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Manual y Osteopatía
Facultad de Medicina
Centro de Posgrado
Seminario III
INDICE:
Descripción anatómica 1
Cambios en la ASI a lo largo de la vida 8
Cinemática de la pelvis 9
Sínfisis del pubis 14
Dolor pélvico musculoesquelético 16
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Características internas de la articulación sacroilíaca (ASI). Se ha abierto la ASI femenina de la figura 16 para
mostrar sus superficies media) (sacra) (A) y lateral (B). El límite anterior está formado por una cápsula nítida, y
el posterior por el entrecruzamiento de los ligamentos interóseos. La articulación tiene una rama superior (rs) y
otra inferior. Las flechas orientadoras tanto en A como en B apuntan en dirección superior (S) y anterior A. La
superficie media) es cóncava y está cubierta por cartílago hialino con depósitos grasos asociados mientas que la
superficie lateral es convexa y está cubierta por fibrocartílago
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Ligamento sacrotuberoso
Se inserta, en su base, en la EIPS, se fusiona en parte con los ligamentos
sacroilíacos dorsales hasta los tubérculos sacros inferiores y los márgenes
laterales de los ángulos inferiores del sacro y del cóccix. Sus fibras descienden
lateralmente y convergen para formar una banda gruesa y estrecha que,
próxima a su inserción, se ensancha de nuevo para insertarse en el margen
medial de la tuberosidad isquiática. Recibe inserciones tendinosas de los
músculos bíceps femoral y semitendinoso.
Ligamento sacroespinoso
Es un ligamento fino, de forma triangular, que se extiende desde la
espina ciática hasta los márgenes laterales del sacro y del cóccix, por delante
del ligamento sacrotuberoso, con el que se fusiona. Su superficie anterior es
muscular y constituye el músculo isquiococcígeo.
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Visiones anteriores de la articulación sacroilíaca (ASI) en una pelvis femenina seccionada por la mitad después
de extirpar todo su contenido y la fascia endopélvica. A. Porción superior de la ASI (SI) con su superficie lisa y su
continuidad con el ligamento iliolumbar (LIL). B. Porción inferior de la ASI (SI) en la que se aprecia la continuidad
con el ligamento sacroespinoso (SE). Tanto en A como en B está marcado el promontorio sacro (ps) como
referencia. Las flechas orientadoras en la zona inferior derecha de A indican las direcciones superior (S) y lateral
(L).
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Visión posterior ASI: cápsula posterior, ligamento sacroilíaco posterior largo e ileolumbares. (Pelvis femenina)
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Inserciones posteriores de la articulación sacroilíaca (ASI). A. Visión posterior de la región sacra con la fascia del
multífido abierta. Se ha extirpado la mayor parte de este músculo así como la totalidad del músculo glúteo
mayor. Está presente el rafe (Ra) sobre el extremo inferior del músculo multífido. La superficie posterior de este
rafe es la inserción del músculo glúteo mayor. Una cresta en el rafe (puntas de flecha) señala su inserción en el
ligamento interóseo posterior largo de la ASI El borde interno del rafe se fusiona con el ligamento sacrotuberoso
(SI). Se ve el músculo piriforme (MPf) y el nervio ciático (NC) saliendo por el agujero ciático mayor bajo el rafe.
B. El rafe (Ra) separa los músculos multífido (Mu) y glúteo mayor (Gm). El borde profundo del rafe está sobre el
ligamento interóseo posterior largo (puntas de flecha). Los puntos negros señalan la espina ilíaca
posterosuperior y la posteroinferior.
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media) y las espinas ilíacas posteriores en la superolateral. Están señaladas la espina ilíaca posterosuperior
(eips) y la posteroinferior (eipi) del lado contrario. El asterisco señala la tuberosidad transversa de la cresta
sacra lateral y las puntas de flecha señalan el trayecto del ligamento interóseo posterior largo bajo la banda
lateral del ligamento sacrotuberoso. Se ven tres bandas principales del ligamento sacrotuberoso: lateral (BL),
media) (BM) y superior (BS). La banda lateral salta el músculo piriforme (MPf) para alcanzar el ilíaco por debajo
de la (eipi). Conforme la banda lateral asciende hacia la (eips), se fusiona con el rafe. La banda media) se
inserta en el cóccix y la banda superior discurre superficial al ligamento SI dorsal largo para conectar el cóccix
con las espinas ilíacas posteriores. Los tendones del multífido pasan entre la banda superior y el ligamento SI
dorsal largo para insertarse en el cuerpo del ligamento sacrotuberoso.
Continuidad de los isquiosurales con el ligamento sacrotuberoso. Los isquiosurales, sobre todo el bíceps
femoral, se continúan con el ligamento sacrotuberoso. La contracción de los isquiosurales aumenta la tensión
en este ligamento sacroilíaco extrínseco, frenando la nutación del sacro y la torsión posterior del ilíaco.
(Tomado de Porterfield y DeRosa 1998, p. 107.)
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Inervación Articular
En la descripción de la inervación de la articulación sacroilíaca no existe
un acuerdo total en la literatura. Estudios modernos sostienen que la
inervación posterior de la articulación depende de ramas dorsales de L5, S1 y
S2, y que en la inervación de la cara anterior participan ramas del plexo sacro y
del nervio obturador.
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CINEMÁTICA DE LA PELVIS
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brazo largo lo hace sobre un plano anteroposterior (nivel S2, S3 y S4). Ambos
brazos convergen en la línea arqueada del ilíaco.
Durante el movimiento de nutación, el sacro desliza caudalmente hacia
abajo en el brazo corto y hacia atrás por el brazo largo. Este movimiento es
resistido por la forma acuñada del sacro, las rugosidades y depresiones de las
superficies articulares, el coeficiente de fricción de sus superficies y la
integridad de los ligamentos interóseos y sacrotuberosos. La acción de los
ligamentos es reforzada por la acción muscular. La amplitud de esta traslación
es pequeña (1 a 2 mm).
Durante el movimiento de contranutación, el sacro se desliza hacia delante
en el brazo largo y hacia arriba por el brazo corto. Este movimiento es resistido
por la tensión del ligamento sacroilíaco dorsal largo, acción que se ve reforzada
por la contracción de los multífidos lumbares. Los multífidos y el elevador del
ano parecen actuar como un par de fuerzas para el control de los movimientos
de nutación y contranutación del sacro.
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Comportamiento en la marcha
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una cavidad que se observa a partir de los 10 años. Esta no es una cavidad
sinovial y en ella se aprecian cambios de tipo degenerativo según la edad. La
estabilidad articular pasiva la mantiene la estructura ligamentosa que incluye al
ligamento púbico superior, ligamento púbico inferior (arcuatum), ligamento
púbico anterior y ligamento púbico posterior.
El ligamento púbico superior es una banda fibrosa gruesa que se sitúa
transversalmente entre los tubérculos y ambos huesos pubianos. Por debajo, el
ligamento arcuatum se mezcla con el fibrocartílago y une a ambas ramas
isquiopubianas entre sí. El ligamento púbico posterior es membranoso y se
confunde mezclándose con el periostio adyacente. El ligamento púbico anterior
es muy grueso, tiene fibras transversales y oblicuas. Recibe fibras de la
expansión aponeurótica de la musculatura abdominal así como del aductor
largo, que se cruzan por delante de la articulación.
• Bogduk N 2005 Clinical Anatomy of the Lumbar Spine and Sacrum. 4ª Edition.
Churchill Livingstone.
• Lee D 2004 The Pelvic Girdle. An approach to the examination and treatment of the
lumbopelvic-hip region. 3ª Edition. Churchill Livingstone.
• Vleeming A, Mooney V, Stoeckart R 2007 Movement, Stability and Lumbopelvic Pain.
Integration of research and therapy. 2nd Edition. Churchill Livingston - Elsevier.
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• Schwarzer A C, Aprill C N, Bogduk N 1995 The sacroiliac joint in chronic low back pain.
Spine 20:31
• Slipman C W, Jackson H B, Lipetz J S, Chan K T, Lenrow D et al 2000 Sacroiliac Joint
Pain Referral Zones Arch Phys Med Rehabil Vol81. 334-38
• Fortin J D, Dwyer A P, West S, Pier J 1994 Sacroiliac Joint: Pain Referral Maps Upon
Applying a New Injection/Arthrography Technique. Spine 19(13):1475-82
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Introducción
Funciones de la pelvis
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Posición de referencia
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Ángulos radiológicos
ESTÁTICA DE LA PELVIS
El peso del tronco recae de forma vertical sobre la cara superior del sacro,
pudiéndose descomponer en dos fuerzas:
Estos desplazamientos se evitan por la forma en cuña del sacro que queda
incrustado entre ambos coxales y por la tensión de los ligamentos sacroilíacos y
sacrociáticos.
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a) Tipo dinámico:
Se caracteriza por:
- Curvas raquídeas pronunciadas.
- Sacro en posición más horizontal.
- Carilla auricular muy incurvada y cóncava.
- Mayor movilidad de la articulación sacroilíaca.
b) Tipo estático:
- Escasa acentuación de las curvaturas raquídeas.
- Sacro en posición más vertical.
- Carilla auricular poco incurvada y más plana.
- Poca movilidad sacroilíaca.
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CINEMÁTICA DE LA PELVIS
1. Global:
2. De la articulación sacroilíaca:
a) Teoría clásica:
Describe los movimientos de nutación y contranutación, que se
caracterizan por:
Movimiento de nutación:
- El eje de movimiento pasa a nivel del ligamento axial.
