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VISTA la causa número once mil setecientos nueve, guion dos mil quince, guion LIMA, en
audiencia pública de la fecha; y producida la votación con arreglo a ley, se emite la
siguiente sentencia.
Mediante resolución de fecha siete de agosto de dos mil diecisiete, que corre en fojas
ochenta y cinco a noventa y uno del cuaderno de casación, esta Sala Suprema ha
declarado procedente el recurso interpuesto por la demandada, por la causal de
infracción normativa por interpretación errónea del literal e) del artículo 25° y del
artículo 31° del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, Ley de
Productividad y Competitividad Laboral, aprobado por el Decreto Supremo N° 003-
97-TR , correspondiendo a esta Sala Suprema emitir pronunciamiento de fondo sobre la
citada causal.
CONSIDERANDO:
[…]
e) La concurrencia reiterada en estado de embriaguez o bajo influencia de drogas
o sustancias estupefacientes, y aunque no sea reiterada cuando por la naturaleza
de la función o del trabajo revista excepcional gravedad. La autoridad policial
prestará su concurso para coadyuvar en la verificación de tales hechos; la negativa
del trabajador a someterse a la prueba correspondiente se considerará como
reconocimiento de dicho estado, lo que se hará constar en el atestado policial
respectivo”.
[…]
[…]
Tanto en el caso contemplado en el presente artículo, como en el Artículo 32º,
debe observarse el principio de inmediatez”. (Énfasis propio)
El artículo 22° de la Constitución Política el Perú establece que: “El trabajo es un deber y
un derecho. Es base del bienestar social y medio de realización de una persona”;
asimismo, el artículo 27° prescribe: “La Ley otorga al trabajador adecuada protección
contra el despido arbitrario”. Al respecto el Tribual Constitucional ha establecido en la
Sentencia N° 11 24-2001-AA/TC, de fecha once días del mes de julio de dos mil dos, que
el contenido esencial del derecho al trabajo implica dos aspectos: el de acceder a un
puesto de trabajo y el derecho a no ser despedido sino por causa justa. En el primer caso,
el derecho al trabajo supone la adopción por parte del Estado de una política orientada a
que la población acceda a un puesto de trabajo y su satisfacción implica un desarrollo
progresivo y según las posibilidades económicas del Estado. El segundo aspecto supone
la proscripción de ser despedido salvo por causa justa.
Cuarto: El despido como causal de extinción de la relación laboral.
En relación a ello, el despido debe estar fundado en una causa justa, por lo que se limita
el poder que tiene el empleador, dentro del elemento de la subordinación, tal es así que
nuestra legislación ha contemplado en el Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo
N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, aprobado por Decreto Supremo
N° 003-97-TR, las causas justas de despido, bajo dos ámbitos: a) relacionadas con la
capacidad del trabajador; y b) relacionadas con la conducta del trabajador.
Por su parte, Blancas Bustamante sostiene que: “[…] así como la falta grave o el
incumplimiento del trabajador hace nacer a favor del empleador el derecho a despedir al
infractor, la decisión, expresa o tácita, de aquél de no ejercerlo determina la caducidad del
derecho. La voluntad tácita del empleador, en ese sentido, se manifiesta cuando teniendo
conocimiento indubitable de la infracción cometida, deja transcurrir el tiempo sin
reaccionar a dicho evento”.
Dentro de las faltas imputadas por la demandada en la carta de despido de fecha seis de
setiembre de dos mil trece que corre en fojas setenta y siete, está la causal de cese del
actor referida a la comisión de falta grave prevista en el literal e) del artículo 25° del Texto
Único Ordenad o del Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad
Laboral, aprobado por Decreto Supremo N° 003-97-TR, norma que establece que es falta
grave pasible de despido la concurrencia no reiterada en estado de embriaguez cuando
por la naturaleza de la función o del trabajo revista excepcional gravedad, manifestando la
demandada que el actor el día trece de julio de dos mil trece se presentó al trabajo en
estado de embriaguez, cuando por la función que desempeñaba, Operario de Máquina
Pesada 2da., revestía de excepcional gravedad por los daños que pudiera haber causado
para sí, sus compañeros y terceros.
