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Doctoranda en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Maestranda en Sociología
Económica del Instituto de Altos Estudios (IDAES) de la Universidad Nacional General San Martín (UNSAM).
Miembro del Programa de Estudios sobre Juventud, Educación y Trabajo (PREJET) con sede en el Instituto de
Desarrollo Económico y Social (CIS/IDES-CONICET). Email: marianalucs@gmail.com
Revista Latino-Americana de História
Vol. 5, nº. 15 – Julho de 2016
© by PPGH-UNISINOS
Introducción
En el modelo de país establecido hacia fines del siglo XIX, la educación pública
desempeñó un rol fundamental y dentro de ella se previó el lugar de la educación técnica
como modalidad del nivel secundario.
Desde sus orígenes, la educación técnica ha perseguido un doble propósito, por un lado
brindar a los alumnos una formación para el trabajo que les permita insertarse laboralmente
como trabajadores de mayor calificación y por el otro, prepararlos para estudios de nivel
superior, generalmente dirigidos a profesiones con fuerte contenido técnico como las
ingenierías y la arquitectura (GALLART, 2006).
El título de educación técnica certifica las capacidades y competencias de sus
egresados, a la vez que señala sus incumbencias. El tipo de aprendizaje basado en la práctica
concreta en el taller constituye la forma más efectiva de desarrollar competencias, lo cual
brinda a los alumnos la capacidad de discernir y aplicar los conocimientos y habilidades
tecnológicas de su especialidad a problemas concretos del mundo del trabajo (JACINTO,
GALLART, 1995).
En la Argentina, la modalidad técnica se ha caracterizado por haber incorporado a la
educación a jóvenes de niveles socio-económicos relativamente bajos (que anteriormente no
continuaban estudiando). Es por ello que fue socialmente visualizada como un vehículo de
movilidad social ascendente (GALLART, 2006:25).
La historia de la educación técnica en nuestro país, se encuentra estrechamente
vinculada a los procesos socioeconómicos, especialmente al surgimiento de la industria
nacional, debido a que su avance alentó la demanda de enseñanza práctica desde distintos
sectores.
A lo largo del siglo XX, la Argentina ha atravesado por diversos ciclos económicos,
caracterizados tanto por etapas de expansión como de crisis recurrentes. La industria cumplió
un papel importante durante ciertos periodos, no obstante, durante el último cuarto del siglo
XX ha tenido lugar un pronunciado proceso de desindustrialización.
175
La primera etapa se sitúa entre los años 1930 y 1960 1. Se trató del surgimiento de una
industria ligada a la sustitución de importaciones que fue acompañada por un importante
crecimiento del empleo industrial y un proceso de urbanización. Fue un ciclo basado en la
industria liviana, que se orientó principalmente a la producción de bienes de consumo
masivos (tales como alimentos, bebidas y textiles).
La segunda etapa tuvo lugar entre 1960 y mediados de la década de 1970. Se trató del
período denominado “Desarrollista”. Fue un proceso en el que se intentó una sustitución de
importaciones más compleja y estuvo orientado fundamentalmente al sector automotor.
Posteriormente, hacia mediados de la década de 1970 el modo productivo atravesó por
un período de cambios estructurales. Se llevó a cabo un proceso que, desde 1976 hasta finales
del siglo, se caracterizó por el desmantelamiento del sector industrial, la privatización de
empresas públicas, el desarrollo del sector financiero y el sector servicios, causando serias
consecuencias en materia de desarrollo industrial y empleo (BASUALDO, 2001).
Recientemente, a partir del año 2003 la economía registró mejoras en los indicadores de
crecimiento y de empleo, y tuvo lugar un proceso de crecimiento industrial acotado (AZPIAZU y
SCHORR, 2010:9).
En el plano político-institucional, el siglo XX estuvo signado por la alternancia entre
gobiernos electos democráticamente y recurrentes golpes de estado seguidos de dictaduras
militares.
En este marco, como se señaló anteriormente, la enseñanza técnica y su organización
institucional se vieron influenciados por los cambios políticos y económicos. En relación a los
cambios en la organización institucional de la formación técnica, se destacan la creación de la
Comisión Nacional de Orientación y Aprendizaje2 (CNAOP), del Consejo Nacional de
Educación Técnica3 (CONET) y del Instituto Nacional de Educación Tecnológica 4 (INET).
