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ESPIRITISMO

RESEÑA HISTORICA DEL


ESPIRITISMO ESPAÑOL
Una de las primeras figuras del Espi-
ritismo español, una de las primeras en
el tiempo y una de las más relevantes,
ha sido José W Fernández Colavida.
Nació en Tolosa (Guipúzcoa) en el
Hl. - JOSE M!1 FERNA NDEZ
año 1819. (Tengo otra referencia de
que nació en Tortosa; pero parece debe
ser un error tipográfico, ya que su con-
COLA VIDA
texto histórico inicial parece encajar
más, como veremos seguidamente, en
la provincia de Guipúzcoa y no en la de te; pero Colavida rechazó el ofreci- tografia espiritista y la telegrafia del pen-
Tarragona). miento, alegando que se creía suficien- samiento, confirman con el hecho irre-
Estaba estudiando la carrera de Nota- temente recompensado con la íntima futable nuestra teoría, estableciendo un
riado, cuando se desató la primera gue- convicción de haber obrado bien. principio que ha de ser fecundísimo en
rra civil entre isabelinos y carlistas (1833- En 1860/61 —como ya mencionamos consecuencias y que en día no lejano
1840, cuyos principales escenarios fue- en la 21 parte de esta Reseña—, y en quizás se explicará sencillamente por la
ron las tierras de Navarra y el País Vasco, medio de las desdichas que le rodeaban, acción directa del hombre sobre las
y algunas zonas de Cataluña). Fernández es cuando conoce el Espiritismo a tra- cosas, así como las personas que le ro-
Colavida no tardó en unirse a las filas vés de Ramón Lagier y Pomares. dean, y por la influencia de los espíritus,
carlistas, llegando en ellas a ostentar el Tal impacto causó en Fernández obrando la voluntad y los fluidos» (De
grado de Coronel, y ser íntimo amigo Colavida la lectura de «Le Livre des Es- la obrita «La medium de las flores>)).
del general Cabrera. prits» que le proporcionó Lagier, que in- Por su parte, Allan Kardec, ¡cómo no!,
Terminada la guerra, y consecuencia mediatamente le manifestó su entusias- había ya tratado y desarrollado el tema
de la derrota carlista, se ve obligado a mo por traducir el libro; traducción que («El Génesis», Cap. XIX Los Fluidos, 14,
emigrar a Francia, donde aprendió a la vio luz en 1861/62. Y así empezó la la- 15; «Obras Posturnas», Cap. «Fotogra-
perfección la lengua francesa que, al bor que le valió más tarde el honroso tí- fía y telegrafía del pensamiento»).
correr del tiempo, había de servirle para tulo de «El Kardec español». Colavida era, también, potente mag-
la traducción de las obras de Allan Kar- Fernández Colavida casó con D? Ana netizador y profundo psicólogo. De aquí
dec. Campos, que resultó poseer excelentes que intuyera: «si el estado de concien-
Más tarde, acogiéndose a un indulto, facultades psíquicas y mediúmnicas; cia que constituye nuestra personali-
regresa a Barcelona, donde se le impone con ella, pudo encarar sus estudios en dad de cada momento, pasado cierto
la residencia. Allí recibe noticia de dolo- aquella «nueva filosofía», realizando a la tiempo desaparece, dejando paso a otro
rosos reveses familiares: muerte de su vez diversas experiencias sobre te/egrafia estado que hace lo mismo, y así sucesi-
padre, fusilado por rencores políticos, y psíquica, que llamaron poderosamente la vamente; y si la memoria es la deposi-
la de su madre, por la imprudencia de atención de los entendidos, inclusive de taria en nuestro períespíritu de todas
un cazador; poco después muere, tam- Allan Kardec, con quien Colavida trabó las personalidades que hemos encarna-
bién, la hermana con quien vivía. relación y quien desde el primer mo- do sucesivamente, en nuestro periespi-
Posteriormente, en la segunda guerra mento vio su valer. (Hemos dicho Tele- ritu podemos volverlas a encontrar, has-
carlista (1846-1849, que se limitó prác- grafía psíquica, porque por aquel en- ta ordenadas y todo».
ticamente a Cataluña, sin llegar a tener tonces no existía todavía el vocablo te- Partiendo de esta premisa, en 1887
la trascendencia de la primera) se enrola, lepatía, el cual no fue creado por Me- empieza sus experiencias de «regresión
esta vez, contra las huestes absolutistas yers (de la Sociedad de Investigaciones de la memoria».
luchando por la Libertad. A la vista de Psíquicas, de Londres) sino hasta 1882, Conduciendo a un sujeto a estados
los grandes méritos puestos de su parte para designar la «transmisión del pen- profundos de hipnosis, le ordenó dijera
en beneficio de la legalkfad, y de la evi- samiento, sensaciones e imágenes». lo que recordase haber hecho un mes
tación con su tacto de mayores derra- antes, un año, y así sucesivamente has-
mamientos de sangre, se le quiso reco- Años más tarde, y refiriéndose a las ta (legar a la infancia, al nacimiento y
nocer el grado de Coronel obtenido an- experiencias de Fernández Colavida, es- a su vida fetal. A cada retroceso, el
teriormente en las filas del Pretendien- cribía Antonio Torres-Solanot: «La fo- sujeto variaba de gestos y maneras de