Décimo Primero: Por los fundamentos expuestos, esta Sala Suprema concluye que el
Colegiado Superior de la Cuarta Sala Laboral Permanente de la Corte Superior de Justicia
de Lima, no ha incurrido en la causal de infracción normativa por interpretación errónea
del literal e) del artículo 25° y del artículo 31° del Texto Único Ordenado del Decreto
Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, aprobado por el
Decreto Supremo N° 003-97-TR ; razón por la cual, la causal denunciada deviene en
infundada.
FALLO:
S.S.
ARÉVALO VELA
RUBIO ZEVALLOS
RODRÍGUEZ CHÁVEZ
DE LA ROSA BEDRIÑANA
CASACIÓN LABORAL N° 17148-2016, SULLANA
VISTA; la causa número diecisiete mil ciento cuarenta y ocho, guion dos mil dieciséis,
guion Sullana, en audiencia pública de la fecha; interviniendo como ponente, la señora
jueza suprema Rodríguez Chávez, con la adhesión de los señores jueces supremos:
Chaves Zapater, Calderón Puertas y De La Rosa Bedriñana; el voto en discordia del
señor juez supremo Malca Guaylupo, con la adhesión de los señores jueces supremos
Arévalo Vela e Yrivarren Fallaque; y el voto en discordia del señor juez supremo Rodas
Ramírez; y luego de producida la votación con arreglo a ley, se emite la siguiente
sentencia:
Se trata del recurso de casación interpuesto por el demandante, Nicolás Javier Córdova
Navarro, mediante escrito presentado el catorce de julio de dos mil dieciséis, que corre en
fojas trescientos noventa y uno a cuatrocientos tres, contra la Sentencia de Vista de
fecha veinte de junio de dos mil dieciséis, que corre en fojas trescientos setenta y ocho a
trescientos ochenta y seis, que confirmó la Sentencia apelada de fecha doce de mayo de
dos mil quince, que corre en fojas trescientos diez a trescientos veintiséis, que declaró
infundada la demanda; en el proceso ordinario laboral seguido con la demandada, Diving
del Perú S.A.C., sobre nulidad de despido y pago de beneficios sociales.
i) Interpretación errónea del literal e) del artículo 25° del Decreto Supremo N° 003-
97-TR;
ii) Vulneración del principio de igualdad de trato o de no discriminación;
iii) Infracción normativa del numeral 5) del artículo 139° de la Constitución Política
del Perú.
CONSIDERANDO:
Tercero: El actor formula en su demanda, presentada el nueve de enero de dos mil trece
que corre en fojas cuarenta y siete a sesenta y cinco, como pretensión principal la
reposición a su puesto de labores por haber sido despedido de forma fraudulenta; y como
pretensión subordinada, el pago de la indemnización por despido arbitrario por la suma de
treinta y seis mil novecientos sesenta y siete con 50/100 soles (S/. 36,967.50), así como el
pago de intereses generados, las costas y costos del proceso.
(…) iv) Interpretación errónea del literal e) del artículo 25° del Decreto Supremo N°
003-97-TR;
v) Vulneración del principio de igualdad de trato o de no discriminación;
vi) Infracción normativa del numeral 5) del artículo 139°de la Constitución Política
del Perú.
5.1 En relación a la causal señalada en el ítem i) existe una sustentación clara y precisa
de las razones por las que se habría configurado la infracción de la norma invocada,
demostrándose la incidencia que ello tendría respecto del fallo emitido por el Colegiado
Superior, ciñéndose a las exigencias que establece el artículo 58° de la Ley Procesal del
Trabajo, Ley 26636; razones por la cual esta causal deviene en procedente.
5.2 En relación a la causal señalada en el ítem ii) debe mencionarse que el recurrente no
formula esta causal cumpliendo con los requisitos de forma y fondo que señala la Ley
N°26636, Ley Procesal del Trabajo. Así, el presente recurso no se sostiene en ninguna de
las causales señaladas en el artículo 56° de la norma adjetiva laboral; razón por la cual
esta causal deviene en improcedente de conformidad con el artículo 58°de la Ley
Procesal del Trabajo, Ley 26636.