1
Si bien el nacimiento de la industria argentina puede ubicarse dentro de las primeras tres décadas del siglo XX
(VILLANUEVA, 1972), el pronunciado dinamismo industrial tuvo lugar a partir de 1930 y dio lugar a un
cambio en la matriz productiva, anteriormente ligada al modo agrícola exportador (FERRER, 2008).
2
La Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP) fue creada en 1944. Tuvo como
176
objetivo instaurar una enseñanza técnica post-básica que complementara la expansión de la educación primaria
durante el primer gobierno peronista (iniciado en 1946). Impartía una educación vocacional técnica focalizada en
las ascendentes capas obreras y respondía a un modelo industrializador.
Página
3
El Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET) fue creado en 1959, estaba compuesto por una
representación tripartita de los empresarios, los sindicatos y el Estado. Su presidente, nombrado por el gobierno,
tenía jerarquía y autonomía propia; solía ser un ingeniero de prestigio en el ambiente industrial. Se formó, a
partir de ello, un funcionariado con dedicación específica a la educación técnica. A partir de 1965, las Escuelas
Nacionales de Educación Técnica (ENET), las antiguas Escuelas Industriales de la CNAOP y las pocas restantes
Escuelas de Artes y Oficios se integraron en un plan común dividido en distintas especialidades. (GALLART,
2006: 19)
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En 1995, fue creado el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) como organismo continuador del
Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET), con el objetivo de dotar al Ministerio de Educación de un
instrumento ágil y eficiente para el desarrollo de las políticas relacionadas con la educación técnico profesional,
frente al nuevo escenario planteado en el Sistema Educativo a partir de la sanción de la Ley Federal de
Educación y de la transferencia de las Escuelas Nacionales a las Jurisdicciones Provinciales.
5
En la actualidad, a nivel institucional, la educación técnico-profesional en Argentina depende del Ministerio de
Educación Nacional y el organismo estatal que actualmente tiene a su cargo la coordinación de la aplicación de
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Una década más tarde, en 1909 fueron creadas las primeras escuelas de artes y oficios
(solo para varones) y consecutivamente las escuelas profesionales para mujeres.
Posteriormente, durante el periodo de entreguerras tuvo lugar un proceso de unificación
nacional vehiculizado principalmente por la obligatoriedad de la escuela pública y el servicio
militar (TORRE y PASTORIZA, 2002: 5), lo cual sumado al nacimiento de la industria
nacional iniciado en la década de 1920 (VILLANUEVA, 1972), dio lugar a la expansión de la
educación para el trabajo en el marco de un proceso caracterizado por la reformulación de la
matriz económica. En este contexto, la educación técnica tenía como objetivo formar mandos
medios para la naciente industria, que se consideraba, sería una actividad principal en el
futuro del país (GALLART, 1985; GALLART, 2003).
Auge industrial I
Modo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI)
Década del ´30 y Primer peronismo
desde regiones rurales hacia las ciudades (TORRE y PASTORIZA, 2002: 4).
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Ante la creciente demanda de mano de obra calificada, en el año 1935 se crearon las
primeras escuelas técnicas de oficios de las especialidades electricidad, herrería, carpintería y
construcciones.
A mediados de la década de 1930 la oferta oficial de formación técnica estaba
compuesta por cuatro tipos de instituciones educativas: las escuelas industriales nacionales 7,
las escuelas de artes y oficios8, las escuelas profesionales para mujeres y las escuelas técnicas
de oficios9 (WIÑAR, 1970).
La formación técnica se expandía en un contexto de crecimiento económico
impulsado por el desarrollo de industrias dedicadas a la sustitución de importaciones,
situación que generó la emergencia de nuevos actores en el escenario político y económico.
El ascenso de los sectores industriales provocó gran tensión en los bloques
dominantes y dio lugar a debates sobre el modelo económico-productivo que el país debía
adoptar. ¿Debía la Argentina seguir basando su producción en la agricultura y la ganadería o
debía orientarse también a la producción industrial? La discusión en torno al modelo
económico-productivo motivó debates en diversos ámbitos, entre los cuales se encontraba la
educación.
En materia educativa, la cuestión giró en torno a cuestionamientos sobre los métodos
y los fines de la enseñanza, la oposición entre escuela tradicional y escuela nueva, así como
la tensión entre los saberes prácticos y los saberes teóricos (PINEAU y DUSSEL, 1995).