- La base del sacro se dirige hacia abajo y adelante.
- Hay desplazamiento posterior del vértice del sacro y del cóccix.
- Disminución del diámetro anteroposterior del estrecho superior de la
pelvis.
- Aumento del diámetro anteroposterior del estrecho inferior de la
pelvis.
- Las alas ilíacas se aproximan.
- Separación de las tuberosidades isquiáticas.
- El movimiento está frenado por el aumento de tensión de los
ligamentos sacrociáticos mayor y menor y por el ligamento sacroilíaco
anterior.
Movimiento de contranutación:
- El eje es el mismo que para la nutación (ligamento axial).
- El comportamiento del sacro es el inverso que durante la nutación:
desplazamiento hacia atrás y arriba de la base y hacia abajo y adelante
del vértice y cóccix.
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b) Teoría osteopática:
Los movimientos de la articulación sacroilíaca son deslizamientos sobre el
brazo mayor y menor; se efectúan alrededor de un eje que pasa a nivel del tercer
agujero sacro. Sobre el brazo menor se produce una traslación horizontal y sobre
el brazo mayor una traslación vertical.
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Los principales músculos que intervienen en este movimiento son: recto mayor
del abdomen, glúteo mayor e isquiotibiales.
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Rotación posterior
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3. De la sínfisis púbica:
4. De la articulación lumbosacra:
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CINÉTICA DE LA PELVIS
2. De la retroversión:
El brazo de palanca superior lo constituye la musculatura abdominal:
- Recto mayor.
- Oblicuo mayor.
- Oblicuo menor.
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Fig.1
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Figura 2.
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Figura 3. Figura 4.
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Figura 5.
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Figura 6.
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Figura 7. Figura 8.
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Figura 10. Disfunción en cierre superior de la ASI (in flare). Lesión y músculos
que la fijan.
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Figura 12. Disfunción del iliaco en rotación interna. Músculos que la fijan.
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La EIAS se aleja del plano sagital medio, mientras que la EIPS se sitúa más cerca
de dicho plano. Al mismo tiempo, tiene lugar un Desplazamiento homolateral
de la sínfisis púbica.
Radiológicamente, se puede observar que el diámetro transversal de la pala
iliaca es más ancho del lado de la rotación.
Los músculos que pueden participar en su mantenimiento y perpetuación son
las porciones posteriores del glúteo menor y medio y el tensor de la fascia lata
(fig. 14).
Figura 14. Disfunción del iliaco en rotación externa. Músculos que la fijan.
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Figura 15. Disfunción del iliaco en superioridad (up slip). Disfunción y músculos
que la fijan.
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2. Disfunciones sacroilíacas
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Se producen en relación a los ejes oblicuos del sacro. Alrededor de cada eje
oblicuo, el sacro puede sufrir dos tipos de disfunción:
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3. Disfunciones lumbares
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• Orientar sobre cuál o cuáles son las estructuras responsables del cuadro
clínico.
• Conocer cuál es la naturaleza de los síntomas.
• Estimar la condición tisular; dicha condición depende de multitud de
factores; entre ellos:
- Traumatismos.
- Edad.
- Inmovilización prolongada.
- Estado óseo (osteoporosis).
- Procesos metabólicos.
- Procesos degenerativos.
- Cirugía.
- En general, debe permitir hacerse una idea de la condición tisular y
de los mecanismos fisiopatológicos que predominan en el paciente y
sus síntomas.
• Descartar aquellas causas graves y urgentes que pueden cursar con
dolor lumbopélvico asociado o no con radiculopatía.
• Ayudar en la planificación del tratamiento más adecuado.
- Edad:
Lo más frecuente es que las hernias discales aparezcan entre los 30-40 años,
aunque no es exclusivo de estas edades. La aparición de un proceso degenerativo o
una estenosis del conducto raquídeo está relacionada con épocas más avanzadas de
la vida.
- Sexo:
Algunas patologías que cursan con dolor lumbopélvico son más prevalentes en uno
de los dos sexos; así por ejemplo, los varones padecen con mucha mayor frecuencia
de espondilitis anquilosante y las mujeres de procesos osteoporóticos; en cambio, la
degeneración discal, no parece tener una predilección determinada por ningún
sexo.
- Ocupación:
Se debe conocer el tipo y nivel de trabajo y actividades recreativas del paciente, ya
que cada actividad predispone al padecimiento de diferentes formas de tensión
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- Forma de inicio:
Debe conocerse si la aparición del dolor fue insidiosa, como ocurre en la artrosis
lumbar, hernia discal crónica, estenosis del conducto raquídeo o en un síndrome de
transición lumbosacra, o, por el contrario, ocurrió de forma súbita, como sucede en
el caso de la hernia discal aguda, en los traumatismos vertebrales o en un
pinzamiento sinovial.
Los inicios súbitos suelen ser recordados con precisión por el paciente. Sin embargo,
la identificación del inicio en un proceso insidioso ofrece mayores dificultades.
En algunos casos existe un desencadenante claro e identificable, como suele
suceder en los traumatismos o en la adopción mantenida de ciertas posturas. Es útil
en estos pacientes conocer la posición adoptada en el momento del incidente, ya
que puede orientar en la identificación de las estructuras implicadas.
- Localización:
El paciente debe hacer una descripción lo más aproximada posible de la localización
y distribución del dolor, así como resaltar las zonas en las que se manifiesta con
mayor intensidad.
Esta localización y distribución debe relacionarse con la topografía de los
dermatomas, los miotomas y los esclerotomas, como una importante, pero no
infalible ayuda para la determinación del nivel vertebral afectado.
Debe distinguirse entre:
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- Tipo y descripción:
En función de su comportamiento y de la sensación subjetiva percibida por el
paciente, el dolor puede describirlo como:
• Constante, permanente, profundo y difícil de describir.
• Intermitente y agudo, en ocasiones solapándose sobre el anterior.
• Un suave pinchazo o una fuerte punzada o sensación de descarga al moverse.
• Dolor intenso e incapacitante, que puede producir nauseas.
• Parestesia dolorosa (hiperestesia).
Permite discriminar entre una lumbalgia mecánica o inflamatoria. En caso del dolor
de naturaleza mecánica, conociendo los movimientos que especialmente
incrementan el dolor, puede orientar sobre los tejidos implicados. En cambio, el
dolor no mecánico, aunque puede ser modificado por los movimientos, persiste en
reposo e incluso exacerbarse durante el descanso.
Debe averiguarse qué movimientos, posturas o actividades agravan el dolor y cuáles
lo alivian; por ejemplo:
• En caso de una hernia discal habitualmente aumenta su intensidad en
sedestación y disminuye en decúbito, debido a la descarga del peso corporal y
a la menor presión intradiscal.
• Cuando existen dificultades para ponerse los calcetines, a menudo pone de
manifiesto un problema sacroilíaco.
• Si el dolor se manifiesta al andar y cede con la sedestación en flexión del
tronco, orienta hacia una estenosis del conducto raquídeo.
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Para realizar un análisis del comportamiento del dolor en relación con el tiempo, la
postura y la actividad, la utilización de una secuencia lógica de preguntas puede
ayudar al paciente y al fisioterapeuta:
- ¿Cuál ha sido el comportamiento del dolor durante los últimos días?, ¿ha
aumentado?, ¿Ha permanecido invariable? ¿Ha disminuido?
- ¿Cuál es la relación del dolor con el descanso y el sueño?, ¿qué posición suele
adoptar para dormir?, ¿en qué medida el dolor perturba el sueño?, ¿cómo y porqué
el dolor despierta al paciente sin cambiar de posición?, ¿cuáles son las
características de la cama, colchón y almohada?
- ¿Cuál es el comportamiento del dolor al levantarse de la cama?, ¿se levanta sin
dolor, pero la carga del peso corporal lo provoca?, ¿se levanta con dolor y rigidez?,
¿cuánto tiempo necesita para que se alivie la rigidez?
- ¿Cuál es el comportamiento del dolor a lo largo del día?, ¿el dolor aumenta de
forma constante a medida que avanza el día?, ¿tiene alguna relación con la
actividad desarrollada?, ¿es mayor en el tronco que en las extremidades o
viceversa?
- ¿Qué actividad o postura lo agrava o lo alivia?, estar sentado y levantarse, estar de
pie, flexionar el tronco y elevar pesos, durante las tareas domésticas, toser o
estornudar, respiración profunda, flexión mantenida del tronco, conducir, caminar,
estar sentado, etc.
- ¿Cuál es el estado al terminar el día?, ¿aumenta el dolor regularmente al final del
día?, ¿más en el tronco que en las extremidades o viceversa?, ¿disminuye con el
descanso?
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2.1. Inspección
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2.1.1. En bipedestación
El paciente debe situarse de pie en actitud natural y con los pies ligeramente
separados.
El fisioterapeuta debe observar al paciente desde distintos ángulos, tratando de
valorar todos aquellos aspectos que puedan tener relación con el cuadro clínico.
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• Flexum/recurvatum de rodillas.
• Arcos longitudinales del pie.
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2.1.2. En sedestación:
Con el paciente sentado y los pies apoyados en el suelo se debe valorar:
• Altura de los hombros.
• Amplitud de las curvaturas raquídeas en el plano sagital.
• Altura de las crestas iliacas y de las EIPS.
• Musculatura dorsal, lateral y abdominal.
• Altura de las EIAS.