5.3 En relación a la causal señalada en el ítem iii) debe mencionarse que de acuerdo a la
Ley Procesal del Trabajo, Ley N°26636, el control casatorio recae en el análisis de la
correcta aplicación e interpretación de las normas materiales no así de las infracciones
procesales, y en tanto la causal denunciada versa sobre infracción de normas procesales
deviene en improcedente de conformidad con el artículo 57° de la Ley Procesal del
Trabajo, Ley N° 26636, modificado por la Ley N° 27021, máxime si en este caso, el
recurrente acusa ausencia de debida motivación en la sentencia de vista, por discrepar de
los argumentos de la Sala, los cuales, aun no compartiéndolos, a nuestro entender, sí
satisfacen los estándares de motivación suficiente.
6.2 En la carta de despido de fecha veintinueve de noviembre de dos mil doce que corre
en fojas dieciséis a veintisiete, la demandada le imputó al recurrente la comisión de la
falta grave consistente en concurrir a su centro de trabajo en estado de embriaguez,
cuando por la función o naturaleza del trabajo le estuvo prohibido. Menciona la
demandada que el actor el día once de noviembre de 2012 el actor se presentó a su
centro de labores con 0.50 gr. de alcohol en la sangre, por lo se habría configurado la falta
grave que justifica el despido del recurrente.
6.3 La demandada, a través del escrito de contestación de demanda, que corre en fojas
ciento setenta y seis a doscientos veinte, refiere que las labores del actor eran de alto
riesgo por lo que el hecho de que asistiera a laborar con ingesta de alcohol constituye una
falta grave y dicha situación en nada cambia si es que dicho día no realizó labores de
buzo, ya que los trabajos que se realizan en la empresa siempre requieren que todo el
personal se presente a laborar en óptimas condiciones.
Se despide al trabajador con ánimo perverso y auspiciado por el engaño, por ende,
de manera contraria a la verdad y la rectitud de las relaciones laborales; aun
cuando se cumple con la imputación de una causal y los cánones
procedimentales, como sucede cuando se imputa al trabajador hechos
notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios o, asimismo, se le atribuye una
falta no prevista legalmente, vulnerando el principio de tipicidad, como lo ha
señalado, en este último caso, la jurisprudencia de este Tribunal (Exp. N.° 415-98-
AA/TC, 555-99-AA/TC y 150-2000-AA/TC); o se produce la extinción de la relación
laboral con vicio de voluntad (Exp. N.° 628-2001-AA/TC) o mediante la fabricación
de pruebas.
6.5 Conforme a lo anterior, el análisis de la causa petendi (los argumentos que sustentan
la pretensión) de un proceso de despido fraudulento, no es el despido causal en sí mismo,
esto es, su carácter justificado o no, con todo lo que ella implica, como por ejemplo la
proporcionalidad de la sanción, la intensidad de la lesión al principio de buena fe
contractual así como los elementos objetivos de la falta legalmente prevista. Ello es así
debido precisamente a que los supuestos de hecho configurativos del despido fraudulento
están dirigidos a sancionar conductas ilegítimas del empleador -por inconstitucionales- en
el ejercicio de sus poderes disciplinarios, sin que exista una causa real, verdadera,
subsistiendo en el fondo el ánimo de perpetrar una resolución del contrato de trabajo,
invocando una situación fáctica o jurídica aparente.
Que, lo dicho no implica que en el presente caso resulte totalmente irrelevante el análisis
de las imputaciones de falta grave; serán relevantes en la medida que satisfagan el objeto
principal de la controversia, definir si hay o no un despido fraudulento. Si el resultado de
tal análisis es negativo (lo que implicaría la desestimación de la pretensión principal sobre
despido fraudulento), recién corresponderá hacer un análisis del despido causal, en la
medida que se reclama como pretensión subordinada la de indemnización por despido
arbitrario.
6.6 Analizados hechos en el caso de autos, a la luz de las pruebas ofrecidas y actuadas,
tenemos que a fojas ciento sesenta y cuatro corre el Certificado de Dosaje Etílico N° 0035
del doce de noviembre de dos mil doce, en el que se registra como resultado del análisis
de la muestra de sangre del actor la cantidad de 0.50 gramos de alcohol por litro de
sangre. Acorde con ello, de la propia declaración del actor se concluye que éste se habría
presentado a laborar el día de los hechos, en estado etílico, de lo que se desprende que
no podría haber alegarse la imputación de una falta inexistente o imaginaria, por cuanto
los hechos sí ocurrieron y fueron objeto de análisis e investigación. En este punto, cabe
recordar que la última parte citada en líneas precedentes de la sentencia Llanos Huasco,
al definir el despido fraudulento, reitera que “al no existir realmente causa justa de despido
ni, al menos, hechos respecto de cuya trascendencia o gravedad corresponda dilucidar al
juzgador o por tratarse de hechos no constitutivos de causa justa conforme a la ley, la
situación es equiparable al despido sin invocación de causa”. En este caso, como ya se
ha visto, los hechos no son inexistentes sino admitidos por el propio recurrente, los que
han merecido una investigación y decisión por la empresa en ejercicio de su facultad de
dirección, que implica la facultad sancionadora, en consecuencia, no existe en este caso
despido fraudulento, por lo que no corresponde ampararse la pretensión de reposición
que fue formulada como pretensión principal.