Perón
7
Las Escuelas Industriales de la Nación fueron creadas a fines del siglo XIX tomando como modelo a las
escuelas profesionales alemanas y francesas. “Tenían como fin la formación de técnicos. Para el ingreso, era
necesario haber completado la escolaridad primaria; el plan de estudios se extendía a seis o siete años. El
currículum estaba centrado en las disciplinas científico-técnicas, y las horas dedicadas al taller se reducían a
un 20 o 25% del total. El título otorgado era el de técnico en la especialidad cursada (mecánica, electricidad,
química, construcciones civiles y navales)” (PINEAU y DUSSEL, 1995: 5).
8
Las Escuelas de Artes y Oficios fueron creadas en 1909 y “exigían para su ingreso haber aprobado el cuarto
grado de la escuela primaria. Con una formación eminentemente práctica, la duración de las mismas era de tres
años, y los egresados recibían un Certificado de Aptitud que no habilitaba para la continuación de estudios
posteriores” (PINEAU y DUSSEL, 1995: 5). "En ellas se enseñaba: Herrería, Carpintería y Mecánica. Se podía
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asistir habiendo aprobado sólo cuatro grados de educación primaria y eran terminales. Tenían tres años de
aprendizaje práctico, con tres cuartas partes del tiempo dedicado al taller, y el resto en enseñanza escolar de
Matemática, Física, Mecánica, Tecnología y Dibujo Técnico. Estaban dirigidas a los hijos de los obreros, y en
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10
En el capítulo dedicado a la educación del Primer Plan Quinquenal se destaca “la búsqueda de una filosofía
educacional que equilibre materialismo e idealismo y que haga compatible el principio de democratización de la
enseñanza, entendiéndola 'como un patrimonio igual para todos, con la creación de una modalidad de
compensación para quienes no han tenido las oportunidades de educación que otros poseen. Establece que debe
haber enseñanza práctica y profesional en el nivel medio” (PUIGGRÓS, 2003: 131).
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Decreto N° 14538/44
12
Dentro de estos establecimientos educativos se encontraban las “Escuelas Fábricas”, las cuales “eran parte del
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1er. Ciclo de la CNAOP, y tenían tres años de duración. Funcionaban cumpliendo un plan mixto de enseñanza y
producción durante 48 horas semanales y contaban con una planta industrial dedicada a la especialidad. Como
condición de ingreso, se exigía escolaridad primaria, que podía suplirse excepcionalmente por examen
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equivalente. La edad no podía ser inferior a 13 años y no mayor de 18. A los alumnos se les daba una Ayuda
Escolar de $25, $35 y $45, según el año de cursada, se entregaban gratuitamente uniformes, textos y útiles
escolares y de taller, y se aseguraba comedor en la planta. El hecho de ofrecer una Ayuda Escolar para los
alumnos que estudiaban en estas Escuelas intensivas era inédito y relevante como parte de una política de
incorporación de sectores de bajos recursos”. (PINEAU y DUSSEL, 1995: 15-16)
13
La Universidad Obrera Nacional fue creada el 26 de agosto de 1948 por medio de la Ley 13.229 del Congreso
de la Nación. Su funcionamiento fue reglamentado por decreto del Poder Ejecutivo del 7 de octubre de 1952,
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siendo inaugurada el 17 de marzo de 1953. Tenía entre sus finalidades las siguientes: “a) La formación integral
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de profesionales de origen obrero destinados a satisfacer las necesidades de la industria nacional; b) Proveer la
enseñanza técnica de un cuerpo docente integrado por elementos formados en la experiencia del taller
íntimamente compenetrada de los problemas que afectan al trabajo industrial y dotados de una especial
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idoneidad; (...) d) Asesorar en la organización, dirección y fomento de la industria, con especial consideración de
los intereses nacionales. (...).” Para ingresar se requería ser egresado del Segundo Ciclo de Aprendizaje de la
CNAOP (esto es, tener título de “técnico de fábrica”) o bien de las escuelas industriales del Estado, teniendo
prioridad los primeros; comprobar la condición de obrero (con libreta de trabajo para los menores, y para los
adultos con certificado fehaciente), así como también certificado de “buena conducta, consagración honrada al
trabajo y respecto por las leyes”, expedido por “autoridad competente.” (PINEAU y DUSSEL, 1995: 24)
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Ver Altamirano (2002) 224-231.
