
superponen continuamente sobre la sociedad externa, cuyas estructuras pueden variar de un tipo cultural a otro,
esforzándose en parte por disgregarla, en parte por realizarse, mientras que la sociedad externa se opone a toda
substitución, a todo cambio. El conflicto profundo y crónico entre estas dos tendencias jamás se resuelve por completo;
de aquí resulta una síntesis que puede llamarse "realidad social".

La estructura de la sociedad externa es relativamente fácil de describir. Se compone de grupos visibles, aparentes y
observables; está constituida por todos los grupos legalmente reconocidos como legítimos, todos los grupos legalmente
rechazados, tanto como por todos los grupos neutros tolerados aunque no clasificados y no organizados. He aquí
ejemplos de grupos legales: la familia, el taller, la escuela, el ejército, la iglesia; ejemplos de grupos irregulares o
ilegítimos: el encuentro fortuito de dos individuos, la multitud, la masa, el populacho, las bandas de barrio, las pandillas
de criminales.

La estructura de la matriz sociométrica es más difícil de establecer. Para descubrirla es necesario usar métodos
especiales, llamados métodos sociométricos. La matriz sociométrica se compone de diversas constelaciones: el tele, el
átomo, el superatomo o molecula (es decir, varios átomos ligados conjuntamente) y el "socioide”, que se puede definir
como una aglomeración de átomos ligados a otras aglomeraciones por medio de cadenas o de redes interpersonales. El
socioide es la contrapartida sociométrica de la estructura externa de un grupo social; raramente es idéntico a lo que el
grupo social presenta ante la observación externa, porque ciertas partes de sus átomos sociales y de sus cadenas
pueden extenderse a otro socioide. Las redes sicosociales son otras de las constelaciones que pueden descubrirse en
una matriz sociométrica.

En cuanto a la realidad social, es el entrelazamiento dinámico y la interacción de la matriz sociometrica y de la sociedad


externa. La matriz sociométrica no existe en sí misma, como no existe en si la sociedad externa: ésta se halla
continuamente sometida al empuje y al tironeo de la estructura subyacente. Esto nos lleva a distinguir, en un sistema
sociométrico, tres procesos: la realidad externa de la sociedad, la realidad interna de la matriz sociométrica y la realidad
social propiamente dicha: los grupos socio dinámicos que aparecen en el curso de la historia y que constituyen, en su
conjunto, él universo social colectivo. Cuando se conoce la estructura de la sociedad oficial y la matriz sociométrica, se
pueden reconocer las piezas y los trozos que han provisto uno y otro, y que componen la realidad social en sus formas
sintéticas. Los conflictos sociales y la tensión social aumentan en proporción directa con las diferencias sociodinámicas
que opone la sociedad oficial a la matriz sociométrica.

IV - LOS MÉTODOS Y LAS TÉCNICAS SOCIO MÉTRICAS. FUNDAMENTOS DE LA SOCIOMETRIA

EL PSICODRAMA

La palabra drama es la trasposición literal del griego “daaya”, que significa acción o cumplimiento. En consecuencia, el
psicodrama puede definirse como la ciencia que busca la “verdad” mediante métodos dramáticos. Su dominio es el de
las relaciones interpersonales y el de los microcosmos individuales.

El método psicodramático pone en acción, sobre todo, cinco instrumentos: el "escenario", el sujeto o paciente, el
director, el grupo de los ayudantes terapeutas o egos auxiliares y el auditorio.

1) El primer instrumento es el escenario: ¿por qué un escenario? Porque procura al paciente un espacio vital donde
puede actuar en múltiples direcciones. El espacio de la vida real es a menudo estrecho y sofocante; en él, el paciente
puede fácilmente perder su equilibrio. Sobre el escenario, gracias a un método que le da amplia libertad, puede librarse
de coacciones intolerables y sentirse en condiciones de dar libre curso a sus sentimientos y expresarlos abiertamente. El
espacio escénico ofrece a la vida posibilidades de extensión que no posee el original real de la vida misma. La realidad y
la fantasía ya no están aquí en conflicto; una y otra participan en una escena más amplia: el mundo psicodramático de
los objetos, las personas y los acontecimientos. Ilusiones y alucinaciones toman cuerpo y son tan dignas de interés como
las percepciones normales. La arquitectura del escenario se adapta a las exigencias terapéuticas. Su forma circular y sus
diferentes planos (Dimensiones de aspiración) sugieren la dimensión vertical, favorecen el aflojamiento de las tensiones
y permiten que la acción se desarrolle con facilidad. Un psicodrama puede realizarse en cualquier lugar, allí donde estén
los pacientes: puede ser el campo de batalla, la sala de clase, la casa familiar. La resolución última de los conflictos
mentales profundos exige un ambiente objetivo: el teatro terapéutico.