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Se deben valorar los movimientos activos del tronco en los diferentes planos
fisiológicos:
- Flexión/extensión.
- Inclinación lateral.
- Rotación.
Permiten observar la amplitud del movimiento, el control motor y el reclutamiento
muscular asociado a la inestabilidad articular.
Cuando se analiza el movimiento, tanto activo como pasivo, se debe tener en
cuenta que la información que se recoge en este análisis no debe limitarse sólo a los
efectos cuantitativos; es decir, nos interesa, además de cuánto se mueve el
paciente, también cómo se mueve y cuáles son las sensaciones que tiene frente al
movimiento, desde la dificultad hasta el dolor.
Si aparece dolor, es importante identificar en qué amplitud del movimiento se
produce y cuáles son sus características (intensidad, localización, distribución,
profundidad, grado de latencia...) y si su intensidad es la causa que limita el
movimiento.
También debe tenerse en cuenta si el movimiento se efectúa de forma armónica y si
están presentes segmentos o zonas que no acepten el movimiento.
Si el movimiento se realiza de forma pasiva, a la información que aporta el paciente,
se le debe añadir la que percibe el fisioterapeuta (calidad de la resistencia,
sensación final del movimiento y tipo de resistencia).
Hay individuos que, por su condición genética, de raza o de género, poseen una
mayor elasticidad del tejido conjuntivo; es decir, tienen tendencia a grados variables
de hiperlaxitud; es lo que se conoce como hiperlaxitud congénita benigna, que no se
considera patológica, pero causa predisposición a sufrir problemas articulares y
musculares.
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neural adversa del nervio ciático). En estos casos, es más probable que las ASI
efectúen una contranutación precoz durante el movimiento de flexión.
Se somete a un mayor estrés mecánico a los ligamentos sacroilíacos posteriores;
por tanto, se producirá una mayor demanda de los sistemas globales de estabilidad
de la pelvis (mayor actividad de espinales, abdominales, isquiosurales) y mayor
presión intraabdominal para poder efectuar el movimiento.
En el caso contrario, se mantiene la lordosis lumbar, aporta poca amplitud al
movimiento de flexión, hay gran actividad de los músculos erectores del tronco y un
aumento de la presión intraarticular en el raquis lumbar.
Si el paciente espontáneamente coloca los pies en rotación externa, quiere decir
que los músculos pelvitrocantéreos están muy activos y no van a permitir que se
cierre con normalidad el ángulo coxofemoral, limitando la flexión del tronco.
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las articulaciones facetarias, pudiendo ser responsable del dolor que percibe el
paciente.
Ejemplo: en una disfunción en flexión de L5, dicha vértebra no puede realizar con
normalidad la extensión (hipomovilidad), viéndose obligada L4 a aumentar su
amplitud articular normal (hipermovilidad).
Aunque el paciente presente síntomas correspondientes al nivel de la
hipermovilidad, el tratamiento debe enfocarse principalmente a normalizar la
función del segmento en hipomovilidad. En este ejemplo, el tratamiento debe estar
enfocado a obtener la normalización de la disfunción en flexión de L5.
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Objetivos:
• Detectar asimetrías de las diferentes estructuras óseas lumbopélvicas y
establecer su relación con la sintomatología. No obstante, debe tenerse en
cuenta que la percepción subjetiva de niveles y asimetrías óseas presenta
un índice bajo de validez y fiabilidad.
• Apreciar si existen cambios en la textura y trofismo de los tejidos.
• Valorar cambios en los músculos: aspecto, resistencia a la deformación,
tensión, tono, etc.
• Valorar la sensibilidad de las diferentes estructuras a estímulos mecánicos.
• Valorar cambios de la sensibilidad discriminativa, como parte del examen
neurológico.
• Localizar signos de inflamación en fase activa.
• La palpación también puede utilizarse como prueba de provocación,
sometiendo a estrés mecánico a un tejido o a una estructura por medio de
una compresión, permitiendo en ocasiones evocar los síntomas.
• Comprobar la irritabilidad de la estructura, con el fin de determinar si tiene
o puede tener alguna relación con la clínica que muestra el paciente.
Si el paciente señala a punta de dedo la localización del dolor, lo más
probable es que su origen coincida con la indicación del paciente. Sin
embargo, debe tenerse en cuenta que no siempre donde duele se
encuentra el origen, ya que hay estructuras que pueden dar dolor referido o
irradiado a dicha zona y hay estructuras en las que el paciente percibe más
intenso el dolor referido que el correspondiente al de la estructura local.
Por tanto, siguiendo un razonamiento clínico, lo primero que se debe
determinar cuál es la estructura responsable del dolor local y luego las
estructuras que puedan dar dolor referido o irradiado a la zona.
Para valorar la relación del dolor con la estructura afectada deben tenerse en
cuenta los siguientes aspectos:
• Para valorar el grado de irritabilidad de la estructura debe considerarse la
intensidad del dolor provocado y la intensidad del estímulo necesario para
provocar el síntoma.
• Determinar el grado de latencia del dolor tras el estímulo; es decir, una vez
provocado el dolor cuánto tiempo es necesario para que remita. Este
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• La EIPI está relacionada con un tronco del nervio glúteo superior, que pasa
lateralmente a la misma, pudiendo encontrarse alterado y presentar
síntomas a la palpación.
• Cara posterior del cóccix.
• Articulación sacrococcígea: puede realizarse una compresión hacia adelante
para comprobar si se provoca dolor lumbosacro o lumbar.
• Cara posterior del isquion.
• Disposición de las tuberosidades isquiáticas en sentido vertical y
anteroposterior.
• Inserción de los isquiosurales en la tuberosidad isquiática y, medialmente a
ésta, la inserción de parte de los isquiococcígeos y el nervio pudendo.
• Cara lateral del isquion y la inserción del cuadrado crural.
• Ligamentos sacrotuberosos o ligamentos sacrociáticos mayores: de alta
densidad, de aspecto acordonado y de gran grosor.
Debe valorarse su capacidad de deformación, su tensión y su sensibilidad
respecto al del lado opuesto.
• Escotadura ciática menor.
• Fosa isquiococcígea: se palpa entre el cóccix y el ligamento sacrotuberoso.
Es un plano muy aponeurótico de la musculatura del periné.
Debe valorarse su resistencia a la deformación, su tensión y su sensibilidad
respecto al del lado opuesto.
• Corredera del nervio ciático entre la tuberosidad isquiática y el trocánter
mayor.
• Los músculos pelvitrocantéreos.
• Los músculos aductores: aductor mayor y largo e indirectamente el menor.
• Piramidal: para su localización se toman tres puntos de referencia: AIL del
sacro, EIPI y trocánter mayor.
Sale de su porción endopélvica por debajo de la EIPI. En el 85% de la
población el ciático es anterior al piramidal; en el resto, el nervio perfora al
músculo.
Su recorrido pélvico es entre la EIPI y la parte superior del trocánter mayor.
El entrecruzamiento entre piramidal y nervio ciático se produce en el tercio
medial del músculo; por tanto, al presionar en este punto se está
comprimiendo el ciático a través del glúteo mayor y del piramidal.
Si el ciático perfora al piramidal, en este punto habrá mayor sensibilidad,
pudiendo dar lugar a un síndrome del piramidal, que es una entidad clínica
controvertida y poco reconocida.
• El resto del nervio ciático se puede seguir desde EIPI hasta el isquion. Para
facilitar su palpación es preferible colocar al paciente en decúbito lateral y
disponer la cadera y rodilla en semiflexión, con el fin de provocar cierta
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Debe tenerse en cuenta que los hallazgos obtenidos en las posiciones de descarga
(decúbito supino y prono) pueden verse modificados en las posiciones de carga
(bipedestación y sedestación), debido a las modificaciones que se producen por los
ajustes del tono muscular y del soporte de carga.
Se puede utilizar una palpación a cuatro dedos del sacro (ambos pulgares e índices),
puesto que permite tener localizado al mismo tiempo, tanto las hemibases del sacro
como los AIL; de este modo, se tiene una sensación muy indicativa de cuál es su
orientación espacial.
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Objetivos generales:
• Determinar el grado de inflamación e irritabilidad de las articulaciones
facetarias lumbares y las ASI.
• Someter a los tejidos periarticulares a estrés mecánico, para valorar su
mecanosensibilidad.
• Confirmar su participación y responsabilidad en el contexto del dolor
lumbopélvico.
• Establecer el diagnóstico diferencial entre el dolor de origen lumbosacro,
sacroiliaco y coxofemoral. Aunque en los pacientes con dolor lumbopélvico
la responsabilidad suele ser compartida, se puede determinar qué
articulación es la predominante en el cuadro clínico.
• Valorar el grado de estabilidad/inestabilidad de las articulaciones
lumbopélvicas.
• Efectuar el diagnóstico estructural segmentario, con el fin de detectar los
segmentos hipomóviles, determinar los parámetros de restricción y valorar
los aspectos relacionados con la barrera de restricción.
79
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Figura 2.
80
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Figura 3. Figura 4.
82
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Figura 5.
Posición del paciente:
En decúbito supino, en una posición de máximo confort del raquis lumbar, pudiendo
colocarse una almohada bajo las rodillas, si es necesario.
Posición del fisioterapeuta:
De pie, oblicuamente en dirección de la cabeza del paciente.
Contactos:
Se coloca el talón de las manos sobre la parte medial de las EIAS, cruzando los
antebrazos y situando el peso corporal centrado en la pelvis.