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Auge Industrial II
Modo Desarrollista
Frondizi
En mayo de 1958 asumió la presidencia Arturo Frondizi, tras haber ganado las
elecciones en el contexto de la proscripción del peronismo. Frondizi introdujo cambios en la
política económica con el objetivo de atenuar el estrangulamiento de la balanza comercial. La
política industrial se propuso expandir la capacidad productiva en sectores estratégicos tales
como combustible e industrias dinámicas.
182
gobierno de Frondizi sancionó una nueva ley de inversiones extranjeras (que otorgaba trato
igualitario a nacionales y extranjeros y liberaba la transferencia de utilidades al exterior) con
el objetivo de impulsar la industrialización de tipo pesada (FERRER, 2008: 300-4).
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En marzo de 1962 el gobierno de Arturo Frondizi fue derrocado, quedando a cargo del poder
ejecutivo José María Guido.
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Illia
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En 1963 asumió la presidencia el radical Arturo Illia tras triunfar en elecciones en las
que continuaba proscripto el peronismo. Se señala que
la acción educacional del Dr. Illia tuvo características semejantes a la de
Yrigoyen (…) su mayor importancia radicó en la apertura democrática del
campo educacional, hasta donde lo permitían los límites de lo tolerable
puestos por la Iglesia y los núcleos duros de la cultura normalista, aún
vitales (PUIGGRÓS, 2003: 143).
Cámpora-Lastiri-Perón-Perón
A Lanusse lo sucedió el gobierno elegido democráticamente en el que ocuparon el
cargo de la presidencia Héctor Cámpora (mayo 1973-julio 1973), Raúl Lastiri (julio 1973-
octubre 1973), Juan Domingo Perón (octubre 1973-julio 1974) y María Estela Martínez de
Perón (julio 1974- marzo de 1976). Este período gubernamental estuvo signado por la
conflictividad política, económica, social y sindical.
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15
La experiencia científica, los equipos y tendencias académicos, las publicaciones, las modalidades
pedagógicas democráticas que, sin dejar de tener el sello de la exclusión del peronismo, se habían empezado a
acumular, fueron abruptamente interrumpidas. Renunciaron masivamente centenares de profesores e
investigadores y se produjo el éxodo, en algunos casos definitivo, de gran parte de ellos, que fueron absorbidos
por universidades y centros de investigación extranjeros”. (PUIGGRÓS, 2003: 143)
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Por medio de la Ley Nro. 19682/72.
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Desindustrialización y neoliberalismo
Golpe militar 1976
En marzo de 1976 un golpe militar derrocó a la entonces presidenta María Estela
Martínez de Perón y dio inicio a la dictadura más sangrienta de la historia argentina
(CALVEIRO, 1998). Duró siete años y en ella ocuparon el cargo de la presidencia Jorge
Rafael Videla (marzo 1976-marzo 1981), Roberto Viola (marzo -diciembre 1981), Carlos
Lacoste (diciembre 1981), Leopoldo Galtieri (diciembre 1981-junio 1982), Alfredo Saint-
Jean (junio -julio 1982) y Reynaldo Bignone (julio 1982-diciembre 1983).
A partir de la dictadura militar de 1976 se inició un proceso que modificó radicalmente
el modo de acumulación vigente durante el medio siglo anterior en la República Argentina. El
nuevo modelo fue generando cambios en el sistema político y en la sociedad que hicieron
posible mantener y consolidar, durante los gobiernos democráticos posteriores a la dictadura,
un modo de acumulación caracterizado por la desindustrialización, la regresión distributiva, el
ascenso del desempleo y el deterioro de las condiciones laborales, acompañado por crecientes
niveles de desigualdad y exclusión. Durante este período el sector industrial perdió
protagonismo y el empleo comenzó a concentrarse en el sector terciario (BASUALDO, 2001:
26-30).
Al mismo tiempo que se promovió la disminución de las capacidades estatales, la
privatización de la función pública, el deterioro del empleo público y la destrucción de la
producción cultural propia, el Estado dictatorial argentino fue altamente intervencionista en el
sistema educativo (PUIGGRÓS, 2003: 152-4).