2) El segundo instrumento es el sujeto o paciente. Se le pide que sobre el escenario se a él mismo y no un simple actor,
ya que el actor se ve forzado a sacrificar su propio yo ante el rol que le impone el director de escena. Una vez que el
paciente ha podido liberar su espontaneidad y ha tomado gusto por su tarea, le resulta relativamente fácil -en su
actuación escénica- suministrar indicaciones de su vida cotidiana, puesto que nadie tiene más poder sobre su persona
que él mismo. Debe actuar libremente a medida que las cosas le vienen al espíritu; por esto, debe ofrecérsele la mayor
amplitud para expresar su espontaneidad con toda libertad. Después de la espontaneidad, aparece, según su orden de
importancia, el proceso de la puesta en escena. Se supera el nivel verbal, incluyéndolo en el nivel de la acción. Hay
diferentes modalidades de puesta en escena, disimuladas bajo el rol que desempeña el sujeto; puede tratarse de la
reactivación de una antigua escena, de la expresión vivida de un problema que lo preocupa actualmente, de una
creación viva sobre el tablado o de un ensayo de sus propios recursos con vistas al porvenir. Viene luego el principio de
participación (involvement). Hemos sido llevados a pensar que, en una situación experimental, al igual que en una
situación, clínica, es deseable que el paciente tenga un mínimo de participación (involvement) con otras personas y con
objetos. En la situación psicodramática se presentan todos los grados de participación, desde el más bajo hasta el más
elevado. Finalmente, viene el principio de realización. Se permite que el sujeto evoque, no sólo ciertos aspectos de su
personalidad, sino también las otras personas que intervienen en sus conflictos mentales. Estas personas pueden ser,
reales o imaginarias. La liberación de la espontaneidad, que permite a un sujeto esbozar retratos psicodramáticos, es
estimulada por numerosos medios, de los cuales no citaremos aquí sino algunos: presentación de sí mismo, soliloquio,
proyección, interpolación de la resistencia, inversión de los roles, doble ego, técnica del espejo, mundo auxiliar, técnicas
de realización y técnicas psicoquímicas. El fin de estas diversas técnicas no consiste en transformar a los pacientes en
actores, sino, más bien, incitarlos a ser en escena lo que son, más profundamente y más explícitamente de como
aparecen en la vida real. El paciente tiene como participantes a las personas que componen su microcosmos social -su
mujer, su padre, su hijo, etc.-, o bien a actores que los representan, egos auxiliares.

3) El tercer instrumento es el director. Asume tres funciones: es, a la vez, director de escena, terapeuta y analista. En
tanto director de escena, debe estar siempre dispuesto a introducir en la acción dramática todo indicio presentado por
el sujeto, cuidar que la línea adquirida por la producción del sujeto corresponda a la línea de su vida y velar para que la
producción jamás pierda contacto con el auditorio. En tanto terapeuta, le es permitido atacar y chocar cada tanto al
sujeto, como reír o bromear con él; de vez en cuando puede esfumarse, no intervenir, y la sesión parece prácticamente
conducida por el paciente. En tanto analista, puede completar su propia interpretación mediante los datos que le
aportan los miembros del auditorio, los padres, los hijos, amigos o vecinos.

4) El cuarto instrumento es el equipo de los ego auxiliares. Estos ego auxiliares, o actores terapeutas, tienen un doble
rol: están asociados al trabajo del director (exploración y acción terapéutica), pero también ayudan al paciente,
representando los personajes reales o imaginarios de su drama vivido. El ego auxiliar tiene tres funciones: la del actor,
cuando desempeña los roles requeridos por el mundo del paciente; la del terapeuta, que guía al sujeto; y finalmente, la
del experimentador social.