Ejecución:
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Aprovechando el peso corporal, con ambas manos se aplica una fuerza tangencial
progresiva a la pelvis, que intente separar las manos de la línea media del cuerpo y
quisiera aumentar la rotación externa de los iliacos.
Valoración:
• Con esta prueba se somete a estrés por distracción al conjunto de las
estructuras articulares de la ASI y de la sínfisis púbica.
• La prueba es positiva cuando provoca la aparición o aumento del dolor
sacroiliaco.
• En procesos agudos inflamatorios, traumáticos o reumáticos, en los que la
irritabilidad del conjunto de la ASI es importante, se espera que la prueba
sea positiva con provocación del dolor, que debería ser de localización
posterior, unilateral y relativamente circunscrito a la ASI.
• La prueba también puede ser positiva en caso de pubalgia, ya que provoca
un bostezo anterior de la sínfisis púbica, poniendo en tensión a sus
estructuras articulares.
• La prueba puede aprovecharse para valorar el grado de elasticidad de las
ASI.
Figura 6.
84
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Figura 7.
Variante (fig.7):
Posición del paciente:
En decúbito lateral con los hombros y la espalda ligeramente oblicuos hacia atrás,
con el fin de evitar que el paciente rote hacia adelante. La cadera y la rodilla
situadas arriba deben estar ligeramente flexionadas, con el objetivo de estabilizar al
paciente.
Posición del fisioterapeuta:
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De pie por delante del paciente. Apoya uno de sus antebrazos y el peso corporal
sobre la pala iliaca situada arriba. La otra mano puede cumplir una función sensitiva
sobre la ASI.
Ejecución:
Con la mano y el peso corporal se ejerce una fuerza de compresión hacia el suelo y
ligeramente hacia adelante. El contacto debe situarse lo más cerca posible de la
EIAS.
Con esta maniobra se provoca un bostezo de la parte posterior de la ASI y una
compresión de su parte anterior.
86
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Figura 8.
Contactos:
• Coloca la palma de la mano craneal en la pala iliaca del lado a valorar, de tal
manera que el borde radial quede a lo largo de la cresta iliaca.
• Sitúa la mano caudal en la cara anterior del tercio distal del muslo del lado a
valorar.
Ejecución:
• En todo momento, el paciente debe mantener el miembro inferior del lado
contrario en máxima flexión de cadera y rodilla.
• El fisioterapeuta, de forma lenta y progresiva, deja caer por fuera del borde
de la camilla el miembro inferior del lado a valorar hasta alcanzar la máxima
extensión de cadera o hasta que aparezca dolor.
• Simultáneamente, realiza con la mano craneal un empuje hacia adelante
sobre la cresta iliaca para provocar una rotación anterior del iliaco.
Valoración:
• La prueba es positiva si provoca o aumenta el dolor, debiendo ser unilateral
y localizado entre la cresta iliaca y el pliegue subglúteo.
• Si la prueba es positiva nos orienta hacia un proceso inflamatorio o de
inestabilidad de la ASI (Albert y cols, 2002).
87
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Figura 9.
88
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Objetivos:
• Efectuar un diagnóstico diferencial entre el dolor de origen pélvico y
coxofemoral.
• Provocar estrés mecánico en las estructuras anteriores de la ASI.
Posición del paciente:
En decúbito supino, colocando la cadera del lado a valorar en flexión, abducción y
rotación externa; apoya el pie sobre la rodilla o la planta del pie contra la cara
medial de la rodilla opuesta.
Posición del fisioterapeuta:
De pie en el lado a valorar y oblicuamente en dirección de la cabeza del paciente.
Contactos:
• El talón de la mano interna se coloca inmediatamente medial a la EIAS del
lado opuesto.
• La mano externa se coloca sobre la cara medial de la rodilla del lado a
valorar.
Ejecución:
• La mano interna bloquea la hemipelvis del lado opuesto.
• La mano externa empuja la rodilla del lado a valorar, aumentando los
parámetros de la cadera, pero principalmente la abducción.
• Progresivamente, deben vencerse las sucesivas barreras; en primer lugar, se
pondrán en tensión los aductores de cadera, más adelante se bloquea la
articulación coxofemoral y finalmente la tensión alcanza a las estructuras
anteriores de la ASI.
Valoración:
El test es positivo cuando provoca o aumenta el dolor en las ASI o en la sínfisis
púbica.
• El test puede ser positivo en caso de patología insercional de los aductores
de cadera o en disfunciones de la sínfisis púbica, de la articulación
coxofemoral o de la ASI.
• Si el dolor procede de la parte anterior de la ASI, éste será sordo, profundo,
de localización posterior, unilateral y circunscrito a la parte posterior de la
región sacroilíaca.
• En cambio, si el dolor es de origen coxofemoral, se percibirá en la región
inguinal.
• Es menos específica que la de apertura de la pelvis, ya que utiliza el muslo
como palanca.
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E. Prueba de provocación del dolor pélvico posterior (Thigh Thrust Test)(fig. 10):
Objetivos:
Inducir una fuerza de cizallamiento de la ASI y provocar dolor pélvico posterior de
origen sacroiliaco (fig. 11), en una posición de desbloqueo articular.
91
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Figura 12.
Ejecución:
• En una primera fase, el paciente realiza una flexión activa completa del
tronco, sin contactos del fisioterapeuta.
• En una segunda fase, el paciente realiza una flexión activa del tronco y el
fisioterapeuta, con las manos colocadas a ambos lados de la pelvis, efectúa
una fuerza que provoque una compresión en las ASI.
• Valoración:
• Si el dolor lumbopélvico se provoca o aumenta con la flexión del tronco, sin
contactos del fisioterapeuta, puede ser de origen tanto lumbosacro como
sacroiliaco.
• Si el dolor lumbopélvico desaparece o disminuye significativamente al
comprimir las ASI, indica afectación sacroilíaca, probablemente relacionada
con procesos de inestabilidad.
92
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Figura 13.
93
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A. Prueba de Gillet o de pie sobre una pierna (One-leg Standing test o Stork
Test) (fig. 14):
Figura 14.
Objetivos:
• Valorar la capacidad de la región lumbosacra, pelvis y caderas, para
transferir la carga de modo unilateral.
• Valorar la capacidad de la pelvis de permitir rotación intrapélvica
(Hangerford, 2004).
Los estudios de sensibilidad y fiabilidad interobservador con esta prueba han
obtenido buenos resultados (concordancia del 91%).
Posición del paciente:
En bipedestación con los pies ligeramente separados y las manos apoyadas en una
pared a la altura de los hombros. Debe distribuir el peso corporal simétricamente
sobre ambos miembros inferiores.
Posición del fisioterapeuta:
Sentado por detrás del paciente.
Contactos:
• Se apoya el pulgar del mismo lado a valorar sobre la porción inferior de la
EIPS; el resto de la mano se acopla a la porción posterolateral de la pelvis.
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Figura 15.
Objetivos:
• Valorar la transferencia de una carga de mínima magnitud entre el tronco y
las extremidades inferiores.
• Detectar la discapacidad para elevar activamente la pierna en decúbito
supino (situación de carga de mínima magnitud), correlacionándose con un
déficit de estabilidad de la pelvis.
Se ha demostrado que es una prueba clínica fiable, sensible y específica para el
dolor de la cintura pélvica, especialmente en el dolor pélvico relacionado con el
embarazo y el dolor lumbopélvico crónico (Mens, 2002).
Posición del paciente:
En decúbito supino, ya que en esta posición la ASI se encuentra desbloqueada.
Coloca las rodillas extendidas y los pies separados unos 20 cm.
Posición del fisioterapeuta:
Se sitúa de pie en el lateral de la camilla y del lado a valorar.
Ejecución:
• Se le pide al paciente que eleve el miembro inferior con la rodilla extendida
y hasta que el tobillo alcance una altura aproximada de 20 cm.
• Se le solicita al paciente que puntúe la dificultad en una escala de 0 a 6: sin
dificultad (0), dificultad mínima (1), cierta dificultad (2), bastante dificultad
(3), mucha dificultad (4), imposible (5) (Mens y cols, 1999).
• El fisioterapeuta observa si el paciente puede elevar la pierna sin esfuerzo o,
por el contrario, necesita de diferentes estrategias de compensación o
adaptación de la pelvis, del tronco o un aumento excesivo de la presión
intraabdominal.
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Figura 16.
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ambas ASI, base del sacro y sobre todos y cada uno de los segmentos
lumbares.
• El antebrazo debe situarse siempre perpendicular al segmento vertebral a
valorar.
Ejecución:
• La mano no dominante estabiliza el tronco del paciente.
• La mano dominante efectúa empujes en sentido posteroanterior sobre los
iliacos, el sacro y los segmentos lumbares, salvando primero los diferentes
planos tisulares (piel, tejido celular subcutáneo, fascia y músculos). Debe
valorarse la calidad del desplazamiento, la sensación de rigidez a la
compresión y la respuesta de rebote al soltar la presión.
Valoración:
• Aquellos segmentos vertebrales en los que se detecte rigidez o
hipomovilidad deben someterse al examen segmentario correspondiente,
teniendo en cuenta que el movimiento es mayor en el centro de la lordosis
lumbar y que, de forma fisiológica, la rigidez aumenta a medida que el
empuje se efectúa más cerca de las charnelas (dorsolumbar y lumbosacra).
100
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Figura. 17
Ejecución:
• Se ejerce una fuerza de compresión hacia la camilla sobre el segmento a
valorar.