Continuó el proceso de descentralización de establecimientos educativos de nivel
primario, en el que éstos fueron transferidos a las provincias sin los fondos necesarios para su
mantenimiento (PUIGGRÓS, 2003: 154)
El correlato entre el modo de acumulación y la educación técnica se cristaliza al
observar que, desde el año 1976, se inició un proceso de desindustrialización que fue
acompañado por el desguace de la educación orientada a la formación para el trabajo
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Alfonsín
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Menem
Como se ha señalado anteriormente, a partir de la dictadura militar de 1976 se instauró
en el país un nuevo patrón de acumulación que fue apuntalado a partir de la represión y el
ejercicio de prácticas de terrorismo de estado.
Luego, durante el gobierno democrático de Raúl Alfonsín, dicho patrón de
acumulación se mantuvo en el marco de crisis hiperinflacionarias que operaron como
mecanismo de disciplinamiento.
Posteriormente, a partir de 1989, los gobiernos de Carlos Menem (julio 1989-
diciembre 1999) y Fernando de la Rúa (diciembre 1999-diciembre 2001) terminaron de
consolidar estructuralmente el modelo económico desindustrializador. Dicho modelo, basado
en la valorización financiera fue impulsado a partir de medidas tales como la ley de
emergencia económica, la reforma del Estado17, la ley de Convertibilidad18, la reforma
tributaria, y la flexibilización laboral, provocando agudas consecuencias sociales y
económicas que posteriormente dieron lugar al estallido de la crisis de 2001 (BASUALDO,
2003).
En materia educativa, las políticas del gobierno de Carlos Menem se ajustaron al
programa económico neoliberal y siguieron las directivas de los organismos internacionales
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17
La Ley de Emergencia Económica (Ley Nro. 23.697 de 1989) estaba destinada a eliminar la variada gama de
Página
subsidios, reintegros impositivos y distintas transferencias implementadas por el sector público, mientras que la
Ley de Reforma del Estado (Ley Nro. 23.696 de 1989), dispuso la intervención de las empresas estatales,
fijando el cronograma y los criterios para la transferencia de los activos públicos al sector privado, entre los que
se encontraba la conversión de la deuda externa. Ambas medidas fueron acompañadas por una reforma tributaria
que incrementaba y generalizaba la aplicación del impuesto al valor agregado y reducía las alícuotas del
impuesto a las ganancias (RAPOPORT, 2012; BASUALDO, 2001).
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Ley Nro. 23.928 de 1991.
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“La estrategia consiste en: Disminuir la responsabilidad del Estado como financiador y proveedor de
educación pública; Establecer aranceles o subsidios privados en todos los niveles y modalidades, comenzando
por la universidad y terminando por la educación básica; Achicar el sistema de educación pública hasta el
mínimo posible, mediante; la transferencia de los establecimientos a jurisdicciones menores tendiendo a su
187
privatización; reducción de modalidades que no dan rédito económico inmediato” (PUIGGRÓS, 2003: 190).
20
Puiggros afirma que “En relación con el diagnóstico de ineficiencia de la inversión que se realiza en la
educación pública, las soluciones propuestas no tienden a mejorarla sino a reducir paulatinamente la inversión,
Página
cuando no a eliminarla. Un conjunto de medidas que tienen ese objetivo, son presentadas al público como un
discurso pedagógico cargado de atributos técnicos y de un lenguaje organizacional. Las más importantes de
aquellas medidas son la descentralización y privatización de los sistemas, la flexibilización de la contratación,
la piramidalización y la reducción de la planta docente y un fuerte control por parte de los gobiernos nacionales
mediante la imposición de contenidos y evaluaciones comunes. Esas medidas fueron acompañadas de una gran
operación discursiva que presentó a las mencionadas reformas como una modernización educacional
indispensable y, sobre todo, la única posible” (PUIGGRÓS, 1996: 2)
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“Se establecía una educación general básica de nueve años dividida en tres ciclos de tres años, y un ciclo
polimodal de tres años con cinco modalidades electivas: (Humanidades y Ciencias Sociales, Ciencias Naturales,
Economía y Gestión de las Organizaciones, y Producción de Bienes y Servicios) que coexisten en la misma
Página
23
Ligado a “Interpretaciones distintas, como consecuencia de las cuales hay provincias en cuyos territorios
coexisten aún tres y cuatro sistemas distintos (primaria y secundaria de 6 años cada una; primaria de 7 y
secundaria de 5; tres ciclos y polimodal; dos ciclos, escuela intermedia y polimodal) y desarticulación del
sistema educativo nacional, pues entre los sistemas de muchas provincias no hay correspondencia” (PUIGGRÓS,
2003: 197)
24
Ligado al “cierre de escuelas secundarias antes de implementar el tercer ciclo (los grados 7 o, 8o y 9o, o sea 7o
de primaria más Io y 2o de secundaria) y el polimodal (correspondiente a los años superiores de la enseñanza
media) que debían sustituirlas y sin tener los edificios suficientes y adecuados. Restricción de la oferta de nivel
medio cerrando establecimientos y abriendo en menor cantidad secciones de polimodal. Los alumnos que
quisieran concurrir a ese nivel deberían trasladarse diariamente o albergarse en lugares lejanos a su residencia”
(PUIGGRÓS, 2003: 197)
25
Ligado a la ”convivencia de los adolescentes con los niños menores, desarticulando los grupos etarios de
escolares, sin organización institucional y pedagógica específica” (PUIGGRÓS, 2003: 197)
26
Ligado a la “ruptura del ciclo de enseñanza media producida como consecuencia de la inclusión, en algunas
provincias, del tercer ciclo del EGB en el mismo establecimiento de los anteriores o bien organizado como
"escuela intermedia", en un local aparte” (PUIGGRÓS, 2003: 197).