6.8 En este orden de ideas, debe tenerse presente que es un hecho aceptado la
concurrencia del actor al trabajo con síntomas de embriaguez, por lo que tomado el
dosaje etílico, éste arrojó la cantidad de 0.50 gramos de alcohol por litro de sangre,
debiendo establecerse si esta sola circunstancia justifica el despido del actor, sin que se
hubiese acreditado la reiterancia que requiere el inciso e) del artículo 25 del D.S.03-
97.TR. Cabe preguntarse entonces, si las labores de buzo, por la naturaleza de la función
que desempeñan, requiere o no la reiterancia exigida por el inciso e) del acotado art.25,
para materializarse la falta grave, o si, dadas las circunstancias del caso concreto, no era
necesario exigir tal reiterancia.
De todo cuanto se ha dicho, acerca del rol que cumpla la falta grave del trabajador
como causa de extinción legítima del contrato de trabajo, se infiere que la
conducta del trabajador en que aquella consiste, ha de reunir determinadas
características, suficientes para sustentar la validez de la decisión extintiva del
empleador. Ateniéndonos a lo que establece el Art. 25 de la LPCL, estos rasgos
son los siguientes: a) la infracción por el trabajador de los deberes esenciales que
le impone el contrato de trabajo, b) la gravedad de dicha infracción y c) la
culpabilidad del trabajador.
6.9 El mismo profesor en la página 194 de la obra citada, respecto a la gravedad de la
falta del trabajador, nos dice:
Resulta difícil definir en qué consiste la gravedad de un hecho o una conducta por
sí, a no ser por sus consecuencias (…) Así vista, en función de sus efectos en el
futuro de la relación laboral, la gravedad del incumplimiento en que incurre el
trabajador debe consistir en (citando a Pasco Cosmópolis) una lesión irreversible
al vínculo laboral, producida por acto doloso o culposo del trabajador que hace
imposible o indeseable la subsistencia de la relación laboral.
6.10 Ahora bien, el fundamento del Poder de dirección del Empleador se encuentra
reconocido en el artículo 59 de la Constitución, el cual señala que el Estado garantiza la
libertad de empresa, comercio, industria y estimula la creación de riqueza. En tal virtud le
corresponde al empleador organizar y dirigir su empresa a fin de lograr sus objetivos y
para ello goza del poder de dirección, que incluye la de organización del trabajo e impartir
las órdenes necesarias para ello, el jus variandi, que es el poder de modificar, con ciertos
límites, las condiciones laborales para un mejor desempeño y productividad y la facultad
disciplinaria, que le permite sancionar las faltas del trabajador en el desempeño de sus
funciones, faltas que perjudican el normal desarrollo de la producción, de los servicios o
las relaciones de trabajo. En este sentido, de acuerdo al tratadista ALONSO OLEA, el
poder de dirección del empleador es la facultad que confiere al empresario el contrato de
trabajo, para dar órdenes sobre el modo, tiempo y lugar de la ejecución del trabajo
(ALONSO OLEA, Manuel; CASAS BAAMONDE, María. Derecho del Trabajo. Editorial
Civitas. España 2001. Página 366). Sin embargo, el poder de dirección que goza el
empleador, no es un poder absoluto y arbitrario sino que está limitado por la Ley, los
convenios colectivos de trabajo, el contrato individual de trabajo y el reglamento interno de
trabajo. Por su parte, Blancas Bustamante, en el libro inicialmente citado en las páginas
186 y 187 señala:
Alonso Olea, en cambio asumiendo una posición integradora funda el derecho del
empleador al despido del Trabajador, tanto en la naturaleza contractual de la
relación de trabajo, cuanto en el poder disciplinario del empleador (… ) El despido
disciplinario es la resolución unilateral del contrato de trabajo por decisión del
empresario fundada en un incumplimiento previo del trabajador (… ) Dicho poder