• El antebrazo debe estar siempre situado perpendicular al segmento a
valorar.
• Se valora tanto la calidad del movimiento, la resistencia a la compresión y la
respuesta de rebote al soltar la presión.
• Debe valorarse comparativamente la movilidad de ambas ASI; si una
presenta hipomovilidad, se percibirá que se mueve más en bloque.
• Los segmentos hipomóviles deben someterse a un análisis más detallado.
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Figura 18.
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Figura 19.
Objetivos:
• Identificar la ASI hipomóvil.
• Determinar si la disfunción es ileosacra o sacroilíaca.
• Determinar si se trata de una disfunción de iliaco posterior o anterior.
Posición del paciente:
De pie frente a una pared, con los hombros en flexión de 90 grados, los codos
extendidos y las manos apoyadas en una pared. El cuerpo debe estar vertical y no
reclinado sobre la pared.
Posición del fisioterapeuta:
Sentado por detrás del paciente.
Fase 1:
Objetivo:
Determinar cuál es la ASI hipomóvil.
Contactos:
Se colocan los pulgares sobre las EIPS; el resto de la mano debe acoplarse a la cresta
iliaca y fosa iliaca externa.
Ejecución:
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Fase 2:
Objetivo:
Efectuar el diagnóstico diferencial entre una disfunción ileosacra o sacroilíaca.
Contactos:
• El pulgar del mismo lado de la hipomovilidad se coloca sobre la EIPS.
• El otro pulgar se dispone sobre la cresta sacra media, al mismo nivel del
otro pulgar (generalmente en el plano de S2).
Ejecución:
• Se le pide al paciente que flexione la cadera del lado de la ASI hipomóvil.
• Se le pide al paciente que flexione la cadera del lado opuesto a la ASI
hipomóvil.
Valoración:
• Si el pulgar situado sobre el iliaco no desciende al flexionar la cadera
homolateral, se habla de disfunción ileosacra.
• Si el pulgar situado sobre el sacro no desciende al flexionar la cadera
contralateral, se habla de disfunción sacroilíaca.
Fase 3:
Objetivo:
Determinar si la disfunción ileosacra afecta al brazo menor o al brazo mayor de la
ASI.
Contactos:
• Para valorar el brazo menor, se sitúa un pulgar inmediatamente por encima
de la EIPS (S1) y el otro pulgar sobre el sacro en la misma horizontal.
• Para valorar el brazo mayor, se sitúa un pulgar inmediatamente por debajo
de la EIPS (S3) y el otro pulgar sobre el sacro en la misma horizontal.
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Ejecución:
• Para valorar una disfunción ileosacra sobre el brazo menor o mayor se le
pide al paciente que flexione la cadera del lado a valorar.
• Para valorar una disfunción sacroilíaca sobre el brazo menor o mayor, se le
pide al paciente que flexione la cadera contralateral.
Valoración:
• Si el pulgar situado sobre el iliaco a la altura de S1 no desciende al flexionar
la cadera homolateral, se trata de una disfunción ileosacra en el brazo
menor.
• Si el pulgar situado sobre el sacro a la altura de S1 no desciende al flexionar
la cadera contralateral, se trata de una disfunción sacroilíaca en el brazo
menor.
• Si el pulgar situado sobre el iliaco a la altura de S3 no desciende al flexionar
la cadera homolateral, se trata de una disfunción ileosacra en el brazo
mayor.
• Si el pulgar situado sobre el sacro a la altura de S3 no desciende con la
flexión de la cadera contralateral, se trata de una disfunción sacroilíaca en
el brazo mayor.
C. Prueba para valorar la movilidad del iliaco en el plano sagital (decúbito supino)
(fig. 20):
Figura 20.
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D. prueba para valorar la movilidad del iliaco en el plano sagital (decúbito prono) (fig.
21):
Figura 21.
Objetivo:
Valorar la movilidad posteroanterior del iliaco en el plano sagital, cuál es la calidad
de la resistencia y determinar si aparece dolor al aplicar el estímulo mecánico.
Posición del paciente:
En decúbito prono.
Posición del fisioterapeuta:
De pie en el lado a valorar.
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Contactos:
Se coloca el talón de una mano sobre la EIPS y se refuerza el contacto con la otra
mano.
Ejecución:
• Se realizan empujes en sentido posteroanterior, que provoquen una
deformación de la pelvis, pero sin que afecte a la flexión/extensión del
raquis lumbar.
• Se valora la calidad de la resistencia o la aparición del dolor.
• Variantes:
• Para el deslizamiento posteroanterior:
• Se dispone el talón de una mano sobre la EIPS y el pisiforme de la otra
mano sobre la hemibase contralateral del sacro. Una mano estabiliza el
sacro, mientras que la otra realiza empujes posteroanteriores sobre el
iliaco.
• Para el deslizamiento anteroposterior:
• Se dispone el talón de una mano sobre la parte posterior de la tuberosidad
isquiática y el pisiforme de la otra mano sobre la hemibase homolateral del
sacro. Una mano estabiliza el sacro y la otra efectúa empujes
posteroanteriores sobre la tuberosidad isquiática, provocando una rotación
posterior del iliaco.
E. Prueba para valorar la movilidad del iliaco en el plano coronal (fig. 22):
Aunque los movimientos sacroilíacos más estudiados y reconocidos son los de
nutación/contranutación del sacro y de rotación posterior/anterior del iliaco, los
movimientos de apertura de las palas iliacas (out flare) y de cierre de las palas
iliacas (in flare) son perfectamente perceptibles y valorables.
Se realizan en un plano coronal y alrededor de un eje anteroposterior que pasa por
S2:
- Out flare: la pala iliaca se separa del plano medio sagital del cuerpo y el
isquion se aproxima.
- In flare: la pala iliaca se aproxima al plano sagital medio del cuerpo y el
isquion se separa.
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Figura 22.
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F. Prueba para valorar los movimientos del iliaco en el plano transversal (fig. 23):
Objetivo:
Determinar si los iliacos aceptan o no los movimientos de rotación externa/interna.
Posición del paciente:
Sentado con los pies apoyados en el suelo.
110
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Figura 23.
A. Ballesteo en sedestación
B. Ballesteo en decúbito prono
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Figura 42.
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Figura 43.
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Figura 44.
Objetivo:
Provocar un ascenso de la médula espinal y poner en evidencia un atrapamiento de
las raíces que conforman el tronco ciático.
Posición del paciente:
En decúbito supino con las rodillas en extensión.
Posición del fisioterapeuta:
De pie a la altura de los hombros del paciente.
Contactos:
• La mano caudal se coloca transversalmente sobre la parte superior del
esternón.
• La mano craneal se sitúa debajo de la cabeza.
• Ejecución:
• La mano caudal comprime sobre el esternón para fijar la posición del
tronco.
• La mano craneal lleva la cabeza y el cuello a máxima flexión.
Valoración:
• La prueba es positiva cuando dicha maniobra provoca o aumenta el dolor
irradiado a los miembros inferiores.
• Su positividad indica atrapamiento de la vía nerviosa, siendo un argumento
a favor de una hernia discal cuando se acompaña de signos de compromiso
discal.
115
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Figura 45.
Objetivo:
Someter a tensión selectiva al nervio femoral o crural y a las raíces que participan
en su conformación.
Posición del paciente:
En decúbito prono con la rodilla del lado a valorar en máxima flexión.
Posición del fisioterapeuta:
De pie del lado a tratar.
Contactos:
• La mano craneal se sitúa sobre la parte posterior de la pelvis.
• La mano caudal se sitúa por debajo del tercio distal de la cara anterior del
muslo.
Ejecución:
Manteniendo fija la posición de la pelvis con la mano craneal, el fisioterapeuta lleva
la cadera a extensión con la rodilla en flexión.
Valoración:
• La prueba es positiva cuando dicha posición provoca o aumenta el dolor
irradiado por la región inguinal y cara anterior del muslo.
• La positividad de esta prueba orienta hacia una cruralgia, teniendo en
cuenta que dicho dolor puede estar causado por trastornos coxofemorales
o por una falta de extensibilidad de la musculatura anterior, debiendo
efectuarse un diagnóstico diferencial.
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Objetivos:
• Poner en tensión la totalidad del sistema neuromeníngeo que corresponde
al nervio ciático, con el fin de poner en evidencia posibles compromisos de
dicho nervio, tanto en las raíces que forman el nervio como en los troncos
nerviosos.
• Permitir efectuar un diagnóstico diferencial entre una afectación del nervio
ciático y un trastorno del sistema musculoesquelético.
Posición del paciente:
Sentado con las piernas colgando por el borde de la camilla.
Posición del fisioterapeuta:
De pie, situado lateralmente respecto al paciente.
Contactos:
Se dispone una mano sobre la cabeza del paciente.
Ejecución:
• El fisioterapeuta coloca todo el raquis en flexión, fijando la posición de la
cabeza y el cuello con sus manos.
• Se le pide al paciente que extienda ambas rodillas y realice una flexión
dorsal de los tobillos.
• En esta posición se valoran los siguientes aspectos:
o Grado de tensión que percibe el paciente.
o Aparición de dolor de tipo neurógeno.
o Imposibilidad o dificultad para realizar la movilidad completa de
rodillas o tobillos.
• Seguidamente, el fisioterapeuta dispone el raquis cervical en extensión,
manteniendo la flexión del resto de la columna y se le pide que
nuevamente extienda las rodillas y realice flexión dorsal de los tobillos,
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118
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Figura 48.