5) El quinto instrumento es el auditorio. El auditorio desempeña un rol doble. Puede ayudar al paciente en su acción
dramática, o bien, ayudado por el sujeto sobre la escena, se hace a su vez paciente. Ayudando al paciente, representa la
opinión pública con sus ruidosas manifestaciones. Sus respuestas y sus comentarios son tan espontáneos como las del
paciente; pueden ir desde las expresiones de risa hasta las protestas indignadas. Cuanto más aislado se siente el
paciente -por ejemplo, porque su drama lleva a la escena sus ilusiones y alucinaciones-, se le hace más importante la
presencia de un auditorio dispuesto a aceptarlo y comprenderlo. Cuando el auditorio es alentado por el sujeto, y a su
vez se vuelve paciente, la situación se invierte. El auditorio se ve a sí mismo, por así decir, como uno de sus síndromes
colectivos representado sobre la escena.

En todo análisis de psicodrama deben tomarse en consideración las fuerzas principales que están en juego. En la primera
frase del proceso psicodramátíco, el director puede encontrar alguna resistencia por parte del sujeto. Generalmente, la
reticencia del sujeto ante la idea de hacerse actor del psicodrama es débil o nula. Cuando el sujeto comprende hasta qué
punto la producción escénica depende de él, aporta su colaboración. El combate al que se entregan director y sujeto en
la situación psicodramática es algo muy real. Cada uno de ellos debe extraer de su propio fondo sus iniciativas y sus
astucias. Existen factores positivos que contribuyen a hacer de sus relaciones y de sus interacciones algo tan real como
la misma vida: son la espontaneidad, la productividad, el proceso de liberación, los procesos del tele y del rol.

Se puede comprender fácilmente el mecanismo del olvido del director. Si el director abandona efectivamente la escena
de la acción, aparecen en ella los egos auxiliares, entre quienes se divide la parte de tele del director (transferencia o
empatía). En el curso de la producción se hace claro que la transferencia no es más que la parte patológica de un factor
universal: el tele, cuyo funcionamiento contribuye a la forma y equilibrio de todas las relaciones interpersonales. Puesto
que el sujeto toma parte en la producción y evoca espontáneamente los personajes que componen su mundo privado,
obtiene inmensas satisfacciones que superan todo lo que ha podido experimentar hasta entonces. Y hasta tal punto se
había limitado a invertir su mediocre energía en las representaciones de su padre, de su madre, de su mujer o de sus
hijos, tanto como en ciertas imágenes que llevaban en él una existencia extraña (ilusiones y alucinaciones), que había
perdido una enorme cantidad de su espontaneidad, de su productividad, de su energía. Estas imágenes se habían
llevado todas sus riquezas, y por ello se habla vuelto pobre débil y enfermo. El psicodrama le devuelve todas las
inversiones efectuadas en el curso de las desgraciadas aventuras de su espíritu. Cuando, llega a encarnar los personajes
que lo persigue en sus alucinaciones, estos pierden su poder y su fuerza mágica sobre él. Su personalidad tiene ocasión
de volver a encontrarse, de reunir los elementos que fuerzas insidiosas habían disociado, de integrarlos.