disciplinario se gradúa en función de la gravedad de las faltas del trabajador y
culmina en el derecho de resolución unilateral, esto es, el despido (…)
6.11 En este orden de ideas y teniendo en cuenta que los hechos evidentemente ciertos y
admitidos como son la concurrencia del actor en estado de embriaguez o signos de ello,
apreciados en las circunstancias en que el actor tenía conocimiento que no iba a realizar
ese día labores de buzo por haberse programado el mantenimiento de la embarcación
donde laboraba, y que no se ha acreditado la reiterancia en esta conducta, es decir, no
existen antecedentes de que el recurrente hubiese llegado a laborar en estas condiciones
con anterioridad, nos conduce a la conclusión de que la sanción de despido del trabajador
resulta desproporcionada con respecto a un hecho que si bien configura falta o infracción
al Reglamento de Trabajo, no reviste tal gravedad que constituya una lesión irreversible al
vinculo laboral, que haga imposible o indeseable la subsistencia de la relación laboral, por
lo que considero le corresponde el pago de la indemnización por despido arbitrario,
conforme a la regla establecida en el artículo 38° del Decreto Supremo N° 003-97-TR,
debiendo declararse fundada la pretensión subordinada.
6.12 En este orden de ideas, en el presente caso, en los pronunciamientos de instancia se
incurrió en infracción del literal e) del artículo 25° del Decreto Supremo N° 003-97-TR,
Texto Único Ordenado de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, razón por la
cual se declara fundado el recurso de casación.
FALLO:
SS.
CHAVES ZAPATER
RODRÍGUEZ CHÁVEZ
CALDERÓN PUERTAS
DE LA ROSA BEDRIÑANA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
VISTA, la causa número trece mil setecientos sesenta y ocho, guion dos mil dieciséis,
guion LAMBAYEQUE, en audiencia pública de la fecha; y producida la votación con
arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia:
Se trata del recurso de casación interpuesto por la parte demandada, América Móvil Perú
S.A.C., mediante escrito de fecha doce de julio de dos mil dieciséis, que corre en fojas
doscientos cincuenta y cuatro a doscientos ochenta y seis, contra la Sentencia de Vista
contenida en la resolución número doce de fecha veintidós de junio de dos mil dieciséis,
que corre en fojas doscientos veintiuno a doscientos veintinueve, que revocó la Sentencia
apelada contenida en la resolución número ocho de fecha veintiuno de agosto de dos
quince, que corre en fojas ciento noventa y cuatro a doscientos dos, que declaró
infundada la demanda; reformándola declaró fundada en parte; en el proceso ordinario
laboral seguido por el demandante, Luis Enrique Santos Cabrejos, sobre reposición por
despido fraudulento.
Por resolución de fecha once de agosto de dos mil diecisiete, que corre en fojas setenta y
uno a setenta y cinco del cuaderno de casación, se declaró procedente el recurso
interpuesto por la siguiente causal: infracción normativa del inciso h) del artículo 25° del
Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, aprobado por Decreto Supremo N° 003-97-TR; correspondiendo a
este Colegiado Supremo emitir pronunciamiento de fondo sobre dicha causal.
CONSIDERANDO:
El actor interpuso demanda mediante escrito de fecha dieciséis de julio de dos mil trece,
que corre en fojas treinta y uno a treinta y seis, peticionando que se ordene su reposición
en el puesto de trabajo que venía desempeñando el actor como consecuencia del despido
fraudulento imputado por la parte demandada por la presunta comisión de falta grave
contenida en los literales a) y h) del artículo 25° del Texto Único Ordenado del Decreto
Legislativo N°728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral aprobado por Decreto
Supremo N° 003-97-TR; además, el pago de las remuneraciones dejadas de percibir
hasta su readmisión en el empleo; con costas y costos del proceso.