-En el miotoma:
- Presencia de cordones miálgicos.
- Debilidad a los tests musculares.
- Claudicación a la contracción isométrica resistida.
- Abolición o disminución de los reflejos osteotendinosos.
-En el esclerotoma:
• Sensibilidad dolorosa a la presión/fricción sobre prominencias óseas y
ligamentos.
• Palpación dolorosa sobre la apófisis espinosa del segmento vertebral
correspondiente.
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- Miotoma:
• Intercostales de la duodécima costilla.
• Cuadrado lumbar.
Figura 49.
B. Raíz L2:
- Dermatoma (fig. 50 a y b):
Se extiende según una banda oblicua situada ligeramente por debajo de la
correspondiente a L1, presentando el siguiente trayecto:
120
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C. Raíz L3:
-Dermatoma (fig. 51 a y b):
• Parte superior de la nalga.
• Cara anterior del muslo.
• Parte interna de la rodilla.
- Miotoma:
Se toma como músculo representativo el cuádriceps; por tanto, para ponerlo en
evidencia se compara bilateralmente la fuerza de extensión de las rodillas.
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- Reflejo osteotendinoso:
Abolición o disminución del reflejo rotuliano.
D. Raíz L4:
- Dermatoma (fig. 51 a y b):
Abarca las siguientes zonas:
• Parte media de la nalga.
• Parte inferoexterna del muslo.
• Cara anterior de la tibia.
• Dorso del pie hasta el dedo gordo.
- Miotoma:
Aunque también participa en la inervación del cuádriceps, se toma como músculo
representativo el tibial anterior; por tanto, para poner en evidencia su debilidad, se
debe comparar bilateralmente la fuerza de la flexión dorsal de los tobillos.
- Reflejo osteotendinoso:
Abolición o disminución del reflejo rotuliano.
E. Raíz L5:
- Dermatoma (fig. 52 a y b):
Inerva las siguientes zonas:
• Parte media de la nalga.
• Porción posteroexterna del muslo.
• Cara externa de la pierna.
• Dorso del pie.
• Los 3 primeros dedos.
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Figura 52.
- Miotoma:
Se toman como músculos representativos los extensores de los dedos del pie. Por
tanto, para poner en evidencia la afectación de este miotoma se compara
bilateralmente la fuerza en la extensión del dedo gordo. El paciente puede
presentar dificultad para caminar de talones.
- Reflejos osteotendinosos:
Percusión sobre el extensor del dedo gordo e isquiosurales mediales.
F. Raíz S1:
- Dermatoma (fig. 52 a y b):
Inerva los siguientes territorios:
• Parte media de la nalga.
• Cara posterior del muslo.
• Cara posterior de la pierna.
• Talón.
• Planta del pie por su parte externa.
• Borde externo del pie.
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- Miotoma:
Inerva a los peroneos, glúteo mayor, isquiosurales y tríceps sural. Por tanto, para
poner en evidencia la afectación de su miotoma se debe comparar bilateralmente la
fuerza de la eversión del tobillo, extensión de cadera y flexión de la rodilla.
- Reflejo osteotendinoso:
Abolición o disminución del reflejo aquileo o la percusión sobre los isquiosurales
laterales.
Figura 53.
G. Raíz S2:
- Dermatoma (fig. 52):
124
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- Miotoma:
Se toma como músculos representativos los isquiosurales y el tríceps sural; por
tanto, para poner en evidencia su afectación se debe comparar bilateralmente la
fuerza de flexión de las rodillas y pedir al paciente que camine de puntillas.
H. Raíces S3 y S4:
- Dermatoma:
Corresponde al área de la silla de montar.
- Miotoma:
Se toman como músculos representativos los del suelo de la pelvis.
Puede acompañarse de síntomas de incontinencia.
125
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Foto 1.
Objetivo:
• Favorecer la rotación anterior del coxal.
Posición del paciente:
• Decúbito contralateral en relación al coxal en disfunción.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación en caderas asimétricas a la altura de la pelvis, mirando en
dirección craneal y pegando los muslos al borde de la camilla.
Parámetros:
• Tracción del miembro inferior que está pegado a la camilla.
• Flexión de la cadera superior por debajo de 90 grados para no arrastrar el
coxal a rotación posterior y apoyamos el dorso del pie en la parte posterior de
la pierna contraria.
• Adelantamos la hemipelvis inferior hasta que el muso quede paralelo al suelo.
• Flexión de la palanca superior hasta la base del sacro con el fin de llevarlo a
contranutación.
• Rotación homolateral al coxal en disfunción hasta la charnela toracolumbar.
• Brazos del paciente cruzados por delante.
Contactos:
• Mano craneal en la cara anteroexterna del hombro estabilizando la palanca
superior.
• Pisiforme caudal sobre la espina iliaca posterosuperior orientando los dedos
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hacia medial.
• Se realiza un torque hacia craneal.
• El antebrazo se orienta de posterior a anterior y de arriba abajo.
• Colocamos la rodilla de la pierna caudal sobre la rodilla del paciente.
Foto 2.
Objetivo:
• Recuperar la movilidad en rotación anterior.
Posición del paciente:
• Decúbito prono.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación en caderas asimétricas, mirando hacia la cabeza del paciente, a
la altura de la pelvis y al lado contrario de la sacroiliaca a tratar.
Contactos:
• Pisiforme de la mano craneal apoyado sobre la espina ilíaca posterosuperior.
• La mano caudal pasa por la parte externa de la rodilla del paciente y toma
contacto con el tercio distal de la cara anterior del muslo.
Realización de la técnica:
• La mano craneal ejerce presión hacia abajo sobre la espina ilíaca postero-
superior para anteriorizar el coxal.
• La mano caudal introduce extensión de la cadera sin llegar a la columna
lumbar.
• A continuación añadimos la aproximación y rotación interna de la cadera que
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- Objetivo:
Normalizar el movimiento en la articulación sacroilíaca en la dirección de la rotación
anterior.
Contactos directos sobre la articulación en disfunción.
Indicada en patología lumbar aguda.
Foto 3.
128
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isquiática homolateral.
• El pisiforme de la mano caudal se apoya sobre la hemibase contralateral
orientando los dedos trifalángicos hacia lateral.
• Los antebrazos quedan cruzados.
Ajuste de los parámetros e impulso:
• El punto fijo lo constituye la mano caudal que empuja hacia abajo sobre la
hemibase contralateral del sacro.
• La mano craneal empuja rítmicamente sobre la espina iliaca posterosuperior
hacia abajo y anterior tratando de apreciar el grado de elasticidad de la
articulación sacroilíaca sobre el brazo menor.
• Al final del deslizamiento realizamos un impulso en la dirección de los
antebrazos.
Foto 4.
Objetivo:
• Favorecer la rotación anterior del coxal utilizando la palanca craneal.
Posición del paciente:
• Decúbito prono.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación a la altura de la charnela toracolumbar, del lado contrario al
coxal en disfunción y mirando en dirección caudal.
Contactos:
• Mano caudal, contacto pisiforme sobre la espina iliaca posterosuperior,
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Foto 5.
Objetivo:
• Anteriorizar el coxal utilizando la extensión y aproximación de la articulación
coxofemoral.
Posición del paciente:
• Decúbito prono.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación en caderas asimétricas, mirando en dirección caudal, situado a
la altura de la hemipelvis derecha.
Contactos:
• Cara anterior del antebrazo craneal sobre la espina iliaca posterosuperior
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Foto 6
Objetivo:
• Favorecer la rotación posterior del coxal.
Posición del paciente:
• Decúbito contralateral en relación al coxal en disfunción.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación en caderas asimétrical a la altura de la pelvis; mirando en
dirección craneal con el muslo anterior apoyado contra el borde de la camilla.
Parámetros:
• Traccionamos del miembro inferior que está pegado a la camilla.
• Flexión de la cadera superior por encima de 90 grados para favorecer la
rotación posterior del coxal.
131
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Foto 7.
Objetivo:
• Recuperar la movilidad en rotación posterior utilizando la fuerza de los
músculos que rotan el coxal hacia posterior como son el glúteo mayor o el
mediano.
Posición del paciente:
• Decúbito lateral sobre el lado sano.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación a la altura de la pelvis en caderas asimétricas mirando en
dirección craneal.
Contactos:
• Dedos de la mano interna sensitivos sobre la articulación sacroiliaca.
• Mano craneal se coloca al nivel de la rodilla para poder ajustar los
movimientos de la cadera.
Parámetros:
• Primero realizamos flexión de cadera hasta que notemos que se posterioriza
el coxal.
• Luego añadimos separación con ligera rotación interna Con el fin de abrir el
polo inferior de la articulación sacroiliaca.
Contracciones isométricas:
• Se realizan tres ciclos de tres contracciones isométricas hacia la extensión de
cadera durante tres segundos.
• La técnica también se puede realizar con contracciones isométricas de los
músculos separadores de cadera mediante resistencia con la mano craneal.
• Al final de cada ciclo se busca una nueva barrera motriz aumentando la
flexión y la separación de cadera.
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Foto 8.
Objetivo:
• Normalizar el movimiento de la articulación sacroilíaca en la dirección de la
rotación posterior.
• Indicadas en patología lumbar aguda.
Posición del paciente:
• Decúbito prono.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación; a la altura del tercio proximal del muslo, homolateral al coxal
en disfunción y mirando en dirección craneal.
Contactos:
• El pisiforme de la mano cranea,l se apoya sobre la hemibase homolateral del
sacro con los dedos dirigidos en dirección al trocánter mayor contralateral.