27
Ligada al “cierre de las opciones diversas de enseñanza técnica que, aunque insuficientes y desordenadas,
189
sostienen la modalidad desde hace muchas décadas en el país; en algunas provincias se comenzó el proceso de
disolución de esos establecimientos pero sin definir la organización local del polimodal, ni recapacitar al
personal docente y técnico. El peligro es que se cierre la oferta que existe sin reemplazarla finalmente por otra
Página
mejor” (Puiggrós, 2003: 198) Por otro lado, “directivos y docentes técnicos consideran que con la distribución
del tiempo escolar propuesta por la reforma no se puede formar en las competencias específicas necesarias para
los técnicos; es importante, por lo tanto, reforzar la enseñanza de éstas en cada especialidad, tanto en contenidos
como en el aprendizaje práctico” (GALLART, 2006).
28
incluyendo a sus docentes (PUIGGRÓS, 2003: 198).
29
Ligado al otorgamiento de “funciones en la enseñanza básica para ía cual no han sido capacitados, o bien en
áreas curriculares distintas de las de su especialidad” (PUIGGRÓS, 2003: 198)
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De La Rúa
En 1999 llegó a la presidencia Fernando de la Rúa como representante de una
coalición política (“la Alianza”) integrada por el FREPASO y la Unión Cívica Radical que
tenía como objetivo interrumpir la continuidad en el poder de Carlos Menem, pero sin intentar
cambios drásticos en la orientación económica.
Durante los dos años que duró el gobierno, la situación socioeconómica se agravó
significativamente, los indicadores de desempleo, pobreza e indigencia y llegaron a niveles
desconocidos hasta el momento32.
Durante este período, continuó la sumisión de la política económica y educativa a los
condicionamientos de los organismos internacionales de crédito. Se realizaron recortes
presupuestarios que implicaron la baja en los salarios públicos, en las jubilaciones y en la
educación. En un contexto de crisis económica, social y política, el agotamiento del modelo
neoliberal se vio cristalizado en el estallido de la crisis de diciembre de 2001, la cual terminó
con la renuncia del entonces presidente Fernando De la Rúa.
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Modalidades que “fueron separadas del tronco central del sistema dándoles el carácter de "regímenes
especiales" (PUIGGRÓS, 2003: 198)
31
“lo que deja en el desamparo a capas de niños afectados por la desocupación o subocupación de sus familiares
y sin la estimulación temprana que es indispensable para escolarizarse” (PUIGGRÓS, 2003: 198).
32
La tasa de desocupación llegó al 24,5% y el 47,5% de los hogares del país se encontraban por debajo de la
línea de pobreza en el año 2002 (CENDA, 2010: 189).
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Recuperación post-neoliberal
Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner
Luego de la crisis y la salida vía devaluación, desde el año 2003, la economía
comenzó a manifestar cambios en algunas tendencias. Se registró un sostenido crecimiento
del producto bruto interno (PBI), descendió la tasa de desocupación, se produjo una
recuperación del salario y tuvo lugar la reactivación de algunas ramas industriales orientadas
al mercado interno dando lugar a un acotado proceso de industrialización sustitutiva 33
(CENDA, 2010; AZPIAZU y SCHORR, 2010; SCHORR, 2013).
