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RAMÍREZ, Fausto y Angélica Velázquez, “Lo

circunstancial, trascendido: dos respuestas


pictóricas a la Constitución de 1857” en Estudios
de arte y cultura, México, volumen 33, 1991,
páginas 5-29.

Lo que nos proponemos aquí no es otra cosa sino identificar los ejes transversales del
artículo de Fausto Ramírez y Angélica Velázquez e intentar resumirlos de la manera más
coherente posible.

A grandes rasgos, como se nos enuncia desde el inicio del artículo, lo que nuestros autores
hacen es un análisis de dos pinturas elaboradas en 1857 y que fueron presentadas en la
Academia de San Carlos como parte de una exposición. Dichas pinturas son El juramento
de Bruto de Felipe Gutiérrez y La Sagrada Familia de Rafael Flores; y lo característico de
ellas es que, según Ramírez y Velázquez, marcan las dos posturas políticas imperantes en
esa época: la de los liberales y la de los conservadores, respectivamente.

Dicho análisis puede ser contemplado desde dos ópticas de acuerdo con el diseño del texto:
por un lado se desarrolla un análisis iconográfico harto interesante y nutrido, y por otro, un
análisis que va de acuerdo con el contexto político que se vivía en ese año y que sin duda
repercutió en la elaboración de dichas obras, las cuales contrastan evidentemente la una de
la otra.

El Juramento de Bruto de Gutiérrez representa la venganza de Junio Bruto contra Tarquino


por haber ultrajado a Lucrecia e inducirla al suicidio y promete librar a Roma de la tiranía.
En el cuadro aparece el esposo de Lucrecia, arrodillado y sosteniéndola por la cintura y con
el pecho descubierto del cual mana sangre. Lucrecio, el padre de Lucrecia contempla
inerme la escabrosa escena. En La Sagrada Familia de Rafael Flores se pinta a Jesús,
María y José quien ocupa el centro del cuadro. La escena pintada se desarrolla en el taller
del santo carpintero y en ese marco Jesús presenta a sus padres una cruz, símbolo
premonitorio de su pasión, los que asombrados y extasiados se limitan a contemplar.

Nuestros autores proponen que la ejecución de la pintura de Gutiérrez responde a los


ideales del liberalismo pues representa a Junio Bruto en el acto de jurar el compromiso de
luchar contra la monarquía opresora, restaurando los principios de la república Roma. En
ese sentido el significado es más que evidente e indica que los principios emanados del
código constitucional significaban una “nueva era para la liberta garantizada por la ley y
capaz de regenerar a la sociedad mediante la salvaguarda de los derechos de los
ciudadanos, lo que al mismo tiempo significaban orden, progreso y prosperidad para la
nación.

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La Sagrada Familia de Rafael Flores se presenta en franca oposición a la obra de Gutiérrez
como respaldo y exaltación de los ideales del conservadurismo quienes argüían que la
constitución liberal representaba “el entronizamiento de las ideas revolucionarias y
disolventes de los librepensadores que auguraban desorden y anarquía sociales”. Por esta
razón la pintura se presenta con un orden armónico impresionante que se refleja en la
actitud mansa de San José, de María y de Cristo niño y de todo el contexto material que los
rodea. Con todo, lo más notable de este cuadro, nos lo advierten Ramírez y Velázquez, es la
presencia del lábaro patrio en el cestillo de la Virgen. El problema es resuelto
satisfactoriamente al indicar que dentro del pensamiento conservador, la bandera era una
alegoría de la religión, la independencia y la unión, valores defendidos por los
conservadores, por eso la razón de estar pintada la bandera dentro del cuadro de carácter
religioso.

Comentario:

La importancia del artículo radica en originalidad de presentar las polémicas políticas


desatadas a mediados del siglo XIX en México como parte de las contradicciones de las dos
formas de pensamiento político: liberador y conservador. Fausto Ramírez y Angélica
Velázquez se atreven a estudiar esta problemática pero a partir de dos pinturas de 1857.
Aparentemente, la empresa podría resultar insatisfactoria, sin embargo la astucia de
nuestros autores la llevan a buen término haciendo que el lector pueda identificar
iconográficamente los ideales de los pensamientos liberales y conservador. En sentido
estricto, Ramírez y Velázquez, no llevan a cabo un trabajo de análisis de fuentes, pero,
como lo señalan a lo largo del texto, su propuesta es la del análisis iconográfico y la de la
contextualización histórica. Para esta última es digno de destacar que ante la ausencia de
hemerografía que remitiese a la crítica de las obras y que pudiera dilucidar directamente los
propósitos políticos de cada pintura, los autores se valen de esa contextualización histórica
para poder revelarlo. Así pues, nos describen la red de relaciones personales que ambos
estudiantes de pintura mantenían con personajes vinculados al bando liberal (para el caso
de Gutiérrez) o al conservador (para Rafael Flores). De esta manera pudieron identificar
que Gutiérrez mostraba marcados nexos liberales pues hay mucha probabilidad de que
Miguel Mata, hermano de José María Mata, el diputado del Congreso Constituyente, haya
podido influir en que se le diera el cargo de maestro de dibujo en el Instituto Literario de
Toluca, esto aunado a que el ambiente de dicho instituto estaba impregnado por el
pensamiento liberal.

En este sentido, el mérito del trabajo de Fasto Ramírez y Angélica Velázquez se encuentra
en los procedimientos utilizados para contextualizar las pinturas no sólo en la iconografía,
sino en el contexto histórico que rodearon a los pintores y a sus obras.

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