La fase siguiente del psicodrama se convierte en desempeño dramático cuando el drama del auditorio toma el lugar de
la producción del sujeto. El director desaparece de la escena al fin de la primera fase: desaparece también la producción
misma y con ella, los ego auxiliares, los ayudantes diligentes, los buenos acólitos que tan bien asistieron al paciente en
sus esfuerzos por reencontrar esta impresión de fuerza y de claridad. Y es entonces, en su acción cuando el sujeto
advierte la presencia del auditorio. Al principio de la sesión esta presencia le parecería irritante o agradable. En el ardor
de la producción había olvidado su existencia, pero ahora la reconoce de nuevo, distingue en ella, uno por uno, a sus
amigos y a sus enemigos. Sus sentimientos de vergüenza y de culpabilidad alcanzan una intensidad máxima. Sin
embargo, a medida que la espontaneidad liberada del sujeto se elevaba al nivel de la producción, el público que tenía
ante él se hacía también más espontáneo; pero con una falta de concordancia en el tiempo, de manera tal que el sujeto
ya había terminado su rol cuando el público comenzaba apenas a liberar su propia espontaneidad. El complejo proceso
de tele-empatía, de transferencia, emprende entonces una nueva alineación de sus fuerzas: se desplaza del escenario al
auditorio y comienza a anudar, con los audio-ego, relaciones fuertemente cargadas de afectividad. Cuando, en el
público, hay extraños que se levantan y exponen sus sentimientos nacidos de la producción dramática, el sujeto
experimenta una nueva impresión de catarsis, una catarsis de grupo: ha dado su amor y he aquí que a su vez, los otros le
dan su amor. Los miembros de la reunión comparten sus experiencias vividas con él y él comparte las suyas con ellos.

El principio teórico del psicodrama es que el director actúa directamente al nivel de la espontaneidad del sujeto. El
psicodrama no exige todo un aparato teatral, como equivocadamente se cree a menudo: se desarrolla in situ, es decir,
en cualquier lugar en que se encuentre el sujeto.

EL SOCIODRAMA

El sociodrama ha sido definido como un método de investigación, activo y profundo, sobre las relaciones que se forman
entre los grupos y sobre las ideologías colectivas. La técnica utilizada en el curso del desarrollo de un sociodrama difiere,
en numerosos puntos, de la que acabamos de describir a propósito del psicodrama. En una sesión de psicodrama la
atención del director y de su equipo se enfoca sobre el individuo y sus problemas personales. Por el contrario el
verdadero sujeto de un sociodrama es el grupo. No se encuentra limitado a un número especial de individuos; puede
incluir tantas personas como seres humanos viven en un lugar cualquiera, o por lo menos tantas personas como las que
pertenecen a un mismo medio cultural. El sociodrama se basa sobre la hipótesis implícita de que el grupo formado por
el público ya se halla organizado según los roles sociales y culturales de que participan -en algún grado- todos los
individuos que llevan en sí mismos esa cultura. Por ello importa bastante poco saber qué son los individuos, quiénes
componen el grupo o cuál es su número. Esta vez es el grupo, en su conjunto, quien debe ocupar la escena para develar
sus problemas: el grupo, en el sociodrama, corresponde al individuo en el psicodrama.

Este enfoque se funda sobre el principio de que el hombre tiene un rol que desempeñar, que cada individuo se
caracteriza por una cierta variedad de roles que rigen su comportamiento, y que cada cultura se caracteriza por una
serie de roles que, con mayor o menor éxito, impone a todos los miembros de la sociedad.

EL TEST DEL ROL Y EL DESEMPEÑO DEL ROL

El test del rol mide el comportamiento dramático de un sujeto: por lo mismo revela el grado de diferenciación a que ha
llegado una cultura determinada en ese individuo y también su interpretación de esa cultura.

La influencia de una cultura dada, que se refleja en la personalidad de quienes participan en ella, se traduce en la
diversidad de los roles que cada uno puede asumir. Del mismo modo que los tests de inteligencia pueden medir la edad
mental de un sujeto, el test del rol puede medir su edad cultural. La relación entre la edad cronológica y la edad cultural
puede designarse con el nombre de "cociente cultural”.

La serie de roles que se emplean para este test varían de una colectividad a otra y, más radicalmente de un medio
cultural a otro. La elección de los roles en este caso tiene una importancia capital.

VI - EL TEST SOCIO MÉTRICO

La sociometría nos ha enseñado a reconocer que la sociedad humana no es una ficción del espíritu, sino una fuerza real
regida por leyes y por un orden que le son propios y que difieren radicalmente de las leyes y del orden que gobiernan los
otros aspectos del universo. Por ello se hizo necesario inventar métodos, llamados sociométricos, que permiten explorar
y describir el dominio social (el test socíométrico, el test de expansividad afectiva, el test del primer encuentro, el test
del rol y otras técnicas relacionadas con la interacción de los pequeños grupos)

El test sociometrico es un instrumento que sirve para medir la importancia de la organización que aparece en los grupos
sociales. Consiste expresamente en pedir al sujeto que elija, en el grupo al que pertenece o al que podría pertenecer, los
individuos a quienes querría tener como compañeros. Se le pide que exprese sus elecciones sin reticencias, aunque los
individuos elegidos no formen parte del grupo actual. El test sociométrico es un instrumento que estudia las estructuras
sociales a la luz de las atracciones y los rechazos manifestados en el seno de un grupo.