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hablar o darse a entender; al pasar por
los primeros meses de edad, enmude-
cía, y al pasar por la vida fetal, imitaba
la postura del feto. Ordenándole ir más
atrás, el sujeto relataba su vida en el
«espacio», la muerte que tuvo en su an-
terior encarnación, la cual iba recorrien-
do retrospectivamente hasta el ante-
rior nacimiento. Así llegó hasta descri-
bir cuatro de las sucesivas vidas cor-
porales de su alma. Para volverle al es-
tado normal, Colavida llevaba al sujeto
paulatinamente en sentido inverso, re-
corriendo los mismos recuerdos hacia
adelante, hasta que, al alcanzar la me-
moria de su presente, lo despertaba.
No queriendo que pudieran acusarle
de haberse dejado sorprender con fan-
tásticas narraciones, hizo magnetizar al
mismo sujeto por otro magnetizador,
sugiriéndole que las experiencias an-
teriores no eran ciertas; pero, a pesar de
esta sugestión, el sujeto describió de'
nuevo sus cuatro existencias como lo
había hecho con él.
Al mismo resultado, por el mismo
procedimiento hipnótico, llegaría poco
después Albert de Rochas, en Francia,
el cual ignoraba las experiencias de Fer-
nández Colavida. En su libro «Las Vidas
sucesivas» (1911) relata sus experien-
cias, desde 1893 hasta 1910.
Estas experiencias iniciales de (<regre-
sión dé la memoria» han sido repetidas
en ocasiones posteriores.., si bien la cc
Ciencia oficial, como en todo lo referen- VE
te a la fenomenología «paranormal», no rn
acaba de darle su «visto bueno» defi-
nitivo. Entre las últimas experiencias, pi
podemos citar las del profesor Thorwald dE
Dethlefsen, del Instituto de Parapsi- dE
cología de Munich, de quien hace poco dl:
(1977) se ha publicado, en España, un lb
libro en que relata sus experiencias en mi
este sentido ('su título en español: «La tu
reencarnación»). Y más recientemente, («1
acabamos de ver el film «Las dos vidas nu
de Audrey Rose», en las que se presenta bir
una experiencia de este tipo.., aunque ¡le¡
con un desenlace fatal por el hecho de LA
que el «psiquiatra magnetizador» que la
realizaba la experiencia, sin básicamente sir
«creer» en ella, al llegar a cierto punto, y La
precisamente por no «admitir)> lo que se te
la presentaba, no «conduce» al sujeto pá
par"'te como debiera.
uueremos decir, con estas referen- cal
cias, que el hecho de «regresión de la la 1
memoria a vidas anteriores», aunque no gr
está todavía aceptado por la Ciencia ofi- CHARLES FAUVETY se
cial, sí que es tema que, como todo lo de
paranormal, está a la orden d& día... (El «el
Propagandista de la Religion Laica o Universal.
día que ello sea aceptado; el día que la
«reencarnación» sea aceptada, no como pio lo que años más tarde reconocería las investigaciones, determinó un pro- dei
una nebulosidad «religiosa», sino como el gran metapsiquista Charles Richet: ceso inmenso». («Nuestro sexto sen-
un «hecho real».., tendrán que cambiar «Merced a los esfuerzos de los espiritis- tido», 1927). An-
muchas cosas.. tas, se sentaron no pocas verdades Se debe, también, a Fernández Cola- de
Y cabe al Espiritismo-la satisfacción nuevas, difíciles de desprenderse de la vida, la creación de la «Sociedad Barce- a si
de saber que fue un espiritista de prime- ganga místico-religiosa en la que estaban al
lonesa Propagadora del Espiritismo»; el
ra línea, Fernández Colavida, quien ini- incluIdas como la vena metalífera en la establecimiento de la «Primera librería «Mi
ció estas experiencias (o uno de los pri- roca. Fuese como fuese, no puede ne- espiritista de Barcelona», y la fundación dió
meros). Cumpliéndose desde un princi- garse que el Espiritismo, al multiplicar en 1869 de la «Revista de estudios psi- radi