La reactivación económica dio lugar al resurgimiento de industrias y talleres que, al
demandar trabajadores, se enfrentaron a la escasez de personal calificado, dando lugar a una
reconsideración del rol de la escuela técnica que durante la década de 1990 pasó por una etapa
de destrucción y desfinanciamiento (GALLART, 2006; WIÑAR, 2010).
En el ámbito educativo tuvieron lugar una serie de modificaciones que implicaron
cierta ruptura respecto a la década anterior. Se sancionaron nuevas leyes educativas que
modificaron el rumbo iniciado en la década previa. En 2006 se sancionó una ley nacional de
educación que dejó sin efecto a la LFE de 1993 y, entre otras cuestiones, planteó la
obligatoriedad del nivel secundario (Ley de Educación Nacional Nro. 26.206). Respecto a la
educación técnico-profesional, en el año 2005 se sancionó una ley específica que regula su
implementación y desarrollo (Ley de Educación Técnico-profesional Nro. 26.05834). Esta
última ley, tiene entre sus principales objetivos desarrollar oportunidades de formación
específica, es decir: volver a dar relevancia a la carga horaria de taller y la formación en
especialidades técnicas y contribuir a la inserción laboral de los egresados. También prevé un
33
“en la posconvertibilidad se experimentó en la Argentina un proceso de reindustrialización acotado cuantitativa
y cualitativamente, que se asoció a la expansión, a ritmos muy disímiles, de casi todas las actividades que
integran el entramado manufacturero, con crecientes niveles de inserción en los mercados internacionales (…). Sin
embargo, no puede soslayarse el hecho de que teniendo como sustentos básicos al “dólar alto” y la relativamente
barata fuerza de trabajo (dado que casi no hubo políticas activas de fomento a las actividades fabriles), no se
verificó un cambio estructural en la industria doméstica, es decir, no se avanzó en la redefinición del perfil de
especialización productiva resultante de largos años de políticas neoliberales”. (AZPIAZU y SCHORR, 2010:9)
191
34
La ley señala que la Educación Técnico Profesional es un derecho para todos los habitantes del país, que se
hace efectivo a través de procesos educativos, sistemáticos y permanentes y tiene entre sus principales objetivos
desarrollar oportunidades de formación específica y prácticas profesionalizantes dentro del campo ocupacional
Página
elegido, así como también favorecer niveles crecientes de equidad, calidad, eficiencia y efectividad de la
Educación Técnico Profesional, como herramienta clave de las estrategias de inclusión social, de desarrollo y
crecimiento socio- económico del país y sus regiones, de innovación tecnológica. La norma incorpora un año
más a la currícula del nivel secundario, durante el cual los alumnos deben cumplir con la realización de prácticas
profesionalizantes. Estas prácticas consisten en la aplicación práctica de los saberes incorporados durante la
formación, y tienen como objetivo lograr que los alumnos consoliden, integren y amplíen las capacidades y
saberes que se corresponden con el perfil profesional en el que se están formando. (Ministerio de Educación)
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Reflexiones Finales
En Argentina se produjeron grandes cambios económicos, sociales y educativos
durante el siglo XX. Tuvieron lugar periodos en que la actividad industrial fue
significativamente promovida desde el Estado y otros en que por el contrario, fue desalentada
y socavada.
Estos periodos, claramente diferenciados en relación a las características productivas
del país, encuentran un correlato en la historia y etapas de la educación técnica. Mientras que
durante los periodos en que predominaron modos de acumulación con fuerte impronta
industrial la educación técnica fue apuntalada y promovida, dando lugar a través de su
formación a la movilidad social ascendente de grandes capas de la población; durante el
periodo desindustrializador (iniciado a mediados de los años ´70) la educación técnica fue
relegada, desfinanciada y casi destruida, encontrándose al borde de la desaparición en la
década de 1990.
La etapa iniciada a partir de la recuperación económica en el año 2003 fue
acompañada por un proceso de reindustrialización acotado que dinamizó la demanda de
trabajadores calificados y dio lugar a que la educación técnica cobrara un nuevo impulso, que
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económico a nivel nacional ha dado lugar a los periodos de mayor bienestar de la población
en Argentina. En este contexto, resultaría pertinente profundizar en el análisis sobre la
vinculación entre el modo productivo actual y los cambios recientes en la educación técnico-
profesional.
Referencias bibliográficas
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años peronistas (1943-1955), Buenos Aires: Sudamericana, 2002, p 210-232.
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