Este test ha sido construido para el estudio de los grupos familiares, de los grupos de trabajo y de los grupos escolares.
Ha permitido determinar la posición de cada individuo en uno de los grupos en que ejerce un rol, por ej, en el que vive o
trabaja. Ha revelado que la estructura psicológica subyacente de un grupo difiere profundamente de sus
manifestaciones sociales; que la estructura de un grupo varía en razón directa de la edad de sus miembros; que grupos
que ejercen funciones diferentes -como, por ejemplo, trabajos domésticos y trabajos profesionales- tienden hacia
estructuras distintas; que, en la medida en que les es permitido, los individuos tienden a quebrar los límites sociales
preestablecidos. Se ha demostrado que frecuentemente difieren las relaciones resultantes de una elección y las
relaciones impuestas, y que la posición del individuo no puede ser completamente determinada sino a condición de
tener en cuenta todos los individuos y todos los grupos a los que está ligado emocionalmente.

Las técnicas sociométricas deben adaptarse a la comprensión y disposición de los sujetos con respecto al test,
condiciones que pueden variar según las circunstancias. La primera dificultad contra la que generalmente se choca es la
ignorancia respecto de la investigación sociométrica. Puede ser muy útil esclarecer la opinión a este respecto, en
conversaciones completas.

También nos encontramos frente a reacciones de miedo y resistencia, fundamentalmente a las consecuencias que
puede traer la investigación. Este tipo de reacciones permiten apreciar el grado de conciencia sociometrica del grupo. La
primera tarea del investigador consiste en disipar, uno por uno, todos los malentendidos y todas las aprensiones que
han salido a luz en el grupo objeto de investigación. El investigador debe hacer todo lo posible para asegurarse, por
parte de los miembros del grupo, una colaboración sin reservas; y esto, debido a dos razones, solidarias entre si: cuanto
más espontanea sea esta colaboración, más valederos serán los resultados de la investigación y más provechosos para
aquellos a quienes investiga.

EL SOCIOGRAMA

Las respuestas que se obtienen de cada sujeto en el curso de una investigación sociométrica, por espontáneas y
esenciales que puedan parecer, sólo constituyen -todavía- un material bruto, y no los hechos sociométricos mismos. Es
necesario, en primer lugar, ser capaz de comprender adecuadamente el tipo de cohesión que puede presentar el
conjunto de estas respuestas. Con este fin se ha imaginado una forma de representación -el sociograma- que, por otra
parte, no es simplemente un método de presentación de los hechos. El sociograma es ante todo, un método de
exploración: permite la exploración de los hechos sociometricos. Se puede ver sobre el sociograma la posición que
ocupa cada individuo en el grupo, así como todas las interrelaciones establecidas entre los diversos individuos. No
existe, hasta el presente, ninguna otra representación valedera, susceptible de destacar el análisis estructural de una
colectividad. .

Un mapa sociométrico será tanto más útil cuanto mayor la exactitud y objetividad con que se consiguen en el las
relaciones descubiertas. El molde de un sociograma puede componerse, en su forma más simple, de estructuras de
atracción, de rechazo o de indiferencia. Puede presentar un aspecto más complejo cuando o aparece dividida por
corrientes activas o ideológicas entrecruzadas con las pautas de atracción y de rechazo.

Se han elaborado numerosos tipos de sociogramas; todos ellos tienen un carácter común: :representan la configuración
de una estructura social tomada en su conjunto y señalan la posición que cada individuo ocupa en esa configuración. Los
sociogramas están combinados de tal manera que, del primer mapa de una colectividad, se pueden tomar pequeñas
partes para dibu¡arlas en una escala más grandes y estudiadas, por así decir, bajo el microscopio.