Asimismo, refiere que los argumentos del accionante carecen de solidez debido a que si
bien se ha alegado hostilidad, estos hechos fueron invocados con posterioridad a la
amonestación efectuada por el empleador, no advirtiéndose una represalia por parte de
su empleadora; sostiene además que el accionante no ha acreditado haber comunicado,
en la oportunidad debida, a su empleador el supuesto mal funcionamiento del sistema de
control de ingreso, afirmación que habría sido desmentida por la testigo Rosa Isabel
Molero, quien en audiencia de juzgamiento señaló que el accionante no formuló reclamo
alguno respecto de las sanciones impuestas, deviniendo en insostenible dicha hipótesis,
habiendo el actor quedado obligado a ajustar su conducta al registro de asistencia y no
así, al horario de la computadora asignada.
3. Sentencia de Vista:
(…)
Quinto: Para dar respuesta al recurso de casación interpuesto por la entidad demandada
conforme a las causales declaradas procedentes, esta Sala Suprema conviene en
precisar varios puntos en relación a los hechos pertinentes.
A partir de ello, podemos concluir válidamente que el incumplimiento, por parte de alguno
de los contratantes, puede lesionar el vínculo laboral.
Dicha medida ha sido prevista en el artículo 9° del Texto Único Ordenado del Decreto
Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, aprobado por el
Decreto Supremo N° 003-97-TR, donde se permite que el empleador puede impartir
instrucciones tanto de forma genérica mediante reglas válidas para toda o parte de la
empresa, como de forma específica, destinadas a un trabajador concreto.
Ahora bien, debe tenerse en cuenta que al constituir la jornada de trabajo un derecho
fundamental, debe ser interpretado de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos, los tratados, acuerdos internacionales en materia de derechos
humanos ratificados por el Perú y las decisiones adoptadas por los tribunales
internacionales sobre derechos humanos constituidos según los tratados de los que el
Perú es parte, de conformidad con lo dispuesto en la Cuarta Disposición Final y
Transitoria de la Constitución Política de mil novecientos noventa y tres y V del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional.
En ese marco interpretativo, resulta pertinente anotar que el artículo 24° de la Declaración
Universal de Derechos Humanos dispone que toda persona tiene el derecho a una
limitación razonable de la duración del trabajo y el artículo 2 del Convenio N° 1 ( año mil
novecientos diecinueve) sobre horas de trabajo, expedido por la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) dispone que la jornada laboral en empresas públicas o
privadas, cualquiera sea su naturaleza, no podrá exceder de ocho (08) horas diarias y de
cuarenta y ocho (48) horas por semana, éste último Convenio Internacional aprobado por
el Estado peruano, mediante Resolución Legislativa N° 10195, de fecha veintitrés de
marzo de mil novecientos cuarenta y cinco.
A partir de ello podemos decir que el horario de trabajo representa el periodo temporal
durante el cual el trabajador se encuentra a disposición del empleador para la prestación
de sus servicios, el cual comprende desde el ingreso hasta la salida del trabajador del
puesto o centro de trabajo, el cual incluye al tiempo de refrigerio, sin que esta pueda ser
mayor a la jornada legal, siendo además facultad del empleador el establecimiento del
horario de trabajo correspondiendo a este último “{…) dar a conocer por medio de carteles
colocados en un sitio visible de su establecimiento o por cualquier otro medio adecuado,
las horas en que se inicia y culmina la jornada de trabajo (…)”
Este constituye aquella norma elaborada por la empresa y a partir del cual se determina
las condiciones a las que debe sujetarse los empleadores y trabajadores en el
cumplimiento de sus prestaciones, estableciendo las conductas que deben ser
consideradas faltas, estableciendo a su vez la sanción correspondiente.
Sin perjuicio del marco protector otorgado por la Constitución y Leyes en materia laboral
respecto de las circunstancias en la que se produce la desvinculación laboral, nuestra
legislación no permite un abuso desmedido del mismo, sino por el contrario, se ha
establecido una contraparte constituida por el artículo 25° del Texto Único Ordenado del
Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral aprobado por
Decreto Supremo N° 003-97-TR, el cual ha previsto la figura del despido disciplinario, el
que es considerado como la resolución unilateral del contrato de trabajo por decisión del
empresario, fundado en un incumplimiento previo del trabajador”; sin embargo, esta figura
no puede ser invocada de manera arbitraria, sino debe fundarse en causa justa, grave y
evidente, caso contrario, nos encontraríamos frente a alguna modalidad de despido
pasible de ser sancionada mediante la reposición o indemnización prevista en la
legislación vigente.