• El talón de la mano caudal se apoya sobre la tuberosidad isquiática
orientando los dedos trifalángicos hacia craneal.
Ajuste e impulso:
• El punto fijo lo constituye la hemibase homolateral del sacro, que es
empujado hacia abajo con la mano craneal.
• La mano caudal empuja rítmicamente hacia anterior y arriba la tuberosidad
isquiática, apreciando el grado de elasticidad de la articulación sacroilíaca a
nivel del brazo mayor.
• Cuando se note tensión sobre la articulación podemos efectuar un impulso
sobre la tuberosidad isquiática en la dirección que marca el antebrazo caudal,
hacia anterior y craneal.
•
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Objetivo:
• Posteriorizar el coxal con el paciente en decúbito supino utilizando la rotación
del tronco.
Posición del paciente:
• Decúbito supino con los dedos entrecruzados en la región occipital.
Foto 9.
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Objetivo:
• Posteriorizar el coxal con una técnica semidirecta en decúbito lateral
utilizando una camilla alta y dando el impulso en body drop.
Foto 10.
Posición del paciente:
• Decúbito contralateral al coxal en disfunción.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación en caderas asimétricas mirando en dirección craneal.
Contactos:
• Cara anterior del antebrazo caudal sobre la tuberosidad isquiática.
• Apoyamos el pectoral interno sobre la parte lateral de la hemipelvis superior.
• Mano craneal en contacto con la parte anterolateral del hombro.
Parámetros:
• Traccionamos del miembro inferior que está pegado a la camilla.
• Flexionamos la cadera superior por encima de 90 grados para favorecer la
rotación posterior del coxal.
• Rotación homolateral al coxal en disfunción hasta la charnela toracolumbar.
• Extensión de la palanca superior hasta la base del sacro favoreciendo la
nutación.
• Ajustamos oblicuidad a la pelvis, la misma que a la cintura escapular.
Ajuste de los parámetros e impulso:
• Estabilizamos con la mano craneal el tronco del paciente.
• Con el pectoral y el antebrazo caudal llevamos el coxal a rotación posterior.
• El impulso se realiza aumentando estos parámetros y dejando caer el peso de
nuestro cuerpo en la dirección de la rotación posterior del coxal.
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Foto 11.
Objetivo:
• Normalizar disfunciones en rotación externa, posterior, anterior del coxal y
en extensión unilateral de la charnela lumbosacra.
Posición del paciente:
• Decúbito contralateral a la articulación sacroilíaca en disfunción.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación a la altura de la pelvis en caderas asimétricas mirando hacia
craneal.
Parámetros:
• Tracción del miembro inferior que está pegado a la camilla.
• Flexión de la cadera superior hasta los 90 grados.
• Adelantamos la hemipelvis que está pegada a la camilla.
• Rotación de la palanca superior hasta la charnela lumbosacra.
• El paciente apoya sus manos superpuestas sobre su hemitórax.
Contactos:
• Mano craneal, sobre la cara anterior de la articulación glenohumeral superior.
• Antebrazo caudal apoyado en la parte posterior de la articulación sacroilíaca
en disfunción, contactando con los dedos trifalángicos sobre la espina iliaca
anterosuperior.
Ajuste de los parámetros e impulso:
• Máxima rotación de la palanca superior, al mismo tiempo que llevamos el
coxal en rotación anterior con el tercio distal del antebrazo.
• A continuación con el codo caudal llevamos el coxal a rotación posterior.
Montamos el golpe de pedal.
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Foto 12.
Objetivo:
• Favorecer el descenso del coxal en relación al sacro.
Posición del paciente:
• Decúbito prono con los pies por fuera de la camilla.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación a los pies del paciente mirando en dirección craneal.
Contactos:
• Apoyamos la planta del pie del lado contrario al coxal en disfunción sobre
nuestro muslo.
• La pierna del lado de la disfunción, haremos una presa de ella pasando una
mano con el antebrazo en supinación por la cara interna de la pierna del
paciente por encima del tobillo y la otra mano en pronación refuerza este
contacto por la cara externa haciendo una presa del extremo distal de la
pierna, podemos entrelazar el pulgar con los demás dedos y así se hace una
presa sólida.
Ajuste de los parámetros e impulso:
• Llevamos la cadera del coxal en disfunción hacia la extensión, aproximación y
rotación interna con el fin de bloquear la articulación coxofemoral.
138
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• Traccionamos en la dirección que nos marca el eje diafisario del fémur para
descender el coxal en relación al sacro.
• Le pedimos al paciente que tosa con fuerza y después nosotros damos un
impulso traccionando en la dirección de la diáfisis femoral.
Con la tos se produce una contracción de abdominales y del cuadrado lumbar.
En algunos casos cuando hay lesiones verdaderas se puede oír el deslizamiento.
Foto 13.
139
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Foto 14.
Objetivo:
• Normalizar el movimiento en el plano coronal, favoreciendo el cierre de la
parte superior de la articulación sacroiliaca.
• El objetivo es aproximar la pala ilíaca a la línea media separando el isquion de
ésta.
Posición del paciente:
• Decúbito lateral. Miembro inferior pegado a la camilla en máxima extensión.
Miembro inferior superior en flexión.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación en caderas asimétricas a la altura de la pelvis mirando en
dirección craneal.
Contactos:
• Antebrazo craneal superpuesto con el caudal sobre la parte lateral de la
cresta iliaca.
Ajuste de los parámetros e impulso:
• Llevamos la pala iliaca hacia la línea media hasta sentir la barrera articular.
• Damos un impulso en la misma dirección.
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Objetivo:
• Conseguir la movilidad en rotación externa gracias a la relajación de los
músculos rotadores internos.
• Los músculos responsables del mantenimiento de esta disfunción son el
transverso, oblícuo interno y el iliaco.
Foto 15.
141
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Foto 16.
Posición del paciente:
• Decúbito supino con flexión de la cadera y rodilla del lado de la disfunción.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación en caderas asimétricas mirando en dirección craneal a la altura
de la pelvis del paciente.
Contactos:
• Mano craneal: debajo de la hemipelvis, de tal manera que las terceras
falanges semiflexionadas se sitúen en el borde interno del coxal a la altura de
la sacroilíaca.
• Mano caudal: se coloca sobre la rodilla del mismo lado.
Realización de la técnica:
• Flexión de la cadera a 90 grados.
• A continuación traccionamos con nuestra mano craneal sobre el borde
interno del coxal hacia fuera para provocar una separación de las superficies
articulares.
• Simultáneamente a la tracción, llevamos la cadera hacia la aproximación.
• En esta posición, se le pide al paciente tres ciclos de tres contracciones
isométricas en separación durante tres segundos.
• Al final de cada ciclo se busca una nueva barrera motriz, llevando la cadera a
mayor aproximación y al mismo tiempo traccionando con la mano craneal
sobre el borde interno del coxal.
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Foto 17
Objetivo:
• Normalizar las disfunciones del coxal en el plano frontal, utilizando los
principios de la relajación post-isométrica y la inervación recíproca para ganar
movilidad en el sentido de la restricción.
• Los músculos que participan en este plano son el glúteo medio, tensor de la
fascia lata, abdominales y músculos del periné.
Posición del paciente:
• Decúbito contralateral con las rodillas y caderas flexionadas.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación por delante y perpendicular al paciente a la altura de la pelvis.
Contactos:
• Cara anterior del antebrazo craneal sobre la parte externa de la cresta ilíaca.
• Talón de la mano caudal en la tuberosidad isquiática.
Realización de la técnica:
• En el caso de una disfunción de apertura de la pala ilíaca buscaremos la
primera barrera motriz hacia el cierre; y le pediremos tres series de tres
contracciones isométricas contrayendo la musculatura del periné; buscando
el principio de la relajación post-isométrica, con tres segundos de reposo
entre contracción y contracción e iremos ganando hacia el cierre de la pala
ilíaca.
• También le podemos pedir la contracción de la musculatura abdominal como
músculos agonistas del cierre de la pala ilíaca.
• En el caso de una disfunción de cierre de la pala ilíaca haremos lo contrario
buscaremos la primera barrera motriz induciendo una apertura de la pala
ilíaca. Le pediremos tres series de tres contracciones isométricas contrayendo
la musculatura abdominal o los músculos del periné con tres segundos de
reposo entre contracción y contracción e iremos ganando hacia la apertura
143
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de la cresta ilíaca.
Ajuste de los parámetros e impulso:
• Buscamos la barrera articular siguiendo la dirección del antebrazo caudal
hacia abajo y ligeramente anterior.
• Montamos el golpe de pedal llevando la rodilla a aproximación para abriir la
parte posterior de la articulación sacroiliaca.
• Impulso de alta velocidad y corta amplitud simultáneo con el golpe de pedal
al mismo tiempo que llevamos el coxal hacia anterior y abajo.
• Debe realizarse un body-drop con todo el cuerpo para que el impulso sea más
potente.
• Si al realizar el impulso tenemos poco recorrido para dar el "golpe de pedal",
giramos en bloque al paciente hacia adelante; esto nos facilita también el
empuje que debemos realizar con la mano caudal sobre la espina ilíaca
posterosuperior.
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Las disfunciones del pubis son de adaptación a la articulación sacroilíaca. Son poco
frecuentes y casi siempre tiene un origen traumático.