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u

Tumba de Fernández Colavida,


cementerio de Montjuic, Recinto
protestante Agrupación 21 Vía
San Carlos.

cológicos», y que dirigió durante los gía, toda su actividad, toda su ciencia, La lápida se halla en mal estado; no
veinte años restantes de su vida te- toda una vida, en fin, consagrada al obstante, gracias a la atención que a
rrenal. progreso universal». ella dedicó hace cuatro años un vete-
Era ésta, una revista portadora de co- rano espirita de «antes de la guerra» (el
pioso material, sin desperdicios en la hermano Angel Casas Pares, de 79
Progreso indefinido
defensa y divulgación del ideal espírita, fraternidad universal años), puede leerse perfectamente la
destacándose en ella trabajos de Arnal- inscripción que en ella figura y que, es-
do Mateos y de Manuel Navarro Muri- quemáticamente, transcribimos:
Pluralidad de mundos y de existencias
llo. (Arnaldo Mateos fue, quizás, el pri-
mer espiritista español que dio a luz es-
tudios sobre Psicología experimental) Inmortalidad del alma Nacer, morir, volver a nacer
(«Estudios sobre el Alma», 1880); y Ma- comunicación espiritual y progresar siempre.
nuel Navarro Murillo, se permitía escri- Tal es la ley.
bir en «Tinieblas y Luz» (1881): <(Hemos Aunque en aquellos tiempos los con-
llegado a los tiempos de LA RELIGION vencionalismos no permitían que las A/lan Kardec
LAICA, propagada por Charles Fauvety: mujeres fueran al cementerio, Amalia
la religión sin sacerdotes, sin ministros, —(que ya había prescindido de muchos Ni la existencia, ni el trabajo,
sin misterios, sin milagros» («Religión convencionalismos, empezando por el ni el dolor, concluyen donde
Laica», de que hablamos ya en la Par- «religioso»)— no dejó de ir, uniéndose- empieza un sepulcro.
te 1 (Nota 1), KARMA-7 de marzo 1978, le al acto otras mujeres. En el sepelio, Marietta
pág. 19). Amalia leyó una poesía que había pre-
Y, en fin, a dos meses de su desen- parado para aquel acto. Aqui yace
carnación, Fernández Colavida ostentó A los dos años de su desencarnación, la envoltura corporal
la Presidencia de Honor del Primer Con- los restos mortales de Fernández Cola- de
greso Internacional de Espiritismo, que vida fueron trasladados a la Via San un hombre de honra
se celebró en Barcelona, en Septiembre Carlos, Agrupación 2 (Recinto Protes- que en su última encarnación terrena fue
de 1888; allí quedó consagrado como tante del Cementerio de Montjuic). José M? Fernández Colavida
«el Karec español». Una lápida, de aproximadamente 1819-1888
Desencarnó Colavida el día 11 de Di- 1,80 m. de altura por 0,80 m. de ancho,
ciembre de 1 ¡';;, en Barcelona. recuerda su personalidad. Fuera de la lá- Primer traductor y editor de las obras
Por la mañana temprano de aquel día, pida, por encima ,de ella, un recuerdo de Kardec y fundador de la «Revista de
Amalia Domingo Soler recibió la noticia muestra que en su origen debió haber Estudios psicológicos» de
de que estaba expirando; cuando llegó allí alguna fotografía; pero por el trans- Barcelona, y a cuya memoria
a su casa había ya fallecjdo. «Contemplé curso del tiempo (y quizás más bien por los Espiritistas de España y América
al gran maestro —dice Amalia en sus circunstancias «ajenas») ha desapare- dedican este
«Memorias>,— y entonces se despren- cido (y no tenemos, ni hemos visto has-¡ testimonio de aprecio y gratitud
dió de su inerte envoltura una forma ta la fecha, ninguna referencia fotográ-
radiante; vi toda su gloria, toda su ener- fica de Colavida). Hacia Dios por el amor y por la ciencia

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