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APOLOGÍA DE SÓCRATES, Departamento de Griego, I.E.S.

Serpis
JENOFONTE

Apología de Sócrates. 5-La religiosidad de Sócrates II

"y lo que es mejor, el saber que he llevado una vida completamente piadosa y justa."

El término dikaios alude a la ética de Sócrates.

La reflexión sobre el actuar humano, la búsqueda de una doctrina racional de la


conducta humana es un giro que experimenta el pensamiento griego en el siglo V
gracias a la figura de Sócrates.
El interés de Sócrates se desplaza de las preocupaciones naturalistas propias de la
escuela jonia, a la reflexión sobre la actividad humana en el contexto de la polis. De ahí
que se le considere el fundador de las escuelas morales helénicas, el creador de la ética.

También en este campo, el del comportamiento humano, aplicó Sócrates la razón, y


considera que la base de toda conducta ética es el saber.
La virtud, para Sócrates, consiste en conocimiento: la voluntad está determinada por
la iluminación de la razón, que como tal obra inspirada por el conocimiento. Sócrates no
admite que la voluntad pueda querer el mal sabiendo que lo es (nadie yerra
voluntariamente), por tanto parte de la premisa de que la voluntad humana tiene un
sentido, es racional y su meta es el conocimiento del bien.
Allí donde la voluntad se concibe de este modo y es consciente de su fin, se basa por
naturaleza en el saber, y la consecución de este saber, representa la perfección humana.

La verdadera virtud es una e indivisible, que se revela de distintos modos en cada


uno de los comportamientos buenos: el valor, en el buen soldado, la piedad religiosa, en
el que no descuida los deberes para con los dioses…y no es posible tener una parte de
ella y otra no.

El conocimiento del bien se convierte en Sócrates en el fin supremo, y la filosofía


nos enseña a lograr ese bien, que finalmente nos proporciona felicidad.

Lo que diferencia principalmente a la ética socrática de las escuelas posteriores,


que deslumbradas por el descubrimiento de la ética, se empeñaron en seguir el camino
iniciado por Sócrates es la fuerza de su personalidad, el individualismo moral y
religioso que con su propia vida ejemplificó, y ello unido a un inquebrantable arraigo a
su ciudad.
La ética socrática no tiene como objetivo la felicidad del justo, sino la justicia en sí
misma; su desprecio por lo innecesario no es llevado hasta el extremo con que lo vivirán
cínicos y estoicos; no pretende crear un sistema de pautas de conducta, porque su ética
se basa en una particular vivencia del sentimiento religioso en la que los dioses de la
tradición asumen rasgos morales y se instalan en el interior de la conciencia; la ética
socrática parte de la experiencia diaria alimentada de la continua relación con los
habitantes de la polis.

(Sacado de TOVAR,Antonio: Vida de Sócrates.Alianza Universidad)

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