Décimo Tercero: Al respecto, conviene precisar que el artículo 25° del Texto Único
Ordenado del Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral
aprobado por Decreto Supremo N° 003-97-TR, ha definido a la falta grave como aquella
“(…) infracción cometida por el trabajador contra los deberes esenciales que emanan del
contrato, de tal intensidad que haga irrazonable la continuidad de la relación laboral”.
Dicha infracción debe revestir tal gravedad que suponga “(…) una lesión irreversible al
vínculo laboral, producida por acto doloso o culposo del trabajador que hace imposible o
indeseable la subsistencia de la relación laboral (…)”; con relación a la gravedad,
conviene anotar que “(…) es consustancial al concepto; el adjetivo se enlaza de modo tan
inseparable al sustantivo que, en realidad, forman un solo vocablo, una palabra
compuesta: falta grave”.
Del mismo modo, la gravedad debe tener una configuración inmediata a efectos de
justificar la extinción del vínculo laboral; no obstante, en “(…) algunas ocasiones deriva de
su reiteración, es decir que aisladamente considerada una conducta no puede reputarse
grave, pero apreciada como conducta permanente en el tiempo sí se configura la
gravedad (…)”.
Entre los elementos que debe tenerse en cuenta, podemos decir que debe merituarse
“(…) toda una serie de circunstancias, en primer lugar, relacionadas con el propio
trabajador, como su antigüedad del trabajador, el hecho de que no haya sido sancionado
con anterioridad; los elementos que caracterizan el incumplimiento imputado al trabajador,
tales como la existencia o no de advertencias previas al trabajador, la habitual tolerancia a
ciertas conductas, la reiteración en el incumplimiento, las circunstancias personales del
trabajador en el momento del incumplimiento; y también las consecuencias del
incumplimiento del trabajador, como las repercusiones económicos del mismo, el hecho
de que el incumplimiento se haya escenificado públicamente o no, etc.”.
Sin embargo, resulta importante traer a colación que “(…) en nuestro ordenamiento
laboral ha estado presente, desde sus orígenes mismos, la tendencia a definir la falta
grave siguiendo la técnica que es propia del derecho penal, esto es, mediante su
tipificación por el texto legal.”
A partir de ello, es preciso indicar que el artículo 25° del Texto Único Ordenado del
Decreto Legislativo N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral aprobado por
Decreto Supremo N° 003-97-TR, ha regulado una serie de supuestos que considera
supuestos de falta grave, los que además han sido detallados en los literales a) al h),
ocasión donde se típica conductas que tienen como objeto de sanción, la ruptura de la
relación laboral por decisión unilateral del empleador, el que se funda en un
incumplimiento previo del trabajador.
El literal h) del artículo 25° del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo N°728, Ley
de Productividad y Competitividad Laboral aprobado por Decreto Supremo N°003-97-TR,
regula dos supuestos que se subsume en falta grave: el primero de ellos referido al
abandono de trabajo, mientras que el segundo se encuentra referido a la impuntualidad
reiterada.
Así, podemos señalar que nos encontramos ante un supuesto de impuntualidad “(…)
cuando no se abarca el conjunto de la jornada, lo que se puede producir por llegar tarde al
trabajo, marcharse antes de lo debido o ausentarse injustificadamente durante la jornada”.
Ahora bien, concibiendo a las impuntualidades como las demoras generadas por el
retraso en el que incurre el trabajador al momento de acudir a su centro de labores, es
pertinente acotar que no todas las tardanzas son sancionadas, dado que en la mayoría de
empresas existe un límite de horas permitido; sin embargo, a pesar de existir un límite de
ahora permitido, los trabajadores hacen caso omiso y una conducta reiterada, por ello no
basta la falta de un deber de diligencia, sino que además debe configurarse un supuesto
de reiteración, es decir, no puede reputarse la comisión este tipo de falta si no se presenta
una conducta reiterada por parte del trabajador, así sostiene Blancas cuando precisa que
“Para que la impuntualidad configure una falta grave debe ser “reiterada”, de modo tal que
exprese una conducta o actitud del trabajado reñida con el deber de diligencia. La
impuntualidad ocasional o aislada, carente de justificación, es un infracción leve,
ciertamente merecedora de sanción, pero en modo alguno acreedora al despido, salvo
cuando dicha impunidad, en razón de su repetición continua, permite concretar una
conducta del trabajado que afecta seriamente el cumplimiento de sus obligaciones”.