LOS CRITERIOS SOCIOMETRICOS

Los criterios sociométricos son, en microsociología, lo que las normas y los modelos sociales, en macrosociología. Son las
normas sociométricas. En el curso de la realización de los tests sociométricos se reconoció bien pronto que cada grupo
social posee, como cosa propia, ciertos valores, ciertos fines, ciertos modelos o ciertas normas, en función de las cuales
parecen constituirse los grupos, o bien que emergen paulatinamente, a medida que el grupo se integra.1Es fácil captar
estos valores en el caso de organizaciones oficiales e institucionales, pero cuanto más secretos, ocasionales o
clandestinos son los' grupos, dichos valores son más difíciles de definir. Por eso, en vez de fijar nuestra atención sobre
los valores y los poderes sociales, tal como aparecen en el orden social oficial, intentamos llevar nuestras investigaciones
hacia un plano tan universal y libre de toda influencia cultural como fuese posible.

En nuestras investigaciones sociométricas, empleamos en primer lugar esos sistemas muy simples de valores sociales
que hemos llamado "criterios sociométricos", normas en miniatura. Por ejemplo, uno de los criterios de que nos hemos
servido a menudo era el de "la vida en común" (living in proximity) en la misma habitación, la misma cabaña, la misma
casa. "¿Con quién vive usted: en común? y "¿con quién le gustaría vivir en común?". Estos criterios son de una clase tan
universal que pueden aplicarse a los grupos más diferentes por cultura, sexo, edad o raza. Hemos utilizado otros
criterios, como el del "trabajo en común" y también el de las "visitas que se hacen unos a otros". En todas las
colectividades en las que hemos realizado investigaciones encontramos estos tres tipos de criterios. Existen otros que no
tienen este alcance universal; por ejemplo, la caza, la pesca, el paseo en barco, el juego de cartas, el juego de béisbol,
que existen en ciertos grupos y no en otros. El número de criterios aumenta con la complejidad de la sociedad en que
aparecen. Los criterios deben diferenciarse de las "motivaciones" y de la utilidad que representan para los miembros del
grupo.

Para que las cuestiones que expresan los criterios sirvan útilmente a nuestro trabajo de exploración, es necesario que
correspondan a un interés real experimentado por los miembros del grupo en el momento de la investigación. Todos los
criterios implican el mismo postulado implícito: a saber, que todos nuestros sujetos tienen un conocimiento vivido, sea
en su pasado, sea en su presente, de estos criterios; en lenguaje sociométrico, están en condiciones de "liberar su
espontaneidad" en ocasión de estos criterios: sin ello, las preguntas no tendrían a sus ojos ningún sentido.
El empleo del test sociométrico implica necesariamente ciertas condiciones teóricas: a) es necesario que los sujetos que
participan de la situación sean atraídos unos hacia otros por uno o varios criterios; b) que se haya elegido un criterio con
respecto al cual los sujetos se sientan obligados a responder, en el momento del test, con una gran espontaneidad;
c)que los sujetos estén suficientemente dispuestos a responder sinceramente; d) que el criterio elegido para la prueba
sea poderoso, duradero y preciso, y no débil, pasajero y vago.

LA ORIENTACIÓN SOCIOMÉTRICA

A) Observación e interpretación

Hemos emprendido el estudio de la formación de los grupos siguiendo tres vías de ataque. La primera utiliza la
observación la interpretación.

B) El sociómetra como observador participante

Abordamos el problema desde un ángulo diferente. En vez de observar, desde afuera, la formación de los grupos,
penetramos en el interior de estos grupos, nos volvimos parte integrante de ellos y registramos, desde adentro, su
desarrollo íntimo.

C) Métodos socio métricos directos

No podemos comprender exactamente la tendencia central que sigue un individuo en el curso de su desarrollo, ni
mediante la sola observación, ni mediante la participación directa. Necesitamos que cada sujeto sea un experimentador.
Para llegar a un conocimiento más preciso de la organización de los grupos, apelamos entonces al test sociométrico: se
trata, para cada sujeto, de elegir libremente sus compañeros en el grupo al que pertenece efectivamente o en aquel del
cual eventualmente podría formar parte. Como son los sujetos mismos quienes toman la iniciativa de estas elecciones y
el test se aplica a todas las personas que están en relaciones recíprocas, obtenemos así una perspectiva de conjunto de
las estructuras del grupo tal como aparecen a los ojos de sus miembros, y podemos compararla con las estructuras
"oficiales" impuestas al grupo desde fuera. Este método es experimental y sintético.