Desde el punto de vista morfológico la incluimos dentro de las anfiartrosis con un
fibrocartílago interarticular que permite los deslizamientos y la decoaptación entre
las superficies articulares.
Las superficies articulares se sitúan en la cara interna de la lámina del pubis; son
ovoideas con un eje mayor oblicuo hacia arriba y adelante. Tiene aproximadamente
una longitud de tres centímetros y va a formar un ángulo de 30 grados con la
horizontal. Están recubiertas de cartílago hialino.
El fibrocartílago interarticular es más ancho por delante que por detrás.
Los ligamentos de esta articulación son muy potentes, reforzando tanto la cara
anterior como la posterior. Los principales refuerzos se sitúan en la cara posterior.
La cápsula está reforzada por los ligamentos inguinales. Existe un ligamento,
llamado arqueado, que se extiende entre las dos ramas púbicas. El ligamento
posterior es muy robusto y está destinado a mantener la coaptación de las ramas
púbicas. Por debajo de él existen tres ligamentos, los llamados ligamentos pubo-
vesicales, que juegan un papel importante en el sostén de la vejiga.
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Las disfunciones del pubis son de subluxación craneal y caudal dentro de un plano
coronal.
Las disfunciones de superioridad están fijadas por el aumento del reclutamiento del
músculo recto mayor del abdomen y las de inferioridad por los músculos aductores
de cadera.
El aumento de la actividad tónica del músculo recto mayor del abdomen produce
una elevación de la rama púbica y como consecuencia da una disfunción en rotación
posterior del coxal.
Un espasmo de los músculos aproximadores produce un descenso de la rama
púbica, que es responsable de una disfunción en rotación anterior del coxal.
En la disfunción de superioridad tendremos una debilidad de los músculos
aductores y en la de inferioridad de la musculatura abdominal.
Por tanto, en la exploración no podemos considerar estas articulaciones
individualmente, sino como una unidad funcional.
Cualquier movimiento del cuerpo repercute al nivel de la sínfisis púbica a través de
las líneas de gravedad.
Mitchell considera a la sínfisis púbica como un indicador de las disfunciones
dorsales bajas y lumbares altas.
En todas las disfunciones de la sínfisis púbica se producen alteraciones de las
sacroilíacas.
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Seminario III. Pelvis I
Foto 1.
del pubis.
• Al inducir una flexión de la cadera la rama del pubis debe ascender y en la
extensión de la cadera la rama púbica desciende en relación a la
contralateral.
• Si al realizar la flexión de la cadera no se produce el ascenso, estamos ante
una disfunción de inferioridad. Y al contrario, si en la extensión de la cadera
la rama del pubis no desciende hablamos de una disfunción de superioridad.
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5.1.- Técnica de energía muscular para una disfunción de superioridad del pubis.
Foto 2.
Foto 2.
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5.2. Técnica de energía muscular para una disfunción de inferioridad del pubis.
Foto 3.
Foto 3.
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Para realizar la técnica de spray and stretch se coloca al paciente en decúbito supino
con la cadera en separación y la rodilla flexionada, de tal manera que apoya la
planta del pie en la parte interna de la rodilla del lado opuesto.
En esta posición se realiza el barrido sobre toda la cara interna del muslo llegando
hasta el tobillo.
Foto 4.
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• Decúbito supino con caderas y rodillas en flexión y las plantas de los pies
apoyadas sobre la camilla.
Posición del fisioterapeuta:
• Bipedestación a la altura de los pies del paciente mirando en dirección
craneal.
Contactos:
• Colocamos el antebrazo entre la cara interna de ambas rodillas.
• Le pedimos al paciente que realice una serie de cinco contracciones
isométricas de cinco segundos cada una de ellas en aducción de ambas
coxofemorales.
153
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1. GLÚTEO MAYOR
Origen.- Ilíaco (cresta ilíaca y línea semicircular posterior de la fosa ilíaca externa),
sacro (cara lateral del borde libre del sacro), cóccix (lateral), fascia de los espinales y
ligamento sacrotuberoso.
154
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PG3 : Zona medial del borde inferior del músculo, próxima a su inserción en el
cóccix. En la misma línea pero medialmente al PG2, ligeramente caudal con
respecto al cóccix (pliegue interglúteo).
Como zona de referencia, Travell y Simons, describen la zona coccígea y anal.
1.4 Sintomatología.
El PG1 coincide con la localización de PG medial del piriforme, por lo que habrá que
ser sensible a la profundidad exploratoria, a la tonicidad y al patrón de referencia de
ambos músculos, para determinar si es uno u otro, ya que la dirección de las fibras
es similar y no sirve como criterio diferencial.
2. GLÚTEO MEDIO
Origen.- En la fosa iliaca externa, por debajo de la cresta iliaca en sus tres cuartos
anteriores.
PG1 : Próximo a la EIPS, en la zona mas posterior y craneal del músculo, cubierta por
el glúteo mayor
Como zona esencial de referencia Travell y Simons citan una zona en forma de “C”
abierta hacia lateral cuya mitad superior abarcaría la EIPS, la zona de ligamentos
156
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PG2 : Por delante del PG1, aproximadamente en la unión del tercio posterior con los
dos tercios anteriores de la cresta iliaca y uno o dos traveses de dedo por debajo de
la misma.
Como zona esencial de referencia dos zonas ovaladas en la zona central de la nalga,
una más medial y caudal y otra mas lateral y craneal, de un tamaño aproximado del
ovalo que pudiéramos inscribir dentro del sacro de nuestro paciente reduciéndolo
un 20%.
Como zona de desbordamiento una zona ovoidea también, de mayor tamaño, cuya
mitad superior incluye ambas zonas esenciales y su mitad inferior engloba el
cuadrante superoexterno de la cara posterior del muslo y la parte externa del
pliegue subglúteo.
PG3 : Por delante del PG2, próximo al tubérculo iliaco (prominencia ósea palpable
en el labio externo de la cresta iliaca aproximadamente tres traveses de dedo por
detrás de la EIAS.)
Como zona esencial de referencia se describe la totalidad del sacro y del cuerpo y
apófisis de L5 (uno de los pocos PG cuyo patrón “salta” el plano sagital para
provocar sintomatología contralateral) y como zona de desbordamiento desde la
localización del PG hacia la zona esencial.
157
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2.4 Sintomatología.
El PG1 del glúteo medio lo trataremos a través del glúteo mayor que lo cubre, por lo
que habrá que ser sensible a la profundidad exploratoria, a la tonicidad y al patrón
de referencia de ambos músculos, para determinar si es uno u otro, ya que la
dirección de las fibras es similar y no sirve como criterio diferencial.
Paciente en decúbito contralateral en los pies de su cama con ambas EE.II. colgando
por fuera de la misma. Flexiona la rodilla contralateral (inferior) y apoya el maleolo
peroneo de la misma en la proximidad de la cabeza del peroné homolateral. Empuja
la pierna a tratar en dirección del suelo para introducir mayor aducción de cadera y
va proximalizando su apoyo en el lateral del músculo en sucesivos contactos en
dirección al trocánter mayor homolateral que obligaran a una mayor aducción de
cadera.
Para focalizar el estiramiento en la zona a tratar instruiremos al paciente a jugar con
mayor flexión o extensión de cadera y mayor o menor componente supino-prono
en el decúbito.
El inconveniente es la dificultad para crear un punto fijo craneal en la pelvis que
puede intentarse mediante la colocación de una almohada en la cara externa del
isquion contralateral y una flexión y elongación “telescópica” máxima de la EE.SS.
homolateral o el anclaje a un punto fijo externo. En esta posición también
estaríamos estirando en cuadrado lumbar homolateral, muchas veces relacionado
con la actividad de PG de la musculatura glútea.
3. GLÚTEO MENOR
Inserción.- zona superior de la cara anterior del trocánter mayor del fémur.
3.4 Sintomatología.
160
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3.5Tratamiento conservador.
También similar a la descrita para el glúteo medio pero con parámetro de extensión
de cadera.
161
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4. PIRIFORME
Origen.- Cara anterior del sacro, habitualmente mediante tres digitaciones carnosas,
entre y lateralmente a los agujeros sacros anteriores primero al cuarto.
Inervación.- S1 y S2.
PG1 (lateral): En la zona más lateral del vientre muscular, lateralmente a la unión
del tercio lateral con los dos tercios mediales del músculo.
Como zona esencial de referencia tenemos un ampliado cuadrante inferolateral de
la nalga y la zona lateral al borde libre del sacro.
Como zona de desbordamiento del dolor la casi totalidad de la nalga (salvo zona
cresta iliaca y pliegue interglúteo) y la zona central de los tres cuartos proximales de
la cara posterior del muslo.
PG2 (medial) : Junto a su origen medial en el sacro, lateralmente al borde libre del
mismo. Coincide con la localización del PG1 del glúteo mayor.
Los patrones de referencia son los mismos que para el PG1.
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4.4 Sintomatología.
4.5Tratamiento conservador.
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5. BÍCEPS FEMORAL
Bíceps
Origen inserción Acción Inervación
femoral
Extensión de
Porción tibial del
Cabeza Tuberosidad Cara cadera.
N. Ciático
larga isquiática posterolateral Flexión y R.E.
(S1,S2,S3)
de la cabeza rodilla.
Labio externo de del peroné Porción peronea
Cabeza Flexión y R.E.
la línea áspera del del N. Ciático
corta rodilla.
fémur. (L5,S1,S2)
164
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5.4 Sintomatología.
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• Asimetrías de EE.II.
6.4 Sintomatología.
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