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El concepto de campo
Bourdieu define el concepto de campo como un conjunto de relaciones de fuerza entre agentes o
instituciones, en la lucha por formas específicas de dominio y monopolio de un tipo de capital
eficiente en él (Gutiérrez, 1997).
Afirma igualmente que el capital eficiente es el cultural y que es adquirido por los estudiantes y
legitimado a través de títulos y certificaciones. Por lo tanto, el ingreso y la incorporación de
estudiantes estaría determinado por el capital cultural y habitus que poseen.
sin embargo el ingreso al campo, tiene una serie de obstáculos por el dominio del poder
simbólico, es decir alcanzar las metas que se proponen los estudiantes en su ámbito investigativo
y de profesionalización. El ingreso al campo se regula conforme a reglas impuestas por las
posiciones dominantes, que tratan de determinar la posesión de capital y habitus imperante.
Habitus
Al variar los habitus de un campo a otro la posibilidad de una mayor integración depende de la
compatibilidad entre el habitus imperante en un campo, con el que posee el sujeto. Mientras que
cuando los estudiantes no poseen estas características y sus habitus son diferentes o
incongruentes tendrán mayores dificultades para desarrollar e integrarse a las actividades
académicas, factores que redundarán en menores posibilidades de graduación, toda vez que no
poseen el nivel académico requerido y tienen que adquirirlo de forma tardía. Esto puede
representar diferente nivel de competencia ante aquellos que las han desarrollado desde
niños. Esto consume esfuerzos y puede repercutir en una extensión de los tiempos de formación o
llevar al abandono, si las dificultades para el estudiante se incrementan y no recibe apoyo.
El habitus, como principio práctico y de pertenencia a un grupo, puede ayudar a entender los
factores que inciden en una mayor o menor integración al posgrado y en las posibilidades de
graduación, así como en las prácticas de formación tutorial.La primera se involucra con
disposiciones y habilidades prácticas, adquiridas dentro de una trayectoria que provee de un
sentido práctico para saber cómo realizar ciertas actividades, sin que haya sido necesario
enseñarlas, pues son producto de la interiorización de condiciones y esquemas mentales
previos, adquiridos de forma no intencional. Cuando estas características faltan hay una notable
disminución en el desarrollo de los procesos formativos, no se sabe cómo y qué funciones tiene el
conocimiento, no se realizan de forma adecuada ciertas actividades, por lo que se tiende a
acumular información sin saber qué hacer con ella y cómo expresarla correctamente. En la
tutoría, este sentido práctico proporciona a los tutores mayor o menor habilidad para la
conducción y el manejo de los diferentes problemas involucrados en la formación de
estudiantes, la dirección de la tesis y en los procesos de evaluación de trabajos recepcionales.
En el caso de los estudiantes, aquéllos con un habitus coincidente con el campo tienden a
practicar la lectura, las actividades académicas, así como a participar en el campo y la obtención
de grados, como parte de una disposición formada a lo largo de su trayectoria y no sólo como
resultado de factores contextuales o por obligación. Por el contrario, aquellos estudiantes
orientados en otra dirección o con características incongruentes no verán placer en estas
actividades, tendrán pocas aspiraciones al grado, lo que puede reducir el esfuerzo por participar y
sortear las dificultades que cada uno de estos procesos trae consigo. La construcción de estas
expectativas es el resultado de la incorporación de las estructuras sociales, donde las relaciones
de poder y fuerza aparecen como naturales, consecuencia de la apropiación de las estructuras
objetivas, lo que crea un ordenamiento en el que el sujeto se ubica a sí mismo y a los demás.
Irene Comins (2009), investigadora de la Universidad Jaume I,en su libro Filosofía de Cuidar,
plantea, en- tre otras, como una propuesta de educación para la Paz que la ética de cuidar
“debe extenderse más allá del ámbito privado para abarcar lo global” continúa exponiendo
que esta ética acentúa interés por los grupos más desprotegidos.
Carol Gilligan (1986) cuando plantea que se tiene una responsabi- lidad hacia el mundo donde
no puedo vivir solo para obtener placer, sino que también tengo la obligación moral de
contribuir a que en el mundo se viva me- jor (p.45).