Si el observador-participante se hace cada vez menos "observador", si llega a "participar" cada vez más en las
necesidades e intereses de cada miembro del grupo y a aportarle, a este respecto, su ayuda y su socorro, sufre una
transformación esencial: deja de ser un observador y se vuelve un ego auxiliar. Las personas observadas, en lugar de
revelar con mayor o menor reticencia y mala voluntad los sentimientos que experimentan unas por otras, participan
efectivamente en la realización del proyecto: éste aparece como un esfuerzo de cooperación. A la vez observadores y
participantes, los sujetos se interesan en los problemas de los otros como en sus propios problemas: pueden entonces
aportar preciosas contribuciones a la investigación sociométrica. Saben ahora que cuanto más explícita y precisa sea la
expresión de sus deseos (se trate de personas que desearían tener como compañeros de juego, como vecinos de mesa o
de habitación, como camaradas de equipo en el taller, etc.), tendrán mayores oportunidades de obtener en su grupo,
efectivamente, una posición semejante a la presentada por sus deseos y sus sueños de anticipación.

CONSTRUCCIÓN DEL TEST SOCIOMETRICO

El problema consistía en construir un test de modo que constituyera un motivo, un estimulante, un fin para el sujeto y
no para el experimentador. SI el test, coincide con una aspiración vital del sujeto, éste no tiene ninguna razón para
sentirse maltratado o engañado. Pero el experimentador puede considerar como "test" toda la serie de actos cumplidos
por el sujeto según su propia voluntad. De esta manera hemos puesto a punto dos tests, mediante los cuales el sujeto
entra en accion con respecto a fines que le son propios. Uno es el test sociometrico. El sujeto no lo considera como un
test, lo que justamente responde a nuestro designio. Este test le ofrece la posibilidad de participar activamente en
empresas que se relacionan con su propia situación. Revela al experimentador sociométrico la posición real del sujeto en
su grupo, en función de la posición real de los otros miembros. El segundo test que llena estas condiciones es el test de
espontaneidad. Se trata aquí de una situación típica de la vida corriente, que el sujeto improvisa para su propia
satisfacción. No obstante, constituye para el experimentador una fuente de información sobre el carácter, la
inteligencia, la conducta y la posición psicológica del sujeto.
La ventaja del test sociométrico y del test de espontaneidad radica en que substituye las situaciones artificiales del
psicoanálisis y de los tests de inteligencia del tipo Binet por situaciones naturales que se presentan en la vida corriente.

DIRECITVAS CONCERNIENTES A LA APLICACIÓN DEL TEST

Debemos, ante todo, insistir sobre la aplicación correcta del test sociometríco. Solo puede calificarse como sociométrico
el test que trata de determinar los sentimientos recíprocamente experimentados por los individuos entre siI y, ademas,
con relación al mismo criterio.

Además, para ser correctamente utilizado un test sociométrico no debe contentarse con recoger informaciones
observando el comportamiento de los sujetos, ni con establecer, según estos datos, la posición relativa de estos sujetos
en el grupo. Es también indispensable que los sujetos mismos se consideren como coparticipantes, que se sientan
personalmente implicados en el test y que informen al experimentador acerca de sus actitudes espontáneas, sus
pensamientos y sus motivaciones frente a los otros individuos solicitados por el mismo criterio.

EL SOCIOMETRA

Un aspecto esencial del problema concierne al investigador mismo. En el dominio de las ciencias sociales, la persona del
investigador y la situación en la que la experiencia o el estudio debe proseguirse, plantean problemas de una dificultad
extrema Y, sin embargo, hasta hoy, los métodos propuestos para superar estas dificultades parecen claramente
insuficientes.

El investigador que no ha sido, él mismo, objeto de investigación constituye, por así decir, una causa de error siempre
presente. Esto sólo es cierto para, los estudios sociales en los que tales investigadores constituyen, como individuos,
elementos esenciales de la investigación.