Lo antes descrito nos lleva a establecer un segundo elemento que debe ser tomado en
cuenta para la configuración de este tipo de falta, el cual se constituye en la reiteración de
la conducta; sin embargo, debe prestarse especial atención a que la norma no ha
establecido un número determinado de tardanzas en la que deba incurrir un trabajador
para que se incurra en este supuesto, correspondiendo su evaluación a circunstancia
concreta en que se presente.
Finalmente, el último elemento que debe ser tomado en cuenta para que se configure este
tipo de despido, radica en que la conducta haya sido objeto de sanción por parte del
empleador, esto es no sólo se requiere que las tardanzas sean continuas sino que
también se exige al empleador que las haya acusado y sancionado mediante
amonestaciones escritas o suspensiones”
En el caso concreto, se tiene que el actor pretende su reposición al centro de laboral dado
que ha sido objeto de una despido fraudulento; el sustento de la demanda radica en que
le fue ordenado efectuar labores que eran ajenas a sus actividades de caja, consistentes
en la venta y volanteo, las que no eran afines al contrato de trabajo; asimismo, aduce que
la demandada le ha impuesto las sanciones de amonestación y suspensión por haber
incurrido en tardanzas reiteradas, pero que dicho proceder ha constituido hostilización a
efectos de extinguir la relación de trabajo, sin tener en cuenta que han existido
irregularidades en el control de ingreso, residiendo en la incoherencia en la hora real de
ingreso, con la hora que se aprecia en el marcador asignado por la empresa, lo que fue
comunicado al empleador, no configurándose la causal objetiva, ni debidamente
comprobada que habilite a su empleador a extinguir su relación de trabajo, habiendo
recurrido la demandada, de manera perversa, en crear medios que permitan extinguir la
relación laboral sobre causales que carecen de objetividad, acusando hechos falsos o
imaginarios, notoriamente inexistentes, vulnerándose el principio de tipicidad razón por la
que debe ordenarse su reposición.
Décimo Sétimo: En el caso en concreto, se tiene que se produjeron una serie de hechos
que a criterio de esta Sala Suprema deben resaltarse, siendo los siguientes:
Con los reportes de asistencia de fojas ciento once a ciento catorce, se encuentra
acreditada las tardanzas reiteradas del trabajador imputadas mediante carta de
pre aviso de despido de fojas trece a dieciséis, así como en la carta de despido de
fojas veintiséis a treinta.
La imposición de amonestación verbal, conforme se acredita con el correo
electrónico que corre en fojas cuarenta y cuatro.
El actor fue objeto de amonestación escrita, conforme se infiere de los medios
probatorios que corre de fojas cuarenta y seis, así como de fojas cuarenta y siete.
Le fue impuesta la sanción de suspensión de labor sin goce de haber, conforme se
advierte de los medios probatorios que corren de fojas cuarenta y ocho a
cincuenta.
Las partes no han negado la existencia de una relación de índole laboral, razón
por la que han aceptado la existencia concesiones recíprocas.
Al no haberse negado la existencia de una relación laboral entre las partes, se
encuentra acreditado que el actor se encontraba subordinado al demandante
respecto de las instrucciones y reglas impuestas para efectuar el trabajo concreto.
No se advierte la existencia de cuestionamiento de la jornada de trabajo, ni del
horario de trabajo por parte del demandante.
Se encuentra acreditada la existencia de un registro de control de asistencia y
salida en el centro de trabajo, además del reglamento interno de trabajo, los que
no han sido objeto de cuestionamiento por el accionante, no bastando que se
alegue, como parte de la fundamentación fáctica de la demanda, errores que no
detentan sustento probatorio.
El actor no ha enmendado su conducta pese a que ha sido objeto de sanciones
tales como: amonestaciones, verbal y escrita, además de suspensiones lo que
evidencia falta de diligencia en la prestación de sus servicios.
FALLO:
S.S.
ARÉVALO VELA
YRIVARREN FALLAQUE
RODAS RAMÍREZ
DE LA ROSA BEDRIÑANA
MALCA GUAYLUPO