Para evitar los graves errores que puede suscitar la sola presencia del investigador en su propia encuesta, hemos
recurrido a un enfoque sociométrico de los fenómenos sociales. El observador-participante -en una forma - particular de
trabajo- no permanece "objetivo", no guarda "sus distancias" con respecto a las personas que debe estudiar; se hace su
amigo. Se identifica con sus mismas situaciones, llega a ser como una extensión de sus propios “yos”. En otros términos,
el participante "objetivo" se ha transformado en un participante "subjetivo”.

Un nuevo progreso es realizado por el método psicodramático, situación que proporciona simultáneamente un conjunto
de condiciones experimentales y terapéuticas. Aquí el director del teatro está presente, pero no participa en la situación
que va a ser explorada.

En el curso de este trabajo se puede precisar la diversidad de roles que cada investigador es capaz de desempeñar, el
poder de su expansividad afectiva y también se puede determinar cuantitativamente qué estímulo pueden significar
para los sujetos de sus encuestas. Así, la técnica psicodramática nos proporciona un instrumento de medición que nos
permite apreciar exactamente una infinidad de personas en situaciones y roles determinados. La paradoja consiste en
que el investigador, aunque "objetivado" por este método, transformado, por así decir, en un observador -participante
controlado", sin embargo continúa siendo lo que había intentado ser desde el principio: un participante subjetivo.

Las investigaciones sociales sobre una colectividad, cuando se inspiran en los principios socioméiricos, están equipadas
por dos sistemas de referencia complementarios. El primero se relaciona con el investigador "objetivado", tan bien
preparado para su tarea y tan exactamente evaluado, que su personalidad aparece ya como un factor desconocido en
los resultados. El segundo sistema de referencia se relaciona con los miembros de la colectividad a quienes se induce a
participar espontáneamente y en una amplia medida en la misma investigación, merced a los métodos sociométrícos, y
que aportan su contribución personal de hechos auténticos y valederos.

VIII – EL CARÁCTER DIALECTICO DE LA SOCIOMETRÍA

A causa del carácter dialectico de las relaciones humanas, todos los términos y todos los instrumentos de que se sirve la
sociometría tienen también un carácter dialectico: el termino dialectico significa aquí que, a medida que se afirman los
progresos de la conciencia sociometrica, puede ser necesario conciliar oposiciones, aproximar entre sí muchas
dimensiones sociales, flexibilizar las ideas y las definiciones.
Mientras la conciencia sociométrica de una población sea oscura, la distinción entre caracteres psicológicos y caracteres
sociales de las poblaciones carece de todo valor.

El punto central de la sociometría dialéctica es que la sociometria retrotrae las ciencias sociales a la ciencia "original" de
donde salió, o sea "la ética", sin abandonar por ello ninguno de los fines objetivos que contempla el método científico,

Un test sociométrico es un examen de la estructura de un grupo científico, ocasionalmente destinada a guiar la


reconstrucción de este grupo. Un estudio socíométrico se transforma en una experiencia: a) si todas las situaciones que
contempla, si todos las grupos que observa -grupos de casa, de taller, de educación, de juego, grupas administrativas,
etc.- son creadas por la colectividad total de las ciudadanas investigadores, siendo cada ciudadano un investigador y
cada investigador un miembro de la colectividad. Los actores sociales son a la vez, y al mismo tiempo, creadores y
analistas. El cuadro debe ser manifiestamente el de la vida misma, y no el de un laboratorio; b) si todos las grupos,
oficiales o secretos, de acuerdo con su criterio, están implicados en la transformación social, c) si, cuando es necesario,
con el pleno consentimiento y la cooperación total de la colectividad entera, ciertas condiciones sociales se mantienen
constantes, mientras que condiciones a las que se refiere la hipótesis pueden variar; d) si todas las técnicas
sociométricas, conocidas hasta el día, son empleadas por la población para transformar su estructura social presente
hacia un orden social nuevo, de acuerdo con el sistema de valores que esta población ha decidido perseguir. Este
sistema de valores puede ser el cristiano, el del hindú, etc.

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